"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

LA OCDE ES UNA ORGANIZACIÓN EMPRESARIAL Y PISA SU CABALLO DE TROYA

amor

Un artículo de Jordi Martí, docente.

Hay dos maneras de entender la educación: como un servicio o como una empresa. Por tanto, habrá dos visiones totalmente opuestas de la misma: una destinada a la mejora social y a promover el bien común, mientras que la segunda irá destinada a la empleabilidad y a mantener beneficios empresariales. Sí, por desgracia, no hay un término medio. O se está a favor de una visión social de la educación o se está a favor de una visión económica. Y ya sabemos los que trabajamos en docencia cuál está primando.


Cuando en los medios y determinados políticos que gestionan ámbitos educativos nos empiezan a inundar de hojas en excel o datos estadísticos en bruto ya sabemos qué visión están utilizando. Más aún cuando venden toda la mejora educativa en relación con resultados en unas determinadas pruebas (llámese competencias básicas, pruebas diagnósticas o cualquier otra nomenclatura aceptada en alguna parte de nuestro territorio). Pruebas basadas en organizaciones como la OCDE. Una organización empresarial cuya propia definición (sacada de su propia web) nos dice clara su intencionalidad…

Fundada en 1961, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) agrupa a 34 países miembros y su misión es promover políticas que mejoren el bienestar económico y social de las personas alrededor del mundo. La OCDE ofrece un foro donde los gobiernos puedan trabajar conjuntamente para compartir experiencias y buscar soluciones a los problemas comunes. Trabajamos para entender que es lo que conduce al cambio económico, social y ambiental. Medimos la productividad y los flujos globales del comercio e inversión. Analizamos y comparamos datos para realizar pronósticos de tendencias.

¿Una organización que mide la productividad y los flujos globales de comercio e inversión puede estar detrás de una mejora educativa? ¿Hasta qué punto sus herramientas de evaluación/medición van a pretender una mejora educativa? Mejor sería preguntarse, ¿qué entiende la OCDE como mejora educativa? ¿Aumentar los resultados en sus pruebas PISA? Unas pruebas, por cierto, no validadas por ninguna legislación vigente y que, aleatoriamente, se pasan en algunos centros de nuestro país. Unas pruebas que llenan líneas y líneas de medios de comunicación de las que la única deducción que se extrae es que “los niños de familias socioeconómicamente desfavorecidas obtienen peores resultados”. Para eso no hace falta tanta prueba. Bueno, sí que hacen falta las pruebas para algunos que tienen ganas de convertir la educación en un conjunto de ceros y unos ordenados. Porque, ¿qué hay más bonito que publicar estadísticas y manipularlas en función de las necesidades políticas de determinados partidos? ¿Qué hay mejor que enseñar un gráfico, avalado por una macroorganización económica, para mediatizar las decisiones que se toman en la administración educativa?

Lo siento. Lamento no creerme el altruismo de la OCDE (como tampoco hago con determinadas fundaciones de determinadas multinacionales o de algunos grandes benefactores). No me creo que una organización destinada exclusivamente a la mejora de la producción tenga interés en mejorar la educación. Puede tener interés en la obtención de mano de obra más cualificada para que pueda mantener un determinado sistema económico pero, a mi entender, un sistema económico jamás debería de decidir qué tipo de educación y con qué recursos vamos a contar en nuestros centros. Algo que sucede en demasiados países donde, por lo visto, la OCDE y su caballo de troya -léase pruebas PISA- han sido encumbrados a los altares educativos como verdad absoluta. Y una verdad absoluta que sólo se cuente por parte de unos cuya máxima es el beneficio económico de algunos me parece que deja de serlo.

Además, ¿alguien duda del interés que subyace tras la organización económica a la vista del desembarco de los responsables políticos de algunos países -entre ellos nuestro ex ministro y señora, ex secretaria de educación- en sus órganos de funcionamiento? Porque, a alguno le puede dar la sensación que, al final, las decisiones educativas se toman bajo el paraguas de la defensa de determinados intereses económicos.

Seguro que alguno defiende la visión economicista de la educación y, por ello, entiende perfectamente la irrupción de determinadas organizaciones empresariales en su gestión pero, a mí me sucede lo contrario. Soy de los que creen que la educación debería estar relacionada con la mejora social y que, en ocasiones, lo anterior choca frontalmente con visiones puramente económicas como las que subyacen tras la OCDE y sus patrocinadores. Unas organizaciones que, a la vista de la defensa que algunos hacen de algunos de sus postulados, nos han grabado a fuego la necesidad de considerar la educación como un elemento que sólo se valida por la cantidad de dinero que nuestros alumnos puedan obtener en su futura vida laboral. Algo que, para mí, nada tiene que ver con los objetivos deseables de nuestro sistema educativo.