"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)
La razón al servicio del amor

Entrevista a Juanjo Vergara, docente especialista en el Aprendizaje Basado en Proyectos.

Maestro y pedagogo. Juanjo Vergara tiene una dilatada trayectoria como profesional del mundo de la educación. Ha trabajado en muchos contextos educativos como Educación Primaria, Educación Secundaria, Formación Profesional, universidad y educación de adultos, entre otros. En los últimos años ha sido premiado con diferentes galardones como el de la Fundación Telefónica en el Concurso Internacional de Educación al mejor proyecto educativo, o el de la Revista Educación 3.0 en la sección de Método de Proyectos. Hace unos meses ha publicado uno de sus últimos trabajos bajo el título Aprendo porque quiero. El Aprendizaje Basado en Proyectos paso a paso, donde el tema escogido es una de sus especialidades, el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP).


Fue en el siglo XVI, en las escuelas de arte y oficio de Europa, cuando el ABP empezó a utilizarse y posteriormente a expandirse hasta EEUU. ¿Por qué parece entonces que es algo completamente nuevo que se ha puesto tan de moda?

Cuando doy ese dato en charlas a docentes que quieren formarse en ABP lo hago con una intención directa: el trabajo por proyectos no es una moda nueva en educación. Creo que los docentes tienen razón cuando dicen estar cansados de que les presenten nuevas recetas que tienen la solución para mejorar sus clases definitivamente. Estoy convencido que decir esto a los profesores es totalmente inmoral. Sobre todo cuando las modas en nuevas metodologías cambian década a década.

El ABP es algo más que una moda educativa. Es una forma de entender el aprendizaje. El trabajo por proyectos que se hacía en las escuelas de arte de París o Roma en el XVI -y que comentabas anteriormente-, o el descrito por Kilpatrick en 1918 en su famoso libro, no es el mismo que debemos hacer en un mundo como el que vivimos actualmente. Sin embargo, sí aporta los elementos más interesantes para hacerlo.

Hoy vivimos un mundo radicalmente distinto. Sabemos que estamos educando para profesiones que aún no existen. Esto es un reto que nunca se había producido en la historia. Creo que el Aprendizaje Basado en Proyectos es un buen marco para enfrentar un reto educativo tan global y a la vez tan comprometido con el futuro.

¿Qué es el Aprendizaje Basado en Proyectos y qué diferencia esta metodología de otras?

Mi forma de explicar el Aprendizaje Basado en Proyectos se aleja mucho de presentarlo como una metodología. Creo que si lo viera como tal no me interesaría demasiado. Desde mi punto de vista, el ABP es un marco que permite a los docentes jugar en un territorio distinto y mucho más interesante. Es necesario un escenario de aprendizaje que incorpore las experiencias que los alumnos tienen a lo largo de todo el día y no solo las que viven en las instituciones educativas.

Pero no es solo eso; el aprendizaje es un acto fundamentalmente social y concreto. Los contenidos de las distintas asignaturas deben ser las herramientas que pueden ayudar a los alumnos a comprender la realidad y actuar sobre ella. Todo el diseño educativo debe está condicionado a las propias necesidades que los alumnos tienen de conocer su realidad concreta, su entorno, sus relaciones, sus emociones o sus deseos.

Para que esto suceda es necesario romper con las barreras de lo escolar y lo extraescolar, las divisiones entre asignaturas inconexas, la lejanía de lo que se estudia con los intereses de los que aprenden y la evaluación basada exclusivamente en la calificación.

En el ABP el inicio del aprendizaje es el interés del alumno. A partir de ahí se desarrolla de forma natural un proceso de reflexión, indagación, creación y acción que en el que las distintas asignaturas están interrelacionadas y al servicio de la necesidad de comprender y actuar sobre la realidad cercana del alumno.

¿Qué aporta al alumno? Ya que al final son ellos el centro de todo.

Aprender es un acto natural, enseñar no lo es. En el ABP esto es algo que tenemos muy claro. Me gustaría contarte tres cosas que el aprendiz del siglo XXI necesita con urgencia:

Lo primero es que el alumno no necesita que le hablen de cosas que no están a su alcance. Lo que necesita es que los contenidos educativos conecten con sus vidas. A mi me gusta decir que –cuando vayas a plantear un tema a tus alumnos- no te preguntes ¿por qué?, pregúntate ¿para qué?: ¿Para qué le va a servir a tu alumno en su vida cotidiana?

