"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

EL ARMA SECRETA DE LOS EDUCADORES DE PÁRVULOS

SUMARIO DEL LIBRO

Usualmente los educadores de párvulos aprovechan los comentarios espontáneos de los niños para crear importantes instancias de aprendizaje, más aún cuando se trata de un niño que presenta dificultades para comunicarse verbalmente. Las conversaciones no sólo son ideales para desarrollar el lenguaje expresivo de niños y niñas, sino también para ampliar sus conocimientos.

Parte de esta tarea se construye a partir de un elemento vital: las preguntas. Para muchos, este elemento tan cotidiano puede parecer sin importancia. Para un profesional de la educación inicial, jamás. ¡Al contrario! La pregunta es una herramienta fundamental. El “arma secreta” que utilizan para detonar aprendizajes en los niños. En la sala de un educador o educadora de párvulos ninguna pregunta es casual. Ellos realizan diversas interpelaciones a los niños pensadas “quirúrgicamente” que, en definitiva, pueden marcar la diferencia entre desarrollar una habilidad o no; entre aprender o no.

La evidencia demuestra que todas las interacciones entre educadores y niños importan. Manejar el difícil arte de la pregunta correcta puede ayudar a los niños a explicitar lo que piensan y profundizar en sus aprendizajes. Y nuestros educadores de párvulo lo saben. Y se forman y entrenan para ello.

LO QUE HAY DETRÁS DE UNA SIMPLE PREGUNTA

Actualmente, podemos identificar 4 tipos de preguntas y cada una de ellas son formuladas por estos profesionales para desarrollar distintas habilidades en los niños:

- Preguntas abiertas: Estimulan el uso de habilidades cognitivas, ya que los niños deben ser capaces de representar internamente la respuesta que quieren dar. Para construir respuesta a este tipo de preguntas los niños deben reflexionar, proyectar, preguntar, entre otros. Por ejemplo: Yo tenía un perro ¿Qué te gustaba de tu perro? Este tipo de preguntas permite al educador oír las respuestas de los niños y obtener más información de cómo ellos piensan.

- Preguntas cerradas: Sólo demandan un tipo de respuesta, la cual está implícita en la pregunta. Por ejemplo: Yo tenía un perro, ¿Cómo se llama tú perro? Con este tipo de preguntas, el educador o educadora lleva el control de la conversación y los niños deben adaptar su respuesta a la percepción de él.

- Preguntas efectivas: Son aquellas preguntas que obligan a los niños a estructurar sus propias respuestas. Por ejemplo: Yo tenía un perro ¿Qué podrías contarme de tu perro? Estas preguntas reflejan el interés por parte de los adultos en aquello que los niños dicen o hacen.

- Preguntas de reflejo verbal: Consiste en repetirle de vuelta al niño la última parte de su respuesta en forma de pregunta. Por ejemplo: Yo tenía un perro, ¿tenías un perro? Este tipo de preguntas produce más respuestas independientes del niño y valora lo que él acaba de decir. Con este tipo de preguntas el niño lleva el control de la conversación en sus respuestas, por lo que se fomenta el pensamiento divergente.

¿CUÁL ES EL MEJOR TIPO DE PREGUNTA?

En la sala de clases de un educador o educadora inicial no existe “la mejor pregunta”, puesto todas aportan al desarrollo de los niños. Además, es importante que toda interacción niño-adulto considere distintas formas de relación, ya que el uso exclusivo de un solo estilo puede llevarnos a interacciones artificiales. Sin embargo, a la hora de escoger las preguntas , la evidencia muestra que aquellas que son de carácter abierto suelen promover mejores espacios de aprendizaje y, por ende, son intencionadas con mayor frecuencia por estos profesionales, manteniendo siempre presente que toda interacción debe considerar los intereses y necesidades de los niños y niñas.

¿Quién dijo que enseñar en un jardín era algo fácil? Como ves, los educadores jamás dejan un detalle al azar.

Referencias: Mark Allerton, Institute of Education, University of London. En: Revista Internacional Journal Of Early Childhood. OMEP, Vol. 25 N°1. Traducción Mónica Varas