"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

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LOS NIÑOS QUE CUESTIONAN LAS COSAS SERÁN ADULTOS SEGUROS Y EXITOSOS

Hay niños que lo cuestionan todo y no se dan por satisfechos con cualquier respuesta. Estos pequeños a menudo desafían las normas porque les gusta ir más allá de lo establecido, cuestionan las respuestas de los adultos y en más de una ocasión les pueden poner en una situación embarazosa haciéndoles notar sus incongruencias o sinsentidos. Esta actitud puede exasperar a algunos padres haciendo que pierdan la paciencia. Sin embargo, ese comportamiento llega con una buena noticia: los niños que cuestionan las cosas suelen convertirse en adultos más seguros y exitosos.

Los niños desafiantes desarrollan un pensamiento crítico

El hecho de que los niños no se den por satisfechos con la primera respuesta y quieran seguir profundizando no es malo, al contrario. Tampoco es malo que los niños reflexionen sobre las respuestas de los adultos y no las asuman sin más, como si fuera una verdad absoluta.

Esta actitud denota que el niño piensa por sí mismo y que le interesa profundizar en los fenómenos y hechos. No darse por satisfecho con una respuesta hasta que no la ha entendido es sinónimo de inteligencia y autoconfianza. Sería mucho peor que el pequeño aceptase una respuesta que no comprende, solo porque tiene miedo a que crean que no es lo suficientemente listo como para captarlo a la primera.

Cuando un niño discute algo, es una muestra de que está poniendo en marcha su pensamiento crítico, y eso siempre es bueno. Estos pequeños simplemente necesitan más argumentos o una explicación más detallada que les convenza.

Esa actitud también represente, de cierta forma, un desafío a las normas y la autoridad. El niño le arrebata durante unos momentos el “control” al adulto al rebatir sus argumentos. Esto tampoco es negativo ya que le ayuda a consolidar su identidad y a practicar esa habilidad de manera que cuando crezca será menos propenso a creer en algo a pies juntillas, solo por el poder del referente o porque lo ha dicho alguien o un medio “importante”.

Así lo confirman psicólogos de la Universidad de Luxemburgo, quienes analizaron los rasgos de personalidad de 700 niños durante varias décadas, desde que tenían 9 años hasta que cumplieron 40 años. Curiosamente, las personas que tenían mejores empleos y que más ganaban eran aquellos que de niños habían sido más desafiantes y que a veces ignoraban las reglas de los padres. No solo eran niños más competitivos sino que también demandaban más del mundo, por lo que al crecer no se daban por vencidos y luchaban por sus intereses.

Estos resultados están vinculados con un estudio más antiguo sobre la relación padre-hijo de los alemanes que protegieron a los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Aquellos investigadores descubrieron que esos padres habían estimulado el pensamiento libre de sus hijos y le habían educado en el respeto a la diversidad. Por tanto, respetar las opiniones diferentes de los niños aumenta las probabilidades de que estos piensen por sí mismos cuando sean adultos, adopten una actitud crítica y no se dejen llevar por los demás tan fácilmente.

La forma en que reaccionen los padres marca a sus hijos

Psicólogos de la Universidad de Virginia analizaron a 157 adolescentes de 13 años, a quienes grabaron en una cinta de vídeo mientras describían cuáles habían sido las situaciones en las que más habían disentido de sus padres y habían cuestionado sus decisiones, comportamientos y/o reglas.

Cuando los padres veían las imágenes de sus hijos contando la historia, reaccionaban de manera diferente. Algunos sonreían pero otros se sentían incómodos y se enfadaban.

Estos psicólogos volvieron a la carga dos años más tarde. Entrevistaron de nuevo a los adolescentes, que esta vez tenían 15 o 16 años. Descubrieron que los adolescentes de los padres que adoptaron una actitud más calmada y persuasiva cuando estos les contradecían eran menos propensos a consumir drogas y alcohol. Estos adolescentes habían aprendido a disentir de manera calmada pero firme. De hecho, eran un 40% más propensos a decir “no” a sus amigos cuando no les interesaba la propuesta.

Al contrario, cuando los padres imponían su opinión, los adolescentes asumían conductas más pasivas que les llevaban a sumarse a grupos de riesgo. Por tanto, estos psicólogos están convencidos de que la actitud de los padres cuando sus hijos los cuestionan es fundamental para que más tarde esos niños aprendan a disentir con los demás y desarrollen una autoestima sólida. Cuando los niños se sienten cómodos para expresar su inconformidad ante los padres, también lo harán con sus amigos y más tarde con su pareja o en el trabajo.

¿Cómo lidiar adecuadamente con un niño que lo cuestiona todo?

Cuando los niños cuestionan, los padres pueden aprovechar la ocasión para darles una pequeña lección de vida y enseñarles a disentir asertivamente.

- Escucha. Cuando los padres escuchan a sus hijos, los niños también aprenden a escuchar. No siempre hay que estar de acuerdo, pero si alguien presenta un buen argumento, es válido reconocerlo. No se trata de ganar sino de comunicar.

- Mantén la calma. A medida que los niños crecen, desafían los límites y la autoridad de los padres. Es normal. La tarea de los padres es mantener la calma y responder de manera asertiva, para que los niños aprendan a relacionarse adecuadamente. Si pierdes el control, le enseñas que se trata de un comportamiento válido. Si le gritas, es probable que en el futuro tenga miedo a expresar sus ideas y a disentir. Si le prestas atención, comprenderá que sus ideas son válidas y dignas de ser tenidas en cuenta.

- Deja de aferrarte a la idea del control. A medida que los pequeños crecen, los padres deben ir dejándoles una mayor autonomía y permitiendo que decidan por su cuenta. De hecho, en muchos casos respondemos mal ante sus provocaciones porque nos sentimos inseguros y pensamos que debemos mantener la autoridad, en parte, porque ese es el modelo con el que nos educaron.

- Negocia. La vida es una negociación perenne, quien no tiene esta habilidad social parte con desventaja. Por tanto, si tu hijo te cuestiona, lo mejor es no entrar en una lucha de poder ni entablar una guerra de voluntades que te alejará de él, negocia y busca un acuerdo donde todos podáis ganar. A medida que tu hijo crezca debe sentir que gana paulatinamente en control y que es capaz de tomar sus propias decisiones.

- Recuerda que estás educando a un niño que se convertirá en un adulto. Tus hijos, en algún momento de su vida tendrán que seguir su propio camino. De hecho, no importa que tenga 3, 5, 10 o 15 años, cada vez que disiente contigo te está transmitiendo un mensaje muy claro: es una persona independiente que tiene sus propias ideas, sentimientos y deseos. Tu tarea es ayudarle a desarrollarse y convertirse en una persona autónoma y segura de sí.

¿Cuándo el desafío se convierte en un problema de conducta?

Hay casos en los que las conductas desafiantes y oposicionistas son un problema de comportamiento que afecta profundamente la dinámica familiar. La diferencia estriba en que estos niños no desean dialogar, no brindan argumentos ni desean profundizar sino simplemente hacer su voluntad. Además, estos pequeños parecen estar molestos continuamente y disfrutan molestando deliberadamente a otras personas.


Fuentes:

Spengler, M. et. Al. (2015) Student characteristics and behaviors at age 12 predict occupational success 40 years later over and above childhood IQ and parental socioeconomic status. Developmental Psychology; 51(9): 1329-1340.

Allen, J. P. et. Al. (2012) Predictors of Susceptibility to Peer Influence Regarding Substance Use in Adolescence. Child Development; 83(1): 337–350.

Oliner, S. P. (1992) Altruistic Personality: Rescuers Of Jews In Nazi Europe. New York: The Free Press.
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conciencia

EL MÉTODO PIKLER Y LA LIBERTAD DE MOVIMIENTOS EN EL DESARROLLO INFANTIL

Un artículo de Nazaret Barrio, pedagoga y especialista en e-learning. Cuenta con una amplia experiencia en centros de formación. Actualmente ejerce como profesora del Departamento de Educación y Sociedad en INESEM.

Seguramente muchos de vosotros habréis escuchado hablar de las pedagogías alternativas como una nueva forma de enfocar el proceso de enseñanza-aprendizaje del niño. Para quienes aún no la conozcáis, hoy os voy a hablar del método Pikler y su importancia en el desarrollo infantil. Un método que al igual que la Pedagogía Montessori apoya sus cimientos en la pedagogía científica con el objetivo de fomentar el respeto a la autonomía y la libertad del niño.


¿Qué tipo de educación quieres dar a tu hijo?

La elección del modelo educativo y el tipo de centro en el que matricular a los hijos puede llegar a convertirse en una decisión compleja movida por distintas opiniones e intereses. Dentro de las pedagogías alternativas podemos encontrar diferentes métodos que desde hace unos años están desequilibrando la consolidada balanza que apuntaba a la metodología tradicional como la vía más adecuada para educar a los más pequeños. Cada vez son más los padres que se interesan por otro tipo de metodologías que, alejadas de los principios de la escuela tradicional, promueven y defienden la libertad de actuación del niño, estableciendo claras diferencias en la relación profesor-alumno y convirtiendo al niño en principal artífice de su desarrollo. Nuevos métodos educativos que persiguen mejorar la calidad de la atención y el desarrollo evolutivo del niño y, tal y como ha sido demostrado con numerosos estudios e investigaciones en neurociencias y genética evolutiva, el método Pikler confirma que el hecho de dejar actuar al niño con libertad, facilitándole los recursos y espacios necesarios, hará que el niño adquiera una mayor autonomía y desarrolle una mayor movilidad postural, llegando a aprender a sentarse y caminar solo, sin necesidad de ayuda y sin que el adulto tenga que incitarle a ello.

En la metodología Pikler, el adulto debe adoptar un rol diferente en su relación con el niño, apoyando su actuación en la observación directa, la comunicación verbal, el afecto y la estimulación indirecta. La intervención del adulto sobre los movimientos del niño podría resultar perjudicial para su desarrollo autónomo, por ello, hay que evitar meter prisa al niño, actuando con paciencia y convirtiendo esta nueva forma de actuación en la vía principal para que el niño se sienta libre, y comience a crear un vínculo con el adulto que le permita actuar con total espontaneidad.

El adulto deberá proporcionar al niño ropa cómoda que facilite su movilidad y espacios amplios que puedan permitirle desplazarse y moverse sin limitaciones.

La etapa comprendida entre los 0-3 años, es una etapa de cambios acelerados en distintos ámbitos del desarrollo infantil (cognitivo, afectivo, social y motor) que asentarán la base de todo el desarrollo posterior del niño. Si permitimos que desde esta etapa comience a experimentar por sí sólo, se sentirá libre y esto le llevará a adoptar una actitud positiva pero sobretodo, activa, llevándole a aprender a partir de su propios movimientos autónomos, de sus logros y también de sus errores y fracasos.

El desarrollo del niño durante la etapa infantil adoptará un ritmo diferente en cada caso, por este motivo, no debemos alarmarnos si detectamos un desarrollo más tardío. Respeta su ritmo de desarrollo individual e intenta ofrecerle todas las posibilidades para que despierte y desarrolle su propia autonomía.

Y para que podáis ver y comprobar la eficacia del método Pikler, os dejo un vídeo en el que podréis ver al niño actuar y moverse con total libertad sin la ayuda del adulto, consiguiendo grandes avances en su desarrollo.
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meditación

EDUCAR PARA LA RESPONSABILIDAD

Un artículo de Celia Rodríguez Ruiz, psicóloga y pedagoga.

La responsabilidad es uno de los grandes retos de familias y educadores. Educar para la responsabilidad es una necesidad que no siempre es fácil de lograr. Enseñar a los niños y niñas a que sean responsables puede ser complicado, no siempre vale con decirles que lo sean. Sin embargo, educarles para la responsabilidad es una garantía para su bienestar futuro. La responsabilidad les hace autónomos, contribuye a desarrollar su confianza, su autoestima y su autoconcepto.

¿Por qué debemos educarles para la responsabilidad?


La responsabilidad es la capacidad de cumplir con las obligaciones, de dirigir nuestra conducta aunque nos suponga un esfuerzo mayor y de guiar nuestra acción para lograr una meta.

* Es básica para la consecución de las metas personales. No es fácil ser responsable porque puede suponer hacer cosas que no nos gustan mucho o que nos suponen esfuerzo, pero que tenemos que hacer. Es muy importante educar a los niños y niñas para que sean responsables y, así puedan cumplir con sus metas y puedan regular su conducta para lograr un fin.

* Supone compromiso y cumplimiento de los mismos, y esto es la base de la confianza en uno mismo.

* Aporta tranquilidad, ya que cuando una persona es responsable entiende que tiene un papel para que las cosas ocurran de una manera determinada, en cambio la falta de responsabilidad supone caos e incertidumbre (“no hay nada que pueda hacer para que las cosas sean de otro modo”).

¿Por qué les cuesta ser responsables?

