"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

CONOCE LA ESCUELA DE OLMUÉ QUE ES PIONERA EN EDUCACIÓN AMBIENTAL EN CHILE

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En el marco de la celebración del Día de la Tierra, visitamos la Escuela Básica Lo Narváez de Olmué, que desde hace ocho años ha implementado un novedoso proyecto educativo medioambiental en sus aulas. Huertos, ladrillos ecológicos, tierra de hoja orgánica y reutilización de las aguas son parte de las actividades en las que participan los alumnos día a día. Revisa aquí su historia.

Para la celebración del Día de la Tierra, los estudiantes de la Escuela Básica Lo Narváez, de la comuna de Olmué, renuevan el compromiso de seguir cuidando el árbol que cada curso ha plantado durante su paso por la escuela. Esta tradición simboliza el proyecto educativo medioambiental que el establecimiento realiza desde hace ocho años, y que los ha llevado a ser reconocidos por diversos organismos nacionales e internacionales.

Hoy, cada curso tiene un Taller Medioambiental obligatorio, que es parte del currículum, donde los estudiantes van aprendiendo el respeto y el cuidado de la tierra a través de diversas actividades a medida que pasan de curso. Además, la escuela cuenta con paneles solares, centros de acopio, sistemas de reutilización de aguas y riego por goteo para sus huertos y jardines, por lo que este año recibieron la certificación ambiental por parte del Ministerio del Medio Ambiente y la Unesco.

En prekínder y kínder, los niños trabajan en un invernadero donde aprenden nociones básicas en un contexto de juego, mientras que en primero y segundo básico se encargan del cuidado de un jardín. Los niños de tercero plantan hortalizas en un pequeño huerto, y los de cuarto hacen lo mismo pero en un invernadero, para así comparar los procesos. En quinto, los alumnos se encargan de la elaboración de papel reciclado que después utilizan en la escuela. En sexto se dedican a crear ladrillos ecológicos, con los que han construido asientos y muros de contención, mientras que en séptimo producen tierra de hoja orgánica que ocupan en sus propios jardines y cultivos. Finalmente, en octavo los alumnos trabajan con lombriceras y abejas.

“El proyecto surgió cuando una profesora, ya jubilada, llegó con la idea de clasificar basura, pero que no fue tomada en cuenta en su minuto. Movido por mi formación de scout, cuando llegué a la escuela, comenzamos a buscar la forma de hacerlo, lo que se sumó al gasto que significaba sacar la basura de la escuela, ya que al estar ubicados en una comuna alejada, sólo el desplazamiento significaba un gran costo. La única solución era botar menos basura, pero la idea hoy es no producirla”, cuenta Guillermo Pimentel, director de la escuela hace 11 años.

CULTURA ECOLÓGICA DENTRO Y FUERA DE LA SALA

Al conversar con los alumnos más pequeños, 190 en total, surgen frases como “me gusta la tierra”, “cuidamos los árboles” o “regamos las plantitas para que crezcan”, que reflejan el respeto por el medio ambiente que les inculcan. Manuel Nilo, de cuarto básico, llegó a la escuela porque sus padres se interesaron por el proyecto educativo ecológico. “Como las industrias contaminan el medio ambiente, me parece bien poder ayudar en algo. Siempre tenemos todas las herramientas para trabajar y es divertido que los profesores participen con nosotros en la tierra”, dice Manuel.

Alexandra Catalán es alumna de octavo básico, la primera generación que cumple el ciclo del proyecto. “Yo me tomó muy en serio el tema del medio ambiente. Cuando llegué no sabía nada y aquí siempre nos han dicho que tenemos que proteger la tierra. Para mí es importante que la escuela esté comprometida con la naturaleza, sobre todo porque no se ve mucho en otras escuelas. Me gustaría ser veterinaria y tener una granja donde pueda hacer lo mismo que hacemos en la escuela”, señala Alexandra.

El proyecto educativo ecológico también ha significado mejoras significativas en la convivencia escolar y pruebas como el Simce. “Nosotros somos la segunda escuela más pobre de la región, e históricamente éramos la peor de la comuna. Tenemos un 96,49% de Índice de Vulnerabilidad Escolar, por lo que la lógica indica que deberíamos tener serios problemas de disciplina, pero el comportamiento de los niños es espectacular. Lo curioso es que este cambio se produce a medida que crecen, por lo que los mejores niños, en términos de disciplina, no son los más chicos, sino los más grandes. A través del respeto al medio ambiente, hemos mejorado el respeto entre ellos y hacia los profesores, por lo que los docentes pueden hacer mejores clases. Eso ha llevado a que en los últimos años seamos la mejor escuela de la comuna en el Simce, sin hacer ningún reforzamiento. No se trata de ser pedante, ni tener reconocimientos, sino de difundir este proyecto, a lo mejor con otras miradas, pero que se replique”, afirma el director.


























































































































































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