"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)
Ciencia, filosofía, espiritualidad PENSADOR PENSAMIENTO PENSADOR PENSADOR PENSADOR PENSADOR PENSADOR

1 - ¿Cómo sabemos si lo que sabemos es cierto?

Algunas personas me han consultado acerca de qué pensadores seguir o qué libros leer para adentrarse en la investigación de la “verdad”. En verdad, sería una actitud de soberbia por mi parte creer que podría orientar a esas personas en el complejo laberinto del pensamiento hacia la pretendida “verdad”. La actividad pensativa no es una prerrogativa de los así llamados “filósofos”, pues todos y cada uno de nosotros, en mayor o menor medida, tenemos la capacidad de pensamiento, así como la posibilidad de alcanzar algún que otro conocimiento. Otra cuestión es, como argumenté en mi obra Pensar en ser rico, la actitud de cada persona respecto del querer aprender y saber cada vez más, o no. Y esa actitud es, precisamente, el diferencial entre los que denomino “filósofos pasivos” y “filósofos activos”.

Sería un “filosofo activo” toda aquella persona que busca siempre mejorar su modo de entender y pensar la vida. Es filósofo activo toda persona que se pregunta, que quiere saber más, que no se conforma con lo aprendido, sino que lo aprendido es el punto de partida de lo que queda por aprender. Sin embargo, sería un “filósofo pasivo” toda aquella persona justamente lo contrario: no se preocupa por el saber ni del conocer, pues va pasando por la vida sin la más mínima actitud activa respecto del conocimiento mismo. Dicha actitud no puede ser criticada pues cada cual es libre de sus acciones y, la actitud activa hacia el saber y conocer más, no es obligatoria.

Ahora bien, realizada esa salvedad clarificadora, me dirijo a aquellas personas que sí desean saber y aprender más, para decirles que el pensamiento no solo sirve para ayudarnos a tomar decisiones con lo que sabemos, sino, también, para adquirir conocimientos nuevos que refuercen el propio pensamiento, pues solamente con dicha riqueza del pensamiento estaremos preparados para ser mejores padres, mejores amigos, mejores trabajadores, mejores empresarios, mejores científicos, mejores políticos, en definitiva, mejores personas. En consecuencia, la proactividad del pensamiento es una cuestión de actitud personal respecto del conocer.

En la medida que cada cual se atreva a adentrarse en el complejo laberinto del pensamiento, irá conformando su propia cosmovisión de la vida. Y, según una interpretación de la física cuántica, hay tantas perspectivas de la vida como personas que piensan, pues a decir de Descartes “El buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo, puesto que cada uno piensa estar tan bien provisto de él que, incluso aquellos que son más difíciles de contentar en otra cosa cualquiera, no acostumbran a desear más de lo que tienen”.

2 - Iluminación cognitiva

Por tanto, para responder a los consultantes que han motivado este artículo, voy a citar a los pensadores y sus libros que, a mí personalmente, han marcado mi pensamiento. No necesariamente deben ser de misma utilidad para ellos, sin embargo, creo que mis respuestas pueden servir de orientación generalizadora y que voy a justificar en la conclusión final. La búsqueda de la “verdad” lleva, antes o después, hacia una “iluminación cognitiva”, y hay tantas iluminaciones cognitivas como investigadores del pensamiento, pues cada uno de los científicos y pensadores de la historia conforma un pequeño eslabón en el vasto laberinto del pensamiento. Por tanto, en aras de no caer en la soberbia, es siempre más recomendable estudiar a los pensadores que nos han precedido en la historia del pensamiento (o la así llamada “filosofía"), para luego entresacar y hacer nuestras las “iluminaciones cognitivas” de otros que, antes que nosotros, se han preocupado de la investigación de la “verdad”.

Así fue como me propuse estudiar filosofía durante cinco años y, en honor a la verdad como ya he expresado en varias ocasiones, no salí de la universidad con las ideas muy claras, entre otras razones, porque no hay una sistematización del conocimiento para que el alumno pueda conocer el pasado y así, acto seguido, poder actuar con conocimiento de causa en su presente para orientar más certeramente su futuro vital. En efecto, en ausencia de una “verdad” académica que se yuxtaponga a las “mentiras” del propio sistema económico político y educativo y de ingeniería social y mental, es prácticamente muy difícil, por no decir premeditadamente manipulado, el alcanzar sin obstáculos el conocimiento de la “verdad”.

