"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

CARMEN SANZ: “CADA PROFESOR DEBE SABER QUE EN SU CLASE TIENE AL MENOS UN 2% DE NIÑOS SUPERDOTADOS”

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Una entrevista de Adrián Arcos a Carmen Sanz Chacón, psicóloga.

La psicóloga Carmen Sanz Chacón, directora de El Mundo del Superdotado y autora del libro La maldición de la inteligencia, advierte de que si en un colegio con 1.000 alumnos no hay como mínimo unos 20 alumnos superdotados es porque el centro no está haciendo bien la labor de identificación de este colectivo.


El 28 de mayo Carmen Sanz impartirá en Madrid el Taller de Gestión del Talento y Altas Capacidades de Aula Siena, dirigido a profesores y orientadores que estén interesados en detectar y abordar las necesidades en el aula de los niños superdotados y con altas capacidades.

¿Cuáles son los objetivos del taller?

El objetivo es formar e informar a los profesores sobre las características especiales de los niños superdotados y de altas capacidades para que sean capaces de identificarlos dentro del aula y así darles la Educación Especial que necesitan. Uno de los graves problemas que tiene nuestro país es la falta de identificación de este colectivo de niños.

¿Hay muchos casos sin identificar en nuestro país?

Con las últimas estadísticas oficiales del Ministerio, hay 15.000 niños superdotados identificados, cuando como mínimo debería haber 160.000 en toda España. Y si hablamos de alta capacidades, que es un colectivo más amplio, debería haber entre un 5 y un 10%. Cada profesor debe saber que, como mínimo, pasa por sus aulas un 2% de superdotados y tendrían que ser capaces de identificarlos, porque ellos son los primeros que pueden luego poner en marcha todo el sistema de Educación Especial.

En líneas generales, ¿cómo puede un profesor identificar a estos niños?

Hay muchos falsos mitos sobre los niños superdotados. El más común entre el profesorado es que son niños que tienen alto rendimiento. En absoluto, de hecho son niños que en Primaria van aprobando o sacando buenas notas, pero luego en la ESO empiezan a suspender. Han aprendido a no esforzarse, a no estudiar y a no tener prácticas de trabajo. Como se aburren, no les interesa hacer nada en clase. Esto lleva a que, en la ESO, cuando ya no pueden presentarse a los exámenes sin estudiar, empiezan a suspender. Otra forma de identificarlos es cuando observamos comportamientos distintos, como niños introvertidos, solitarios, que no se relacionan bien con el resto de compañeros, e incluso que llegan a tener sintomatología parecida al Asperger. Y, por otro lado, niños que son muy activos en clase, que a veces se les confunde con hiperactivos; o niños aburridos, desmotivados o despistados cuyo comportamiento se puede confundir con déficit de atención. Y luego vemos a muchos niños superdotados con problemas de conducta, que se rebelan contra el sistema y contra el entorno que no les comprende y, por tanto, son niños difíciles en clase y que protestan. Y también son más frecuentes en este colectivo los casos de acoso escolar.

¿Pero cómo se diferencian esos síntomas de un simple mal comportamiento?

Un profesor es capaz de saber si un niño es inteligente o no por sus aportaciones en clase, sus preguntas, sus intereses… Si al lado de esa inteligencia observamos este tipo de comportamientos, puede ser que encontremos una alta capacidad. Pero la forma más segura de saberlo, evidentemente, es hacer una valoración y una identificación previa, bien en un centro escolar o en un centro privado como el nuestro.

¿Le falta formación al profesorado para poder identificar estos casos?

Los profesores no tienen ahora mismo la formación adecuada. De hecho, el campo de las altas capacidades es muy desconocido no solo en el ámbito de los profesores, sino también de psicólogos, pediatras y psiquiatras. Por eso nuestra fundación trabaja mucho en el campo de la difusión. Es fundamental que los profesores se formen bien para poder identificar correctamente. No es tan sencillo como las recetas que a veces vemos en la prensa, sino que hace falta mucho conocimiento de sus características, de sus capacidades especiales, de los problemas que pueden presentar, etc.

En el taller se tratan también las inteligencias múltiples. ¿Cómo puede ayudar este conocimiento a detectar esas altas capacidades?

Lo que es importante es que los profesores entiendan los conceptos para no equivocarse respecto al trabajo con estos niños: qué son las inteligencias múltiples, qué es un genio, qué es un niño talentoso, qué es un superdotado… Las altas capacidades se pueden presentar tanto en el ámbito de la inteligencia general –el factor G–, y entonces estamos hablando de una alta capacidad intelectual; y también se puede presentar en el ámbito de otro tipo de inteligencias, como un niño que tenga una creatividad tremenda, o el que tenga una inteligencia musical especial, o al que veamos con una capacidad cinestésica maravillosa. Por eso es importante que los profesores conozcan cuáles son los diferentes ámbitos de desarrollo de la inteligencia para poder apoyar y orientar a sus alumnos en función de esas capacidades.

Un profesor que llegue a detectarlo, puede preguntarse: ¿Qué hago yo ahora con este niño, cómo lo trato?

Bien a través de los equipos de orientación o a través de centros privados como el nuestro, hay que confirmar esa alta capacidad, y después lo que nosotros recomendamos siempre es intentar la aceleración de curso. Como contaremos en el taller, hay varias medidas que se están tomando a nivel internacional con este tipo de alumnos, y la más reconocida es esa aceleración de curso, es decir, colocar a ese niño en el curso adecuado a su edad mental –un niño superdotado de 8 años tiene una edad mental de 11–. Hay otras medidas como son el agrupamiento, las actividades extracurriculares con grupos de otros superdotados, los colegios especiales o el enriquecimiento dentro del aula.

¿Es efectivo, por ejemplo, el agrupamiento en el Bachillerato de Excelencia?

Es una medida excelente. Una de las mejores formas de potenciar el talento es que los niños puedan estar con otros compañeros con intereses como los suyos, ya que así se van a sentir mejor y les va a facilitar muchísimo la integración y su desarrollo personal y social.

¿Qué deberían hacer la Administración educativa, los centros y los equipos directivos para facilitar esos diagnósticos?

Mi recomendación para los centros es que empiecen a preocuparse por dónde están sus alumnos superdotados, ya que, como mínimo, tienen un 2% de ellos en cada colegio. De cara a la dirección de los centros, que empiecen a poner en marcha programas de detección, que los pueden realizar los propios equipos de orientación, o bien con apoyos de organizaciones como la nuestra. Si en un colegio con 1.000 alumnos, no hay 20 superdotados detectados, es que no lo están haciendo bien. Y como, además, tendríamos que detectar bastantes más en altas capacidades, las cifra debería rondar, como mínimo, el 5%. Y ese porcentaje tiene que estar recibiendo Educación Especial. Respecto a las administraciones, exigiría que cumplieran con la ley, ya que les obliga a la identificación temprana de estos niños.