EL ACTIVISMO CUÁNTICO: UNA VISIÓN INTEGRAL ENTRE CIENCIA Y ESPÍRITU
Este artículo está reproducido en el capítulo 15 de la tercera parte de la obra FILOSOFÍA TRANSPERSONAL Y EDUCACIÓN TRANSRACIONAL
“Los científicos peyorativamente denominados como “místicos cuánticos” desde el materialismo científico, están despejando el horizonte del conocimiento y la espiritualidad mediante un activismo cuántico que proporciona una renovada visión de la naturaleza, del ser humano y del universo” (Amador Martos, filósofo transpersonal).
Si existen dos modos de saber; si Occidente es la historia de mucha ciencia pero poco espíritu; si Occidente es una pesadilla de odio entre razón y espíritu; si la sanación trascendental del ser humano se presenta como necesaria; en suma, si hay un fracaso epistemológico de Occidente y que la filosofía transpersonal puede ser una alternativa al caos pensativo de Occidente: ¿tiene sentido la arrogancia de los materialistas científicos de tildar peyorativamente de "místicos cuánticos" a los científicos que emprendieron un camino de reconciliación entre la razón y el espíritu?
Así fue como en los años setenta del siglo pasado, el doctor en física teórica Fritjof Capra (2000) explora los paralelismos entre la física cuántica y los principios del aprendizaje místico oriental. Son cada vez más los científicos que se alinean con dicha visión que aúna la ciencia con la espiritualidad, como es el caso de Amit Goswami (2011), uno de los pensadores pioneros en ciencia y espiritualidad y que aboga por un activismo cuántico que nos lleve a una vida equilibrada y a una visión integral. Mientras que la ciencia tradicional se mantiene en su visión materialista, cada vez crece un mayor número de científicos que apoyan y desarrollan un nuevo paradigma basado en la supremacía de la conciencia. Estamos en los albores en dejar de considerar a la mente humana como puramente biológica (Lipton, 2007) sino abierta a otras interpretaciones con connotaciones cuánticas (Garnier, 2012), es decir con conexión al universo entero. Del mismo modo, Joe Dispenza (2012), a través de la física cuántica, la neurociencia, la biología o la genética, pretende enseñar cómo dar el salto cuántico que requiere romper con los límites de la realidad objetiva. Dicho activismo cuántico es reconducido pedagógicamente en La educación cuántica (Martos, 2015: 261):
"Imperceptiblemente todavía para muchos, hay un subyacente cambio de paradigma pensativo: la contraposición entre la racionalidad y la espiritualidad, de un modo psicológico e histórico, ha consistido en el sometimiento de la razón a la fe religiosa durante más de veinte siglos. Sin embargo, la supremacía espiritual en manos de las religiones está puesta en cuestión por los propios científicos, como Fritjof Capra, Amit Goswami, Rupert Sheldrake, Joe Dispenza, Jean-Pierre Garnier [y Bruce Lipton], por citar solo algunos pensadores que nos proporcionan una renovada racionalidad envuelta en una espiritualidad “cuántica”. Sin olvidar en ese viaje espiritual, a la psicología transpersonal (1) (Jung, Maslow, Grof, Puente, etcétera), ni a Ken Wilber como propulsor de la filosofía transpersonal (2) . En ese viaje espiritual, los científicos peyorativamente denominados como “místicos cuánticos” desde el materialismo científico, están despejando el horizonte del conocimiento y la espiritualidad mediante un activismo cuántico que proporciona una renovada visión de la naturaleza, del ser humano y del universo".
El espíritu de la ciencia (Lorimer, 2000) debe dejar de estar confinado en el universo del laboratorio sino abrir el conocimiento científico a las dimensiones más profundas de la vida y de la conciencia humana. Así, es pertinente ahondar en La ciencia del espíritu (Torresi, 2015), pues la ciencia y espiritualidad como dos polos opuestos totalmente desconectados entre sí tiene cada vez menos sentido. La dualidad ciencia-espiritualidad que nos atraviesa desde los albores de la historia debe ser trascendida en un intento de reconciliación de ambos extremos para alcanzar La pura conciencia de ser (Wilber, 2006) pues, desde el surgimiento de la física cuántica, se vislumbra una nueva cosmología entre la ciencia y el espíritu.
BIBLIOGRAFÍA:
Capra, Fritjof (2000), El tao de la física,Sirio, Málaga.
Dispenza, Joe (2012), Deja de ser tú,Urano, Barcelona.
Garnier, Jean-Pierre (2012), Cambia tu futuro por las aperturas temporales, Reconocerse, España.
Goswami, Amit (2011), Ciencia y espiritualidad: una integración cuántica, Kairós,Barcelona.
Lipton, Bruce (2007), La biología de la creencia, Palmyra, Madrid.
Lorimer, David. El espíritu de la ciencia. Barcelona: Kairós, 2000.
Martos, Amador (2015), La educación cuántica, Corona Borealis, Málaga.
Torresi, Viviana. La ciencia del espíritu. Editorial autores de Argentina, 2015.
Wilber, Ken. La pura conciencia de ser. Barcelona: Kairós, 2006.
NOTAS:
(1) Según el psicólogo transpersonal Iker Puente (2011, 18):
"La idea de una filosofía perenne aparece a lo largo de toda la filosofía occidental, y ha ido tomando diversas formas a lo largo de su historia. El término philosophia perennis fue empleado por primera vez por Agustino Steuco en 1540 en su libro De perenni philosophia, un tratado de filosofía cristiana en el que defendía la existencia de un núcleo común en la filosofía de toda la humanidad que se mantiene idéntico a través del curso de la historia. (…) Esta unidad en el conocimiento humano deriva, según los partidarios de la filosofía perenne, de la existencia de una realidad última que puede ser aprehendida por el intelecto en determinadas condiciones especiales".
Dicha dimensión espiritual y trascendente de la naturaleza humana y de la existencia, en el ámbito de la psicología, tiene su correlato con el surgimiento de la psicología transpersonal como “cuarta fuerza” tras el conductismo, el psicoanálisis y la psicología humanista. Según Iker Puente (2011, 24):
"La psicología transpersonal nació a finales de los años sesenta en los EE.UU. a raíz del interés de un grupo de psicólogos, psiquiatras y psicoterapeutas (entre los que se encontraba Anthony Sutich y Abraham Maslow, fundadores de la psicología humanista, y el psiquiatra Stanislav Grof) en expandir el marco de la psicología humanista más allá de su centro de atención sobre el yo individual, interesándose por el estudio de la dimensión espiritual y trascendente de la naturaleza humana y de la existencia. Sus fundadores pretendían realizar una integración de las tradiciones místicas occidentales y orientales con la psicología humanista. La orientación transpersonal surge, pues, del encuentro entre la psicología occidental (en particular de las escuelas psicoanalíticas junguiana, humanista y existencial) y las tradiciones contemplativas de Oriente (en especial el budismo zen, el taoísmo y el hinduismo)".
(2) La filosofía transpersonal es una disciplina que estudia la espiritualidad y su relación con la ciencia así como los estudios de la conciencia. El filósofo Ken Wilber es un emblemático representante del movimiento transpersonal que surge del encuentro entre la psicología occidental (en particular de las escuelas psicoanalíticas, junguiana, humanista y existencial) y las tradiciones contemplativas de Oriente (en especial el budismo zen, el taoísmo y el hinduismo).