La responsabilidad implica dejar de hacer cosas que nos gustan, implica dirigir nuestra propia conducta e implica libertad, en tanto que la responsabilidad es poner atención y cuidado a lo que se decide.

La responsabilidad es algo complejo, que no se adquiere de la noche a la mañana, requiere de un proceso de desarrollo paulatino. Es normal que les cueste ser responsables en un primer momento, es algo complicado para ellos, pero podemos educarles para ello y fomentar la responsabilidad.

Consejos para educarles en la responsabilidad

* Establece tareas para los niños y niñas acordes a su edad y nivel de desarrollo. Se trata de pequeñas tareas que puedan cumplir, y que puedan hacer solos, como por ejemplo: recoger su ropa, preparar su mochila, poner la mesa, ocuparse de alimentar a la mascota, etc.

* Déjales que ellos solos cumplan con su responsabilidad, aunque no lo hagan del todo bien, el objetivo es que aprendan a comprometerse y que ganen confianza y seguridad al hacerlo ellos mismos. Cuando no lo cumplan, podemos ayudarles a darse cuenta de lo que ha pasado y a corregirlo para la próxima vez.

* Edúcales con tu ejemplo, si queremos que se comprometan y que sean responsables, nosotros también tenemos que serlo. Seguramente todos pensemos que somos responsables pero ¿realmente lo somos de cara a nuestros hijos?, en este caso se trata de cumplir con nuestra palabra, con lo que les decimos que vamos a hacer.

* Muéstrales las ventajas que tiene ser responsables (por ejemplo si preparamos nuestras cosas con tiempo, no se nos olvidará nada, etc.), y explícales los peligros de ser irresponsables.

* Facilítales los medios para que puedan cumplir con sus tareas y dales confianza.
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LOS RECORTES EN EDUCACIÓN INFANTIL PASAN INADVERTIDOS PERO TIENEN CONSECUENCIAS: “NOS TRATAN COMO SERVICIO DE GUARDERÍA”

La supresión de recursos se hace invisible en la etapa de cero a seis años porque su presupuesto está incluido en la partida de Primaria, sin detallar. En las aulas se acusa la desaparición de apoyos que provocan la pérdida de clases importantes como la psicomotricidad o la música. "Obramos el milagro educativo de que aprendan a leer, escribir, pensar, razonar y tener recursos y nos tratan como asistenciales", se queja una profesora.

Ana Luisa está a punto de jubilarse y asegura que nunca había trabajado en condiciones tan precarias como ahora. Tiene un grupo de 24 niños y niñas de cinco años y enseña sin apoyos en un colegio del centro de Madrid. Dice que sus reclamos, por ser de fase Infantil, son menos escuchados por la administración: "Nos conciben cada vez más como una etapa asistencial".

Una explicación a la sangría de recursos para esta etapa educativa puede hallarse en la concepción que el Partido Popular dejó ver mediante el exministro de Educación José Ignacio Wert quien, sobre la educación hasta tres años dijo: "No es educación, sino básicamente conciliación".

La maestra Ana Luisa explica que "obramos lo que parece el milagro educativo: que los niños y las niñas lleguen a Primaria habiendo aprendido a leer, escribir, pensar, razonar, tener recursos... y nos tratan como a una guardería". Esa sensación la comparten otros maestros y maestras de la misma etapa, a cuyos recursos también ha pasado factura la crisis.

Resulta complicado cuantificar los recortes en esta etapa no obligatoria –de cero a seis años– porque en los Presupuestos Generales del Estado está integrada con la partida de Primaria. Y pasa algo similar con los presupuestos autonómicos de la mayoría de comunidades. Desde 2011, el Gobierno ha reducido 119 millones de euros el dinero dedicado a Infantil y Primaria. En las últimas cuentas de 2016, prorrogados, la inversión se recuperó solo tres millones. Era la primera vez que subía desde 2009. El sindicatos CC OO ha hecho una medición aproximada en uno de sus últimos informes que cifra en más de un 12% el tijeretazo en Infantil de 2009 a 2014.

¿Y en qué se traducen estas números en el día a día de las aulas? "Aquí sí sabemos qué nos falta, y yo no puedo ahora mismo dar a mis niños y niñas la atención que se merecen", dice Ana Luisa, cuya clase de cinco años no tiene ni psicomotricidad ni música desde 2013 porque los maestros de Primaria que daban esas horas ya no pueden pasarse por Infantil.

"Con los míos hago todo lo que puedo pero son 24 y estoy todos los días todas las horas sola con ellos. No tengo un mísero apoyo, excepto cuando viene la terapeuta algunas horas a dedicarse a los que necesitan atención especial", resume. Este año, la maestra tiene a tres niños y niñas que la requieren. Ana Luisa sale del aula solo las horas que los suyos dan inglés y utiliza ese tiempo para apoyar a las otras dos clases de su centro, de tres y cuatro años.

El origen de los problemas que acusa la maestra están en la pérdida de los apoyos educativos. En Madrid, por ejemplo, hay un apoyo por cada cuatro aulas. "En 2013 se suprimió el segundo apoyo aunque hubiera más de ocho clases porque se presupone que los centros con más líneas tienen más posibilidades para organizarse", argumenta la Consejería de Educación. En el colegio de Pilar, una maestra que trabaja en el barrio de Arganzuela, hay 18 aulas de 3-6 y tienen dos apoyos "después de que la directora se lo haya peleado mucho". "Aquí se ha acordado que se concentren solo en tres y cuatro años. Cinco no tiene. Cada centro se organiza como puede los recursos y va apañando", señala

Castilla-La Mancha eliminó en los años de gobierno de María Dolores de Cospedal (PP) docentes de apoyo en Educación Infantil y la ratio de alumnos de 3-6 años aumentó de 25 a 30. La administración regional prescindió de unos 800 docentes con estos recortes, según datos de CCOO. "Fue un caos, un recorte tan bruto que nos echábamos las manos a la cabeza", recuerda Mercedes Gómez, secretaria regional de la Federación de Enseñanza del sindicato en Castilla-La Mancha. Con el cambio de Gobierno se han recuperado recursos parcialmente y las ratios han vuelto a bajar.

"Las necesidades de los menores en esta etapa educativa no se han tenido nada en cuenta. En un bachillerato, la gente suele ver más claro el impacto de los recortes, pero aquí es diferente. Al ser percibida como asistencia parece que podemos acumular niños sin fin, cuando es un colectivo súper frágil", reivindica Gómez. Coincide Ana Luisa en que en esta etapa "se ponen los andamios" de todo su aprendizaje futuro.

"No es educación sino conciliación"

La postura de las expertas, basada en la idea de que "los primeros seis años son claves para el desarrollo", diverge bastante de la que expresado el exministro Wert. De hecho la ley educativa que impulsó, la Lomce no se ocupó de la Educación Infantil.

En esta primera etapa, que comprende a bebés desde los cuatro meses hasta los dos años, el descontrol ha sido todavía mayor, coinciden los sindicatos, al no quedar protegida por la estructura más sólida de los colegios de Primaria. La LOGSE (1990) reconoció por primera vez el tramo 0-6 como etapa educativa, aunque también abrió la veda de su separación en dos ciclos: el que nace con perspectiva de convertirse en universal (3-6) y el que no (0-3). Hasta los modelos más consolidados e innovadores en esta etapa inicial, como el de Cantabria, han quedado tocados en estos años.

La comunidad, con el PSOE en el gobierno, puso en marcha en 2004 una experiencia piloto para dotar a todos los centros públicos de un aula de dos años dentro del organigrama de los colegios, como una extensión del 3-6. Unos años después todos la tenían (unas 300 en total), hasta que llegaron los recortes: las aulas se quedaron sin maestras, solo atendidas por una técnica en Educación Infantil que era originariamente el apoyo de la profesora. Con la salida del PP del ejecutivo regional, se recuperaron estas maestras y los sistemas de apoyos están en vías de rescatarse.

En la mayor parte de las regiones, el 0-3 funciona con un sistema de gestión indirecta, es decir, recursos públicos administrados por empresas o cooperativas. En la Comunidad de Madrid, la mayoría de las escuelas funcionaban con las segundas, aunque una modificación en los pliegos que regulan los concursos públicos permitió la entrada de las primeras, algunas vinculadas a grandes constructoras como ACS. En paralelo al cambio de manos se produjo un aumento de las tasas mensuales de las familias, hasta el punto de que los padres y las madres han cargado con el 70% del coste de estas guarderías.

La variedad de situaciones es tanta como el número de comunidades autónomas. En Cataluña, por ejemplo, la Generalitat dejó a cero su inversión en escuelas infantiles 0-3 en 2013, tras irla reduciendo desde 2010, cuando aportaba anualmente casi 68 millones de euros. Compartían los presupuestos con las diputaciones o los ayuntamientos, que tuvieron que asumir la parte que dejó de pagar la Generalitat.

Como en Madrid, subieron también las aportaciones de las familias para cubrir el vacío de financiación. El coste medio de una plaza en una escuela infantil catalana es de 5.400 euros anuales, de los cuales las madres y los padres asumen unos 2.100, según datos de CCOO. La Generalitat aportaba, hasta que se cargó la partida, unos 1.800 por niño; una cuantía que el Departamento de Enseñanza reconoce que se utilizó para pagar las nóminas de los docentes de la concertada.
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NEUROCIENCIA: ¿QUÉ PASA EN EL CEREBRO DE UN PÁRVULO?

¿Qué está pasando en el cerebro de un niño de esta edad?; ¿qué conocimientos puede ofrecer la neurociencia a los padres de un niño en esta etapa? Estas preguntas las contestó Hank Pellissier, experto en educación y desarrollo cerebral, autor del libro “Los cerebros más brillantes: 225 maneras de elevar o dañar la inteligencia”. Te invitamos a leer esta nota con interesantes consejos para que los padres puedan apoyar de mejor manera el desarrollo de sus hijos en esta crucial etapa.

“No! No lo quiero! Waahwaah!” Buenas noticias, padres. Si esto suena escalofriante como tu hijo en plena etapa parvularia, ¡no se inquieten! Los neurocientíficos no consideran los lamentos y gritos como prueba de que tu hijo es un “ malcriado”. Una explicación más precisa de la variedad de pataletas que lo afectan es que su cerebro -aún en pleno desarrollo- está abrumado por exigencias mentales. En otras palabras, son parte de su actual etapa cognitiva.

La materia gris de un niño o niña de tres a cinco años de edad es un rápido, dinámico, fluido, espontáneo, y asombroso “trabajo en progreso”, que es incluso un tanto irracional. No podemos pedirle a un niño en esta etapa que “piense” como un adulto maduro y, más aún, estaríamos atrasando el desarrollo de su inteligencia si los estresamos con expectativas poco realistas.

Sumerjámonos en la cabeza de un párvulo y veamos que está pasando biológicamente. . . Uf! Whooa! Con calma! El proceso neurológico en un cerebro de tres a cinco años está doblemente más ocupado que el de un estudiante universitario y, posiblemente, tres veces más que el cerebro de un adulto. Un prescolar tiene 100 billones de células cerebrales (neuronas), con 77 % de ellas en la corteza cerebral, el territorio que posee y maneja el lenguaje, las matemáticas, la memoria, la atención y la solución de problemas complejos. Las neuronas forman conexiones a través de sus dendritas -delgados brazos parecidos a los de un pulpo que se mueven para recibir información de, potencialmente, hasta 15,000 otras células-, y de sus axones -que transmiten información desde las neuronas a otras células-. Las conexiones entre las neuronas -llamadas sinapsis— eventualmente son un total de 1,000 trillón (esta estimación puede variar).

¿Cuál es el resultado de este masivo esfuerzo mental? Furiosos tornados de desconcertante información que atormenta e inunda el cerebro del niño en esa etapa. En el cerebro del párvulo se rompe esquemas, las emociones son agobiantes, su llanto es desgarrante, los gritos explotan. Todos lloramos como un párvulo cuando estamos así de abrumados. Sin embargo, aunque hemos olvidado nuestros propios colapsos, podemos ayudar a nuestros niños a sobrevivir y desarrollarse en ésta extraordinaria época de crecimiento cerebral. Mira esta guía para potenciar su cerebro:

ACTIVA SUS MENTES

Un cerebro humano joven es una jungla caótica de neuronas volviéndose “raras” todas juntas dentro de un complejo circuito de patrones. Las experiencias tempranas tienen una enorme influencia en sus cerebros, que en esa etapa son verdaderas “esponjas”, y también afectan fuertemente la manera en que ellos maduran. Al proporcionarles cada día actividades que despierten su curiosidad, los estarás ayudando a crear unos caminos neuronales que incrementarán la eficiencia y capacidad de su aprendizaje. Exponer al párvulo a una variedad de estímulos y permítirle interactuar en la práctica con objetos tridimensionales es clave. Cocinar, pintar con los dedos, construir con plasticina, instrumentos musicales e ir a festivales, zoológicos interactivos, museos, piscinas de mar, conciertos, y salidas a zonas naturales, son todas enriquecedoras experiencias sensoriales.

