BULLYING: CUANDO TU HIJO ES EL AGRESOR
Un artículo de Elisa García, psicóloga.
Un tercio de los estudiantes españoles admite haber sido víctima del bullying. En Salud mental las estadísticas reflejan que un 12% de los niños y familias que acuden a profesionales pidiendo ayuda: psicólogos, pediatras, psiquiatras, orientadores... acuden preocupados ya que saben o sospechan que su hijo o familiar puede estar siendo víctima de algún tipo de agresión en el entorno escolar. Sin embargo, los niños o jóvenes agresores y sus familias no aparecen dentro de las estadísticas ...
Parece que los agresores son los grandes olvidados y que solo son susceptibles de un tratamiento psicológico las víctimas. Sin embargo cuando un niño se expresa mediante la violencia es porque algo no está yendo bien y necesita ayuda de igual modo. Por eso, a continuación damos algunas pistas sobre cómo detectar a estos niños y qué hacer en estos casos:
¿EN QUÉ CIRCUNSTANCIAS APARECEN NIÑOS ACOSADORES Y CUÁLES SON LAS CARACTERÍSTICAS COMUNES EN ELLOS?
- Son fuertes, impulsivos o agresivos con quienes perciben más débiles.
- En ocasiones consumen drogas o alcohol.
- El bullying es su forma de reafirmar su personalidad y su liderazgo en el grupo.
- Presentan mucha dificultad para ponerse en el lugar del otro, y tienen poca empatía.
- No identifican bien sus emociones.
- Imponen su poder haciendo uso de amenazas, insultos, agresiones, vejaciones, etc.
- La mayor parte de las veces, las agresiones son directas aunque existen ocasiones en las que el agresor principal se mantiene a la sombra utilizando a otros que llevan a cabo sus ideas.
- Mientras que los chicos suelen proceder con violencia física, las chicas recurren más a un tipo de bullying verbal o de exclusión.
¿QUÉ RAZONES EXISTEN PARA QUE UN NIÑO AGREDA A OTRO NIÑO?
Jóvenes que han sido expuestos a eventos importantes en su biografía (p.e. separación de los padres, enfermedad de un familiar, muerte de un ser querido, situación escolar complicada,...) Los niños sufren mucho y no desarrollan un manejo adecuado de sus emociones. Muchas veces este modo de manejo se traduce en violencia.
A vecés también nos encontramos con...
Familias negligentes: Jóvenes con falta de supervisión y control en casa que muchas veces se encuentran desatendidos.
Violencia aprendida en sus hogares: Niños que hayan sido testigos de episodios violentos en sus casas o víctimas de malos tratos en la niñez.
¿QUÉ HACER SI DESCUBRO QUE MI HIJO MALTRATA A OTROS COMPAÑEROS?
- Fomenta la comunicación con tus hijos: escucha sus preocupaciones y responde a sus preguntas. ¿Cómo te ha ido el día?
- Ayuda a tu hijo a identificar que agredir no está bien: puedes hacer ejercicios de empatía, por ejemplo, haciéndoles ponerse en el lugar del otro niño y preguntándole cómo se sentiría, qué pensaría si fuese él, etc... ¿Cómo te sentirías si cada día un chico más alto y más fuerte que tú te empujase?
- Hazle responsable de sus actos poniéndole límites y normas en casa. Prepárale para tolerar la frustración y saber que hay momentos en los que no pueden hacer lo que quiere. Para que no tenga faltas de respeto a sus compañeros lo primero de todo será censurar esas faltas de respeto en casa o a otros adultos.
- Enséñale otras maneras de comunicarse y de acercarse a sus compañeros sin tener que recurrir a la violencia. Practica con él/ella la "comunicación asertiva". La comunicación asertiva consiste en expresar tu punto de vista de forma directa y honesta, sin ofender ni ser ofendido. El primer paso para instaurar este tipo de comunicación con tu hijo será siendo tú su modelo. En lugar de gritar a alguien cuando no te gusta lo que hace, le diremos cómo nos sentimos ante ese comportamiento "eso que has hecho me pone muy triste" para luego tratar de resolverlo sin violencia física ni verbal.
- Ponte en contacto con el colegio para obtener información de cómo se comporta allí. Conoce la evolución de su comportamiento a través de las tutorías. Muchas veces podemos estar ante una llamada de atención. ¡Cuidado! Enséñale a tu hijo que puede obtener tu atención haciendo algo positivo y no sólo cuando agrede a otros niños o saca malas notas. "Hoy te has puesto a hacer los deberes tú solo, y eso ha sido genial".
- El trabajo de toda la familia será esencial: estar implicados y ser partícipes de lo que le ocurre puede mejorar su comportamiento. Buscar todas las noches un tiempo para hablar sobre cómo hemos pasado el día antes de irnos a dormir.
- Enséñale a controlar la ira con técnicas de respiración adaptadas a niños de su edad o bien, con tu propia gestión de la ira. Tú puedes ser un buen modelo para tu hijo/a.
- Si desde casa no es posible manejar la situación, podréis acudir a profesionales con conocimiento en la materia: psicólogos infantiles, psiquiatras infantiles, orientadores escolares, pediatras o pedagogos.
"Antes de asumir conoce la verdad, antes de juzgar descubre el por qué, antes de lastimar ponte en su lugar".