"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

3 CLAVES DE UNA PROFESORA PARA CULTIVAR EL GUSTO DE APRENDER

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Día a día profesores y apoderados tratan, desde sus respectivas veredas, de despertar en los niños, niñas y jóvenes esa pequeña “chispa” de interés por aprender; chispa que -con ciertos estímulos- puede prender hasta convertirse en pasión y, por lo tanto, en un aprendizaje significativo para la vida.

¿Cómo es posible lograrlo? Desde el sitio web Edutopia.org les compartimos una interesante nota escrita por Elena Aguilar, profesora que ha enfocado su trabajo en el coaching en temas de liderazgo transformacional en Oakland, California. A partir de su experiencia como docente y mamá, Elena comparte 3 aspectos claves para lograr en la casa y en la escuela despertar el verdadero gusto por aprender. ¡Toma nota!:


CULTIVANDO EL GUSTO POR APRENDER, por Elena Aguilar

Muchos padres y educadores se comprometen a desarrollar aprendices de por vida, pero ¿qué significa esto? ¿Cómo puedes saber si tu hijo o estudiante es uno de ellos? Y ¿cómo podemos cultivar un amor por el aprendizaje?

Cómo “encender” la curiosidad

Recientemente me encontré con mi hijo de 12 años, sentado en nuestra entrada del auto, tratando prender fuego con una lupa y un puñado de ramas (había conseguido el permiso de su padre y estaba ‘a prueba de incendios’). El había estado sentado en ese lugar por cerca de 30 minutos mirando el punto de luz que brillaba en las ramitas pero no pasaba nada, el fuego no comenzaba. Le pregunté cuál era su hipótesis, por qué el fuego no se encendía y él tuvo algunas ideas muy interesantes. A medida que íbamos generando nuestra discusión sobre el fuego, me di cuenta de su pasión y emoción, entonces vi un sinfín de oportunidades de aprendizaje que podían tomar lugar desde su curiosidad.

“Si yo estuviese enseñando en sexto básico en este momento,” dije, “haría una unidad que dure todo un semestre y se llame “¿Cómo prender fuego?”. Su respuesta no fue una sorpresa, “¡Eso sería tan genial!“

Describí la unidad que podía surgir, adecuándola a sexto grado. Exploraríamos ciencias, obviamente, y también se enfocaría a estudiar el rol del fuego a lo largo de la historia. Hace poco vi un documental de Michael Pollan basado en su último libro, Cooked. En el primer episodio el explora cómo el fuego se conecta con el desarrollo de nuestra especie, ya que permitió a nuestros antepasados cocinar sus alimentos, brindando una mejor nutrición, lo que permitió que nuestros cerebros crecieran, y ya sabemos el resto de la historia.

Al ir describiendo este documental a mi hijo sus preguntas continuaban mientras explicaba la unidad que soñaba: los mitos que había leído desde todo el mundo sobre el fuego, la forma en que podríamos integrar las artes en esta unidad, la manera en que aprenderíamos acerca de cómo salvajes incendios afectan a las comunidades, etc.

“¿Cuántas preguntas tienes o podrías tener sobre el fuego?” Le pregunté. “Mil”, dijo sin dudar. “No, diez mil,” rápidamente se corrigió a sí mismo.

Esta es la curiosidad que cuando se nutre, captura y dirige permite dar como resultado un amor por el aprendizaje. Este es, creo yo, el principal rol de un maestro – captar la curiosidad e iniciar el amor por el aprendizaje.

1) Perseguir Preguntas

El primer paso para los padres y educadores para cultivar el gusto por aprender es dar espacio a las preguntas, y luego perseguirlas. Perseguir preguntas significa encontrar otras preguntas que surgen de una pregunta inicial. Podemos decir a nuestros hijos: “¿Qué más quieres saber? ¿En qué otra cosa te hace pensar eso?” Podemos ovacionar a sus preguntas, “Que interesante, me gusta tu pregunta”. Podemos no responder a sus preguntas, incluso si conocemos la respuesta: “¿Qué opinas tú? ¿Por qué crees que pasa eso?”

Mientras más motivemos la creación de preguntas mejor. Si estamos en la sala de clases podemos poner una lista de preguntas de los estudiantes en la pared, podemos hacer referencia a sus preguntas, podemos recordarles lo que quieren saber, invitándolos a decidir sobre su aprendizaje y ofreciéndoles oportunidades. Esto es una estrategia clave para cultivar el gusto por aprender.

2) Dar alternativas

Nuestros estudiantes necesitan oportunidades para ampliar su curiosidad e interés y así convertirse en aprendices de por vida. Algunas escuelas permiten a los profesores a diseñar unidades de estudio que se adapten a los estándares y tengan en cuenta los intereses de los estudiantes; en otras escuelas los planes de estudios están rigurosamente definidos y los profesionales tienen menos espacio para dar instancias a los estudiantes para manifestar sus intereses.

Si bien reconozco que hay diferentes contextos en los que trabajamos, los invito a identificar todas las oportunidades que pueden ofrecer a sus niños para decidir sobre su aprendizaje. Tal vez hay oportunidades de lectura donde los niños pueden explorar sus preguntas; o quizás las tareas de escritura pueden dar el espacio. A medida que avanza sobre sus planificaciones y sus clases tenga en cuenta la siguiente pregunta: “¿Cómo puedo ofrecer a mis estudiantes la oportunidad de dirigir su propio aprendizaje y seguir potenciando su curiosidad?” Usted puede encontrar más momentos de los que esperaba.

3) Encuentra el momento

El momento para potenciar un aprendiz de por vida podría encontrarse en la sobremesa o cuando está conduciendo a su hijo a la escuela y se oye algo en la radio. Puede suceder cuando estás caminando junto a él a su clase y alguien hace una pregunta sobre el tiempo. Escucha y busca el momento en que se puede encender la curiosidad de un niño, hay tantos cada día y cada uno de los que pueden generar un sinnúmero de preguntas.