Por tanto, en honor a la verdad, la “verdad” misma es tergiversada por un depredador sistema cuya manipulación económica, social y política nos ha conducido a la actual plandemia, hasta el punto que nadie sabe qué está pasando en el mundo actualmente. Bueno, en realidad, no saben nada los esclavos de la caverna platónica, pero los poderes fácticos que han manipulado la historia, sí saben lo que quieren: un Nuevo orden Mundial que esclavice totalmente a la humanidad mediante técnicas de transhumanismo. Saber todo ello forma parte del proceso de la iluminación cognitiva, pues la “verdad nos hará libres”. No pretendo, para nada, hacer proselitismo de tales ideas, sino invitar a todo aquél con pensamiento crítico en búsqueda de la “verdad” a que alcance su propia “iluminación cognitiva” lo que, dicho de otro modo, sería una invitación a su propio despertar espiritual.

3 - Iluminación espiritual

Llegado a este punto, conviene diferenciar claramente entre la “iluminación cognitiva” y la “iluminación espiritual”. La primera sería un estado de la propia razón que se espiritualiza, que se trasciende a sí misma con más conocimientos y que, en su máxima expresión platónica, equivaldría a decir que la Bondad es la Verdad que confiere Belleza al sentido de la vida. La iluminación cognitiva sería, entonces, algo así como encajar varias piezas de un puzle hasta vislumbrar la posible conformación de un mapa evolutivo de nuestra conciencia y que, en su apogeo de plenitud, puede experimentar una “experiencia cumbre” en palabras de Maslow o una experiencia mística donde el Amor es la ley suprema. Dicho así, parece muy fácil de alcanzar, pero, en realidad, no es tan fácil pues requiere una trascendencia del ego para vislumbrar al mundo y los otros desde una visión transpersonal, un trabajo en profundidad para desmontar nuestros falsos sistemas de creencias impuestos por el propio sistema para impedir la expresión natural de nuestra divinidad.

Respecto de lo anterior, la pregunta pertinente sería: ¿es condición indispensable pasar por la “iluminación cognitiva” para alcanzar la “iluminación espiritual”? No necesariamente, como he apuntado anteriormente, la iluminación cognitiva es propia de la razón que se espiritualiza mediante las experiencias adquiridas en un mundo de dualidad. Sin embargo, la “iluminación espiritual” es una súbita experiencia que se puede alcanzar mediante técnicas o prácticas de meditación o introspección sin el uso de la razón, y lograr así una conciencia de unidad en un estado de no-dualidad. No en vano, la diferencia de las sociedades orientales respecto de las occidentales, se ha caracterizado las primeras por ir más allá de la razón con creencias como la reencarnación, por ejemplo, mientras que el pensamiento occidental ha sido preeminentemente racional alejado de toda espiritualidad auténtica que no fuera controlada por el propio sistema, como las religiones, por ejemplo. De ahí el polémico criterio de demarcación entre ciencia y religión. Más grave aún, existe un fracaso epistemológico de Occidente pues vivimos en una pesadilla de odio entre razón y espíritu a la vista de nuestro mundo actual. Por tanto, el reto más inmediato del sistema académico es establecer una nueva cosmovisión entre la ciencia y el espíritu, tal es la tarea que defiendo a través de mis publicaciones.

4 - Pensadores para una iluminación cognitiva y espiritual

En virtud de todo lo anteriormente expuesto, y en aras de dar respuesta a la consulta al inicio planteada, voy a relatar a continuación aquellos pensamientos, y sus autores, que han supuesto un marcado punto de inflexión en mi propia investigación de la “verdad” a lo largo de tantos años de investigación. Vuelvo a repetir, no pretendo que sea una lista unívoca, bien al contrario, voy a dejar de lado conscientemente a autores como Kant, Rupert Sheldrake, Bruce Lipton, Jean-Pierre Garnier, Amit Goswami, entre muchos otros. Pero todos ellos pueden ser estudiados a través de mis publicaciones. Y no los descarto por el desmerecimiento de sus aportaciones científicas o intelectuales, sino porque en la lista que a continuación relato, trato de “trazar” un esqueleto cognitivo con algunos libros que, pienso, son claves tanto para la “iluminación cognitiva” como la “iluminación espiritual”.

