"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

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“MI UNIVERSIDAD FUNCIONA COMO UNA RED CLIENTELAR AL MÁS PURO ESTILO MAFIOSO”

La candidata a regir la Rey Juan Carlos de Madrid cree que están "en peligro de desaparecer" por el comportamiento de los anteriores rectores.

Muchos catedráticos de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid (URJC) fueron tanteados para postularse al cargo de rector frente al candidato oficialista que es el ingeniero Javier Ramos. Pero tan solo Rosa Berganza (Burgos, 1971), catedrática de Comunicación Política, optó por dar el paso cuando no entraba en las quinielas. Se presenta a un puesto complicado en un campus conocido en los últimos meses por el escándalo de los plagios del rector, Fernando Suárez Durante la entrevista, la primera mujer que aspira a este cargo en el campus público más joven de Madrid, hace una dura crítica al gobierno de Suárez, al que tilda de “mafia” y denuncia la “red clientelar de familiares” que asegura que existe en la URJC. Antes de su puesto actual, impartió clases en las universidades de Navarra, donde se licenció, y en la Carlos III.

¿Por qué se presenta?

Me presento en el último momento porque vi que no había ninguna candidatura aparte de la oficialista de Javier Ramos, designado a dedo por el rector Suárez, que no ha dimitido ni ha dado explicaciones sobre sus plagios. Nuestra universidad tiene una situación insostenible, que ha puesto en entredicho todo nuestro trabajo y el sistema científico español. Decidí que tenía que dar el paso, me lo planteé como un deber moral. No estaba entre mis planes hacerlo ahora, porque estoy en un momento muy bueno de mi carrera. Pero han llegado estos escándalos y, realmente creo que alguien tenía que dar una alternativa y sobre todo una esperanza a todas las personas que trabajamos allí, que la mayoría son dignas. Creo que estamos en peligro de desaparecer como institución.

¿Con qué avales cuenta?

Mi candidatura parte de una iniciativa personal, sin ningún grupo detrás que me apoye. Casi cada minuto que pasa tengo más seguidores. Mucha gente percibía que se necesitaba limpiar el nombre de la universidad y la posibilidad democrática de otra candidatura y otro modelo de totalmente distinto.

Mucha gente de la URJC asegura que el rector Suárez ganaría de calle. Teniendo en cuenta que el candidato Javier Ramos cuenta con el respaldo del rector, ¿qué posibilidades tiene usted de ganar?

Creo que mis posibilidades son grandes. Hubiera sido distinto si se hubiera presentado Suárez. Coincido con la visión de que, a pesar de todos los escándalos de plagio, hubiera arrasado. Pero creo que ha optado por el peor candidato posible, una persona que suscita muchísimo rechazo en algunos ámbitos de la universidad por las prácticas que ha llevado a cabo al servicio del rector actual y del anterior.

¿Cómo valora el informe pericial de la Universidad de Barcelona que señala un plagio “total, literal y consciente” del rector a un profesor de ese campus?

Los resultados de la comisión de la Universidad de Barcelona han sido contundentes, muy claros. Esperables. Me parece vergonzante es que no hayamos sido nosotros, la URJC, los primeros en investigar porque somos los principales interesados en mejorar nuestra imagen. Es bochornoso el silencio y que se nombre una comisión de investigación que no haya hecho nada.

¿Su intención es reactivar esa comisión en marcha si gana con los mismos miembros y presidida por el vicerrector de Profesorado, Luis Miguel Doncel?

No, porque es la mano derecha del rector y por eso fue designado por él para investigar y no garantiza un informe independiente. Si gano las elecciones, mi primera medida será la puesta en marcha de una comisión independiente que investigará los plagios. No estará solo formada por profesorado de la URJC de distintas áreas, sino también, como mínimo al 50%, con expertos de fuera con independencia contrastable.

Una de las cuestiones que sorprende desde fuera es el silencio que ha habido dentro de su universidad con este asunto.

No se entiende si no lo vives desde dentro y lo conoces muchos años. Por un lado en este proceso, quienes más se han movilizado son los estudiantes, que han recogido miles de firmas [75.900 personas han dado su apoyo] y han llevado a cabo una labor más crítica e independiente, que el profesorado que ha guardado un silencio vergonzoso. ¿Por qué? Nuestro sistema funciona como toda una red clientelar montada arduamente por el rector actual y por el anterior [Pedro González-Trevijano, actual magistrado del Constitucional] con unas prácticas al más puro estilo mafioso de amedrentamiento a la hora de levantar voces críticas o simplemente que no han permitido el diálogo ni el espíritu crítico sino todo lo contrario. En parte es una característica del sistema universitario español, pero pasa con especial crudeza en la URJC. He estado en tres universidades y no he vivido nunca una situación de este estilo.

¿Hay miedo?

La URJC es una organización cerrada donde prima el silencio y quien ejerce como voz discordante es perseguido hasta su exterminación. Y hemos tenido ejemplos como en el caso de David Ríos, lo que sucedió cuando presentó su candidatura [11 profesores de su entorno sin plaza fueron despedidos]. Es un sistema que es aparentemente democrático, pero que no funciona como organización democrática en absoluto. Todo se compra con prebendas, la gestión no es transparente. Hay pocas decisiones iguales para todos. Las reglas de juego no son para todos iguales, sino que se negocian individualmente con el rector a despacho cerrado. Ejerce el “tú sí, tú no”, “a ti te doy esto, a ti esto otro...”. Compra el silencio de las personas y ejerce con muy poca transparencia.

¿Cree que si gana podría deshacer esa red clientelar que asegura que existe? Por ejemplo, tienen ustedes más de un 20% de profesores visitantes [una figura destinada a contratar docentes externos de prestigio pero que se usa para contratar a profesores sin méritos suficientes y del propio campus].

Eso explica también el miedo. Gran parte del profesorado, no solo los visitantes, están en una situación laboral muy precaria. Saben que un giro en una política del rector Suárez les puede colocar en la calle o que cualquier cambio podría ser perjudicial para sus intereses. Mi labor estos días es dar tranquilidad, quiero apoyar a los trabajadores de la URJC dándoles mayor estabilidad laboral, buscando otras figuras que consoliden sus carreras profesionales y se ajusten al marco legislativo, que supongan una garantía de seguridad personal y laboral y que no fomenten ese tejido clientelar.

¿Está en condiciones de cambiar eso?

No es fácil, pero creo que sí es posible con políticas claras de transparencia en la toma de decisiones, estableciendo procedimientos y espacios donde queden claras las reglas de juego: Cómo se accede a cuerpos funcionariales, quién promociona primero. Hay un entramado de personas más fieles que están viendo que, gracias a los medios de comunicación, están saliendo a la luz muchas características de nuestra institución, un sistema clientelar que favorece la colocación de familiares de forma indiscriminada. No pasaría nada si fueran casos sueltos y con probada valía, pero está demasiado extendido.

¿Qué significa demasiado extendido?

No estoy hablando de algo marginal. Es muy peligroso que diga un porcentaje, pero es una política habitual de contratación, es como si ser familiar fuera un mérito que cuenta y que puntúa mucho más. Con 1.600 profesores y 1.300 PAS [Personal de Administración y Servicios] es muy fácil establecer las genealogías. Lo que vivimos ahí dentro escapa a toda normalidad de una organización democrática y pública. Para empezar, el rector ha colocado a su mujer. Podríamos ver caso por caso todas las figuras importantes de la universidad y ahí el porcentaje sería casi pleno total. Obviamente, es más fácil que entren sobre todo familiares de gente que ocupa puestos de poder. No quisiera que se entendiese que no se puede tener ninguna razón de parentesco, puede haber personas de valía que pasen todos los filtros oficiales. Lo que apesta es que sea tan descarado.
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ACOSO, PLAGIO O AGRESIÓN SEXUAL: ASÍ SE 'COMPRA' EL SILENCIO EN LA UNIVERSIDAD

Las relaciones de poder en una institución fuertemente jerarquizada y con un sistema de justicia independiente tienden a acallar los problemas. En la Universidad reina una ley del silencio no escrita. La autonomía universitaria ha arbitrado un sistema destinado a salvaguardar intramuros los asuntos académicos, algunos de los cuales forman un inquietante relato de plagios, acoso, represalias, contrataciones irregulares e incluso de abusos sexuales. Todos ellos reciben una respuesta entre callada y tibia por parte la comunidad universitaria.

La práctica totalidad de los 50 miembros del Consejo de Gobierno de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) también enmudecieron ante las evidencias de plagio de su rector. Un retrato fiel del peso de las estructuras de poder en unas instituciones jerarquizadas, donde la clave para hacer carrera pasa por callar mucho y hablar poco.

Un portavoz de la Asociación para la Transparencia Universitaria (ATU) describe un sistema de "vasallaje absoluto" que subsiste a golpe de complicidad y connivencia, y en el que los equipos rectorales utilizan los favores, el reparto de poder y los recursos para fidelizar y contentar a sus afines. Es la madre del cordero. Todos proceden de ese modelo de funcionamiento y nadie quiere cambiarlo, aunque haya hecho de la Universidad, en palabras de esta organización, "la institución menos democrática que existe".

MIEDO A LAS REPRESALIAS

Pocos se atreven a denunciar abusos que, en ocasiones, llegan a ser delitos. Primero, por el coste personal que supone dar este paso, a riesgo de sufrir represalias o aislamiento, o de ser demonizados, no sólo en la propia universidad sino en cualquiera a la que quisieran llegar con el cartel de "folloneros". Segundo, por el coste económico: si un trabajador decide llevar su caso a la justicia debe asumir las costas del proceso, mientras que la Universidad carga sus servicios jurídicos a los fondos públicos. Y tercero, por las escasas expectativas de éxito.

"Es verdad que cada vez hay más denuncias, pero las universidades tienen una relación muy estrecha con el ámbito judicial, los magistrados son con frecuencia profesores universitarios y para que actúen tiene que tratarse de algo muy flagrante que les deje en evidencia. Hay un maridaje difícil de romper", asegura el portavoz de ATU.

Su organización ha recibido ya centenares de denuncias de plagio, acoso laboral, contrataciones irregulares, gastos sin control y otros abusos que, en buena parte, derivan de una autonomía universitaria mal entendida. El catedrático de la Universidad de Salamanca y ex secretario de Estado de Universidades Miguel Ángel Quintanilla asegura, sin embargo, que hay recursos institucionales para combatir estas desviaciones, y que las universidades tienen la obligación de asumir responsabilidades cuando estas cosas suceden. "La autonomía universitaria es básica, pero para que funcione hay que mantener en vigor las adecuadas prácticas académicas", advierte.

El hecho de que cada centro tenga un nivel de autonomía, independencia, autorregulación y protección interna se considera intrínseco y natural al origen mismo de las instituciones académicas. El problema surge cuando se hace un uso indebido de esa autonomía al servicio de intereses personales.

LA UNIVERSIDAD COMO REFERENTE SOCIAL

Pello Salaburu, catedrático y ex rector de la Universidad del País Vasco, asegura ser incapaz de entender cómo la Universidad no se ha levantado contra un plagio evidente como el del rector de la Rey Juan Carlos. "No sé si existe un pacto de silencio, miedo o intereses personales, pero algo así no se puede permitir, porque afecta a la Universidad, a los profesores, a los alumnos y a toda la comunidad académica. Es una absoluta indecencia", afirma.

Sí puede entender que personas que empiezan su carrera académica teman intervenir por si repercute en su futuro, pero en modo alguno que haya catedráticos bien establecidos que lo consientan. Salaburu llama la atención sobre un aspecto que a nadie se le escapa: la Universidad debe ser un referente social. "Debemos demostrar ética y comportarnos de acuerdo a unas normas básicas, porque somos un ejemplo", advierte.

Salvo en casos contados en los que los desmanes universitarios trascienden sus fronteras, el campus tiene su propia justicia, un sistema que trata de asegurar la normalidad y trabaja para evitar que los escándalos minen el prestigio de todo el conjunto.

UN SISTEMA DE JUSTICIA BLINDADO AL EXTERIOR

Las figuras de los defensores universitarios y de los servicios de inspección han emergido en los últimos años para tratar de garantizar los derechos, libertades y obligaciones de estudiantes y trabajadores desde la independencia que les permite el hecho de ser nombrados, en la mayor parte de los casos, a propuesta de los rectores y de tener que elevar ante ellos las quejas que reciben.

Aunque no se dispone de cifras conjuntas del número y tipo de acciones que realizan los defensores universitarios, cada uno de ellos publica una memoria anual que ilustra su trabajo. La Universidad Complutense de Madrid tramitó en el curso 2014-2015 un total de 703 expedientes, de los cuales 609 corresponden a estudiantes. Los profesores presentaron 13 reclamaciones relativas a "problemas con los alumnos", 10 a concursos de plazas docentes, seis por programas de doctorado y cinco por "organización académica". Hay otros tres por acoso y un caso de jubilación.

En el curso 2015-2016, la oficina del defensor de la URJC realizó 369 actuaciones, de las cuales 333 provenían de alumnos y 38 de profesores, aunque no especifica su número exacto y sólo apunta que se refieren a la evaluación de las asignaturas, al comportamiento de los estudiantes y, sí, a copia y plagio. La Universidad de Sevilla realizó, por su parte, 555 intervenciones, entre ellas 434 de estudiantes, 98 de PDI y 16 de PAS.

EL DEFENSOR UNIVERSITARIO: AUTORIDAD MORAL

El procedimiento que esencialmente siguen los defensores consiste en mediar con la autoridad, o bien orientar al afectado para que presente una denuncia. Pero, ¿qué sucede cuando la reclamación se refiere al rector? "Lo que puede hacer el defensor es ir a verlo y buscar una solución, el paso siguiente sería ir a los tribunales", señala el presidente de la Conferencia Estatal de Defensores Universitarios, José Manuel Palazón, quien recuerda la obligación de trasladar al fiscal las denuncias de actos que puedan ser delito.

Los defensores pueden recabar información y, en su caso, abrir un expediente interno disciplinario. Para ello, se nombra a un instructor, que en algunas universidades será la inspección de servicios y en otras una persona nombrada por el rector. Y si el asunto va al juzgado, se paraliza el expediente hasta que haya juicio. Si la lentitud de la justicia demora la sentencia, la universidad podría tomar medidas de precaución. Y si la sentencia no implica condena penal pero prueba una actuación deshonesta, cabría volver a abrir el expediente, que tendría consecuencias administrativas.

¿Puede confiar la comunidad universitaria en una figura nombrada por el rector o por su equipo? "El defensor tiene autoridad moral, no tenemos la autoridad ejecutiva. La moral te la tienen que reconocer y se va ganando con la confidencialidad", explica Palazón, quien destaca que "este cargo, sin independencia, no sirve". ¿Y pueden los defensores garantizar a los denunciantes que no habrá represalias? "Intentamos defender al máximo", reconoce, "pero a veces es difícil asegurar que no va a pasar nada".

SERVICIOS DE INSPECCIÓN: EL RECTOR DECIDE

Otro de los mecanismos para solucionar los problemas internos en el campus pasa por los servicios de inspección. En el conjunto del sistema universitario hay 19 instituciones que cuentan con este departamento. En otros casos, las funciones pueden corresponder a un Vicerrectorado de seguimiento docente o a una gerencia de funcionamiento de servicios.

El inspector jefe es nombrado por el rector y el resto del equipo está formado por funcionarios de la universidad. Así ocurre en la UCM, donde la inspección de servicios tiene dos áreas de trabajo: una de seguimiento docente y una disciplinaria. Al contrario de lo que sucede con los estudiantes, entre los que se realizan encuestas anónimas para pulsar el funcionamiento de la universidad, el seguimiento entre los docentes se realiza a través de los jefes de personal de los centros, que se encargan de trasladar, en su caso, los incumplimientos al área disciplinaria, que procederá a estudiar la situación y decidir si debe abrir expediente.

