"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)
Los cuatro cuadrantes

Aunque este artículo puede ser aprehendido de un modo independiente, recomiendo previamente la lectura de mi artículo anterior titulado Gracias, Wilber. Ambos artículos conjuntamente se constituyen en la introducción de mi próximo libro Ken Wilber y los nuevos paradigmas de la humanidad .

Desde mi juventud, he crecido queriendo comprender “la evolución de la conciencia”, de ahí mi primera incursión en el mundo del conocimiento al estudiar filosofía en la Universidad de Barcelona. Mi paso por la universidad tuvo un sabor agridulce. Dulce e ilusionante porque accedía a la universidad tras pasar el examen de acceso para mayores de veinticinco años. Dulce y emocionante porque, para un hijo de un emigrante minero, era bien difícil ascender hacia el mundo de las ideas. Dulce y esperanzador, porque salía de la caverna platónica para dirigirme hacia la luz. Pero también agrio mi paso por la universidad porque quedé decepcionado en la manera en que se enseñaba la filosofía. Decididamente, no salí de la universidad con las ideas claras, seguramente, porque no encajaban con mis estudios esotéricos realizados antes de mi entrada en la universidad. Vi claramente que las universidades eran instrumentos racionales y pragmáticos carentes de una visión integradora con la espiritualidad, la cual sí me proveía mis estudios esotéricos al margen de lo que decía la oficialidad en la universidad. Simplemente, en mi esquema mental, la racionalidad y la espiritualidad no estaban integradas, sino disociadas. Milagrosa o causalmente, fue Wilber (2005b) mediante su obra Sexo, Ecología, Espiritualidad quien, en una sola lectura, supo enseñarme la historia exotérica de la filosofía, pero también la esotérica. Y ahora, este artículo, se presenta como un reconocimiento a la sabiduría y la espiritualidad de Wilber, sobre quien he edificado mi propio pensamiento. En la historia de la humanidad ha habido grandes genios, sabios y filósofos, sin embargo, Ken Wilber merece también estar en el panteón de los grandes pensadores.

Continué descubriendo a Ken Wilber leyendo varias de su obras: El espectro de la conciencia (Wilber, 2005c), Breve historia de todas las cosas (Wilber, 2005a), Conciencia sin fronteras (Wilber, 1985), El paradigma holográfico (Wilber 1987a), Cuestiones cuánticas (Wilber, 1987b). Coincido con Tony Schwartz, prologuista de Breve historia de todas las cosas, en que “no conozco a nadie que haya descrito de manera más sistemática y comprehensiva que Wilber el camino del desarrollo del ser humano, el camino de la evolución de la conciencia”. La obra de Wilber es extensa, aparentemente compleja, y posiblemente de difícil acceso para un neófito en filosofía. Al menos así me lo pareció a mí, pues cuando leí El espectro de la conciencia, tuve que abandonar su lectura porque me perdía en las disquisiciones filosóficas de Wilber. Fue años más tarde, después de dar un repaso por parte de su extensa obra cuando, por fin, “comprendí” y finalicé la lectura de El espectro de la conciencia. Así pues, debía hallar algún hilo conductor que permitiera una comprensión sistemática de la obra de Wilber. Años atrás había leído Breve historia de todas las cosas, pero es recientemente con una segunda lectura, como descubrí que el propio Wilber se encargaría de ofrecer una visión sintética de su pensamiento en dicha obra. Entonces comprendí: Breve historia de todas las cosas debería ser la obra por antonomasia para un primer acercamiento por todo estudiante de filosofía y lego en el pensamiento de Wilber, como certeramente expone Tony Schwartz en el prólogo:

"Se trata de un libro sobrio y contundente en el que Wilber desarrolla las ideas bosquejadas en sus once libros utilizando un estilo sencillo y asequible, el diálogo. El resto de la obra de Wilber requiere, cuanto menos, un cierto conocimiento de las principales tradiciones contemplativas orientales y de la psicología evolutiva occidental, pero Breve historia de todas las cosas, por el contrario, está escrito para un auditorio mucho más amplio, cualquier ser humano que tratando de encontrar la sabiduría en la vida cotidiana quede desconcertado ante la gran diversidad de caminos-a menudo contradictorios- que, asegurando conducir a la verdad, yerran en lo fundamental. A quienes terminen de leer este libro con ganas de seguir profundizando en la obra de Wilber recomiendo encarecidamente la lectura de su reciente Sexo, Ecología, Espiritualidad, un libro en el que explora con mayor detalle y rigor muchas de las ideas apenas esbozadas aquí".

En Breve historia de todas las cosas, Wilber aborda en una visión coherente las verdades procedentes de la física, la biología, las ciencias sociales, las ciencias sistémicas, el arte, la estética, la psicología evolutiva y el misticismo contemplativo, y también incorpora movimientos filosóficos tan opuestos como el neoplatonismo, el modernismo, el idealismo y el postmodernismo. Y todo ello es abordado mediante la noción de los cuatro cuadrantes del desarrollo, magníficamente resumido por Tony Schwartz en el prólogo de Breve historia de todas las cosas (Wilber, 2005a: 9):

"El estudio de los centenares de mapas del desarrollo que han bosquejado los diversos pensadores a lo largo de los años- mapas del desarrollo biológico, del desarrollo psicológico, del desarrollo cognitivo y del desarrollo espiritual, por nombrar solo a unos pocos- llevó a Wilber al reconocimiento de que, muy a menudo, estos mapas estaban describiendo diferentes versiones de la “verdad”. Las formas exteriores del desarrollo, por ejemplo, pueden ser valoradas de manera objetiva y empírica pero, como afirma explícitamente Wilber, este tipo de verdad no lleva muy lejos. En su opinión, todo desarrollo comprehensivo también posee una dimensión interna, una dimensión subjetiva e interpretativa que está ligada a la conciencia y la introspección. Pero además, el desarrollo interno y el desarrollo externo, según Wilber, no tienen lugar aisladamente y de manera individual sino que acontecen en el seno de un contexto social y cultural. Éstos son los cuatro cuadrantes de los que hablamos. Ninguna de estas formas de la verdad puede ser reducida a las demás".

El prologuista Tony Schwartz (Wilber, 2005a: 11) nos convence finalmente por qué hay que leer Breve historia de todas las cosas:

"No concibo una forma mejor de introducir a alguien en la obra de Ken Wilber que la lectura de este libro, un libro que eleva el debate sobre la evolución, la conciencia y la posible transformación del ser humano a una dimensión completamente nueva. Y, en un nivel mucho más práctico, ese libro evitará muchos pasos equivocados y muchas desviaciones en cualquier camino de sabiduría que decidamos emprender".

Así fue como descubrí y seguí el pensamiento de Wilber a través de sus cuatro cuadrantes, primeramente, sumergiéndome en la profundidad epistemológica de Sexo, Ecología Espiritualidad pero, en segundo lugar, incursionando también de un modo hermenéutico en Breve historia de todas las cosas.

BIBLIOGRAFÍA

Wilber, Ken. La conciencia sin frontera. Barcelona: Kairós, 1985.

Wilber, Ken. El paradigma holográfico. Barcelona: Kairós, 1987a.

Wilber, Ken. Cuestiones cuánticas. Barcelona: Kairós, 1987b.

Wilber, Ken. Breve historia de todas las cosas. Barcelona: Kairos, 2005a.

Wilber, Ken. Sexo, Ecología, Espiritualidad. Madrid: Gaia Ediciones, 2005b.