"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

DIRECTORES DE CENTROS EDUCATIVOS: AL LÍMITE DE LA RESPONSABILIDAD.

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Un artículo de Miguel Rosa Castejón.

En los últimos años los colegios se han hecho mucho más complejos. Sus aulas permanecen abiertas más horas, ofrecen más servicios y, por tanto, la burocracia administrativa se ha multiplicado enormemente, al mismo tiempo que ha crecido exponencialmente la responsabilidad del Director del centro.


Los directores hemos asistido en esta última década a la creación de una escuela nueva en cuanto a organización y funcionamiento. Además la legislación ha ido acompañando cualquier cambio y las direcciones de centros han sido nombradas de oficio para asumir la responsabilidad de cuanto acontece en el entorno educativo. Un nombramiento que no se constata en documentos específicos pero que se entiende inherente al cargo y a la función de los mismos, según respuesta de la inspección cuando se le pregunta sobre este tema.

Ejemplo de lo que comento lo vemos en el Plan de Apoyo a las Familias: Mediante una Orden se amplía el horario de apertura desde las 7.30 hasta las 18.00, cargando la dirección con la responsabilidad administrativa y el control y la gestión de cualquier actividad que se realiza en ese horario. No hay que saber mucho de matemáticas para comprobar que la carga de trabajo aumenta considerablemente con una jornada de diez horas y media, esto en el mejor de los casos, ya que en repetidas ocasiones y de manera habitual después del cierre del centro (18.00) no dejas de estar pendiente del teléfono por si llama el monitor de turno porque no recogen a un alumno, o porque salta la alarma, o porque se ha colado gente en el patio, o cientos de cosas que pueden acontecer.

Pensarás: ¿Al menos recibirán una gratificación por los servicios extraordinarios?; sí, es cierto, pagan al final del curso una cantidad que hasta este año apenas llegaba a los dos mil euros por curso y que la nueva normativa ha reducido, por cuestiones de estabilidad económica, justo a la mitad.

¿Hacemos las cuentas para saber a cuanto sale la hora de trabajo de un director de colegio por servicios extraordinarios, sin contar toda la tarea burocrática y administrativa que se hace en el horario lectivo? Te ahorro la tarea: 1 Euro y 33 céntimos. Si cuentas las horas que estamos pendientes de teléfono después de las extras puedes redondear al euro.

¡Sí la hora de control, gestión, responsabilidad, de un director de un centro de primaria por servicios extraordinarios, impuestos por la normativa y que es de obligado cumplimiento, se paga a 1? ¡

Lo más triste no es ese euro, lo más doloroso es la poca o nula consideración del trabajo a realizar y la carga de responsabilidad de unas actividades extras al centro, incluido comedor, donde poco podemos intervenir ya que la gestión de los servicios se hace, en la mayoría de los casos, por empresas externas que han firmado contratos con la Consejería.

¿Podemos ser responsables de un servicio que no gestionamos? Es cierto que los alumnos pertenecen al centro, pero la única relación que mantenemos con estos servicios es la cesión y disposición del espacio físico donde se desarrolla la actividad y, por supuesto, la compleja y excesiva tarea administrativa que requiere en horario lectivo. Recuerdo que los centros de primaria no contamos con administrativos, bedeles… Seguimos siendo, a pesar de los cambios y la carga burocrática, solamente tres maestros que damos clases todos los días (director, jefe de estudios y secretario) los que llevamos adelante la gestión del centro y, en algunos casos, contamos con la ayuda de un monitor o auxiliar.

¿No es contraproducente que la dirección asuma la responsabilidad de un servicio complementario donde no ejerce ni puede ejercer control alguno, cargando con problemas, accidentes y retrasos sin posibilidad de dar soluciones a los mismos?

No me equivoco si digo que los directores vivimos al límite de la responsabilidad, somos mano de obra barata, estamos sobrecargados de trabajo y cansados… y a pesar de todo seguimos. Está claro que no es por el dinero, ni por apego al poder, en mi caso es por profesionalidad, por haber asumido una tarea y un compromiso que hay que cumplir, aunque lo tengamos cada vez más difícil.

No está en nuestras manos poner ni buscar soluciones, pero es evidente que esta situación necesita de una actuación urgente; y lo que más me entristece es que no se hace nada, ni por los propios directores que asistimos sumisos día a día a nuestro trabajo, con una rutina establecida, donde parece que no pasa nada porque “salvamos” y damos respuesta a todos los problemas; ni tampoco por la administración que emulando a Fellini toma la actitud de Y la nave va, mientras no suceda nada, paguen poco y nadie se queje ni se entere de la precariedad de los servicios y de la situación que se vive en las direcciones de los centros.

Estoy seguro que habrá directores y directoras que dirán al leer estas notas: Esto no me ocurre a mi. ¡Ay como está el patio!

Seguimos…