"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)
Sant Jordi 2015

En nombre del equipo técnico y administrativo de esta plataforma, doy la bienvenida a todos los participantes así como a los colaboradores.

Pudiera parecer que reivindicar una educación independiente del poder político sea una utopía. Sin embargo, vivimos en un anacronismo educativo con un declive de las humanidades en favor de una tiranía del utilitarismo; vivimos en una democracia que se halla sometida a una oligarquía financiera y donde los Derechos Humanos son sistemáticamente vulnerados. La Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 alude expresamente al derecho de la educación en su artículo veintiséis, y dice lo siguiente:

1º- “Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos respectivos”.

2º- “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento del respeto a los Derechos Humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos; y promoverá el desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz”.

3ª- “Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”.

Toda una declaración de intenciones que no se cumple a lo ancho y largo del planeta. ¿Por qué? Principalmente porque la educación es un instrumento de poder, como lo es el dinero, las materias primas, los alimentos, la salud y la política. La educación instrumentalizada por la élite capitalista va en detrimento del respeto a las libertades fundamentales recogidas en los Derechos Humanos, y que han sido sistemáticamente vulnerados por los poderes fácticos. En esa pugna entre la egolatría plutocrática y la renovada conciencia global, se está deliberando el actual caos civilizatorio.

Desde 1948, el artículo veintiséis de los Derechos Humanos referente al derecho de la educación, como en otras facetas sociales, económicas y políticas, ha sido ninguneado por los poderes fácticos. Sin embargo, novedosas iniciativas de hacer pedagogía están llegando al estamento educacional. Son tiempos de un revisionismo educacional pero, también, de tener la valentía y la voluntad de segregar a la educación del poder político. La educación no puede ser instrumentalizada entre derechas e izquierdas, o entre ricos y pobres. La educación es un bien universal que debe soslayarse de la manipulación ideológica realizada por políticos serviles a los poderes fácticos. En la educación descansa el futuro de las nuevas generaciones, quienes serán los que nos gobernarán en el futuro, quienes participarán en los designios de nuestro mundo. Sobre la educación descansa también la responsabilidad de la gestión del conocimiento como baluarte para hacer nuestra sociedad más justa, libre y democrática.

Para tal finalidad, es conveniente reproducir unas palabras del arqueólogo, antropólogo y paleontólogo español Eudald Carbonell, en el prólogo de la obra La sociedad de la ignorancia. Nos advierte de lo siguiente: “La tecnología y su socialización generan tensiones y divisiones en nuestra estructuras ecológicas y culturales. No se ha producido, pues, una socialización efectiva del conocimiento, y ello impide que caminemos hacia la sociedad del pensamiento, tal como deberíamos hacer”. Y concluye: “Debemos trabajar en la perspectiva de generar una nueva conciencia crítica de especie. Solamente con una evolución responsable, construida a través del proceso consciente, podremos convertir el conocimiento en pensamiento, y alejarnos así de la sociedad de la ignorancia”.

Creo sinceramente que para llegar a esa nueva conciencia crítica de especie, es necesario desideologizar a la educación de la política. Tal es el objetivo de esta plataforma reivindicativa y, para ello, es imprescindible la participación activa de la sociedad en general y de la comunidad educativa en particular. Como promotor de esta plataforma y en nombre de todo el equipo, te invitamos a participar y colaborar en dicho objetivo. Gracias a todos vosotros, participantes y colaboradores.

El promotor de la plataforma
Amador Martos García