Una iniciativa popular persigue que esta asignatura no sea eliminada de la enseñanza. Esta cuestión será debatida en octubre en el Parlamento de Galicia.
Un grupo de profesores de filosofía de Vigo ha reunido 6.000 firmas de apoyo a una Iniciativa Legislativa Popular que se debatirá en octubre en el Parlamento de Galicia en contra de la desaparición de esta materia del sistema educativa. La proposición cuenta ya con el apoyo de En Marea, PSdeG y BNG y sus promotores confían en que el PPdeG "rectifique y apoye" también esta causa.
El Aula Castelao de Filosofía ha instalado una mesa de recogida de adhesiones a esta iniciativa en la Plaza de la Peregrina de Pontevedra, donde la exdiputada del BNG y expresidenta de esta organización, Carme Adán, ha destacado que "la gente viene a pedir filosofía sí" y a expresar que "pensar no es un estorbo".
Desde el Aula Castelao de Filosofía han denunciado la "regresión" que ha experimentado la enseñanza de la filosofía como consecuencia de las sucesivas reformas educativas implantadas por el Gobierno Central. "La Lomce, de facto, comporta la supresión de Historia de la Filosofía como materia común para el alumnado que culmina el Bachillerato", ha precisado esta entidad.
RELIGIÓN, POR DELANTE DE LA ÉTICA
En declaraciones a Europa Press, Carme Adán ha criticado que "se relega la ética de la educación para meter religión", que se imparte "desde Infantil hasta 2º de Bachillerato". También ha lamentado que exista una "clara voluntad para que los individuos sigan la manada, no sean críticos, no tengan capacidad para cuestionar la sociedad en que vivimos y sigan los discursos para consumir".
SEMANA GALEGA
El alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores, que ha contribuido con su firma a esta campaña, ha destacado que la ciudad acoge, desde los últimos 25 años, la celebración de la Semana Galega de Filosofía, durante la cual la ciudad es "el centro del pensamiento y el debate social sobre cuestiones que interesan a la mayor parte de los ciudadanos".
En este sentido, ha reclamado que la filosofía "no desaparezca, sino que se potencie", argumentando que redunda en la "formación integral de las personas", para que tengan "capacidad de discutir y evolucionar".
En este sentido, Carme Adán ha coincidido en que la apuesta "tan fuerte" de Pontevedra por la filosofía la convierte en un "ejemplo para Galicia y el mundo entero". También ha resaltado el papel del Aula Castelao por "traer a las principales figuras del ámbito del pensamiento a todos los niveles".
Tras Pontevedra, la campaña continuará por otras ciudades; la próxima, Santiago de Compostela el próximo 25 de julio, en el marco de Festigal.
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Un grupo de profesores de filosofía de Vigo ha reunido 6.000 firmas de apoyo a una Iniciativa Legislativa Popular que se debatirá en octubre en el Parlamento de Galicia en contra de la desaparición de esta materia del sistema educativa. La proposición cuenta ya con el apoyo de En Marea, PSdeG y BNG y sus promotores confían en que el PPdeG "rectifique y apoye" también esta causa.
El Aula Castelao de Filosofía ha instalado una mesa de recogida de adhesiones a esta iniciativa en la Plaza de la Peregrina de Pontevedra, donde la exdiputada del BNG y expresidenta de esta organización, Carme Adán, ha destacado que "la gente viene a pedir filosofía sí" y a expresar que "pensar no es un estorbo".
Desde el Aula Castelao de Filosofía han denunciado la "regresión" que ha experimentado la enseñanza de la filosofía como consecuencia de las sucesivas reformas educativas implantadas por el Gobierno Central. "La Lomce, de facto, comporta la supresión de Historia de la Filosofía como materia común para el alumnado que culmina el Bachillerato", ha precisado esta entidad.
RELIGIÓN, POR DELANTE DE LA ÉTICA
En declaraciones a Europa Press, Carme Adán ha criticado que "se relega la ética de la educación para meter religión", que se imparte "desde Infantil hasta 2º de Bachillerato". También ha lamentado que exista una "clara voluntad para que los individuos sigan la manada, no sean críticos, no tengan capacidad para cuestionar la sociedad en que vivimos y sigan los discursos para consumir".
SEMANA GALEGA
El alcalde de Pontevedra, Miguel Anxo Fernández Lores, que ha contribuido con su firma a esta campaña, ha destacado que la ciudad acoge, desde los últimos 25 años, la celebración de la Semana Galega de Filosofía, durante la cual la ciudad es "el centro del pensamiento y el debate social sobre cuestiones que interesan a la mayor parte de los ciudadanos".
En este sentido, ha reclamado que la filosofía "no desaparezca, sino que se potencie", argumentando que redunda en la "formación integral de las personas", para que tengan "capacidad de discutir y evolucionar".
En este sentido, Carme Adán ha coincidido en que la apuesta "tan fuerte" de Pontevedra por la filosofía la convierte en un "ejemplo para Galicia y el mundo entero". También ha resaltado el papel del Aula Castelao por "traer a las principales figuras del ámbito del pensamiento a todos los niveles".
Tras Pontevedra, la campaña continuará por otras ciudades; la próxima, Santiago de Compostela el próximo 25 de julio, en el marco de Festigal.
El filósofo, autor de Más Platón y menos Prozac critica al Ministerio de Educación por su decisión de marginalizar la asignatura de filosofía. Cuando nos hablan de filósofos, es probable que pensemos en señores barbudos vestidos con togas, sus dedos siempre alzados como si hubieran tenido un pensamiento brillante, o con expresiones faciales que muestran su preocupación sobre la reinterpretación de la metafísica a través de la epistemología, o delatan un caso de indigestión aguda.
Sea cual sea el filósofo que tengamos en mente, es probable que su imagen siempre nos sea lejana. A diferencia de la protagonista de El Mundo de Sofía, la mayoría de la población apenas se relaciona con la filosofía. Recluidos en torres de marfil, los grandes pensadores son figuras distantes, señores serios que pasan sus días debatiendo el significado de la vida. Aunque hacen algún que otro cameo en nuestras vidas –sea a través de una prueba de la Selectividad, o algún best-seller veraniego sobre motocicletas y el budismo zen–, los filósofos viven tan apartados de nuestro mundo que pensamos poco en elllos. Dada esta ausencia, no es de sorprender que la asignatura de filosofía esté cada vez más marginalizada, y que en la última reforma educativa haya pasado de obligatoria a ser optativa.
El filósofo Lou Marinoff (Montreal, 1951), profesor de Filosofía y Estudios Asiáticos en la City College of New York, presidente fundador de la Asociación Americana de Practicantes Filosóficos (APPA, según sus siglas en inglés) y autor del exitoso Más Platón y menos Prozac, reconoce que el arrinconamiento actual del gran pensamiento es parcialmente culpa de los grandes pensadores.
“Los filósofos abandonaron la sociedad y decidieron dedicarse a lo que Wittgenstein denominaba sprachspiele, o juegos de lenguaje, ejercicios de teoría pura”, afirma Marinoff. “Se dieron cuenta que la sociedad –las universidades, las academias, las editoriales– les pagarían por hacer una labor básicamente de prestigio, un oficio que nadie entendía, ofreciendo un servicio que nadie reclamaba”.
Lejos de aceptar esta situación, Marinoff considera que la filosofía tiene que reconquistar su justo lugar dentro de nuestra sociedad como herramienta fundamental para que las personas se conozcan mejor a sí mismas. Los agentes de esa reconquista tienen que ser los propios filósofos, que tienen que dejar de dedicarse exclusivamente a la especulación teórica y volver a ofrecer un servicio esencial a la población: el de la terapia filosófica.
“Toda disciplina universitaria tiene su lado puro y un lado aplicado: la física, la matemática, etc. La filosofía analítica es genial, pero es hora de que recuperemos su lado práctico, el de la terapia filosófica. La solución a los problemas de la vida no se encuentra con años de psicoterapia o dosis diarias de antidepresivos, sino con un mejor entendimiento de cómo funcionamos, de qué queremos. La terapia filosófica nos ayuda a encontrar las respuestas a esas preguntas”.
Desde Portugal, donde ha acudido como invitado a las prestigiosas Conferencias de Estoril, Marinoff habla con EL ESPAÑOL sobre el poder del lobby farmacéutico y psicoanalítico, el poder de la filosofía aplicada, y del estado precario del pensamiento crítico en un mundo en el que los Estados prefieren formar “ovejas estúpidas” y acabar con los ciudadanos racionales.
"La enorme mayoría de la populación está sobremedicada"
P. Usted considera que la sociedad moderna depende excesivamente sobre los fármacos para solucionar sus problemas emocionales.
Sí. Todo Dios está medicado. La gente triste toma antidepresivos, a los niños distraídos les dan anfetaminas, reparten pastillas para solucionar problemas en la cama. Ciertamente hay personas que necesitan tomar fármacos para funcionar de manera adecuada –con montarte en el metro de Nueva York una sola vez te darás cuenta que hay gente que claramente necesita estar medicada–, pero apenas un 5% de la población realmente sufre de trastornos mentales. La enorme mayoría de la populación está sobremedicada. Las drogas funcionan para remediar síntomas particulares, pero que no hacen nada para solucionar la confusión que tienen de fondo. La depresión, el bloqueo sexual, el insomnio, la dificultad en concentrarse… Son dolencias que tienen una base cultural, no un origen patológico. Y son problemas que se pueden solventar a través del mejor entendimiento de cómo funciona nuestro ser, no a base de bombardeo químico.
P. ¿Y por qué se opone al análisis y a la psicoterapia?
El psicoanálisis funciona como un negocio hoy en día. Se busca un diagnóstico fácil, como si se tratase de un cuadro que pintamos por números. ¿Estás triste? Tienes depresión. Buscan un desequilibrio químico, o buscan un origen traumático cuando lo que tenemos ante nosotros es una duda ética o moral que no tiene que ver con nuestros niveles de monoamino oxidasa o nuestra relación con nuestros padres, sino con nuestra forma de ver el mundo.
El psicoanálisis consiste en hallar problemas –y siempre hay algún problema que se puede hallar–. El analista gana su dinero a través de las sesiones que celebra con sus clientes, hay una motivación evidente para fomentar una relación de dependencia, siempre encontrando dramas ocultos con significados relativos, y nunca proporcionando al cliente las herramientas para solucionar sus propios problemas.
P. ¿Por qué piensa que la filosofía es un recurso válido para plantar cara a estos problemas?
La filosofía sirve para ayudarnos entender cómo seguir adelante. El autoconocimiento es parte esencial de la filosofía: ya formaba parte de la tradición socrática, y es la base de la tradición asiática. En la terapia filosófica lo que proporcionamos son las herramientas para llegar a ese autoconocimiento y autosuficiencia. En realidad sólo ayudamos despertar al filósofo que todos llevamos dentro.
Autodescubrimiento a través de Aristóteles o Sartre
P. ¿Cómo funciona la terapia filosófica? ¿Puede acudir a ella si no tienes formación filosófica?
De la misma manera que no necesitas saber nada sobre medicina antes de ir a una consulta médica, no necesitas saber nada de filosofía antes de la sesión. La manera en la que se desarrolla la sesión depende de cada practicante, pues no existe una metodología única. Depende del filósofo, del cliente, del problema que quiere resolver. Empezamos charlando tranquilamente, e intentamos descifrar la corriente más adecuada para dar solución a la incógnita que tenemos por delante.
P. ¿Es de suponer que la terapia dependerá radicalmente según la corriente filosófica del practicante?
Claro. Un existencialista tendrá una perspectiva distinta a la de un positivista; un taoísta no verá las cosas como un budista. El cliente que ya tiene un punto de vista filosófico definido puede buscar un practicante acorde con esa tendencia; el que no sabe cuál le atrae puede experimentar hasta dar con la que más responde a sus necesidades. Nadie se ofende; estamos aquí para ayudar, y da igual si el autodescubrimiento viene de la mano de Aristóteles o Sartre.
P. ¿Qué tipos de clientes atraen?
De todo. He tenido estudiantes universitarios, funcionarios, médicos, artistas. Incluso he hecho sesiones de terapia para parejas –que son un rollo–. El factor común es que tienden a ser personas racionales y funcionales. No estamos aquí para ayudar personas con trastornos mentales –esa gente necesita la ayuda de un psiquiatra–, ni a gente excesivamente emocional –que tal vez requiera la atención de un psicólogo–. Nosotros estamos para la gente que quiere respuestas a las grandes preguntas, a dilemas morales, dudas éticas, crisis existenciales. Gente que busca transformar una situación adversa en algo positivo.
