"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)
DINÁMICA ESPIRAL

Este artículo es una reproducción del capítulo 2 “EL NUEVO MUNDO” de la segunda parte de LA EDUCACIÓN CUÁNTICA

De un modo historicista, es el criticismo kantiano quién diferencia las tres jerarquías en discordia en el presente caos civilizatorio: la ciencia, la profundidad intelectual y la espiritualidad, que la postmodernidad no ha sabido o podido integrar. El ego plutocrático, fragmentado y disociado de la colectividad, ha descubierto la miserable moral humana que resplandece en el viejo mundo moribundo. La filosofía tradicional academicista no ha sabido renovarse con las verdades que tenía delante de las narices. Más que nunca, había que tirar del pensamiento clásico griego para poder reinterpretar este decadente mundo. Así fue como seguí el principio de los contrarios de Heráclito (1) (conocimiento exotérico) y el cuarto principio de la polaridad en el hermetismo (conocimiento esotérico): toda realidad debe presentarse bajo los contrarios. Así, la historia del pensamiento, ella misma, también debería ser interpretada a modo de contrarios. Así fue como elaboré, emulando al ADN en la naturaleza, mi conceptuación teorética a modo de “dinámica espiral” (véase el gráfico adjunto). Todo ello está debidamente argumentado en mi obra Capitalismo y conciencia y publicado en la revista Journal of Transpersonal Research.




Nota (1):

Heráclito de Éfeso fue un filósofo griego. Nació hacia el año 535 a. C. y falleció hacia el 484 a. C. Era natural de Éfeso, ciudad de la Jonia, en la costa occidental del Asia Menor (actual Turquía). Como los demás filósofos anteriores a Platón, no quedan más que fragmentos de sus obras, y en gran parte se conocen sus aportes gracias a testimonios posteriores. Heráclito afirma que el fundamento de todo está en el cambio incesante. El ente deviene y todo se transforma en un proceso de continuo nacimiento y destrucción al que nada escapa: se refiere al movimiento y cambio constante en el que se encuentra el mundo. Esta permanente movilidad se fundamenta en una estructura de contrarios. La contradicción está en el origen de todas las cosas. Todo este fluir está regido por una ley que él denomina Logos. Este Logos no solo rige el devenir del mundo, sino que le habla al hombre, aunque la mayoría de las personas “no sabe escuchar ni hablar”. El orden real coincide con el orden de la razón, una “armonía invisible, mejor que la visible”, aunque Heráclito se lamenta de que la mayoría de las personas viva relegada a su propio mundo, incapaces de ver el real. Si bien Heráclito no desprecia el uso de los sentidos (como Platón) y los cree indispensables para comprender la realidad, sostiene que con ellos no basta y que es igualmente necesario el uso de la inteligencia. Era conocido como “el Oscuro”, por su expresión lapidaria y enigmática. Ha pasado a la historia como el modelo de la afirmación del devenir y del pensamiento dialéctico. Su filosofía se basa en la tesis del flujo universal de los seres: todo fluye. Los dos pilares de la filosofía de Heráclito son: el devenir perpetuo y la lucha de opuestos. Ahora bien, el devenir no es irracional, ya que el Logos, la razón universal, lo rige: “Todo surge conforme a medida y conforme a medida se extingue”. El hombre puede descubrir este Logos en su propio interior, pues el Logos es común e inmanente al hombre y a las cosas.