"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

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NEUROEDUCACIÓN: 10 ESTRATEGIAS PARA ENCENDER LA CURIOSIDAD EN EL AULA

Un artículo de Ana Díaz, periodista.

La Neurociencia nos indica, a través del estudio del cerebro, que solo puede ser verdaderamente aprendido aquello que llama la atención y genera emoción. Aquello que es diferente y sobresale de la monotonía. La Neuroeducación aplica estos conocimientos a la enseñanza y nos da algunas estrategias.


La curiosidad es el mecanismo cerebral capaz de detectar lo diferente en la monotonía y el ser humano es un animal curioso por naturaleza. Según explica la neurociencia, nuestro cerebro emocional se activa cuando algo diferente asoma en nuestro entorno. Si lo que sobresale es importante para nuestra supervivencia, lo aprendemos y lo memorizamos. Por eso, el neurocientífico Francisco Mora asegura que “nadie puede aprender nada, y menos de una manera abstracta, a menos que aquello que vaya a aprender encienda su curiosidad" .

En los primeros años de vida, el juego es la conducta que desarrolla el niño para aprender con el estímulo de la curiosidad. Solo hay que ver a dos niños jugando y comprobar el ensimismamiento en la tarea. El instrumento del juego, combinación de curiosidad y placer, es el arma más poderosa del aprendizaje.

Recientes estudios han resaltado la importancia de fomentar en los primeros años de colegio esa curiosidad primitiva, como un primer mecanismo útil para aprender y memorizar mejor. Sin embargo, provocar la curiosidad en aquellos niños que no la tienen espontáneamente, siempre ha sido un problema con mucha enjundia. Todos los maestros y educadores buscan encontrar la fórmula docente que les permita encender la curiosidad de los alumnos en la clase. Están deseosos de que se les provea de instrumentos capaces de hacer curiosas sus enseñanzas.

10 ESTRATEGIAS DESDE LA NEUROEDUCACIÓN

1 - Comenzar la clase con algo provocador, sea una frase, un dibujo, un pensamiento o con algo que resulte chocante.

2 - Presentar un problema cotidiano que lleve a despertar al alumno al principio de las clases: “Al venir hoy a clase he visto en el parque una fila de árboles todos pintados de azul, ¿a qué creen ustedes que puede deberse ese fenómeno? ¿Qué intención tiene quien lo ha hecho?

3 - Crear una atmósfera de diálogo por parte de los alumnos en la que estos se vean relajados y a gusto y no cuestionados sobre si sus preguntas son tontas o sin ningún interés.

4 - Dar el tiempo suficiente para que algún alumno desarrolle un argumento y se vea con ello motivado a encontrar la solución ante los demás problemas que plantea.

5 - En un seminario y sobre un tema concreto no preguntar sobre un problema, sino incentivar al estudiante a que sea él quien plantee el problema de forma espontánea. Ello estimula su propia querencia, autoestima y motivación personal.

6 - Introducir durante el desarrollo de la clase elementos que impliquen incongruencia, contradicción, novedad, sorpresa, complejidad, desconcierto e incertidumbre.

7 - Que los grados del punto anterior sean los adecuados sin provocar ansiedad en los alumnos.

8 - En los seminarios o clases prácticas procurar la participación activa del estudiante y su exploración personal.

9 - Reforzar el mérito y el aplauso ante una buena pregunta o resolución de un determinado problema.

10 - Modular pero no dirigir la búsqueda de una respuesta por parte de alumno y menos proporcionar la resolución del problema.


Bibliografía:

Mora Teruel, Francisco. Neuroeducación. Alianza Editorial. Capítulo 7: Una jirafa en el aula: Curiosidad.
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sumario de la investigación

EDUCACIÓN Y NEUROCIENCIA: ¡PREPARADOS PARA ENTENDERSE!

Un artículo de José Blas García Pérez. Maestro y Profesor Asociado en la Facultad de Educación de la Universidad de Murcia. Licenciado en Psicopedagogía y Máster en Educación y Comunicación Audiovisual.

¿Es posible desarrollar un aprendizaje basado en el cerebro?