P. ¿Recuerda algún caso particularmente memorable?
Tuve un cliente que era un médico que vino a verme por una duda moral. Su hijo quería ir a Disney World: todos sus amigos habían ido y él llevaba un par de años pidiendo ir. El médico se lo podía permitir, pero el problema es que él había crecido en un entorno humilde, y sus padres le habían educado para considerar que la pobreza era una virtud. Le resultaba ofensivo gastar tanto dinero en un capricho de su hijo cuando había tantos niños pobres por el mundo. No obstante, le preocupaba que, de la misma manera, podría estar haciéndole una injusticia a su hijo al privarle de algo que tanto quería.
Bien: un psicoanalista empezaría inmediatamente a investigar la relación del médico con sus padres, su juventud en ese ámbito empobrecido, y es probable que diez años más tarde las sesiones seguirían sin llegar a una conclusión. Por lo contrario, yo tiré de mi agenda de filósofos y pensé que quizá le sería útil reflexionar sobre el aurea mediocritas o “término medio dorado” de Aristóteles, que sostiene que el punto ideal es aquel que queda entre dos extremos.
El problema del médico no era con su hijo, sino con su propia conciencia, la forma de tranquilizarla era encontrar el punto entre la pobreza y el exceso. Si resultaba vulgar gastar tanto en el capricho del hijo, la clave era gastar una cantidad equivalente en un niño menos afortunado. Satisfecho con la solución, el médico llevó al hijo a Disney, y al volver donó lo equivalente a lo gastado a el orfanato local.
La decisión de arrinconar la filosofía es estúpida"
P. Usted revindica la recuperación de la filosofía aplicada en todos sus sentidos, no sólo a través de la terapia filosófica. ¿Qué ejemplos hay de la aplicación de filosofía teórica en el ámbito práctico?
La manera en la que se han aplicado las teorías de los trascendentalitas estadounidenses del XIX –Ralph Waldo Emerson y Henry David Thoreau– durante el último siglo sirve como buen ejemplo. Thoreau era un teórico, vivía recluido en los bosques de Massachusetts, pero la aplicación práctica de su filosofía de resistencia, descrita en La Desobediencia Civil, revolucionó el mundo. Gandhi, que mantenía el texto en su mesita de cabecera, lo utilizó como manual para llevar a cabo su campaña pacífica que culminó en la independencia de la India. Martin Luther King se inspiró en esa filosofía para liderar el movimiento a favor de los derechos civiles en Estados Unidos. Otro ejemplo, menos positivo, de la aplicación práctica de la filosofía teórica: la Unión Soviética. Ahí vemos un intento de aplicar las teorías de Carlos Marx sobre el campo, con su impacto sobre la vida de millones de personas. Aunque las consecuencias de esa aplicación fueron devastadoras, curiosamente Marx sigue siendo el filósofo más leído en Reino Unido ahora mismo, por lo que parece que tal vez todavía haya gente interesada en experimentar con sus ideas.
P. ¿Cómo valora la decisión del Ministerio de Educación español, que en su más reciente reforma educativa optó por arrinconar a la filosofía a favor de asignaturas que supuestamente facilitarían la integración de los alumnos en el mercado laboral?
Me da muchísima pena. Entiendo que la situación laboral es complicada en España, y sé que tenéis una de las tasas de desempleo juvenil más altas de Europa; conozco bien el drama de los mileuristas y estoy a favor de buscar formas de dar trabajo a los jóvenes. No obstante, la decisión del Gobierno es francamente estúpida.
Evidentemente no puedes emplear a muchos como profesores de filosofía –y menos de filósofos propiamente–, pero hay montones de estudios que demuestran que la filosofía y las humanidades en general nos permiten desarrollar el tipo de pensamiento crítico que es ultra valorado en el mundo laboral. De hecho, recientemente The Wall Street Journal publicó un artículo que no sólo señalaba que las grandes consultorías y los más importantes bufetes de abogados buscaban a gente con esta formación, sino que también demostraban que, a largo plazo, quienes cursaban la carrera de filosofía terminaban por ser quienes más dinero ganaban.
Aunque el caso español es lamentable, infelizmente no es único. La filosofía se estudia cada vez menos por todo el mundo. En muchas universidades tiene poco apoyo porque los rectores quieren dinero fácil, y los Gobiernos no tienden a dar grandes subvenciones a los departamentos de filosofía.
P. ¿Hay algún país en el que la filosofía no esté siendo marginalizada?
Corea del Sur es un buen ejemplo. Está rodeada de países enemigos y tiene una economía ultra competitiva. El Gobierno se dio cuenta que la filosofía ayudaba a sus ciudadanos lidiar mejor con la presión del día a día allí. La filosofía es una parte íntegra del currículo, y hay mucho interés en la filosofía aplicada ahí. En China también, y en Europa los neerlandeses mantienen su compromiso histórico con el estudio de la materia.
P. ¿Por qué cree que Gobiernos –como el actual en España– intentan arrinconar la asignatura de filosofía?
Sabemos que lo primero que hacen las dictaduras es eliminar a los miembros de la intelligentsia. Lo sorprendente es que nuestras democracias occidentales lo estén haciendo también, promoviendo sistemas educativos en los que no hay espacio para las humanidades, materias que fomentan la creatividad y la independencia. Me resulta obvio que los Gobiernos actuales arrinconan la filosofía porque quieren una ciudadanía compuesta por ovejas sumisas, sin capacidad para el pensamiento independiente. No quieren tener gente capaz de analizar el mundo en el que viven.
Desde aquí, envío todo mi apoyo a los españoles, pues creo que bastante ha luchado, tras cuarenta años de dictadura, para recuperar el derecho del librepensamiento. Si el Gobierno les quiere quitar eso en las aulas, les animo a que aprendan filosofía de modo propio. Es una tierra de grandes –Santayana, Unamuno, Ortega, Sabater– y de momento los libros no están prohibidos. ¡Resistan! Sé que suena a populismo barato, y con la que está cayendo el populismo tiene mala reputación, pero no nos podemos olvidar que la Revolución Francesa y la Revolución Estadounidense eran revoluciones populistas, y estas nos dieron los conceptos fundamentales de igualdad y progreso que tanto valoramos hoy en día. Cuando nuestros Gobiernos nos fallan hace falta un poco de populismo, y mucha filosofía.
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Sea cual sea el filósofo que tengamos en mente, es probable que su imagen siempre nos sea lejana. A diferencia de la protagonista de El Mundo de Sofía, la mayoría de la población apenas se relaciona con la filosofía. Recluidos en torres de marfil, los grandes pensadores son figuras distantes, señores serios que pasan sus días debatiendo el significado de la vida. Aunque hacen algún que otro cameo en nuestras vidas –sea a través de una prueba de la Selectividad, o algún best-seller veraniego sobre motocicletas y el budismo zen–, los filósofos viven tan apartados de nuestro mundo que pensamos poco en elllos. Dada esta ausencia, no es de sorprender que la asignatura de filosofía esté cada vez más marginalizada, y que en la última reforma educativa haya pasado de obligatoria a ser optativa.
El filósofo Lou Marinoff (Montreal, 1951), profesor de Filosofía y Estudios Asiáticos en la City College of New York, presidente fundador de la Asociación Americana de Practicantes Filosóficos (APPA, según sus siglas en inglés) y autor del exitoso Más Platón y menos Prozac, reconoce que el arrinconamiento actual del gran pensamiento es parcialmente culpa de los grandes pensadores.
“Los filósofos abandonaron la sociedad y decidieron dedicarse a lo que Wittgenstein denominaba sprachspiele, o juegos de lenguaje, ejercicios de teoría pura”, afirma Marinoff. “Se dieron cuenta que la sociedad –las universidades, las academias, las editoriales– les pagarían por hacer una labor básicamente de prestigio, un oficio que nadie entendía, ofreciendo un servicio que nadie reclamaba”.
Lejos de aceptar esta situación, Marinoff considera que la filosofía tiene que reconquistar su justo lugar dentro de nuestra sociedad como herramienta fundamental para que las personas se conozcan mejor a sí mismas. Los agentes de esa reconquista tienen que ser los propios filósofos, que tienen que dejar de dedicarse exclusivamente a la especulación teórica y volver a ofrecer un servicio esencial a la población: el de la terapia filosófica.
“Toda disciplina universitaria tiene su lado puro y un lado aplicado: la física, la matemática, etc. La filosofía analítica es genial, pero es hora de que recuperemos su lado práctico, el de la terapia filosófica. La solución a los problemas de la vida no se encuentra con años de psicoterapia o dosis diarias de antidepresivos, sino con un mejor entendimiento de cómo funcionamos, de qué queremos. La terapia filosófica nos ayuda a encontrar las respuestas a esas preguntas”.
Desde Portugal, donde ha acudido como invitado a las prestigiosas Conferencias de Estoril, Marinoff habla con EL ESPAÑOL sobre el poder del lobby farmacéutico y psicoanalítico, el poder de la filosofía aplicada, y del estado precario del pensamiento crítico en un mundo en el que los Estados prefieren formar “ovejas estúpidas” y acabar con los ciudadanos racionales.
"La enorme mayoría de la populación está sobremedicada"
P. Usted considera que la sociedad moderna depende excesivamente sobre los fármacos para solucionar sus problemas emocionales.
Sí. Todo Dios está medicado. La gente triste toma antidepresivos, a los niños distraídos les dan anfetaminas, reparten pastillas para solucionar problemas en la cama. Ciertamente hay personas que necesitan tomar fármacos para funcionar de manera adecuada –con montarte en el metro de Nueva York una sola vez te darás cuenta que hay gente que claramente necesita estar medicada–, pero apenas un 5% de la población realmente sufre de trastornos mentales. La enorme mayoría de la populación está sobremedicada. Las drogas funcionan para remediar síntomas particulares, pero que no hacen nada para solucionar la confusión que tienen de fondo. La depresión, el bloqueo sexual, el insomnio, la dificultad en concentrarse… Son dolencias que tienen una base cultural, no un origen patológico. Y son problemas que se pueden solventar a través del mejor entendimiento de cómo funciona nuestro ser, no a base de bombardeo químico.
P. ¿Y por qué se opone al análisis y a la psicoterapia?
El psicoanálisis funciona como un negocio hoy en día. Se busca un diagnóstico fácil, como si se tratase de un cuadro que pintamos por números. ¿Estás triste? Tienes depresión. Buscan un desequilibrio químico, o buscan un origen traumático cuando lo que tenemos ante nosotros es una duda ética o moral que no tiene que ver con nuestros niveles de monoamino oxidasa o nuestra relación con nuestros padres, sino con nuestra forma de ver el mundo.
El psicoanálisis consiste en hallar problemas –y siempre hay algún problema que se puede hallar–. El analista gana su dinero a través de las sesiones que celebra con sus clientes, hay una motivación evidente para fomentar una relación de dependencia, siempre encontrando dramas ocultos con significados relativos, y nunca proporcionando al cliente las herramientas para solucionar sus propios problemas.
P. ¿Por qué piensa que la filosofía es un recurso válido para plantar cara a estos problemas?
La filosofía sirve para ayudarnos entender cómo seguir adelante. El autoconocimiento es parte esencial de la filosofía: ya formaba parte de la tradición socrática, y es la base de la tradición asiática. En la terapia filosófica lo que proporcionamos son las herramientas para llegar a ese autoconocimiento y autosuficiencia. En realidad sólo ayudamos despertar al filósofo que todos llevamos dentro.
Autodescubrimiento a través de Aristóteles o Sartre
P. ¿Cómo funciona la terapia filosófica? ¿Puede acudir a ella si no tienes formación filosófica?
De la misma manera que no necesitas saber nada sobre medicina antes de ir a una consulta médica, no necesitas saber nada de filosofía antes de la sesión. La manera en la que se desarrolla la sesión depende de cada practicante, pues no existe una metodología única. Depende del filósofo, del cliente, del problema que quiere resolver. Empezamos charlando tranquilamente, e intentamos descifrar la corriente más adecuada para dar solución a la incógnita que tenemos por delante.