SÉ GENTIL

Los niños necesitan sentirse seguros y confiados. Una investigación de la Universidad de Stanford indica que el stress traumático y el miedo pueden liberar niveles tóxicos de la hormona cortisol, la que, puede destruir neuronas en el hipocampo, una región vinculada a la memoria de hechos y a la memoria episódica. Es posible minimizar el stress en un párvulo entregándole una positiva, amorosa, sensible y motivadora retroalimentación. Mantén los regaños y las amenazas al mínimo, evita las peleas innecesarias y los gritos o palmadas en pro de su disciplina. Es clave también ser pacientes con situaciones cotidianas -como orinarse en la cama-, ser empático con sus miedos a las pesadillas, a la oscuridad, y a las tormentas, y permíte al niño tener un objeto de seguridad, como un manto acogedor o un oso de peluche.

HORA DE CHARLAR

Las horas en que un párvulo asiste al jardín infantil son un “horario prime” para el desarrollo auditivo del cerebro. Apoyar la habilidad auditiva y de habla del niño/a ayuda a construir un fuerte circuito neuronal para la absorción de más aprendizaje del lenguaje. Es ideal conversarles, cantarles y leer para ellos con una voz que varíe de tono y ritmo, dándole énfasis a las palabras importantes (si apenas balbuceas o tu tono es monótono el niño se aburrirá y no se enfocará.) Trata de hacer preguntas no concluyentes que inicien el pensamiento, explica “cómo funcionan las cosas,” usa un alto nivel de vocabulario, y regularmente incluye a tu hijo/a en las conversaciones que puedan expandir su vocabulario. Protege la audición de tu hijo/a tratando las infecciones de oído inmediatamente, y motívala/o a usar “sus palabras” en vez de hacer pataletas. El jardín infantil es también un período ideal para presentarles una segunda lengua desde jóvenes, ya que “la plasticidad” de sus cerebros en esa etapa permite absorbe el lenguaje rápidamente.

HABILIDADES SOCIALES

En esta etapa es importante inscribir al niño en un jardín infantil de la mayor calidad posible o al menos agendar de manera regular instancias en donde pueda jugar con amigos. Anímalo a jugar en torno a sus fantasías y su creatividad con sus amigos -los juegos de rol desarrollan la zona verbal del cerebro y mejoran las habilidades sociales vinculadas a la comunicación, al compartir y a la resolución de conflictos. Permite a tu hijo/a tener “amigos imaginarios” por la misma razón, pero recuerda, los niños en esta etapa tienen dificultades separando la realidad y la ficción asi que no los llames “mentirosos” si insisten en que sus historias son reales.

LA CONCENTRACIÓN Y EL CEREBRO DE UN PÁRVULO

Un niño de tres a cinco años de edad puede poner atención por cinco a diez minutos en el mejor de los casos. Exigirle concentración prolongada en alguna tarea puede frustrarlos a ambos, pero es posible ayudar al niño a mejorar su memoria de corto plazo a través de juegos y actividades que demanden control de atención. Recomendados son las damas, los puzzles apropiados a su edad y el “memorice”, ese juego de cartas con figuras que se dan vuelta boca abajo y se van descubriendo una a la vez para formar pares. Es recomendable elogiar al niño por el duro trabajo que realiza en estas tareas, y modela su auto control con tu propio comportamiento.

CATEGORIZA EL MUNDO

Cuando el niño cumple cuatro años, muchos circuitos de la corteza de su cerebro asociados a la matemática y a la lógica estarán formados. Para desarrollarlos, motiva a tu hija/o a comparar, coleccionar, etiquetar objetos y eventos en el mundo que despierten su curiosidad. Realiza juegos de conteo, y enséñale métodos de clasificación, como grande/pequeño, largo/corto, formas, colores, tamaño, peso y temperatura.

LA ALIMENTACIÓN ADECUADA

Para un crecimiento cerebral óptimo, alimenta a tu hijo/a de manera balanceada, con una variedad de nutritivos vegetales, fruta, granos enteros, lácteos, y carne. La comida perfecta para el cerebro incluye yemas de huevos, carne rica en grasas y soja, la cual contiene colina, el “ladrillo” necesario para construir el neurotransmisor acetilcolina, que es crucial para la memoria. También es crucial limitar su consumo de dulces, galletas, jugos de fruta, y azúcares, y comida chatarra que sólo son “calorías vacías” y no una nutrición esencial. Un estudio reciente de la Universidad de Bristol indicó que los niños pequeños que comen comida chatarra desarrollan un CI (coeficiente intelectual) hasta cinco puntos más abajo que aquellos que se alimentan sanamente, porque consumen vitaminas y minerales insuficientes para un crecimiento cerebral óptimo. Es importante aprender constantemente sobre una buena alimentación para el cerebro de tu hijo/a.

¡EJERCICIO!

Idealmente, los niños pequeños deben tener al menos 30 minutos diarios para correr y jugar al aire libre. John Ratey MD, autor de “Spark”, le llama al ejercicio “el milagro que hace crecer al cerebro”, porque eleva los neurotransmisores y estimula el crecimiento neuronal. Balancearse, jugar en columpios o con equipos que les permitan girar resulta muy efectivo para estimular diferentes partes de su cerebro al mismo tiempo, para construir nuevos caminos neuronales y aumentar el potencial de aprendizaje, conciencia espacial y ritmo. Deportes completos para el cuerpo como el soccer, la natación, el yoga, la gimnasia y la danza son valiosos ejercicios para el cerebro.

POCA TELEVISIÓN

El artículo publicado en el periódico “Pediatría” de la Universidad de Washington concluyó que “la exposición temprana a la televisión está asociada a problemas atencionales [. . .] esfuerzos por limitar las horas frente a la televisión durante la infancia temprana debieran estar garantizados”. Los resultados perjudiciales pueden ser hiperactividad y tiempos de atención acortados. Evita esto limitando la televisión a una hora diaria, y trata de no inscribirlos en jardines infantiles que pongan a los niños frente a la pantalla. Programas de calidad pueden ser encontrados en el canal National Geographic, Discovery Channel, y muchos videos cortos, de fácilmente “absorción” están disponibles en YouTube.
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LA IMPORTANCIA DE DESDRAMATIZAR EL ERROR PARA EDUCAR

Un artículo de Celia Rodríguez Ruiz, psicóloga y pedagoga.

Todo aprendizaje está acompañado de error. Para aprender tenemos que equivocarnos, nadie nace sabiendo, y el error forma parte del aprendizaje. Sin embargo, el error está cargado de una popularidad negativa, nadie quiere cometer errores, el error es un drama y parece que hay que evitarlo. Es muy importante desdramatizar el error para educar y para permitir que se produzcan aprendizajes.


EL ERROR NECESARIO PARA EL APRENDIZAJE

El error es necesario para el aprendizaje. Si recordamos cuando hemos aprendido algo, cualquier cosa, recordaremos que ese aprendizaje ha estado acompañado de errores, de caídas que nos han ayudado y sin las que no hubiésemos podido aprender.

El error es una parte muy importante del aprendizaje, es necesario para que se produzca el aprendizaje. Nuestro cerebro cuando aprende está estableciendo conexiones, y el error nos indica el camino que no hay que seguir. Cuando nos equivocamos estamos aprendiendo, porque nuestra mente está buscando caminos, está buscando soluciones y no siempre acierta.

CAMBIAR LA VISIÓN NEGATIVA DEL ERROR

El error tiene una imagen negativa que perjudica a los aprendizajes. En una sociedad competitiva, en un mundo donde impera ser el mejor y ganar, el fallo no se admite, y no hay mayor error que no admitir el error. Es muy importante cambiar nuestra visión del error, cambiar la visión negativa y verlo como una oportunidad de aprender y de progresar. Una visión negativa del error implica:

* No aceptar el error y por lo tanto estancarnos en el mismo.

* No avanzar.

* Emociones negativas asociadas al error, que dificultan el aprendizaje.

* Falta de interés y falta de motivación hacia el aprendizaje, como resultado de los errores.

¿QUÉ CONSEGUIMOS CON UNA VISIÓN POSITIVA DEL ERROR?

Es importante cambiar la visión negativa del error por una visión positiva. El error es natural, es parte del aprendizaje, con una visión positiva y no tan dramática:

* Los niños y niñas ven el error como algo natural y algo normal, por lo tanto pueden aceptarlo y pueden avanzar.

* No aparecen emociones negativas, sino preguntas que nos ayudan a aprender.

* Se favorece una sana autoestima.

* Se fomenta el aprendizaje significativo en el que cada cual es responsable de su propio proceso, ya que no se teme fallar.

¿CÓMO DESDRAMATIZAMOS LA IMAGEN DEL ERROR?

Podemos hacer algunas cosas para desdramatizar la imagen del error y ayudar a los niños y niñas a tener una visión positiva del mismo.

* Empieza con tu ejemplo, no ocultes tus errores y cuando los cometas reacciona de una manera positiva a los mismos.

* Cuando el niño o niña cometa algún error, no le critiques a él o ella directamente.

* Tranquilízales cuando comentan errores y explícales que es algo normal, que están aprendiendo y que pueden aprender de sus errores.

* Ayúdales a hacerse preguntas acerca del error: ¿qué es lo que ha salido mal? ¿por qué ha salido mal? ¿qué puedo hacer para evitar que salga mal la próxima vez?

* Fomenta su autoestima, cuando cometan errores, no dramatices, ayúdales a dejar de verlo como algo personal o algo de lo que avergonzarse.
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¿POR QUÉ SUSPENDE UN NIÑO DE PRIMARIA?

Un artículo de Noelia Silvosa.

ALGO ESTÁ PASANDO... Para que cada vez lleguen más cuatros a casa. ¿Tiene sentido dejar a un niño con una en verano? Los expertos hablan. Unas veces falla el alumno, pero otras tantas se meten de por medio las grietas del sistema educativo. Y sí, también la personalidad del profesor.


"Es mejor motivar que penalizar porque quizás el niño sí que se ha estado esforzando"

Deberíamos preguntarnos qué personas estamos formando. Que sí, que el boletín de las notas ha llegado y hay que aceptarlo como es. Que también hay que hacer al alumno responsable de ese suspenso. Pero centrémonos. ¿Tiene sentido dejar con una asignatura a un niño de primaria? ¿Darle el disgusto del verano? Y, en definitiva, ¿frustarle bajo el yugo de la media aritmética a unos diez años de la selectividad? Cuando una servidora estudiaba en la primaria de la Logse, lo raro era que alguien suspendiese. «¡Oye, que a fulanito le quedó Soci!», se oía por los pasillos el último día de curso. ¿Qué está pasando ahora para que la mitad de la clase suspenda el control de matemáticas? Perplejos, en busca de estas y otras respuestas nos dirijimos a los expertos, que son quienes realmente tienen la palabra. Y la conclusión es demoledora para colegios y profesores. Por no hablar de un sistema educativo al que solo los más benévolos le ponen un cuatro. Eso sí, como una catedral. «Con la Logse, en el año 90, los cursos no eran realmente cursos, sino etapas de dos en dos cursos. Normalmente el niño progresaba porque disponía de más tiempo. En este sentido el psicólogo Piaget apunta que todo el mundo no madura a la vez», señala José Manuel Suárez, presidente de la Asociación de Pedagogos de Galicia. En su opinión, con ese criterio «se produjo una bajada de rendimiento, dado que al final de los dos años equiparamos a los que mejor van con los que les ha costado más».

Con la Lomce se han acortado los plazos, examinando al final de cada curso. Ahora bien, ¿cómo lo estamos haciendo? «La escuela española está exigiendo cosas que el niño a veces no está preparado para asumir con contenidos que, en ocasiones, no se adaptan a su edad», señala Suárez, que opina que el sistema educativo es «antediluviano, propio del siglo XIX, porque se exige que el niño adquiera todo lo que la escuela propone en lugar de seguir una personalidad y unas cualidades». Así, el experto no lo duda: «Cuando alguien suspende, suspende todo el sistema. Aunque muchas veces suspender no quiere decir que el niño va mal, sino que no se ajusta a lo que pide la escuela, que es diferente. Pedagógicamente ese niño no es un fracasado. O bien no está lo suficientemente maduro para esos contenidos o es que el profesor no lo ha preparado lo suficiente», explica.

UN CASO DE TANTOS

Lo que viene a continuación no tiene desperdicio. Le contamos un caso real. Una niña de diez años. Quinto de primaria. Aprobó inglés sin dificultades en los cursos anteriores. Una docente nativa del Reino Unido acredita, tras hacerle un examen oral, que supera el nivel 3 de Trinity. Pero días después el boletín de sus notas del colegio -el mismo en el que superó ese nivel de Trinity- dice lo contrario. La alumna acaba el curso con un cuatro en inglés. Un cuatro entre tres sobresalientes y otros tantos notables. De nuevo, la maldita calculadora. «¿Quién se equivoca aquí?», le pregunto.