Se hace una investigación previa, recaban la información preliminar y se elabora un informe si existe una infracción administrativa. El siguiente paso es comunicarlo al vicerrector, que tiene delegadas las competencias, y abrir expediente. Para ello, se nombra a un instructor que propone, si procede, una sanción que será elevada al rector para que decida si la acepta.

La decisión última está, otra vez, en manos del rector. Y nuevamente, ¿qué sucede si es el rector el implicado en una denuncia? "Lógicamente, genera un problema para la instrucción, porque se da la paradoja de que quien incumple tiene la potestad sancionadora", sostiene la inspectora jefe de la UCM, Rosa Galán, quien defiende la independencia de su cargo: "Hasta ahora no he recibido ninguna presión de nadie, y mi criterio es el que sirve", afirma
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"NO ME IMPORTA SI VAN A LA UNIVERSIDAD", LA CARTA VIRAL DE UNA MADRE A SUS HIJOS

Basada en su experiencia, la mujer les dio la libertad para que busquen caminos alternativos. “Reconozcan que sus oportunidades para educarse a sí mismos son absolutamente ilimitadas”, dijo.

No todas las madres les exigen a sus hijos que inicien sus estudios universitarios al finalizar el secundario. Ejemplo de ello es el caso de Cathy Brown, columnista del portal Matador Network, quien a través de una carta titulada "No me importa si van a la universidad", les pidió a los suyos que elijan libremente su futuro.



"Personalmente, preferiría que agarraran una mochila e hicieran dedo hasta Siberia, iniciaran un negocio de jabones naturales, fueran de voluntarios a Haití, lo que sea", aseguró Brown, quien reveló que en el pasado estuvo "obsesionada con ser la más inteligente".

"Fui a la universidad, conseguí ese papel, y les estoy diciendo de primera mano que no importa una mierda la educación que recibí respecto a mi potencial y valor para la sociedad", agregó en su texto, que fue rápidamente viralizado a través de las redes sociales.

A lo largo de la misiva, la madre brindó a sus hijos una serie de consejos educativos que le gustaría que ellos siguieran, para que no "queden atrapados en certificados o en lo que la sociedad les dice es lo correcto".

A continuación, la carta completa:

Queridos amores:

Dejemos algo en claro: no me podría importar menos si van a la universidad. De hecho, hay una parte de mí que espera que hagan cualquier cosa menos eso después de la secundaria. Personalmente, preferiría que agarraran una mochila e hicieran dedo hasta Siberia, iniciaran un negocio de jabones naturales, fueran de voluntarios a Haití, lo que sea. Se los digo como una ex obsesionada con ser la más inteligente, como su tía Mandy solía llamarme. Puede que lo encuentren difícil de imaginar ahora, pero en mis tiempos era una desagradable que lograba superar las expectativas y se decepcionaba profundamente si recibía cualquier cosa menos una A+ y una estrella dorada. Fui a la universidad, conseguí ese papel, y les estoy diciendo de primera mano que no importa una mierda la educación que recibí respecto a mi potencial y valor para la sociedad.

Ustedes son tres de los niños más brillantes, bondadosos, apasionados y burbujeantes que conozco. También son los tres mayores dolores en el trasero que he tenido que criar, con su deseo de cuestionar todo (incluyéndome a mí, cincuenta veces al día) y su feroz independencia que deja claro que no me necesitan tanto. Y no cambiaría eso por nada del mundo.

Deseo de aquí a la luna y de vuelta que cuando sean mayores tomen decisiones conscientes para resguardar estas características. La idea de que se inscriban sólo porque "es lo que deben hacer" para pagar miles de dólares y esperar encajar en un sistema en que su educación está en los confines de una habitación me hace encogerme hasta mi núcleo. Un lugar donde una pieza de papel y una fiesta al final pretenden hacerte sentir como que lograste "valer la pena". Ustedes son más grandes que eso. Por favor, reconozcan que sus oportunidades para educarse a sí mismos son absolutamente ilimitadas.

Fui a la universidad para hacer felices a mi papá y a mi mamá, para hacerles sentir que hicieron un buen trabajo criando una chica muy buena. Por favor, no decidan ir a la universidad porque creen que me haría orgullosa o feliz. Ya soy feliz. Ya estoy orgullosa. Si quieren ser algo como un médico o un profesor de primaria, sí, van a tener que ir. Y si quieren ir sólo por la experiencia, vayan. Prueben. Vean cómo funciona para ustedes. No es necesario que funcione. Y si van, vayan sólo cuando estén listos y entusiasmados, sea eso a los 18, 25 o 53.

Mi único deseo para su educación es éste:

Deseo que hagan cosas aparentemente irracionales pero llevadas adelante por la pasión, como tomar un vuelo a Perú para tratar de encontrar a ese tipo que conociste por 15 minutos en la ruta de bicicleta y al que no puedes sacar de tu cabeza. Espero que les rompan el corazón al menos una vez para que puedan saber qué tan grande y qué tan resiliente es.

Espero que se den cuenta de que hay un millón de maneras de apoyarse financieramente y que no les importe una mierda lo que piensen otros de sus opciones profesionales. Si criar cabras o ser un contador o vender cocos en la playa de Indonesia o ser una agente de bienes raíces los hace sentir felices de levantarse cada día para ir a trabajar, adelante. Espero que se respeten a ustedes mismas y tengan las pelotas para renunciar en el momento en que empiecen a sentir que se están muriendo por dentro energéticamente.

Espero que aprendan no sólo a abrazar, sino celebrar y valorar la espontaneidad. Que hagan otras cosas en su vida por el solo hecho de "¿Por qué diablos no?". Esa es una razón completamente válida. Tomen el auto y hagan ese viaje a Colorado. Ese día. Empaquen un saco de dormir, una caja de chocolates, un cambio de ropa, agarren el dinero para bencina y emergencias y vayan. Vean qué sucede. Pasarán un rato excelente o tendrán una excelente historia. Quizás ambos. Aprendan a no matar buenas ideas por pensar demasiado. En serio, siempre puedes dar la vuelta con el auto y darte cuenta de cómo volver. No sobre dramaticemos la situación.

Espero que se sientan perdidos y realmente muy asustados e inseguros por momentos para que puedan llegar a la bella comprensión de que tienen el coraje para afrontarlo.

Espero que nunca estén tan intimidados por sus ídolos como para no hacer cualquier cosa para conocerlos y aprender de ellos. Son personas también, y pueden aprender tanto de ustedes como ustedes de ellos. Acérquense. Envíenles correos, caminen y digan hola en la fiesta. Mándenles un mensaje en Twitter, conéctense a través de Linkedin, maldita sea, invítenlos a tomar un café o una bebida y estén dispuestos a subirse a un avión para lograrlo. Mantengan la cabeza bien arriba y sean ustedes mismos. Quizás los rechacen (ellos se lo pierden) o tal vez tengan un nuevo amigo que solía ser alguien con quien soñaban.

Espero que tengan amor por los libros. Que lean no porque tienen que leer, sino porque quieren. (Ava, espero que en algún momento salgas de las novelas de romance vampiro. Sólo estoy siendo honesta).

Espero que aprendan a dar la bienvenida a los tiempos difíciles con la confianza y el coraje de un guerrero. Que abran sus ojos a todas las lecciones que aguardan dentro de las experiencias duras que están para que aprendan. Que digan genuinamente "vamos", sabiendo que están a punto de salir más fuertes y sabios del otro lado.

Espero que sepan el placer que da la felicidad se puede experimentar al hacer a otras personas felices. No duden en dar flores a la señora gruñona y extraña que se sienta en el banco del parque y que parece que no hubiera recibido flores hace mucho tiempo.

Espero que conozcan muchas personas con las que, en un primer momento, pensarían que no tienen nada en común y espero que busquen algo en común una vez que los inviten cálidamente a cenar.

Espero que ganen mucho dinero y luego lo pierdan. Y luego descubran cómo ganarlo de nuevo, pero esta vez sabiendo que, aunque el dinero hace las cosas más fáciles, no es realmente tan poderoso como pensaban que era.

Si pueden realmente y verdaderamente cumplir esta lista, incluso sólo una parte, a mis ojos son mejores que el 95% de la gente que termina con toneladas de deudas universitarias por la oportunidad de un "mejor" futuro, un "mejor" sueldo, un "mejor" trabajo, más estabilidad, convenciéndose a sí mismos que de alguna forma son más inteligentes que aquellos que no fueron a la universidad. Si se presionan a sí mismos, si están constantemente saliendo de su zona de confort y disfrutando cada experiencia, buena o mala, como una experiencia de aprendizaje, si continúan cuestionando todo (incluyéndose a ustedes), si tratan de actuar con bondad y conciencia en todo lo que hacen, y si se dejan guiar por ese pequeño sentimiento dentro que les deja saber que están en llamas y felices de estar vivos, estarán bien. Y cuando ustedes están bien, yo estoy bien.

No busquen sólo ser inteligentes académicamente. No queden atrapados en certificados o en lo que la sociedad les dice es lo "correcto". Evolucionen. Sean fieros. Sean fascinantes. Sean grandes pensadores. Sean absurdos por momentos. Sean apasionados. Y, por Dios, no lleguen al final de su vida sin historias para contar a sus nietos, de esas que ellos no puedan creer por lo extrañas que parecen. Sepan que hay gran valor, grandes lecciones, en solamente vivir una vida interesante y verdadera para uno mismo, sin importar qué camino te derribe.
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EL 'COITUS INTERRUPTUS' DE LAS UNIVERSIDADES PRIVADAS ESPAÑOLAS

Un artículo de Fernando Ángel Moreno, profesor e investigador de la Universidad Complutense de Madrid.

Invito al lector a preguntarse algo: ¿cómo es que existe una gran campaña de desprestigio en contra de la universidad pública y no contra la privada?

Podría alegarse que la universidad pública la pagamos con nuestros impuestos y... Un momento. Y la privada también. Las universidades privadas, entre otras cosas, reciben ayudas, se les cede gratuitamente suelo público y se les conceden ventajas especiales sobre las públicas, como prioridad en las prácticas en nuestros hospitales públicos.



¿Se deberá entonces a que influyen menos sus titulados en nuestro día a día? ¿No importa que los titulados de las privadas tengan más o menos nivel porque no van a trabajar en nada que influya en nuestras vidas? Pues no. El título que obtienen sus graduados vale igual que el de las públicas en cualquier institución. Y para la licencia de un abogado que lleve tu juicio o de un arquitecto que construya tu casa vale el mismo título. Un cirujano con un título privado puede operarte del corazón como el de una pública. Es decir, la sociedad depende del mismo modo de los profesionales que salen de ambas.

Será entonces que salen mejor preparados en la privada porque tienen mejores profesores e investigadores. Tampoco podemos defenderlo, aunque los haya buenos. Para muchísimas plazas de profesor en las privadas no hace falta siquiera un doctorado y la mayoría son contratados sin ningún tipo de oposición ni de acreditación externa. Como se dice tradicionalmente: «a dedo».

En las universidades públicas se exige a los profesores durísimas acreditaciones externas de agencias de calidad solo para poder optar a los concursos públicos de las plazas. Incluso en los casos extraordinarios en que los profesores de las privadas pasan por agencias externas de calidad, para sus plazas los criterios son ridículos en comparación.

Será porque se investiga más. Esto sí que es falso. Desafío a encontrar siquiera un artículo científico de un profesor de universidad privada por cada treinta de profesores de universidades públicas. No digamos ya en publicaciones no españolas. Cualquier compañero sabe que me quedo muy corto con la proporción.

De acuerdo, no se investigará más pero lo que pagan permitirá contratar a los mejores investigadores. Va a ser que no. No conozco a ningún gran investigador que haya preferido perder prestigio para trabajar en las privadas. Los grandes nombres de nuestro país enseñan e investigan en la universidades públicas.

Quizás porque los profesores de las privadas disponen de mejores condiciones laborales para enseñar e investigar. Pues no. La explotación laboral en muchas de ellas es legendaria: contratos «por conferencias» para que impartan cursos completos, acumulación inaudita de clases, enormes dificultades para la difusión de conocimientos en congresos propios, escasísimo tiempo para investigar...

¿Será por la increíble independencia que se respira en dichas universidades? Tampoco. Una gran cantidad de ellas se encuentran vinculadas con instituciones religiosas o mediáticas de inmenso poder en España, salvando algunas honrosas excepciones.

¿Qué tienen de bueno entonces para la sociedad el resto de las universidades privadas españolas?

Que pagando y estudiando un poquito te dan un título.

Con todo ello, muchos nos preguntamos por qué sigue diciéndose en España que sobran universidades, pero constantemente se conceden licencias, se ceden suelos, se relajan las exigencias a estudiantes y profesores para más gloria y enriquecimiento de las privadas. Se adelgaza a las universidades públicas y se engorda a las que compiten con ellas.

La campaña de desprestigio contra la universidad pública española es un acto de traición, de deslealtad, mientras se continúa con la defensa de ciertas universidades privadas que, salvo muy contadas excepciones, no han demostrado su valor.

Así que invito a preguntarnos por qué se quiere que haya más universidades privadas y menos universidades públicas.

Adelanto algunas respuestas:

1 - Ideológica: no se quiere que nuestros impuestos paguen la universidad pública a quien no puede costeársela.

2 - Interesada: en la privada hay negocio y se propician las redes clientelares, mientras que la pública disfruta de una autonomía que la protege de los grandes depredadores que se han hecho con medios de comunicación, sanidad o infraestructuras.

3 - Desinformada: hay quien se queda en la superficie de ciertos símbolos muy discutibles sobre cómo funciona la pública o con lo vivido en la universidad pública de hace años, sin saber de todos los esfuerzos que se hacen para modernizarla. Y, evidentemente, por lo general no se conoce bien la universidad privada.

4 - Filosófica: no se entiende que sea muy anecdótico el hecho de que alguna institución privada forme puntualmente bien en marketing o en dirección de empresas, puesto que la universidad ha de ser mucho más que eso un sirviente a las órdenes del mercado.

5 - Controladora: en muchos momentos de la historia la universidad ha proporcionado revoluciones intelectuales, grandes movimientos de defensa ante lo autoritario, importantes personajes independientes. Nada de eso puede surgir de la universidad privada española, donde los resultados económicos ahogan cualquier otro objetivo.

Invito a quien considere que la universidad pública española es mala a que compare de verdad con las privadas, a que reconozca sus múltiples virtudes y el gran trabajo de muchos de sus profesionales, y a que defienda su perfeccionamiento.

La universidad pública es nuestra y, del mismo modo que no repudiamos un hijo porque esté creciendo para aplaudir al matón egoísta del patio de colegio, apostemos por la crítica positiva y la mejora de lo que nos pertenece.
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girum

¿QUÉ PODEMOS APRENDER DE LA MEJOR UNIVERSIDAD DEL MUNDO?

Un artículo de Javier Barros del Villar.

La máxima excelencia educativa del Instituto Tecnológico de California (Caltech) arroja lecciones fundamentales no solo para el resto de universidades, sino para cualquier organización humana.


Aprender del ‘mejor’ ha sido, históricamente, una sencilla pero efectiva herramienta evolutiva. Analizar el ejemplo de los más destacados nos ofrece la posibilidad de aprender de sus virtudes, y con un poco de voluntad y suerte, adaptarlas a nuestras condiciones particulares –e incluso llevarlas un paso más allá, afinarlas.

En lo que se refiere a educación, hace tiempo tuvimos la oportunidad de desmenuzar las principales bondades del sistema finlandés, considerado como el más eficiente del mundo (de acuerdo con el informe PISA de la OCDE). Gracias a ese ejercicio hoy sabemos que confianza, transparencia, respeto y el incentivo a pensar por sobre solo memorizar, son los pilares que sostienen la educación en Finlandia, y cada uno de ellos representa una máxima a seguir, o al menos a considerar, por el resto de los países.