Esta es la pregunta que nos estamos haciendo muchos docentes que indagamos en la posibilidad de unir educación y neurociencia. Promover una reflexión y revisión teórica, un debate sobre la práctica y un diálogo como formación horizontal, nos traerán evidencias de las posibilidades reales que existen de que ello ocurra. Educación y neurociencia preparados para entenderse: Neuroeducación.

El docente actual no puede soslayar su acción investigadora, su papel de investigador en la acción. Una investigación que nos lleva a reafirmar que hay posibilidades de transformar la educación. Muchos docentes hemos abandonado el reducto que supone dedicarnos sólo a la práctica y, acompañados por la tecnología y la red, estamos explorando y encontrando nichos de investigación y desarrollo que hasta ahora nos parecía tener vetados.

Este nuevo papel, inserto ya en el ADN del docente del siglo XXI, supone interrogarnos constantemente, en ondas expansivas de Investigación-Acción, el cómo y el porqué de las acciones educativas que hacemos. Y no hacerlos solos sino con la intencionalidad de convertir las escuelas y los institutos en centros de I+D+i.

El docente actual no puede soslayar su acción investigadora

Uno de los conocimientos que están situándose en primera página de la investigación educativa en el último decenio es la aplicación y el desarrollo de la Neurociencia, ahora aplicada a la educación.

Parece que la formación en neurociencia se ha convertido en una asignatura pendiente y obligatoria en la preparación de los docentes. Pero seamos objetivos… una formación que sólo será útil, y una ciencia que vendrá a sumar mejoras, si, y sólo si, somos capaces de incorporarla a nuestras estrategias docentes. Se trata de preguntarnos…

¿Es posible aplicar estrategias de aprendizaje que vayan en consonancia con el funcionamiento del cerebro?

Para ello es necesario que los docentes incorporemos a nuestra formación, conocimiento sobre algunas de las denominadas neurociencias (estructura, función, desarrollo del cerebro…), para , a través de ese conocimiento ser capaces de diseñar y aplicar estrategias didácticas que vayan en consonancia con las mismas y comenzar a desarrollar una educación basada en el funcionamiento del cerebro.

El mayor desconocido, el cerebro humano

"Los hombres deben saber que el cerebro es el responsable exclusivo de las alegrías, los placeres, la risa y la diversión, y de la pena, la aflicción, el desaliento y las lamentaciones. Y gracias al cerebro, de manera especial, adquirimos sabiduría y conocimientos, y vemos, oímos y sabemos lo que es repugnante y lo que es bello, lo que es malo y lo que es bueno, lo que es dulce y lo que es insípido". (Hipócrates)

Parece lógico que el Aprendizaje Basado en el Cerebro (Brain Basic Learning –BBL–) debe constituirse en una disciplina que busque potenciar la capacidad de aprender –memoria, atención, comprensión-conocimiento– partiendo de los hallazgos neurocientíficos y apostando por principios básicos de la didáctica como son la personalización y la diversificación de estrategias.

También parece claro que si hay evidencias científicas de que nuestro cerebro cambia en respuesta a las experiencias, no es opinable que una de las mayores obligaciones de la escuela sea proporcionar “experiencias ricas” a los alumnos, ya que las mismas pueden, literalmente, alterar nuestros procesos neuronales.

Y ¿a qué nos referimos con experiencias “ricas”?

Nos referimos a experiencias de aprendizaje que propongan desafíos y retos; que proporcionen guías, pero no soluciones; que ofrezcan pautas y rutinas para la creación de pensamientos ordenados, que ayuden al cerebro a organizar el caos…

Unas experiencias que hagan aflorar preguntas, interrogantes e hipótesis a nuestro alumnado, que les inciten a buscar soluciones; que respondan a cuestiones reales; que correspondan a problemas con múltiples y flexibles soluciones y caminos; que les obliguen a interaccionar con otros y a crear equipo…

Ricas son las experiencias que promueven pensamiento científico, pensamiento lateral y pensamiento creativo, que movilicen fundamentalmente pensamientos de orden superior, que les obliguen y enseñen a pensar.

