"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)
DINÁMICA ESPIRAL 4 c 4 c

Este artículo es una reproducción del capítulo 2 “EL NUEVO MUNDO” de la segunda parte de LA EDUCACIÓN CUÁNTICA

El holismo práctico del materialismo corresponde al ámbito de los sentidos a través de las necesidades fisiológicas, necesidades de seguridad y de bienestar social, entre otras, recogidas en la Pirámide de Maslow. También se incluye en este holotipo todas las visiones segmentadas de la realidad, desligado de su complemento ideal y esencialmente superior: el holismo lógico del idealismo. De hecho, cada paradigma del holismo práctico del materialismo es histórica, social y holísticamente superado por el correspondiente paradigma del holismo lógico del idealismo. La desviación patológica a nivel psicológico, social y moral del holismo práctico del materialismo es la avaricia, la codicia, el egoísmo y el egocentrismo y, cómo no, cognitivamente, la ignorancia de una idealidad superior de conocimiento. Esta enfermedad patológica es trascendida por el holismo lógico del idealismo correspondiente al Mundo de las Ideas, mediante el altruismo, la filantropía, la bondad y el amor al prójimo y, también, mediante la búsqueda inquisitiva del Saber Universal.

Esta diferenciación conceptual no debe ser interpretada como una mera división intelectual, sino más bien como una dialéctica entre ambos holotipos, presente en la historia social, cognitiva y moral de la humanidad. Las ideas han sido el motor de la evolución humana: desde la filosofía griega, pasando por el primer renacimiento humanístico, la conciencia colectiva de dicha humanidad se ha desvelado a sí misma a través del racionalismo, el empirismo y las diversas ramas científicas hasta llegar a la actual física cuántica, por ejemplo. Del mismo modo, la moralidad humana presente en dicha conciencia colectiva a través de los Derechos Humanos, se ha hecho objetiva para todo ser cognoscente. Y todo ello ha sido posible mediante la aportación cognitiva de todos y cada uno de los filósofos y científicos que han contribuido a dicho desvelamiento a través de la historia del pensamiento.

No debe interpretarse el holismo práctico del materialismo y el holismo lógico del idealismo como simples opuestos, sino que, en esencia, son la representación de todos los opuestos presentes en la evolución social y cognitiva en la historia de la humanidad (conciencia colectiva) así como en el discurrir vitalista de todo sujeto cognoscente (conciencia personal). Dicho de otro modo, la conciencia colectiva, así como la conciencia personal, participan ontológicamente del holismo práctico del materialismo, así como del holismo lógico del idealismo en cada una de las manifestaciones paradigmáticas en el orden temporal (1). Coexisten ambos holotipos dentro de cada paradigma presente en la historia del pensamiento. No podemos negar que la filosofía clásica, la cosmología clásica, la física clásica, la filosofía tradicional y la psicología tradicional estén desprovistas de “ideas propias”. Bien al contrario, el holismo lógico del idealismo está presente en cada uno de los paradigmas del holismo práctico del materialismo ; pero ocurre que, con la perspectiva temporal de nuestro siglo XXI, la teoría holística nos permite ubicar cada paradigma en el contexto histórico que le es propio, ya sea en el holismo práctico del materialismo o en el holismo lógico del idealismo. Así, vamos adquiriendo conciencia cognitiva sobre el orden temporal en el que acontecen los eventos paradigmáticos; nuestra perspectiva, en este siglo XXI, es superior en el nivel propio de la holística cognitiva. Por eso mismo, cuando un paradigma es trascendido temporal y holísticamente, es posible catalogarlo en uno de estos dos holotipos: el holismo práctico del materialismo o el holismo lógico del idealismo.