P. ¿Es de suponer que la terapia dependerá radicalmente según la corriente filosófica del practicante?
Claro. Un existencialista tendrá una perspectiva distinta a la de un positivista; un taoísta no verá las cosas como un budista. El cliente que ya tiene un punto de vista filosófico definido puede buscar un practicante acorde con esa tendencia; el que no sabe cuál le atrae puede experimentar hasta dar con la que más responde a sus necesidades. Nadie se ofende; estamos aquí para ayudar, y da igual si el autodescubrimiento viene de la mano de Aristóteles o Sartre.
P. ¿Qué tipos de clientes atraen?
De todo. He tenido estudiantes universitarios, funcionarios, médicos, artistas. Incluso he hecho sesiones de terapia para parejas –que son un rollo–. El factor común es que tienden a ser personas racionales y funcionales. No estamos aquí para ayudar personas con trastornos mentales –esa gente necesita la ayuda de un psiquiatra–, ni a gente excesivamente emocional –que tal vez requiera la atención de un psicólogo–. Nosotros estamos para la gente que quiere respuestas a las grandes preguntas, a dilemas morales, dudas éticas, crisis existenciales. Gente que busca transformar una situación adversa en algo positivo.
P. ¿Recuerda algún caso particularmente memorable?
Tuve un cliente que era un médico que vino a verme por una duda moral. Su hijo quería ir a Disney World: todos sus amigos habían ido y él llevaba un par de años pidiendo ir. El médico se lo podía permitir, pero el problema es que él había crecido en un entorno humilde, y sus padres le habían educado para considerar que la pobreza era una virtud. Le resultaba ofensivo gastar tanto dinero en un capricho de su hijo cuando había tantos niños pobres por el mundo. No obstante, le preocupaba que, de la misma manera, podría estar haciéndole una injusticia a su hijo al privarle de algo que tanto quería.
Bien: un psicoanalista empezaría inmediatamente a investigar la relación del médico con sus padres, su juventud en ese ámbito empobrecido, y es probable que diez años más tarde las sesiones seguirían sin llegar a una conclusión. Por lo contrario, yo tiré de mi agenda de filósofos y pensé que quizá le sería útil reflexionar sobre el aurea mediocritas o “término medio dorado” de Aristóteles, que sostiene que el punto ideal es aquel que queda entre dos extremos.
El problema del médico no era con su hijo, sino con su propia conciencia, la forma de tranquilizarla era encontrar el punto entre la pobreza y el exceso. Si resultaba vulgar gastar tanto en el capricho del hijo, la clave era gastar una cantidad equivalente en un niño menos afortunado. Satisfecho con la solución, el médico llevó al hijo a Disney, y al volver donó lo equivalente a lo gastado a el orfanato local.
La decisión de arrinconar la filosofía es estúpida"
P. Usted revindica la recuperación de la filosofía aplicada en todos sus sentidos, no sólo a través de la terapia filosófica. ¿Qué ejemplos hay de la aplicación de filosofía teórica en el ámbito práctico?
La manera en la que se han aplicado las teorías de los trascendentalitas estadounidenses del XIX –Ralph Waldo Emerson y Henry David Thoreau– durante el último siglo sirve como buen ejemplo. Thoreau era un teórico, vivía recluido en los bosques de Massachusetts, pero la aplicación práctica de su filosofía de resistencia, descrita en La Desobediencia Civil, revolucionó el mundo. Gandhi, que mantenía el texto en su mesita de cabecera, lo utilizó como manual para llevar a cabo su campaña pacífica que culminó en la independencia de la India. Martin Luther King se inspiró en esa filosofía para liderar el movimiento a favor de los derechos civiles en Estados Unidos. Otro ejemplo, menos positivo, de la aplicación práctica de la filosofía teórica: la Unión Soviética. Ahí vemos un intento de aplicar las teorías de Carlos Marx sobre el campo, con su impacto sobre la vida de millones de personas. Aunque las consecuencias de esa aplicación fueron devastadoras, curiosamente Marx sigue siendo el filósofo más leído en Reino Unido ahora mismo, por lo que parece que tal vez todavía haya gente interesada en experimentar con sus ideas.
P. ¿Cómo valora la decisión del Ministerio de Educación español, que en su más reciente reforma educativa optó por arrinconar a la filosofía a favor de asignaturas que supuestamente facilitarían la integración de los alumnos en el mercado laboral?
Me da muchísima pena. Entiendo que la situación laboral es complicada en España, y sé que tenéis una de las tasas de desempleo juvenil más altas de Europa; conozco bien el drama de los mileuristas y estoy a favor de buscar formas de dar trabajo a los jóvenes. No obstante, la decisión del Gobierno es francamente estúpida.
Evidentemente no puedes emplear a muchos como profesores de filosofía –y menos de filósofos propiamente–, pero hay montones de estudios que demuestran que la filosofía y las humanidades en general nos permiten desarrollar el tipo de pensamiento crítico que es ultra valorado en el mundo laboral. De hecho, recientemente The Wall Street Journal publicó un artículo que no sólo señalaba que las grandes consultorías y los más importantes bufetes de abogados buscaban a gente con esta formación, sino que también demostraban que, a largo plazo, quienes cursaban la carrera de filosofía terminaban por ser quienes más dinero ganaban.
Aunque el caso español es lamentable, infelizmente no es único. La filosofía se estudia cada vez menos por todo el mundo. En muchas universidades tiene poco apoyo porque los rectores quieren dinero fácil, y los Gobiernos no tienden a dar grandes subvenciones a los departamentos de filosofía.
P. ¿Hay algún país en el que la filosofía no esté siendo marginalizada?
Corea del Sur es un buen ejemplo. Está rodeada de países enemigos y tiene una economía ultra competitiva. El Gobierno se dio cuenta que la filosofía ayudaba a sus ciudadanos lidiar mejor con la presión del día a día allí. La filosofía es una parte íntegra del currículo, y hay mucho interés en la filosofía aplicada ahí. En China también, y en Europa los neerlandeses mantienen su compromiso histórico con el estudio de la materia.
P. ¿Por qué cree que Gobiernos –como el actual en España– intentan arrinconar la asignatura de filosofía?
Sabemos que lo primero que hacen las dictaduras es eliminar a los miembros de la intelligentsia. Lo sorprendente es que nuestras democracias occidentales lo estén haciendo también, promoviendo sistemas educativos en los que no hay espacio para las humanidades, materias que fomentan la creatividad y la independencia. Me resulta obvio que los Gobiernos actuales arrinconan la filosofía porque quieren una ciudadanía compuesta por ovejas sumisas, sin capacidad para el pensamiento independiente. No quieren tener gente capaz de analizar el mundo en el que viven.
Desde aquí, envío todo mi apoyo a los españoles, pues creo que bastante ha luchado, tras cuarenta años de dictadura, para recuperar el derecho del librepensamiento. Si el Gobierno les quiere quitar eso en las aulas, les animo a que aprendan filosofía de modo propio. Es una tierra de grandes –Santayana, Unamuno, Ortega, Sabater– y de momento los libros no están prohibidos. ¡Resistan! Sé que suena a populismo barato, y con la que está cayendo el populismo tiene mala reputación, pero no nos podemos olvidar que la Revolución Francesa y la Revolución Estadounidense eran revoluciones populistas, y estas nos dieron los conceptos fundamentales de igualdad y progreso que tanto valoramos hoy en día. Cuando nuestros Gobiernos nos fallan hace falta un poco de populismo, y mucha filosofía.
Como decía en el anterior post, no había terminado mi defensa de la filosofía en la escuela y creo que no seré capaz de hacerlo. Sinceramente. Pero continúo con tres cuestiones más, para hacer más llevadero el asunto. Algunos se han quejado de que el texto anterior era demasiado largo.
1 - Cuando veo a mis alumnos “sufrir” cuando “piensan”, me preocupo. Ya lo dije en otro momento. Y me parece fundamental repetirlo. No abogo por hacer mal o daño, de ningún modo. Lo que me preocupa es la relación que hay entre el sufrimiento y el pensamiento, y siendo así concluyo que, aunque muchos lo consideran como lo más normal del mundo, como algo natural que nace con la persona y que no necesita nada más que desplegar su potencial, es más bien algo distinto. No sólo como disciplina académica, sino que vislumbro igualmente que la persona necesita mucho más para vivir bien y justamente que aquello que “nace sin más de sí mismo de forma natural”. Y este más lo aporta sin duda alguna la Filosofía, aunque nunca sola. De ahí que sea la escuela el lugar adecuado para su iniciación, al tiempo que empiezan también a vivir y acercarse a otras cosas y saberes. El sacrifico resulta imprescindible en la vida, pero no lo digo en función de ese valor, sino de lo que aporta un pensamiento que se sale de la naturalidad de la intuición o que parte de ella puliendo otros prejuicios adquiridos, como tarea de erradicación de la ideología contagiosa a la que todos estamos expuestos. Dicho de otro modo, la oportunidad de volver a pensar las cosas desde el inicio, con una seriedad y rigor intenso, que no teníamos cuando comenzamos esta tarea. (Si esto te parece importante, firma esta petición en favor de la Filosofía)
2 - La filosofía es una mirada sobre la totalidad del mundo y no una parcela del mismo, como lo puedan ser otras disciplinas o ciencias. Y esa totalidad resulta inquietante y no se puede considerar como la suma de parcelas. Si fuera así, bastaría con formar equipos que colaboren interdisciplinarmente. La persona no puede sin embargo dividirse en semejante parcelas ni reducirse a ellas. No vive en un rincón del mundo, sino en todo el mundo, creando su propio mundo. Aprender, sin encerrarse en él, esa cuestión y luchar por salir de ella y compartir este mundo con otros es tarea principal de la filosofía. La mirada sobre el mundo, de nadie salvo del científico en tanto que científico, es total. Vivimos en nuestra idea del mundo, cotejándola continuamente, comprobando si se adecua o no. Algunas veces la realidad no se queja, como cuando se queja una pared que quisiéramos hipotéticamente atravesar corriendo. Algunas ideas, por otro lado, configuran el mundo y lo transforman para adecuarse a él. No es fácil esta relación, tan necesaria para nosotros. (Si esto te parece importante, firma esta petición en favor de la Filosofía)
3 - El pensamiento transforma el mundo. No dar la oportunidad a cada cual de pensar por sí mismo, no tratar con seriedad este reclamo tan humano y tan social, puede equipararse con franqueza a la voluntad de manipularlo, empequeñecerlo, usarlo para otros fines. Es decir, supone que una sociedad no desea recibir la riqueza personal de sus ciudadanos en busca de un mundo mejor para todos. Ese arrinconamiento implica necesariamente la minoría de edad de la sociedad casi en su conjunto, su infantilización peligrosa. A cambio de aliviarle el sacrificio de su responsabilidad con el bien común, con el conjunto, con lo público, que ciertamente conlleva un peso, ofrecen tomar decisiones por ellos asumiendo junto a su responsabilidad también su poder y dominio. No sé si he explicado suficientemente bien esta cuestión. Las cesiones que se hacen en este terreno son siempre caras. Mucho me temo que enfocar el pensamiento a “cosas meramente útiles”, en el sentido del trabajo, no supondrá un verdadero alivio y descanso para el hombre y la mujer del siglo XXI, y tampoco le dejará tiempo para otras cosas más importantes y valiosas. Curiosamente nuestra sociedad se asienta en una doble cultura, citada habitualmente como Atenas y Jerusalén, que tienen ambas una gran relación con ese mundo. La democracia no se inventó sin filosofía, mucho menos a pesar de ella, sino fruto de la búsqueda de la excelencia humana. La centralidad de la persona no surge de la nada, ni la importancia de la vida y la reflexión sobre la dignidad inalienable del ser humano. Sin filosofía, ¿de dónde vendrán las ideas que empujen el mundo y lo hagan habitable? ¿De dónde surgirán las leyes, las normas, las costumbres, el mundo en su conjunto, la posesión y el cuidado del mismo? ¿Dónde pondrá la persona el peso de toda su vida para seguir adelante? (Si esto te parece importante, firma esta petición en favor de la Filosofía)
Seguirá, como ya dije en su momento. Esto no puede terminar aquí.