Luego de treinta años de fungir como preparatoria y vocacional, el Instituto Tecnológico de California (Caltech), se estableció en 1921 como universidad. Abocada a las artes técnicas y las ciencias aplicadas, y notablemente pequeña en comparación a las grandes universidades, los alumnos y maestros de Caltech han obtenido en 33 ocasiones un Premio Nóbel, y en 57 la Medalla Nacional de Ciencia (máxima distinción otorgada por el gobierno estadounidense). Pero más allá de sus miembros laureados, la excelencia educativa que caracteriza a esta institución le ha valido repetir consecutivamente, durante tres años, la distinción como la mejor universidad del mundo ( según el prestigiado ranking elaborado por la revista británica Times Higher Education)

Con apenas trescientos profesores en su facultad, y ubicada a escasos quince kilómetros de Hollywood, este instituto es definitivamente un caso particular, e indudablemente a lo largo de sus más de cien años de vida, logró encontrar un envidiable modelo educativo. Pero ¿cuáles son las mayores virtudes de Caltech?

En un largo artículo de la revista THE, el cual incluye entrevistas con diversos miembros de la facultad, se pueden detectar algunas de las claves fundamentales para explicar y, por qué no, imitar, la excelencia de esta universidad. Entre los participantes se incluye Ares Rosakis, quien encabeza la División de Ingeniería y Ciencia Aplicada del instituto.

A continuación intentaré resumir los puntos clave, para que cada quien extraigamos las lecciones que nos correspondan.

El tamaño

Sin duda el tamaño de Caltech es una de sus principales distinciones. Por ejemplo, mientras su facultad la integran 300 profesores, en el caso de Harvard son 2,100. O mientras que su equipo docente en ingeniería y ciencia aplicada lo integran 77 maestros, en el caso del MIT es de 490. Sobre este punto Rosakis explica:

Siempre me refiero a nuestra pequeñez como algo similar al efecto tamaño que está presente en todos los materiales –hay propiedades especiales que solo existen cuando eres extremadamente pequeño.

Interdisciplinariedad

Más allá de originalmente haber procurado esta cualidad operativa, precisamente debido a su pequeña escala los profesores en Caltech se ven obligados a involucrarse e interactuar en diferentes áreas. Lo anterior se traduce en una cierta cohesión y unidad que a su vez proyecta una especie de subcultura propia, se refuerza significativamente la identidad de la comunidad, y además facilita los proyectos que involucran distintas disciplinas.

Necesitamos que los ingenieros interactúen con el resto de las ciencias, y viceversa –es cuestión de supervivencia. No tenemos la estatura para hacer las cosas en grande a menos que interactúen entre ellos.

Selectividad

Curiosamente esta virtud está también asociada a la característica primaria de Caltech, su tamaño. El reducido número de profesores que integran la facultad, obliga a los directivos a ser extremadamente selectivos al momento de contratar.

Nuestra prioridad definitiva está en las contrataciones (de los mejores docentes). […] Simplemente no puedo cometer errores al momento de contratar. En realidad no puedo. Mientras que nosotros tenemos 16 profesores en Ciencia de la Información y Tecnología, mientras que por ejemplo Carnegie Mellon (una universidad en Pittsburgh) tiene 200. Así que si una o dos contrataciones son equivocadas, eso implicará un costo monumental.

Arriesga y confía en los jóvenes

El tomar riesgos es una práctica cotidiana en Caltech. Si bien se rige por un alto estándar de excelencia en, por ejemplo, la contratación de profesores, en cambio también mantiene una filosofía de invertir en desarrollar proyectos creados por jóvenes alumnos que no necesariamente tienen decenas de publicaciones especializadas en su haber. Al respecto, Fiona Harrison, profesora de física y astronomía, afirma:

Todos hemos escuchado el mantra de “publica o perece” (en referencia a la presión académica de publicar investigaciones por sobre experimentar), pero Caltech invierte en la gente joven. A mi me dicen: ‘OK, puedes tomar el riesgo’”.

Voto de confianza

En Caltech la confianza que deposita la institución en sus alumnos es notable. Por ejemplo, generalmente los exámenes son resueltos por cada alumno en su respectivo hogar, y muy rara vez hay alguien que supervise este rubro. El Código de Honor de la universidad es simple y conciso “Ningún miembro de la comunidad Caltech podrá tomar una ventaja de manera injusta sobre ningún otro miembro de la comunidad Caltech”. Y la postura es igual de sencilla: “El Código de Honor confiere el poder de elegir libremente acciones responsables. Los alumnos valoran mucho esta libertad y la cuidan fervientemente, y es por eso que nuestro sistema verdaderamente funciona.

La fórmula

Sin demeritar otros factores, como el financiamiento (Caltech dispone de un fondo de 1,800 millones de dólares), lo cierto es que el verdadero secreto de esta universidad recae en valores puntuales que permean toda su filosofía y práctica educativas. Mantener un tamaño relativamente reducido, ejercer el máximo rigor al momento de elegir a sus profesores, favorecer un ambiente de interacción interdisciplinaria, apostar por el talento de sus alumnos, respaldándolo con firmeza, y depositar un voto de confianza en ellos, parecen ser ingredientes fundamentales en la fórmula ‘caltechiana’.

Si bien no existen recetas absolutas, ni infaliblemente replicables, lo cierto es que estas cualidades debieran ser consideradas no solo por todo aquel ligado a la educación, también, creo, que podrían aplicarse con muy bueno resultados en prácticamente cualquier organización.
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KEN

LA MATRÍCULA EN UN GRADO UNIVERSITARIO EN ESPAÑA ES 20 VECES MÁS CARO QUE EN ALEMANIA

Un informe de FE-CC.OO advierte de que el sistema '3+2' supone el encarecimiento de un 15 por ciento de los estudios.

España es uno de los países de la Unión Europea y del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) --países que han implantado el Plan Bolonia--, con el precio medio de la matrícula universitaria, tanto en grado o en máster, más elevado. Así, mientras un alumno español paga 1.110 euros por matricularse en un grado, los alemanes pagan 50 euros y los noruegos y finlandeses cero. Lo mismo ocurre con la matrícula en el máster, pues en España cuesta 2.020 euros y en Alemania 50.


Esta es una de las principales conclusiones del informe de la Federación de Enseñanza de CC.OO (FE-CC.OO) 'Los precios de las matrículas universitarias, becas, ayudas y beneficios fiscales en Europa', presentado este viernes 15 de abril, y en el que se analiza también la evolución de los precios públicos del sistema universitario español entre 2011 y 2016.

Este documento, con datos procedentes de las estadísticas del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y del último informe EURYDICE 2015, pone de manifiesto que de los 37 países analizados, España se sitúa sólo por debajo de Holanda, Irlanda, Italia, Liechtenstein, Letonia, Lituania, Reino Unido excepto Escocia y Suiza, que son a priori más caros en cuanto al precio de los grados.

Además, el informe advierte de que si se tienen en cuenta las comunidades autónomas de Madrid y Cataluña, que son de las más caras y donde está matriculado más de un tercio de los universitarios españoles, se situarían en la quinta posición de la comparativa internacional, sólo por debajo de Letonia, Lituania y Reino Unido.

"España es de los países analizados con las tasas más caras y con un sistema de becas y ayudas débil, lo que supone una combinación mortal", ha afirmado el secretario general de FE-CC.OO, Francisco García, durante la presentación de este documento junto con el responsable de Universidad de este sindicato, Julio Serrano.

También España se encuentra en el rango superior de los países (decimotercero en grado y decimoséptimo en máster) en cuanto al número de estudiantes que debe pagar el importe total de la matrícula, es decir, que no cuenta con ninguna ayuda de la administración.

El informe advierte de que si se tiene en cuenta los criterios de importe medio de matrícula y porcentaje de alunos que pagan, tanto para la modalidad de tres cursos de grado y dos de máster (3+2) y cuatro cursos de grados y uno de máster (4+1), España se coloca en el noveno puesto.

Además, los autores alertan del encarecimiento de un 15% de media el coste que supone para un alumno el sistema 4+1 (6.460 euros) y el 3+2 (7.730 euros), algo que "no es irrelevante", según ha subrayado García, "sobre todo, teniendo en cuenta que las tasas han sufrido un incremento muy duro durante la crisis".

En cuanto al importe medio de las becas, el informe apunta que España se sitúa en el puesto 22 de los 37 analizados, pero asciende al puesto 14 si se considera el número de estudiantes que cumple los requisitos económicos y académicos para acceder a una beca.

"Esta situación junto con los datos hechos públicos por el Ministerio de Educación pone de manifiesto el dramático impacto negativo de la crisis y cómo está creciendo la desigualdad social", pues aumenta el número de personas que cumplen los requisitos para acceder a una beca, pero la cuantía se ha reducido desde que se modificaron los criterios en el curso 2011-2012.

CC.OO en su informe también analiza los beneficios fiscales por cada hijo universitario y préstamos, con a los que este sindicato se opone, además de ayudas a familias. Cuatro de los 37 países estudiados no cuentan con ninguno de estos sistemas: España, Bosnia, Croacia y Rumanía.

"Los datos son demoledores en términos de cohesión social y ponen de manifiesto la fragilidad de nuestro sistema universitario", ha subrayado García, para añadir que el coste de la educación universitaria supone un "importante sacrificio" para las familias.

AUMENTO DESIGUAL DE LAS TASAS EN LAS CC.AA

El informe revela el encarecimiento de las tasas universitarias en España desde la aprobación del real decreto de recortes educativos en abril de 2012, que permitió a las comunidades autónomas aumentar hasta un 25 por ciento las tasas de las primeras matrículas en los grados.

Así, CC.OO apunta que el aumento del precio medio de los grados entre el curso 2011-2012 y 2015-2016 ha aumentado un 32 por ciento, en lugar del 20,6% que sostiene el Ministerio de Educación (de 920 euros en 2011 a 1.099,7 euros en 2015); y en los másteres este incremento para CC.OO es del 75 por ciento frente al dato del 21,5 por ciento del ministerio de 1.555 euros a 2.347 euros).

En este sentido, los autores del estudio señalan que para realizar la estimación de los precios de cada curso se ha calculado el precio medio del crédito en España teniendo en cuenta el número de alumnos matriculados en cada comunidad autónoma.

Cataluña este curso es la comunidad autónoma con la matrícula de grado más cara (2.011 euros) frente a Galicia (713 euros). A Cataluña le sigue la Comunidad Madrid (1.638 euros) y Castilla y León (1.400 euros) o la Comunidad Valenciana (1.223 euros).

Sin embargo, la evolución de los precios desde el decreto de 2012 es distinta según la comunidad autónoma, pues Cataluña casi ha duplicado el precio medio de los grados, ya que en 2011-2012 éste era de 1.206 euros; en Madrid los universitarios han pasado de pagar 1.095 euros en 2011-2012 a 1.638 euros en el curso actual; y en Castilla y León de 774 a 1.400 euros.
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UNIVERSIDADES DISRUPTIVAS, ASÍ SE ENSEÑA FUERA DE LO CONVENCIONAL

Un artículo de Ana Torres Menárguez.

Contenidos que se renuevan diariamente y proyectos con empresas reales en lugar de exámenes, entre las claves.

Hay universidades que admiten no tener la clave para que sus alumnos encuentren un trabajo en el futuro. Según su planteamiento, ningún experto es capaz de predecir cuáles son los conocimientos necesarios para afrontar profesiones que aún no existen. Estos centros reconocen que por primera vez profesores y alumnos están igualados en un aspecto: nadie sabe cuáles serán las reglas del mercado laboral en una década.


Kaospilot (Dinamarca), Hyper Island (Suecia) o Minerva (Estados Unidos) son algunas de las universidades que están transformando el método de enseñanza tradicional y enterrando las clases magistrales. Su método consiste en el aprendizaje basado en la prueba-error y en la propia experiencia de los alumnos. El precio de matrícula ronda los 10.000 euros al año.

“Cada vez más familias aceptan programas no oficiales para sus hijos”, asegura Antonio Rodríguez de las Heras, profesor de la Universidad Carlos III. El modelo actual de enseñanza superior en España es, en su opinión, difícilmente sostenible porque no responde a los “profundos” cambios sociales. Considera que el mundo digital ha roto la forma de empaquetar el conocimiento en grados de cuatro años con un número determinado de horas y de créditos. “En cuatro años cambian las demandas del mercado y surgen las frustraciones de los graduados, que no encajan en los nuevos perfiles”.

Diseñar programas universitarios más modulares, como piezas de Lego, es la solución que propone Rodríguez de las Heras. “El alumno tiene que poder construir su perfil en función de los contenidos que más le interesan; el currículum de boletín oficial ya no sirve”. La Carlos III ya está buscando fórmulas y colaboradores externos para poner en marcha posgrados de ese tipo.

Estas son algunas de las universidades más innovadoras:


Minerva (San Francisco)

Detrás de la reinvención pedagógica que propone Minerva, está el antiguo decano de la Universidad de Harvard Stephen M. Kosslyn. Sus investigaciones sobre las herramientas de aprendizaje más eficaces, que inició en el década de los setenta, sitúan las clases magistrales como muy poco efectivas al considerar poco probable que los estudiantes interioricen conceptos solo escuchando a un profesor. En su lugar, el psicólogo M. Kosslyn propone debatir sobre una materia, aplicarla en trabajos prácticos, explicar los puntos de vista a otros compañeros y someterse a cuestionarios que se corrigen automáticamente.


Eso es lo que hacen los estudiantes de Minerva, una universidad que basa su aprendizaje en una plataforma online diseñada para multiplicar la interacción entre profesores y alumnos. Con una peculiaridad: los estudiantes viven juntos en una residencia en San Francisco durante el primer año. El segundo lo pasan en Buenos Aires y Berlín, el tercero en Bangalore y Seúl y el cuarto en Estambul y Londres. El coste de matrícula es de 8.800 euros por curso, que a partir del segundo año, añadiendo los costes de los viajes, asciende a unos 24.000.

Fundada por el emprendedor Ben Nelson, antiguo CEO de Snapfish, una app de fotografía, la tasa de admisión de Minerva es del 2,8%. El pasado verano recibieron más de 11.000 solicitudes de diferentes partes del mundo. A diferencia de otras universidades, no tienen cerrado el número de alumnos por curso, entran todos aquellos “con potencial” para la creatividad.

Alberto Martinez de Arenaza, madrileño de 20 años, es el único español en la residencia de San Francisco. Junto a otros 109 estudiantes, la media de edad ronda los 22 años, forma parte de la segunda promoción de Minerva. “Es un riesgo, puede que esta universidad desaparezca. No sé dónde estaré dentro de cuatro años y eso es lo que me llevó a matricularme”, cuenta. El proceso de preparación de Selectividad no fue un incentivo para quedarse a estudiar en España. “Pasamos un año memorizando y después de una semana se me había olvidado todo. Me apetecía probar otras experiencias educativas”.

El proceso de selección, que consiste en una serie de cuestionarios online, mide la creatividad del candidato con preguntas cómo cuántos usos se le podrían dar a una cuchara. En el caso de Alberto, ya contaba con experiencias en el extranjero; primero de Bachillerato en un instituto de Boston y primero de Sociología en la Universidad de Glasgow. “Aprendemos a pensar y a encontrar por nuestra cuenta herramientas creativas para solucionar cualquier problema”. El programa incluye en el primer año las cuatro materias obligatorias para alumnos de primero en Estados Unidos: metodología científica, oratoria y retórica.

A los estudiantes se les evalúa con proyectos prácticos. El reto que les planteó uno de los profesores la semana pasada consistía en crear una forma de comunicación persuasiva. Alberto se echó a la calle con su bici, instaló una GoPro en el manillar y grabó un recorrido de media hora para denunciar el mal estado de las carreteras para los ciclistas. “En cada uno de los trabajos se mide la utilización de 120 indicadores que aprendemos durante el curso, como programación, estadística, matemáticas… es todo muy práctico”.


