"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)
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3-1 ¿Qué hacemos ahora?

Para Wilber, Trump es el gran enemigo de la evolución, según sus propias palabras: “¿Cómo puede la evolución, que ha tomado una pauta deliberada en su dinámica en curso para replantear su fundamento de manera adecuada y acertada, salir de lo que parece ser un colapso total (más visiblemente, pero no únicamente, representado por la elección de Trump)?”. Según Wilber, nos hallamos ante un colapso deconstructivo de la vanguardia evolutiva que necesita un reajuste auto-correctivo, en un intento de encontrar una base más robusta para una autoorganización persistente a través de la auto-trascendencia. Y solamente existen dos caminos posibles: la primera, la más probable y menos efectiva, es el saneamiento de la disfuncional vanguardia dirigida a la auto-sanación y la auto-correccción. Pero, según Wilber, la intensa locura aperspectivista ha inflamado su propia locura y ha infectado esa enfermedad en todas las áreas de la sociedad que ha podido, esa es en opinión de Wilber la senda emprendida por Trump. El segundo camino posible es una sanación que incluya muchas ideas verdaderamente integrales.

Para el saneamiento de la actual disfuncionalidad y su regreso a una postura sana y funcional, Wilber propone abrazar a tres postulados de la posmodernidad (contextualismo, constructivismo y aperspectivismo) como conceptos “verdaderos pero parciales”:

-Contextualismo: toda la verdad depende realmente del contexto, y se debe comenzar a buscar los muchos patrones que nos conectan para, así, salir de un mundo cada vez más fragmentado y roto.

-Constructivismo: toda verdad no es meramente dada, sino que es co-construida, de modo que, la construcción de un mundo co-creado, se derive del nivel más alto del desarrollo al que pueda llegar (“más verdad”) ya que cada fase superior “trasciende e incluye” a sus predecesores.

-Aperspectivismo: no existen perspectivas ahistóricas, pre-dadas ni privilegiadas en ningún lugar, lo que es la parte cierta del “aperspectivismo”, pues cada nuevo nivel de desarrollo ha mostrado que incrementa el número de perspectivas que la conciencia puede tomar, trascendiendo e incluyendo a su predecesor, lo cual constituye el impulso genérico de la evolución misma, el impulso a auto-organizarse hacia la autotrascendencia. Dicho de otro modo, ninguna perspectiva es privilegiada ya que cada fase emergente de la evolución produce mayor y mayor capacidad de perspectiva: cada fase es verdadera, pero cade fase superior es “más verdadera”.


3-2 Jerarquías de dominación y jerarquía de crecimiento

De vuelta al mundo real, dice Wilber, es absolutamente central sanar la catastrófica confusión entre jerarquías de dominación y jerarquía de realización (o crecimiento). Con cada nivel en una jerarquía de dominación, entre más alto el nivel, más puede oprimir y dominar (como en el sistema de castas o las organizaciones criminales como la Mafia). Ciertamente, tiene razón Wilber, no sé si tendrá consciencia de la jerarquía de dominio que hay tras el Estado profundo.

Sin embargo, con las jerarquías de crecimiento (u “holarquías”), sucede exactamente lo contrario, por ejemplo: en el proceso de evolución, un quark es parte de un átomo, el átomo parte de una molécula, una molécula parte de una célula, la célula parte de un organismo, y así sucesivamente, pues se trata de una dirección de auto-organización a través de la auto-trascendencia como fuerza primaria de la evolución misma. Dicho de otro modo, la evolución “trasciende e incluye”, pero también equivale a “diferenciar e integrar”: un cigoto unicelular se divide en 2 células, después en 4, después en 8,16,32, etc…hasta llegar a células diferenciadas que son integradas en sistema incluyentes como un sistema nervioso, un sistema digestivo, etc., integrado todo ello en un organismo general. Por tanto, cada proceso de crecimiento va más allá o “trasciende” la fase anterior pero también lo incluye a través de una diferenciación integradora. Consecuentemente, las jerarquías de crecimiento no son exclusivas ni dominadoras sino inclusivas e integrales.

