"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

EL OCASO DE LAS ESCUELAS INFANTILES

pandemia

Un artículo de Ramiro López Pérez.

Con la apertura de la primera aula «experimental» de 2 a 3 años en la escuela pública comenzó el principio del fin del sistema de educación infantil que se había logrado consolidar en los últimos 25 años.


Ya se lo comenté al actual secretario autonómico de Educación don Miguel Soler, en la primera reunión que tuvimos al inicio del plan experimental: «Esta historia ya la hemos vivido tú y yo con anterioridad, cuando se dio el pistoletazo de salida a la entrada de los niños de 3 años en los centros escolares. Dijisteis que solo se produciría en los centros públicos. Unos pocos años después cambió el signo político y los centros concertados exigieron las mismas condiciones y lo consiguieron. Va a volver a pasar y volveréis a estar en las mismas condiciones precarias que en la actualidad». Y, lamentablemente, el proceso se está repitiendo. Dentro de unos años los colegios concertados se harán con la mayoría de los niños de 2 años con lo que asegurarán la viabilidad de sus proyectos, en mejores condiciones que ofrece el sistema público y éste continuará con la precariedad y las bajas tasas de aceptación. Y no es que los concertados estén interesados en esta etapa educativa. Se ven obligados a asegurarse la «clientela» ante la competencia desleal que supone que los públicos no tengan que baremar a sus alumnos de dos años en sus centros con aulas «experimentales» al pasar al siguiente ciclo.

La realidad es ésta: Ni a la enseñanza pública ni a la concertada les ha importado nunca ni las necesidades ni los intereses de los niños de esta edad ni los de sus familias. Con los niños no se «experimenta»: se estudia, se consulta a los expertos, se preparan las infraestructuras y luego, en todo caso, se actúa. Si hubiera sido así, habrían adaptado sus centros, sus programas, sus horarios, su calendario escolar, etcétera, a las características de estos alumnos y las necesidades de sus familias. Sin embargo, han sido siempre los padres los que, por temor a quedarse sin plaza en el centro de su elección, han hecho «juegos malabares» para entrar forzados en un sistema que no respeta la conciliación laboral y familiar ni las necesidades de los niños, involucrando a abuelos, canguros, etcétera. Y esto sigue igual después de 20 años de abrir las puertas de los colegios a los alumnos de 3 años. La mayoría de centros no reúnen las condiciones adecuadas para estas edades. Sencillamente, no les importa lo más mínimo el bienestar de los que deberían ser los protagonistas de sus proyectos: los alumnos y sus familias. Sólo buscan asegurarse la continuidad de sus colegios. Cuanto antes los tengan dentro, antes aseguran las plazas de los siguientes cursos, al precio que sea, tanto emocional como económico; y las familias y los contribuyentes a pasar por el aro. Esta es la realidad del bochornoso panorama que se avecina en la educación infantil. Por qué no preguntan a las familias algo tan sencillo como: ¿Dejaría usted más tiempo a su hijo en la Escuela Infantil si después no tuviera problemas para incorporarlo al sistema?

Apelo a la cordura y a la sensatez. Todavía estamos a tiempo de reconducir esta situación. Un gran pacto por la educación. El sistema de escuelas infantiles públicas y privadas funciona. Lo hemos demostrado con creces. Utilicen nuestras redes y posibiliten que todo el mundo pueda acceder. Empleen todos sus esfuerzos en mejorar las condiciones, hoy por hoy precarias, de la educación infantil de segundo ciclo: bajen las ratios, mejoren las infraestructuras, ayuden con personal de apoyo a los profesores saturados por el esfuerzo y la impotencia, habiliten especialistas que diseñen planes compensatorios para la nueva sociedad que se nos avecina... En definitiva, piensen en las personas, en sus clientes, votantes presentes y/o futuros y pónganse de acuerdo. Por una educación infantil centrada en los niños, en defensa de los centros infantiles.