Se trata, por tanto, de diseñar experiencias con estructuras lógicas (que vayan de lo conocido a lo novedoso, de lo simple a lo complejo, de lo directo a lo indirecto, de lo real a lo abstracto…); que posibiliten un desarrollo gradual, sin frustraciones por la imposibilidad de encontrar la solución.

Experiencias que combinen saber ser, con el saber hacer y con saber convivir; que utilicen la tecnología como un medio y no como un fin; que les doten de una tecnología que les sirva, no solo para encontrar y almacenar información, sino para crearla y compartirla; que les movilicen en la solidaridad y el encuentro humano; que precisen de miradas y abrazos…Podíamos llamarles …experiencias neuroeducativas.

10 ACCIONES QUE TE ACERCARÁN A LA NEUROEDUCACIÓN

1 - Promueve la Alfabetización neurocientífica de tu alumnado

Es sencillo si te lo propones. Diseña proyectos, tareas y/o actividades que ayuden a tus alumnos a aprender acerca de su propio cerebro, sobre su funcionamiento, sobre el cómo aprende y memoriza, sobre cómo se desarrolla. Que hagan pequeñas investigaciones (sobre el sueño, el deporte, la alimentación, las emociones, los recuerdos, la memoria…).

Conocer cómo funciona su cerebro, les proporcionará seguridad y sabrán qué hacer para aprender más, pero sobretodo, para aprender más eficazmente y mejor. Les ofrecerás la posibilidad de seguir su curiosidad, de involucrar la investigación y la creatividad cuando se trata de entender del cerebro. Haz todo lo posible por integrar el estudio del cerebro en los contenidos curriculares.

2 - Valoriza la Memoria en el aprendizaje

Ya hemos hablado aquí ( aprendizaje y memoria) de la necesidad de poner en valor la memoria en el proceso de aprendizaje y de reubicarla en el sitio que le corresponde. Es incuestionable que memorizar y aprender son dos acciones totalmente relacionadas. La base para un buen aprendizaje es la memoria. Se trata, fundamentalmente, de invertir el proceso tradicional del uso de la memoria en la escuela. El error, quizás, es que no se trata tanto de memorizar para constatar después qué hemos aprendido sino de aprender contrastando informaciones y apelando a la memoria. Una memoria que enraíza creando nuevos surcos, nuevas sinapsis, nuevas relaciones que le acrecientan y le fortalecen, y a través de su potente anclaje, se hacen grandes los aprendizajes.

Hablamos de memorias en plural. Es especialmente interesante la necesidad de desarrollar estrategias que potencien la memoria de trabajo, la cual está íntimamente relacionada con la capacidad de razonar y resolver problemas nuevos, incluso independientemente del conocimiento previamente adquirido.

3 - Revisa el uso que haces en tu aula de la Repetición

Una memoria fuerte es una memoria que ha repetido. La repetición frecuente, en uso habitual, lógico y contextualizado de ese recuerdo es lo que la ancla profundamente, lo que deja huella sináptica en los surcos neuronales. La memoria es codiciosa y necesita de excitación continua.

No te dejes engañar. El cerebro tiene siempre en “on” la función economía y aplica sin contemplaciones la máxima de “úsalo u olvídalo”.

La repetición, está demostrado en hallazgos neurobiológicos, produce cambios en la eficacia sináptica entre las conexiones cortico-corticales en la corteza cerebral y en el sistema temporal medial (estructuras adyacentes al hipocampo), y con ellos un aumento del anclaje de los recuerdos: la repetición es el arma para grabar la memoria.

Por tanto utiliza estrategias de recuerdo cada día, como por ejemplo, intentar recordar lo más significativo que se ha aprendido los días anteriores a través de pequeños juegos, pruebas, torneos o cuestiones (nada que ver con el examen tradicional que se utiliza como herramienta calificadora y que suele tener poca incidencia en el aprendizaje).

