"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)
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Eduard Comas es un profesor catalán (Barcelona, España) que está viajando por América del Sur en busca de experiencias educativas alternativas y enriquecedoras que luego aporta al Mapeo Colectivo de Reevo. Visitó la escuela agroecológica de Pirque de Chile, una experiencia educativa orientada a poblaciones vulnerables que combina naturaleza, economía y espiritualidad.

Desde Santiago de Chile, concretamente desde la Plaza del Puente Alto -parada final de la línea 4 del metro si uno avanza en dirección sur- se puede llegar fácilmente a la Escuela Agroecológica de Pirque (EAP). Basta con subirse en el metrobús preciso y calcular unos 15-20 minutos de trayecto. Verá como, en poco tiempo, cambia radicalmente el paisaje: la omnipresencia del asfalto y el cemento van dando lugar, progresivamente, a campos de conreo por ambos lados del camino, viñedos en su mayoría.

No se preocupe: tanto los conductores del transporte público como la gente de la zona, todos conocen y ubican este centro técnico profesional que inició su actividad hace más de veinte años. Fue en 1991 cuando Mary Anne Müller -actual Directora Ejecutiva de Fundación Origen-, después de haber trabajado en una cárcel de menores y despertado el deseo de actuar directamente sobre los desertores del sistema escolar, fundó esta escuela, matriz de todo lo que se generó después. Desde aquél entonces, más de 2.000 estudiantes han pasado por sus aulas, de los cuales el 100% egresó y el 75% obtuvo el título de Técnico Agropecuario, con altas posibilidades de encontrar una salida laboral rápidamente. Hoy día atiende a 430 estudiantes, entre 1° y 4° medio.

Los inicios del proyecto no fueron precisamente fáciles. Sin embargo, poco a poco se consolidó un modelo pedagógico en el que podríamos distinguir dos pilares principales: la educación para la paz y la educación sustentable. Estamos, por tanto, ante una visión holística del hecho educativo que, año tras año, demostró su coherencia y su éxito. Hasta tal punto que, hoy día, a través de la Escuela de Profesores Origen, se ofrece una asesoría y se trabaja conjuntamente con equipos directivos de otras escuelas del país para re-direccionar su proceso edu­ca­tivo vigente, siempre en bús­queda de una mayor cali­dad y equi­dad.

Concretemos. He aquí algunas de las curiosidades o innovaciones curriculares que me llamaron la atención en la EAP:

* La puerta de entrada permanece siempre abierta, durante y después del horario escolar; así los estudiantes pueden hacer uso de las instalaciones, reunirse y seguir trabajando o dedicarse a otras cuestiones.

* Hay un pacto entre toda la comunidad educativa para declarar ciertos espacios como sagrados. Son lugares compartidos, que quizás tengan unas normas específicas; no cumplirlas puede ser motivo suficiente de expulsión.

* La relación profesor-alumno se basa en el respeto y la confianza. Se suprime, por tanto, la tendencia vertical que predomina en la mayoría de centros.

* Como norma general, no se imponen castigos. Tampoco hay inspecciones de patio. Simplemente se practica la autodisciplina, dinámica en la cual ejercen un papel importantísimo los alumnos de 3º y 4º. Ellos, conocedores de los beneficios de un ambiente relajado y tranquilo, transmiten esta necesidad a los más jóvenes.

* El currículo trata de ajustarse a las reformas educacionales pero también busca cam­bios que ayuden a fortalecer lo valórico y la entrega de herramientas de transformación a los alumnos, más allá de apren­di­za­jes gene­ra­les y téc­ni­cos. Prueba de esta flexibilidad curricular son el taller de Ecología interior (dimensión emocional y espiritual) y de Religiones comparadas (relación entre la dimensión espiritual y la cultura).

* Interesante, también, es el trabajo que desempeña el Instituto de Paz. En las escuelas no solamente es imprescindible hablar de política o economía, el cambio que la humanidad necesita parte de una transformación en la mirada individual, de una búsqueda de la propia satisfacción y bienestar, de la empatía con los demás, seres que también buscan su felicidad. Este tipo de trabajo aconfesional e introspectivo pero con claros beneficios sobre el conjunto de la comunidad, se hace a través de un método que se conoce como entrenamiento del Bodhisattva y su aprendizaje está abierto a personas externas al proyecto.

Como les decía en el inicio, aunque la majestuosa capital de Chile quede muy cerca, estamos hablando de un entorno rural. La EAP, que dispone de unas instalaciones privilegiadas repartidas en 8 hectáreas de terreno, tiene en las huertas el espacio –o uno de los espacios- con mayor potencial educativo. Se practica una agricultura orgánica que trata de apli­car los con­cep­tos y prin­ci­pios de la eco­lo­gía al diseño, desa­rro­llo y ges­tión de sis­te­mas agrí­co­las sos­te­ni­bles. El obje­tivo es la pro­duc­ción agrí­cola basada en la con­ser­va­ción de los recur­sos natu­ra­les como el suelo, agua y bio­di­ver­si­dad, sobre una base ética inclusiva. Detrás de todo este trabajo, hay una firme voluntad de revalorizar la vida de campo, de recuperar un saber tanto para la producción vegetal como para el manejo animal. Y es que los alumnos también trabajan con apicultura, se responsabilizan del mantenimiento de la cabrería y de todo el recinto en general.

Según me comentó Gail Phillips, trabajadora de la fundación, los criterios de selección del alumnado están muy definidos. Cuanto mayor sea el riesgo de vulnerabilidad social del adolescente, más posibilidades de que sea aceptado. La misma lógica se aplica ante los casos de necesidades educativas especiales, ya que se realizan pruebas de admisión/diagnóstico, se dispone de un programa de integración a la enseñanza media, hay tres especialistas en la plantilla de docentes, se cuenta con la posibilidad de terapia floral y biomagnética y en los horarios de dichos alumnos se contemplan muchas horas de trabajo específico. Y aunque siempre tiene preferencia la gente que cumple con estos requisitos y vive en la comuna de Pirque, también se dan facilidades a chicos y chicas de los alrededores.

Hay que tener presente que la EAP es a coste cero para todos sus alumnos, sin fines de lucro y con reconocimiento oficial por parte del Ministerio de Educación. Entonces… ¿cómo se financia el proyecto? El estado asume un 70% de los costes y el 30% restante lo genera la misma fundación a través de sus múltiples proyectos paralelos: venta de verduras y/o productos artesanales (miel, quesos, etc.), un hotel para turistas, el Instituto de Paz, la Escuela de Profesores Origen… Hace relativamente poco entró en funcionamiento un colegio particular pagado para niños y niñas de 3 a 18 años, dirigido a familias con más recursos económicos y con una triple finalidad: seguir ofreciendo educación holística de calidad, ayudar a financiar otras iniciativas y demostrar que se puede combatir la fractura de gran calado que existe entre las diferentes clases sociales chilenas. También está en construcción la Escuela Oficio, una voluntad de permitir el autoempleo.

Concluyendo, les invito a pasearse tranquilamente por el espacio web de la EAP; en él encontrarán información más precisa y detallada sobre algunos de los temas que se exponen en este artículo. Contactando previamente con ellos, les animo a que si tienen interés y ocasión de visitar el proyecto in situ, no desaprovechen la oportunidad. Conociendo la experiencia uno tiene ante sí una prueba irrefutable de que la otra educación no es una utopía… porque ya es realidad.