"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)
SABIDURÍA

Entrevista relacionada con este artículo

1 - La cuestión epistemológica

¿Qué hay en común entre la información, el conocimiento y la sabiduría? Del mismo modo, pero en sentido opuesto, ¿qué diferencias hay entre la información, el conocimiento y la sabiduría? La repuesta a estas preguntas marcan un diferencial de aprehensión cognitiva de cada uno de nosotros en función de nuestro propio sistema de creencias cultural, social y familiar, todo lo cual va a conformar la manifestación de lo que pensamos, decimos y hacemos.

De un modo análogo, el agua puede tener diferentes formas de manifestación (sólida en forma de hielo, líquida y gaseosa al evaporarse); del mismo modo, la aprehensión cognitiva (nuestra manera de entender el mundo y la vida) también se difumina a través de la información, el conocimiento y la sabiduría. Siguiendo la analogía del agua, la aprehensión cognitiva de la “realidad” por conocer, se manifiesta en diferentes grados: la percepción sensitiva (dura y “evidente” como el hielo), el discurso racional (maleable como el agua) y la especulación metafísica (tan volátil como el agua evaporada). En función de ello y, como está demostrado mediante la física cuántica, cada persona tiene su propia percepción de la “realidad” por conocer, cada persona tiene su propia perspectiva de la vida, cada persona tiene su propio sistema de creencias.

Así planteada la cuestión epistemológica (teoría del conocimiento), podríamos aseverar que, entre la información, el conocimiento y la sabiduría, existen diferentes grados de “verdad” aprehendida por la conciencia individual de cada uno de “nosotros”; y que, cuando esas “verdades” son asimiladas como conciencia colectiva, se constituyen en una teoría de la cultura a través de la historia de la humanidad. Por tanto, el núcleo duro de la ciencia aún por resolver, estriba en argumentar y justificar una ciencia de la conciencia que dé respuestas a nuestra manera de percibir el mundo sensitivamente, de interpretar ese mundo racionalmente y de dar satisfacción a nuestras inquietudes metafísicas o espirituales, todo ello de manera individual pero también colectivamente. En términos científicos, se trataría de delimitar certeramente los criterios de demarcación entre la ciencia y la religión.

Consecuentemente, la cuestión epistemológica en nada está resuelta a la vista del actual caos existente en la humanidad mediante una falsa pandemia en la que, parece ser, nadie comprende lo que está pasando en el mundo. Y, si en una cosa deberíamos estar de acuerdo la comunidad filosófica, científica y educativa, es que la ciencia por antonomasia es la ciencia de la conciencia, y que hay que contemplar diferentes mapas evolutivos de la conciencia para dar respuestas a nuestras más profundas inquietudes acerca de lo que sea el sentido de la vida.

2 - Dualismo epistemológico

Teniendo en cuenta que vivimos en mundo de dualidades, también existe un dualismo epistemológico que, ya Platón, nos anticipó: el mundo inteligible de las ideas (eterno y necesario) y el mundo sensible de la materia (temporal y corruptible), quedando el alma encerrada en un cuerpo. Esta concepción que admite que el hombre está compuesto de dos elementos radicalmente distintos (alma y cuerpo) conduce a un dualismo antropológico tradicional claramente definido en la filosofía de Platón y, posteriormente, en la tradición aristotélica-tomista, así como en casi todas las filosofías hasta el empirismo.

El dualismo antropológico de Platón, el cual afirma la existencia del cuerpo y el alma, se asienta sobre un dualismo ontológico al afirmar que hay dos mundos: un mundo que vemos, pero no comprendemos, y otro mundo que no vemos pero que podemos captar con la inteligencia. Si el dualismo ontológico significa que hay dos mundos, el dualismo epistemológico significa que hay dos formas de conocimiento, dependiendo si dirigimos la inteligencia hacia el mundo de abajo o el de arriba. En el mundo de abajo, los sentidos nos proporcionan sensaciones particulares a modo de información a partir de las cuales formamos opiniones, aunque todo ello sea una fábrica de ilusiones. A este conocimiento basado en los sentidos, Platón lo llama Doxa (opinión). Pero si queremos un conocimiento de verdad y no una simple opinión, debemos enfocar nuestra inteligencia hacia el mundo de arriba en el que están las Ideas, los modelos eternos de las cosas. Esta forma de conocimiento basada en la razón y no en los sentidos, en entender y no en ver, la llama Platón “episteme” o ciencia como opinión verdadera.