Reflejando la anterior comprensión en la vida social real, el despliegue multicultural de una variedad casi ilimitada de sistemas diferenciados no produce una visión del mundo singular. Dicho de otro modo, la diferenciación cultural es “verdadera”, pero “parcial” al mismo tiempo pues no hay una integración de sus partes recién creadas, de ahí el aparente caos mundial donde no se vislumbra una holarquía, ni una creciente inclusión genuina, ni integración. Ello mostró la incapacidad de encontrar los patrones profundos (o superiores) que conectan los diversos sistemas mundiales. Esa ausencia de patrones profundos hace creer en un “igualitarismo” de ahí que, al no haber una profundidad holárquica, se carece de un concepto de dirección al considerar que ninguna perspectiva es más incluyente que otra y, por ello, no hay verdades disponibles en absoluto: ahí reside el colapso de la vanguardia evolutiva y, por tanto, la contradicción performativa que llevó a la locura aperspectivista, ¡un mundo cada vez más loco! ¿Se entiende la razón del por qué la introducción de jerarquías de crecimiento es tan crucial para cualquier trayectoria futura?

Las únicas personas que se involucran en las jerarquías de dominación según Wilber, son aquellas que están en los niveles inferiores de las jerarquías de crecimiento mediante el egoísmo (egocéntrico) y que se propone el cuidado del grupo (etnocentrismo) para dominar y oprimir en primer lugar. Correlativamente, aquellas personas que critican y rechazan esa jerarquía de dominación, son aquellas que se hallan en niveles verdaderamente altos de la jerarquía de crecimiento como el cuidado universal (mundicéntrico) pues cuida a cualquier persona sin importar raza, color, sexo o credo (integral). Es un desastre cultural de gran magnitud cuya culpa recae en la fase disfuncional entregada por la locura aperspectivista.

Ahora bien, para salir de esa locura aperspectivista, es preciso un proceso de crecimiento realmente transformador que requiere exponer los impulsos de las fuerzas opresivas desde lo egocéntrico a lo mundicéntrico a lo integral. Y aquí señor Wilber, quisiera apostillar que eso es precisamente lo que está haciendo el movimiento de divulgación conocido como Q al exponer abiertamente el satanismo del Estado profundo, lo cual contribuye a un despertar colectivo masivo. Creo que Wilber confunde a Trump como a un opresor más cuando, en realidad, está exponiendo al enemigo invisible de la humanidad. Como dice certeramente Wilber, nuestra cultura debe entender las bases generales de una visión del desarrollo que permita a la gente coincidir unos con otros en primer lugar: de ahí el lema “donde va uno, vamos todos” del movimiento Q, pues hay una consciencia emergente (“¿integral?”) contra la opresión del Estado profundo.

3-3 Lo que verde debe aprender para convertirse en una vanguardia genuina

Son cada vez más las personas (“voces verdes” las llama Wilber) que parecen haber entendido el mensaje central: aprendieron de la elección de Trump, no lo mucho que lo odiaban y despreciaban a sus seguidores, sino que debían llegar a este gran grupo de personas que pusieron a Trump en la presidencia; aprendieron que habían pasado su vida adulta básicamente menospreciándolos, burlándose de ellos y ridiculizándolos; y lo que se requería, en cambio, era comprenderlos de manera genuina, incluirlos en el diálogo, abrirse a ver el mundo desde su perspectiva, hacer espacio para ellos en el mundo. Según Wilber, esa es exactamente el tipo de sanación genuina que abraza la auto-corrección que la evolución busca: en mi opinión, precisamente eso es lo que está pasando en los Estados Unidos y, por eso mismo, más demócratas se pasan al lado de Trump al darse cuenta que el Partido Demócrata es sinónimo de Estado profundo satanista que ha manipulado a la humanidad.

Esa capacidad de abrazar una holarquía de crecimiento se presenta como un camino verdaderamente válido y “verdadero” para caminar hacia un mundo posmoderno pluralista. La enfermedad de la “locura aperspectivista” debe ser repensada y rechazada en todas sus formas: es verdad que ninguna perspectiva es privilegiada, pero, lo que en realidad significa, es que entre más perspectivas se incluyan, el mapa se vuelve más adecuado y certero. La era de la información se infectó rápidamente de esa locura aperspectivista y, consecuentemente, dejó de producir algoritmos que seleccionaran lo Bueno, lo Verdadero o lo Bello, y en cambio, simplemente satisfizo sus propias tendencias narcisistas.