Kaospilot (Aarhus, Dinamarca)

En 2007, la revista Businessweek consideró a Kaospilot como una de las mejores escuelas de diseño a escala global. En 2011 le llegó el reconocimiento de Fast Company, que la incluyó entre las 10 mejores escuelas del mundo dentro del ecosistema de las startups, empresas emergentes de base tecnológica. Inaugurada en 1991 en Aarhus, Dinamarca, Kaospilot se define como un híbrido entre una escuela de diseño y negocios, con una metodología orientada a explotar el liderazgo y el emprendimiento.

“En los años 90 hubo una crisis en los países nórdicos que incrementó el paro juvenil y dejó a muchos chicos sin un hueco. Esta escuela se creó para ayudarles a crear sus propios empleos”, cuenta Ricard Ruiz, antiguo profesor del centro. Kaospilot ofrece un único programa en inglés de tres años de duración por un coste total de 20.000 euros. Cada año, 35 estudiantes de todo el mundo son seleccionados para acceder a un centro de estudios en el que en lugar de exámenes hay fechas de entrega de proyectos y en el que no existe la teoría, sino el contacto con empresas para solucionar problemas en tiempo real.

La edad mínima para solicitar plaza son 21 años. “Aquí la educación es muy exigente. Buscamos a gente que tenga algo que enseñar a los demás. No miramos las notas, sino los valores y las expectativas del estudiante”, explica Christer Windelov, máximo responsable de Kaospilot. “Lo que nos diferencia de las universidades convencionales es nuestra pedagogía; para nosotros primero va la praxis, luego la reflexión y por último la teoría”.

Guillermo Vázquez, de 25 años, es el único estudiante español de Kaospilot. Alumno del sistema público en Madrid, se graduó en diseño gráfico por la ECAL de la Universidad de Lausana, Suiza, donde el Gobierno cubre gran parte de las matrículas universitarias. Consiguió trabajo en Reikiavik como director creativo de una empresa de software, pero notó que fallaba en algo. “No tenía herramientas para ser creativo, me sentía estancado”, cuenta. Se inscribió en Kaospilot y fue seleccionado. “No existe la jerarquía profesor alumno, tú eliges tu itinerario y aprendes a buscarte la vida”.

Durante las pruebas de selección para el próximo curso, los 72 aspirantes de más de 14 países, entre ellos Japón, Australia o Sudáfrica, han tenido que trabajar en equipo para resolver el requerimiento de una empresa: presentar los mejores argumentos para conseguir que Aarhus se convierta en la capital europea de la cultura en 2017.


Hyper Island (isla de Stumholmen, Suecia)

Hace 20 años, dos profesionales de la publicidad y un experto en educación se dieron cuenta de cómo todo cambiaba en un par de años. Analizaron el gran hueco entre las demandas del mercado y la preparación de los jóvenes. Se asociaron con psicólogos y pidieron la colaboración de algunas industrias digitales para diseñar un nuevo concepto de escuela. Como escenario escogieron una antigua prisión en la isla sueca de Stumholmen. La edad de los alumnos oscila entre los 19 y los 60 años. “Les preparamos para innovar, hacer frente a la incertidumbre y pilotar situaciones desconocidas emocional y profesionalmente”, explica Inés López, la única coordinadora española de contenidos de Hyper Island.

La comunicación y el diseño digital son la columna vertebral del aprendizaje. Director de arte para medios interactivos, creativo de tecnología móvil, o experto en empresa digital son algunos de los programas que se pueden cursar en su centro de Estocolmo y están avalados por el Gobierno sueco. Todos son en inglés y el precio ronda los 15.000 euros por año. Los profesores, a los que llaman facilitadores porque ayudan a los estudiantes a resolver sus retos, son profesionales en activo de empresas líderes en tendencias emergentes, como es el caso de Spotify. Los contenidos están en continua transformación, todo avanza al ritmo de la industria. “Ponemos el foco en el trabajo en equipo en lugar de en el esfuerzo personal, así funciona el mundo real”, indica Inés López.

“No se puede partir de la base de que los profesores saben más que los alumnos. La clave de Hyper Island es que el profesional comparte sus experiencias y el alumno las puede cuestionar. Ahí sucede el aprendizaje”, asegura Iñaki Escudero, uno de los facilitadores.

Los mecanismos reguladores de la enseñanza superior en España, como es el caso de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA), no permiten enseñar tecnología puntera porque su ritmo de trabajo es demasiado lento, considera Eduardo Jáuregui, otro de los colaboradores de Hyper Island. “Es necesario huir de los programas encorsetados que requieren la supervisión de un organismo externo para actualizarse”, opina.
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EDUCACIÓN: ¿VALE LA PENA IR A LA UNIVERSIDAD?

Un artículo de Luciana Vázquez para LA NACIÓN.

Muchos expertos consideran que el título es "irrelevante" a la hora de conseguir empleo. La palabra es dura: "irrelevancia". Se escuchó en Dubai, el último fin de semana, durante el Global Education & Skills Forum (GESF) para referirse al peso de la universidad en el mundo actual. La irrelevancia o relevancia de los estudios universitarios y su rol cuando los graduados pululan por el mundo, pero el desempleo los castiga -sobre todo a los jóvenes-, fue uno de los temas analizados en el GESF.


El debate dejó en claro una paradoja: el aumento de la matrícula y la creación exponencial de universidades contrastan con el reclamo de los empleadores, que no encuentran entre los graduados las habilidades necesarias.

La educación vocacional y técnica, al mismo tiempo, empieza a ganar espacio como solución más flexible ante una realidad en continuo cambio. En los últimos 15 años, se graduaron 7,3 millones de chinos de la universidad. Sin embargo, en su país ahora el 30% de esos graduados no encuentra trabajo, mientras que entre los que no tienen título el desempleo apenas llega al 4%.


"¿Quién de ustedes elegiría no enviar a su hijo a la universidad?", desafía el moderador de un debate para inquietar al auditorio y abrir la discusión. Ninguno de los asistentes levanta la mano. Resulta impensable para esa fauna cultivada, un centenar de hombres y mujeres vinculados de alguna manera con el mundo educativo, concebir un destino distinto que no pase por los claustros universitarios. El futuro de sus hijos viene con un título académico bajo el brazo.

Y sin embargo el debate que está a punto de empezar busca sacudir esa certeza. El tema de la polémica: "la creciente irrelevancia de la universidad". Las palabras "irrelevancia" y "creciente" lastiman los oídos de los graduados allí reunidos. Es domingo en Dubai, día de cierre del GESF, la cumbre global organizada por la Fundación Varkey, una ONG con sede en Londres fundada por el multimillonario nacido en India, Sunny Varkey, que viene haciendo millones con GEMS, la cadena de escuelas privadas más grande del mundo.

Se trata de la cumbre educativa internacional que es considerada el Davos de la educación y que reúne a las figuras más influyentes del sector. Entre los participantes estuvo el ministro de Educación argentino, Esteban Bullrich.

Ejes de la cumbre

Este año el eje de la cumbre fue "educación, equidad y empleo". No fue casual en ese sentido que el discurso central de apertura del foro estuviera a cargo del director de Educación y Habilidades de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Andreas Schleicher, el hombre fuerte de las pruebas PISA. Schleicher puso un dato significativo sobre la mesa: "En los últimos años, China ha venido construyendo cerca de una universidad por semana", sostuvo. Pero Schleicher subrayó una contradicción: "Mientras los graduados sin empleo están buscando trabajo, los empleadores dicen que no pueden encontrar a la gente con las habilidades que necesitan".

En la India, donde la cantidad de graduados pasó de un millón a cinco millones en el mismo período, el panorama es similar. En Jordania, la tasa de desempleo es el doble para los graduados universitarios.

Cómo conseguir empleo

Jamie McAuliffe, el presidente de Education for Employement (EFE, por sus siglas en inglés), una ONG dedicada a conectar a los jóvenes con sus primeros trabajos en el sector privado en África y Medio Oriente, dio buenos argumentos para descreer de la universidad. McAuliffe citó un caso: la historia de una chica de Túnez que soñaba, como muchos, con que un título de ingeniera era un pasaporte para el futuro, pero terminó entrando a un programa específico de project manager después de tres años de buscar trabajo como ingeniera sin ningún éxito. A partir de esa educación técnica específica encontró trabajo. "La mayoría de los sistemas educativos son educación para el desempleo. ¿Eso es lo que queremos de nuestras universidades?", se preguntó.

Entre quienes cuestionan la relevancia de los títulos universitarios, la educación vocacional o técnica, tanto en secundaria como superior no universitaria, o en el modelo de educación continua para adultos ya formados, se planteó como una opción más efectiva.

Un informe de la Reserva Federal de Nueva York, citado en el debate, llegó para apoyar esta visión: en Estados Unidos, el 44% de los jóvenes graduados terminarán en trabajos que no requieren título universitario. Los estudiantes universitarios se queman las pestañas en carreras que no necesitarán para el empleo. Y que sus empleadores no valoran. Carreras cortas más específicas se plantearon como una alternativa más efectiva durante el debate.

Por el otro lado, la relevancia de la universidad tuvo un defensor de lujo en Dubai: Geoffrey Canada, el presidente de Harlem Children's Zone, un proyecto de ayuda social desarrollado en Harlem para acompañar a chicos nacidos en sectores vulnerables. "Aunque estoy de acuerdo en que el mercado de trabajo está cambiando, si no podés saber qué trabajo existirá hoy, tampoco podés darles entrenamiento que los prepare para ese trabajo en particular", sostuvo para relativizar los beneficios de una educación más vocacional y técnica.

Visiones encontradas

A favor: Geoffrey Canada, Harlem Children's Zone

"Si no podés saber qué trabajo existirá hoy, tampoco podés darles el entrenamiento que los prepare para ese trabajo en particular"

En contra: Jamie Mcauliffe, Education for employement

"La mayoría de los sistemas educativos son educación para el desempleo. ¿Eso es lo que queremos de nuestras universidades?"
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MAMÁ, PAPÁ, NO APRENDO EN LA UNIVERSIDAD

Artículo escrito por Luis Miguel Rojas.

Es la frase presente en las conversaciones con mis padres últimamente. Me da pena.

Me da pena por el hecho de que ellos hacen un sacrificio por permitir que siga creciendo fuera del sitio en el que me crié. Me da pena porque cada día que voy a clase vuelvo a casa con el sentimiento de haber perdido el tiempo. Y el dinero.

Pena, porque hay -estoy seguro de ello- miles de profesores en paro que tienen un talento y una ilusión por enseñar que se ve reemplazada por otros tantos que deciden ir a clase a contar su vida y que, aparte, te aprendas el temario estipulado y lo escupas en el examen.

Pena, porque esos ineptos profesores (mientras escribo esto me cuesta usar ese calificativo) tienen la cara de suspenderte u obligarte a pagar una segunda matrícula. Una segunda matrícula, que, si aun no eres universitario y no lo sabes, cuesta el doble que la primera y así sucesivamente hasta que expriman tu cuenta corriente.

Pena, porque en clases que deberían ser prácticas lo más práctico que hago es encender mi ordenador y ponerme a leer otras cosas, mientras mi profesor lee diapositivas.

Pena, porque esta lectura de diapositivas tenga mayor valor académico que la práctica.

Siempre he intentado extraer de todo un aprendizaje, un conocimiento nuevo. Siempre he querido exprimir todo por simple que fuera, pero hay ocasiones en las que sientes cómo se ríen en tu cara y no puedes más.

No sé quién está detrás de esta broma. Agradezco a esas delegaciones de alumnos que velan porque todo lo que me da pena se suavice en la medida de lo posible. A todos aquellos que luchan porque todo esto cambie.

Siempre me dijeron que el autoaprendizaje es una base fuerte y con lo que al final te vas quedando. Sé que para ser periodista no me vale solo con asistir a esas clases sin sentido y ser un crack en lo académico. Sé que estás leyendo este post y me estarás llamando populista o de lo contrario, te sentirás identificado. Sé que estarás diciendo “los profesores no tienen culpa”, “no hay que generalizar”. Quiero que entiendas, querido lector que esta es mi circunstancia y esta es mi opinión. No pretendo convencerte, solo desahogarme.

Aun así, siempre he valorado la figura del docente y la importancia de las clases. En clase no solo se estudia, sino que se crean unos vínculos que te hacen crecer como persona. Pero me da pena tener que decir que cuando me gradúe seguiré siendo protoperiodista.
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LA EDUCACIÓN COMO NEGOCIO Y LOS ESTUDIANTES COMO CONSUMIDORES (O LA MUERTE DE LA UNIVERSIDAD)

Bajo el paradigma neocapitalista, la educación superior ha marginado a las humanidades y renegado del espíritu original de la academia.

El profesor Terry Eagleton ha hecho un diagnóstico de las instituciones de educación superior en Gran Bretaña en el que considera que las universidades están terminalmente enfermas, al menos si continúan abrazando un modelo clientelar de enseñanza. El sistema británico es sin duda distinto a los sistemas universitarios que se pueden encontrar en países latinoamericanos, sin embargo la tendencia de concebir la educación como un negocio, de desplazar las humanidades en favor de carreras técnicas y de fomentar el pensamiento utilitario en detrimento del pensamiento crítico se puede observar de manera global, por lo que podemos extrapolar en cierta medida el análisis de Eagleton a nuestros países particulares, aunque seguramente habrá algunas excepciones.


Eagleton, escribiendo para Chronicle, se enfrasca en una franca diatriba en contra del sistema universitario de su país, en el cual ha servido y del cual ha obtenido beneficios económicos. Si bien hay que tomar con un grano de sal su condena de "la muerte lenta de la Universidad", también debemos reconocer sus credenciales, especialmente en defensa de las humanidades, siendo profesor emérito de inglés y autor de decenas de libros. La seriedad del diagnóstico puede parecernos exagerada, pero si recuperamos el sentido original del mundo académico (la Academia que proviene de la escuela fundada por Platón), no es del todo equivocado. Regresando al origen, la filosofía platónica concibe que el fin de la educación es abrir el ojo interior, o el ojo de la mente, una forma de percibir desde una profundidad psíquica desarrollada a través de la vida filosófica. En La República, Platón señala que "lo que la educación debería ser, es el arte de la orientación" y que no se debe "implantar una visión" en la mente, sino simplemente enseñar a ver puesto que, como los prisioneros en la cueva, muchas veces ni siquiera hemos desarrollado un ojo (metáfora de la mente o del alma) capaz de distinguir las sombras de la fuente de la luz. En otras palabras, esta educación está basada en un principio práctico de enseñar a pensar y no qué pensar, desarrollando la capacidad de percepción individual. Esta es también la esencia del método socrático, en el que el individuo llega a sus propias conclusiones ejercitando la dialéctica. De igual manera, siendo fiel a la filosofía platónica, la educación idealmente no sólo cultiva la razón del individuo, sino desarrolla su capacidad intuitiva, la cual es una forma superior de conocimiento según Platón, permitiéndole acceder a la noesis. Podemos ver este espíritu académico al servicio del alma humana, por ejemplo, en Erasmo de Rotterdam y en el génesis mismo del Renacimiento, ligado al surgimiento de las primeras universidades europeas y a la circulación de las ideas de Platón y Aristóteles, entre otros filósofos.