No significa que sea necesario repetir de forma continuada, una y otra vez los mismos contenidos como medio de aprenderlos, porque resulta tedioso y desmotivador. Así, por ejemplo, nunca (nunca, nunca) deberíamos provocar el estudio repetitivo, encargar subrayados los textos sin más, o solicitar memorizar palabras o conceptos de forma descontextualizada como modelo de aprendizaje.

4 - Apóyate en los Grandes aprendizajes

Amplía el macro de la mirada didáctica y potencia las habilidades de orden superior. Trata de hacer hincapié en desarrollar catálogos de recursos más generales, de más frecuente y valioso uso. Fíjate en el desarrollo de lo que llamamos competencia más que en lo que denominamos contenidos.

Del macro al micro como forma de comprensión valiosa, de comparación y asociación, de esquematizar y jerarquización. El cerebro recuerda mejor la idea general que la específica, la esencia básica antes que los detalles.

En definitiva, se trata de promover la utilización de habilidades de orden superior (HOTS) de forma variada y creativa, de desarrollar estrategias con las que nuestro cerebro se siente cómodo porque son afines a su funcionamiento.

No podemos olvidar que este músculo de 1500 gramos no funciona por “cajones”, lo hace por conexiones. Las grandes conexiones dan servicio a las mas pequeñas y particulares.

5 - Aprovecha las Neuronas Espejo

Por ello, haz hincapié en realizar permanente feedback. Huye de los grupos homogéneos, porque en la heterogeneidad está el aprendizaje real y creativo. La creación de modelos divergentes y creativos sólo se da en espacios diversos, donde existen niveles de adquisición de aprendizajes, aprendiendo a través de diferentes disciplinas, cooperando con distintos interlocutores.

Las neuronas espejo modelan por imitación, pero la acción educativa mediadora provocan que estas neuronas excedan del aprendizaje vicario por observación y amplíen sinapsis por aprendizaje activo: haciendo, comparando y analizando pros y contras, verdades y sus contrarios, certezas e incertidumbre, bellezas y sus opuestos, sensateces y locuras…

6 - La Atención no se presta, se conquista

No es suficiente con que los docentes pidamos atención a nuestro alumnado, hay que ganárnosla. La atención se consigue con movimiento, con actividad física y mental. Utiliza el poder que la novedad tiene en el alumnado.

¿Verdad que si repensamos los tiempos del aprendizaje, convenimos que es imposible que nuestros alumnos presten atención 6 horas seguidas al día? Proponte dividir las secuencias de aprendizaje en intervalos o bloques de unos 10 minutos (que podemos comprobar nosotros mismos es el máximo de tiempo que se presta atención) y ve combinado actividades variadas (del saber hacer y del saber conceptual; de trabajo individual, trabajo por parejas y de trabajo grupal o colectivo). Practica un “manos arriba” o un “lápices al centro”, realizando pausas que puedes aprovechar para ofrecer pistas sobre aquello que sobre lo que se está aprendiendo, solicitar breves resúmenes, repaso de procedimientos, para hacer microevaluaciones del proceso, de las dificultades, de cambiar el soporte con el que se aprende, el tono de voz con el que te diriges a ellos. Busca estrategias para optimizar la atención.

7 - Refuerza la importancia de las actividades Mutisensoriales

Las actividades multisensoriales son activadoras de aprendizajes auténticos, desarrolados mediante secuencias adecuadas y lo suficientemente provocadoras como para que despierten y ejerciten la musculatura cerebral. Aprovecha la riqueza de lo informal y de lo multidisciplinar.

Añade en tu práctica animaciones dirigidas a la estimulación visual, que activen el cerebro dilatando y contrayendo las pupilas. Diseña estrategias que, en la medida de lo posible, la información que los alumnos consulten o reciban vaya acompañada de ilustraciones gráficas, sonoras, o audiovisuales.

Proponte que, de vez en cuando, tu alumnado haga aproximaciones al conocimiento percibiendo la información a través de todos los órganos de los sentidos. El cerebro es más sensible a esta información que si lo percibe únicamente vía oral.

8 - Las Emociones son la energía del aprendizaje

Quizás, lo que llamamos motivación/emoción y la segregación de neurotransmisores son todo uno. Sabemos que emoción y motivación constituyen, además, las acciones que mantienen en forma al cerebro, su entrenador particular. La bioquímica de nuestro cerebro estimulada por la física de la acción docente: esta es nuestra estrategia.