Y el experto responde con un apunte relevante: «Muchas veces hay más personalidad del profesor que evolución del alumno en la evaluación». Y dice algo más. «Siempre es mejor motivar que penalizar, porque quizás el niño sí que se ha esforzado», señala. Eso sí, todo tiene su parte positiva. «Sirve para que aprenda a fallar y a corregir, y para que se fije más y mejore», apunta. Por su parte, la psicopedagoga y asesora educativa Ana Pravia ve un error las notas numéricas a esas edades: «Lo que importa es si progresa o no adecuadamente», dice. «¿Qué repercusión va a tener ese cuatro en su vida futura? Ninguna. «¿Hacia dónde va eso entonces?», se pregunta. Y ojo con lo que hacemos en casa. «La familia tiene que apoyar y motivar, estar pendiente de las tareas, pero sin pasarse ni justificarlo todo», concluye. Tampoco se puede atemorizar. «Eso afortunadamente ocurre poco, con padres que pasan de los estudios del niño y sin embargo luego les echan la bronca, haciéndole sentir que es un inútil», afirma Pravia, que añade que hay que analizar tres factores: «El niño y las razones por las que no da el nivel, el cole con su profesorado para ver cuál es su exigencia y el papel de la familia». Otra cosa son los problemas de aprendizaje, que darían para otro reportaje. Pero hablamos de alumnos de nivel medio. De cuatros aislados. Y de la maldición de la media aritmética.
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ENSÉÑALES A LOS NIÑOS CÓMO PENSAR, NO QUÉ PENSAR

Un maestro sufí tenía la costumbre de contar una parábola al terminar cada lección, pero los alumnos no siempre entendían el mensaje de la misma.

- Maestro – le dijo en tono desafiante uno de sus estudiantes un día -, siempre nos haces un cuento pero nunca nos explicas su significado más profundo.

– Pido perdón por haber realizado esas acciones – se disculpó el maestro-, permíteme que para reparar mi error, te brinde mi rico durazno.

– Gracias maestro.

– Sin embargo, quisiera agradecerte como mereces. ¿Me permites pelarte el durazno?

– Sí, muchas gracias – se sorprendió el alumno, halagado por el gentil ofrecimiento del maestro.

– ¿Te gustaría que, ya que tengo el cuchillo en la mano, te lo corte en trozos para que te sea más cómodo?

– Me encantaría, pero no quisiera abusar de su generosidad, maestro.

– No es un abuso si yo te lo ofrezco. Sólo deseo complacerte en todo lo que buenamente pueda. Permíteme que también te lo mastique antes de dártelo.

– ¡No maestro, no me gustaría que hicieras eso! – se quejó sorprendido y contrariado el discípulo.

El maestro hizo una pausa, sonrió y le dijo:

– Si yo les explicara el sentido de cada uno de los cuentos a mis alumnos, sería como darles a comer fruta masticada.

Desgraciadamente, muchos maestros y padres piensan que es mejor darles a los niños las frutas perfectamente cortadas y masticadas. De hecho, la sociedad y las escuelas están estructuradas de tal forma que se enfocan más en la transmisión de conocimientos, de verdades más o menos absolutas, que en enseñarles a los niños a pensar por su cuenta y sacar sus propias conclusiones.

Los padres, educados en este esquema, también lo repiten en casa ya que todos tenemos la tendencia a reproducir con nuestros hijos las pautas educativas que utilizaron con nosotros, aunque no siempre somos conscientes de ello.

Sin embargo, enseñarle a un niño a creer a ciegas en supuestas verdades sin cuestionarlas, enseñarles lo que deben pensar implica arrebatarles una de sus capacidades más valiosas: la capacidad para autodeterminarse.

Educar no es crear sino ayudar a los niños a crearse a sí mismos

La autodeterminación es la garantía de que, elijamos lo que elijamos, seremos nosotros los protagonistas de nuestras vidas. Podremos equivocarnos. De hecho, es muy probable que lo hagamos, pero aprenderemos del error y seguiremos adelante, enriqueciendo nuestro kit de herramientas para la vida.

Desde el punto de vista cognitivo, no existe nada más desafiante que los problemas y los errores ya que estos no solo demandan esfuerzo sino también un proceso de cambio o adaptación. Cuando nos enfrentamos a un problema se ponen en marcha todos nuestros recursos cognitivos y, a menudo, esa solución implica una reorganización del esquema mental.

Por eso, si en vez de darles verdades absolutas a los niños les planteamos desafíos para que piensen, estaremos potenciando la capacidad para observar, reflexionar y tomar decisiones. Si enseñamos a los niños a aceptar sin pensar, esa información no será significativa, no producirá un cambio importante en su cerebro sino que simplemente se almacenará en algún lugar de su memoria, donde poco a poco se irá difuminando.

Al contrario, cuando pensamos para solucionar un problema o intentamos comprender en qué nos equivocamos se produce una reestructuración que da lugar al crecimiento. Cuando los niños se acostumbran a pensar, a cuestionar la realidad y a buscar soluciones por sí mismos, comienzan a confiar en sus capacidades y enfrentan la vida con mayor seguridad y menos miedos.

Los niños deben encontrar su propia manera de hacer las cosas, deben conferirle sentido a su mundo e ir formando su núcleo de valores.

¿Cómo lograrlo?

Una serie de experimentos desarrollados en la década de 1970 en la Universidad de Rochester nos brinda alguna pistas. Estos psicólogos trabajaron con diferentes grupos de personas y descubrieron que las recompensas pueden mejorar hasta cierto punto la motivación y la eficacia cuando se trata de tareas repetitivas y aburridas pero pueden llegar a ser contraproducentes cuando se trata de lidiar con problemas que demandan la reflexión y el pensamiento creativo.

Curiosamente, las personas que no recibían premios externos obtenían mejores resultados en la resolución de problemas complejos. De hecho, en algunos casos esas recompensas hacían que las personas buscaran atajos y asumieran comportamientos poco éticos ya que el objetivo dejaba de ser solucionar el problema, para convertirse en obtener la recompensa.

Estos resultados llevaron al psicólogo Edward L. Deci a postular su Teoría de la Autodeterminación, según la cual para motivar a las personas y a los niños a que den lo mejor de sí, no es necesario recurrir a recompensas externas sino tan solo brindar un entorno adecuado que cumpla con estos tres requisitos:

1. Sentir que tenemos cierto grado de competencia, de manera que la tarea no genere una frustración y una ansiedad exageradas.

2. Disfrutar de cierto grado de autonomía, de manera que podamos buscar nuevas soluciones e implementarlas, sintiendo que tenemos el control.

3. Mantener una interacción con los demás, para sentirnos apoyados y conectados.

Por último, os animo a disfrutar de este corto de Pixar, que se refiere precisamente a la importancia de dejar que los niños encuentren su propio camino y no darles respuestas y soluciones predeterminadas.

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ASÍ FUNCIONAN LAS GUARDERÍAS EN LAS QUE LOS NIÑOS Y LOS ANCIANOS SE AYUDAN MUTUAMENTE

Juntar a personas que comienzan su vida con otras que están en su etapa final tiene muchos más beneficios de los que se pensaba. Hablamos con la responsable de un proyecto en España que consigue ese encuentro intergeneracional con éxito.

La residencia para mayores Providence Mount St. Vincent en Seattle, se ha convertido en el lugar amable de las últimas semanas. Su mérito, acoger un proyecto intergeneracional que ahora se ha convertido en documental y que cuenta como sus 400 residentes comparten espacio, tiempo y actividades con niños de primaria que acuden al mismo centro porque se trata de su guardería.

Durante cinco días a la semana, pequeños y mayores se reúnen para que las vidas de ambos se enriquezcan y los resultados están siendo tan revolucionarios que, hace un año, llamaron la atención de Evan Briggs, una cineasta que ha encontrado en el proyecto la manera de documentar cómo es crecer y envejecer en Norteamérica. Briggs lanzó, a principios de junio del año pasado, un proyecto de crowfunding para financiar su documental Present Perfect y en cuestión de días, su meta de 50.000 dólares se dobló gracias a las aportaciones de miles de personas que se han emocionado con la idea de acabar con el aislamiento social que sufre casi la mitad de los ancianos estadounidenses y que comprenden la importancia de explorar las aportaciones que pueden hacer a la comunidad las personas mayores para que el tramo final de sus vidas no se convierta en un tiempo de tristeza y falta de contacto con el presente.

La iniciativa de Seattle es una de las más llamativas, pero no es nueva. Los expertos en geriatría conocen desde hace tiempo los beneficios, casi milagrosos, que activa el contacto intergeneracional frecuente y en nuestro país ya hay precedentes de experiencias similares. Catalina Hoffmann, promotora del proceso de trabajo especializado en gerontología conocido como Método Hoffman, lleva tiempo poniendo en práctica este contacto con resultados, asegura, emocionantes: “Los mayores de nuestro centro de día Vitalia Ferraz y los niños del Colegio Sagrado Corazón de Jesús de Rosales participan en un programa semanal en el que niños de todas las edades, no solo de primaria, pasan un día realizando actividades de todo tipo con los mayores. Han hecho cursos de cocina, de baile, juegos, plastilina… Los niños participan en las actividades terapéuticas de los mayores y los mayores en las actividades de aprendizaje de los niños… y no hay palabras para describir qué ocurre. La experiencia está siendo tan beneficiosa para todas las partes que estamos tratando de conseguir integrarla en otros centros”, explica Hoffmann para S Moda.


BENEFICIOS DEL ENCUENTRO INTERGENERACIONAL

Más allá de los efectos emocionales que tienen lugar cuando personas de distintas edades y en etapas tan diferentes de la vida conviven, Hoffmann detalla efectos de orden terapéutico: “Aunque todos envejecemos de una manera distinta, hay una constante en muchas personas que están viviendo procesos de envejecimiento y es la idea de sentirse inactivos, poco útiles y frustrados por la ausencia de esfuerzo. Pero cuando los mayores entran en contacto con los niños se produce un hecho automático, se esfuerzan, sonríen, participan y ponen toda su energía en agradar, complacer y acompañar a ese niño”, relata.

Los niños, por su parte, no solo reciben “además de aprender qué significa envejecer, normalizan el proceso, comprenden que se trata de una evolución natural y es fascinante ver cómo se sienten con la potestad de enseñar”, explica Hoffmann que también cuenta que los padres de los chavales agradecen la experiencia y asegura que “es precioso ver cómo siguen en contacto a través de las redes sociales, por ejemplo”.

Los niveles en los que programas de este tipo mejoran la vida de quienes participan en ellos son varios. “A nivel cognitivo, tanto los mayores como los niños quieren aprender los uno de los otros. A nivel físico, los mayores se someten a una mayor estimulación porque están deseando esforzarse. En el plano psicológico el provecho es brutal porque se trata de una relación constante, que permite que se construyan lazos y en el terapéutico lo considero una revolución –dice Hoffmann– porque las personas que están teniendo un deterioro cognitivo, al entrar en contacto con un niño se conectan a la realidad”. Además, cuenta que los niños “no tienen miedo ni prejuicios así que cuando se relacionan con personas que, por ejemplo, están teniendo una demencia, se da un fenómeno maravilloso que es que esos niños conectan con su vocación de ayudar, se esfuerzan para que el mayor participe, le acompañan en su esfuerzo”. El encuentro, asegura Catalina Hoffmann, mejora su intelecto y amplía sus recursos personales desde que son pequeños algo que revertirá en el futuro de todos: “En la actualidad la maternidad se retrasa cada vez más y los niños ya no saben lo que es un bisabuelo o conocen a sus abuelos cuando son muy mayores, estoy convencida de que no hay mejor manera de evitar el aislamiento de los mayores que haciendo una sociedad que cuente con ellos desde la infancia”.
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LAS GUARDERÍAS MÁS BONITAS DEL MUNDO: 15 ESCUELAS INFANTILES EN LAS QUE TE GUSTARÍA QUE SE EDUCASEN TUS HIJOS

Las guarderías y las escuelas infantiles son, más allá del hogar, donde los más pequeños de la casa empiezan a conocer el mundo, de ahí su importancia. Aunque en la mayoría de los casos se trata de espacios funcionales acondicionados para los niños, en algunas ocasiones se convierten en lugares maravillosos en los que la arquitectura se convierte en un elemento que hace volar aún más su imaginación. Estas son 15 de las guarderías y escuelas infantiles más bonitas del mundo.
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La educación cuántica

ERRORES COMUNES EN LA EDUCACIÓN DE LOS NIÑOS

Un artículo de Celia Rodríguez Ruiz, psicóloga y pedagoga.

La educación de los niños es un proceso complicado, en el que muchas veces cometemos errores que pueden tener más o menos consecuencias para los niños. Conocer los errores más comunes, nos puede ayudar a evitar cometerlos.

