EDUCACIÓN PARA COLABORAR, SANAR Y SOÑAR
Un artículo de Justo Mendez Aramburu, Presidente y fundador de Nuestra Escuela y con una amplia trayectoria en el movimiento mundial de educación alternativa. Nuestra Escuela es un proyecto que acompaña jóvenes abandonados por el sistema educativo en su recuperación, encuentro con ellos mismos y descubrimiento de sus objetivos; todo esto lo logra desde una propuesta educativa alternativa y comunitaria que respeta sus intereses y contexto, a la vez que los ayuda a pensar y hacer de forma colectiva.
Educamos porque amamos. Esta es la síntesis del trabajo que, desde hace 15 años, realizamos en nuestra organización con jóvenes que han sido marginados por una multiplicidad de situaciones y para quienes la escuela tradicional, en un momento en sus vidas, perdió pertinencia.
Nosotros, en Nuestra Escuela, trabajamos la educación desde el amor y el respeto relacionándonos con nuestros alumnos de una manera distinta, apoyándolos en su proceso educativo, respetando el ritmo de aprendizaje de cada cual y ayudándoles a sanar sus heridas. Hemos comprobado que un alumno saludable emocionalmente aprovecha mucho más la educación que un estudiante lleno de problemas, lo que nos conduce a trabajar junto a ellas y ellos en el fortalecimiento de la autoconfianza y la autoestima, para lo cual hemos desarrollado el Taller Esencia Vital que le imprime una práctica humana, familiar y afectiva al proceso educativo.
UN CAMINO DE SANACIÓN
Nuestros estudiantes, además, viven la experiencia de reflexionar sobre sus vidas para generar las respuestas a las preguntas ¿quién soy?, ¿quién quiero ser? y la estrategia para lograrlo. De esa manera, aprenden que ellas y ellos son los únicos responsables de su educación para la cual diseñan el curso de acción que habrán de seguir para lograr sus metas mediante la creación de un Plan Estratégico Personal. Este plan los guiará hasta alcanzar su estrella. Nosotros, en tanto, somos su apoyo incondicional. Más que graduar estudiantes, en Nuestra Escuela forjamos ciudadanos que aspiren a vivir en una sociedad más justa, equitativa, solidaria y democrática y para quienes la educación se convierte en la herramienta que les permitirá alcanzar sus sueños y edificar un mejor país.
DESTREZAS EN LUGAR DE MATERIAS
En nuestro modelo educativo los estudiantes no reprueban materias ni miden su aprovechamiento basado en notas y grados. La enseñanza, por el contrario, transcurre en círculos y se calibra por el dominio de destrezas, lo que hace que el mismo estudiante se esmere por aprender porque sabe que no va a fracasar o ser estigmatizado si no avanza al ritmo de sus pares. La participación colaborativa se convierte en la vía de adquirir conocimientos, considerando siempre la cooperación como instrumento en el desarrollo de nuestras capacidades y aptitudes. Por eso vale ayudarse entre estudiantes y vale referirse a los textos en el momento de las pruebas, pues la práctica muestra que abogados, médicos e ingenieros, cada vez que tienen que resolver algo, recurren a los libros.
EDUCACIÓN PERSONALIZADA EN COMUNIDAD
Para nuestra comunidad es imprescindible romper con todo modelo automatizado, frío y estadístico de la educación tradicional para convertir nuestras aulas en espacios cálidos y familiares. La gestión educativa, esa que denominamos educación personalizada, parte de las historias, intereses y talentos de nuestros alumnos y son ellos quienes determinan qué, cómo, cuándo y dónde aprenden. Nuestra Escuela no es un modelo escolar, sino una Comunidad Educativa. Somos familia y mentores; nuestras relaciones son horizontales y circulares; cada miembro de la comunidad es estudiante, mentora y mentor, apoyo biopsicosocial y parte de la gobernanza de la organización.
PRINCIPIOS QUE TRASCIENDEN MUROS Y FRONTERAS
Nuestra Escuela tampoco es replicable. En Puerto Rico tenemos cinco centros escolares y cada uno es diferente entre sí. Lo replicable son los principios, recogidos en nuestro modelo de servicios y que están regidos por el amor, el respeto, la participación, la autogestión, el emprendimiento y el adaptar los contenidos al entorno comunitario. Es lo que hemos logrado en cinco escenarios en nuestra Isla y es lo que, actualmente, estamos aplicando en nuestro sexto centro en Nairobi, Kenia, mediante una iniciativa llamada “Shule Yetu”, la traducción de Nuestra Escuela en idioma suajili. En el hermano país africano compartimos nuestro modelo mediante una praxis solidaria que enlaza comunidades y escuelas con el objetivo de enriquecer sus proyectos educativos y aportar, desde la práctica de la enseñanza, a la transformación social.
Es lo que también compartimos con nuestra participación en el Encuentro de Nuestra América (ENA), una propuesta sincretista en la que trabajamos para que sea ente aglutinador de esfuerzos y aspiraciones, resaltando y brindando visibilidad a las voces de niños, niñas y jóvenes de nuestra América. El ENA facilita la comunicación y el intercambio solidario entre los pueblos del hemisferio. Es una experiencia maravillosa que nos permite, en cada encuentro, aprender de las prácticas educativas que se exploran en nuestro continente.
Es la razón del entusiasmo que nos cobija saber que en unos pocos días, entre el 26 y 30 de junio, volveremos a juntarnos en el 3er ENA, esta vez en la ciudad de San Salvador, donde compartiremos nuevamente los sueños y experiencias que vamos cultivando en nuestra travesía por construir una mejor educación y un mejor bienestar social para nuestros países.