Narrar una historia, contar un chiste y promover el humor, proponer trucos de magia, mostrar un vídeo musical, exponer una frase o lema, contar una experiencia personal, ver una noticia solidaria… o simplemente contarles la anécdota de lo que te dice tu hija pequeña, son acciones que humanizan, empatizan y emocionan.

Somos conscientes que la creación de climas positivos en el aula constituye un gran mediador y facilitador de los aprendizajes porque proporciona autoestima y seguridad al alumnado al sentirse querido, respetado, escuchado, …al sentir que nos preocupamos por “sus cosas personales”…Se trata de educar desde la comprensión del otro. Como bien enuncia Damassio “los procesos emocionales y los cognitivos son inseparables”.

9 - El valor del Juego

Podemos reunir en torno al juego muchas de las propiedades positivas que hemos comentado anteriormente.

Jugar es hacer algo por la satisfacción de hacerlo, por lo tanto, motiva intrínsecamente.

A través el juego vivimos experiencias lúdicas y placenteras mientras realizamos una tarea útil. El juego desarrolla la imaginación y la toma de decisiones; mejora la atención -porque es absorbente- y ayuda a la concentración total. Hay infinidad de juegos (lúdicos y serios) muy aptos para mejorar las competencias que se desarrollan durante los procesos de aprendizaje.

10 - El Error como acierto a la hora de aprender

Nuestra mente compara y decide constantemente. La neurociencia nos está demostrando que percepción, acción y atención convergen en una única tarea. Todas ellas se equilibran mediante infinitas y permanentes aproximaciones al conocimiento correcto del mundo.

La neurociencia enuncia claramente que la percepción se perfila por medio de la atención. Las propiedades inherentes a la percepción consciente (multiplicidad, intensidad, globalidad) son posibles gracias al mecanismo de minimización del error de predicción. Para extraer inferencias, la mente utiliza este procedimiento depurador de la información del mundo que nuestro cerebro percibe por medio de los sentidos.

Desde la educación podemos fijarnos en el modo que percibimos, en la mecánica de la percepción y la conjugación de los múltiples factores implicados. Así, la información sensorial que llega al cerebro se transforma en percepción después de un proceso activo cerebral. Ese ejercicio que nuestro cerebro hace automáticamente, se puede utilizar como estrategia didáctica para el aprendizaje, donde las expectativas o hipótesis deban ser refrendadas por “el ejercicio activo”. Partir de hipótesis en la resolución de problemas y hacer predicciones y comparaciones ayudará a que nuestro alumnado conforme un cerebro con un funcionamiento acorde a su naturaleza.

Y, para terminar, no olvidemos dos estrategias neuroeducadoras universales:

- La lectura, activadora de casi todas las regiones cerebrales. Según I. Morgado, (catedrático de Psicobiología en el Instituto de Neurociencia de la UAB), de todas las actividades intelectuales potenciadoras de capacidades mentales, la más asequible y la que proporciona un mejor balance costo/beneficio es, sin duda, la lectura . Recalca Morgado. "Leer es uno de los mejores ejercicios posibles para mantener en forma el cerebro".

- La educación artística, desarrolladora intrínseca de habilidades sociales, emocionales y cognitivas. Una actividad -como está demostrando el proyecto educativo No me cuentes historias, dibújamelas – que debería gozar de un alto reconocimiento currícular, tanto por su potencial neuroeducador como por su gran capacidad integradora de aprendizajes.