Los errores más comunes en la educación de los niños


1 - Ser demasiado exigentes con los niños y demasiado irritables. A veces somos demasiado exigentes, ponemos metas demasiado altas y nos mostramos muy irritados cuando no cumplen con nuestras expectativas. Como consecuencia el niño será muy reservado y puede desarrollar una importante falta de confianza.

2 - Hacer por ellos cosas que pueden solucionar solos. A veces queremos ponerles facilidades y hacemos por ellos cosas que podrían hacer solos. Al hacerlo corremos el riesgo de que sean demasiado temerosos e indecisos.

3 - Comprarles muchos regalos y cosas que no necesita. Este es un gran error, ya que anulamos su capacidad de decisión al no darle derecho a elegir lo que quiere o necesita y no valoraran lo que tienen.

4 - Una actitud demasiado dura ante sus errores. El niño tiene derecho a cometer errores, de hecho es sano para él. Cuando somos demasiado duros con sus errores, es normal que el niño tienda a mentirnos para ocultarlos.

5 - No prestar atención al ejemplo que estamos dando a los niños. Cuando no prestamos atención a esto, podemos transmitir actitudes y conductas inadecuadas.

6 - No prestar atención al niño. El niño que no se percibe atendido probablemente reaccione con comportamientos irascibles, rabietas, malas conductas, etc. Ya que es la manera que conoce para llamar nuestra atención.
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La educación cuántica

DEJAR QUE LOS NIÑOS HAGAN COSAS POR SÍ MISMOS

Un artículo de Celia Rodríguez Ruiz, psicóloga y pedagoga.

Cuando un bebé nace, son muchas sus necesidades y apenas nula su autonomía. Pero a medida que crecen poco a poco irán ganando autonomía y capacidades para hacer las cosas por sí mismos. Y aquí aparece una de los retos más complicados de la crianza y educación, que no es otro que dejar que hagan las cosas por sí mismos, aun sabiendo que pueden equivocarse y que dichas equivocaciones pueden generar malestar. Pero dejar que los niños hagan cosas por sí mismos es fundamental para su desarrollo.


¿Por qué nos cuesta dejar que hagan cosas por sí mismos?

Dejar que hagan las cosas por sí mismos puede parecer algo sencillo, ya que simplemente debería consistir en alejarnos y ocuparnos de otras cosas. Sin embargo, en una de las tareas más complicadas para los padres y madres. Nuestra experiencia como adultos, nos ha enseñado que tomar una decisión equivocada o no tomar ciertas precauciones pueden llevarnos al error, al fracaso y a la frustración y malestar. Nos cuesta dejar que hagan por si mismos porque los queremos y nos duelen sus equivocaciones.

Pero pensemos una cosa, imaginemos que queremos aprender a montar en bici, la primera vez que lo intentamos nos caeremos y nos haremos daño, pero huir de la caída supone no aprender nunca. Lo mismo ocurre en otras áreas, muchas de las cosas que cómo adultos ya sabemos, no las sabemos por ser adultos, sino porque hemos tenido experiencias que nos han llevado a aprenderlas. Además, si recordamos nuestras propias equivocaciones, probablemente con el tiempo no fuesen para tanto, debemos pensar que probablemente nos duela más a nosotros que al propio niño.

Cuando privamos a los niños y niñas de esas experiencias no podrán desarrollar ciertos aprendizajes y además tampoco desarrollaran una tolerancia a la frustración, confianza en sí mismos y autonomía.

¿Qué ocurre cuando no dejamos que hagan las cosas por sí mismos?

* Impedimos que aprendan de las experiencias.

* Supone un obstáculo para el desarrollo de su autonomía y responsabilidad.

* Tenderán a confiar poco en sí mismos y a una baja autoestima.

* Les costará tomar decisiones, ya que no han aprendido a hacerlo.

* Tendrán dificultades para tolerar la frustración y aprender de sus errores.

Consejos para dejar que los niños hagan cosas por sí mismos

Veamos algunos consejos para que, cómo padres podamos superar estas dificultades.

* Deja que poco a poco asuman responsabilidades, adecuadas a su edad y capacidades. No se trata de dejar que hagan todo por sí solos.

* En un primer momento explícales lo que tienen que hacer y cómo tienen que hacerlo, sirve de modelo.

* Deja que lo hagan solos, y supervisa, pero sin que perciban que estas supervisando. Esta parte es muy importante, si ellos perciben que estas supervisando es probable que tiendan a buscar tu aprobación y que no crean que lo han logrado por sí mismos, en cambio si no se percatan de ello, desarrollaran la confianza en sí mismos.

* Empieza a confiar en ellos y en sus posibilidades.

* Anímales y refuerza sus logros.

* Enséñales una manera positiva de ver los fracasos y errores, como fuente de aprendizaje y no de frustración. Para ello relativiza el error, quítale importancia y enséñale como tiene que hacerlo para mejorar.
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JUGAR Y APRENDER EN EDUCACIÓN INFANTIL.

Cuando solemos hablar de educación, parece que la infantil, la que recorre los 3 primeros años de vida de los niños, no tiene mucha importancia a la larga. Al fin y al cabo, que podemos enseñar a unos niños tan pequeños. El problema, es que la educación infantil, es mucho más importante de lo que nos solemos imaginar. De hecho, tenemos un gran número de estudios como el de Elia Lopez o el de Petra Maria. Los cuales nos advierten de la importancia de esta corta edad, sobre todo en el desarrollo emocional y afectivo de los futuros adultos.

La cuestión es que el mundo ha cambiado en muy pocos años. Y la situación que nos toca vivir, no tiene nada que ver con la que les tocó a nuestros padres. Para empezar, el tiempo que los padres pueden disfrutar de los niños ha disminuido paulatinamente. Las guarderías, que hace unos años se utilizaban por una parte relativamente pequeñas. Han pasado a ser una necesidad, donde muchos padres tienen que dejar a sus niños durante horas, excediendo en muchos casos la jornada laboral de un adulto. Aunque eso, no lo podemos evitar. Tendríamos que realizar un cambio de la sociedad. Algo inviable. Así es que nos tenemos que adaptar a los nuevos tiempos y a las necesidades que han surgido a raíz de los avances tecnológicos.

Como hemos visto, los primeros años de edad, son fundamentales para una serie de puntos que vamos a ver:

* Desarrollo del lenguaje: Es durante estos años, cuando el cerebro del niño fija sus conexiones cerebrales para una correcta y rápida expresión. Es por ello, que durante los primeros 3 años de vida, a los niños les cueste tan poco aprender inglés sin esfuerzo.

* Educación emocional: Desde el nacimiento, lo que de verdad necesita un bebé, es cariño, mucho cariño. Pero, no solo durante los primeros meses. En verdad, estos 36 meses van a fijar una idea una base, sobre como funcionan las relaciones entre los humanos. Separando y entendiendo el diferente tipo de acercamiento ya sea con los padres, la familia, los profesores…

* Creación de la personalidad: Una de las metas a conseguir en educación infantil, es el conocimiento de uno mismo. No solo deben conocer sus partes, si no que deben empezar a distinguir los sentimientos, y posicionarse en el mundo. Ya sea una personalidad tímida, fuerte, arisco. Pero, lo más importante es su propia autoestima. La cual, le acompañará el resto de la vida. Es cierto que cada uno tenemos una personalidad innata. Pero, durante estos 3 años de educación infantil, el niño tendrá la posibilidad de rebajarla con ayuda de los padres.

LAS GUARDERÍAS

Como vemos, los retos que se persiguen con niños de infantil, son complejos y necesitan de un arduo trabajo. Esto ha hecho, que las guarderías hayan empezado a cambiar radicalmente. Un ejemplo, lo tenemos en la guardería British Bubbles de Salamanca. La cual desde el principio baso su sistema en una integración total del inglés desde los 4 meses de edad. Consiguiendo así que cuando los niños tienen 3 años, tengan un nivel envidiable de inglés, por encima del de muchos niños de 15 años, en cuanto a comprensión y expresión. Aunque este es tan solo uno de los puntos en los que las guarderías están trabajando hoy en día. Hace no muchos años, todos los centros contaban con métodos educativos oficiales, lo que no permitía trabajar muy bien en función de cada niño. Es por ello, que han creado un método educativo propio, dirigido totalmente a cada uno de los centros.

Pero, no solo con la parte académica se pueden solucionar los problemas de los centros infantiles. Como ya hemos dicho, el afecto y el cariño, son básicos en todos los desarrollos de los niños. Antes pasaban menos tiempo en las guarderías. Con lo que las familias podían cubrir de mejor forma estas necesidades (nadie como un padre o una madre para dar cariño a un hijo.) Ahora, han tenido que cambiar los métodos para poder dedicar más atención y tiempo a reforzar la personalidad y ayudarle a crear su autoestima. Las guarderías además han tenido que ampliar el contacto con los padres, ya sea a través de un blog del centro o de una aplicación. Ya que los padres, si que demandan cada vez más estar más informados. Ya que les falta tiempo con sus niños y quieren saber más.

EL JUEGO EN EL CENTRO INFANTIL

Uno de los grandes errores que me encuentro en la educación, es pensar que el juego debe acabarse cuando los niños comienzan el colegio. Como si la mejor forma de aprender, fuera, escuchar sentado y repetir una y otra vez la lección. Independientemente de la edad que tengamos, jugando se aprende mejor cualquier cosa. El juego hace divertido el aprendizaje, todo lo contrario a los sistemas educativos de hoy en día. Cuando hablamos de la etapa de infantil, está claro que el juego es la forma básica de enseñanza. Hasta los 3 años, debemos utilizar juegos rápidos, que duren un máximo de 10 minutos con los más mayores. Y cambiar de juego constantemente. Ya que a esta edad, el tiempo de atención es menor que el de un adulto. Los juegos es la mejor forma que tenemos de poder dedicar más tiempo a un tema concreto.

Es por ello, que en las guarderías, vemos para las tareas más importantes, como la lectoescritura, fichas con dibujos divertidos, que les animen a “trabajar“. Otro problema que se pueden encontrar, es que cada niño es diferente, con lo que los juegos tienen que ser de lo más variado. Para ello, lo primero es conocer la personalidad y gustos de todos los niños de la clase. Ya que no es lo mismo una clase de niños que casi todos nacieron en Diciembre, o una de niños de Enero. O si hay más niñas que niños. El análisis inicial del grupo, hará que las actividades y ejercicios que les presentemos consigan sobrepasar las metas marcadas a principio del curso.

TIPOS DE JUEGOS EN INFANTIL.

Según lo que vayamos a trabajar del niño, podemos hacer una pequeña clasificación de los juegos infantiles.

* Juego simbólico. Representar papeles como de un tendero, un bombero y meterse en el papel.

* Juego heurístico. Es el de la experiencia. Cuando el niño empieza a ganar independencia y se mueve solo. Empieza a investigar su mundo.

* Juego por rincones. Se basa en separar cada zona del aula de la guardería en diferentes temas. Por ejemplo en una esquina se hace juego simbólico, en la otra coloreamos un dibujo, en otra, tenemos que hacer una ficha del método de lectoescritura…

* Juego de imitación. Podríamos decir que es parecido al simbólico, con la diferencia que es más libre y no tiene que ser un rol concreto. Puede imitar lo que hace un perro concreto o su padre…

* Juego con reglas. Los niños deberán aprender que vivimos en una sociedad la cual está marcada por una serie de normas. Al igual que los juegos libres son necesarios, las reglas les enseñan otras cosas. Como comportarse, esperar, entender las normas de los padres, del colegio. Y aprender a relacionarse con los demás.
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UN NIÑO FELIZ ES RUIDOSO, INQUIETO, ALEGRE Y REVOLTOSO

Aunque no nos gusten, debemos entender que el hecho de que los niños no paren quietos es normal. Están en la edad de descubrir y experimentar, y no deberíamos coartarles.Un niño feliz, que disfruta interactuando y descubriendo el mundo, es ruidoso y revoltoso. Ahora bien, en los últimos tiempos está apareciendo un movimiento que nos llama mucho la atención y que nos preocupa: la “niñofobia”.

De un tiempo a esta parte ha aumentado un tipo oferta hotelera muy concreta, la que ofrece hospedaje “libre de niños”. Es decir, durante la estancia no nos encontraremos con bebés y otros menores que nos molesten por la noche con sus llantos o que nos incordien en la piscina con sus juegos.

Lo mismo ocurre en ciertos bares y restaurantes. Se trata de una oferta distinta para todos aquellos que deseen pasar un instante de paz alejados de la presencia infantil.

Este tipo de movimiento está teniendo mucha repercusión en Estados Unidos y Reino Unido, lo cual nos invita a reflexionar sobre una cuestión algo compleja.

¿Se nos ha olvidado ya lo que es la infancia? ¿Tan poca empatía tenemos que somos incapaces de conectar con esos años maravillosos, ruidosos y revoltosos que definen la niñez?

