LA CRISIS MUNDIAL DE LA EDUCACIÓN
Artículo de Francisco Cortés Rodas
Director Instituto de Filosofía Universidad de Antioquia
En una de las conferencias dictada en la Universidad de Antioquia, la filósofa Martha Nussbaum señaló que uno de los problemas más graves en las sociedades contemporáneas es la crisis mundial de la educación. Este problema es más serio, dice la filósofa, que la crisis económica del capitalismo, el terrorismo, la migración, porque destruye las bases para que pueda haber el gobierno democrático.
La crisis mundial en la educación es resultado de políticas adoptadas en los últimos años en el proceso de ajuste de las economías nacionales a las exigencias de una globalización económica, orientada básicamente por una concepción del crecimiento, centrada en el lucro. “Si esta tendencia continúa, las naciones de todo el mundo pronto estarán produciendo generaciones de máquinas útiles, en lugar de ciudadanos completos que puedan pensar por sí mismos y criticar la tradición” (Nussbaum).
Los cambios en la educación superior tienen que ver con la necesidad actual de las universidades de conseguir ingresos recurriendo al mercado. Esto es resultado del hecho de que los ingresos obtenidos a través de impuestos no son suficientes para sostener a las universidades. En este sentido, muchos estudiosos de asuntos educativos en Europa, Estados Unidos y América Latina afirman que el modelo convencional de universidades financiadas con fondos públicos, con énfasis en subsidios y bajas matrículas, es insostenible.
Del diagnóstico de esta situación se sigue una nueva idea de universidad, en la que se plantea que las humanidades y las ciencias sociales deben ser progresivamente eliminadas de las universidades. La justificación de esta decisión descansa en una visión sobre los problemas sociales, que se reduce a esto: es necesario cerrar carreras de ciencias sociales y humanidades y abrir áreas que respondan mejor a las necesidades de la sociedad, las cuales se definen por el desarrollo de aquellas ciencias y saberes tecnológicos que le permiten a un país mantener su nivel de competitividad en el mercado global.
En Colombia, este fenómeno de la crisis de la educación se expresa también en una serie de políticas que los últimos gobiernos han buscado imponer. La política de becas doctorales de Colciencias es clara en este sentido. Recordemos que en la última convocatoria de becas de doctorado de Colciencias, de los 189 programas de doctorado que concursaron, solo 40 ganaron y de estos, ninguno de ciencias sociales y humanidades. En Colciencias defendieron esto así: tenemos evidencias científicas de que áreas como ingenierías y ciencias básicas tienen mayor potencial de fortalecer el crecimiento económico. Es más rentable apoyar estas disciplinas que las de ciencias sociales y humanidades. Esta idea es fatal para la educación pública y para la sociedad.
El futuro de nuestra sociedad depende de la posibilidad de crear para todas las personas las oportunidades para el florecimiento en aspectos como la vida, la salud, la integridad física, la libertad política y la educación. Es necesario, dice Nussbaum, defender con más fuerza las humanidades y las artes. Ellas son el fundamento de una vida civilizada.