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1 - Cuando veo a mis alumnos “sufrir” cuando “piensan”, me preocupo. Ya lo dije en otro momento. Y me parece fundamental repetirlo. No abogo por hacer mal o daño, de ningún modo. Lo que me preocupa es la relación que hay entre el sufrimiento y el pensamiento, y siendo así concluyo que, aunque muchos lo consideran como lo más normal del mundo, como algo natural que nace con la persona y que no necesita nada más que desplegar su potencial, es más bien algo distinto. No sólo como disciplina académica, sino que vislumbro igualmente que la persona necesita mucho más para vivir bien y justamente que aquello que “nace sin más de sí mismo de forma natural”. Y este más lo aporta sin duda alguna la Filosofía, aunque nunca sola. De ahí que sea la escuela el lugar adecuado para su iniciación, al tiempo que empiezan también a vivir y acercarse a otras cosas y saberes. El sacrifico resulta imprescindible en la vida, pero no lo digo en función de ese valor, sino de lo que aporta un pensamiento que se sale de la naturalidad de la intuición o que parte de ella puliendo otros prejuicios adquiridos, como tarea de erradicación de la ideología contagiosa a la que todos estamos expuestos. Dicho de otro modo, la oportunidad de volver a pensar las cosas desde el inicio, con una seriedad y rigor intenso, que no teníamos cuando comenzamos esta tarea. (Si esto te parece importante, firma esta petición en favor de la Filosofía)
2 - La filosofía es una mirada sobre la totalidad del mundo y no una parcela del mismo, como lo puedan ser otras disciplinas o ciencias. Y esa totalidad resulta inquietante y no se puede considerar como la suma de parcelas. Si fuera así, bastaría con formar equipos que colaboren interdisciplinarmente. La persona no puede sin embargo dividirse en semejante parcelas ni reducirse a ellas. No vive en un rincón del mundo, sino en todo el mundo, creando su propio mundo. Aprender, sin encerrarse en él, esa cuestión y luchar por salir de ella y compartir este mundo con otros es tarea principal de la filosofía. La mirada sobre el mundo, de nadie salvo del científico en tanto que científico, es total. Vivimos en nuestra idea del mundo, cotejándola continuamente, comprobando si se adecua o no. Algunas veces la realidad no se queja, como cuando se queja una pared que quisiéramos hipotéticamente atravesar corriendo. Algunas ideas, por otro lado, configuran el mundo y lo transforman para adecuarse a él. No es fácil esta relación, tan necesaria para nosotros. (Si esto te parece importante, firma esta petición en favor de la Filosofía)
3 - El pensamiento transforma el mundo. No dar la oportunidad a cada cual de pensar por sí mismo, no tratar con seriedad este reclamo tan humano y tan social, puede equipararse con franqueza a la voluntad de manipularlo, empequeñecerlo, usarlo para otros fines. Es decir, supone que una sociedad no desea recibir la riqueza personal de sus ciudadanos en busca de un mundo mejor para todos. Ese arrinconamiento implica necesariamente la minoría de edad de la sociedad casi en su conjunto, su infantilización peligrosa. A cambio de aliviarle el sacrificio de su responsabilidad con el bien común, con el conjunto, con lo público, que ciertamente conlleva un peso, ofrecen tomar decisiones por ellos asumiendo junto a su responsabilidad también su poder y dominio. No sé si he explicado suficientemente bien esta cuestión. Las cesiones que se hacen en este terreno son siempre caras. Mucho me temo que enfocar el pensamiento a “cosas meramente útiles”, en el sentido del trabajo, no supondrá un verdadero alivio y descanso para el hombre y la mujer del siglo XXI, y tampoco le dejará tiempo para otras cosas más importantes y valiosas. Curiosamente nuestra sociedad se asienta en una doble cultura, citada habitualmente como Atenas y Jerusalén, que tienen ambas una gran relación con ese mundo. La democracia no se inventó sin filosofía, mucho menos a pesar de ella, sino fruto de la búsqueda de la excelencia humana. La centralidad de la persona no surge de la nada, ni la importancia de la vida y la reflexión sobre la dignidad inalienable del ser humano. Sin filosofía, ¿de dónde vendrán las ideas que empujen el mundo y lo hagan habitable? ¿De dónde surgirán las leyes, las normas, las costumbres, el mundo en su conjunto, la posesión y el cuidado del mismo? ¿Dónde pondrá la persona el peso de toda su vida para seguir adelante? (Si esto te parece importante, firma esta petición en favor de la Filosofía)
Seguirá, como ya dije en su momento. Esto no puede terminar aquí.
Soy profesor de Filosofía. Siempre quise serlo, aunque sólo después de varios años de docencia tuve la oportunidad de encargarme de esta asignatura. Primero pasé por otros campos en el colegio y el instituto. Acompaño con esta reflexión a la recogida de firmas que hay en Change.org en defensa de la filosofía en la escuela. No he encontrado modo mejor. Os invito a firmar encarecidamente.
Cuando empecé, lo hice con la clara voluntad de enseñar a mis alumnos a pensar pensando. Porque pensar es algo que toda persona necesita en su vida. Aunque algunas cuestiones puedan parecer abstractas y lejanas, intento por todos los medios acercarlas a la realidad de mis alumnos del mejor modo que sé. En otras ocasiones opto por sembrar, sin más, sabiendo que con toda probabilidad se enfrentarán a ciertas preguntas a lo largo de su vida. Quizá entonces empiecen a filosofar en serio, abocados a ello por la vida. Confío que lo aprendido hoy sirva del mejor modo para la vida entera de mis alumnos, sean o no conscientes de ello.
En defensa de la filosofía diré:
1 - Que forma parte de la educación integral que deberíamos buscar para todos los alumnos sin excepción. La escuela está moviéndose en unos derroteros peligrosos, a los que no podemos ser ajenos, convirtiéndose delante de nuestras narices en antesala del mundo laboral y olvidando que, mucho antes que servir a empresas y a la riqueza económica de un país, debe ayudar a cada niño y cada joven a crecer buscando realizar en ellos grandes ideales. Lamento también que otras disciplinas estén siendo reducidas a poco o nada por no comprender el gran beneficio que suponen. (Si esto te parece importante, firma esta petición en favor de la Filosofía)
2 - La filosofía educa en el pensamiento, en las ideas. Menospreciarlas es sinónimo de exponernos a lo que otros digan sin criterio alguno. Son las ideas, los imaginarios que generamos, esa cultura con sus presupuestos de los que pocas veces se habla y menos aún se examina, las que mueven el mundo. Sin ideas, dicho de otro modo, vendemos las personas a las ideologías, incapaces de dialogar, incapaces para la búsqueda de algo más que su propio sustento. Ya sabemos de dónde provienen esas ideologías que la sociedad de masas tantas veces aplaude, como podría aplaudir exactamente lo contrario. (Si esto te parece importante, firma esta petición en favor de la Filosofía)
3 - Mis alumnos aprenden a dialogar en clase, y no de cualquier modo. Se puede dialogar, ciertamente, en todas las asignaturas. Pero no creo que todas las asignaturas dispongan, dados sus contenidos, de un objetivo tan claro como el acercamiento entre los alumnos, la búsqueda y examen de razones, la escucha atenta de los argumentos de otros. Forma parte intrínseca de la materia y no podría ser de otro modo. En la filosofía se aprende a discutir racionalmente, a examinar con los medios de la razón, a escuchar también racionalmente a otros. Sin dejar de lado, dicho sea de paso, el descubrimiento de nuestra integralidad, que nos lleva a escuchar también integralmente con otros sentidos que no se reducen a la mera razón y sus límites. Dialogar, algo tan necesario en la vida adulta, sea el trabajo, sea la propia casa, sean las propias relaciones, sea la misma realidad, sea cada uno consigo mismo. Y a dialogar, amigos, también se aprende y no vale cualquier cosa. (Si esto te parece importante, firma esta petición en favor de la Filosofía)
4 - Mis alumnos aprenden a través de la Filosofía, y de la Ética, también en peligro, por qué piensan lo que piensan y si hay opciones mejores. Luego es cierto que es de gran utilidad. Muchas transformaciones sociales, por no decir todas, tienen detrás de ellas a filósofos y pensadores cuyas ideas han prendido en la sociedad. Sin fuertes convicciones la democracia se va -se está yendo de hecho- al garete. Ninguno de mis alumnos se creerá después de un año, por ejemplo, que la democracia consiste en votar y lo verán como un reduccionismo que los aparta de la implicación, de la participación social, del cumplimiento de las leyes. También se darán cuenta entonces de la importancia de las leyes, de cómo las sociedades y las culturas se construyen a sí mismas, y de dónde están sus raíces. Por poner otro ejemplo, mis alumnos -espero y deseo- también le darán suma importancia a sus propias ideas y se examinarán a sí mismos para no creerse cualquier cosa, o no dejar de creer lo que creen porque otros tengan altavoces más potentes o levanten pancartas enormes. (Si esto te parece importante, firma esta petición en favor de la Filosofía)
5 - La Filosofía ejerce un papel socialmente terapéutico. No lo digo yo, aquí copio de los más grandes de nuevo. Cura de la ignorancia, no al modo como otras disciplinas, que lo suplen con contenidos y con información, sino descubriendo la propia ignorancia radical en la que empezamos a vivir y la necesidad de liberación de las cadenas que nos atan a las sombras. Dicho de otro modo, y por simplicar, pone al descubierto la condición humana junto con sus aspiraciones y búsquedas más profundas: la verdad y el bien, que nos tensionan cada día. (Si esto te parece importante, firma esta petición en favor de la Filosofía)
6 - Profundiza en los grandes valores humanos, algunos de los cuales se recogen en textos que mucho me temo que corren el riesgo de ser relegados u olvidados, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, o nuestras propias leyes, que no nacen -confío- de la nada o a merced de las circunstancias. Cuando yo pregunto a mis alumnos, deudores como yo de una sociedad postmoderna y relativista, sobre el valor de la justicia y por qué debemos ser justos y no corruptos, los ojos se me ponen como platos conforme aparecen las primeras respuestas. No digo que salgan a la palestra ideas peregrinas, sino palabras carentes de sustancia y compromiso. Y si pienso que los jóvenes que tengo delante serán los adultos dirigentes y responsables del futuro, me hace una inquietante preocupación. Resulta muy interesante hacer con ellos este viaje, desde sus opiniones primeras, hacia el mundo de las ideas que creían ver y del cual no captaban más que ligeras sombras. La sustancia de sus ideas será la sustancia de sus propias vidas, de sus opciones, de su justicia, de su libertad, de su amor, de su felicidad, de su bondad, de su misma verdad, de su calidad democrática, de su capacidad de diálogo, de su actitud comprometida, de su fidelidad, de su coherencia, de su integridad, de su cuidado del bien común, de su aprecio por la naturaleza, de su disfrute y placer, de su prudencia, de su palabra. (Si esto te parece importante, firma esta petición en favor de la Filosofía)
7 - La filosofía les obliga a buscar y preguntarse por la realidad, empezando no pocas veces por la más cercana. Todo adulto sabe ya que no existe una economía única, ni una ciencia única, ni una justicia única, ni una política única. Aunque el pensamiento superficial y rampante que nos conduce a la uniformidad hace de las suyas para que nadie se interrogue o las preguntas no calen lo hondo que deberían calar, la Filosofía viene a empujar en una dirección muy diferente, no exenta de unidad ni del requerimiento de acuerdos y consensos. La pregunta por la realidad no es otra que la pregunta última sobre el sentido de la vida, más allá de lo que llamamos hechos y aventurándose en el descubrimiento del misterio y de los acontecimientos que lo desvelan. Si bien es cierto que la razón técnica e instrumental está presentado excelente batalla ante los problemas de la vida, las regiones propias del misterio siguen ahí presentes, irreductibles e indomables, y a cuyo acceso no suele acercarse nadie sin antes saber y preguntarse por el dolor, el sufrimiento, la injusticia, el mal. Misterio, empezando por el de la propia vida y el sentido de esta, que resulta imposible acallar y dormir totalmente, para el que no cabe letargo alguno y cuyo peso sentido cargaremos siempre. De igual modo que se educa, o así debería ser, en el sentimiento superando la impulsividad y favoreciendo el propio control y la libertad, de igual manera toda la escuela, como ámbito especializado, tocar este aspecto de la realidad que es misterioso en su misma esencia, aunque guste desvelarse poco a poco. (Si esto te parece importante, firma esta petición en favor de la Filosofía)
8 - Rodearse de los mejores y saber decir no. No vale cualquier compañía y lo tenemos claro. Y a ser posible, dar a conocer lo mejor de nuestra tradición. No sólo como hechos que pasaron, sino recobrando su actualidad y vigencia. Los que critican la filosofía muchas veces tuvieron profesores que les enseñaron muy bien “historia del pensamiento” pero no supieron acompañar a los chavales en compañía de los mejores filósofos de la historia. Idéntica crítica se hace de cualquier otra disciplina, porque bien sabemos que somos enormemente subjetivos en esta cuestión. La filosofía ha alumbrado de lo mejor y de lo peor, y sus ideas pululan por ahí frecuentemente. Dar a conocer lo mejor a los jóvenes debería ser tomado como una responsabilidad ineludible de nuestra cultura y de nuestra sociedad, y todos sabemos, cuando adquirimos un mínimo de cultura, que aquí están las grandes raíces de las matemáticas, del derecho, de la política, de la ética, del arte, de la ciencia. (Si esto te parece importante, firma esta petición en favor de la Filosofía)
No he terminado. Queda abierto.
