"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

DOCENTES, ¿POR QUÉ SE ABURREN NUESTROS ALUMNOS EN EL AULA?

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Un artículo de Santiago Moll, docente.

Hay que reconocerlo. Los docentes somos los peores vendedores del mundo. Esta afirmación nace de la lectura de un libro que me ha enganchado de principio a fin y del que he extraído la idea para esta entrada. Se trata de un libro que, como otros muchos libros reseñados en Justifica tu respuesta, no guarda ninguna relación con el mundo educativo, o sí. Su autor es Sergio Fernández y el libro se titula Vivir sin miedo.



Lo que quiero enseñarte en este artículo creo que te ayudará, al menos, a replantearte qué enseñas, cómo enseñas y para qué enseñas. Docente, ¿quieres saber por qué se aburren los alumnos en las aulas? Docente, ¿quieres aprender la diferencia entre "vender en el aula" y "evangelizar en el aula"? Si es así, estaré encantado de que me acompañes. Agárrate fuerte porque zarpamos…

¿EN QUÉ SE DIFERENCIAN LOS "DOCENTES QUE ENSEÑAN" Y LOS "DOCENTES QUE EVANGELIZAN"?

El capítulo del libro de Sergio Fernández que ha inspirado este artículo parte de las siguientes preguntas:“¿Le ha molestado alguna vez una llamada a la hora de la siesta con un zumbido como de conferencia? ¿En esa llamada una persona con un acento irreconocible intentaba colocarle un producto de telefonía para su casa? Eso no es vender. Eso es molestar.“

La persona que está al otro lado del teléfono juega exclusivamente con la ley de las probabilidades. ¿Qué significa esto? Pues que sabe que para vender ese producto necesitará hacer 2.000 llamadas. Por tanto, después de que tú le hayas dicho que no, simplemente la persona que está al otro lado hará otra llamada. Ahora sólo le restarán 1.999 llamadas para conseguir una venta.

Pero, ¿por qué no te ha vendido a ti el producto? Muy sencillo. Porque ha intentando vendértelo. Me explico. En el tiempo que le hayas dejado hablar te habrá detallado la oferta, la capacidad de almacenamiento, los planes de financiación, los años de garantía… Pero no le habrá servido de nada. No te has interesado por ese producto. ¿Y sabes por qué no te interesa ese producto? Porque ha intentado vendértelo y, por tanto, se trata de un vendedor.

¿Qué hubiera pasado si en lugar de haberte intentado vender ese producto hubiera ido más allá de ese producto? ¿Qué hubiera pasado si en lugar de venderte ese producto te hubiera ofrecido independencia, mejora en las relaciones sociales o éxito, por citar algunos ejemplos? Entonces, esa persona que te hablaba al otro lado del teléfono no sería un vendedor, sino un evangelizador.

¿Qué hace entonces el evangelizador? El evangelizador no vende un producto. El evangelizador vende experiencias, emociones, necesidades, seguridad, salud, estilo de vida, algo en qué creer, pertenencia a una comunidad o grupo, algo que te hará vibrar, algo que cambiará tu vida para siempre. Como bien dice Sergio Fernández en su libro: “Los seres humanos estamos locos por asignar a nuestro consumo significados que van más allá del producto o servicio propiamente dicho”. Porque…

… Apple no vende iphones, vende diseño.
… Harley-Davidson no vende motos, vende libertad.
… Coco Chanel no vende perfumes, vende esperanzas.
… el frutero no vende fruta, vende salud.
… los seguros no venden pólizas, venden seguridad.

¿Qué significa esto? Pues que primero sentimos, luego pensamos y, por último, compramos. Y lo mejor de todo es que, cuando compramos, lo hacemos pensando no que hemos adquirido un producto o servicio, sino arte, libertad, esperanzas, salud o seguridad. Al hilo de todo esto te preguntarás: ¿qué tiene que ver todo esto con la educación? No es una pregunta fácil de responder en unas líneas, pero lo intentaré.

DOCENTES QUE VENDEN Y DOCENTES QUE EVANGELIZAN

Lo que quiero hacerte ver con esta entrada es la diferencia entre docentes que venden los contenidos como un producto o servicio y docentes que evangelizan los contenidos a partir de tres factores clave: la experiencia de un contenido, la utilidad de un contenido y la emoción asociada a ese contenido. Un ejemplo de docentes que venden y docentes que evangelizan.

El docente vendedor de poesía.

El docente vendedor de poesía explicaría a sus alumnos en clase que la poesía se define como: “la forma poética que expresa tradicionalmente un sentimiento intenso o una profunda reflexión, ambas ideas como manifestaciones de la experiencia del yo” (extraído de un libro de texto).

¿Te acuerdas ahora del vendedor de telefonía móvil que te despertó de tu siesta para venderte un producto? ¿Recuerdas lo que tardaste en colgarle? ¿Recuerdas su nombre? ¿Recuerdas el nombre del producto que te ofreció? Pues ponte en la piel del alumno que escucha de tus labios esta definición. Porque en la definición que has dado acerca de la poesía no hay:

* arte
* libertad
* belleza
* utilidad
* emoción
* experiencia vital
* …

El docente evangelizador de poesía.

El día anterior a la clase que debe enseñar el concepto de poesía el docente evangelizador se hace las siguientes preguntas:

* ¿Cómo lo haré para que se enamoren de la poesía?
* ¿Cómo haré para hacerles ver su utilidad?
* ¿Cómo haré para que la vivan, la experimenten y la sientan en carne propia?

Creo que en este sentido no existe un mejor evangelizador de la poesía que el profesor John Keating. No te pierdas lo que el señor Keating les dice a sus alumnos a propósito de la poesía:



Para el señor Keating, para el docente que evangeliza:

* las palabras e ideas que emanan de la poesía pueden cambiar el mundo.
* la poesía te hace pertenecer a la raza humana.
* la poesía es lo que nos mantiene vivos, como el amor.
* la poesía es un poema de Walt Whitman.
* la poesía es capaz de forjar tu identidad.
* la poesía permite mejorar este mundo con un verso.

Así que, cuando el docente que evangeliza en el aula entre para hablar de poesía, lo primero que hará será preguntar a sus alumnos: ¿qué verso estáis dispuestos a escribir para cambiar el mundo?

Docentes, ¿queréis convertiros en los mejores vendedores del mundo contra el aburrimiento? A modo de conclusión.

Dice en su libro Sergio Fernandez: “actuamos más desde lo emocional que desde lo racional”. Esta frase me parece clave. Y me parece clave porque la escuela racional, es decir, la escuela de las definiciones y características es, precisamente, una escuela pasiva, una escuela exenta de emoción. Es la emoción lo que mueve el mundo, es la emoción lo que hace posible que un alumno se suba encima de su mesa y grite con todas sus fuerza, con todo su corazón…¡Oh, capitán, mi capitán!

Ojalá que muchos docentes entiendan la importancia de enseñar desde la emoción y contra el aburrimiento. Ojalá que muchos docentes tengan la valentía y la determinación de capitanear un barco llamado Educación y llevarlo a buen puerto. Si es así, te doy la bienvenido a bordo.Zarpamos…