"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

LAS HUMANIDADES BUSCAN SU CAMINO

SUMARIO DEL LIBRO

Un artículo de Francisco Gutiérrez.

El auge de las tecnologías está pasando factura a los estudios de Filosofía y Letras, una facultad con algunas de sus aulas casi vacías. A clases de latín y griego apenas acuden una decena de personas y la mitad de los matriculados en Filosofía tiraron la toalla a mitad de curso.


Seis alumnos esperan en un aula de la Facultad de Filosofía y Letras la llegada de la profesora Virginia Alfaro para traducir a Ovidio. Son estudiantes de tercero de Filología Clásica. El viernes por la mañana eran seis, y el día que más, han sido 15 o 16 en el aula, aunque este curso se matricularon 24 alumnos de un total de 65 plazas ofertadas. Es la titulación con menos matriculados en toda la Universidad de Málaga. En un aula cercana, una decena de estudiantes se preparan para su última clase de la asignatura ‘Pop, rock, jazz y otras músicas populares urbanas’, con la profesora María José de la Torre, que durante años ha dirigido el coro de la UMA y que ahora es directora artística.

En la misma facultad, Historia no cubre las 250 plazas ofertadas (se matricularon 179) y en Filosofía se completó el cupo (65), pero a estas alturas de curso la mitad de los alumnos se han retirado, como certifica el dato de egresados (los que terminan sus estudios): 20 en Filosofía y 11 en Clásica en 2014. Son unos estudios «muy vocacionales», coincidían alumnos de los dos grados.

El auge de las nuevas tecnologías está pasando factura a los estudios de Humanidades, aunque la facultad malagueña, con sus ocho titulaciones, es la que ofrece más plazas de nuevo ingreso (955 para el próximo curso).

La salida casi exclusiva para estos estudiantes ha sido la enseñanza. Y durante estos últimos años las plazas en las oposiciones han estado bajo mínimos. Este junio sí saldrán algunas para Filosofía, cien, aunque ninguna para Filología Clásica (latín o griego). Para Geografía e Historia hay 200 y para Lengua Castellana y Literatura 195. Con estas salidas profesionales tan limitadas, no es extraño que la sobrecualificación entre los que consiguen un trabajo sea la tónica general. «Estudio Filosofía porque me gusta, pero sé que terminaré en un McDonald», afirma tajante Miguel Torresano. Los planes de estudio tampoco colaboran a despejar un poco el futuro de las Humanidades, con asignaturas como latín y griego relegadas a las optativas o con los intentos de reducir las horas de Filosofía.

A punto de desaparecer

Los estudios de Filología Clásica estuvieron a punto de desaparecer en la UMA. Así lo recuerda Juan Francisco Martos, coordinador del grado. «Llegamos a tener 10-12 alumnos, y se nos puso entre la espada y la pared, o conseguíamos subir el número de estudiantes, o se clausuraba la titulación, bajo un razonamiento puramente materialista», recuerda. El cambio a los nuevos títulos del plan Bolonia supuso una cierta reactivación, y también el trabajo de difusión que realizaron entre los institutos (el próximo 5 de mayo se celebra una nueva edición del festival de teatro grecolatino, dirigido a alumnos de Secundaria y Bachillerato). Además de la lengua, se han introducido en el plan de estudios materias como historia, arquitectura o literatura de Grecia y Roma.

El catedrático y director del departamento de Filosofía, Alfredo Burrieza, considera que los planes de enseñanza «no ayudan» a que aumente el interés de los jóvenes por estos estudios: «La tendencia de todos los gobiernos ha sido la de minimizar la presencia de la filosofía en los planes de estudios», lamenta. Sin embargo, considera que la filosofía «permite un marco de pensamiento crítico, la gente puede argumentar de manera precisa y persuasiva, y esto se sabe valorar en otros países de Europa y América». Así, pone el ejemplo de Google, que prevé contratar a unos cuatro mil humanista en los próximos años. Es lo que Burrieza denomina un ‘humanismo digital’, en el que los filósofos pueden actuar de «puente entre la tecnología y las personas». Y esto resulta de gran trascendencia para empresas que investigan en campos como la inteligencia artificial o la robótica, donde los humanistas pueden formar parte de equipos de trabajo mixtos.

Sobre este aspecto, Rafael Guardiola, secretario de la Asociación Andaluza de Filosofía y coordinador de la plataforma en defensa de la Filosofía, considera que sería necesario «mostrar el papel social» de esta disciplina y «deshacer el tópico de que es una materia exclusivamente teórica y alejada de la realidad, tiene una relación muy directa con la vida práctica, la capacidad de enjuiciar o de tener una mente crítica».

Formación interdisciplinar

El futuro profesional dependerá en gran medida de las directrices de los gobiernos. Pero entre tanto, los departamentos tratan de abrir el abanico y que los estudiantes no se centren sólo en la enseñanza. «Un filósofo puede aportar mucho al mundo empresarial», asegura Alfredo Burrieza. Por ello aconseja a los estudiantes una formación interdisciplinar, con algún máster que complemente sus estudios. Rafael Guardiola coincide en esta apreciación, y dice que como la salida se limita a la enseñanza, se puede buscar, como se hace en otros países, la incorporación de filósofos a los organigramas de las empresas. Afirma que las materias filosóficas han sido «las grandes perjudicadas» en los cambios legislativos, y que «la LOMCE es la culminación de este desastre».

Situación heterogénea

Pero la situación de las distintas titulaciones en la Facultad de Filosofía y Letras es muy heterogénea. Según explica Sebastián Sánchez, hay grados como Traducción e Interpretación (nota de corte de 11 sobre 14) que es muy demandada y tiene buenas salidas profesionales, o Filología Inglesa. Pero otras como Historia o Filosofía están enfocadas a la docencia. En el caso de Geografía, se ha modificado mucho la titulación y se ha incorporado gestión del territorio, con lo que se abre el abanico de salidas profesionales. Con estos ocho grados y siete máster, Sebastián Sánchez asegura que de su facultad «el alumno sale muy bien preparado». Y piensan en incrementar esta oferta, con un grado en Arqueología, que va a ser muy novedoso ya que incorporará estudios de Informática, Geología, Biología o Anatomía Forense, para hacerlo muy interdisciplinar.

Pero independientemente de las salidas profesionales, Juan Francisco Martos anima a los estudiantes porque dice que «van a disfrutar mucho» y que manejar el lenguaje y tener un pensamiento lógico «ayuda a afrontar cualquier tipo de trabajo». Y en una sociedad tan cambiante, dice Rafael Guardiola, «la reflexión y el racionamiento pueden ayudarnos a adaptarnos mejor a cualquier circunstancia».