"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

LA REVOLUCIÓN EDUCATIVA DE MARÍA ACASO

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Un entrevista de Nicolás Bustamante Hernández a María Acaso.

La reconocida educadora española propone aulas creativas y estimulantes para niños y maestros.

La opinión de María Acaso sobre las facultades de educación es contundente: “Tirémoslas todas y hagámoslas de nuevo”. De esta forma, sin un asomo de duda, se expresó la artista y pedagoga española durante el taller creativo NC-Arte, que se desarrolló hace poco en Bogotá.


Reconocida como una gurú de las nuevas metodologías de aula, Acaso recuerda que cambió su forma de ver la educación cuando salió al extranjero y tuvo la oportunidad de trabajar en investigación con universidades como Harvard y Stanford. “Dejar mi estado de confort me hizo dar cuenta de que la pedagogía no funcionaba de esa manera, que había que cambiar las cosas”, explica en diálogo con EL TIEMPO esta educadora con más de 20 años de experiencia, autora de libros y una reputada bloguera.

¿En qué consiste su revolución educativa?

En una sucesión de microrrevoluciones y en hacer el cambio de paradigma de la educación, pero no de forma violenta y de golpe. Es hacerlo poco a poco, por reblandecimiento de sistemas. Si todos los profesores llegan a sus aulas un día y empiezan a cambiarlas poquito a poquito, entre todos crearemos esa macrorrevolución.

¿Qué características tiene ese cambio de paradigma?

Son cinco: el primer cambio es tener claro que lo que los profesores enseñan no es lo que los alumnos aprenden; el segundo punto es revisar las dinámicas de poder y emigrar de un estado en el que el profesor está por encima del estudiante. Tenemos que generar una comunidad de aprendizaje donde todo el mundo aprende de todo el mundo. El tercer punto es la importancia del cuerpo, aspecto en el que Colombia está muy avanzada, y que consiste en considerar al cuerpo como parte importantísima en el aula. En cuarto lugar está la experiencia, y lo que propongo es que abandonemos el simulacro pedagógico donde los profesores sabemos qué enseñamos y los alumnos saben lo que aprenden, pero nadie aprende de verdad. El último, y más conflictivo, es cambiar la evaluación, para pensar en una educación donde el centro sea el aprendizaje y no las mediciones y las comparaciones del desempeño.

¿Cómo reemplazar esa evaluación tan arraigada?

Tenemos que empezar a graduar a partir de modelos que no sean solamente numéricos, sino más cualitativos y creativos. Hay que descentrar la evaluación del profesor, pues tendemos a creer que siempre debemos dar una nota. Esto, al final, debe ser algo secundario, lo primario debe ser el aprendizaje.

¿Qué papel ocupa hoy el arte en la educación?

Ocupa uno central, pero más que hablar del arte, creo que es más interesante enfocarnos en la cultura visual. Tenemos un mundo lleno de imágenes en el cual la publicidad, las series y el cine educan a los jóvenes y, por lo tanto, es muy importante desarrollar asignaturas que enseñen a analizar esas imágenes, a ir más allá de lo que ellas nos muestran, puesto que esconden cosas que tienen que ver con asuntos tan vitales como cambiar nuestro cuerpo o generarnos afanes consumistas. Si enseñamos a los niños a analizar las imágenes, estos serán más libres y capaces de vivir por ellos mismos.

¿Quién es ese 'arteducador' del que habla en su blog?

Es un profesor que se considera artista o viceversa, pero que sobre todo es un agente y productor cultural. Para mí es igual hacer una obra de arte que diseñar una clase. Tengo la inquietud de por qué se reconoce tanto crear una pieza de arte y, en cambio, diseñar una clase parece una tontería. Hay que reivindicar la figura del profesor como un intelectual transformativo, alguien muy importante en el engranaje social, porque es capaz de cambiar la sociedad. Una profesora de kínder no es cuidadora de niños. Educar a niños de 3 a 6 años es una tarea que hay que reivindicar.

¿Cuáles son los requisitos de este ‘arteducador’?

La clave de la ‘rEDUvolution’ es la formación del profesional. Debemos renovar de arriba abajo las facultades de educación, que tienen que tener asignaturas de creatividad, porque un profesor creativo es capaz de hacerlo todo, y la creatividad es una competencia que, de manera equivocada, solemos relacionar más con los alumnos y no con el profesor. Un maestro tiene que tener pensamiento crítico, ser capaz de ir más allá de todas las cosas y entenderse como un productor cultural, como alguien que no reproduce lo que dicen los demás.

Entonces, ¿cómo deben ser las clases en los colegios?

Deben ser flexibles, maleables, no iguales. Deben tener elementos contemporáneos, con colores que hagan a los alumnos vibrar. Para todas las clases deberíamos tener un espacio diáfano que podamos partimentar, quitar y adicionarle cosas, como los alimentos. Esto es aplicable a todas las asignaturas. Se debería poder mezclar las clases, por ejemplo, combinando una clase de matemáticas con una de música.

EL ARTE VS. LA TECNOLOGÍA

Para María Acaso, hoy se habla mucho de la innovación y de la brecha tecnológica, como si lo importante fuera que los estudiantes tengan computadores y los profesores, herramientas tecnológicas. “Lo realmente importante ahora es saber cómo vamos a desarrollar metodologías diferentes para que los niños aprendan, haciendo que la tecnología sea una herramienta, pero no el fin. Hay que ver por qué están interesados en los dispositivos y aprovecharlo en la educación, que es lo que se ha llamado la ‘gamificación’, que viene del inglés ‘game’ (juego).