La idea pretendida sería que, toda persona que no necesariamente esté versada en cuestiones profundamente filosóficas, pueda adentrarse en el laberinto del pensamiento en busca de la “verdad” mediante autores que considero claves. Y al hilo de la exposición de cada uno de ellos, argumentaré qué representa su pensamiento en la historia del pensamiento y qué conocimientos podemos extraer de sus obras.

La primera obra recomendada es, obviamente, La república de Platón (427-347 a C.). Esta obra trata de un diálogo entre Sócrates y otros personajes, como los discípulos o parientes del propio Sócrates. La obra está compuesta por diez libros. En esta obra se puede leer reflexiones que tienen que ver con candentes temas de actualidad como la estructura de ciudad-estado, el régimen democrático, la tiranía, la oligarquía, las teorías políticas, la teoría de las ideas, la idea del Bien, la idea de Justicia. Es una obra que contiene la doctrina platónica conocida como el Mito de la Caverna. Conocer el pensamiento de Platón es la antesala para entender posteriormente a Kant. Para una inmersión en la comprensión de la obra de Platón a la luz del posterior desarrollo filosófico a través de la historia, remito al lector a mi artículo Platón: el camino ascendente es el camino descendente.

La segunda obra recomendada es El discurso del método de René Descartes (1596-1650), cuyo título completo es: Discurso del método para conducir bien la propia razón y buscar la verdad en las ciencias. Es una obra fundamental de la filosofía occidental con implicaciones en el posterior desarrollo de la filosofía y las ciencias. Debo admitir que, cuando la estudié, me impactó profundamente pues es la expresión del puro racionalismo para no perderse en la investigación de la “verdad”, una guía en toda regla, una obra magistral que, a buen seguro, hará las delicias de todo inquisitivo pensador.

La tercera obra es Breve historia de todas las cosas de Ken Wilber (1949-actualidad). Hago una advertencia previa al lector: como podrá observar, solamente he expuesto a Platón y Descartes como autores recomendados de la filosofía tradicional impartida académicamente y, ello, tiene una razón de peso pues la obra de Ken Wilber (sus más de veinte libros), incluyen y trascienden a toda la filosofía tradicional impartida en los sistemas educativos. Todos los autores y corrientes como el Renacimiento, la Ilustración, la Edad de la Razón desde Kant hasta el surgimiento de la posmodernidad, todos ellos son admirablemente tratados por Ken Wilber, y argumentados en mi libro Una filosofía alternativa al capitalismo. El lector no se perderá nada, al contrario, será enriquecido por la sabiduría de Ken Wilber. Para la cuestión que nos ocupa aquí, Breve historia de todas las cosas, es una obra que ofrece una fascinante versión panorámica, popular y accesible del pensamiento de Wilber, a modo de resumen de su otra obra Sexo, Ecología, Espiritualidad; esta obra de Wilber es recomendable para los auténticos investigadores que no se quieran perder detalle de la evolución de todo lo existente, desde la materia a la vida, a la mente y Dios.

La cuarta obra recomendada es Evolucionarios de Carter Phipps (actualidad). Cuando escuchamos hablar de evolución, todos pensamos en fósiles, simios, Darwin y Dawkins. Pero la idea de evolución es mucho más profunda y amplia. En la actualidad, un movimiento de científicos, filósofos y pensadores espirituales visionarios a los que Carter Phipps llama “evolucionarios” está forjando una nueva visión de la evolución que reconoce la importancia de la ciencia, remodela la cultura y actualiza de forma radical la espiritualidad. Este extraordinario libro constituye la primera guía popular a estas estimulantes mentes que iluminan los secretos de nuestro pasado y amplían el paisaje de nuestro futuro.