Estos dos holotipos, por explicarlo metafóricamente, serían como el ADN. Así como en los organismos vivos el ADN se presenta como una doble cadena de nucleótidos en la que las dos hebras están unidas entre sí por unas conexiones denominadas puentes de hidrógeno, en nuestros dos holotipos subyace una transcendencia holística de todo paradigma desde lo material a lo ideal. Serían entonces dos conceptos opuestos, aunque cada cual ha adquirido vida propia según su propio contexto histórico, social, cultural y moral. La trascendencia de los opuestos ha sido perseguida perennemente, ya sea desde una perspectiva intelectual y conscientemente presente en la búsqueda inquisitiva de todo pensador o científico, o bien, a través de la propia dialéctica social, cultural e histórica de la humanidad. Así como el ADN sufre variaciones y modificaciones biológicas en la escala evolutiva de la vida, ocurre lo mismo con la concepción materialista e idealista desde la perspectiva de estos dos holotipos: el holismo práctico del materialismo y el holismo lógico del idealismo.

Notas:

(1) En efecto, hay que aprehender ello a tenor de los “cuatro cuadrantes(2) de Wilber. Respecto a la conciencia colectiva, lo “exterior-colectivo” es al holismo práctico del materialismo como lo “interior-colectivo” es al holismo lógico del idealismo. Del mismo modo, respecto de la conciencia personal, lo “exterior-individual” es al holismo práctico del materialismo como lo “interior-individual” es al holismo lógico del idealismo. Lo anterior se aprehende mejor en el gráfico adjunto (Figura 5.1 Los cuatro cuadrantes).

(2) Ken Wilber sostiene que todo fenómeno humano consta de cuatro facetas y no puede ser íntegramente comprendido si no se abordan las cuatro. El fundamento de estas cuatro vertientes de la realidad tiene que ver con los aspectos exterior e interior y sus formas individuales y colectivas. Los cuatro aspectos que se deberían estudiar para comprender todas las cosas serían entonces: lo interior-individual, lo exterior-individual, lo interior-colectivo y lo exterior-colectivo.

Lo interior-individual: Es la experimentación del pensamiento en sí, con los símbolos, significados e imágenes mentales relativas. Este cuadrante trata de la verdad subjetiva, de la belleza, del arte. Es el cuadrante del mundo intencional. Su lenguaje es en primera persona del singular (yo), y su criterio de validez es la veracidad (este cuadrante del “yo” fue diferenciado por Kant mediante su obra Crítica del juicio).

Lo exterior-individual: Mientras se vivencia el pensamiento, están ocurriendo una serie de cambios en el cerebro como ser, secreción de dopamina, aparición de acetilcolina permitiendo la transmisión del impulso nervioso en el espacio intersináptico, etc. Dichos hechos pueden ser empíricamente observables desde el exterior, utilizando, por supuesto, el equipamiento tecnológico apropiado. Este cuadrante trata de la verdad objetiva de la ciencia. Es el cuadrante del mundo del comportamiento. Su lenguaje es en tercera persona (ello), y su criterio de validez es la precisión de la descripción: coincide lo observado con lo expresado (este cuadrante del “ello” fue diferenciado por Kant mediante su obra Crítica de la razón pura).

Lo interior-colectivo: Ahora bien, los pensamientos que circulan por la mente tienen un sustrato cultural; en efecto, el pensamiento se realiza a partir de una serie de símbolos y significados sometido al proceso de culturización. Es el cuadrante de la verdad intersubjetiva, de la moral y la religión. Su lenguaje es en primera persona del plural (nosotros), y su criterio de validez consiste en la rectitud (este cuadrante del “nosotros” fue diferenciado por Kant mediante su obra Crítica de la razón práctica).

Lo exterior-colectivo: A su vez, la cultura, también tiene sus componentes materiales (del mismo modo en que el pensamiento tiene sus correlatos cerebrales). Citando textualmente a Wilber: “estos componentes sociales concretos son las modalidades tecnológicas, las fuerzas de producción (hortícola, agraria, industrial, etc.), las instituciones concretas, los códigos y pautas escritas, las ubicaciones geopolíticas (aldeas, poblados, estados, etc.), etc.” Es el cuadrante de la verdad inter-objetiva, efectiva y de las ciencias sistémicas. Su lenguaje es también en tercera persona (ellos), y su criterio de validez consiste en el ajuste funcional o efectividad (este cuadrante del “ellos” es una extensión del “ello” y fue diferenciado por Kant mediante su obra Crítica de la razón pura).