"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)
MISTICISMO

Este artículo es una reproducción del capítulo 5-1 de la primera parte del libro LA EDUCACIÓN CUÁNTICA

Según Jean-Pierre Garnier Malet, un doctor en física francés, la teoría del desdoblamiento del tiempo afirma que nuestro cuerpo es una energía con capacidad para proyectarse hacia el futuro, extrayendo información de una realidad paralela y traerla a nuestra existencia. Según este científico, cada instante que vivimos es una información mental que recibimos inconscientemente sobre nuestro futuro, procedente de nuestro “otro yo”, formado de energía cuántica. Según la teoría de Garnier, sería imprescindible cuidar la pureza de nuestros pensamientos pues son los malos pensamientos quienes ponen barreras a la realización de nuestro hipotético mejor futuro. Dicha información subliminal pasaría inadvertida para toda persona sin la preceptiva educación cuántica. ¿Se entiende ahora la importancia de esta?

En este sentido, dice Garnier que hay que tener un pensamiento positivo en la resolución de los conflictos (y añado yo entre los eternos contrarios), ya que el “yo” de la “otra dimensión” nos dará la información correcta mediante una resolución satisfactoria de los problemas. Quien desee profundizar en la propuesta de este científico, puede consultar su obra Cambia tu futuro por las aperturas temporales (Garnier, 2012). Dicho postulado científico es toda una invitación a volver a pensar sobre el pensamiento, una actividad por antonomasia perteneciente a la filosofía.

Quizá tenemos ahí la primera regla del pensamiento cuántico: aprender a pensar. La filosofía y posteriormente las ciencias, en un bucle temporal hegeliano (1), han desembocado en la física cuántica, cuya principal resonancia es evidenciar el fracaso del dualismo que ha imperado en el pensamiento occidental y, subsiguientemente, ha dado luz verde a los místicos cuánticos y la posibilidad por tanto de hacer “filosofía cuántica”. Ya no se puede hacer filosofía sin aludir al campo cuántico. Si bien la “filosofía cuántica” es conceptualmente acorde al actual estadio cognitivo de la humanidad, posibilita también la confirmación de las tesis defendidas por los pensadores que dieron origen al movimiento transpersonal: Abraham Maslow, Carl G. Jung, Stanislav Grof, y Ken Wilber, por citar solo algunos de los más destacados. Ese bucle pensativo de la historia consiste en el abandono del dogmático materialismo científico cual espejismo de la ciencia (Sheldrake, 2013), para abrazar un emergente paradigma pensativo que aúna la razón con el espíritu en el más puro estilo de la filosofía perenne. Así, en la historia del pensamiento se está produciendo una agitada confluencia como jamás vista en la historia: la filosofía tradicional con la filosofía perenne. Lo viejo -materialismo científico- debe ser transcendido, pero, lo nuevo -filosofía transpersonal-, acaba de nacer y necesita consolidarse como ciencia de la conciencia. En dicho vacío cognitivo tiene razón de ser La educación cuántica al abanderar una reconstrucción epistemológica donde el “misticismo cuántico” debe ser reconsiderado como filosofía transpersonal.

El “misticismo cuántico” denostado escépticamente por el materialismo científico, debe imperiosamente ser reinterpretado como filosofía transpersonal. En efecto, la física cuántica ha demostrado la relatividad del tiempo y la inexistencia de la materia y, por lo tanto, lo relativo que es nuestra comprensión del ser humano, pero también de la realidad en su conjunto. Con esto, ha colapsado el paradigma de la ciencia experimental positivista. Entonces, Occidente miró a Oriente (2) y encontró en las antiguas cosmovisiones enormes coincidencias con lo que comenzaba a descubrirse mediante la nueva ciencia cuántica. Ello vino a comprobar científicamente lo que las antiguas tradiciones ya sabían: los límites temporales y espaciales del ser humano son ilusorios y, por lo tanto, la existencia necesariamente también va más allá de estas dimensiones.

NOTAS:

(1) La filosofía de la historia de Hegel está marcada por los conceptos de las “astucias de la razón” y la “burla de la historia”: la historia conduce a los hombres que creen conducirse a sí mismos, como individuos y como sociedades, y castiga sus pretensiones de modo que la historia-mundo se burla de ellos produciendo resultados exactamente contrarios, paradójicos, a los pretendidos por sus autores, aunque finalmente la historia se reordena y, en un bucle fantástico, retrocede sobre sí misma y con su burla y paradoja sarcástica, convertida en mecanismo de cifrado, crea también ella misma, sin quererlo, realidades y símbolos ocultos al mundo y accesibles solo a los cognoscentes, es decir, a aquellos que quieren conocer.

(2) Filosofía oriental y ciencias cognitivas: una introducción. Iker Puente. Universidad Autónoma de Barcelona, Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación, Enrahonar. Quaderns de Filosofia, 2011, Vol.47 Pág. 15 a 37. Resumen:

“Este ensayo se propone reflexionar sobre la introducción e influencia de la filosofía oriental en el pensamiento occidental, y en particular su relación con las ciencias cognitivas. Se inicia la discusión con un repaso histórico de la introducción de la filosofía oriental en el pensamiento occidental. Después se repasa el progresivo aumento de interés que se produjo a lo largo del siglo XX, propiciado por el interés mostrado por filósofos, lingüistas, psicólogos y físicos occidentales, entre otros. Tras repasar brevemente las principales investigaciones realizadas sobre las diferentes prácticas de meditación, se concluye revisando dos de las principales fuentes de interés hacia la filosofía oriental que aparecieron en la segunda mitad del siglo XX: la psicología transpersonal y las ciencias cognitivas. A partir de este repaso histórico, se concluye que la filosofía oriental puede ser una fuente de inspiración para la psicología y las ciencias cognitivas, y pueden servir de modelo para nuevas formas creativas de entender la relación entre los seres humanos, la mente y la naturaleza.”

Nota: Para aquellos lectores interesados en profundizar en las implicaciones filosóficas derivadas de la física cuántica, recomiendo la lectura de dos libros: El universo holográfico de Michael Talbot y El paradigma holográfico de Ken Wilber.