CUANDO LOS NIÑOS MOLESTAN EN NUESTROS ESPACIOS PÚBLICOS

Empezaremos explicándote el caso de la cantante canadiense Sarah Blackwood. El año pasado experimentó una situación que la marcó y que denunció intentando que, con su historia, la sociedad reflexionara sobre algo importante.

Debía hacer un viaje en avión junto a su niño de 23 meses. Estaba embarazada de 7 meses y, aunque no era la primera vez que hacía ese trayecto desde San Francisco a Vancouver, en aquella ocasión fue algo distinto.

Cuando el avión aún no había despegado, su hijo empezó a llorar. Al poco, todo el pasaje la miró con molestia. No tardó en escuchar reproches sobre “que era una mala madre“, alguien que no sabía atender a su hijo.

No tardó en acudir la azafata, advirtiéndole de que debía calmar a su hijo, porque el pasaje estaba quejándose y podrían barajar la opción de hacerla bajar del avión si el niño no se callaba.

La joven madre quedó casi sin aliento.

Los llantos de su bebé apenas duraron 10 minutos, porque pasado ese tiempo, volvió a dormirse y no se despertó hasta el aterrizaje.

¿Es que la gente ha olvidado lo que es la crianza? ¿Nadie recuerda que los bebés lloran, ríen, gritan y chillan?

LA NIÑOFOBIA O PENSAR QUE UN NIÑO QUE LLORA ES EL RESULTADO DE UNA MALA CRIANZA

* Este es solo un pequeño ejemplo de lo que sufren día a día muchos progenitores. Ir a comprar, a pasar un rato a un teatro, a comer a un restaurante… Si un niño grita, llora o llama la atención de otras personas es porque sus padres “no están haciendo algo bien”.

* Es una idea incorrecta y estigmatizada. Cada niño tiene su personalidad y su forma de interactuar en sus contextos más cercanos. Los hay más inquietos y los hay más tranquilos, pero ello no es siempre el resultado de la educación que les dan sus padres.

* Los bebés lloran, y es el llanto ese lenguaje esencial para pedir algo, para comunicarse. Es algo natural que toda madre entiende.

De ahí, que debamos ser más empáticos y respetuosos cuando en un tren o un avión, vemos a esos padres que intentan calmar a su bebé durante el viaje.

La niñofobia está haciendo que en muchos espacios de ocio de Estados Unidos y Reino Unido se vete ya la entrada a menores. No obstante, con ello, se prohíbe la entrada también a sus padres. Es algo sobre lo que reflexionar.

Queda claro, sin duda, que en materia turística cada empresa puede ofrecer el servicio que desee, y si una persona desea pasar sus vacaciones sin ver ni escuchar a un niño, merece todo nuestro respeto.

UN NIÑO FELIZ ES UN NIÑO QUE CORRE, QUE GRITA, QUE LLAMA NUESTRA ATENCIÓN

Los niños desean tocarlo todo, experimentar, sentir, reír, aprender… Si les obligamos a callar, a no llorar, a hablar bajito y a no moverse de la silla, lo que tendremos en realidad son criaturas temerosas que no se atreverán a explorar.

Los llantos se atienden, no se censuran ni tampoco se obvian. Si un niño quiere tocar algo lo protegeremos de que no se haga daño, pero es necesario fomentar su conducta de exploración, de curiosidad, de interacción con su medio.

La infancia es ruidosa por naturaleza. No hace falta más que pasar por una guardería o un centro de primaria a la hora del recreo para recordar lo que es ser niño.

Tiempo tendrán de crecer y de guardar silencio, de quedarse quietos en los asientos de un avión, sin molestar.

Mientras, respetemos a sus progenitores en su tarea de educar y seamos más empáticos con los niños.
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ACTIVIDADES PARA HACER EN VACACIONES CON LOS NIÑOS

Un artículo de Celia Rodríguez Ruiz, psicóloga y pedagoga.

Llegan las vacaciones y con ellas el buen tiempo y el tiempo libre de niños, niñas y mayores. Después del curso escolar y una agenda repleta de actividades extraescolares por fin llegan las ansiadas vacaciones, pero ¿qué podemos hacer con los niños y niñas? ¿Qué tipo de actividades son recomendables para ellos? ¿Qué cosas podemos hacer toda la familia? Son muchas las ideas de cosas que podemos hacer con los niños y niñas en vacaciones, veamos algunas ideas.



ACTIVIDADES QUE PUEDEN HACER EN VACACIONES LOS NIÑOS Y NIÑAS

* Una opción muy recurrida, sobre todo cuando los padres y madres, aún no tienen vacaciones, son las escuelas de verano o talleres de verano. Debido a la creciente demanda actualmente existen muchas alternativas, son una especie de campamentos urbanos donde el niño o niña pasa un rato del día (igual que hacía antes en el cole), dedicado a una actividad lúdica y divertida. Entre las opciones podemos señalar:

- Escuelas con actividades deportivas. Es un buen momento para practicar deporte, además de hacer nuevas amistades y aprender a socializarse. Este tipo de escuelas de verano, son recomendables para niños y niñas activos y para aquellos que tienen dificultades para relacionarse, ya que el juego les empuja a ello.

- Escuelas de idiomas. Este tipo de alternativas se centran en la enseñanza de un idioma, suelen emplear métodos prácticos basados en el juego y en la comunicación. Esta opción es aconsejable para aquellos niños y niñas que estén interesados en reforzar o avanzar en su dominio del idioma.

- Escuelas de verano dedicadas a actividades artísticas, como pintura, teatro, manualidades, etc. Son opciones muy divertidas, que suponen favorecer el desarrollo de la creatividad, el autoconcepto y la autoestima de los más pequeños. Son recomendables para aquellos niños y niñas interesados en este tipo de aficiones.

- Escuelas de verano dedicadas al desarrollo de la educación emocional. Aunque es una tendencia nueva, es muy recomendable para todos los niños y niñas. La educación emocional es un aspecto importantísimo en la educación de los más pequeños que a menudo dejamos de lado. Es fundamental abordar este tipo de educación y en verano puede ser un buen momento para ello.

- Finalmente podemos encontrar escuelas de verano dedicadas a una mezcla de estas actividades.

* La siguiente opción que podemos señalar son los campamentos de verano. Los campamentos son similares a las escuelas de verano, pero con la diferencia que suponen estar fuera unos días. Tienen la ventaja de la convivencia y el desarrollo de la autonomía. Es una opción muy buena para empujar el desarrollo social de los más pequeños y potenciar su autonomía.

* Academias de refuerzo escolar. Esta opción es la escogida en el caso de tener asignaturas pendientes. Se trata de centros educativos que aportan un apoyo global, además de trabajar las asignaturas pendientes, suelen ayudar a la organización, las técnicas de estudio, etc.

ACTIVIDADES QUE PODEMOS HACER EN FAMILIA

Además de las mencionadas actividades que pueden ir haciendo los niños y niñas, las vacaciones son un buen momento para hacer cosas en familia y compartir nuestro tiempo con los niños y niñas. Veamos algunas actividades que podemos hacer todos juntos:

* Visita al parque de atracciones o parque acuático. Son opciones muy divertidas que pueden convertirse en una experiencia muy divertida para toda la familia.

* Visita a museos, planetario o zoo. Estas opciones además suponen aprender sobre diferentes materias o ámbitos.

* Un día en el río, o en la montaña. Podemos aprovechar para hacer cosas con gente, los niños y niñas necesitan relacionarse.
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ASÍ SON LOS PARQUES INFANTILES QUE TAMBIÉN NOS GUSTARÍA ENCONTRAR EN ESPAÑA

Cuando nos hablan de un destino turístico nos suelen poner los dientes largos con sus monumentos, barrios o edificios históricos, obras de arquitectos estrella, bares o grandes atracciones. Sin enbargo desde que somos mamás o papás -y todo aquel que lo sea y haya viajado con niños estará de acuerdo- una de las cosas que más agradecemos en las ciudades y pueblos que visitamos son los parques infantiles que encontramos a nuestro paso.

Dado que los terrícolas hemos convertido nuestras urbes en lugares peligrosos donde reina la circulación, las prisas y el ruido, benditos sean los parques infantiles!

Haciendo bueno aquello de que viajar abre la mente hemos tenido la oportunidad de comparar inspirándonos en los espléndidos parques infantiles de ciudades europeas como Copenhaguen o Berlín por poner solo dos ejemplos al que añadimos Amsterdam, una ciudad de los más child friendly que nos encanta.

Precisamente las fotos que ilustran esta entrada están tomadas en los parques y equipamientos de juego que descubrimos en nuestro último viaje con niños a Amsterdam. Todo lo que aparece (menos el zoo) son de titularidad municipal y por tanto de acceso gratuito o con un precio popular. Curiosamente estos parques no suelen ser demasiado destacados por las guías de viaje pero a nosotros nos encantaron y a nuestros hijos ni os cuento.

Parafraseando una gran película a la vuelta estuvimos tentados a decir: hemos visto cosas que vosotros nos creeríais. Viajando por Holanda o Alemania y en general por todos países centro europeos y escandinavos hemos visto alucinar a nuestros hijos con parques que aunque parezcan de cuento son absolutamente reales.

Nos hemos dado cuenta de que contrariamente a lo que estamos acostumbrados a ver en nuestro país los parques infantiles pueden ser para los niños mucho más que simples zonas francas donde pasar el rato.

Demasiadas veces nuestros parques son espacios donde los playgrounds o módulos de juego resultan monótonos y estandarizados, rácanos, víctimas de una enfermiza obsesión por la seguridad donde el juego corre el peligro de convertirse en un sucedáneo de sí mismo ahogado en un mar de caucho. Todo ello sin contar que a menudo nuestros parques infantiles padecen de un lamentable estado de conservación cuando no de abandono total.

Hemos comprobado que pueden existir parques infantiles que no imitan burdamente a la naturaleza -el espacio de juego por excelencia- sino que la incluyen y dialogan con ella incorporando módulos y propuestas de juego creativas e imaginativas con el empleo de árboles o madera, donde están presentes también elementos de juego como el agua y la arena cuyo contacto tanto necesitan los niños para su desarrollo especialmente en edades tempranas.

Definitivamente otro tipo de parques infantiles son posibles. Parques vivos y preparados para todas las estaciones del año, orgánicos, que promueven el encuentro, el juego libre y creador. Parques amplios y bien cuidados abiertos a las familias y al resto de la ciudadanía con generosas áreas de picnic y amables bares con terraza junto a ellos, cuando no piscinas y/o zonas de agua. El mensaje implícito que nuestros hijos perciben es claro: sois parte de una sociedad que os considera ciudadanos primera.

A continuación os transcribimos traducido el excelente artículo que nos ha movido a publicar sobre este tema escrito por Ángela Bosch del blog Encenent la Imaginació orginalmente publicada en catalán en Cultureta.

Vaya por delante que esta entrada quiere ser una invitación en positivo para crear debate. Que no nos den gato por liebre. Desde las ampas, asociaciones vecinales, ciudadanía en general: seamos exigentes con los parques infantiles de nuestros pueblos y ciudades y ya puestos de nuestras escuelas.

Técnicos, urbanistas, arquitectos, empresas del sector, políticos y administraciones: pónganse las pilas, saquen a bailar ese espíritu creativo latino que se nos supone, viajen, exploren, atrévanse con parques más imaginativos y acordes con los tiempos.

Que esta entrada no se entienda como una crítica negativa, despreciativa o indiscriminada a todos los parques infantiles españoles o a las preferencias y formas que padre o madre concibe el juego y en general la crianza de sus hijos. Afortunadamente cada día son más los parques infantiles divertidos y que valen la pena también aquí. Te agradeceremos un montón que nos recomiendes alguno guapo de tu ciudad vía comentarios.

Parques como algodón de azúcar

El algodón de azúcar es goloso.
Es dulce. Y delicioso.
Pero es terrible para los dientes.

Esto es lo que pasa con los parques.
Son espacios que nos llaman.
Pero están matando el pensamiento creativo de nuestros niños.

El mensaje que los parques infantiles de nuestros pueblos y ciudades hacen llegar a nuestros niños es un mensaje contradictorio.

Es como decirles:

Aquí puedes ser libre.
Pero sólo un poco.
No libre del todo.
Es un espejismo de libertad.
Libre sólo hasta donde yo quiera.
Porque sólo puedes hacer lo que yo quiera.
Lo que yo diga.
Lo que yo te deje.
Porque por el tobogán sólo se puede bajar.
Porque no quiero que saltes del columpio embalado.
Porque no quiero que ruedes tan rápido, que te mareas.
Porque caes.
¿Lo ves? Has caído.
Menos mal que el suelo es blando, si no, te habrías hecho daño.
Y caer y hacerte daño es una catástrofe.
Pelarte las rodillas.
Arañarte las manos.
Por suerte este es un lugar seguro.
Para qué sea un lugar seguro sólo hace falta que renuncies a una parcela de la libertad.
No es un precio demasiado alto.