En lo que concierne a la economía, el mundo se está moviendo tecnológicamente hacia una situación verdaderamente utópica pero libre de trabajo donde todos tendrán asegurado, de una u otra manera, el recibir todas las bases materiales para vivir una buena vida. Sin embargo, dice Wilber, ello requerirá un trabajo considerable para replantear tanto las teorías económicas como las prácticas económicas. Las teorías económicas actuales aún reflejan en esencia el materialismo científico del siglo XVIII y XIX: solo estudian el dinero y la riqueza material exterior, y no la conciencia interior ni la cultura; el dinero puede comprar todos los artículos materiales o físicos, pero no puede comprar a la conciencia, el amor, el cariño, la compasión, la inteligencia, los valores, el significado, el propósito, la visión, la motivación, la espiritualidad, los bienes emocionales y las ideas mentales.

Cualquier sociedad debe hacerse consciente de los muchos niveles interiores y estados de conciencia disponibles, para que así las personas puedan perseguir los increíbles y vastos mundos interiores que proveen las ilimitadas vistas de estados y fases superiores de ser y conciencia: el gozo, la atención, el amor, la compasión, la felicidad y la alegría. Desde una perspectiva integral, la compasión es la única actitud crítica que se nos es permitida. Es precisamente la falta de compasión en la academia, en los medios, en el entretenimiento y en la política liberal, lo que llevó a la gran cantidad de resentimiento y que provocó el triunfo, previamente inimaginable, de Trump: el 81 por ciento de aquellos que se describían a sí mismos como “enojados” votaron por Trump.

La distinción entre jerarquía de realización (o crecimiento) versus jerarquía de dominación (u opresiva) vislumbra holarquías con una genealogía real, una corriente evolutiva real, un proceso de desarrollo real que se despliega en alrededor de 6 a 9 fases principales cada vez más incluyentes, cada vez más amorosas, cada vez más cuidadosas, cada vez más completas, conscientes y complejas, y cada vez menos dominantes, menos opresivas y menos injustas: es lo que Wilber ha resumido como el crecimiento permanente de lo egocéntrico a lo etnocéntrico a lo mundicéntrico a lo integral. Este es el entendimiento general: las holarquías de crecimiento son la manera como superamos las jerarquías de dominación y, la verdadera vanguardia debe contemplar una auto-organización colectiva de la humanidad a través de la auto-trascendencia.

3-4 Otra vía hacia adelante: verdaderamente integral

La fase integral es la primera fase de desarrollo en toda la historia que siente que las fases previas tienen gran importancia y significado. No necesariamente concuerda con ellas, pero las acepta y adopta (aunque no sus limitaciones). De cualquier modo, cada fase previa es sin duda una fase dentro del desarrollo humano general, y ninguna fase puede ser omitida o traspasada. Odiar a las fases previas es profundamente suicida. La fase integral piensa que cada fase previa es importante, mientras que cada fase previa piensa que ella misma es la única importante. Es por ello que el enfoque integral acabaría casi automáticamente con el desastre de una locura aperspectivista. Cualquiera que adopte la perspectiva integral estará montado en la vanguardia misma de la evolución, con toda su bondad, verdad y belleza.

Sin embargo, los sorprendentes alcances de una verdadera vanguardia integral son algo que hoy en día apenas podemos esbozar, por la simple razón de que la humanidad nunca, en ningún punto, ha tenido algo como esto en toda su historia. Nunca hemos tenido una vanguardia que verdaderamente adopte e integre cada fase anterior. No tenemos ningún precedente de esto; no sabemos cómo podría ser esto. Ahora mismo tenemos que el 5 por ciento ya es integral, y podría llegar al 10 por ciento en una década o dos. La verdadera inclusión que los teóricos sociales y políticos de vanguardia han idealizado por tanto tiempo como algo cercano a la utopía será, de hecho, una posibilidad bastante real para la humanidad por primera vez en la historia.

Señala Wilber que esta fase integral, que ya ha comenzado a emerger con mucha fuerza alrededor del mundo, ha creado teorías completas como la Metateoría Integral que él representa, una de las más efectivas con 60 disciplinas humanas que han sido totalmente reinterpretadas a través de la lente Integral: Negocios Integrales, Medicina Integral, Arte Integral, Economía integral, Educación Integral, Política Integral, y muchas otras.

