"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

ESCUELAS EFICACES Y PROFESORES EFICIENTES

SUMARIO DEL LIBRO

Un artículo de Miguel Rosa Castejón, maestro y pedagógo.

Otorgar la etiqueta a un centro si es eficaz o no no es tarea fácil y, en muchos casos, se hace casi imposible. Si atendemos a la consecución de objetivos y a la evaluación de resultados esperados, quizás podamos establecer unos criterios que nos marcarán si una escuela es, o no, eficaz, pero es una clasificación débil e incompleta al centrarse casi exclusivamente en contenidos, como puede ocurrir con los estándares de aprendizaje que ha impuesto la LOMCE.


Para la consecución del éxito en un centro educativo hay que abrir el campo visual y poner el foco en diversos factores íntimamente relacionados entre sí : profesorado, familias, alumnado, tipología del barrio, modelo de inspección, exigencias burocráticas… que inciden directamente y definitivamente en la marcha de la escuela.

Estructuralmente los centros son fruto de su entorno y de los profesores que trabajan en el mismo. Por lo tanto son espacios vivos, entidades que cambian, que piensan, que generan expectativas.

Así el profesorado es pieza fundamental para el cambio creando oportunidades de aprendizaje, generando y diseñando recursos educativos para facilitar el acceso y la comprensión de los contenidos y , por último, desarrollando competencias para el mejor desempeño de las tareas. Un profesor eficaz es aquel que es capaz de distribuir y administrar adecuadamente el uso del tiempo. Que planifica su actividad según las necesidades de su alumnado. Un profesor eficaz es un profesor activo, que trabaja de modo cooperativo y colaborativo. Es un profesor que cuenta con los alumnos, a los que se les da relevancia en su propio aprendizaje. Un profesor innovador es aquel que tiene altas expectativas de sus alumnos y de sus compañeros y que cuenta con ellos en la tarea diaria..

En cuanto a la comunidad hay que conseguir la participación y el compromiso de todos los que participamos en la escuela, sobretodo de las familias parte esencial del centro y de la educación de sus hijos. Aunque se sepa, es bueno recordar que la educación nos corresponde a todos: padres y profesores. Creo que en determinados entornos, como es el centro donde trabajo, hay que trabajar además en la “educación/formación” de los padres marcando estrategias sobre las responsabilidades que tienen con los hijos y los derechos y los deberes que tienen con la escuela. Por ejemplo: a principio de curso no estaría nada mal citarlos al centro para charlar, presentarnos, contarles qué pensamos hacer, cómo trabajamos, con qué recursos contamos, cómo pueden ayudarnos e intervenir en el colegio. Sé que la participación de los padres es un reto, pero hay que seguir intentándolo.

Los centros eficaces se “sienten” cuando se entra en los mismos. El profesorado se comunica, habla, cuenta sus sensaciones, sus vivencias. Las puertas de las clases, de los despachos, se encuentran abiertas (en todos los sentidos) La empatía es una realidad que se transmite. La tarea se comparte, el profesorado interviene conjuntamente en las aulas, se trabaja por ciclos y objetivos comunes, por proyectos integrados.

Desde la dirección (Equipo directivo) se facilitan los recursos necesarios, se elabora el proyecto de centro como marco normativo que nos da seguridad y sentido a nuestra tarea, se lucha por mantener un clima escolar tranquilo desde la asertividad.

Las direcciones escolares tienen que ser proactivas para conseguir el reto del equilibrio entre administración y vida diaria del centro , -¿Cómo se consigue? participando de lleno en la vida del mismo, siendo “uno más” del equipo docente, interviniendo activamente en reuniones de ciclo, de nivel, ETCP… Al mismo tiempo que se da tranquilidad a la comunidad educativa desde la perspectiva administrativa y legislativa. La dirección es vital para el desempeño de un centro y la consecución de sus objetivos.

Por último no olvidar la evaluación y la retroalimentación dos herramientas básicas para seguir trabajando de manera eficaz. Para ello el profesorado tiene que formarse, desarrollarse profesionalmente, adquiriendo nuevas habilidades didácticas y pedagógicas.

La dejación de esta dinámica: formación / desempeño / evaluación puede hacer que el profesorado entre en las rutinas y, por tanto, en la degradación de la calidad de la enseñanza y, como consecuencia de ello, el alumnado puede caer y mostrar la más absoluta indiferencia. En cambio si el trabajo es activo y emprendedor se garantiza el empoderamiento del docente y, seguramente, altas cotas de éxito.

No es fácil, pero se puede conseguir. No es necesario que todo un centro se implique al cien por cien en esta tarea, no se necesitan macroproyectos, ni grandes revoluciones, un pequeño grupo puede generar expectativas de cambio y, llegado el momento, ese grupo crecerá, estoy convencido de ello porque lo he vivido estos años. Cuando se inicia este camino es difícil volver atrás… y cada vez son más los que se suman a estrategias de trabajo que comienzan el día con una sonrisa, a pesar de todo.