"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)
revolución interior

Sócrates: Aquel que quiera cambiar el mundo, deberá comenzar por cambiarse a sí mismo.

La historia del pensamiento de la Humanidad es la historia del propio Conocimiento que se va abriendo paso entre el mundo de los sentidos (hoy en día riqueza asociada al dinero) y la construcción moral de los individuos que integran dicho mundo (libertad consensuada en derechos universales).

Pero, estos dos conceptos de riqueza y libertad, se hallan desintegrados en un mundo excesivamente materialista, perdiéndose así el horizonte intelectual (capacidad reflexiva) y espiritual (pérdida de valores morales). Ante esta atomización de los conocimientos en general y los científicos en particular, el ser humano individual está abocado a un nihilismo que le hace perder el sentido de la vida misma. Para salvar dicha situación, se hace perentoria una nueva reflexión filosófica, no en un complejo sistema de pensamiento, sino situándonos cada uno de nosotros ante las “categorías cognitivas” comunes presentes en cada ser humano.

La comprensión de dichas categorías cognitivas, no son conceptos de difícil alcance intelectual. Bien al contrario, cada uno de nosotros puede acceder a dicho conocimiento con la sola actitud positiva en ese sentido. La reflexión acerca de uno mismo y la relación con el mundo que le ha tocado vivir (cada cual el suyo), permite realizar una “ascensión” cognitiva consciente de modo que, desde una comprensión superior, se pueda acceder a un “mapa” a través del cual conducir nuestra libertad con conocimiento de causa (nunca mejor dicho), para intentar lograr la tan ansiada felicidad que anhela todo ser humano.

Este proceso individual, proyectado a nivel social, intelectual y espiritual, inspira hacia una nueva conciencia de la humanidad que está eclosionando a través de colectivos intelectuales y científicos. Este librepensador postula un giro copernicano en la visión que la humanidad debería tener de sí misma: debe subsumir los conocimientos científicos, hijos del saber filosófico, para hallar un sentido unificador que sirva de referencia cognitiva y espiritual para cada ser humano. La visión materialista, la reflexión filosófica y las aspiraciones espirituales deben converger, al igual que en el individuo, en una “ascensión” cognitiva hacia un conocimiento más universal. En definitiva, se trata de que la conciencia, tanto individual como colectiva, ascienda desde una posición extremista materialista para instalarse en su propio centro natural: el del Conocimiento y el de la Razón.

Los poderes fácticos y la Iglesia Católica, mediante dogmas inducidos a través de una ingeniería social y mental, impiden que la gente piense por sí misma, que los estudiantes y el pueblo accedan a un pensamiento crítico, por eso quitan la filosofía de los colegios. La actual crisis no es sólo social, económica y política, sino eminentemente una crisis de pensamiento de la humanidad. Consecuentemente, más que nunca es necesario edificar un pensamiento alternativo al neoliberalismo. Solamente así, como sociedad y como personas, seremos capaces de que nuestros hijos y nietos sean libres con conocimiento de causa.

Como filósofo reinterpreto la historia del pensamiento occidental mediante la recuperación de la filosofía perenne; replanteo las relaciones entre la ciencia y la espiritualidad a la luz de las diferentes interpretaciones de la mecánica cuántica; cuestiono el tradicional sistema educativo y abogo por una pedagogía activa y libertaria; reivindico el asesoramiento filosófico junto a la psicoterapia transpersonal como guía cognitiva para dar un sentido a nuestra vida. En suma, reivindico devolver a la filosofía su operatividad, su originaria dimensión terapéutica y su relevancia para la vida cotidiana.

Para tal fin, La educación cuántica propugna una renovada filosofía de la mente en oposición a la visión mecanicista, industrial y positivista de la escolarización tradicional. La educación cuántica propugna una filosofía transpersonal como disciplina que estudia la espiritualidad y su relación con la ciencia, así como los estudios de la conciencia, lo cual requiere una revisión epistemológica y educativa: en la obra Ciencia, Filosofía, Espiritualidad es donde, este autor, argumenta los fundamentos epistemológicos y pedagógicos de la filosofía transpersonal y la educación transracional.