Teniendo esto en mente, analicemos el estado de las universidades, siguiendo el diagnóstico del doctor Eagleton. El principal problema que detecta Eagleton es que las universidades han sido cooptadas por el modelo económico neocapitalista, haciendo que su operación y valores sean casi idénticos a los de una corporación. Teniendo un puesto a nivel de dirección en Oxford, Eagleton señala que sintió la necesidad de renunciar cuando descubrió que "esperaban que me comportara como un CEO más que como un académico". Esto es seguramente una administración en favor de los intereses políticos y económicos de la universidad y no en favor de la cultivación de las mentes de los universitarios. Este modelo, nos dice el profesor Eagleton, está siendo adoptado a lo largo del mundo anglosajón a partir de Stanford y el MIT, universidades que han creado el modelo de la universidad empresarial. La creciente "bizantina burocracia" de las universidades cree que está manejando "General Motors"; y entonces quizás podemos extender la metáfora automotriz a los estudiantes como autómatas, corriendo mecánicamente con un solo programa básico: capitalizar económicamente sus estudios.

La enorme cantidad de dinero que circula en las universidades, permite que parafraseemos al escritor de ciencia ficción y fundador de la cienciología, L. Ron Hubbard, quien famosamente dijo que si uno quería hacerse millonario debía fundar una religión. Hoy en día si uno quiere hacerse rico parece un buen plan de negocios fundar una universidad.

Eagleton nos dice que cuando "los profesores se convierten en gerentes, los estudiantes se convierten en consumidores". La regla de la administración de que "el cliente siempre tiene la razón" reencarna en el mundo universitario en profesores que "fracasan si el estudiante reprueba" y en cursos hechos a la medida para estudiantes que responden a modas y caprichos intelectuales, por lo cual vemos cursos de "vampirismo en vez de victorianismo, sexualidad en vez de Shelley, fanzines en vez de Foucault, el mundo contemporáneo en vez del medieval". Perdemos entonces también la memoria histórica, entendiendo que, regresando a Platón, aprender es esencialmente recordar.

El modelo económico dominante está ligado a una política tecnocrática, y por lo tanto las "humanidades son las que más están siendo orilladas". Se distribuyen fondos y becas en las universidades para la ciencia, la medicina y la ingeniería, pero "se ha dejado de entregar recursos significativos a las artes. No es disparatado cuestionarse si departamentos enteros de humanidades desaparecerán en los años siguientes. Si los departamentos de inglés sobreviven, tal vez sea sólo para enseñarles a los estudiantes de administración de empresas cómo usar el punto y coma", dice irónicamente Eagleton (dando una pista de algo que también podríamos perder, el humor crítico del humanista). En el Renacimiento tuvimos a la Familia Medici, quienes se convirtieron en mecenas de artistas y filósofos, especialmente bajo la influencia del gran filósofo neoplatónico Marsilio Ficino, quien era llamado "doctor del alma". Aún no se había perdido la noción de que el hombre tenía mucho que ganar --ganancias incuantificables, capital espiritual-- cultivando el arte por el arte, embelleciendo su existencia. Hoy las universidades se mueven bajo el paradigma de que es la investigación científica la que genera dinero, "no los cursos en expresionismo o la Reforma".

Al suprimir o marginar a las humanidades también perdemos la esencia de la "universidad", el lugar en el que se expande el conocimiento de lo particular a lo universal, lo cual sugiere un amplio abanico, un encuentro de todos los mundos, una totalidad, y no sólo un limitado espectro racionalizado y atomizado conforme a la utilidad y la preponderancia económica. La palabra "universidad" pierde su sentido, y por lo tanto cuando Eagleton ve la gradual muerte de la universidad no está del todo equivocado; las instituciones educativas superiores siguen y seguirán pero tal vez las universidades estén muriendo, porque "el espíritu" original está dejando el cuerpo o el campus.

Quizás este desplazamiento de las humanidades tenga también una agenda política más perversa o al menos una utilidad poco mencionada. Puesto que, como nos dice Eagleton, el valor de las humanidades yace en que "no se conforman a las nociones dominantes". Esto es justo de lo que hablábamos con la referencia al origen platónico de la academia: el pensamiento crítico, reflexivo e intuitivo que no se alinea con el adoctrinamiento de la estructura de poder sin antes cuestionarlo.

Observando esta tendencia y colocándose un poco en la mente de Eagleton uno piensa en la alegoría de Alphaville, la película de Godard no del todo lejana a la cueva de Platón o a la posterior The Matrix. Una tecnocracia en la que las humanidades están virtualmente extintas y las personas no recuerdan ya su existencia lo suficiente para poder cuestionar la realidad en la que viven. La película de Godard es hiperbólica, una reimaginación de los estados totalitarios en un momento en el que Stalin y Hitler estaban frescos en la conciencia; sin embargo, también es sensible a los mecanismos de propaganda occidentales que utilizan la tecnología como herramienta fundamental de programación de las masas, literalmente implantando imágenes en nuestra mente y no enseñándola a discernir. Tal vez Eagleton exagera, al igual que Godard, y las universidades y nuestra sociedad no están en un curso decadente. Lo que preocupa, sin embargo, es que podamos llegar a un punto en el que ya ni siquiera seamos capaces de percibirlo, y que como ente social hayamos perdido la capacidad de ejercer un pensamiento crítico o que ese mismo pensamiento crítico sea tan marginal que no tenga ningún peso e influencia en las decisiones colectivas. Entre la marcha irrefrenable del materialismo, del capitalismo y del progreso cientificista, con sus poderosas máquinas siempre encendidas, es difícil escuchar y darle importancia a la voz del arte y del alma humana.
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cuatro cuadrantes

DISCIPLINAR LA INVESTIGACIÓN, DEVALUAR LA DOCENCIA: CUANDO LA UNIVERSIDAD SE VUELVE EMPRESA

Entrevista de Amador Fernández-Savater al colectivo de profesores y estudiantes Indocentia sobre la transformación neoliberal de la Universidad.

"¿En qué nos estamos convirtiendo?” Esa pregunta dispara uno de los textos del colectivo Indocentia dedicados a analizar críticamente la transformación de la Universidad española en estos últimos años.

Efectivamente, ¿en qué se convierte la Universidad cuando la reducción del gasto público incrementa la presión competitiva por fondos y estudiantes? ¿En qué se convierte el ejercicio de la docencia cuando se considera una actividad de segunda, al tiempo que se estandariza e instrumentaliza la relación pedagógica? ¿En qué se convierte la investigación sometida a criterios y rankings que valoran principalmente lo cuantificable, exhibible y comercializable?

Convertir, mucho más que convencer. Transformar los comportamientos, mucho más allá de las opiniones. Lo que está en juego en la transformación neoliberal de la Universidad es la relación con el saber y con uno mismo. Hemos aprendido a enfrentarnos a poderes que se nos oponen como algo exterior, coactivo y represivo, pero ¿qué pasa cuando se trata de poderes que se presentan como evidentes y deseables?

El colectivo Indocentia agrupa a profesores, profesoras y estudiantes de la Universitat de València. Su reflexión sobre la universidad española arraiga en los problemas particulares del modo de producir conocimiento en las ciencias sociales (psicología, educación, sociología, etc.), problemas que, aún compartiendo muchos elementos en común, se manifiestan seguramente de forma diferente en las humanidades o en las ciencias experimentales.

Los miembros de Indocentia que han contestado colectivamente a las preguntas de esta entrevista son: Lucía Gómez, Francisco Jódar, Almudena Navas, Carmen Montalba, Joan Carles Bernad, Antonio Santos, Manolo Rodríguez, Clara Arbiol, María Jesús Bravo y Daniel Sánchez. Contacto: indocentia@gmail.com

LA REVOLUCIÓN CULTURAL NEOLIBERAL

1 - Afirmáis en uno de vuestros textos que el problema actual en la Universidad, contra lo que me parece que aún es el sentido común crítico, ya no es exactamente la endogamia, la pasividad, la burocracia, la rigidez, lo memorístico, la apatía... ¿Por qué se mantienen esos clichés entonces? ¿Qué es lo que nos impiden ver y pensar?

Indocentia: Estos viejos problemas forman parte de una crítica mediática y supuestamente progresista que no atiende a los problemas de la universidad actual. Por ello, es importante mostrar el uso político que se ha hecho de ellos, su valor pragmático, la función que han tenido y tienen como justificación de reformas de carácter neoliberal en el ámbito universitario.

Reformas que apelan a la endogamia para avanzar en la desregulación laboral de quienes empiezan y enfrentar a colectivos precarios; a la pasividad para implementar mecanismos de (pseudo)participación neoempresarial en la gestión y procedimientos pedagógicos estandarizados e infantilizadores en la docencia; a la calidad para disciplinar la producción de conocimiento de acuerdo a lógicas competitivas; al academicismo para supeditar el sistema educativo al productivo...

De ahí la necesidad de desvelar la contradicción entre la retórica con la que se presentan las reformas y los efectos que generan. Por ejemplo, en el caso de la crítica a la endogamia, no deja de sorprender que las medidas nunca hayan pretendido otorgar seguridad a las posiciones más precarias para evitar su dependencia de los poderes locales y de toda una lógica relacional insoportable (redes clientelares que no solo perviven, sino que se han acomodado perfectamente a las nuevas exigencias productivistas y “meritocráticas”).

Por tanto, entendemos que es importante llevar a cabo una “crítica en tiempo real”, que cuestione los efectos de las transformaciones recientes de la universidad: la exigencia de hiperactividad vacía e inocua, la progresiva mercantilización del conocimiento, la devaluación de la docencia, la fragilidad y dependencia de las posiciones más precarias...

2 - En esa transformación neoliberal de la Universidad, decís que es esencial el “cambio de cultura del profesorado”. Las directrices europeas que citáis en vuestros textos insisten mucho en esto. Me interesa especialmente este aspecto de “revolución cultural” que implica el neoliberalismo. ¿En qué consiste? ¿Por qué es tan importante que el profesorado se vuelque en la investigación? ¿En qué tipo de investigación?

Indocentia: Sí, los distintos documentos que desde la Comisión Europea vertebran la construcción del Espacio Europeo de Educación Superior no ocultan que el éxito del proceso de reforma depende de la transformación del profesorado de forma que se establezca una alianza entre sus ambiciones personales y los objetivos valorados por la institución. Algo que no deja de ser inquietante.

Las nuevas reglas del juego privilegian la investigación al tiempo que devalúan la docencia; una investigación sometida a las reglas que le permitan competir, una investigación que se pueda cuantificar y exhibir, una investigación obediente.

En primer lugar, se lleva a cabo una redefinición del profesor como investigador en términos de prestigio y estatus. Frente a la docencia, la práctica investigadora es transformada en una inversión en el propio currículum que sí reporta beneficios subjetivos (valoración) y materiales (compensaciones retributivas). La docencia se define como carga, actividad que hay que soportar para poder llevar a cabo las actividades de investigación que son las que generan distinción y reconocimiento.

Es ilustrativo en este sentido el Real Decreto-Ley 14/2012, de “medidas urgentes de racionalización del gasto público en el ámbito educativo”, que establece que la actividad docente ha de graduarse en atención a la “intensidad y excelencia” de la actividad investigadora reconocida. La docencia queda directamente definida como “castigo”. La exigencia de rentabilizar los resultados de la investigación hace que el profesorado deserte de la docencia, que se convierte en obstáculo para la promoción académica. Dedicar esfuerzo a la docencia es “perder el tiempo”.

En segundo lugar, se encauza la producción de conocimiento en función de criterios globales de productividad/calidad que permitan competir. En este espacio de capitalismo académico, el conocimiento se somete progresivamente a indicadores de producción que tienen valor en circuitos cerrados. Como recoge claramente la Estrategia de Universidad 2015: “el conocimiento es un capital pero es necesario identificar en él lo que realmente tiene de valor para el mercado”.

Esta revolución neoliberal en curso está siendo un éxito. Sin apenas resistencia, ha sido capaz de construir investigadores emprendedores dispuestos a comprometerse en el proceso ciego y permanente de competencia por contratos, publicaciones, proyectos. Sin embargo, la misma función de la universidad pública se pervierte: la producción de conocimiento va perdiendo su dimensión social y se convierte en un valor de cambio ligado a las exigencias del mercado impidiendo su valor de uso, su conexión con determinadas posiciones y problemas. Es decir, en un producto inocuo que ha de contar en el circuito virtual y autorreferente de los rankings.

3 - Vuestros textos analizan pormenorizadamente esta cuestión de la “transformación de las subjetividades” en el proceso de mutación en marcha de la Universidad. ¿En qué se diferencia la transformación de las subjetividades de un cambio ideológico?

Indocentia: Los procesos de reconfiguración identitaria no afectan únicamente a nuestros ideas, valores o creencias, sino que modifican también nuestros deseos, aspiraciones, motivaciones, placeres, los modos de relación con uno mismo, transforman nuestra interioridad. Por eso no se trata solo un cambio ideológico.

Las nuevas formas de gobierno neoliberal modifican nuestras subjetividades: nos convertimos en investigadores competitivos, activos, polivalentes y flexibles, en “empresarios de nosotros mismos”. El “profesorado excelente” trabaja solo por y para sí. Incorporamos el cálculo coste-beneficio no solo a la hora de planificar una investigación, sino también a la hora de gestionar nuestras relaciones.

Dos aspectos favorecen la penetración en los cuerpos de esta lógica instrumental. Por un lado, la actividad investigadora es concebida como un proceso donde nos estamos jugando, no solo la posibilidad de progreso en nuestra carrera académica, sino también nuestra propia imagen, la posibilidad de reconocimiento, un proyecto de identidad que desborda lo profesional. Rankings, estadísticas, memorias de investigación, tablas comparativas, informes, plataformas o registros virtuales de citas, publicaciones, seguidores... nos proporcionan esa valoración, la posibilidad de ocupar un espacio-marca. Todo ello obliga a un proceso continuo de competición interna que fragmenta y enfrenta al profesorado.

Y por otro, estas formas de regular nuestra conducta dependen de nuestra iniciativa “voluntaria”. Es decir, aunque no se puede negar su carácter coercitivo (sobre todo para los que empiezan), operan también a través de la fascinación, de la identificación con estas reglas del juego. De ahí la enorme dificultad de ejercer la crítica a los dispositivos de dominación que nos configuran.

DISCURSOS Y PRÁCTICAS: EXCELENCIA Y EVALUACIÓN

4 - Vuestro análisis se centra en dos dimensiones materiales de esa “revolución cultural”: los discursos (excelencia, emprendimiento, etc.) y las prácticas (sobre todo la evaluación y la rendición de cuentas). Empecemos por los discursos. Afirmáis que importa menos lo que significa la palabra “excelencia” que lo que “hace hacer” en este contexto. ¿Qué “hacen hacer” esos discursos, qué efectos producen?

Indocentia: Discursos como excelencia, espíritu emprendedor, innovación, autorrealización... pretenden instaurar un sentido común compartido o regla de juego que naturalice la necesidad de competir. Desde los rectorados, se lleva a cabo un trabajo pedagógico-propagandístico dirigido a que nos identifiquemos individualmente con exigencias que no dependen de uno mismo y que no se cuestionan.

La excelencia es un concepto vacío pero que tiene poder performativo, nos incita a intensificar continuamente el rendimiento al tiempo que impide cualquier crítica: ¿hay alguien que quiera ser lo contrario de excelente? La excelencia pasa de ser una cualidad inaprensible a significar: ranking, competitividad, resultados. Permitiendo también lanzar el mensaje de que la universidad se está convirtiendo en una estructura administrativa semejante a una empresa, capaz de planificar estratégicamente, evaluar y ejecutar.

El emprendimiento asociado a la retórica de la iniciativa, la apertura, la asunción de riesgos y retos, la creatividad, la reinvención, la transformación de ideas en actos, el liderazgo de proyectos…. muestra su lado más desvergonzado y cínico cuando se nos demanda que en el aula incentivemos el espíritu emprendedor de los y las estudiantes. Aquí podemos ver en qué se ha convertido la universidad-empresa: ¿por qué se les pide a los y las estudiantes que asuman riesgos individuales mientras se invisibilizan las condiciones sociales que generan desigualdades en esa apuesta? ¿Por qué se publicita el emprendimiento y no se denuncia la precariedad que les espera?

