"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

UNA EDUCACIÓN DE LO ESENCIAL

LA MEDITACIÓN MEJORA LA NOTA DE LOS ESTUDIANTES Y REDUCE LA VIOLENCIA ESCOLAR Algo grande se está cociendo

Artículo de Francisco Riquelme Mellado. Profesor de Secundaria y Bachillerato en el IES Ruiz de Alda, San Javier. Murcia. Catedrático de Dibujo.



El “problema” de la educación no es distinto al “problema” de la empresa, la política… El tiempo nos pide cambios, nuevas maneras de entender: Asumir y funcionar con nuevos paradigmas

Desde hace más de 20 años estamos asistiendo a descubrimientos en Neurociencias que revelan el funcionamiento de nuestro cerebro y de cómo aprendemos. La relación entre emociones y aprendizaje es directa. Desde la Psicología, hay toda una revolución en marcha que indaga sobre cómo hacer de nuestra vida un proyecto alegre, pleno y comprometido, un proyecto de vida con sentido a través de la Psicología Humanista y la Psicología Positiva en todas sus ramas. El Coaching profesional es un acompañamiento para conseguir éxitos. ¿Por qué seguimos sin aplicar estas investigaciones y prácticas, refrendadas en el aula, para mejorar cómo nos sentimos en ellas y mejorar el ansiado nivel académico de los alumnos?

La educación es el campo que debería ir siempre a la vanguardia, porque es la mayor contribución al avance de una sociedad que se puede hacer.

CONFUNDIMOS EXIGENCIA CON EXCELENCIA: La excelencia no se puede exigir; se consigue cuando proporcionamos las condiciones necesarias para que cada uno, alumnos y docentes, den lo mejor de sí mismos voluntariamente, conscientemente, comprometidos.

NUEVA EDUCACIÓN PARA NUEVOS RETOS: Nunca antes la humanidad ha tenido que afrontar problemas tan globales y trascendentales como en la actualidad. El mundo es una aldea global.Conocemos los grandes problemas de la humanidad, sabemos sus causas y cómo solucionarlos. Pero nos falta lo fundamental: cooperación, entendimiento, empatía, sentido del bien común.

¿Cómo sería vivir eso en el aula, con alegría y positividad?

¿Cómo sería conectar los intereses de los alumnos con lo que damos en el aula?

¿Cómo sería llevar la vida misma al aula y no estar siempre virtualizando o abstrayendo lo que aprenden los niños?

¿Cómo sería conectar los conocimientos fragmentados de las diversas áreas para aportar procesos cognitivos de orden superior a nuestros alumnos?

¿Cómo sería salir del aula para explorar la vida?


Mientras sigamos creyendo que aprender cuesta mucho y que enseñar es agotador mantenemos un viejo paradigma anacrónico que cada vez debilita más a los docentes.

No es que no haya problemas –que los hay y muchos–, pero podemos concebir esos problemas como oportunidades para mejorar.

Desde la madurez hay que pasar de la queja a la creatividad.

Los docentes no nos sentimos escuchados, ni tenidos en cuenta por el sistema educativo.

En nuestra relación con nuestros alumnos, nos sentimos presionados y presionamos a su vez.

Olvidamos que el encuentro entre personas puede ser una oportunidad para pasar del conflicto a la cooperación, a mirarnos a los ojos y descubrir que todos compartimos ese anhelo profundo de ser felices y plenos.

Todos los seres humanos portamos ese anhelo, y hay que reconocerlo en la escuela, hay que vivirlo en ella.

INSTRUCCIÓN NO ES EDUCACIÓN: Los docentes no necesitamos más formación, necesitamos conectar con nuestra propia sabiduría. Y eso mismo es lo que necesitan nuestros alumnos.

Necesitamos conectar las capacidades intelectivas adquiridas con la mirada compasiva del corazón que es:

Presencia en el aula que nutre emocionalmente.

Mirada que enviste de grandeza al alumno y refuerza su autoestima y concepto de sí mismo.

Liderazgo para afrontar los retos de la vida (no los académicos) desde una relación horizontal y la cooperación entre iguales.

Acompañamiento para la germinación de los talentos, capacidades y valores que ya porta el alumno internamente.


Sólo así la educación puede pasar de ser mera instrucción que introduce en los alumnos un conocimiento ajeno, a una herramienta para revelar los tesoros internos, aportar sentido, significado, madurez y plenitud; para que nuestros niños y jóvenes puedan construir un futuro acorde para todos, conectando con sus propias potencialidades, con su propia sabiduría interior.

Así las aulas pueden convertirse en espacios donde docentes y alumnos disfruten descubriendo lo mejor de sí mismos y celebrarlo, ponerlo en valor para mejorar el mundo.

Y esto mismo se puede aplicar a los padres en el liderazgo familiar. Ya no sirve el sistema de creencias y los métodos con los que fuimos criados nosotros. La sociedad y el mundo han cambiado tan rápido que hemos de formarnos y aprender, para que el ser padres no sea una carga que padecer sino una alegría que vivir en el hogar, como centro nutricio emocional que acoge niños felices al mundo y cuyas alas no se podrán cortar, porque han venido con la promesa de cambiarnos a todos y cambiar el mundo tal y como lo conocemos.

RECONOCER Y APOYAR UNA NECESARIA EDUCACIÓN: Si queremos respetar y apoyar a los docentes en una necesaria revolución respetuosa para una educación que no corte las alas del futuro…

PODEMOS:

1-Reconocer nuestro valor como padres y reconocer la dedicación de los docentes. Reconocerse y apoyarse.

2-Como sociedad valorar el papel de los padres y docentes, regulando la disponibilidad de tiempo de calidad entre padres e hijos.

3-Las familias han de ser puestas en valor de toda la comunidad. Su bienestar es el de todos.

4-No sólo recordar los deberes, también garantizar los derechos.

5-Aligerar la presión académica para cumplir determinados objetivos.

6-Hacer más lento los aprendizajes. Se impartirán menos contenidos pero se aprenderán para toda la vida desde la experimentación y la vivencia, desarrollando procesos cognitivos más complejos y ricos.

7-Favorecer la convivencia respetuosa y reconocer la diversidad, apoyando para que los centros educativos sean gestantes de relaciones humanas sanas cuya moneda de cambio sea el respeto y la cooperación.

8-Procurar espacios adecuados para el juego creativo y la exploración.

9-Permitir el error en el aprendizaje, alentar el atrevimiento.

10-Evitar imponer en educación sistemas basados en otros objetivos y valores que no sea el desarrollo integral de nuestros niños y jóvenes, su felicidad; por encima de intereses políticos o económicos.

11-Evitar tratar la Educación con una visión heredada de sistemas políticos, sociales o económicos que la deforman o limitan.

12-Dar voz a los niños y jóvenes, que ellos formen parte activa de la gestión de los centros y las aulas (corresponsabilidad).

No cortemos esas alas en nuestras casas ni en nuestras aulas, dejémoslas volar respetuosamente. Veamos en los ojos de nuestros alumnos el brillo y la belleza de esas promesas que están por venir al mundo. Ellos no han venido a repetir esquemas, han venido a crear otros nuevos y necesarios.

En mi aula tengo una frase que me sigue inspirando cada día desde que empecé esta aventura de Ser docente. Nunca imaginé que yo iba a ser el que más aprende en el aula.

“Un espíritu libre NO debe aprender como esclavo“
(Roberto Rosellini)