Tenemos así, pues, de la mano de Platón, una división epistemológica:

- La opinión de cada persona que es sustentada en los sentidos, los cuales nos proporcionan información acerca de lo que creemos que sea la “realidad”. Cuando dicha información procedente de los sentidos es tomada como una verdadera “realidad”, sin darnos cuenta, caemos en la separación y la ilusión, hasta el punto que nuestra conciencia es fragmentada, pues estamos sometidos a la esclavitud de las sombras tal lo describiera el propio Platón en su Mito de la Caverna. Ello, traducido en términos de la psicología transpersonal, equivale a decir que nuestra personalidad se sustenta en un “ego” (yo) separado de los demás y disociado de todos “nosotros”. Y, en esa fragmentación de la conciencia individual y su disociación de la conciencia colectiva, radica el principal fracaso epistemológico de toda la filosofía occidental. Ahora bien, ¿Quién maneja esas sombras para mantener a la conciencia individual y colectiva en la obscuridad? Desde un punto de vista de la antropología filosófica y el condicionamiento social a través de una historia manipulada, es evidente que existe una conspiración contra la humanidad por un enemigo invisible que realiza ingeniería social y mental mediante la manipulación económica, social y política. Esa ignorancia inducida psicológica y socialmente también es adoctrinada mediante la educación como un instrumento de poder. Nos vemos así envueltos en una sociedad de la ignorancia con importantes repercusiones epistemológicas, pues, la pregunta pertinente sería: ¿Cómo sabemos que lo que sabemos es cierto? Ruego a aquellos interesados en la profundización de esas cuestiones visualizar mi ponencia en la Universidad de ITECCE (México).

-Por otro lado, tenemos el Mundo de las Ideas que, como ya argumenté, está en la cuarta dimensión (4D), una cuestión metafísica por descubrir mediante la meditación. En efecto, a través de la meditación se puede acceder al conocimiento de sí mismo: el “conócete a ti mismo” grabado en piedra en el Oráculo de Delfos griego; porque ahí radica el secreto de la sabiduría y la felicidad gracias al conocimiento propio, o tal vez, a reconocer todo lo que no somos: ese es el proyecto filosófico y pedagógico que defiendo a través de mis publicaciones mediante la Filosofía Transpersonal y la Educación Transracional. En suma, la trascendencia metafísica mediante la meditación es el inicio de un camino ascendente hacia la sabiduría. Además, la sanación transcendental de la humanidad es posible mediante la meditación. Es más, la meditación aplicada debidamente en los centros escolares, evidencia que es la puerta de acceso a la realidad superior. Dicho de otro modo, algo considerado espiritual, nos transforma físicamente y puede mejorar nuestro bienestar y nuestra salud. Dicho proceso cognitivo de aprehender la realidad desde el “sí mismo” vislumbra una psicología compleja con explicitaciones epistemológicas como el “despertar de conciencia”, “inteligencia espiritual”, todo lo cual nos lleva a considerar a la evolución del amor como la única fuerza que puede vencer a la competencia autodestructiva mediante el compromiso de equipo y la creatividad participativa.

El dualismo epistemológico así planteado es de una aparente y extrema dificultad, pues conlleva cambios de paradigmas imperceptibles para la mayoría de mis coetáneos: en filosofía, en educación, en psicología, en ciencia, en sociología y en espiritualidad. La resolución dialéctica de esos seis cambios de paradigmas está argumentada en uno de mis artículos científico: El mándala epistemológico y los nuevos paradigmas de la humanidad.

3 - Cambios de paradigmas

Dicho dualismo epistemológico, desde una perspectiva de la historia de la filosofía, ha sido magnífica y eruditamente solucionado por mi mentor intelectual Ken Wilber mediante su teoría de los “cuatro cuadrantes”: señala certeramente el camino ascendente y el camino descendente, así como la correspondiente gran inversión histórica desde lo inconmensurable a lo conmensurable. No en vano, es considerado como el “Einstein de la conciencia”, y su mapa evolutivo de la conciencia hacia lo no-dualidad debería ser un referente a estudiar en cualquier universidad, aunque es un pensamiento divergente aún por explorar por científicos, filósofos, profesores y educadores.

Vemos, pues, de la mano de Platón y de Wilber, que el materialismo científico debe ser trascendido por la espiritualidad como asignatura pendiente para la humanidad, una cuestión contemplada por Marely Figueroa en su Tesis de Maestría con un enfoque de la “visión transpersonal” aplicada a la educación. No en vano, es la pionera en haber impartido una asignatura de Filosofía Transpersonal en el grado universitario de educación (México).