5 - En cuanto a los mecanismos de evaluación y rendición de cuentas, ¿de qué tipo son, cómo funcionan, qué generan?

Indocentia: Agencias de calidad como la ANECA (dirigida a acreditar la calidad del profesorado) y la CNEAI (que reconoce, a través de los sexenios, la actividad investigadora realizada en períodos de cinco años), priorizan como criterios de valor la publicación de artículos en revistas científicas incluidas en bases de datos elaboradas por dos empresas privadas, Thomsom Reuters y Elsevier (propietarias respectivamente de las bases de datos WoS y Scopus), en detrimento de otros formatos y modos de canalizar la actividad investigadora. Estos criterios de valor reproducen una lógica colonial, son un efecto de lógicas de poder geopolíticas (que marginan y desprecian las revistas científicas no anglosajonas, que imponen sin discusión el inglés como lengua neutra...) y, a pesar de las críticas de todo tipo que han generado, conservan intacta su capacidad de definir quién vale y quién no.

La bibliometría no ha traído resultados de investigación excelentes, pero sí sabemos que ha despertado la astucia y las triquiñuelas de una parte del profesorado que adapta su trabajo hacia lo que se considera clave en la evaluación: se abandonan las monografías o libros porque puntúan menos y dan más trabajo frente a los artículos con índices medibles de impacto; se trocean las investigaciones de forma que salgan varios artículos, lo que está generando una inflación de papers inabarcable y vacía; se publica aunque la investigación no esté concluida y los resultados sean escasos o poco sólidos; se provocan ("fiddling with the data...") resultados positivos porque los negativos son menos publicables; se apuesta por investigaciones breves, que puedan permitir publicar con rapidez; se recurre al autoplagio, al plagio, a las autocitas, a las redes de citas, a las guerras de citas, a no citar a posibles competidores.

En este escenario, son frecuentes las relaciones clientelares, las “familias” basadas en alianzas estratégicas, en intercambios interesados orientados a la maximización de resultados (autorías rotativas, contactos en revistas...) y no en la necesidad de producir formas colaborativas de pensamiento e investigación.

El conocimiento se somete, se pliega a estos criterios de valoración “internacionales”, supuestamente “neutrales”, pero que disciplinan, estandarizan y empobrecen el trabajo investigador (promueven metodologías legítimas, modos de enunciación autorizados, parámetros temporales, contenidos prioritarios). Esta dependencia se manifiesta de forma diferente en cada disciplina. En las ciencias sociales no es difícil percibir la estrecha relación entre las áreas temáticas que permiten financiación de proyectos de investigación y las actuales formas de producción y pensamiento hegemónico: empleabilidad, emprendimiento, inteligencia emocional, resiliencia, estrés positivo, prácticas de éxito escolar...

La producción de conocimiento, al margen de las posiciones teóricas y políticas de los investigadores, se encierra en un circuito privatizado, ajeno a cualquier compromiso con lo común, incapaz de intervenir en lo social. Ello afecta a la función de la universidad pública pero también a nuestra tarea cotidiana: pérdida de sentido, desilusión, impotencia política o cinismo.

6 - Estas exigencias de disponibilidad continua, hiperactividad, optimización, movilización permanente... ¿qué efectos tienen sobre el pensamiento, sobre la enseñanza (una actividad “generosa, viva, inconmensurable” como decís), sobre los mismos cuerpos?

Indocentia: Es precisamente la hiperactividad aquello que está paralizando el pensamiento, la reflexión. La carrera investigadora no tolera ni tiempos vacíos ni logros acabados y duraderos. La valía se ha de actualizar continuamente en un proceso sin fin. De ahí la emergencia del llamado “sexenio vivo” y el uso que se está haciendo del mismo (se penalizan los períodos donde el ritmo de producción no ha sido constante). Se instala una relación con el conocimiento desencarnada, instrumental, acelerada, regida por el corto plazo. El ritmo de trabajo se ajusta a los requisitos temporales y estandarizados que exigen los dispositivos evaluadores.

Estas exigencias ponen en peligro el carácter artesanal y creativo de los procesos de producción de conocimiento. Lo que vale, lo que cuenta, lo que tiene valor (de mercado) es la acumulación, la superficialidad, la continua novedad sin raíz. Se trata de un nuevo modo de expandir la sumisión en el trabajo intelectual. Una pérdida de la dimensión crítica de la investigación que, paradójicamente, se asocia al aumento de la excelencia de nuestras universidades.

Dar una buena clase requiere mucho tiempo y esfuerzo en su preparación. Precisa entrega y generosidad. Continuamente experimentamos que la pasión que el profesorado transmite en el aula es lo que logra movilizar las ganas de saber de los estudiantes. ¿Es posible una medición de todo esto? La relación pedagógica no se deja apresar en términos instrumentales y rentabilistas. De ahí nuestra crítica a los dispositivos de control y gestión de la actividad docente como el infame programa Docentia. Un programa troyano, un software aparentemente inofensivo que al ejecutarlo ocasiona daños irreparables. Su principal efecto no va ser aumentar la calidad de la enseñanza, sino introducir la lógica del coste-beneficio en la docencia, de forma que también ahí orientemos nuestra conducta hacia los aspectos premiados. Y ello además, en un momento en que la docencia se devalúa y pasa a ser, como decíamos, el castigo para los profesores y las profesoras no excelentes (penalizados con muchas más horas de docencia) .

En la vida del profesorado se instala, no solo la angustia ante las exigencias evaluadoras, sino también la culpa por no estar a la altura de ese ideal de excelencia. Y el padecimiento de estas afecciones de un modo individual y privado. Vidas fragmentadas y en deuda permanente. Cuerpos que no se pueden permitir una bajada de energía, de intensidad productiva. Cuerpos que han aprendido a no distinguir entre tiempo de trabajo y tiempo de no-trabajo. Cuerpos fuertes e independientes, sin debilidades ni vulnerabilidades. Cuerpos que no tienen que ser cuidados y que no cuidan a otros cuerpos. Cuerpos hiperproductivos y ajenos a los compromisos con la vida reproductiva. La excelencia mata, la competitividad enferma, decimos desde Indocentia.

FORMAS DE RESISTENCIA CREADORAS, NO NOSTÁLGICAS

7 - ¿Cuál es la actividad de Indocentia, su alcance, su eco?

Indocentia: Indocentia es un espacio, formado primero por docentes y que ahora se está abriendo también a estudiantes, que pretende abrir preguntas, mantener abierta la capacidad de extrañarnos, ensayar formas de desobediencia activa. Es un intento de problematizar en qué nos estamos convirtiendo en la universidad. En un momento en el que estamos más individualizados que nunca queremos politizar en común nuestro malestar. Construir una posición que nos ayude a sostenernos compartiendo lo que, en nosotras, resiste a encajar en el juego de la universidad neoliberal.

Buscamos enfrentar formas de sometimiento y vaciamiento del sentido público de la universidad. Creemos en una docencia que permita relaciones pedagógicas vivas. Queremos detenernos, pensar y abrir otros sentidos de lo posible.

Nos cansa ser empresarios de nosotros mismos, jugar al juego de instrumentalizar oportunidades, contactos, relaciones. Sabemos que nuestra autorrealización no depende de nuestra puntuación en cualquier ranking y sospechamos de la obligación misma de autorrealización y de implicación continua. Nos indigna que se ofrezca emprendimiento a nuestros estudiantes explotados.

8 - ¿Cómo leer las resistencias a la transformación neoliberal de la Universidad? Se me ocurre que si el nuevo paradigma de poder y control pasa por los cuerpos (es “biopolítico”, como se dice), tal vez las resistencias se expresen también “físicamente” aunque en formas ambiguas: depresiones, bajas laborales, etc. ¿Veis esto en vuestro entorno?

Indocentia: Las condiciones que definen hoy la producción de conocimiento en la universidad (exigencias de flexibilidad temporal, funcional y horaria, inestabilidad laboral en las figuras precarias...) tienen consecuencias en la salud: ansiedad, desgaste psíquico, incertidumbre, culpa. Junto a esto, la deriva productivista, la gestión rentable vacía de sentido nuestro trabajo.

Pero esa realidad no cuenta, no se politiza. La lógica meritrocrática esconde que la posición de género, clase y la inserción en (determinadas) redes sociales en la institución definen desigualmente la posibilidad de alcanzar determinados resultados. Y provoca una peligrosa atribución individual del fracaso. Por ello, es importante releer, interpretar en clave colectiva, estas manifestaciones de malestar descalificadas o silenciadas como “privadas”. Aquí, también, lo personal es político.

9 - Si hoy el poder es "interior" y “voluntario”, si pasa por nuestra propia adhesión subjetiva a las formas de autorrealización que nos propone seductoramente el sistema (reconocimiento, valoración, visibilidad), ¿qué se puede hacer, cómo se puede luchar o disentir? ¿Cómo se pueden construir otros espacios de pensamiento sin quedar relegados a la invisibilidad, a la auto-marginación? ¿Dónde veis esas resistencias y/o creaciones?

Indocentia: Para las posiciones más precarias, la posibilidad de disenso es difícil, están obligadas a cumplir las reglas del juego si quieren aspirar, en un horizonte incierto y competitivo, a mantener su puesto de trabajo. Pero sorprendentemente, quienes no ponen en juego su estabilidad laboral tampoco consiguen romper las identificaciones (motivaciones, aspiraciones, deseos) asignadas por la racionalidad neoliberal. Están capturados.

La producción de otros espacios de pensamiento y resistencia pasa por generar otras formas de reconocimiento colectivo a nuestro trabajo, distintas a las que nos ofrece la empresa Thomsom Reuters; por dar valor a vínculos en los que no solo haya instrumentalización del otro; por no someter la investigación a los circuitos rentables; por intentar construir espacios comunes a pesar de nuestra fragmentación y jerarquización; por no desertar de la docencia y proteger ese espacio de relación.

En todo caso la resistencia tiene que ser desobediencia y creación; una mirada nostálgica no tiene sentido. Una universidad pública y democrática está aún por construir.

10 - “Iniciativa, apertura, asunción de riesgos, retos, creatividad, reinvención permanente, proyectos”... El lenguaje neoliberal es emocional, entusiasta y movilizador. ¿Cómo luchar contra él, cómo dar la pelea en el lenguaje? ¿Desenmascarando lo que esconden las palabras, tratando de reapropiárselas y darles otro sentido, inventando otras nuevas...?

Indocentia: A pesar del atractivo con el que se presentan, creemos que es importante mostrar los efectos de estos discursos en la universidad (efectos que dependen siempre de la relación que mantienen con dispositivos prácticos, como la tecnología evaluadora).

La excelencia se convierte en un incentivo para que aumentemos de manera constante e ilimitada la productividad; la calidad esconde sometimiento a estándares y formatos cuantitativos y arbitrarios; el emprendimiento actúa como ilusión de agencia y logro personal en el trabajo investigador; la audacia y el riesgo como prescripciones que, cuestionando los derechos y protecciones laborales, convierten en deseables situaciones corrosivas y precarias.

La lucha tendría que conseguir, no solo evidenciar los efectos producidos por estos discursos, sino también por generar otra sensibilidad hacia ellos. Generar desafectos. Convertirlos en lo que son: estribillos estridentes e insoportables . Al mismo tiempo, tendríamos que ser capaces de incorporar otros elementos de valor al trabajo investigador y docente: trabajo compartido, trabajo artesanal, honestidad, compromiso. En esta línea encontramos la "Carta de la Des-excelencia" (Charte de la desexcelence) impulsada por un grupo de universidades francesas y belgas.

11 - Si el poder es micro y pasa por la transformación de las subjetividades, ¿qué podría aportar positivamente un cambio macro, en el poder político, sobre la gestión y el gobierno de las Universidades? ¿Cómo veis el panorama al respecto, qué posición tienen sobre las transformaciones en curso de la Universidad las formaciones de la “nueva política”?

Indocentia: La transformación neoliberal de las subjetividades depende de un conjunto heterogéneo de discursos y prácticas donde los cambios organizativos y legislativos tienen un peso importante.

Esto se aprecia bien si atendemos, por ejemplo, a la regulación actual del sexenio a partir del Real Decreto-Ley 14/2012 que premia por la posesión de determinados tramos de investigación con una reducción de la carga docente y penaliza con un aumento significativo de la docencia. De forma que consigue dividir al colectivo, paralizar la crítica y la acción colectiva y consolidar un imaginario en el que la docencia no tiene valor. O si atendemos a los efectos subjetivadores que están produciendo en el profesorado universitario las normativas y disposiciones de las distintas agencias evaluadoras. Por tanto, no se puede renunciar a la posibilidad de producir colectivamente nuevas reglas, nuevas praxis instituyentes.

Es importante que aquellas formaciones políticas que han sido capaces de denunciar el efecto de las políticas neoliberales en algunos ámbitos, sean también capaces de hacerse cargo de lo que supone esta deriva en la universidad. Sin embargo, constatamos que la potencia del discurso mediático al que hacíamos referencia al inicio y la respuesta neoliberal que se ofrece como garantía de modernización y solvencia (calidad, competitividad, meritocracia, excelencia…) sigue impregnando algunas propuestas y diagnósticos de las nuevas formaciones políticas. Es necesario dar un paso más. Es necesario avanzar en la crítica. Es urgente comprometerse y disputar el sentido también en el espacio universitario. Hay demasiado en juego.
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LA UNIVERSIDAD COMPLUTENSE, LA MAYOR DE ESPAÑA, BUSCA PATROCINADORES PRIVADOS

La Junta de Gobierno del centro aprueba un reglamento que regula la participación de compañías en la universidad, que podrán participar en el diseño de postgrados o crear títulos propios. Sindicatos y algunos profesores alertan de que puede suponer abrir la puerta a la privatización de la universidad más grande de España. El rector, Carlos Andradas, lo justifica en que con el recorte de la financiación de la Comunidad de Madrid la Complutense necesita fondos.

Universidad (pública) y empresa nunca se han llevado demasiado bien en España. Pero la progresiva caída de la financiación pública está llevando más que nunca a las universidades a tener que buscar fuentes de ingreso alternativas. Y, de momento, la solución parece haberse encontrado en el sector privado. El último caso se ha dado en la Complutense de Madrid (UCM), la más grande de España, que ha aprobado un reglamento por el que ordena la participación de empresas en el campus.

La nueva normativa contempla distintas figuras colaborativas según la aportación económica que realicen. Van desde los "patrocinadores estratégicos" (para las empresas que aporten más de un millón al año) hasta las "entidades colaboradoras" (quien pague entre 10.000 y 30.000 euros), pasando por los "patrocinadores de honor", que financiarán proyectos por medio millón de euros. Como contrapartida a sus aportaciones económicas, las empresas podrán colaborar en el diseño de programas de postgrado, crear títulos propios, institutos universitarios o contratar personal. También puede suceder que, si se generan derechos de explotación, por ejemplo a partir de patentes, las empresas se queden con todos los beneficios.

Aprobar el nuevo acuerdo y que se levantaran las voces críticas advirtiendo de la "privatización" de la universidad ha sido casi la misma cosa. Desde el colectivo La Uni en la Calle, el profesor e investigador de la UCM Fernando Ángel Moreno lamenta la falta de controles en la normativa. "Se abre la puerta a que, en un futuro, la UCM se pueda convertir en Repsol UCM o L'Oreal UCM", explica. El sindicato CC OO también sostiene que "la pretensión de obtener fondos de las empresas sin que esto cuestione el carácter público de nuestra universidad es una quimera".

