"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)
NEOLIBERALISMO NEOLIBERALISMO

Este artículo es una reproducción del capítulo 4-4 de la primera parte de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA

En nombre del dinero, la irracionalidad humana ha degenerado hasta la total expoliación del planeta, pero también del hombre por el hombre. Nunca mejor dicho, “el hombre es un lobo para el hombre”, una aseveración popularizada por el filósofo Thomas Hobbes en el siglo XVIII, aunque originalmente es una cita del texto del escritor Plauto, doscientos años antes de Cristo. Dicho aforismo, en vista de las recurrentes guerras presentes en la historia de la humanidad, denota una de las características de la esencia humana: el egoísmo mediante el cual el hombre termina siendo su propio verdugo, como acredita la desigual e injusta distribución de la riqueza entre ricos y pobres y que parecen dar la razón a esa idea que Marx postuló como lucha de clases. Marx creó una teoría social, económica y política indisolublemente unida al socialismo y al comunismo, más conocida como marxismo. Este pensador desentrañó las leyes inherentes al desarrollo del capitalismo, cuya máxima expresión depredadora ha llegado hasta nuestros días mediante el paradigma del neoliberalismo.

Marx es un pensador que, desde un contexto histórico, propugna la superación del capitalismo, precisamente, apuntando hacia la eliminación de la clase opresora. En ese pensamiento marxista subyace un deseo de libertad y felicidad en igualdad de condiciones para toda la humanidad, es decir, Marx tenía “conciencia transpersonal”. El discurso de Marx tenía como finalidad la felicidad de la humanidad y, para ello, es precisamente necesario superar el antagonismo entre la clase opresora y la clase dominada: un loable pensamiento que, hoy en día, sigue siendo una utopía a la vista del depredador neoliberalismo que subsume a la humanidad en miserias, hambrunas, guerras con fines económicos, en definitiva, una maquiavélica manipulación del ego plutocrático a costa del planeta y la humanidad.

La filosofía marxista está más viva que nunca, precisamente, porque su filosofía es una denuncia vigente respecto al actual neoliberalismo, en tanto que es la última metamorfosis del capitalismo. En virtud de la deriva suicida de la humanidad, las profecías de Marx están siendo recuperadas: semanarios importantes como el Spiegel alemán le han dedicado portadas; también, una encuesta de opinión de la revista Times, repetida luego con idéntico resultado por la BBC británica, lo declaraba el “mayor filósofo de todos los tiempos”; incluso un economista conservador y serio como Lord Desai lo eleva a la categoría de “profeta de la globalización”. Marx también ha tenido un reconocimiento mediante el prestigioso historiador marxista británico Eric Hobsbawm, quien nos dejó esta última lección tras su fallecimiento: “Es importante leer a Marx porque el mundo en el cual vivimos hoy no puede entenderse sin la influencia que los escritos de este hombre tuvieron sobre el siglo XX. Debería ser leído porque, como él mismo escribió, el mundo no puede ser cambiado de manera efectiva a menos que sea entendido, y Marx permanece como una soberbia guía para la comprensión del mundo y los problemas a los que debemos hacer frente” (Martos, 2012).

Sartre dijo que el marxismo es la filosofía insuperable de nuestro tiempo. Analicemos esta afirmación. Marx profetizó que el capital destruiría sus dos fuentes de riqueza y reproducción: la naturaleza y el trabajo. Marx alcanzó a ver las dos crisis que padece actualmente la humanidad: la crisis ecológica y la crisis humanitaria. Sartre tiene razón: el marxismo sigue siendo la filosofía insuperable de nuestro tiempo. La filosofía marxista, de un modo académico e histórico, está encuadrada en el paradigma de la filosofía tradicional que ha dominado el pensamiento occidental, y actualmente en una profunda crisis de identidad. Sin embargo, la filosofía transpersonal se presenta como la paradigmática superación de la caduca filosofía tradicional impartida en nuestro sistema educativo. Otra cuestión es que dicho cambio de paradigma filosófico tenga su reconocimiento académico e histórico, como así ha ocurrido con el pensamiento marxista que ha tardado más de un siglo en ser elevado a los altares de la historia. ¿Habrá que esperar también otro siglo para que se deje de hablar peyorativamente de “misticismo cuántico” en lugar de filosofía transpersonal?


BIBLIOGRAFÍA:

Martos, Amador. Capitalismo y conciencia. España: Amazon, 2012 (1ª ed.), 2017 (2ª ed.).