"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)
trascendencia

Andaba yo intentando explicar los diferentes niveles de conciencia a la revolucionaria maestra transpersonal Marely cuando, a modo de analogía, le expuse el ejemplo de las muñecas rusas.

Le dije, al igual que cada muñeca de tamaño superior incluye a la de tamaño inmediatamente inferior, las diferentes dimensiones se pueden enumerar y diferenciar. Entonces, ¿ qué son las dimensiones?

Cuando la conciencia pasa de dimensión en dimensión, le dije a Marely, formas parte de tu propia evolución consciente. Y, cuando eres consciente de tu evolución, tomas las riendas de tu destino, pues en eso consiste el empoderamiento consciente: el empoderamiento no es más que la razón que se espiritualiza, es lo que se conoce gracias a la Tesis Doctoral de Noemi Siverio como despertar espiritual.

Pero el despertar espiritual, seguí diciendo a Marely, ocurre en nuestra vida 3D (Matrix tridimensional, caverna platónica o dualidad), es decir, el despertar espiritual es tomar consciencia que vivimos bajo una racionalidad pragmática y, dicho de otro modo, tomamos consciencia de un cambio de paradigma psicológico hacia un nuevo paradigma espiritual.

El tránsito de la 3D (razón-ego o materialismo científico) hacia la 5D (amor o espiritualidad) no es un concepto “nuevo”, pues ya fue explicitado de un modo filosófico por Kant y Wilber, respectivamente, mediante las “Tres críticas y los cuatro cuadrantes”. Pienso que nadie como Wilber ha resuelto el problema de nuestra civilización: es un problema de la evolución de la conciencia. Quizá he ahí el misterio de la vida ….

En efecto, la compresión filosófica contribuye a la evolución, pues “comprender es evolucionar”, a pesar de que en palabras de Einstein “Cada día sabemos más pero entendemos menos”. Sin embargo, con la constatación heideggeriana de que “todo comprender es comprenderse”, cabe destacar el papel positivo de la subjetividad en la hermenéutica, lo cual implica distinguir la subjetividad metafísica de lo que sería el ser humano individual, al que no se opone la hermenéutica (González y Trías, 2003). La metafísica, aunque problemática, es inevitable: el ser “humano” (cualquier ser con determinado grado de consciencia) es un ser metafísico, y la desaparición de la metafísica solo es posible con la desaparición del humano (o vivos semejantes de otros planetas) (Negrete, 2014).

El mismo hecho de comprender implica un estado de conciencia en el que se trasciende una perspectiva desfasada de la vida caduca científicamente y, por tanto, es un anacronismo cultural que nos impele a vivir y sentir una renovada experiencia espiritual que apunta hacia la conciencia de unidad.

Por tanto, el despertar espiritual, básicamente, es una comprensión superior de la razón y que reconoce e identifica que, por encima de ella misma, solo impera el amor. En ello consiste la espiritualización de la razón o racionalismo espiritual ….. es un camino ascendente hacia la sabiduría donde, en el Mundo de las Ideas, la Bondad es la Verdad que confiere Belleza al sentido de la vida.

La pregunta subyacente a esta reflexión mantenida con una docente innovadora de la educación transracional sería: ¿Es posible desde la filosofía contemplar dimensiones de trascendencia espiritual? Ese fue el reto planteado en mi obra Ciencia, Filosofía, Espiritualidad (Gratis en PDF).


Bibliografía:

González, J. y Trías, E. Cuestiones metafísicas. Madrid: Editorial Trotta, 2003.

Negrete, Juan Antonio. De la Filosofía como Dialéctica y Analogía. Madrid: Apeiron Ediciones, 2015.