Derechos de explotación

Moreno añade que con la nueva redacción "los derechos de explotación, por ejemplo de una patente, han pasado del 50% al 90% para la empresa". De esta manera, si por ejemplo una farmacéutica saca un nuevo medicamento, será ella quien decida cómo se comercializa éste y quien fije el precio. "Y ha realizado el trabajo en instalaciones públicas", sostiene Moreno.

El rector de la Complutense, Carlos Andradas, defiende la medida y la justifica, en buena medida, en los recortes sufridos por el centro con la crisis. Según la propia CC OO, esta universidad ha perdido un 13% de su presupuesto en los últimos cinco años. "Si uno quiere hacer cosas de calidad necesita fondos, y entonces los buscamos donde podemos", afirma.

La realidad es que, según admiten los propios opositores, la normativa es una reordenación de algo que ya existe desde hace años. Pero que con este nuevo reglamento se reactiva de forma preocupante, añaden quienes protestan. Por ejemplo, la Complutense ya tiene un convenio firmado con el Banco Santander desde hace varios años que le reporta cuatro millones de euros para investigación y becas.

Fuentes de la Complutense conceden que "en el articulado no queda claro qué van a poder hacer los patrocinadores", y admiten que si una empresa paga cuatro millones de euros al año a una universidad, "¿cómo no va a recibir nada a cambio?". Sin embargo, también insisten en que "todas las universidades lo tienen" y que la polémica ha surgido porque la UCM "ha querido ser transparente y lo ha colgado todo en la página web". Ejemplo de transparencia, insisten: "Con ese dinero se van a pagar los cursos de verano de la universidad".

¿Falta de controles?

Lo ambiguo de hasta dónde podrán llegar las empresas es una de las principales críticas que se vierten contra la medida tomada por Andradas. "Las empresas pueden decidir directamente sobre los planes de estudio, crear titulaciones, dirigir y plantear proyectos de investigación, contratar profesores, obtener cátedras, organizar congresos... Y todo ello aprovechándose de las estructuras administrativas y materiales de la universidad, esas que pagamos entre todos", advierte Moreno. Con estos convenios se puede montar un máster, por ejemplo, con personal de la empresa que financia que compita con otro máster de la universidad, y no queda muy claro bajo qué criterios se regiría, en ese caso, el personal propio del centro.

La comisión de seguimiento la componen solo dos personas aparte del rector. "No pasará por la Junta de Facultad, ni por los sindicatos, estudiantes, etc", advierten quienes se oponen. "Va a depender de la buena voluntad de las personas. Y no dudamos de que el actual equipo del rector lo sea, pero ¿y el siguiente? Es un cheque en blanco para el rector que venga", sostienen desde La Uni en la Calle.

Los opositores matizan que el problema principal no son las cátedras, habituales y presentes en muchas universidades españolas. "Aunque tienen más controles en otros centros", sostiene Moreno. La Universidad de Zaragoza tiene 55 cátedras de empresa, entre ellas la Cátedra Telefónica de Seguridad y Productividad en la sociedad de la Información, y en su normativa aclara que la aportación mínima para realizar una cátedra son 20.000 euros anuales. La de Sevilla ha tenido una cátedra Cepsa de Energía o la Carlos III de Madrid una Cátedra INDRA de investigación en Ciberseguridad.

El rector, criticado por la falta de transparencia y consultas con que se ha aprobado el texto, dará explicaciones al claustro el próximo 2 de marzo.
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La meditación El

DECENAS DE MUERTOS Y HERIDOS EN UN ATAQUE A LA UNIVERSIDAD BACHA KHAN EN PAKISTÁN

Más de 3.000 estudiantes se encontraban en el interior de la universidad en el momento del ataque.

Un grupo de hombres armados irrumpió en una universidad de la localidad pakistaní de Charsadda, norte del país, dejando como consecuencia del tiroteo al menos 25 muertos y unas 50 personas heridas, informan medios locales citadas por RIA Novosti .

"El número de muertos ya ha superado las 20 personas y tememos que aún pueda aumentar", dijo Shaukat Ali Yousafzai, miembro del partido político Pakistan Tehreek-e-Insaf (Movimiento por la Justicia en Pakistán), publica TASS.

El tiroteo tuvo lugar en la Universidad Bacha Khan la mañana de este miércoles (hora local). Además se informa que más de 3.000 estudiantes se encuentran en el interior de la universidad.

Por su parte, la agencia Reuters, citando a un profesor de la universidad, informa que la mayoría de los estudiantes y el personal estaban en clases cuando empezó el tiroteo, que ha dejado "muchas personas muertas y heridas".

Mientras tanto, las fuerzas especiales de seguridad ya han sido desplegadas en las inmediaciones del centro educativo, donde además testigos aseguran haber escuchado dos explosiones.

La prensa pakistaní ha reportado que justo en el momento del ataque la universidad celebraba un certamen de poesía al que fueron invitadas al menos 600 personas. Se señala además que el ataque fue perpetrado por un grupo de personas armadas, 4 de ellas ya fueron abatidas por las fuerzas de seguridad.

La televisión local reporta la muerte del profesor de química Syed Hamid Husain a manos de los atacantes.

El inspector general adjunto de la Policía local, Saeed Wazir, comunicó que, de momento, el 70% de los estudiantes han sido evacuados de la universidad mientras policías y militares trabajan en el lugar para rescatar a los demás.

La Universidad de Bacha Khan se encuentra en los suburbios de Charsadda, provincia de Khyber Pakhtunkhwa, donde con frecuencia se registran enfrentamientos entre el Ejército pakistaní y combatientes del movimiento Talibán.
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Conciencia

ACOSO SEXUAL EN CAMPUS UNIVERSITARIOS: VULNERACIÓN DEL CUERPO Y DE DERECHOS

Artículo de Javiera Pérez, OCAC Chile.

"El acoso sexual en ambientes educativos constituye una forma de violencia de género muy grave, porque es otra expresión de la violencia sexual enquistada en esta sociedad".

Estudié una carrera de las ciencias sociales en una facultad de esas que se llaman a sí mismas con conciencia social, progresista, revolucionaria a veces. Ahí no había cosas que pasan en otras facultades, como tener compañeros que defienden la dictadura, autoridades fascistoides o profesores que acosan a sus alumnas, aunque sí conocí casos de renombrados académicos que ninguneaban a compañeras por ser mujeres, sexismo puro.

Pero nunca supe de hechos de acoso sexual, después de todo, me imagino que el progresismo y el alto nivel de feminización de mi facultad deben haber surtido algún efecto disuasivo en cualquier potencial acosador sexual.

Hace dos años trabajo en una organización que lucha contra el acoso callejero y este año comencé a investigar sobre el acoso sexual en mi universidad. Me sorprendí cuando me di cuenta que sucede lo mismo que al hablar de acoso callejero: todas lo han sufrido o conocen a alguien que ha sido víctima.

Escuché historias como la de un académico que le preguntó a una estudiante, cuando no había nadie más cerca, si a ella le gustaba jugar al emboque. Escuché también que cuando ella manifestó su indignación por el comentario, él le recordó quién ponía las notas.

Escuché sobre un médico que quiso explicarle a una interna de medicina dónde estaban las piernas dando una palmada en su trasero: “aquí comienza la pierna, y termina acá, en el tobillo”, le explicó usando innecesariamente las manos.

Escuché sobre un ayudante de laboratorio de química que se las arreglaba para tocar los pechos de una de sus compañeras, cuando se quedaban solos a limpiar matraces. Sobre una estudiante de intercambio que fue violada por su profesor al salir de un carrete universitario, hace no mucho tiempo.

Escuché decenas y quizá cientos de testimonios de acoso sexual, desde la mirada lasciva o el comentario insinuante, hasta la forma más terrible de atentar contra la dignidad de una persona: la violación. Y todo esto ocurrió en una universidad, un ambiente que se supone protegido. En un espacio que, según nos enseñan desde el comienzo, es el templo de la razón, la igualdad, el pluralismo, la fraternidad, el respeto, la ética y la conciencia social

Lamentablemente, las lógicas de poder entre estudiantes y profesores, y en las jerarquías académicas en una universidad, hacen que la denuncia sea el último recurso. Lo más común es ignorar lo sucedido, aunque tenga consecuencias en el rendimiento de la víctima y ponga en juego su formación. Esto sucede porque, considerando cómo funcionan los sistemas reglamentarios dentro de las universidades, la denuncia muy pocas veces es garantía para la víctima. Si el agresor es académico o directivo, es muy probable que sea protegido, que el caso no llegue a nada o se le pida a ella tomar un camino alternativo, como cambiar de ramo o de horarios.

También es común que, cuando la víctima logra convencerse de que su miedo, molestia o incomodidad no son una exageración, bote el ramo o abandone la carrera, porque prefiere perder ese espacio en lugar de arriesgarse a amenazas, represalias o la vergüenza, que pueden afectar su trayectoria educativa o su carrera profesional.

El acoso sexual en ambientes educativos constituye una forma de violencia de género muy grave, porque es otra expresión de la violencia sexual enquistada en esta sociedad, porque atenta contra la dignidad, la salud mental y el cuerpo de las personas, y también, porque niega a quienes han sido víctimas el acceso libre y protegido a la educación, derecho humano primordial.
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Teoría de la educación cuántica

UNIVERSIDADES: UNA CRISIS A PUNTO DE EXPLOTAR

Mientras algunas universidades privadas están en la mira, la situación en el sector público amenaza con explotar.

Todos los actores de la educación pública concuerdan con que las reformas son urgentes, pues en las universidades campea la politiquería, la mediocridad académica y la falta crónica de presupuesto.


Mientras los colombianos no paran de sorprenderse con los escándalos producidos por los malos manejos de algunas instituciones educativas privadas del país, como la Universidad San Martín o la Rafael Núñez de Cartagena, en los últimos meses se ha acrecentado una crisis en la mayoría de las universidades públicas regionales que amenaza con estallar en cualquier momento.

Gran parte de las 32 universidades públicas regionales tienen serios problemas que van más allá de los financieros. Allí no solo se palpa la falta de calidad y los enredos presupuestales, sino que surgen también enormes líos de gobernabilidad. Huelgas, salones abarrotados y edificios decaídos; rectores ultrapoderosos, nepotismo, pujas internas de poder y denuncias de corrupción y politiquería son cada vez más frecuentes. Ese desgobierno es un cáncer que nadie trató durante años y que ha hecho una metástasis tan peligrosa, que requiere medidas urgentes.

Una muestra de la falta de control y desgreño que se apoderó de las universidades públicas medianas y pequeñas es la Universidad Distrital. Desde hace varios años un grupo de exrectores, profesores y políticos se la tomó a través de la elección amañada de los miembros del Consejo Superior y la rectoría, todo con el fin de sacarle provecho personal a los recursos del Estado. Pensiones millonarias exprés o ilegales, corrupción en la contratación y amiguismo son el pan diario de cada día, sin que pase nada.

Para la mayoría de los expertos consultados, todo comenzó con la Ley 30 de 1992 que si bien les dio a las universidades presupuestos permanentes, autonomía para autogobernarse y administrarse, terminó siendo un arma de doble filo. Entre 1993 y 2011 el número de alumnos matriculados de todas las universidades estatales creció 232 por ciento, pero los recursos solo aumentaron 80 por ciento. Para 2013, según un informe del Sistema de Universidades Estatales (SUE), el déficit de la educación pública superior ya alcanzaba 11,2 billones de pesos, un monto cercano al hueco que tiene el presupuesto del gobierno para 2015.

Así, al tener presupuestos fijos, las universidades fueron quedando cada vez con menos dinero, y el resultado es hoy por hoy una educación pública con los recursos de 1992 y las necesidades de 2014. Como escribió el economista Salomón Kalmanovitz en el diario El Espectador: “Las universidades sufrieron una reducción de 40 por ciento en los recursos por estudiante. Este estrangulamiento forzó a las universidades públicas a generar recursos propios, a vender consultoría y extensión y, sobre todo, a aumentar matrículas”.

En universidades como la Francisco de Paula Santander de Cúcuta, las matrículas se duplicaron en los últimos años, pero esos recursos no se ven en las instalaciones. Como le dijo a SEMANA un estudiante de esa institución, los salones “viven llenos y sin ningún espacio”. En la Universidad Distrital, algunas facultades reciben casi tres veces más estudiantes de lo que pueden, y los millonarios recursos que reciben se esfuman en contrataciones y pagos de servicios sin que se vean reflejados en la infraestructura. De hecho, el estado de la mayoría de los campus universitarios es lamentable.

Y como no hay para construir salones, ni contratar más y mejores profesores, mucho menos dinero puede invertirse en investigación y calidad. Las cifras ya lo demuestran. Solo 14 de las 32 universidades públicas tienen un reconocimiento de alta calidad, y de los 4.942 programas que ofrecen apenas 420 son premium, es decir, 8 por ciento.

El drama no termina ahí. Para rematar hay una creciente ingobernabilidad en los campus, en los que se viven feroces peleas por los cargos directivos o por el control de los puestos y los contratos, pues en varios departamentos, el presupuesto de la universidad equivale a los de las capitales. En Florencia muchos dicen que el rector de la Universidad de la Amazonia es el segundo hombre más poderoso de Caquetá después del gobernador. Otro caso es el de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC), de Boyacá, que tiene un presupuesto comparable al de Tunja. Pero un rector tiene menos control mediático y de los órganos de vigilancia que un secretario de Obras o de Educación.

El poder de los consejos

Para tomarse el control de las universidades, los políticos, profesores o contratistas luchan por tener el manejo de los Consejos Superiores Universitarios, pues son los encargados de nombrar los rectores. En casi todas las instituciones de educación superior, los consejos están conformados por nueve delegados: uno del ministerio de Educación, uno del presidente de la República, uno de la Gobernación, uno de las directivas académicas, uno de los docentes, uno de los egresados, uno de los estudiantes, uno del sector productivo y uno de los exrectores. En teoría, esa estructura debería asegurar cierta pluralidad e independencia, pero la realidad es distinta: muchos delegados terminan capturados por los gamonales y por quienes ya detentan el poder.

El método predominante para garantizar el control de la universidad es, además de tomarse el Consejo, cambiar las reglas de juego antes de cada elección de rector, amparado en la autonomía universitaria y en el poder casi absoluto del consejo. Así se garantiza la permanencia de un rector o se asegura que un solo candidato cumpla los requisitos de una elección. Un ejemplo es la UPTC. En medio de protestas estudiantiles, el pasado noviembre el Consejo cambió un artículo que permitió la reelección de Gustavo Orlando Álvarez. El delegado del gobierno nacional terminó por abstenerse, pues dijo que de lo contrario habría incurrido en un prevaricato.

La Universidad Popular del Cesar también está en huelga desde hace un mes por ese problema. El Consejo, de cara a las elecciones de 2015, decidió cambiar las reglas de juego para favorecer a un solo candidato y acabar con las consultas abiertas que se hacían con el estudiantado. En la última década, en 20 de las 32 universidades públicas ha habido reelecciones, y hoy hay 15 rectores en su segundo, tercer, cuarto o hasta quinto periodo consecutivo.

Un caso particular es la Universidad Tecnológica de Pereira, donde el rector Luis Enrique Arango duró 15 años y fue reelegido varias veces sin tener en algunos casos un contendor. Hace poco en su reemplazo fue nombrado Luis Fernando Gaviria Trujillo. También está el caso del actual rector encargado de la Universidad Distrital, Rafael Vergara, quien se ha mantenido en su puesto a pesar de tener al alcalde Gustavo Petro y a la Nación en su contra.

Esa falta de transparencia ha comprometido la independencia de los rectores, quienes muchas veces cuentan con un fuerte respaldo político y terminan pagándolo con puestos, becas y cupos. Los egresados de la Universidad de Sucre eligieron esta semana a Juan Carlos Ríos como su nuevo representante en el Consejo. Según una investigación de La Silla Vacía, Ríos es ficha del político Yahír Acuña que tiene una estrategia para conquistar la universidad.