Estructuras con una función claramente marcada y definida: por aquí se sube, por aquí se pasa y por aquí se baja. Y no te pares en medio, es igual que pase una mariposa, no la mires, que los otros niños también quieren pasar, y o se esperan o te apresuran.

Sin árboles ni sombras.
Pero con tierras de goma.
Estructuras de plástico y metal.
En el mejor de los casos, madera tratada, pintada y barnizada, que parezca plástico.
Porque a los niños los gustan los colores.

Hemos convertido los parques en simples zonas de juego motriz.
Hemos convertido los parques en sienes de la seguridad: todo homologado.
Hemos pedido a nuestros hijos que renuncien a la libertad.
A escoger y decidir qué hacer.
Por donde pasar. Como pasar.
Por donde subir. Por donde bajar.
A qué jugar.
Se lo damos todo hecho, cocinado y masticado.
Y que se lo traguen.
Aunque no quieran.
Porque a pesar de la pobre calidad de los parques y las estructuras, ellos siguen queriendo ir. Siguen pidiéndolo y necesitándolo. Y nosotros también.

Porque nos tocaría a nosotros defender la calidad de los parques infantiles. Y no lo hacemos.

Quizás el problema está en el tobogán o en el columpio.

Porque cuando el parque del lado de casa es igual que el parque de tres calles más allá e igual que el de 300 Kms más allá, la capacidad de maravillarse desaparece.

Así, un instrumento que tendría que ser cómplice de la libertad del niño se transforma en una jaula de oro.

Quizás los parques tendrían que estar poblados de estructuras menos definidas, más abiertas, a la altura de la curiosidad y las expectativas de los niños. Estructuras con partes fijas, partes móviles, partes que inviten a quedarse y observar las hormigas. Con puntos de encuentro, que fomenten el encuentro y, con ella, el diálogo.

Espacios donde crear un juego motivador, único y rico; no donde recrear un juego preconcebido.
Espacios donde observar.
Donde tomar decisiones.
Espacios donde moverse en libertad.
Espacios que favorezcan el pensamiento creativo, y donde una opción, una decisión, no invalide otra.
Donde las opciones convivan con sus alternativas.

Con árboles, hojas y sombras.
Con el tierra de verdad, y hierbas, y mariquitas, piedras, troncos y palos.

Sólo el día que todas estas posibilidades y opciones queden cubiertas, podremos aceptar la presencia del columpio y el tobogán como elementos de juego, porque ya no significarán la única opción, y de este modo no acontecerán nunca más símbolos de la represión brutal e injusta, del menosprecio de las capacidades de los niños.

Tenemos parques de algodón de azúcar, que lucen mucho, que son muy golosos, pero que son tan clavados los unos a los otros que nos empachan sólo de mirarlos.

Yo no quiero un parque de algodón de azúcar.
Quiero…
Un parque vivo.
Un parque abierto.
Una ciudad amable.

Textos: Angela Bosch

Fotografía: Max López (Familias en Ruta)
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10 COSAS CONDENADAS POR LA SOCIEDAD QUE LOS PADRES DEBEN ENSEÑARLES A SUS HIJOS

Un artículo de Jennifer Delgado Suárez, psicóloga.

Dicen que los hijos se parecen más a su generación que a sus padres. De hecho, el mundo y la sociedad se empeñan en moldear a los niños para convertirlos en adultos "en serie", a imagen y semejanza del resto, en un proceso a través del cual les arrebatan parte de su individualidad.


No cabe duda de que todos reflejamos la época que nos tocó vivir y la sociedad en la que hemos crecido. Sin embargo, los padres también pueden poner su granito de arena. Los valores y las actitudes que se aprenden en casa perduran, de una forma u otra, y pueden convertirse en tesoros muy valiosos que guíen a los niños hacia una vida más plena.

LAS ENSEÑANZAS CONTRACORRIENTE QUE DEBERÍAS TRANSMITIRLES A TUS HIJOS

1. A ser diferentes. En una sociedad que ensalza la estandarización, me gustaría que los padres les enseñaran a sus hijos el increíble valor de la diferencia. Que les explicaran que para ser diferentes no es necesario tatuarse, pintarse el pelo de tres colores o colocarse piercings en los sitios más insospechados sino a distinguirse por sus ideas, actitudes y opiniones. Los padres no deberían imponer sus criterios, sino motivar a sus hijos a buscar información y a pensar por sí mismos, deberían instarles a no seguir la tendencia ideológica de turno sino a formarse sus propias ideas, aunque difieran de la masa.

2. A respetar a los demás. En una sociedad que marcha a pasos agigantados hacia la deshumanización, me gustaría que los padres fueran capaces de enseñarles a sus hijos que no son el centro del universo y que no pasa nada por compartir el mundo con otros 7.300 millones de personas que tienen sus mismos derechos. Si los niños aprenden desde pequeños que sus decisiones, actitudes y comportamientos pueden matar las ilusiones y los sueños de los demás, se convertirán en adultos más sensibles. Por eso, me gustaría que los padres les enseñaran a sus hijos a tratar a los demás como les gustaría que les trataran. Con eso bastaría para que el mundo de mañana fuese un poco mejor.

3. A apasionarse. En una sociedad donde cada vez más personas viven con las cabezas metidas en las pantallas y pasan horas en mundos virtuales, me gustaría que los padres les enseñaran a sus hijos que el mundo que se puede oler y tocar está esperándoles, al alcance de su mano. Me gustaría que los padres alimentaran la curiosidad innata de los niños hasta convertirla en una auténtica pasión. No importa hacia qué, la botánica o la astrología, basta con que puedan entusiasmarse y vibrar por algo que enriquezca su vida y que esta no se limite simplemente al trabajo o a hacer y desear lo que hacen y desean los demás. Ese sería un regalo extraordinario.

4. A luchar por lo que quieren. En una sociedad que crea necesidades ficticias continuamente a través del marketing más agresivo, me gustaría que los padres les enseñaran a sus hijos a establecer sus propias necesidades, a saber cuáles son sus sueños y, sobre todo, a luchar por alcanzarlos. Me gustaría que los padres les dieran las herramientas para no darse por vencidos, que les enseñaran que cada error es un aprendizaje y que los pasos en falso en realidad les acercan a su meta. Los padres deberían enseñarles a sus hijos a luchar por sus ilusiones, a no dejárselas arrebatar por personas que están demasiado cómodas en su zona de confort y no quieren que los demás crezcan. Solo de esta manera, al final de sus vidas, podrán darse por satisfechos.

5. A asumir su responsabilidad. En una sociedad donde la responsabilidad se diluye nivel por nivel y todos la rehuyen como si fuera la peste, porque es más fácil culpar a los demás que hacer examen de conciencia, me gustaría que los padres les enseñaran a sus hijos a tomar las riendas de su vida y asumir la responsabilidad por sus acciones. Me gustaría que les enseñaran que muchas veces, para obtener algo, es necesario hacer sacrificios. También deberían enseñarles a no culpar al destino, a la suerte o a los demás por sus errores, y a pedir perdón cuando se equivocan.

6. A no juzgar a los demás. En una sociedad donde todo está perfectamente etiquetado y catalogado, donde la comparación se convierte en un arma de doble filo, es difícil no emitir juicios de valor. Sin embargo, me gustaría que los padres les enseñaran a sus hijos a no juzgar a los demás, a no creerse superiores y, sobre todo, a no burlarse de ellos. Nadie puede comprender realmente a otra persona hasta que no ha caminado con sus zapatos durante mucho tiempo. Por eso, educar a los niños en la aceptación y la comprensión les enseñará a ser humildes, pero también les preparará para defender sus derechos y no permitir que los demás pasen por encima de ellos.

7. A asumir riesgos. En una sociedad que nos ha transmitido la idea errónea de que podemos tener todo lo que deseemos sin renunciar a nada y con el mínimo esfuerzo posible, me gustaría que los padres les enseñaran a sus hijos que cada decisión siempre implica una renuncia, en uno u otro sentido, porque por cada camino que elegimos, siempre hay un camino que abandonamos. Los padres deberían enseñarles a sus hijos a aceptar que existe la posibilidad de perder, así dejarán de tenerle miedo al fracaso y podrán asumir nuevos desafíos con la menta abierta y el corazón dispuesto.

8. A ser flexibles. En una sociedad azotada por la rigidez, tanto a nivel político como religioso y de pensamiento, una lacra que provoca continuamente nuevos conflictos, me gustaría que los padres les enseñaran a sus hijos a ser flexibles, a comprender que todo está en continuo movimiento y que la inmovilidad es tan solo una falsa ilusión. Al enseñarles a ver la vida en movimiento también les animan a abrazar la incertidumbre, a abrirse a los acontecimientos y estar preparados para afrontarlos. De esta forma los niños también aprenderán a priorizar y sabrán cuándo es el momento de cambiar sus metas y redirigir sus esfuerzos en otra dirección.

9. A dar sin pretender nada a cambio. En una sociedad donde la mayoría de las personas piensan que una mano lava la otra y ambas limpian la cara, me gustaría que los padres les enseñaran a sus hijos a dar sin esperar nada a cambio, por el simple placer que implica ser generosos. No se trata de convertirlos en personas serviles, sino en enseñarles el increíble valor de la generosidad y de estimular el deseo de compartir. También se trata de enseñarles su valor como personas, para que no se dejen comprar, sobornar ni pretendan pasar por encima de los demás.

10. A asumir que la vida no es justa. En una sociedad que muchas veces premia a quien menos lo merece y que destila positivismo ingenuo, me gustaría que los padres les enseñaran a sus hijos el valor del realismo, que les enseñaran a levantarse cada vez que caen. Educar en la resiliencia significa enseñarles que la vida no siempre será justa, pero a pesar de ello vale la pena seguir avanzando porque esos reveses pueden hacerles más fuertes. De esta forma aprenderán a no lamentarse cada vez que surja un problema sino que pondrán manos a la obra para encontrar una solución.

Por supuesto, el camino no es sencillo y es probable que te equivoques mientras lo recorres pero lo más importante es educar desde la humildad, el respeto y el amor, teniendo en cuenta que una vez que una mente se abre a una nueva idea, jamás vuelve a ser la misma. Por tanto, disfruta de tus hijos e intenta sacar la mejor versión de ellos, esas cualidades que los hacen únicos y especiales.
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EL OCASO DE LAS ESCUELAS INFANTILES

Un artículo de Ramiro López Pérez.

Con la apertura de la primera aula «experimental» de 2 a 3 años en la escuela pública comenzó el principio del fin del sistema de educación infantil que se había logrado consolidar en los últimos 25 años.


Ya se lo comenté al actual secretario autonómico de Educación don Miguel Soler, en la primera reunión que tuvimos al inicio del plan experimental: «Esta historia ya la hemos vivido tú y yo con anterioridad, cuando se dio el pistoletazo de salida a la entrada de los niños de 3 años en los centros escolares. Dijisteis que solo se produciría en los centros públicos. Unos pocos años después cambió el signo político y los centros concertados exigieron las mismas condiciones y lo consiguieron. Va a volver a pasar y volveréis a estar en las mismas condiciones precarias que en la actualidad». Y, lamentablemente, el proceso se está repitiendo. Dentro de unos años los colegios concertados se harán con la mayoría de los niños de 2 años con lo que asegurarán la viabilidad de sus proyectos, en mejores condiciones que ofrece el sistema público y éste continuará con la precariedad y las bajas tasas de aceptación. Y no es que los concertados estén interesados en esta etapa educativa. Se ven obligados a asegurarse la «clientela» ante la competencia desleal que supone que los públicos no tengan que baremar a sus alumnos de dos años en sus centros con aulas «experimentales» al pasar al siguiente ciclo.

La realidad es ésta: Ni a la enseñanza pública ni a la concertada les ha importado nunca ni las necesidades ni los intereses de los niños de esta edad ni los de sus familias. Con los niños no se «experimenta»: se estudia, se consulta a los expertos, se preparan las infraestructuras y luego, en todo caso, se actúa. Si hubiera sido así, habrían adaptado sus centros, sus programas, sus horarios, su calendario escolar, etcétera, a las características de estos alumnos y las necesidades de sus familias. Sin embargo, han sido siempre los padres los que, por temor a quedarse sin plaza en el centro de su elección, han hecho «juegos malabares» para entrar forzados en un sistema que no respeta la conciliación laboral y familiar ni las necesidades de los niños, involucrando a abuelos, canguros, etcétera. Y esto sigue igual después de 20 años de abrir las puertas de los colegios a los alumnos de 3 años. La mayoría de centros no reúnen las condiciones adecuadas para estas edades. Sencillamente, no les importa lo más mínimo el bienestar de los que deberían ser los protagonistas de sus proyectos: los alumnos y sus familias. Sólo buscan asegurarse la continuidad de sus colegios. Cuanto antes los tengan dentro, antes aseguran las plazas de los siguientes cursos, al precio que sea, tanto emocional como económico; y las familias y los contribuyentes a pasar por el aro. Esta es la realidad del bochornoso panorama que se avecina en la educación infantil. Por qué no preguntan a las familias algo tan sencillo como: ¿Dejaría usted más tiempo a su hijo en la Escuela Infantil si después no tuviera problemas para incorporarlo al sistema?