"…hay un gran consenso en cuanto a poner juntas neurociencia y educación, es decir, de crear un puente sólido entre estos dos terrenos del conocimiento, porque es cierto que nos encontramos a las puertas de alcanzar nuevos conocimientos que puedan ser utilizados para desarrollar una buena enseñanza". (Francisco Mora)

Te invitamos a conocer más sobre este apasionante tema a través del metaevento hangout, twitter y tertulias presenciales que organizó y desarrolló ayer, 19 de enero, el proyecto @hagoutEDU con la participación de D. Francisco Mora, doctor en Neurociencia por la Universidad de Oxford , que resumimos con la última frase de este largo artículo:

"NO SE PUEDE APRENDER NADA QUE NO SEA A TRAVÉS DE LA ALEGRÍA"

BIBLIOGRAFÍA, DOCUMENTOS Y WEBS CONSULTADAS:

El blog de Diego Umaña
Fernado Trijillo webs y blogs Notas para una aproximación al mensaje de las neurociencias en educación
Escuelas con cerebro de Jesús Guillén
Educando desde mi mapa, by Ana Díaz
Morgado, I., & Bernal, I. M. (2014). Aprender, recordar, olvidar: Claves cerebrales de la memoria y la educación. Editorial Ariel.
Mora, F. (2013). Neuroeducación: solo se puede aprender aquello que se ama. Alianza Editorial.
Salas Silva, R. (2003). ¿ La educación necesita realmente de la neurociencia?.Estudios pedagógicos (Valdivia), (29), 155-171.
Hohwy, J. (2013). The predictive mind. Oxford University Press.
Franco Corso, S. J. Revista MedUNAB Vol 16, No 1 (2013
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Algunos teóricos representativos de cada cuadrante

LA NEUROCIENCIA DEMUESTRA QUE EL ELEMENTO ESENCIAL EN EL APRENDIZAJE ES LA EMOCIÓN

El investigador en neurociencia Francisco Mora asegura que el elemento esencial en el proceso de aprendizaje es la emoción porque sólo se puede aprender aquello que se ama, aquello que le dice algo nuevo a la persona, que significa algo, que sobresale del entorno en Neuroeducación, el libro que acaba de publicar en Alianza Editorial. "Sin emoción –dice– no hay curiosidad, no hay atención, no hay aprendizaje, no hay memoria".

Francisco Mora (Granada, 1945), doctor en Neurociencia por la Universidad de Oxford y catedrático de Fisiología de la Universidad Complutense, ha publicado Neuroeducación, un volumen con el que pretende desarrollar "las preguntas centrales que son de interés y preocupación en el mundo de la enseñanza a cualquier nivel y ayudar a desentrañar las claves de cómo contestarlas a la luz de los conocimientos mas recientes de la neurociencia cognitiva".

La alegría como base del aprendizaje

El científico señala que "los niños hoy aprenden, desde muy pronto, conceptos abstractos en habitaciones con ventanales sin mucha luz o luz artificial, con el rigor y la seriedad de maestros que se aleja de aquel “juego” primitivo que generaba aprender y memorizar de lo sensorial directo, “con alegría”, base de la atención y el despertar de la curiosidad".

Entender esto hoy en su raíz y desde la perspectiva de cómo funciona el cerebro y sacar ventaja de ello –afirma– "es un primer principio básico de la enseñanza con el que se puede llegar a aprender y memorizar mejor. Estos principios se pueden extender en su aplicación no solo a la enseñanza básica o durante la adolescencia sino a los más altos estudios universitarios o a estudios aplicados sea la empresa o la investigación científica".

Asimismo añade que "la neurociencia cognitiva ya nos indica, a través del estudio de la actividad de las diferentes áreas del cerebro y sus funciones que solo puede ser verdaderamente aprendido aquello que te dice algo. aquello que llama la atención y genera emoción. aquello que es diferente y sobresale de la monotonía".

"La atención, ventana del conocimiento, despierta cuando hay algo nuevo en el entorno. Ese 'algo nuevo' apela, como hace millones de años, a la supervivencia como último significado" –añade–. "La atención nace de algo que puede significar recompensa (placer) o castigo (peligro) y que por tanto tiene que ver con nuestra propia vida". "Pero con el devenir evolutivo y la propia civilización –advierte Mora–, aprender y memorizar son mecanismos que los hemos llevado a unos niveles tan abstractos y de tan alto calado social que escapan y se han venido alejando de las raíces inviolables, genéticas y evolutivas, de aquella alegría que en su origen significó verdaderamente aprender y memorizar".

