"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)
DINÁMICA ESPIRAL

Este artículo es una reproducción del capítulo 2 “EL NUEVO MUNDO” de la segunda parte de LA EDUCACIÓN CUÁNTICA

Pero la dialéctica de la historia seguirá su propio camino pues, a dicha transracionalidad, le surgirá su propio opuesto paradigmático: el racionalismo espiritual. Si la transracionalidad será un paradigma de integración de la racionalidad en la espiritualidad humana a través del altermundismo (en una acepción exclusivamente racional alejada de todo dogma religioso), el racionalismo espiritual será un paradigma para conseguir que la transracionalidad se integre y trascienda a través de la espiritualidad misma. Será una época de convulsiones en el seno de las religiones pues la transracionalidad deberá atender a los fervores y dogmas religiosos como jamás antes se hubiera visto. En definitiva, dos paradigmas opuestos más que nos depara la historia, la transracionalidad y el racionalismo espiritual, una manifestación más del Eros y Ágape de Wilber, una expresión más del holismo práctico del materialismo y del holismo lógico del idealismo, el devenir eterno de los opuestos expresándose a través del mundo de los sentidos y el Mundo de las Ideas. Dos mundos irreconciliables en el mundo objetivo, pues nunca se alcanza el omega final. Un alfa y un omega que solamente pueden ser trascendidos desde la profundidad de la conciencia mediante el misticismo contemplativo donde el sujeto cognoscente y el objeto son percibidos como una unidad indisociable, tal como postula la filosofía perenne y acredita la física cuántica.

Concluyendo, el mapa cognitivo de la dinámica espiral es suficientemente elocuente de un modo histórico, sociológico y psicológico. Al hablar de “viejo mundo”, como se ha visto en el anterior capítulo, nos estamos refiriendo a los paradigmas sociales, económicos, intelectuales, psicológicos y espirituales representados bajo el holismo práctico del materialismo. Y cuando hablemos de aquí en delante de un “nuevo mundo”, debería hacerse en referencia a los paradigmas que evolucionan por el holismo lógico del idealismo. Por tanto, por dicho sintagma se puede observar el fluir cultural, cognitivo y espiritual de la humanidad. Ya tenemos un poco de orden en la historia del pensamiento.

En términos científicos, sociales, intelectuales, psicológicos y espirituales, ya sabemos, por tanto, por dónde “falla” el “viejo mundo” y cuál es el sendero del “nuevo mundo”. Obsérvese en la dinámica espiral el discurrir de la dialéctica hegeliana (conocimiento exotérico) así como el principio del ritmo del hermetismo (conocimiento esotérico) a través de los paradigmas evolutivos tanto horizontales como verticales.

Cada par de paradigmas horizontales representa una evolución holística y acasual (no-localidad) a modo de sincronicidad (Jung) entre neologismos cognitivos, pudiendo ser aprehendida dicha evolución de la conciencia histórica por todo sujeto cognoscente que ose sortear mediante su mente cuántica a las “astucias de la razón” y “la burla de la historia”, en palabras de Hegel (1). La resolución dialéctica de los paradigmas verticales representa el devenir de la historia del pensamiento. Así en un solo folio, se puede enseñar la historia de la filosofía hasta el siglo veintiuno. Fácil para todos.


Nota (1):

La filosofía de la historia de Hegel está marcada por los conceptos de las “astucias de la razón” y la “burla de la historia”: la historia conduce a los hombres que creen conducirse a sí mismos, como individuos y como sociedades, y castiga sus pretensiones de modo que la historia-mundo se burla de ellos produciendo resultados exactamente contrarios, paradójicos, a los pretendidos por sus autores, aunque finalmente la historia se reordena y, en un bucle fantástico, retrocede sobre sí misma y con su burla y paradoja sarcástica, convertida en mecanismo de cifrado, crea también ella misma, sin quererlo, realidades y símbolos ocultos al mundo y accesibles solo a los cognoscentes, es decir, a aquellos que quieren conocer.