EL ASESORAMIENTO FILOSÓFICO
Este artículo está reproducido como nota número 48 en la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.)
A pesar del intenso trabajo que durante los últimos años se ha desarrollado en torno a la Práctica Filosófica, en los ámbitos académicos no ha podido ubicarse aún dentro de las líneas de investigación tradicionales; eso quiere decir que la formación práctica de los egresados en filosofía o bien se ha descuidado o se ha vinculado con otras áreas como la psicología, antropología, sociología o empresariales.
La historia de la Práctica Filosófica tiene sus orígenes en la muy cercana historia del Asesoramiento Filosófico. Se entiende por Asesoramiento Filosófico la manera como los filósofos comenzaron a cuestionar la utilidad de la filosofía a partir de los años sesenta, debido a los acontecimientos culturales que presagiaban el desmoronamiento del orden impuesto a partir de la II Guerra Mundial, y por otra parte las discusiones académicas filosóficas que giraban en torno al existencialismo, el estructuralismo, los paradigmas científicos y la revisión del pragmatismo. Visto de este modo, el Asesoramiento Filosófico no es una moda, sino un movimiento generado en el seno mismo de la filosofía académica pero que optó por otras vías no reconocidas por la academia para expresarse. Así, desde el 1967 cuando, en Holanda, John van Veen abre una consulta de corte eminentemente filosófico, hasta hoy.
La historia refleja la preocupación de la Práctica Filosófica sólo en tanto asesoramiento personal, quizá con demasiada influencia de las corrientes más filosóficas o humanistas de la psicoterapia. No obstante se conocen otras aplicaciones de la filosofía tanto en el área empresarial, como en el ámbito social. Se podría resumir este movimiento de la siguiente manera, a través de los nombres más importantes:
-Gerd Achenbach (Alemania). Propone un esquema de comprensión de la realidad que vaya más allá del método, que tenga un final abierto y que proporcione clarificación existencial. No se trata de una terapia y es totalmente individual. Actualmente da cursos de formación “personalizada” en los cuáles él decide cuando el “alumno” ya está preparado para el ejercicio.
-Schlomit Schuster (Israel). Influenciada por la anti-psiquiatría ha propuesto el “psicoanálisis filosófico” y su práctica como alternativa a la psicoterapia. Está en contra del reduccionismo y la psicopatologización de la práctica psicológica. La orientación filosófica no es una terapia alternativa sino una alternativa a la terapia, como ha indicado en su primer manual de 1999.
-Peter Raabe (Canadá). Considera que el Asesoramiento Filosófico tiene dos áreas: la educativa basada en el pensamiento crítico, y la terapéutica que es totalmente racional.
-Ran Lahav (Israel). El objetivo del Asesoramiento Filosófico es el examen de pensamientos y opiniones, estudio crítico de las redes de creencia, acceso a una nueva comprensión de la existencia. La filosofía es búsqueda de sabiduría y por ello debe proporcionar una forma de vida.
-Lou Marinoff (Canadá). Hace una diferencia entre trastorno y malestar y propone un método para pensar bien y revisar el sistema de creencias.
-Tim LeBon (Inglaterra). Propone como punto de partida para el Asesoramiento Filosófico, el pensamiento crítico creativo, fenomenología y el análisis conceptual.
Pero en habla hispana el panorama es diferente, pues parece que la simultaneidad y las influencias entre los asesores lo hace difícil personalizar. Las propuestas no son del todo completas y se hace complicado derivar de ellas una orientación, así tenemos que en Argentina y en Perú se sigue un método en común de clarificación argumental básicamente. En Sevilla (España), el Grupo E.T.O.R. posee una orientación de corte racional y con alguna influencia del psicoanálisis. José Barrientos Rastrojo es uno de los máximos exponentes del Asesoramiento Filosófico en el panorama hispano hablante por ser el primer Doctor en Filosofía con una tesis de Filosofía Aplicada.
Según José Barrientos, el Asesoramiento Filosófico consiste en un diálogo entre dos individuos en el que se pretende que el cliente, que no el paciente, clarifique sus conceptos y, por ende, su propia vida. Para ello hay dos elementos esenciales. Uno es la orientación racional que ayuda al cliente a alcanzar un pensamiento lo más razonable posible obviando falacias intelectuales, errores de pensamiento, concibiendo qué es un argumento y las asunciones que subyacen a él. Por otra parte, está la orientación a través de los autores de la historia de la filosofía que sirve como apoyatura para la discusión de los asuntos que aquejan al cliente. Lo importante no es el principio de autoridad que subyace en los filósofos sino la fuerza de los argumentos de personas que han reflexionado con prudencia. Estos han pasado por situaciones que guardan similitud con las personas que acuden al gabinete de filosofía. La filosofía, bajo la concepción senequista, no es un desarrollo teórico, de erudición mental sino un camino de transformación y una ayuda para colmar el arte de vivir. No en vano, Séneca y las escuelas helenísticas desarrollaron cuestiones como la ira, la clemencia, el amor, la razón, la forma de tomar decisiones acertadas sin dejarnos llevar por las pasiones.
La filosofía ha sido en múltiples ocasiones sinónima de exceso de erudición e intento de vanagloria personal a través del oscurantismo de sus expresiones y usos. El Asesoramiento Filosófico necesita hombres que se dediquen a la investigación filosófica de la cual pueda nutrirse pero trabaja al pie de la persona y de su vida. Lo importante no son las teorías sino cómo estas pueden ayudar a la persona a conocerse y entender lo que pasa a su alrededor. El Asesoramiento Filosófico no trataría con personas enfermas sino con individuos sanos a los que se presentan conflictos en su vida.