Conocer cómo funciona el cerebro revitalizaría la enseñanza

A su juicio, revitalizar hoy la enseñanza y el aprendizaje en este nuevo contexto de una cultura avanzada, "requiere un conocimiento de cómo funciona el cerebro en esos procesos y llevarlo a los maestros y los profesores para que estos finalmente lo apliquen en las aulas". Asegura que "de esto se han dado cuenta muy recientemente prestigiosos pensadores e instituciones como el recién creado Centro de Neurociencia para la Educación de la Universidad de Cambridge o la International Mind-Brain and Education Society a través de su revista Mind, Brain and Education". No obstante asegura que "es bien cierto que, hasta ahora, el conocimiento extraído de las neurociencias no ha sido fácil mostrarlo a los maestros y ellos transferirlo como método a la enseñanza de los niños o los estudiantes de instituto".

Reconoce que "existen problemas en la relación neurocientífico-maestro (y mas allá profesores universitarios) sobre todo en el lenguaje utilizado por los primeros para dirigirse a los segundos en la transferencia de estos conocimientos. y en los segundos, los maestros, para captar, con certeza y seguridad esos conocimientos a la hora de emplearlos con los alumnos".

"Desde esta perspectiva como base –subraya– se pretende construir este libro que propongo con el título de Neuroeducación y que tendría un formato similar al libro ¿Se puede retrasar el envejecimiento del cerebro?"

Mora, utilizando un lenguaje sencillo, conciso y asequible pretende "desarrollar las contestaciones a las preguntas básicas y los componentes esenciales del problema que representa el advenimiento de la neurociencia para la educación y enumerar y describir brevemente las soluciones y ventajas de estas nuevas concepciones".

El diario El Mundo ha publicado una entrevista al científico con motivo de su laudatorio en homenaje a la neuróloga Rita Levi-Montalcini en la embajada italiana.
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LA CONCIENCIA COMO PROBLEMA HISTÓRICO

APRENDER, DESAPRENDER Y REAPRENDER

Un artículo de Edgar Devia Góngora, Bogotá, Colombia. IBERCIENCIA. Docente directivo del Gimnasio Campestre Bethshalom. Comunidad de educadores para la cultura científica.

“Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer ni escribir, sino aquellos que no puedan aprender, desaprender y reaprender”. Alvin Toffler. En los procesos advertidos por Alvin Toffler, la neurociencia tiene mucho qué decir. Se ha convertido en uno de los campos de más brillo de la investigación, en una ciencia que promete mucho dado su objeto de estudio y su campo de acción, el cerebro como fenómeno múltiple, y sus relaciones con la conducta humana y los aprendizajes.

La docencia contemporánea en definitiva, si está empeñada en favorecer una estructuración social más benéfica para un mundo que se mueve a la velocidad del rayo, tiene que enfrentar una de las tensiones más difíciles de superar: la manera de enseñanza-aprendizaje de ayer versus la manera de enseñanza-aprendizaje de hoy, para finalmente impulsar en los discentes una nueva y mejor forma de interpretar los códigos de éste mundo. Esta tensión se abre paso en medio de un mar de tecnologías, de un avance en el desarrollo de nuevas pedagogías, y ahora con un nuevo impulso que entrega una de las ciencias de mayor desarrollo en los últimos 25 años, la neurociencia.

En mi experiencia como docente sobre todo de aquellos que se encuentran en la franja de los 14 a lo 17 años, encuentro un tanto difícil mejorar mi acercamiento al entendimiento de cómo aprenden los estudiantes. El desarrollo humano no sucede en el vacío, sino producto de una compleja e inextricable red de variables que van desde lo afectivo pasando por lo racional incluyendo lo espiritual. Sin llegar a olvidar que también se inmiscuyen en este proceso de desarrollo, el cerebro individual como el social, el sistema individual como el familiar, el sistema educativo de la escuela y por supuesto los entornos culturales en los que se desarrolla la persona. Esta compleja red de procesos me quieren llevar por el camino hasta ahora un tanto desconocido de mejorar mi forma de hacer docencia, me han de orientar a no desligar las condiciones anteriores de aprendizaje de cada estudiante en particular, a no olvidar sus experiencias anteriores sino a incluirlas en mi carpeta curricular. Justo en este punto, aparecen muy acertadamente las conclusiones que están aportando las ciencias como la neurociencia acerca de cómo funciona el cerebro y cómo puede la educación acudir a ellas para mejorar justamente lo que me ha parecido difícil hasta este momento, el acercamiento y desarrollo de pedagogías que me permitan generar motivación y autodesarrollo en cada estudiante.