A nivel psicológico, cabe recordar la Tesis Doctoral de Noemí Siverio, quien considera la psicología compleja del ser humano como punto de partida para una psicología transracional que aborde y contemple científicamente las cuestiones metafísicas. Me consta que se están realizando otras Tesis Doctorales bajo tales presupuestos, pero aún no puedo hacerlas públicas hasta que sean “oficialmente” aprobadas por el sistema educativo, recordemos, como instrumento de poder. La ironía de la vida es que, para cambiar un sistema de pensamiento dominante que esclaviza a la humanidad, sea preciso someter las ideas “anti-sistema” a la aprobación de sus señorías académicas que ni saben interpretar genuinamente a Platón, ni conocen al “Einstein de la conciencia”. De un modo análogo, es así como las ideas de los “negacionistas” son azuzadas por unos “covidianos” , los cuales comulgan con ruedas de molino todas las falsas creencias que la Matrix les ha inculcado a través del subconsciente.

La degeneración de la humanidad a la que estamos llegando conlleva una posibilidad de autodestrucción mediante una falsa pandemia y cuyo objetivo es una fusión del cuerpo biológico con una Inteligencia Artificial, lo que se conoce más popularmente como transhumanismo. Ello está deviniendo en un caos social, y es preciso poner orden en nuestras ideas, cada cual las suyas. ¿Pero cómo vamos a poner orden en las ideas colectivas? Afortunadamente, el movimiento transpersonal, con los ejemplos antes citados de Marely Figueroa y Noemí Siverio, nos invita a contemplar una alternativa espiritual para superar esta Gran tribulación de la humanidad, y ello será posible mediante un despertar colectivo masivo en los términos epistemológicos y metafísicos hasta aquí argumentados.

4 - El camino ascendente hacia la sabiduría

Pienso que el dualismo epistemológico entre la información procedente de los sentidos (3D) y el conocimiento racional acerca del Mundo de las Ideas (4D), ha quedado suficientemente argumentado como criterio de demarcación científica desde la antropología filosófica. De dicha investigación, se desprende que el camino ascendente hacia la sabiduría se convierte en un trabajo espiritual de carácter personal, intransferible e ineludible para poder transcender la Matrix (3D, material, corporal, sensitiva, ilusoria), hacia el Mundo de las Ideas (4D, mental, atemporal, inconsciente colectivo), y desde esa 4D dar el salto cuántico hacia la 5D donde el amor es la ley suprema. La dimensión espiritual del amor es una frecuencia de sabiduría interna en la que se experimenta la conciencia grupal como un solo Ser, es una frecuencia energética y no física en la que se percibe el tiempo como un continuo donde solo existe el eterno ahora. En la 5D es donde se viven los sueños dotándolos de realidad espacio/temporal, donde se experimenta los sueños lúcidos y la magia blanca. Como es una dimensión de Luz, se perciben las formas lumínicas y muchas veces geométricas. La 5D es también conocida como la conciencia de Cristo y de Buda.

Según lo anteriormente argumentado, la sabiduría como ciencia para la sanación espiritual, se convierte en un Ideal de sabiduría que requiere una filosofía de la mente para la transformación interior mediante el empoderamiento, el despertar espiritual, la trascendencia del ego y la conciencia de unidad. Así, dicha ascensión espiritual desde la 3D a la 5D, presupone la trascendencia de los velos de la percepción que impiden nuestra evolución espiritual. La trascendencia espiritual individual de cada uno de nosotros es lo que va a permitir, de un modo colectivo, el nacimiento de una nueva conciencia, lo que algunos llaman Era de Acuario, o segunda venida de Cristo, o Flash solar, o Era Dorada…

En cualquier caso, es indudable que la humanidad se halla al borde de la racionalidad, pues existe un fracaso epistemológico de la filosofía occidental: se vislumbra una transracionalidad gracias a “evolucionarios” donde, el término “evolución”, debe ser interpretado como un metaconcepto que trasciende categorías intelectuales e integra disciplinas separadas: no solo la evolución científica, sino también la evolución de la tecnología, la evolución de la cooperación, la evolución de la consciencia, la evolución de las visiones del mundo, la evolución de la información, la evolución de los valores, la evolución de la espiritualidad y la evolución de la religión.

Alcanzar de un modo colectivo la sabiduría de las visiones anteriormente argüidas, requiere previamente el trabajo individual de cada uno de nosotros, en el mismo sentido que nos anticipó el inconmensurable Sócrates: “Aquel que quiera cambiar el mundo, deberá comenzar por cambiarse a sí mismo”. Ese es el tan aludido camino ascendente hacia la sabiduría donde se adquiere la conciencia que, el saber sin amor, es puro egoísmo y la causa de tanto sufrimiento en este mundo.

Feliz sabiduría 2022