"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

COLEGIOS CON CORAZÓN

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Suena el despertador. Son las siete de la mañana. De nuevo lunes, de nuevo las prisas. En casa de los padres de María y Pablo los últimos pitidos del contestador se unen a las voces altas que desde primera hora de la mañana dejan claro que no hay tiempo para nada. Hay que asearse y vestirse rápido, desayunar rápido, coger algo de almuerzo rápido y salir rápidamente hacia el colegio para que los papás no lleguen tarde al trabajo. Todo es rápido. Siempre es rápido.

Y, en el colegio, más de lo mismo. Materia tras materia, con un sinfín de deberes y con la agenda escolar siempre pendiente del próximo examen y con los dedos cruzados para que no coincida con el campeonato de fútbol, la exhibición de baile o la visita al dentista. Así es el día a día de miles de niños y miles de padres, eso en el mejor de los casos, claro está. Y es que aún peor sería que los papás no tuvieran trabajo o que los niños no tuvieran papás que les llevaran a golpe de reloj.

GESTIONAR LAS EMOCIONES

"Tenemos alumnos con una elevada formación en contenidos académicos pero que no saben cómo gestionar sus emociones, en su gran mayoría tienen las necesidades cubiertas y nadie les ha invitado a reflexionar, a pensar más allá, a ponerse en la piel del otro, más bien se fomenta la competitividad". Quien habla es Carolina Benedito, jefe de estudios de Secundaria del centro educativo Ramiro Izquierdo de Castellón, uno de los cientos de colegios de la Comunidad Valenciana y del resto de España que están tomando conciencia de la necesidad de fomentar la reflexión y la educación en valores para conseguir una educación de excelencia.

"Nuestro centro no es para nada conflictivo, todo lo contrario, pero se percibe esa mayor agresividad por parte de los alumnos, esa competencia que se traslada a todos los ámbitos y, sobre todo, esa prisa que prima en todas las acciones cotidianas de los niños y la falta de reflexión y de empatía con todo lo que ocurre a su alrededor", explica María Jesús Meseguer, también docente del centro Ramiro Izquierdo de Castellón.

Ambas son sólo dos ejemplos de los muchos que florecen en centros educativos de toda índole, públicos y privados. Maestros y profesores que se empeñan en llevar la contraria con ejemplos diarios a las críticas que en los últimos años se vierten contra los profesionales de la educación al calor de los efectos de una crisis económica que saca, en demasiadas ocasiones, lo peor de uno mismo.

CONGRESO DE EXCELENCIA

"Queríamos aportar algo nuevo, como muchísimos otros compañeros, y le comentamos al director del centro la posibilidad de asistir al Congreso de la Excelencia en Educación que se celebraba en Madrid", explica Benedito. "El director nos apoyó en todo, y en eso estamos trabajando el conjunto del colegio, en educar en contenidos, pero también en conciencia y en corazón", apunta la jefe de estudios de Secundaria.

De este modo, siguiendo los valores de consciencia y compromiso, los alumnos de 3 a 16 años del colegio Ramiro Izquierdo de Castellón se unieron también en la colaboración de un gran proyecto solidario basado en el cuento Tú también puedes de la escritora Anna Llauradó. Como el petirrojo que protagoniza esta historia, cada alumno ha participado, gota a gota, en este proyecto solidario.

La esencia de Tú también puedes se basa en la educación participativa. La comprensión del mundo que les rodea es clave para que los niños aprendan y conozcan que las desigualdades se pueden cambiar. "A través de este proyecto, los alumnos han contribuido en causas solidarias comprendiendo, sintiendo y conectando con otros niños que se encuentran en situación de desigualdad", explican las profesoras.

Con un euro al mes, los estudiantes han hecho posible proyectos solidarios. "Obviamente la aportación es totalmente voluntaria y debe provenir del propio niño, que es quien debe renunciar voluntariamente a las chuches o la revista del fin de semana", recalcan las profesoras. "Elegimos una ONG internacional, Save the Chidren, y otra que tuviera proyectos de ámbito local, en este caso ha sido Cruz Roja, y en el proyecto hemos contado con la participación de muchísimos voluntarios, desde el profesorado, a padres y madres de alumnos que han explicado su experiencia en primera persona como miembros de ONG, a gente externa del centro que ha intentado explicar sus experiencias en situaciones complejas actuales, como el día a día en un campo de refugiados sirios", indica Benedito.

VIVENCIAS DE BOSNIA O LESBOS

"Es reconfortante observar cómo se ha volcado todo el mundo, el ciclo de charlas se inició con la Asociación de la Lucha contra las Enfermedades Renales de Castellón (Alcer Castalia), ha sido impresionante conocer a Alicia Moreno Moreno, capitán enfermera que nos contó sus vivencias en acciones bélicas como en Bosnia, Kósovo, Somalia o Afganistán", narra Benedito. "También fue conmovedor para todos la presencia y las experiencias que nos transmitió un voluntario de Save the Children que ha prestado su ayuda en Lesbos, en el campo de refugiados de Moria con los niños, que transmitió que las pequeñas acciones que hacemos tienen grandes resultados y cómo no, de nuevo, la suerte que tenemos de vivir aquí y agradecer lo que tenemos", añade la jefe de estudios de Secundaria.

La reflexión es uno de los grandes pilares del proyecto. En este campo ha sido crucial las sesiones de mindfulness que ha impartido en todos los clases de 3 a 16 años la profesora del centro Lidón Blanch. Pero, ¿qué es el mindfulness? "Es la concentración de la atención y la conciencia plena, es prestar atención a lo que ocurre aquí y ahora, dentro y fuera de mí para poder elegir mi conducta", explica Blanch.

Díficil de entender qué es mindfulness para un niño de 3 años pero fácil de explicar. "Cerramos los ojos al tope para relajarnos, ponemos las manos en la tripita y te sientes como en casa", cuenta una niña de Primero de Infantil. "Es no pensar en el patio ni en la ficha de trabajo para ver si estás triste o alegre", añade otro compañero de mesa.

"Un bosque tranquilo es un libro escrito por Patricia Díaz-Caneja e ilustrado por Marta Navalgar que explica de la mano del hada Atención Plena y de un modo muy sencillo cómo se pueden gestionar las emociones y aprender a ser felices en un mundo demasiado rápido y estimulante", explica Lidón Blanch.

"Las reacciones de los niños han sido diversas y todas interesantísimas, desde los pequeñitos hasta los alumnos de Secundaria, que no se paran a reflexionar y pensar en sí mismos. Las emociones se palpan a flor de piel", cuenta Blanch.

Rabia, alegría, amor, calma, miedo y tristeza son emociones que entran en las aulas y que conviven día a día con las matemáticas, la historia o el inglés. "Los docentes también tenemos la llave para intentar enseñar a los niños cómo educar las emociones, cómo rebajar la creciente agresividad y falta de empatía, y no sólo enseñar contenidos académicos, resalta Lidón Blanch. Una educación con corazón.