En segundo lugar es imprescindible que los docentes nos demos cuenta que lo más importante que podemos hacer por nuestros alumnos es enseñarles a aprender. No se trata de poseer mucha información; lo fundamental es ayudarles a que tejan una red adecuada de recursos y relaciones que les permitan aprender a lo largo de los años. Lo que algunos llaman un Entorno Personal de Aprendizaje que les pondrá en la posibilidad de autogestionar su propio aprendizaje toda la vida.

En tercer lugar es necesario recordar algo que los modelos de enseñanza tradicional suelen olvidar: el aprendizaje exige un compromiso del alumno con aquello que aprende. El aprendizaje cambia a las personas en su forma de ver el mundo que les rodea y esto no debe quedarse ahí. El alumno decide que hacer con aquello que aprende y que consecuencias tiene con su actuar en si mismo y su entorno.

¿Es, según tu opinión, uno de los mejores métodos para enseñar y para que los alumnos aprendan?

Como te comentaba antes, no entiendo el ABP como una metodología, pero sí como un método. O lo que es lo mismo; una estrategia que permite diseñar el aprendizaje.

Es una visión compleja del aprendizaje que permite emplear muchas de las herramientas que en estos últimos años están desarrollándose y que forman parte de las llamadas “metodologías activas”.

Así que cuando trabajo desde el marco del ABP utilizo recursos como las estructuras cooperativas, la paleta de las inteligencias múltiples, dinámicas de grupo, juegos y tantos otros que se muestran útiles en cada momento del proyecto.

¿Qué le dirías a esos docentes que bien por desconocimiento, por recelo o por miedo, no usan el ABP en sus aulas? ¿Qué es lo que necesitan saber para iniciarse?

Diariamente me encuentro con equipos de docentes que tienen claro que es necesario un cambio en educación. Esto sucede en cada curso o conferencia que doy. Pero a la vez que pasa eso, también se encuentran con que la propia estructura escolar les pone decenas de barreras. Los documentos de programación y evaluación, los materiales didácticos, la presión de familias, el clima de competitividad, la falta de formación, la burocratización del gobierno de muchos centros y tantos otros …

Como he escrito en mi web “Los docentes no necesitan que les expliquen las razones para el cambio, lo que precisan son herramientas sencillas para llevarlo a cabo”.

Esta fue una de las razones que me llevaron a escribir mi libro (“Aprendo porque quiero. El Aprendizaje Basado en Proyectos paso a paso”, S.M. 2015). Creo que existe decenas de publicaciones que explican las bondades del ABP pero pensé que era necesario que alguien describiera minuciosamente, con ejemplos y ofreciendo herramientas concretas, cada momento de un proyecto. Esto es lo que he intentado hacer con este libro.

Para terminar y cambiando un poco de tema… A nivel personal, Juanjo, ¿qué te llevó a ser maestro?

Es difícil contestar a esa pregunta. Cuando era un estudiante de enseñanzas medias tuve la suerte de vivir una época muy interesante en educación. Se estaba debatiendo una profunda reforma educativa en el país y en aquella época todos teníamos claro que la educación no serviría exclusivamente para proporcionarnos un futuro cómodo y estable. Pensábamos que la educación era una excelente herramienta para el compromiso con la comunidad dónde habitábamos.

Esta idea de que a través de la educación nos hacemos ciudadanos comprometidos con la sociedad que nos gustaría construir nos llevó a muchos a romper las barreras de las clases tradicionales y participar en actividades formativas de todo tipo. A ello contribuyó la fortuna de estudiar en un centro que favorecía especialmente la participación en todos sus niveles. En un contexto así es difícil optar por una profesión distinta a la educación.

En este sentido… y después de tantos años de experiencia, ¿qué es para ti la enseñanza?

Siempre digo que hay dos asignaturas que deberían ser obligatorias para los futuros docentes:

La primera es “La Escucha”. El docente debe ser alguien que –por encima de todo- sabe escuchar a sus alumnos. ¿Qué está pasando? ¿por qué? ¿qué necesitan mis alumnos? ¿cómo conecta con sus familias, su realidad cercana?

La segunda es “La Complicidad”. El docente debe ser capaz de comprometerse vitalmente con el aprendizaje de sus alumnos. Debe ser capaz de crear un clima de comunicación franca y estable que haga sentir a sus alumnos que están acompañados en todo momento y que van a ser apoyados en las iniciativas que emprendan.

Suelo decir que la enseñanza es el arte de crear la Intención de iniciar un proyecto, acompañarlo y apoyarlo con todas las herramientas de que disponemos para ello. “Crear la Intención” es ser capaz de escuchar al alumno y ayudarle a interrogarse sobre su propia realidad y la necesidad de investigar en torno a ella. A partir de ahí el docente se convierte en un cómplice. Alguien que va a facilitar el aprendizaje a lo largo de todo el proyecto.