"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

¿CONOCÉIS ALGÚN INSPECTOR DE EDUCACIÓN QUE SE JUBILE A LOS 60?

Portada y contraportada

Un artículo de Jordi Martí, Docente desconcertado que intenta encontrar su lugar en un mundo que no entiende. O que prefiere no entender.

Empiezo con una pregunta el post porque, quizás, no haya sido capaz de encontrar aún a lo largo de mi vida laboral ninguno de mis inspectores (o algunos otros que conozco) que se hayan jubilado a los 60. Bueno, sinceramente, tampoco conozco demasiados que lo hayan hecho a los 65 por alargar, voluntariamente, la mayoría su relación contractual con la administración educativa hasta los 70. Sí, no hay inspectores que se jubilen anticipadamente. En un colectivo como el docente, cuyo porcentaje de jubilaciones anticipadas -en caso de cumplir los requisitos de esos treinta y pico años trabajados- es prácticamente del cien por cien, sorprende que los inspectores, cuyo trabajo, en principio, debería ser más exigente que el aula, no se jubilen hasta mucho después de dicha posibilidad que se les ofrece.

Si realmente agota tanto la función inspectora, ¿por qué no hay inspectores que se jubilen, pudiendo, anticipadamente? ¿Qué sentido tiene para un inspector alargar la jubilación hasta el límite legal? ¿Tan bien se está en inspección educativa para no desgastarse con los años? ¿Tanta necesidad hay de ese dinero que se deja de cobrar por la jubilación anticipada -no olvidemos que, en caso de inspectores con años a cuestas, la diferencia salarial puede ser notable-? ¿Tan adictivo es el poder que supuestamente emana de los despachos? ¿Tanta necesidad hay de servicio público? O, según la mayoría de mis compañeros de aula, ¿será verdad que, en realidad, los inspectores no sufren tanto como los docentes de aula?

A mí siempre me ha gustado saber la razón de las cosas. Y, en este caso -a pesar de tener amigos entre el cuerpo de inspectores de educación- no he conseguido ninguna respuesta clara por parte de ninguno de ellos más allá de evasivas más o menos incoherentes. Quizás, al igual que sucede con todos esos catedráticos de Universidad que, siguen ocupando sus sillones con edades parecidas a Matusalén, el poder que emana de determinados cargos debe ser algo irresistible pero, para los malpensados que, cada vez nos encontramos más cansados y que, al llegar a los sesenta, de lo único que se tiene ganas es de disfrutar de la merecida jubilación, hay algo que quizás se nos debe escapar de la situación :)

Yo, a día de hoy, no conozco ningún inspector de educación que se haya jubilado a los 60, ¿conocéis vosotros a alguno?