3-5 El futuro probable

Para llegar a una auto-organización a través de la auto-trascendencia, hay que deshacerse del nihilismo y el narcisismo, hay que dejar ir la locura aperspectivista, hay que aprender la diferencia entre las jerarquías de dominación y las holarquías de crecimiento, e introducir una sabiduría discriminatoria basada en el desarrollo, de esta manera la evolución podrá empezar a seguir adelante de una manera verdaderamente autoorganizada y auto-trascendente.

Ya hemos visto que uno de los efectos inmediatos de la elección de Trump es que un número significativo de individuos, en lugar de simplemente lamentarse y denigrar a Trump y a sus muchos seguidores, han comenzado a darse cuenta que ellos mismos deben comenzar a hacer aquello que previamente despreciaban: deben tratar de alcanzar, entender, incluir el diálogo, y extender la cortesía de una cantidad rudimentaria de compasión, cuidado e, incluso, amor, a la canasta de deplorables. Esto incluye el entendimiento de que él mismo pudo haber contribuido directamente con el enojo, el resentimiento y el odio que el núcleo de seguidores de Trump expresaban.

Una conciencia integral está ayudando a encarnar una auto-corrección evolutiva en sus propias acciones. Es esta visión Integral lo que, a Wilber, le gustaría recomendar a todo aquél que esté listo para ella, una visión integral deliberada y auto-consciente de cada perspectiva que encuentra, y así no sólo proveer la cura para un mundo que se ha vuelto un poco loco con fragmentos y pedazos de la realidad, sino también reunir no solo a varios individuos sino a varios enfoques a la verdad misma, resultando perspectivas verdaderamente comprensivas e integrales de lo Bueno, lo Verdadero y lo Bello.

Ello no es meramente una idea, sino que se basa en el territorio real de un nivel de desarrollo del ser y la conciencia misma, o sea, la fase integral. Aparezcamos en todas nuestras dimensiones del ser; Crezcamos en todos nuestros niveles de desarrollo y líneas de desarrollo; Despertemos a todos nuestros estados de conciencia (incluido aquellos llamados Iluminación, Despertar, Metamorfosis, Moksha, Satori, la Gran Liberación); y Limpiemos nuestras sombras que generan enfermedades emocionales epidémicas. Al integrar la totalidad del ayer, nos abriremos a la totalidad del mañana. Y nos proveerá de una vanguardia evolutiva que la humanidad nunca ha visto.

Esta es, sin lugar a duda, la próxima vanguardia genuina y auténtica, y su inevitable aparición ha comenzado. Cumple con el inexorable impulso de “trascender e incluir” literalmente todas las fases previas de desarrollo y las estaciones de vida que ahora habitan, pero sin el rencor inherente que cada una de ellas siente por la otra. La humanidad nunca ha tenido una vanguardia como ésta en ningún punto previo de la historia. Es la única cura segura (si se toma adecuadamente) para el estado aislado, regresivo, represivo, malvado y fragmentado en el que el mundo se encuentra y sigue cayendo.

Esta visión Integral nos permite escapar del sofocante sufrimiento de enfocarnos solamente en el triunfo de Trump. Por otro lado, sentir sólo desolación por la victoria de Trump nos impide ver las grandes fuerzas que trabajan en esa situación. Entender esta elección como una manifestación del impulso auto-correctivo de la evolución misma, nos da un poco de esperanza real en una situación que, de otro modo, será desesperadamente sombría. En las partes más profundas de nuestro ser, cada uno de nosotros está unido directamente con su corriente evolutiva, este Eros, este Espíritu-en-acción, infinitamente radiante y eternamente luminoso, radicalmente lleno de su desbordante sobreabundancia y excesivo en sus bendiciones, saliendo salvajemente del cielo e irrumpiendo del averno, y abrazando todo dentro de su amor y cuidados ilimitados. Este mundo no es más que el sueño de un Espíritu infinito, y sin embargo cada uno de nosotros es directamente el Espíritu mismo, soñando el mundo de nuestra propia maravilla.