"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

¿SON COMPATIBLES "POLÍTICAS EDUCATIVAS" CON "UNA EDUCACIÓN INDEPENDIENTE DEL PODER POLÍTICO"?

Dos modos de saber

Artículo de Amador Martos García, promotor de la plataforma POR UNA EDUCACIÓN INDEPENDIENTE DEL PODER POLÍTICO

Una vez más, como promotor de la plataforma reivindicativa POR UNA EDUCACIÓN INDEPENDIENTE DEL PODER POLÍTICO , debo dilucidar posiciones conceptuales.

En esta ocasión, a raíz de un comentario surgido tras la publicación UNESCO: DOCUMENTO DE POSICIÓN SOBRE LA EDUCACIÓN DESPUÉS DE 2015 en Facebook:

Rubén Gómez Garralón: No os debéis haber leído el informe. Tiene huevos que habléis de independencia de la educación del poder político (algo similar a declarar la independencia de los peces con respecto al agua) y citéis un informe de la UNESCO, Teniendo en cuenta que la educación pública la gestiona el estado y por lo tanto hablamos de política pública. Leeros lo que ponéis y de quién lo ponéis, porque caéis en sinsentidos muy chistosos. Anda, mirad lo que dice sobre políticas públicas la propia UNESCO, el organismo de NNUU que lleva los temas de educación.

Esta es mi respuesta a Rubén, y también a la interrogación planteada en el titular de este artículo:

La plataforma no pretende abolir las POLÍTICAS EDUCATIVAS, sino más bien que los políticos pervertidos ideológicamente (sean de derechas o de izquierdas, pues sirven a los mismos plutócratas) no puedan o no deberían hacer políticas educativas sin contar con la comunidad educativa. La gestión del conocimiento debe recaer sobre los expertos en materias cognitivas: filósofos, psicólogos, pedagogos y científicos en general. Lamentablemente, el economicismo neoliberal globalizado impuesto por Occidente, ha socavado el pensamiento crítico de los ciudadanos, y la manipulación ideológica de la educación es una herramienta más de dominación de la clase rica sobre las clases más desfavorecidas, como bien argumenta Iván Ilich en su obra La sociedad desescolarizada . Por tanto, el primer objetivo propuesto por la plataforma es una llamada a la acción de la comunidad educativa, a poner en marcha verdaderamente La democracia del conocimiento . Así, el objetivo es la separación entre POLÍTICA Y EDUCACIÓN, pero NO entre ESTADO y EDUCACIÓN. Sobre esta profunda cuestión, te remito a leer mi posicionamiento en este artículo .

El verdadero espíritu de la plataforma es poner en manos de los docentes la gestión del conocimiento y de la educación, hasta ahora en poder de los políticos. Las ciencias economicistas y políticas no son más que una derivación cognitiva que busca organizar la sociedad, pero lamentablemente han sucumbido a las ideologías políticas, ya sean de derechas, izquierdas o revolucionarias. Sin embargo, la verdadera revolución, debe consistir en una revolución del conocimiento que permita hacer de nuestros alumnos seres libres, precisamente, con conocimiento de causa. Ahí justamente está la mayor colaboración que pueda hacer un docente: por un lado, educar a los alumnos libres de dogmas (sociales, economicistas y políticos) gracias a vanguardistas pedagogías que auguran un nuevo paradigma educativo; y por otro lado, promover dicho espíritu entre la comunidad educativa hasta lograr la emancipación de los profesionales del conocimiento (filósofos, pedagogos, psicólogos y científicos en general) respecto de los poderes políticos: bajo esta premisa surge precisamente la plataforma.

Cuando la revolución del conocimiento llegue al poder político, algo así como ya reivindicaba Platón de que “los filósofos deben ser gobernantes o los gobernantes ser filósofos”, entonces, y sólo entonces, un Estado tendrá auténticas POLÍTICAS EDUCATIVAS que velen por el bien común de todos, y no sólo para una minoría de plutócratas. El Estado, recordémoslo, es una asunción colectiva donde todos debemos o deberíamos reflejarnos. Lamentablemente, los Estados han sido saqueados por la oligarquía plutocrática, desposeyéndolos de su soberanía económica, monetaria y política.

Con toda la anterior argumentación, queda muy clarito que reivindicar la independencia de la educación respecto del poder político NO ES SINÓNIMO de un divorcio entre POLÍTICA y EDUCACIÓN. Bien al contrario, cuando la comunidad educativa se empodere primero a sí misma, y también a sus alumnos, será posible desarrollar POLÍTICAS EDUCATIVAS, desde el conocimiento consensuado y en libertad, precisamente, con conocimiento de causa.

Dicho planteamiento para nada está en contradicción con el enlace que citas y que reproduzco a continuación para los lectores y donde iré poniendo mis comentarios entre paréntesis:

“El diálogo sobre políticas entre los países y entre diversas partes interesadas (¿Hay mayor parte interesada que la propia comunidad educativa?) en la educación contribuye a la creación y aplicación de políticas educativas eficaces”. (No hay mayor política educativa eficaz que aquella que haya sido previamente consensuada por la comunidad educativa y no por los políticos profesionales ideológicamente vendidos a la élite plutocrática).

“Resulta fundamental que el debate en torno a esas políticas se realice en el contexto político general y esté vinculado con asuntos relativos a otros sectores, tales como el empleo, la salud, la finanza y la familia. Los mecanismos de coordinación de la EPT, en vigor desde 2000, facilitan el diálogo sobre políticas por diversos medios, entre otros las reuniones, las consultas, el intercambios de investigaciones y conocimientos, las bases de datos y los sitios web.” (Evidentemente, los objetivos de la educación están inherentemente relacionados con el derecho al empleo, la salud, las finanzas y la familia: se debería precisamente educar en defender esos derechos por igual para todos, cosa que no ocurre en este sistema capitalista).

En los planos regional y mundial, el diálogo sobre políticas ayuda a que los países y otros copartícipes en la EPT aprenden mutuamente de sus experiencias, con el fin de mejorar sus sistemas educativos mediante medidas específicas sobre el terreno. (En este sentido, Finlandia es un referente educativo que todos los países envidian sanamente, y ese modelo de POLÍTICA EDUCATIVA debería ser asumido por otros muchos países).

En el plano nacional, el diálogo entre las partes interesadas en la educación (vuelvo a insistir: la comunidad educativa) se orienta a la búsqueda del consenso y lograr la colaboración de los interesados en la formulación y aplicación de las políticas educativas nacionales y las estrategias con miras a la consecución de los objetivos de la EPT, de aquí a 2015. (Aquí, “partes interesadas”, no debe serlo solamente los políticos profesionales que viven del cuento, sino inexorablemente la propia comunidad educativa como parte interesada: ahí radica el objetivo fundamental de la plataforma reivindicativa).

Concluyendo: reivindicar la independencia de la educación respecto del poder político, no equivale a segregar POLÍTICA y EDUCACIÓN, sino que las POLÍTICAS EDUCATIVAS del ESTADO deben ser gestionadas por los expertos en las cuestiones del conocimiento: filósofos, psicólogos, pedagogos y científicos en general, un inconmensurable reto que ya Platón nos planteó hace más de veinte siglos, y que es conveniente reivindicar de un modo cognitivo y pedagógico.