CONCIENCIA Y SER
Este artículo es una reproducción del capítulo 5-2 de la segunda parte de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA
Así, inherentemente, todo ser evoluciona en su conciencia satisfaciendo inquietudes a preguntas de carácter filosófico. A la postre, hacer filosofía es buscar respuestas al sentido de la vida y su función en el universo. Es en este contexto indagador donde tiene razón de ser La educación cuántica en su desciframiento de la evolución consciente mediante la libertad hacia un destino por descubrir. Ese recorrido a través de la libertad fue expuesto teoréticamente en mi obra Pensar en ser libre, de la filosofía tradicional a la filosofía transpersonal. Ahora, es cuestión de estudiar ese pensamiento cuántico, cada cual introspectivamente, al modo como lo describe Platón en el Mito de la caverna. También en Garnier está presente el pensamiento de Platón: el descubrimiento científico relacionado con el desdoblamiento del tiempo tan solo saca del olvido una ley muy antigua y universal, a saber, el Alfa y el Omega. Garnier bebió en la filosofía griega para la elaboración de su teoría del desdoblamiento del tiempo. Este físico descubrió que las letras griegas también servían para contar, una numeración que le permitió demostrar que se hallaba ante la sencilla cuantificación del movimiento del desdoblamiento del tiempo. Dice Garnier que, los que habían creado el idioma griego, sabían a ciencia cierta que existía un desdoblamiento de los tiempos debido a aceleraciones sucesivas de su transcurrir y que, para vivir, había que utilizar un pasado, un presente y un futuro “al mismo tiempo”. Esta noción fue ilustrada por Platón, cinco siglos antes de Jesucristo, en su Timeo: “Se trata de divisiones del tiempo. Ciertamente decimos que él “era”, “es” y “será”, pero, a decir verdad, solo la expresión él “es” se aplica al Ser que es eterno”.
¿No prueba ello de que la ciencia vuelve a su terreno natural, la filosofía, tan denostada en esta civilización occidental? Decididamente, la filosofía debe recuperar la preponderancia obviada por el pensamiento único neoliberal. En efecto, como he argumentado profusamente, ya no son tiempos para la filosofía academicista tradicional sino para la filosofía transpersonal argumentada en La educación cuántica. Así, ruego al lector me permita que sigua discurriendo con mis pensamientos cuánticos.
Los pensamientos y las ideas se producen de un modo fenomenológico en la conciencia del sujeto cognoscente y, por tanto, son experiencias que deben ser analizadas introspectivamente en la correlación temporal de nuestro pasado, presente y futuro, según Garnier. Cuando esos patrones fenomenológicos son reproducibles y reconocibles en la conciencia de las personas en particular, y en la conciencia colectiva en general, se puede entonces inferir y hablar de una ley subyacente que rige los pensamientos, vuelvo a recordar, al modo como fue formulado por Buda: “Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos”, y también, “ni tu peor enemigo puede hacerte tanto daño como tus propios pensamientos”. También Garnier dice que hay que actuar con un pensamiento positivo para crear el mejor de los futuros posibles. ¿Y cuál es la ley que rige el funcionamiento de los pensamientos? Debe ser una ley justa e imparcial, también atemporal y universal. Hagamos una incursión especulativa en este campo metafísico.