Por su parte, la del Pacífico atraviesa ahora una terrible crisis de gobernabilidad. Desde 2012 la rectoría de Florencio Candelo logró aumentar el presupuesto, sanear las cuentas y aumentar los profesores de planta. Pero el dinero terminó generando enfrentamientos con la mayoría del Consejo, que lo acusa de ser ficha de un senador. Sus partidarios dicen que detrás de las denuncias está otro poderoso político.

A este panorama gris se suman algunos claros casos de corrupción. La falta de controles en las universidades públicas permite abusos inimaginables. El más reciente se dio en las Unidades Tecnológicas de Santander. El 20 de noviembre, la Procuraduría suspendió al rector Óscar Orozco y a otros tres funcionarios por aparentes irregularidades en una licitación de 20.000 millones de pesos. También el Consejo de Estado falló en junio contra del nombramiento de 40 docentes de la Uniamazonia. Estos se adelantaron mediante convocatorias amañadas que dejaron al descubierto que varios de ellos ni siquiera eran profesionales y que otros eran cercanos, según los sindicatos, al entonces rector Luis Eduardo Torres.

¿Qué hacer?

El presidente Juan Manuel Santos buscó resolver uno de los problemas más importantes de la educación, la baja cobertura, a través de una reforma en 2011. Pero fracasó luego de que su iniciativa chocó de frente contra los intereses de los movimientos estudiantiles y desató protestas masivas.

Tanto el sector académico, conformado por estudiantes y profesores, como el Estado están de acuerdo con que la crisis de gobernabilidad de las universidades públicas tocó fondo. En lo que no concuerdan es en la manera como se deben solucionar los problemas. Por una parte profesores y estudiantes quieren disminuir el poder de los CSU a través de una profundización de la democracia directa en las universidades, es decir, que los rectores se escojan de manera pública y abierta. El gobierno quiere fortalecer los mecanismos de control sin afectar mucho la estructura organizativa de las universidades.

En este sentido Amaury Nuñez, portavoz de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (Mane) dice que “el problema es de todo el sistema universitario del Estado. El gobierno irrespeta la autonomía, direcciona las elecciones, nombran rectores para pagar favores, por encima de las consultas de los estudiantes. Es un sistema antidemocrático, donde la mayoría que controla la universidad es política”. En 2013, la Mane presentó una iniciativa de reforma que busca darles más poder a los estudiantes y los profesores mediante la creación de Asambleas Generales y de un sufragio universal que les permite a ellos mismos elegir a sus rectores.

La senadora del partido Alianza Verde Claudia López, que sigue de cerca la educación superior, dice que a “la autonomía universitaria hay que defenderla”, pero sostiene que lo que hay que reformar con urgencia es la Ley 30. Propone un presupuesto base per cápita para las universidades y un financiamiento adicional para los programas de excelencia. E insiste en que hay que establecer reglas comunes para elegir rectores y garantizar más democracia en la universidad. Advierte, además, que si el gobierno no lidera los cambios, su partido presentará un proyecto de ley en la próxima legislatura.

Entre tanto, el gobierno ya presentó su Acuerdo por lo Superior 2034, una política que busca la excelencia en ese sector, pero carece de propuestas concretas para arreglar los problemas financieros, académicos y administrativos de las instituciones de educación superior. Incluso, desde que estalló el escándalo de la Universidad San Martín, la ministra de Educación, Gina Parody, decidió presentar un proyecto de ley de control y vigilancia que le da dientes a su cartera para prevenir los abusos. Pero muchos esperan que ahora vaya más allá y se enfrente al chicharrón de las universidades públicas.

Sin embargo buena parte de los profesores y estudiantes cree que las intenciones de gobierno no van dirigidas a solucionar el problema sino que precisamente pretenden utilizar la crisis de gobernabilidad para recortar la autonomía universitaria. “Nosotros los profesores no estamos en contra de que los funcionarios de las universidades sean vigilados por los entes de control, lo que criticamos es que el gobierno no quiere llevar a cabo un verdadera reforma que democratice las universidades y le quite el poder a los Consejos Superiores. En cambio el gobierno quiere que el ministerio asuma funciones de vigilancia que pueden lesionar la autonomía” afirma Gonzalo Arango, miembro de la Federación de Profesores Universitarios.

La situación parece agravarse cada vez más, y a pesar de que gobierno y sector académico tienen en sus manos propuestas para remediar, la falta de diálogo y confianza entre ambos no ha permitido que se avance. Mientras que no haya una reforma estructural a la Ley 30 y a la educación superior pública, las universidades seguirán en la olla.

Estas son algunas de las universidades públicas que en los últimos meses han estado inmersas en denucias y escándalos.
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Presentación Revista Girum

ANOMALÍAS EN UNIVERSIDAD CRISTIANA DEL SUR VAN DESDE VENTA DE TÍTULOS HASTA PROFESORES SIN ACREDITACIÓN, DICE CONESUP

Estudiantes cursando asignaturas sin tener título de bachillerato, otros con títulos supuestamente falsos, alumnos que se matriculaban un año y al siguiente eran profesores y la presunta venta de títulos falsos son algunas de las anomalías que halló el Consejo Nacional de Educación Superior (Conesup) en su inspección a la Universidad Cristiana del Sur.

Lea: Conesup tiene listo informe sobre supuestas irregularidades en Universidad Cristiana del Sur

Estos fueron los hallazgos que se aprecian en el resumen ejecutivo del informe Nº Insp-004-2013, que la inspección dio a conocer el 15 de junio del 2015 y trasladó a la Dirección Ejecutiva para que sea conocido ante el Consejo del Conesup.

Irregularidades en matrícula

En este punto la inspección arroja supuestos incumplimientos de la universidad al matricular estudiantes sin título de bachillerato.

Menciona el caso de un estudiante de Administración de Empresas que matriculó con una copia de un título de 9° año. En la Dirección de Gestión y Evaluación del Ministerio de Educación Pública (MEP) se indicó que debía Matemáticas para obtener el bachillerato; y por esto las asignaturas cursadas no tienen validez.

En total ese estudiante cursó 32 materias del 2006 al 2009.

Caso Óscar López

En el análisis se menciona cómo se matriculó en el 2004 al actual diputado Óscar López sin tener bachillerato.

La Dirección de Gestión y Evaluación del MEP indicó que fue hasta el 14 de noviembre del 2012 cuando se le acredita el título; por lo que López aprobó 12 materias de Derecho sin contar con el título, en la modalidad de oyente presencial en el I, II y III cuatrimestre del 2012.

Sobre este tema la Universidad se limitó a contestar que “(…) por tratarse de una persona que en el momento del análisis era un exdiputado, en la actualidad un diputado en ejercicio se le dado un mayor énfasis y hasta un grado de espectacularidad“.

Y agregó que “no es factible discutir este asunto en sede administrativa” por estar bajo investigación del Ministerio Público.

El análisis al que llega la inspección es que cualquier asignatura que López aprobó antes del 2 de setiembre del año 2012, en la Universidad Cristiana del Sur, en la carrera de Bachillerato y Licenciatura en Derecho, no deberán ser reconocidas como válidas.

En total fueron 16 materias las que aprobó el Legislador antes de contar con el bachillerato.

En el expediente actual, se muestra que el Diputado cursó -entre el 2012 y el 2014- 33 asignaturas, entre esas en apariencia volvió a cursar las que había llevado sin bachillerato.

Títulos falsos de bachiller

La inspección menciona el caso de 6 estudiantes que matricularon con títulos aparentemente falsos.

De esos se trataba de un estudiante de Administración (para el que no se cuenta con reporte de las asignaturas que cursó) y el resto de Derecho.

En desglose cada uno de los 5 estudiantes de Derecho cursó:
-24 asignaturas (entre el 2008 y el 2013)
-12 (durante el 2012)
-16 (2011 al 2012)
-4 (en el 2011)
-29 (del 2010 al 2012)

En estos casos la Inspección sugiere que se ventile en vía judicial.

Además, el informe indica que la UCS matriculó 27 estudiantes sin tener certeza de que el título de Bachillerato fuese legítimo.

La Universidad contestó que la verificación con el MEP no es rápida, alegó:

1. que en algunos es por extravío de títulos de estudiantes y lo que duran los centros educativos en reponer el título,
2. la antigüedad en que realizaron el bachillerato o por lejanía de zonas;
3. y el caso de estudiantes que ganaron el bachillerato en convocatoria, por lo que dura más la entrega del título.

Para la inspección esos argumentos no son de recibo porque se debe solicitar el título de bachillerato para matricular. Además, alega que la Universidad en el momento de la inspección no presentó nota u oficio alguno que respalde que realizó consultas al Departamento de Control de Calidad del MEP.

Profesores no autorizados y sin especialización

Del 2004 al 31 de octubre del 2012 ninguno de los docentes que impartían lecciones estaba autorizado por el Consejo del Conesup.

Sobre esto, la UCS alegó que se debe considerar la rotación que se da cada cuatrimestre en las diferentes universidades privadas del país. Además, alegó que la acreditación y autorización de docentes en el país es demasiado lento y desfasado con respecto a la inmediatez con las que se requiere el aval.

Además, según el informe los profesores tiene sobrecarga de funciones (dan 7 ó 10 cursos por cuatrimestre); además imparten prácticamente todos los cursos y que “no se denota una especialización”.

Algo que evidencia esta falta de especialización, es un caso particular en el que un estudiante inició una carrera y al otro año era profesor.

“Una persona (…) aparece en el 2008 como estudiante regular de la universidad, llevando cursos de nivel inicial de bachillerato (en los que se aporta acta de notas para una sola persona) y en el año 2009 se presenta como profesor, ya que entrega actas de calificaciones”, arrojó la inspección.

También, advirtió que hay profesores de la carrera de Derecho que no son abogados.

Tal fue el caso de un licenciado en Administración de Empresas con énfasis en Recursos Humanos que en el 2008 firmaba acta de notas de las materias de Derechos Reales y Derechos de las Obligaciones, “cursos fundamentales ya que son base para la correcta formación de un abogado”, indica el informe.

Lo mismo ocurrió con el Director de la Carrera de Administración de Empresas, quien estaba autorizado como docente de la carrera de Bachillerato y Licenciatura en Derecho. En el análisis que hace la inspección se determina que el Director se incorporó al Colegio de Abogados hasta el 22 de junio del 2010, pero daba clases de derecho en el 2008 y 2009.

Presunta venta de títulos

Según los hallazgos presentados en el informe, en internet se promociona en varios sitios web la posibilidad de concluir carreras y obtener títulos universitarios a nivel de grado y postgrado, acreditados por la Universidad Cristiana del Sur o su acepción en inglés: “Southern Christian University”.

Lea: Gemeleo entre Universidad Cristiana del Sur con universidad en Atlanta genera sospechas

Con este tema se recomienda enviar el informe al Ministerio Público, para que complete las investigaciones y así establecer eventuales infracciones al ordenamiento jurídico, además de sanciones que la legislación establezca por la presunta promoción de títulos.

Además, sugiere trasladar al Ministerio Público, las sociedades anónimas que son presuntamente las mismas que aparecen comercializando y ofertando títulos en diferentes países por medio de diferentes páginas web, para determinar si existen irregularidades por parte de las personas vinculadas con la Universidad Cristiana del Sur.
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CRISIS Y UNIVERSIDAD: DE INTELECTUALES A HACEDORES DE “PAPERS”

Artículo de Fernando García-Quero

La Universidad está inmersa en un proceso que aniquila intelectuales y los convierte en un nuevo tipo de ser académico cuyo fin último es hacer papers

No se fomenta un profesorado que intente enseñar más allá de los cánones establecidos o colabore con asociaciones u organizaciones sociales

Aunque parezca mentira y difícilmente creíble, la evolución durante las últimas décadas de las políticas públicas en el ámbito universitario español ha generado unos incentivos perversos que están acabando con la reflexión y el pensamiento crítico en todos los niveles de la sociedad. En el sistema universitario español no se valora ni se fomenta en absoluto un profesorado que prepare clases, envíe trabajos a sus estudiantes y los corrija, intente enseñar más allá de los cánones establecidos, imparta charlas fuera del ámbito académico sobre cuestiones que considere importantes para formar ciudadanos con ideas propias, colabore con asociaciones u organizaciones sociales, escriba en medios divulgativos para transmitir lo que hace, o se preocupe por influir en sus entornos más cercanos.

Esas actividades, que para cualquiera que no conozca el funcionamiento de la Universidad pueden parecer las obligaciones diarias del profesorado universitario, no sólo no lo son, sino que la persona que las lleve a cabo está dificultando considerablemente sus posibilidades para consolidarse en las plantillas de las universidades españolas.

Quien realiza ese tipo de actividades porque las considera imprescindibles para su labor académica está restando tiempo para lo que más se valora en la Universidad española, publicar artículos científicos en revistas con alto impacto, los llamados papers en el lenguaje anglosajón[1]. Papers que en la mayoría de las ocasiones, al menos en ciencias sociales, que es el ámbito que mejor conozco, no sirven para mucho, no aportan gran cosa a la sociedad y no mejoran en absoluto la realidad más próxima a los investigadores e investigadoras que los realizan.

Papers que están haciendo cada vez más difícil encontrar en las universidades españolas profesorado con el que poder discutir de diversas cuestiones desde una perspectiva multidisciplinar y crítica, profesorado que asista a charlas por el gusto del saber, que lea más allá de lo indispensable para publicar o que se implique en actividades con el fin de que la sociedad mejore.

Las reglas de juego en la esfera universitaria española han cambiado peligrosamente las motivaciones y los comportamientos de su profesorado. La Universidad española, le pese a quien le pese, está inmersa en un proceso que aniquila intelectuales y los convierte en un nuevo tipo de ser académico cuyo fin último es hacer papers sin pausa, sin poso y sin reflexión. Aunque nuestras universidades se vanaglorien constantemente de estar cada vez mejor posicionadas en los rankings internacionales de excelencia, no engañan a nadie y mucho menos a los que conocemos la situación desde dentro. Quienes estamos inmersos en el sistema universitario español y quienes lo sufren en sus carnes, estudiantes en su mayoría, conocemos bien lo que se cuece dentro y lo mucho que dejan por desear grados, posgrados, maestrías y demás estudios ofertados en nuestras facultades.

En mi opinión nada de esto es baladí y tiene gran influencia en la realidad social, política y económica que nos está tocando vivir. Cuando se conoce el funcionamiento interno de la Universidad y los estímulos bajo los que se trabaja dentro de ella, se llega fácilmente a la conclusión de que al fin y al cabo no es tan de extrañar la crisis multidimensional en la que nos encontramos. Demasiado bien estamos, diría yo, sobre todo teniendo en cuenta que en el lugar del conocimiento por excelencia, en el lugar donde deberían de gestarse las alternativas y formarse seres humanos que luchen por la igualdad y la justicia social, hay un sistema de incentivos para generar estudiantes mediocres, sin reflexión y manipulables, académicos y académicas sin discusión, catedráticos y catedráticas sin cátedra ni conversación e intelectuales sin intelecto.

Claro está, así es mucho más fácil hacer cambios que van en contra del interés general y favorecen los intereses de las minorías que ostentan el poder. Por suerte para todos y todas, aún hay muchas resistencias y un número considerable de profesorado y estudiantes, independientemente de que se les valore o no, siguen luchando y trabajando por crear una Universidad cuyo objetivo principal sea utilizar el conocimiento para una transformación social hacia la igualdad. A ellos y ellas, mi gratitud y admiración, porque cualquier cambio a mejor pasa por una Universidad comprometida, crítica y con capacidad de lucha.


[1] El factor de impacto es un indicador bibliométrico dirigido a clasificar y evaluar la calidad de las revistas científicas. Cuanto mayor factor de impacto tiene una revista, mayor calidad y rigor se le suponen.
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