"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)
Podemos y syriza

Artículo escrito el 7 de junio de 2014.

En las elecciones europeas del 25M ha habido un doble golpe de efecto que ha desbordado todas las previsiones de la “casta”: por un lado, en Grecia, la coalición de la izquierda “radical” se ha afianzado como la mejor fuerza de cara a la próximas elecciones generales; por otro lado, aquí en España, Podemos no ha sido un grano en el culo de la “casta” sino todo un furúnculo que le va a escocer hasta las próximos elecciones generales.

Evidentemente, a los medios de comunicación nacionales, ni les ha interesado hablar de Grecia durante estos años de crisis, ni les era conveniente explicar cómo el pueblo se estaba empoderando y reorganizando desde el dolor y el sufrimiento impuesto por la Troika. Todo esto no interesaba a los españoles. Lo interesante es hablar de Podemos y convertirlo en el blanco de todas las críticas como si de un demonio se tratara, cuando en realidad, es un legítimo derecho que tienen los ciudadanos para organizarse y recuperar por medios “democráticos” la libertad a decidir sobre sus propias vidas, hasta ahora inmersas, como dice la obra con el mismo título, en “La sociedad de la ignorancia”.

Como he argumentado en mi artículo “Podemos y el cambio de conciencia en España”, el fenómeno social Podemos, también viene acompañado por un fenómeno psicológico de duelo que ha reactivado la propia conciencia sobre la importancia en tener las riendas de nuestro destino. A este empoderamiento de sí mismo para decidir en libertad y con conocimiento de causa es a lo que tiene miedo la “casta”: que pensemos, por eso nos quitan la filosofía del sistema educativo.

No olvidemos que la crisis social y política globalizada en el planeta responde también a una crisis del pensamiento occidental que ha fracasado en su imperialismo económico a la vez que está destruyendo a la biosfera y la noosfera. El caso Snowden respecto al espionaje de las comunicaciones y los pensamientos de los ciudadanos, estados, y hasta instituciones políticas europeas, pone en evidencia que la verdadera guerra en el mundo no sólo es entre los “ricos” y los “pobres”, sino sobre todo entre los que poseen el conocimiento (ciencia al servicio del imperialismo bélico) y los ignorantes desprovisto de él, arrojados éstos en el fondo de la caverna platónica.

Sin embargo, cuando un ciudadano sólo le queda por perder su dignidad como ser humano, porque le han quitado su casa, su trabajo, su salud y hasta su vida, la única salida es luchar con ahínco por la simple supervivencia. Pero en esta contienda ya no caben actos revolucionarios violentos que sirven de excusa para sacar leyes mordazas, sino una revolución sustentada en la cultura, en el saber, porque, como dijera el político inglés Benjamín Disraelí, “Darse cuenta de que se es ignorante es un gran paso hacia el saber”. La “casta”, en realidad, a lo que tiene miedo es que tengamos un discurso organizado, estructurado, justificado, esperanzador y hasta académico, como pretende este filósofo.

Evidentemente, es una lucha ideológica, donde el “pensamiento único neoliberal” es la mayor falacia de nuestra historia reciente, sustentada en un unívoco discurso intelectual que ha conseguido durante décadas fragmentar todo el espectro de las izquierdas. He leído multitud de artículos que intentan explicar la dialéctica del poder de la última centuria desde ideas anticapitalistas, comunistas, marxista, etcétera, obviando lo esencial, a saber, que la crisis del sistema capitalista es una crisis ideológica, pero sobre todo con profundas connotaciones psicológicas y epistemológicas como demuestran los últimos avances de las neurociencias quienes afirman que la realidad es una ilusión, dejando en evidencia lo que reivindicaba Platón como mundo de los ideas. Luchar por las ideas es lo que hace Podemos.

Cuando se sale de la caverna platónica, el deslumbramiento por la luz exterior es tal, que genera confusión, nihilismo, desconcierto, desorientación, pero también esperanza, aires de libertad y perder el miedo al miedo. Cuando se tiene consciencia de que hay que luchar por la libertad natural del ser humano que ha sido metamorfoseada en libertades civiles en manos de los tiranos de cuello blanco, el ser humano, como una mariposa sale de la orúga, sale al encuentro de sus más nobles ideales. Y eso representa Syriza y Podemos.