La quinta obra recomendada es El universo holográfico de Michael Talbot (1953-1992). Esta obra nos desvela curiosos fenómenos que no tienen explicación para la ciencia moderna, pero que sí pueden interpretarse mediante la física cuántica o modelos teóricos como el paradigma holográfico. El universo es un gigantesco holograma, una proyección tridimensional que nuestra mente se encarga de recrear, y la realidad tangible de nuestras vidas cotidianas es realmente una ilusión, igual que una imagen holográfica. De esta manera, el tiempo y el espacio no son más que productos de nuestra manera de percibir, pero estamos tan “programados” para aceptar estos conceptos como categorías absolutas que nos cuesta incluso imaginarlo. El paradigma holográfico no sólo sirve para explicar fenómenos de la física y la neurología que la ciencia clásica es incapaz de interpretar, sino que pone de manifiesto que la ciencia no está libre de prejuicios ni es tan objetiva como nos quieren hacer creer los científicos, ya que el universo abarca bastante más de lo que nos permite percibir nuestra cosmovisión actual: temas como las capacidades paranormales de la mente, las últimas fronteras de la física y los enigmas no resueltos del cerebro y del cuerpo.

La sexta y última obra recomendada es Hijos de Matrix de David Icke (1952-actualidad). En esta obra se expone las pruebas y antecedentes del control extraterrestre, intraterrestre e interdimensional que ha dominado el planeta Tierra durante miles de años hasta el día de hoy, intentando presentar la imagen más clara posible de las fuerzas que diariamente manipulan y dirigen las vidas del género humano. Los linajes que hoy controlan el mundo y nuestras vidas son los mismos que dominaron Lemuria, la Atlántida, Sumeria, Egipto, Babilonia, el Imperio romano, el británico y los demás imperios europeos. Ellos son los presidentes de Estados Unidos, los primeros ministros, las familias que controlan bancos y empresas, los propietarios de los medios de comunicación y aquellos que controlan el ejército. Hemos sido dominados por la misma tribu entrecruzada de híbridos extraterrestres o intraterrestres, los nefilim, durante miles de años y ahora estamos enfrentándonos a un momento crucial de su vasto plan.

5 - Conclusiones finales: Ciencia, Filosofía, Espiritualidad

Para finalizar, deseo explicar la genealogía del “esqueleto cognitivo” a través de las seis obras expuestas. Iniciamos la andadura desde la filosofía griega, la pretendida cuna de la civilización occidental, de la mano de Platón. Desde ahí se inicia el camino ascendente de las religiones, principalmente la católica y que ha dado lugar a la famosa época de obscurantismo hasta el surgimiento del Renacimiento. En ese preciso instante, se inicia el camino descendente principalmente de la mano de Descartes, pues el pensamiento occidental adquiere una renovada visión racionalista que daría lugar al surgimiento de las posteriores corrientes filosóficas, así como la ciencia y el advenimiento del pensamiento positivista divorciado de toda espiritualidad. Sin embargo, no es hasta la llegada del pensamiento de Ken Wilber, como es posible tener una cosmovisión muy completa de la historia de la filosofía, así como una certera interpretación de la epistemología de lo conmensurable y la hermenéutica de lo inconmensurable. Wilber, como otros muchos pensadores recogidos por Carter Phipps, es un “evolucionario” que se suma a un movimiento de científicos, filósofos y pensadores espirituales visionarios que, curiosamente, surgieron posteriormente a la física cuántica. Este nuevo paradigma científico ha trastocado al dogmatismo del materialismo científico, pudiendo hoy en día hacerse filosofía cuántica. En dicho sentido, la obra de Michael Talbot nos introduce en la cosmovisión de un universo holográfico a partir de las diferentes interpretaciones de la física cuántica, por ejemplo, de la mano de David Joseph Bohm y Karl H. Pribram. Los límites de la física cuántica son, así, los propios límites de la espiritualidad, la cual contempla otras dimensiones y que, de la mano de David Icke, nos permite conocer quién y cómo esclaviza a la humanidad, una paradoja a resolver desde el surgimiento de la falsa pandemia. La ciencia materialista, manifiestamente manipulada, se queda corta para darnos soluciones a los problemas planteados, salvo que se haga una divulgación en toda regla. La filosofía tradicional académica, así como la educación, también están anquilosadas, sin reacción ante los graves acontecimientos mundiales en curso entre el Nuevo Orden Mundial y los países patriotas. Consecuentemente, la espiritualidad es la única vía posible de salvación y posibilidad también de sanación trascendental para la humanidad, una cuestión ampliamente argumentada en mi obra Ciencia, Filosofía, Espiritualidad.