Las conferencias del Dr. Fabricio Ballarini, sobre cómo opera el cerebro, el órgano principal y dominante desde el punto de vista del funcionamiento racional y funcional, lucen interesantes ya que iluminan una nueva senda en la educación que permitan desarrollos científicos para acceder a conocimientos facilitadores en cada proceso de enseñanza-aprendizaje. Hoy, encuentro definitivamente, que las generaciones se mueven mucho más fácilmente en el campo de las emociones, que les es más manifiesto todo lo que subyace en la emotividad, que todo aquello que los conecta con los modelos que hacen surgir o destacar las emociones como un factor relevante de aprendizaje es demasiado importante para mantener vigente una relación horizontal y activa con cada estudiante.

Alvin Toffler, periodista, escritor y pedagogo, quien cita esta maravillosa frase de autoría de Herbert Gerjuoy, resalta las acciones aprender, desaprender y reaprender, resume a mi juicio, tres de los verbos centrales en educación; resume la acción en la que todo docente debería ejercitarse, debería ser el primero para luego hacerla converger en los procesos educativos de los discentes. Al afirmar lo anterior solo quiero intencionalmente, plasmar la necesidad de entender que el cerebro no es rígido, no es inalterable, no es esquemático y que responde a nuevos procesos conscientes e inconscientes de aprendizaje debido a su tremenda plasticidad, que contario a lo que se pretendía afirmar que con el paso del tiempo el cerebro no tiene nada que aprender, nos da la mejor de las oportunidades para generar nuevos conocimientos, que por tanto el docente que quiera moverse entre estas tres palabras tiene en su haber ganancias que posteriormente puedan ser vertidas sobre los estudiantes.

Según el estudio ¿La educación necesita realmente de la neurociencia? Del Profesor Raúl Salas Silva, quien intenta concretar un cuadro investigativo de los avances de la neurociencia aplicados a la educación, quien expone la teoría del aprendizaje compatible con el cerebro, afirma en su hipótesis que es delimitar un ambiente sin amenazas que permitan un uso inhibido de la espléndida neocorteza o “nuevo cerebro” generando mejores aprendizajes y conductas. En el principio del aprendizaje del cerebro 4, “La búsqueda de significado ocurre a través de pautas”, afirma: “El cerebro se resiste a que se le impongan cosas sin significado”, encuentro acertada dicha declaración, y esto simultáneamente me obliga como docente a concertar nuevas estrategias didácticas y pedagógicas para lograr despertar en los estudiantes su mayor capacidad de enfoque y atención en lo que quiero impartirles. Sobre la base de una sociedad del conocimiento, que dirige el saber de los estudiantes, las emociones son una de las mejores herramientas de enseñanza-aprendizaje y en las que las neurociencias han afirmado categóricamente que la docencia debería enfocarse para lograr los objetivos en cada estudiante y en cada asignatura sea cual sea.

Adicional, en este mismo tratado, el principio 5 “Las emociones son críticas para la elaboración de pautas”, resalta lo dicho con anterioridad, son las emociones fundamentales para otorgar significados al cerebro en cada punto a impartir en el estudiante. Todo lo que aprendemos, necesariamente será facilitado bajo la formación de un excelente ambiente emocional lo cual redundará en una mejor integridad e integralidad de los estudiantes. Para resumir, en el desarrollo de mi docencia encuentro desafiante y alentador el que los estudiantes de hoy se muevan muy bien bajo la premisa y el paradigma de las emociones, ya que descubro que yo también puedo ser beneficiario de los avances de las neurociencias y no tan solamente los educandos.
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