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Cuando empecé, lo hice con la clara voluntad de enseñar a mis alumnos a pensar pensando. Porque pensar es algo que toda persona necesita en su vida. Aunque algunas cuestiones puedan parecer abstractas y lejanas, intento por todos los medios acercarlas a la realidad de mis alumnos del mejor modo que sé. En otras ocasiones opto por sembrar, sin más, sabiendo que con toda probabilidad se enfrentarán a ciertas preguntas a lo largo de su vida. Quizá entonces empiecen a filosofar en serio, abocados a ello por la vida. Confío que lo aprendido hoy sirva del mejor modo para la vida entera de mis alumnos, sean o no conscientes de ello.
En defensa de la filosofía diré:
1 - Que forma parte de la educación integral que deberíamos buscar para todos los alumnos sin excepción. La escuela está moviéndose en unos derroteros peligrosos, a los que no podemos ser ajenos, convirtiéndose delante de nuestras narices en antesala del mundo laboral y olvidando que, mucho antes que servir a empresas y a la riqueza económica de un país, debe ayudar a cada niño y cada joven a crecer buscando realizar en ellos grandes ideales. Lamento también que otras disciplinas estén siendo reducidas a poco o nada por no comprender el gran beneficio que suponen. (Si esto te parece importante, firma esta petición en favor de la Filosofía)
2 - La filosofía educa en el pensamiento, en las ideas. Menospreciarlas es sinónimo de exponernos a lo que otros digan sin criterio alguno. Son las ideas, los imaginarios que generamos, esa cultura con sus presupuestos de los que pocas veces se habla y menos aún se examina, las que mueven el mundo. Sin ideas, dicho de otro modo, vendemos las personas a las ideologías, incapaces de dialogar, incapaces para la búsqueda de algo más que su propio sustento. Ya sabemos de dónde provienen esas ideologías que la sociedad de masas tantas veces aplaude, como podría aplaudir exactamente lo contrario. (Si esto te parece importante, firma esta petición en favor de la Filosofía)
3 - Mis alumnos aprenden a dialogar en clase, y no de cualquier modo. Se puede dialogar, ciertamente, en todas las asignaturas. Pero no creo que todas las asignaturas dispongan, dados sus contenidos, de un objetivo tan claro como el acercamiento entre los alumnos, la búsqueda y examen de razones, la escucha atenta de los argumentos de otros. Forma parte intrínseca de la materia y no podría ser de otro modo. En la filosofía se aprende a discutir racionalmente, a examinar con los medios de la razón, a escuchar también racionalmente a otros. Sin dejar de lado, dicho sea de paso, el descubrimiento de nuestra integralidad, que nos lleva a escuchar también integralmente con otros sentidos que no se reducen a la mera razón y sus límites. Dialogar, algo tan necesario en la vida adulta, sea el trabajo, sea la propia casa, sean las propias relaciones, sea la misma realidad, sea cada uno consigo mismo. Y a dialogar, amigos, también se aprende y no vale cualquier cosa. (Si esto te parece importante, firma esta petición en favor de la Filosofía)
4 - Mis alumnos aprenden a través de la Filosofía, y de la Ética, también en peligro, por qué piensan lo que piensan y si hay opciones mejores. Luego es cierto que es de gran utilidad. Muchas transformaciones sociales, por no decir todas, tienen detrás de ellas a filósofos y pensadores cuyas ideas han prendido en la sociedad. Sin fuertes convicciones la democracia se va -se está yendo de hecho- al garete. Ninguno de mis alumnos se creerá después de un año, por ejemplo, que la democracia consiste en votar y lo verán como un reduccionismo que los aparta de la implicación, de la participación social, del cumplimiento de las leyes. También se darán cuenta entonces de la importancia de las leyes, de cómo las sociedades y las culturas se construyen a sí mismas, y de dónde están sus raíces. Por poner otro ejemplo, mis alumnos -espero y deseo- también le darán suma importancia a sus propias ideas y se examinarán a sí mismos para no creerse cualquier cosa, o no dejar de creer lo que creen porque otros tengan altavoces más potentes o levanten pancartas enormes. (Si esto te parece importante, firma esta petición en favor de la Filosofía)
5 - La Filosofía ejerce un papel socialmente terapéutico. No lo digo yo, aquí copio de los más grandes de nuevo. Cura de la ignorancia, no al modo como otras disciplinas, que lo suplen con contenidos y con información, sino descubriendo la propia ignorancia radical en la que empezamos a vivir y la necesidad de liberación de las cadenas que nos atan a las sombras. Dicho de otro modo, y por simplicar, pone al descubierto la condición humana junto con sus aspiraciones y búsquedas más profundas: la verdad y el bien, que nos tensionan cada día. (Si esto te parece importante, firma esta petición en favor de la Filosofía)
6 - Profundiza en los grandes valores humanos, algunos de los cuales se recogen en textos que mucho me temo que corren el riesgo de ser relegados u olvidados, como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, o nuestras propias leyes, que no nacen -confío- de la nada o a merced de las circunstancias. Cuando yo pregunto a mis alumnos, deudores como yo de una sociedad postmoderna y relativista, sobre el valor de la justicia y por qué debemos ser justos y no corruptos, los ojos se me ponen como platos conforme aparecen las primeras respuestas. No digo que salgan a la palestra ideas peregrinas, sino palabras carentes de sustancia y compromiso. Y si pienso que los jóvenes que tengo delante serán los adultos dirigentes y responsables del futuro, me hace una inquietante preocupación. Resulta muy interesante hacer con ellos este viaje, desde sus opiniones primeras, hacia el mundo de las ideas que creían ver y del cual no captaban más que ligeras sombras. La sustancia de sus ideas será la sustancia de sus propias vidas, de sus opciones, de su justicia, de su libertad, de su amor, de su felicidad, de su bondad, de su misma verdad, de su calidad democrática, de su capacidad de diálogo, de su actitud comprometida, de su fidelidad, de su coherencia, de su integridad, de su cuidado del bien común, de su aprecio por la naturaleza, de su disfrute y placer, de su prudencia, de su palabra. (Si esto te parece importante, firma esta petición en favor de la Filosofía)
7 - La filosofía les obliga a buscar y preguntarse por la realidad, empezando no pocas veces por la más cercana. Todo adulto sabe ya que no existe una economía única, ni una ciencia única, ni una justicia única, ni una política única. Aunque el pensamiento superficial y rampante que nos conduce a la uniformidad hace de las suyas para que nadie se interrogue o las preguntas no calen lo hondo que deberían calar, la Filosofía viene a empujar en una dirección muy diferente, no exenta de unidad ni del requerimiento de acuerdos y consensos. La pregunta por la realidad no es otra que la pregunta última sobre el sentido de la vida, más allá de lo que llamamos hechos y aventurándose en el descubrimiento del misterio y de los acontecimientos que lo desvelan. Si bien es cierto que la razón técnica e instrumental está presentado excelente batalla ante los problemas de la vida, las regiones propias del misterio siguen ahí presentes, irreductibles e indomables, y a cuyo acceso no suele acercarse nadie sin antes saber y preguntarse por el dolor, el sufrimiento, la injusticia, el mal. Misterio, empezando por el de la propia vida y el sentido de esta, que resulta imposible acallar y dormir totalmente, para el que no cabe letargo alguno y cuyo peso sentido cargaremos siempre. De igual modo que se educa, o así debería ser, en el sentimiento superando la impulsividad y favoreciendo el propio control y la libertad, de igual manera toda la escuela, como ámbito especializado, tocar este aspecto de la realidad que es misterioso en su misma esencia, aunque guste desvelarse poco a poco. (Si esto te parece importante, firma esta petición en favor de la Filosofía)
8 - Rodearse de los mejores y saber decir no. No vale cualquier compañía y lo tenemos claro. Y a ser posible, dar a conocer lo mejor de nuestra tradición. No sólo como hechos que pasaron, sino recobrando su actualidad y vigencia. Los que critican la filosofía muchas veces tuvieron profesores que les enseñaron muy bien “historia del pensamiento” pero no supieron acompañar a los chavales en compañía de los mejores filósofos de la historia. Idéntica crítica se hace de cualquier otra disciplina, porque bien sabemos que somos enormemente subjetivos en esta cuestión. La filosofía ha alumbrado de lo mejor y de lo peor, y sus ideas pululan por ahí frecuentemente. Dar a conocer lo mejor a los jóvenes debería ser tomado como una responsabilidad ineludible de nuestra cultura y de nuestra sociedad, y todos sabemos, cuando adquirimos un mínimo de cultura, que aquí están las grandes raíces de las matemáticas, del derecho, de la política, de la ética, del arte, de la ciencia. (Si esto te parece importante, firma esta petición en favor de la Filosofía)
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La catedrática de Filosofía Moral y Política, que ha ejercido la docencia en la UAB desde los inicios de la universidad del Vallès, reflexiona sobre la deriva de la educación superior.
Prácticamente se puede decir que fue de las que puso la primera piedra de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Victoria Camps es una erudita de la ética y la filosofía, asesora en ámbitos que van desde la educación hasta la política, pasando por el periodismo y la medicina. Sin embargo, dice que no es sabia sino “una amante de la sabiduría”. Una charla con ella se puede convertir en una clase de filosofía improvisada. Muy crítica con el modelo educativo actual, apuesta por una escuela que cuestione “lo preconcebido que se da como bueno”. La filosofía no da respuestas, pero ayuda, asegura.
¿Cómo ha visto la evolución de la UAB y de sus estudiantes?
Ha cambiado mucho. Se creó en 1968 con un espíritu muy asambleario, ahora que vuelven a estar de moda las asambleas. Además, su ubicación no es casual: está a las afueras de Barcelona para evitar problemas con los estudiantes. Igual que en Madrid. Quería ser una universidad diferente y así fue en los primeros 15 o 20 años. Los movimientos estaban muy radicalizados, había menos gente y la relación con los profesores, que éramos muy jóvenes, era más directa. Todo esto cambió a medida que se fue masificando y se pautó cada vez más la docencia. Es muy difícil hacer cosas anómalas.
¿Por ejemplo?
Recuerdo que casi escogíamos con los alumnos la programación del curso siguiente.
Pese a la evolución, la UAB es aún un polo de reivindicaciones. En los últimos años no han faltado manifestaciones contra planes de educación y actos de reflexión con un buen número de estudiantes implicados.
No creo que destaque por sus reivindicaciones, al contrario. La participación estudiantil es muy baja y esto se puede deber a la desafección política, que se nota en todas partes. En el ambiente universitario se traduce en esta baja participación en todo lo que represente hacer cambios dentro de la universidad.
Pues no han faltado cambios... Desde la instauración de la democracia en España ha habido siete leyes de educación.
¡Es un disparate! Es falta de una cultura política que mire sobre todo el interés general y no el partidista. Es una demostración más de esta democracia de partidos cerrados en ellos mismos. Lo que se debería hacer es encontrar unos mínimos consensuados y mantenerlos en el tiempo. Siempre pongo el ejemplo de Finlandia, que nunca ha hecho una reforma educativa. Intuitivamente han cambiado cosas, pero no ha sido necesario hacer una ley. Esto aquí, por ahora, no es posible. Cuando se producen cambios en la educación, ¿qué temas parecen los más conflictivos? Religión sí o no; qué lengua; las diferencias curriculares en las autonomías... Todo esto, dentro de lo que significa educar, es menor. Convertir estos conflictos políticos en lo más importante de la educación es un gran error. El gran problema que tenemos es el fracaso escolar. El 30% que se da en la educación obligatoria también aparece en la universidad. Y ésta debería ser la preocupación máxima del Estado y también de Catalunya. Y no lo es porque nos preocupa más la lingüística.