En la conflagración mundial entre la dualidad riqueza-pobreza (lucha de clases en términos de Marx), subyace una lucha moralmente más importante: la lucha entre la dualidad libertad-esclavitud (reyes, curas y mercaderes frente a una masa crítica de esclavos ignorantes). Sólo el conocimiento y la educación pueden empoderar al hombre a sí mismo en libertad y con conocimiento de causa, aprehendiendo cómo la historia es manipulada, y también el presente, para seguir haciéndolo con nuestros hijos en el futuro. Si queremos lo mejor para nuestros hijos, no le demos cuatro monedas sino una buena historia que leer.

En dicho sentido, la historia de Syriza y Podemos, surgidas con el dolor y el sufrimiento de los pueblos, debería ser una magistral clase de historia contemporánea en los institutos de nuestros chavales, porque la educación es enseñar a ser libre con conocimiento de causa, y no como medio de adoctrinamiento al servicio de un sistema capitalista que crea hombres productores de bienes materiales para mayor satisfacción de la egolatría plutocrática. Pero creo que nuestros chavales son más listos que los ideólogos (PPSOE al servicio de la “casta”) que dirigen nuestros designios. Por eso nuestros chavales han votado a Podemos. Por eso tiemblan los cimientos de las estructuras pretendidamente democráticas, porque el sistema ideológico que sustenta un Estado sobre la mentira y el engaño está predestinado a derrumbarse. Sencillamente, porque está llegando una nueva generación de jóvenes y no tan jóvenes, quienes intentan estructurar un pensamiento alternativo al neoliberalismo.

Desde estas líneas, animo a Syriza y Podemos a realizar la revolución social, pero deben recordar que no pueden tener éxito si no viene acompañada de una renovada pedagogía y filosofía de la mente, como pretende el maestro Carlos González Pérez en su obra titulada Veintitrés maestros, de corazón: un salto cuántico en la enseñanza. Una interesante sinopsis de dicha obra:

“Un maestro decide crear un ambiente mágico en su clase para empoderar a sus alumnos. Les ayuda a descubrir los enormes potenciales que habitan en su interior. Les revela un mundo más allá de la mente programada y de las creencias. Para llevar a cabo su proyecto el profesor emplea curiosos trucos. Poco a poco, cada alumno se convierte en su propio maestro, en una fuente de conocimiento para él y sus compañeros. La vida se torna mágica: pueden vivirla desde su corazón. Se plantea un modelo de enseñanza que se basa en descubrir la fuerza interior. Hoy puede ser ciencia ficción. Tal vez una semilla, pero si la nutrimos puede generar una forma totalmente nueva de enseñar, en la que el ser humano deja de sentirse víctima, para sentirse el creador de su propia vida”.

Tanto Syriza como Podemos tienen ante sí, no sólo una tarea social de regeneración democrática, sino el reto de afianzar los ideales de libertad, justicia e igualdad a través de la renovación por completo del tradicional sistema educativo. Sólo se logrará vencer a la “casta” cuando se haga desde la educación. Porque al decir del insigne filósofo Kant, “tan solo por la educación puede el hombre llegar a ser hombre. El hombre no es más que lo que la educación hace de él”.

Si todos nosotros hubiésemos recibido una certera educación en los términos explicados anteriormente, probablemente habría sido menos violento el despertar de nuestra conciencia que a base de embargos, masivos despidos y suicidios de los que no se hablan en la televisión. La actual guerra globalizada, como he dicho anteriormente, no es entre los “ricos” y los “pobres” sino entre los que saben cómo funcionan el mundo desde el acopio y dominio del conocimiento para sus propios intereses y los demás, los ignorantes. Cuando éstos despierten en masa para hacer su propia revolución cognitiva e introspectiva, la “casta” poco podrá hacer con individuos empoderado de sí mismo en libertad y con conocimiento de causa. Porque la verdad nos hará libres.