"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

¿SOBRA EL 20% DEL CURRÍCULO ESCOLAR?

estructuras

Un artículo de Salvador Rodríguez Ojaos, pedagogo, blogger, formador y asesor en innovación educativa, creatividad, educación emocional y educación en valores.

Hace unos días se daban a conocer las primeras conclusiones a las que ha llegado la Fundació Jesuïtes Educació tras la puesta en práctica de su nuevo modelo pedagógico. Entre todas ellas quisiera destacar que, en su opinión, sobra el 20% del currículo. En noviembre de 2014 escribí un post sobre esta misma cuestión Adelgazar el currículo para engordar el aprendizaje.


En los tiempos que corren, proponer la eliminación de un porcentaje significativo de los contenidos curriculares es una decisión valiente y digna de elogio. Aunque probablemente se han quedado cortos en cuanto a la cantidad de contenidos que sobran, pues los actuales currículos son el resultados de la suma descontrolada de contenidos y conceptos tras un número escandaloso de reformas educativas. Reformas que no solo no han modificado de forma real las bases didácticas del proceso de enseñanza/aprendizaje sino que han tenido el efecto perverso de exigir más materia para aprender en cada una de la asignaturas.

Por supuesto que la escuela es un lugar privilegiado para la transmisión de conocimientos (no necesariamente en una transmisión unidireccional profesor-alumno). Pero, hoy en día, no es el único lugar donde puede alcanzarse. Por descontado que para aprender a pensar, para ser creativo, para ser innovador debe conocerse el saber que la humanidad ha ido adquiriendo con el paso de los siglos. Pero la escuela es necesariamente mucho más. En la escuela deben obtenerse los conocimientos, pero también las destrezas, las habilidades, los valores, las competencias necesarias para la vida.

Una de las características más significativas de la educación actual es que la adquisición de las herramientas que nos permiten vivir con plenitud ya no son exclusivas de una sola institución. Escuela, familia, barrio, ciudad, medios de comunicación..., es decir, la comunidad entera es la responsable de ello. Limitar la función de la escuela a la mera transmisión de los conceptos y contenidos propios de las asignaturas curriculares es dar un paso hacia su desaparición, es limitarla hasta hacerla obsoleta.

Navegando por Internet, el otro día encontré una cita atribuida a J. H. Pestalozzi: "En tanto los maestros no se tomen la molestia o no sean capaces de infundir en sus alumnos un vivo interés por aprender, no tienen derecho a quejarse de su falta de atención ni de la aversión de algunos niños hacia la enseñanza."

Para que los alumnos tengan interés por aprender es necesario que aquello que tienen que adquirir les resulte significativo y relevante. Por ello, eliminar contenido de las sobrecargadas materias que los alumnos deben aprender es un paso necesario, más aún imprescindible, para dejar espacio y tiempo al trabajo de otros elementos importantes para que dispongan de las herramientas necesarias para seguir aprendiendo autónomamente a lo largo de toda su vida.