Es decir, ¿los mismos errores pese a tener posturas diferentes en este ámbito?
No estoy de acuerdo en la inmersión tal como está diseñada en la última ley de política lingüística, porque no se está llevando a cabo como dice la normativa debido a que no se puede y eso la Conselleria de Enseñanza lo sabe, pero no lo quiere decir. Catalunya es muy diversa y hay realidades de catalanización muy diferentes. La política lingüística debería ser más flexible y dar más autonomía a las escuelas.
La escuela es un lugar donde se aprenden valores, aunque a usted se le conoce que prefiere hablar de virtudes.
La palabra valor es más atractiva que virtud, que es más anticuada. Pero no solo la escuela transmite valores, también la familia, los medios de comunicación y hasta las empresas. ¿Qué valores? Hay muchos. Los económicos son los que más se transmiten. Pero en filosofía no se habla de valores éticos, sino de virtudes, que son esas cualidades que el individuo debe adquirir para acabar siendo una buena persona. ¡Esto es lo que se debe inculcar!
Ser buena persona es un juicio subjetivo. Por ejemplo, Robin Hood, que robaba a los ricos para dárselo a los pobres, puede parecer muy buena persona para algunos y no tanto para otros.
Un fanático nunca será una buena persona. Es decir, aquel que no pone límites a la violencia para conseguir lo que quiere nunca estará en la línea de lo que proclaman los valores o virtudes éticas. Pero sí que es cierto que hay un componente subjetivo. Por ejemplo: la concepción de la libertad con los dibujos sobre el islamismo. Unos pueden pensar que se deje hacer y otros que se prohíban, pero todos defienden la libertad en un contexto de valores, porque no solo está la libertad, también hay el respeto al otro. Las virtudes fundamentales han de ser universales y en este sentido si en un país no se respeta a las mujeres, porque su cultura determina que debe ser así, no está bien, aunque su cultura lo mantenga como una parte esencial de su tradición.
Este 2016 tenemos sobre la mesa otra vez el binomio libertad-seguridad. ¿Para generar seguridad se puede invadir la libertad de la ciudadanía?
Esto no se puede discutir en abstracto. Pese a que me he dedicado toda mi vida a ello, que no es más que la filosofía. Nunca se podrá elegir qué es mejor, si libertad o seguridad. Las dos son necesarias. Cuando salgo de casa cierro con llave, aunque sería más cómodo no tener que hacerlo. Es una incomodidad pero lo hago, pese a que vaya contra mi libertad. O cuando se viaja en avión ¡es un calvario! Pero lo aceptamos porque asegura más nuestra seguridad a la hora de volar. Siempre se buscará este equilibrio entre más seguridad y pérdida de libertad o al revés.
Retomando el hilo de valores y virtudes, ¿dónde está el límite ético de un profesional condicionado por los recortes o por sus condiciones laborales?
Los recortes es evidente que afectan y en el caso concreto de la medicina han puesto de relieve que la profesionalidad va más allá de estas limitaciones que imponen los recortes, es más auténtica. El valor profesional de una persona se nota cuando las circunstancias no le ayudan y sin embargo mantiene esta profesionalidad.
La UAB el pasado verano derribó la guardería Gespa, un referente educativo con un bagaje de más de 40 años.
Los recortes. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Qué se ha recortado, por qué y por qué no se ha hecho en otros ámbitos? Recortar una guardería, porque no hay dinero público para ayudarla, es una cosa que no debería pasar en un estado social, es un servicio que la sociedad necesita.Y más una guardería universitaria, que es un servicio que se hace para los trabajadores de la misma, y si se hace bien, como era el caso de la Gespa, merecía ser conservado.
Me han dicho que ha asesorado al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en cuestiones de ética.
No directamente. Formé parte del comité de expertos que creó Pedro Sánchez para hacer el programa electoral de las elecciones generales del pasado 20 de diciembre y yo formaba parte del grupo. Me escogió porque creyó que la cuestión de la ética es importante y quería ver si se podía introducir de alguna manera en su agenda de propuestas.
A tener del alud de casos de corrupción, ética y política son dos conceptos a los que les cuesta ir de la mano.
Si cogemos la Constitución, los primeros artículos están llenos de valores éticos: la justicia, la libertad, el pluralismo... La política está orientada por una ética e intenta desarrollar la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que tiene tres grandes principios: la dignidad, la libertad y la igualdad.
Principios que no siempre se respetan...
Sí que lo hacen en cierta manera, porque tenemos una democracia y un estado social. En España hay derechos sociales fundamentales como la educación, que es un derecho universal y aquí lo es. T también la protección de la salud y la Seguridad Social. Todo esto está recogido en la Constitución. Otra cosa es que sea imperfecto, que lo es.
Las políticas de vivienda aplicadas en los últimos años de burbuja, por ejemplo, puede considerarse que atentaron contra la dignidad de las personas.
Sí, hay muchas contradicciones reales que ponen en cuestión que los Derechos Humanos se estén respetando. Pero justamente los Derechos Humanos nos sirven para poder criticar estas realidades. La política debe intentar que se materialicen más los valores. Tenemos unos principios e ideales que no se compaginan con la realidad económica, con este capitalismo salvaje, especulativo, que cada vez crea más desigualdades e incentiva unos comportamientos que no se enseñan ni en las escuelas ni en las facultades.
En varias entrevistas ha dicho que en las escuelas se debería enseñar a pensar. ¿Cómo se hace?
No es más que enseñar a dudar de todo lo preconcebido y que se da como bueno. Es enseñar a cuestionar las cosas que vienen dadas por el mundo del consumo y también es enseñar a priorizar, distinguir cuáles son los principios más importantes. Y esto se puede hacer en la escuela con la asignatura de ‘Educación para la ciudadanía’, que es una manera de introducir el significado del civismo, qué significa ser civilizado, ser un buen ciudadano...Pero la ética, sobre todo, se enseña practicándola.
¿La ética invade otros campos como la psicología?
Lo diría al revés: otros campos invaden la ética. Por ejemplo, la filosofía ha sido invadida por la autoayuda, que no es pensar. Si vas a una librería, lo que antes era la sección de Filosofía ahora es Autoayuda, que son libros que intentan dar respuestas a todos los problemas cotidianos, la mayoría psicológicos, y pretenden resolverlos con fórmulas concretas. Sin embargo, la filosofía ayuda mucho más a superar estos problemas, porque enseña a tomar distancia para saber qué hacer y plantea preguntas, que son el cultivo del pensamiento.
Entonces se puede decir que la cuna de la filosofía griega, fue también la de los psicólogos.
En cierto modo. Ellos se planteaban todo aquello que no entendían e intentaban hacerlo desde la teoría, sin buscarlo fuera. Que no es otra cosa que contemplar el mundo e intentar resolver sus enigmas desde el lenguaje, el pensamiento, el razonamiento. No iban a buscar a los adivinos y que les dieran la fórmula. Bueno... ¡a veces sí lo hacían!
¿Empujaría a su hijos/as o nietos/as a estudiar Filosofía y Letras, hoy día?
Hay la percepción que las Humanidades en general están degradadas, se las deteriora, no se les da importancia y son conocimientos inútiles para ganarse la vida. Pero la utilidad del conocimiento no tiene esta finalidad, al menos no debería tenerla. Hay un libro que siempre recomiendo de Nuccio Ordine, La utilidad de lo inútil, que enfatiza ese conocimiento que parece inservible, pero que socialmente no lo es. La filosofía se debe mantener a dos niveles. Uno, como reproducción de la propia filosofía, es decir, los filósofos estudiamos a los filósofos. Lo que dijeron Kant, Aristóteles y Eugeni d’Ors se debe conservar y se necesitan personas para ello. La otra manera es que todo el bagaje de la filosofía ayuda a pensar y esto es bueno para cualquier profesión. Creo que sería muy buena como una carrera complementaria a otra.
Si con Pedro Sánchez formó parte de un “comité de expertos”, con el expresidente Zapatero participó en otro llamado de “sabios” para reformar la televisión pública. ¿Un filósofo es un sabio?
No, porque un filósofo no es un sabio, es un amante de la sabiduría. Es muy diferente.
Mi madre siempre me dice que “el tiempo acaba poniendo a cada uno en su sitio”, para sostener que la vida es justa. ¿Es así?
Sí, finalmente cuando tenemos más perspectiva, los que acaban siendo parte de la historia y tienen un reconocimiento duradero son los que se lo merecían. Aunque es verdad que hay mucha gente que no lo ha tenido y en este sentido las mujeres tenemos mucho que decir, porque hemos sido muy invisibles durante muchos siglos.
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Prácticamente se puede decir que fue de las que puso la primera piedra de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Victoria Camps es una erudita de la ética y la filosofía, asesora en ámbitos que van desde la educación hasta la política, pasando por el periodismo y la medicina. Sin embargo, dice que no es sabia sino “una amante de la sabiduría”. Una charla con ella se puede convertir en una clase de filosofía improvisada. Muy crítica con el modelo educativo actual, apuesta por una escuela que cuestione “lo preconcebido que se da como bueno”. La filosofía no da respuestas, pero ayuda, asegura.
¿Cómo ha visto la evolución de la UAB y de sus estudiantes?
Ha cambiado mucho. Se creó en 1968 con un espíritu muy asambleario, ahora que vuelven a estar de moda las asambleas. Además, su ubicación no es casual: está a las afueras de Barcelona para evitar problemas con los estudiantes. Igual que en Madrid. Quería ser una universidad diferente y así fue en los primeros 15 o 20 años. Los movimientos estaban muy radicalizados, había menos gente y la relación con los profesores, que éramos muy jóvenes, era más directa. Todo esto cambió a medida que se fue masificando y se pautó cada vez más la docencia. Es muy difícil hacer cosas anómalas.
¿Por ejemplo?
Recuerdo que casi escogíamos con los alumnos la programación del curso siguiente.
Pese a la evolución, la UAB es aún un polo de reivindicaciones. En los últimos años no han faltado manifestaciones contra planes de educación y actos de reflexión con un buen número de estudiantes implicados.
No creo que destaque por sus reivindicaciones, al contrario. La participación estudiantil es muy baja y esto se puede deber a la desafección política, que se nota en todas partes. En el ambiente universitario se traduce en esta baja participación en todo lo que represente hacer cambios dentro de la universidad.
Pues no han faltado cambios... Desde la instauración de la democracia en España ha habido siete leyes de educación.
¡Es un disparate! Es falta de una cultura política que mire sobre todo el interés general y no el partidista. Es una demostración más de esta democracia de partidos cerrados en ellos mismos. Lo que se debería hacer es encontrar unos mínimos consensuados y mantenerlos en el tiempo. Siempre pongo el ejemplo de Finlandia, que nunca ha hecho una reforma educativa. Intuitivamente han cambiado cosas, pero no ha sido necesario hacer una ley. Esto aquí, por ahora, no es posible. Cuando se producen cambios en la educación, ¿qué temas parecen los más conflictivos? Religión sí o no; qué lengua; las diferencias curriculares en las autonomías... Todo esto, dentro de lo que significa educar, es menor. Convertir estos conflictos políticos en lo más importante de la educación es un gran error. El gran problema que tenemos es el fracaso escolar. El 30% que se da en la educación obligatoria también aparece en la universidad. Y ésta debería ser la preocupación máxima del Estado y también de Catalunya. Y no lo es porque nos preocupa más la lingüística.
Es decir, ¿los mismos errores pese a tener posturas diferentes en este ámbito?
No estoy de acuerdo en la inmersión tal como está diseñada en la última ley de política lingüística, porque no se está llevando a cabo como dice la normativa debido a que no se puede y eso la Conselleria de Enseñanza lo sabe, pero no lo quiere decir. Catalunya es muy diversa y hay realidades de catalanización muy diferentes. La política lingüística debería ser más flexible y dar más autonomía a las escuelas.
La escuela es un lugar donde se aprenden valores, aunque a usted se le conoce que prefiere hablar de virtudes.