Apelo a la cordura y a la sensatez. Todavía estamos a tiempo de reconducir esta situación. Un gran pacto por la educación. El sistema de escuelas infantiles públicas y privadas funciona. Lo hemos demostrado con creces. Utilicen nuestras redes y posibiliten que todo el mundo pueda acceder. Empleen todos sus esfuerzos en mejorar las condiciones, hoy por hoy precarias, de la educación infantil de segundo ciclo: bajen las ratios, mejoren las infraestructuras, ayuden con personal de apoyo a los profesores saturados por el esfuerzo y la impotencia, habiliten especialistas que diseñen planes compensatorios para la nueva sociedad que se nos avecina... En definitiva, piensen en las personas, en sus clientes, votantes presentes y/o futuros y pónganse de acuerdo. Por una educación infantil centrada en los niños, en defensa de los centros infantiles.
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Tesis Doctoral de Noemí Siverio en PDF

¿CÓMO MATAMOS LA "MENTALIDAD DE CRECIMIENTO" EN LOS NIÑOS?

Un artículo de Jennifer Delgado Suárez, psicóloga.

Para la mayoría de los padres sus hijos son los más lindos, creativos e inteligentes del mundo. Es algo comprensible, no pretendo decir lo contrario :) Sin embargo, en los últimos tiempos se ha puesto de moda hablar de los niños como si fueran trofeos, los padres se han despojado de cualquier pizca de modestia y han comenzado a exagerar los logros de sus hijos. Pero alabar demasiado a los niños y convertirlos en una especie de trofeo no es bueno, ni para su desarrollo emocional ni cognitivo.




Hay que alabar el esfuerzo, pero con mesura

Hace algunos años una serie de estudios psicológicos demostraron que existen elogios que destruyen la autoestima infantil. Cuando alabamos ciertas capacidades, como la inteligencia, en realidad estamos limitando a los niños ya que estos terminan desarrollando miedo al fracaso. Como resultado, la próxima vez que tengan que enfrentarse a una tarea, elegirán los problemas más sencillos, para no fracasar y volver a merecer ese elogio. De esta manera no se desarrollarán sino que se mantendrán estancados dentro de su zona de confort.

En esos mismos estudios se apreció que los niños que son alabados por su esfuerzo terminan siendo más perseverantes. Estos pequeños desarrollan lo que se ha denominado "mentalidad de crecimiento", sustentada en el deseo de mejorar.

Sin embargo, a raíz de estas investigaciones muchos padres y profesores han sacado unas conclusiones erróneas pensando que basta con elogiar el esfuerzo para que el niño se empeñe más y llegue más lejos.

Desgraciadamente, o quizá por fortuna, en la Psicología no hay fórmulas lineales, por lo que elogiar con desmesura el esfuerzo también tiene efectos negativos. Esta es la tesis que sostiene Carol Dweck, una psicóloga de la Universidad de Stanford que ha dedicado cuatro décadas de su vida a investigar la “mentalidad de crecimiento”, y que nos alerta de que debemos hacer un alto en el camino para reflexionar sobre la educación que le estamos brindando a los niños.

Los elogios abstractos no funcionan

Según esta psicóloga, a los padres y maestros se les ha ido la mano al intentar estimular esa “mentalidad de crecimiento” en los niños pues han terminado ofreciendo alabanzas vacías solo por intentarlo, sin que se haya producido un aprendizaje auténtico o se haya obtenido un resultado palpable. En práctica, es como si hubiésemos caído en el extremo opuesto: nos han dejado de importar los resultados y el aprendizaje y estamos sobrevalorando el esfuerzo.

Sin embargo, lo importante es encontrar un justo equilibrio. El esfuerzo es importante, y a veces merece un elogio, pero también es esencial alcanzar determinados resultados. Aunque el esfuerzo es loable, en realidad el elogio debe ir dirigido a potenciar el aprendizaje, ese es el aprendizaje y no deberíamos perderlo de vista.

Desgraciadamente, muchos padres y maestros afirman tener una “mentalidad de crecimiento” pero en realidad sus métodos educativos no contribuyen a desarrollar esa actitud en los niños. Elogiar el esfuerzo en abstracto y prodigar alabanzas vacías puede ser tan inútil como una danza india para llamar la lluvia… Eso no es tener mentalidad de crecimiento.

El impactante experimento que muestra los daños que causa la mentalidad fija en los niños

Un estudio realizado en la Universidad de Chicago analizó cómo las madres alababan a sus bebés desde el primer año de edad, hasta los tres años. A los cinco años los psicólogos comprobaron que la forma de elogiar de los padres estaba íntimamente vinculada a la mentalidad del niño y su disposición para asumir retos. Los niños que recibían elogios adecuados no solo asumían más desafíos sino que también les iba mejor en la escuela.

En otro experimento llevado a cabo en la Universidad de Stanford les pidieron a pequeños de 4 años que eligieran entre un rompecabezas fácil que ya habían hecho o uno más complicado. Quienes tenían una mentalidad fija prefirieron apostar por el rompecabezas más sencillo, el cual les permitía reafirmar su capacidad ya que pensaban que los niños inteligentes no cometen errores. Quienes tenían una mentalidad de crecimiento eligieron la opción más complicada y encontraron raro que alguien quisiera hacer el mismo rompecabezas de nuevo.

Esto demuestra que a una edad tan temprana, muchos niños ya sienten la necesidad de demostrar que son inteligentes y de evitar los errores, mientras que otros desean plantearse nuevos retos que les permitan crecer.

Sin embargo, los resultados más interesantes aún estaban por llegar: al analizar las ondas cerebrales de estos niños se pudo ver cómo respondían ante las preguntas difíciles y la retroalimentación. Estos psicólogos comprobaron que los niños con una mentalidad fija solo estaban interesados en la retroalimentación que reafirmaba su capacidad, pero se desconectaban cuando les explicaban otros detalles que podían ayudarles a mejorar y aprender. De hecho, ni siquiera mostraron interés por escuchar la respuesta correcta cuando se habían equivocado, probablemente porque ya la habían catalogado en su mente dentro de la categoría "fracaso".

Al contrario, los que tenían una mentalidad de crecimiento se mostraron muy atentos a todos los detalles que podían ayudarles a ampliar sus conocimientos y habilidades, independientemente de si habían acertado o no en sus respuestas.

¿Cómo promover una auténtica mentalidad de crecimiento?

Todos tenemos una mentalidad de crecimiento, pero también tenemos una mentalidad fija. Potenciar la primera demanda esfuerzo y no implica que una vez conseguida, no se pueda perder. De hecho, la crítica puede hacer que una persona se ponga a la defensiva y apague su sed de aprendizaje. Por eso, es importante que los padres y maestros desarrollen un estilo educativo que realmente promueva este tipo de mentalidad.

Cuando los padres o maestros tienen una mentalidad fija les transmiten a los niños la idea de que sus capacidades están talladas en piedra, lo cual les genera la necesidad de ponerse a prueba una y otra vez para saber hasta donde son capaces de llegar. El problema es que cuando se equivocan piensan que han fracasado y que no son capaces de ir más allá porque han llegado a su "límite".

Desgraciadamente, muchos adultos no han sido capaces de cambiar esa mentalidad que les han inculcado desde pequeños y se consumen con el objetivo de ponerse a prueba una y otra vez, primero en el aula y más tarde en sus carreras y en sus relaciones. Cada situación se convierte en una confirmación o negación de su inteligencia, personalidad o carácter. Enfrentan cada situación pensando: ¿Voy a tener éxito o fracasaré? ¿Demostraré que soy inteligente o quedaré como un tonto? ¿Voy a ser aceptado o rechazado?

Al contrario, la mentalidad de crecimiento les enseña que los errores son oportunidades para crecer. De hecho, son precisamente los problemas más difíciles los que implican un mayor crecimiento.

La clave para promover una verdadera mentalidad de crecimiento consiste en enseñarles a los niños que sus cerebros son como músculos que se pueden fortalecer a través del trabajo duro y la perseverancia. Así que, en vez de decir “No todo el mundo es bueno en Matemáticas, haz lo que puedas”, un maestro o un padre debería decir: “Cada vez que resuelves un problema de Matemáticas tu cerebro crece”. O en vez de decir: “Tal vez las Matemáticas no son tu punto fuerte”, un enfoque mejor sería: “Las matemáticas todavía no son uno de tus puntos fuertes, tendrás que esforzarte un poco más”. De esta forma se hace hincapié en el esfuerzo, pero con vistas a obtener resultados y a potenciar el aprendizaje.

Lo más interesante de este nuevo enfoque es que muestra que la inteligencia es maleable y que todo el mundo puede cambiar su forma de pensar. Por otra parte, considera que los errores no son fracasos o una señal de falta de inteligencia sino tan solo oportunidades para poner a prueba las habilidades y desarrollarlas.

Fuentes:

Gunderson, e. A. (2013) Parent Praise to 1- to 3-Year-Olds Predicts Children’s Motivational Frameworks 5 Years Later. Child Development; 84(5): 1526–1541.

Dweck, C. S. (2007) Boosting achievement with messages that motívate. Canadian Education Association; 4(2): 6-10.

Mueller, C. M. & Dweck, C. S. (1998) Praise for Intelligence Can Undermine Children's Motivation and Performance. Journal of Personality and Social Psychology; 75(1): 33-52.
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EDUCAR DESDE DENTRO, EDUCAR CON CONOCIMIENTO

El Proyecto Isla pretende acercarse a cada padre y madre, a cada maestro y maestra de nuestra sociedad, para mostrarles de forma original y sincera una vía innovadora hacia el crecimiento personal y la inteligencia emocional de nuestros hijos y alumnos.

Mi experiencia como hija, estudiante, profesora y trabajadora me ha llevado a darme cuenta de que la educación actual está basada en unos principios rígidos y obsoletos que en ningún caso debemos pasar por alto. Si abrimos los ojos y estamos verdaderamente atentos a lo que sucede a nuestro alrededor, veremos que este sistema no solo no funciona, sino que además trae consigo graves consecuencias sociales y educacionales: niños estresados, niños atemorizados, niños violentos, niños incomprendidos. En definitiva, niños que dejan de ser niños… Sin darnos cuenta, les estamos obligando a ser adultos antes de tiempo, les estamos cortando las alas y negando un sinfín de principios y valores que por derecho deben conocer y desarrollar tanto en la escuela como en casa, como son la libertad, la igualdad, la confianza, el compañerismo y la honestidad.

Sin embargo, si algo me ha enseñado la vida y sus constantes lecciones es a confiar en ella y a perseguir mis sueños e ideales, a creer en los demás tanto como en mí misma y en las infinitas capacidades que todos tenemos y que deben ser llevadas a cabo por el bien común. Hemos de reunir la suficiente confianza y valor para luchar por aquello que nos mueve y nos hace felices. Es así, y solo así, como se logran las grandes hazañas, como conseguiremos que la palabra imposible se borre por fin de nuestro vocabulario.

Confío plenamente en el futuro, confío plenamente en los niños. Ellos son la clave, ellos tienen la respuesta. Nuestros niños han nacido con el potencial necesario para ayudar a crear un mundo nuevo y más sano. Pero, primero, hemos de ayudarles a través de una educación que una, no que separe, que premie, no que castigue, que dignifique, no que humille, que inspire, no que imponga, que sume, no que reste. Un sistema educativo que crea en ellos, que saque a la luz lo mejor de sí mismos y los impulse a lograr cualquier cosa que se propongan. Es sencillo, no hay que hacer nada más que dejarlos ser, dejarlos crecer, y apoyarles siempre para que cuando decidan abrir sus alas puedan volar tan alto como deseen.

Y así es como nace Isla Cuentacuentos, con el propósito de crear cuentos y poesías que ayuden a fomentar el crecimiento de esa valiosa semilla que todo niño guarda en su interior. Los mensajes de sus historias son profundos, directos al corazón, siendo este el único que nos puede hacer entrar en razón. Esta es tan solo mi manera de aportar mi granito de arena a esta noble causa. Si todos lo hacemos, si todos nos “aplicamos el cuento”, sin duda, los frutos cosechados serán infinitamente provechosos.

Proyecto Isla promueve una educación desde dentro, una educación con conocimiento. Caminemos juntos hacia un nuevo paradigma basado en la riqueza interior, en los valores del corazón. Recordemos que el futuro está en manos de nuestros pequeños.

Deseo que os guste este proyecto y, ante todo, que saque lo mejor que cada uno lleva dentro.

Isla Cuentacuentos

PROYECTO ISLA:




FUENTE: Artículo remitido por Isabel, promotora de Isla Cuentacuentos, para su publicación en esta plataforma.
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