"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

DONDE EMPIEZA EL BULLYING

MICRO

Un artículo de Celia Rodríguez Ruiz, psicóloga y pedagoga.

El acoso escolar es una realidad, que tristemente se extiende como una plaga entre nuestros menores en nuestros centros escolares. Cada vez que aparece una nueva noticia nos alarmamos y no entendemos cómo ha podido ocurrir, ¿qué está pasando en las aulas? Es importante concienciarnos con el problema del acoso escolar, en lugar de alarmarnos cuando los casos ocurren, cuando ya no hay remedio, la concienciación es el primer paso, conocer donde empieza el bullying nos ayudará a prevenirlo y a pararlo antes de las trágicas consecuencias.


DONDE EMPIEZA EL BULLYING

El acoso escolar es un acto de violencia, que tiene lugar entre menores. El acoso supone una relación asimétrica de dominio-sumisión, donde el matón impone su poder, y somete a la víctima. El acoso escolar es fruto de unos valores sociales en los que predomina la violencia, es el resultado de una violencia implícita, que no se condena pero se acepta.

* Vivimos en una sociedad donde impera el poder. Aquellos que tienen éxito social, son aquellos que tienen poder de algún tipo, sin importar los medios para lograrlo. Nos bastaría con echar un vistazo a los medios de comunicación, la imagen de los héroes y heroínas que muchos programas de televisión ofrecen. El éxito se iguala a poder y, en muchos casos dominio.

* Esta imagen de personas que tienen éxito social, por tener dinero, coches, casas, vestimenta, que no enfatiza en otros valores de la persona. Esa imagen que ofrecen los medios de personas discutiendo y ridiculizándose unos a otros, por ganar poder, por ganar una batalla mediática. Esa imagen puede entretenernos y resultarnos graciosa, pero esa imagen hace mucho daño en nuestros niños y niñas, crecen con unos modelos que favorecen la violencia.

* Por otro lado vivimos en una sociedad donde no se educa por el respeto a las diferencias. A menudo los adultos criticamos a lo diferente, e incluso de manera sutil e inconsciente tratamos mal al diferente. Son pequeños gestos, (que no son para nada violentos), actitudes encubiertas, pero que nuestros niños y niñas que nos toman como modelo a seguir toman como manera de actuar. Cuando nos burlamos de alguien en casas por su color de piel, por su sobrepeso, por sus ideas o forma de vestir, enseñamos a nuestros hijos e hijas a faltar al respeto a los demás. Y luego les exigimos que respeten a los otros, lo cual es una contradicción.

* No educamos a nuestros niños y niñas en la responsabilidad de sus actos. A menudo les defendemos y les protegemos, podemos decir “no lo habrá hecho aposta”, “seguro que no se ha dado cuenta”, “la culpa es de….. que le ha incitado”, con estos mensajes el niño o niña apenas desarrolla la responsabilidad.

CONCRETAMENTE COMO COMIENZA UN CASO DE BULLYING

Con todo este panorama social y educativo es lógico que la violencia se extienda en las aulas. Los menores son especialmente vulnerables a la oleada de violencia, tenderán a reproducir estereotipos tratando de imponer su dominio y de este modo marcar su poder.

El bullying no comienza como un acto de violencia importante, el acoso más bien comienza poco a poco, con pequeños actos, con pequeños gestos. Una broma un poco más pesada un día, un insulto otro día, algún empujón y poco a poco la violencia se hace más frecuente e intensa. A medida que el matón molesta al otro, comprueba su poder y disfruta del poder ya que alimenta su autoestima, tiene que seguir ejerciendo su dominio y llega a convertirse en una necesidad que alimenta su ego, su poder y su autoestima. Finalmente el acosador acaba convirtiéndose en la pesadilla de otro menor inocente.

CÓMO PODEMOS FRENAR EL BULLYING

* Presta atención a los modelos que tienen los niños y niñas. Analiza sus actos y los medios de comunicación y programas a los que tiene acceso. Así como los mensajes que recibe.

* Habla con él o ella, con frecuencia sobre cómo puede estar interpretando los modelos de los que hablamos en el punto anterior.

* No le defiendas de todo. No se trata de hacerle sentir culpable, pero sí de hacerle responsable de sus actos, recuerda que no le ayudas protegiéndole y quitándole importancia a lo que hace.

* Edúcale en el respeto y en la tolerancia.

* Ayúdale a colaborar y enséñale a ayudar a los demás. El poder no tiene que ser sinónimo de dominio.