La palabra valor es más atractiva que virtud, que es más anticuada. Pero no solo la escuela transmite valores, también la familia, los medios de comunicación y hasta las empresas. ¿Qué valores? Hay muchos. Los económicos son los que más se transmiten. Pero en filosofía no se habla de valores éticos, sino de virtudes, que son esas cualidades que el individuo debe adquirir para acabar siendo una buena persona. ¡Esto es lo que se debe inculcar!
Ser buena persona es un juicio subjetivo. Por ejemplo, Robin Hood, que robaba a los ricos para dárselo a los pobres, puede parecer muy buena persona para algunos y no tanto para otros.
Un fanático nunca será una buena persona. Es decir, aquel que no pone límites a la violencia para conseguir lo que quiere nunca estará en la línea de lo que proclaman los valores o virtudes éticas. Pero sí que es cierto que hay un componente subjetivo. Por ejemplo: la concepción de la libertad con los dibujos sobre el islamismo. Unos pueden pensar que se deje hacer y otros que se prohíban, pero todos defienden la libertad en un contexto de valores, porque no solo está la libertad, también hay el respeto al otro. Las virtudes fundamentales han de ser universales y en este sentido si en un país no se respeta a las mujeres, porque su cultura determina que debe ser así, no está bien, aunque su cultura lo mantenga como una parte esencial de su tradición.
Este 2016 tenemos sobre la mesa otra vez el binomio libertad-seguridad. ¿Para generar seguridad se puede invadir la libertad de la ciudadanía?
Esto no se puede discutir en abstracto. Pese a que me he dedicado toda mi vida a ello, que no es más que la filosofía. Nunca se podrá elegir qué es mejor, si libertad o seguridad. Las dos son necesarias. Cuando salgo de casa cierro con llave, aunque sería más cómodo no tener que hacerlo. Es una incomodidad pero lo hago, pese a que vaya contra mi libertad. O cuando se viaja en avión ¡es un calvario! Pero lo aceptamos porque asegura más nuestra seguridad a la hora de volar. Siempre se buscará este equilibrio entre más seguridad y pérdida de libertad o al revés.
Retomando el hilo de valores y virtudes, ¿dónde está el límite ético de un profesional condicionado por los recortes o por sus condiciones laborales?
Los recortes es evidente que afectan y en el caso concreto de la medicina han puesto de relieve que la profesionalidad va más allá de estas limitaciones que imponen los recortes, es más auténtica. El valor profesional de una persona se nota cuando las circunstancias no le ayudan y sin embargo mantiene esta profesionalidad.
La UAB el pasado verano derribó la guardería Gespa, un referente educativo con un bagaje de más de 40 años.
Los recortes. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Qué se ha recortado, por qué y por qué no se ha hecho en otros ámbitos? Recortar una guardería, porque no hay dinero público para ayudarla, es una cosa que no debería pasar en un estado social, es un servicio que la sociedad necesita.Y más una guardería universitaria, que es un servicio que se hace para los trabajadores de la misma, y si se hace bien, como era el caso de la Gespa, merecía ser conservado.
Me han dicho que ha asesorado al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en cuestiones de ética.
No directamente. Formé parte del comité de expertos que creó Pedro Sánchez para hacer el programa electoral de las elecciones generales del pasado 20 de diciembre y yo formaba parte del grupo. Me escogió porque creyó que la cuestión de la ética es importante y quería ver si se podía introducir de alguna manera en su agenda de propuestas.
A tener del alud de casos de corrupción, ética y política son dos conceptos a los que les cuesta ir de la mano.
Si cogemos la Constitución, los primeros artículos están llenos de valores éticos: la justicia, la libertad, el pluralismo... La política está orientada por una ética e intenta desarrollar la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que tiene tres grandes principios: la dignidad, la libertad y la igualdad.
Principios que no siempre se respetan...
Sí que lo hacen en cierta manera, porque tenemos una democracia y un estado social. En España hay derechos sociales fundamentales como la educación, que es un derecho universal y aquí lo es. T también la protección de la salud y la Seguridad Social. Todo esto está recogido en la Constitución. Otra cosa es que sea imperfecto, que lo es.
Las políticas de vivienda aplicadas en los últimos años de burbuja, por ejemplo, puede considerarse que atentaron contra la dignidad de las personas.
Sí, hay muchas contradicciones reales que ponen en cuestión que los Derechos Humanos se estén respetando. Pero justamente los Derechos Humanos nos sirven para poder criticar estas realidades. La política debe intentar que se materialicen más los valores. Tenemos unos principios e ideales que no se compaginan con la realidad económica, con este capitalismo salvaje, especulativo, que cada vez crea más desigualdades e incentiva unos comportamientos que no se enseñan ni en las escuelas ni en las facultades.
En varias entrevistas ha dicho que en las escuelas se debería enseñar a pensar. ¿Cómo se hace?
No es más que enseñar a dudar de todo lo preconcebido y que se da como bueno. Es enseñar a cuestionar las cosas que vienen dadas por el mundo del consumo y también es enseñar a priorizar, distinguir cuáles son los principios más importantes. Y esto se puede hacer en la escuela con la asignatura de ‘Educación para la ciudadanía’, que es una manera de introducir el significado del civismo, qué significa ser civilizado, ser un buen ciudadano...Pero la ética, sobre todo, se enseña practicándola.
¿La ética invade otros campos como la psicología?
Lo diría al revés: otros campos invaden la ética. Por ejemplo, la filosofía ha sido invadida por la autoayuda, que no es pensar. Si vas a una librería, lo que antes era la sección de Filosofía ahora es Autoayuda, que son libros que intentan dar respuestas a todos los problemas cotidianos, la mayoría psicológicos, y pretenden resolverlos con fórmulas concretas. Sin embargo, la filosofía ayuda mucho más a superar estos problemas, porque enseña a tomar distancia para saber qué hacer y plantea preguntas, que son el cultivo del pensamiento.
Entonces se puede decir que la cuna de la filosofía griega, fue también la de los psicólogos.
En cierto modo. Ellos se planteaban todo aquello que no entendían e intentaban hacerlo desde la teoría, sin buscarlo fuera. Que no es otra cosa que contemplar el mundo e intentar resolver sus enigmas desde el lenguaje, el pensamiento, el razonamiento. No iban a buscar a los adivinos y que les dieran la fórmula. Bueno... ¡a veces sí lo hacían!
¿Empujaría a su hijos/as o nietos/as a estudiar Filosofía y Letras, hoy día?
Hay la percepción que las Humanidades en general están degradadas, se las deteriora, no se les da importancia y son conocimientos inútiles para ganarse la vida. Pero la utilidad del conocimiento no tiene esta finalidad, al menos no debería tenerla. Hay un libro que siempre recomiendo de Nuccio Ordine, La utilidad de lo inútil, que enfatiza ese conocimiento que parece inservible, pero que socialmente no lo es. La filosofía se debe mantener a dos niveles. Uno, como reproducción de la propia filosofía, es decir, los filósofos estudiamos a los filósofos. Lo que dijeron Kant, Aristóteles y Eugeni d’Ors se debe conservar y se necesitan personas para ello. La otra manera es que todo el bagaje de la filosofía ayuda a pensar y esto es bueno para cualquier profesión. Creo que sería muy buena como una carrera complementaria a otra.
Si con Pedro Sánchez formó parte de un “comité de expertos”, con el expresidente Zapatero participó en otro llamado de “sabios” para reformar la televisión pública. ¿Un filósofo es un sabio?
No, porque un filósofo no es un sabio, es un amante de la sabiduría. Es muy diferente.
Mi madre siempre me dice que “el tiempo acaba poniendo a cada uno en su sitio”, para sostener que la vida es justa. ¿Es así?
Sí, finalmente cuando tenemos más perspectiva, los que acaban siendo parte de la historia y tienen un reconocimiento duradero son los que se lo merecían. Aunque es verdad que hay mucha gente que no lo ha tenido y en este sentido las mujeres tenemos mucho que decir, porque hemos sido muy invisibles durante muchos siglos.
Con motivo del XVIII Congreso Internacional de Filosofía organizado por la Asociación Filosófica de México y celebrado en San Cristóbal de Las Casas (Chiapas, México), del 24 al 28 de octubre de 2016, y ante los recortes de diverso tipo que vienen sufriendo los estudios de Filosofía en los sistemas educativos de varios países iberoamericanos, los presidentes del Observatorio Filosófico de México (OFM), de la Asociación Filosófica de México (AFM), de la Asociación Nacional del Posgrado en Filosofía de Brasil (ANPOF) y de la Red española de Filosofía (REF), junto con la directora del Instituto de Filosofía del CSIC y secretaria de la Enciclopedia Iberoamericana de Filosofía, que hasta ahora ha sido la entidad que ha venido organizando los Congresos Iberoamericanos de Filosofía, acordamos invitar a los demás presidentes de las sociedades de filosofía del resto de países de Iberoamérica para poner en marcha una red iberoamericana de filosofía.
Finalmente, el encuentro se celebrará los días 19 y 20 de abril en Salvador (Brasil), concretamente en la Universidade Federal da Bahia (UFBA), gracias al apoyo y a la generosa acogida de João Carlos Salles, rector de la citada universidad y presidente de la Sociedad Interamericana de Filosofía (SIF). Asistiremos los representantes de las sociedades de filosofía de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, España, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Perú, Portugal, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
En este encuentro constituyente nos proponemos abordar cuatro ambiciosos objetivos: crear una red o federación iberoamericana de sociedades de filosofía (aunque la denominación oficial aún no se ha decidido), defender a escala internacional la presencia de los estudios de filosofía en el sistema educativo (en coordinación con la FISP), cooperar en la organización de los congresos iberoamericanos de filosofía y promover en todo el mundo la creación y difusión del pensamiento en español y en portugués.
Desde el pasado mes de octubre, los promotores del encuentro hemos venido trabajando en la preparación del mismo. A iniciativa de Gabriel Vargas Lozano, presidente del Observatorio Filosófico de México y de la Comisión de Enseñanza de la Filosofía de la Federación Internacional de Sociedades de Filosofía (FISP), hemos realizado una pequeña encuesta de cuatro preguntas sobre la situación de los estudios de Filosofía en la enseñanza secundaria (o media superior) de todos los países iberoamericanos. Estas eran las cuatro preguntas:
1. ¿Existen disciplinas filosóficas incorporadas como obligatorias en la Educación Media Superior o Bachillerato en los sistemas gubernamentales?
2. ¿Se han eliminado en el pasado o recientemente las disciplinas filosóficas? Y si es así ¿cuáles han sido las razones aducidas?
3. ¿Existen medios de difusión de la filosofía permanentes y cuál es su efecto?
4. Un comentario extra.
En la página web de la Comisión de Enseñanza de la Filosofía de la Federación Internacional de Sociedades de Filosofía (FISP), se han publicado las respuestas a este breve cuestionario, tal y como han sido remitidas por los representantes de las asociaciones filosóficas de la mayor parte de los países iberoamericanos. Este es el enlace de la web: http://teachingphilosophy-fisp.org/index.php/fisp-filos-in-world-m
Aparte de este pequeña encuesta, a todas las sociedades de filosofía que participarán en el encuentro les hemos pedido también un informe más detallado, con datos más precisos sobre la situación de los estudios de Filosofía en todos los niveles educativos, incluidos los estudios universitarios y la investigación. Para ello, hemos confeccionado una plantilla que nos permita reunir y comparar los datos de los distintos países, a pesar de las muchas diferencias que existen entre nuestros sistemas educativos y universitarios. Os envío en archivo adjunto el breve informe que hemos confeccionado en la Junta directiva de la REF sobre la situación en España.
Acceso al informe: Informe sobre Estudios de Filosofía – España
Os mantendremos informados.
Un cordial saludo.
Antonio Campillo
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Finalmente, el encuentro se celebrará los días 19 y 20 de abril en Salvador (Brasil), concretamente en la Universidade Federal da Bahia (UFBA), gracias al apoyo y a la generosa acogida de João Carlos Salles, rector de la citada universidad y presidente de la Sociedad Interamericana de Filosofía (SIF). Asistiremos los representantes de las sociedades de filosofía de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, España, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Perú, Portugal, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
En este encuentro constituyente nos proponemos abordar cuatro ambiciosos objetivos: crear una red o federación iberoamericana de sociedades de filosofía (aunque la denominación oficial aún no se ha decidido), defender a escala internacional la presencia de los estudios de filosofía en el sistema educativo (en coordinación con la FISP), cooperar en la organización de los congresos iberoamericanos de filosofía y promover en todo el mundo la creación y difusión del pensamiento en español y en portugués.
