"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

EDUCAR ES GENERAR OPORTUNIDADES

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Un artículo de Salvador Rodríguez Ojaos, pedagogo, blogger, formador y asesor en innovación educativa, creatividad, educación emocional y educación en valores.

La capacidad de aprender es el arma más poderosa que tenemos las personas para alcanzar una vida plena y satisfactoria. Esta capacidad, contrariamente a lo que se creía hace algún tiempo, nos acompaña durante toda nuestra vida.


La capacidad permanente de aprender, la plasticidad de nuestro cerebro, es lo que permite que nos adaptemos a situaciones nuevas, que demos respuesta a problemas y necesidades que antes no existían... y eso, en el mundo en que vivimos, es indispensable e inexcusable.

Tradicionalmente, la educación se ha preocupado esencialmente de mostrar a las nuevas generaciones la visión que se tiene del mundo y a transmitirles los avances y los logros científicos y culturales de la humanidad. Loable función que ha aportado grandes avances a la humanidad, pero ahora ha llegado el momento de ir más allá: la educación debe ocuparse también de dotar a las nuevas generaciones de las herramientas que les permitan cambiar el mundo, transformarlo, mejorarlo.

Si no lo hacemos así, pronto ya no tendremos ningún mundo al que encontrar explicación. Si la educación no se encarga de luchar contra el cambio climático, contra la contaminación y la sobreexplotación de los recursos naturales, contra la desigualdad en el reparto de la riqueza... el mundo (al menos tal y como lo conocemos actualmente) está condenado a desaparecer.

Por tanto, el objetivo de la educación es generar oportunidades, es decir, debe ser generadora de cambio. La educación es acción, es movimiento, es transformación. Para ello, debe partir de lo conocido, de lo culturalmente establecido, del legado de nuestros antepasados, pero con la vocación de no tener un carácter reproductivo sino productivo. La creatividad, en este contexto, se convierte en el motor de la educación.

Tú como docente, ¿qué prefieres, un alumno/a con gran dominio de una materia o un alumno/a que además de tener un gran dominio de la materia sea creativo, tenga espíritu crítico y sepa trabajar colaborativamente? Hay que entender, de una vez por todas, que tener un alto nivel en el conocimiento de los contenidos de una materia no es incompatible con tener una alto dominio de las habilidades no cognitivas.

Para cambiar la educación tenemos que actuar, pero también tenemos que soñar. Debemos ser capaces de salir de nuestra zona de confort, de ir más allá, de imaginar nuevos horizontes. La nueva educación se está construyendo con acciones y con sueños.