"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

APRENDER, DESAPRENDER Y REAPRENDER

LA CONCIENCIA COMO PROBLEMA HISTÓRICO

Un artículo de Edgar Devia Góngora, Bogotá, Colombia. IBERCIENCIA. Docente directivo del Gimnasio Campestre Bethshalom. Comunidad de educadores para la cultura científica.

“Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer ni escribir, sino aquellos que no puedan aprender, desaprender y reaprender”. Alvin Toffler. En los procesos advertidos por Alvin Toffler, la neurociencia tiene mucho qué decir. Se ha convertido en uno de los campos de más brillo de la investigación, en una ciencia que promete mucho dado su objeto de estudio y su campo de acción, el cerebro como fenómeno múltiple, y sus relaciones con la conducta humana y los aprendizajes.

La docencia contemporánea en definitiva, si está empeñada en favorecer una estructuración social más benéfica para un mundo que se mueve a la velocidad del rayo, tiene que enfrentar una de las tensiones más difíciles de superar: la manera de enseñanza-aprendizaje de ayer versus la manera de enseñanza-aprendizaje de hoy, para finalmente impulsar en los discentes una nueva y mejor forma de interpretar los códigos de éste mundo. Esta tensión se abre paso en medio de un mar de tecnologías, de un avance en el desarrollo de nuevas pedagogías, y ahora con un nuevo impulso que entrega una de las ciencias de mayor desarrollo en los últimos 25 años, la neurociencia.

En mi experiencia como docente sobre todo de aquellos que se encuentran en la franja de los 14 a lo 17 años, encuentro un tanto difícil mejorar mi acercamiento al entendimiento de cómo aprenden los estudiantes. El desarrollo humano no sucede en el vacío, sino producto de una compleja e inextricable red de variables que van desde lo afectivo pasando por lo racional incluyendo lo espiritual. Sin llegar a olvidar que también se inmiscuyen en este proceso de desarrollo, el cerebro individual como el social, el sistema individual como el familiar, el sistema educativo de la escuela y por supuesto los entornos culturales en los que se desarrolla la persona. Esta compleja red de procesos me quieren llevar por el camino hasta ahora un tanto desconocido de mejorar mi forma de hacer docencia, me han de orientar a no desligar las condiciones anteriores de aprendizaje de cada estudiante en particular, a no olvidar sus experiencias anteriores sino a incluirlas en mi carpeta curricular. Justo en este punto, aparecen muy acertadamente las conclusiones que están aportando las ciencias como la neurociencia acerca de cómo funciona el cerebro y cómo puede la educación acudir a ellas para mejorar justamente lo que me ha parecido difícil hasta este momento, el acercamiento y desarrollo de pedagogías que me permitan generar motivación y autodesarrollo en cada estudiante.

Las conferencias del Dr. Fabricio Ballarini, sobre cómo opera el cerebro, el órgano principal y dominante desde el punto de vista del funcionamiento racional y funcional, lucen interesantes ya que iluminan una nueva senda en la educación que permitan desarrollos científicos para acceder a conocimientos facilitadores en cada proceso de enseñanza-aprendizaje. Hoy, encuentro definitivamente, que las generaciones se mueven mucho más fácilmente en el campo de las emociones, que les es más manifiesto todo lo que subyace en la emotividad, que todo aquello que los conecta con los modelos que hacen surgir o destacar las emociones como un factor relevante de aprendizaje es demasiado importante para mantener vigente una relación horizontal y activa con cada estudiante.

Alvin Toffler, periodista, escritor y pedagogo, quien cita esta maravillosa frase de autoría de Herbert Gerjuoy, resalta las acciones aprender, desaprender y reaprender, resume a mi juicio, tres de los verbos centrales en educación; resume la acción en la que todo docente debería ejercitarse, debería ser el primero para luego hacerla converger en los procesos educativos de los discentes. Al afirmar lo anterior solo quiero intencionalmente, plasmar la necesidad de entender que el cerebro no es rígido, no es inalterable, no es esquemático y que responde a nuevos procesos conscientes e inconscientes de aprendizaje debido a su tremenda plasticidad, que contario a lo que se pretendía afirmar que con el paso del tiempo el cerebro no tiene nada que aprender, nos da la mejor de las oportunidades para generar nuevos conocimientos, que por tanto el docente que quiera moverse entre estas tres palabras tiene en su haber ganancias que posteriormente puedan ser vertidas sobre los estudiantes.

Según el estudio ¿La educación necesita realmente de la neurociencia? Del Profesor Raúl Salas Silva, quien intenta concretar un cuadro investigativo de los avances de la neurociencia aplicados a la educación, quien expone la teoría del aprendizaje compatible con el cerebro, afirma en su hipótesis que es delimitar un ambiente sin amenazas que permitan un uso inhibido de la espléndida neocorteza o “nuevo cerebro” generando mejores aprendizajes y conductas. En el principio del aprendizaje del cerebro 4, “La búsqueda de significado ocurre a través de pautas”, afirma: “El cerebro se resiste a que se le impongan cosas sin significado”, encuentro acertada dicha declaración, y esto simultáneamente me obliga como docente a concertar nuevas estrategias didácticas y pedagógicas para lograr despertar en los estudiantes su mayor capacidad de enfoque y atención en lo que quiero impartirles. Sobre la base de una sociedad del conocimiento, que dirige el saber de los estudiantes, las emociones son una de las mejores herramientas de enseñanza-aprendizaje y en las que las neurociencias han afirmado categóricamente que la docencia debería enfocarse para lograr los objetivos en cada estudiante y en cada asignatura sea cual sea.

Adicional, en este mismo tratado, el principio 5 “Las emociones son críticas para la elaboración de pautas”, resalta lo dicho con anterioridad, son las emociones fundamentales para otorgar significados al cerebro en cada punto a impartir en el estudiante. Todo lo que aprendemos, necesariamente será facilitado bajo la formación de un excelente ambiente emocional lo cual redundará en una mejor integridad e integralidad de los estudiantes. Para resumir, en el desarrollo de mi docencia encuentro desafiante y alentador el que los estudiantes de hoy se muevan muy bien bajo la premisa y el paradigma de las emociones, ya que descubro que yo también puedo ser beneficiario de los avances de las neurociencias y no tan solamente los educandos.