Desde el pasado mes de octubre, los promotores del encuentro hemos venido trabajando en la preparación del mismo. A iniciativa de Gabriel Vargas Lozano, presidente del Observatorio Filosófico de México y de la Comisión de Enseñanza de la Filosofía de la Federación Internacional de Sociedades de Filosofía (FISP), hemos realizado una pequeña encuesta de cuatro preguntas sobre la situación de los estudios de Filosofía en la enseñanza secundaria (o media superior) de todos los países iberoamericanos. Estas eran las cuatro preguntas:
1. ¿Existen disciplinas filosóficas incorporadas como obligatorias en la Educación Media Superior o Bachillerato en los sistemas gubernamentales?
2. ¿Se han eliminado en el pasado o recientemente las disciplinas filosóficas? Y si es así ¿cuáles han sido las razones aducidas?
3. ¿Existen medios de difusión de la filosofía permanentes y cuál es su efecto?
4. Un comentario extra.
En la página web de la Comisión de Enseñanza de la Filosofía de la Federación Internacional de Sociedades de Filosofía (FISP), se han publicado las respuestas a este breve cuestionario, tal y como han sido remitidas por los representantes de las asociaciones filosóficas de la mayor parte de los países iberoamericanos. Este es el enlace de la web: http://teachingphilosophy-fisp.org/index.php/fisp-filos-in-world-m
Aparte de este pequeña encuesta, a todas las sociedades de filosofía que participarán en el encuentro les hemos pedido también un informe más detallado, con datos más precisos sobre la situación de los estudios de Filosofía en todos los niveles educativos, incluidos los estudios universitarios y la investigación. Para ello, hemos confeccionado una plantilla que nos permita reunir y comparar los datos de los distintos países, a pesar de las muchas diferencias que existen entre nuestros sistemas educativos y universitarios. Os envío en archivo adjunto el breve informe que hemos confeccionado en la Junta directiva de la REF sobre la situación en España.
Acceso al informe: Informe sobre Estudios de Filosofía – España
Os mantendremos informados.
Un cordial saludo.
Antonio Campillo
Filosofía
RICK DOLPHIJN: "LA FILOSOFÍA Y EL ARTE SON TERRIBLEMENTE INCOMPRENDIDOS EN TODAS LAS ETAPAS EDUCATIVAS"
Rick Dolphijn es filósofo, artista y profesor de la Universidad de Utrecht en Holanda. Participó en el congreso internacional Art and Speculative Futures, coorganizado por la UOC en Barcelona. En su conferencia The Cracks of Contemporary analizó el poder político y ético del arte contemporáneo y la importancia de la relación entre la filosofía y el acto creativo.
¿Cuál es el rol del arte actualmente?
El arte, especialmente después de la década de los setenta, se volvió mucho más político y ético, y cada vez más ha buscado formas de intervenir en la realidad social, económica y política de hoy. Los historiadores del arte están ciegos ante esto; ellos no ven como el arte trabaja como un poder político y ético. La visión dominante de la historia del arte todavía habla de estética, de lo que es bello y de lo que no lo es. No hables de estética a alguien como Ai Weiwei y otros artistas contemporáneos. No están interesados en ella.
¿Te imaginas cómo será el futuro?
Estos artistas que menciono hacen una especie de crítica que tiene mucho que ver con la crítica que nos ofrecen sobre el capitalismo, las grandes crisis que afrontamos, las crisis económica, financiera y social. Debemos encontrar nuevas armas para contraatacar en este tipo de lío en el que nos han metido.
¿Cuál es la importancia del arte en la educación?
El arte y la filosofía llevan a cabo unas tareas similares con respecto a la educación. Tienen el poder de perturbar. No se trata de aprender cómo pensaba un hombre del siglo viii sobre la verdad o cualquier otro concepto. Esto no es la filosofía, sino que se trata de hacerse preguntas muy básicas; pero estas preguntas deben tener algún tipo de importancia para nuestra realidad. Por lo menos, deben tener, como mínimo, la capacidad de destapar cosas.
¿Como cuáles?
Como la crisis en la que estamos inmersos actualmente. Si nos hacemos estas preguntas, si nos preguntamos qué le estamos haciendo al mundo hoy, nos tenemos que plantear la relación entre la humanidad y el mundo, entre la humanidad y el mundo animal. Lo que la filosofía necesita hacer es enfrentarse siempre a esta historia, enfrentarse a todas las estructuras que nos han llevado a esta crisis. El arte, especialmente después de los años setenta, se ha centrado en cosas semejantes. El papel de los artistas, no solo del arte visual, de la poesía, de la arquitectura, es destapar, abrir camino, y por eso nos piden que pensemos de una forma diferente. Arte y filosofía tienen un impulso similar, que es crucial para el desarrollo de todos, grandes y pequeños. Yo os invito a todos a apreciar el arte y la filosofía, porque es vital para nuestro desarrollo, para que aprendamos a pensar y actuar por nosotros mismos.
¿Se potencia lo suficiente el arte en el colegio?
Ni lo más mínimo. Tanto la filosofía como el arte son terriblemente incomprendidos en todas las etapas educativas. Si no enseñamos a los alumnos filosofía y arte, entonces acaba ocurriendo lo que está sucediendo, que acabamos en una crisis como la que tenemos, que acabamos en los niveles de capitalismo en los que vivimos. Muchos alumnos llegan a la universidad y no saben en qué consiste la filosofía.
¿El mundo iría de una forma diferente si desde pequeños aprendiéramos filosofía y arte en el colegio?
El mundo sería mucho mejor si desde pequeños aprendiéramos a apreciar el poder del arte y la filosofía, cosa que es muy importante. Yo tengo niños pequeños y soy muy consciente de que en el colegio, actualmente, les enseñan cosas extremadamente aburridas. Traté de elegir el mejor colegio para ellos, pero incluso así, cuando me explican los deberes que hacen, me deprimo mucho. Podría ser mucho mejor. Si deben entender la lengua, el poder de la lengua, ¿por qué no la trabajan mediante la poesía, por ejemplo? El mismo razonamiento sirve para la música. Si quieres que sepan en qué consiste el cálculo, ¿por qué no lo estudian por medio de la música, por qué no aprenden lo que la música puede hacer? De esta forma, les gustará y verán que es importante, que importa a la sociedad.
Así, si se introdujeran mucho más la filosofía y el arte en el colegio, ¿los niños ya no se aburrirían?
A los niños les gustaría mucho más, y a nosotros, como padres, también. Todo el mundo sabe que el aprendizaje no funciona de forma, profundizando un curso tras otro. Si eres estudiante, pero estás aburrido, no aprenderás nada. A menos que tengas un examen y vomites en el examen lo que el profesor desea oír. Pero esto no tiene nada que ver con el hecho de aprender. Aprender consiste en preocuparse por las cosas, en apreciar cosas. Y esto tiene que ver con cosas elementales: los colores, los números primos. Si los aprendizajes estuvieran basados mucho más en lo que la filosofía y el arte pueden hacer, estoy seguro de que aprender le importaría a todos, no habría diferencias entre géneros ni edades.
Estamos hablando de la educación por medio del arte, no de la educación del arte, ¿verdad?
No me interesa enseñar a nadie cuándo vivió Picasso o cualquier otro pintor, que es lo que se estudia en muchas universidades actualmente. Se debería enseñar por qué Rembrandt, Van Gogh o cualquier artista contemporáneo hacen lo que hacen. Ellos no estaban interesados en la historia del arte en este sentido, sino en lo que el arte puede hacer, en el hecho de experimentar. Esto es lo que los llevó a pintar. Era una vocación. Lo mismo ocurre con los buenos filósofos. No hay que aprender lo que un filósofo como Kant definía como el sujeto o el objeto. Es lo que yo explico en las clases de filosofía, después de una introducción. Es ridículo que las clases de filosofía se dediquen a repasar la historia del pensamiento mediante los conceptos expresados por diferentes autores. La categorización que se hacía de los cubistas, los dadaístas, etc., tuvo un problema a partir de los años setenta, porque dejó de funcionar. Pero es que, incluso hasta entonces, tampoco funcionaba, porque Picasso tampoco pensaba así. Él estaba interesado en lo que el arte puede hacer.
¿Cuál es el lugar del arte?
Afortunadamente, el arte ya no está confinado en los museos ni los teatros. La función del arte, cada vez más, es ser capaz de hacer lo que quiere hacer, es decir, perturbar, y eso ya no pasa entre las paredes de un museo. Es verdad que, dentro de un museo, pasan cosas bonitas y perturbadoras; especialmente en algunas exposiciones, que también pueden ser muy poderosas. Pero, al final, se trata de perturbar, y esto puede suceder, y debe suceder, en cualquier lugar y en cualquier momento. Debería ser una sorpresa, y en este sentido, el museo está muerto, porque ya no sorprende. El arte y la filosofía deben tener lugar en el espacio público.
¿Cómo es la filosofía en el espacio público?
No es fácil, pero en los Países Bajos, por ejemplo, está pasando. La filosofía y el arte son una combinación muy poderosa.
¿Cuál es el impacto de la creatividad en la educación?
La creatividad es el poder impulsor en la educación, tanto si la gente quiere como si no. Aunque ha habido mucha gente que ha intentado organizar las cosas para que la creatividad desapareciera de la educación, pienso que cuando tienes un buen profesor que es capaz de inspirarte, de alguna manera esto te toca y hace que aquello te importe y desees aprender más. La creatividad es lo que ocurre entre el profesor y el alumno; debe haber un detonante. La materia, en realidad, no importa. No tenemos que aprender quién sigue a quién y en qué momento, sino que debemos entender el poder de las cosas. Todos tenemos un profesor que nos ha marcado de este modo. La creatividad no está en el profesor ni en el estudiante; yo pienso que está en cómo se combinan los elementos. Si no quieres aprender, por muy inspirador que sea el profesor, no aprenderás. En el colegio, no se estimula la creatividad, porque la forma de enseñar, que es gradual, la mata.
Por lo tanto, ¿hay que cambiar el sistema educativo?
Por supuesto, y esto solo se puede hacer mediante el arte y la filosofía. Parece que al menos en Finlandia han entendido más cómo se puede estimular a los niños, pero estoy convencido de que incluso allí no se utiliza ni el 10 % de lo que somos capaces de hacer. Tenemos mucho trabajo por hacer. Soy muy positivo, pero se necesita tiempo y tenemos que combatir un enemigo muy poderoso.
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¿Cuál es el rol del arte actualmente?
El arte, especialmente después de la década de los setenta, se volvió mucho más político y ético, y cada vez más ha buscado formas de intervenir en la realidad social, económica y política de hoy. Los historiadores del arte están ciegos ante esto; ellos no ven como el arte trabaja como un poder político y ético. La visión dominante de la historia del arte todavía habla de estética, de lo que es bello y de lo que no lo es. No hables de estética a alguien como Ai Weiwei y otros artistas contemporáneos. No están interesados en ella.
¿Te imaginas cómo será el futuro?
Estos artistas que menciono hacen una especie de crítica que tiene mucho que ver con la crítica que nos ofrecen sobre el capitalismo, las grandes crisis que afrontamos, las crisis económica, financiera y social. Debemos encontrar nuevas armas para contraatacar en este tipo de lío en el que nos han metido.
¿Cuál es la importancia del arte en la educación?
El arte y la filosofía llevan a cabo unas tareas similares con respecto a la educación. Tienen el poder de perturbar. No se trata de aprender cómo pensaba un hombre del siglo viii sobre la verdad o cualquier otro concepto. Esto no es la filosofía, sino que se trata de hacerse preguntas muy básicas; pero estas preguntas deben tener algún tipo de importancia para nuestra realidad. Por lo menos, deben tener, como mínimo, la capacidad de destapar cosas.
¿Como cuáles?
Como la crisis en la que estamos inmersos actualmente. Si nos hacemos estas preguntas, si nos preguntamos qué le estamos haciendo al mundo hoy, nos tenemos que plantear la relación entre la humanidad y el mundo, entre la humanidad y el mundo animal. Lo que la filosofía necesita hacer es enfrentarse siempre a esta historia, enfrentarse a todas las estructuras que nos han llevado a esta crisis. El arte, especialmente después de los años setenta, se ha centrado en cosas semejantes. El papel de los artistas, no solo del arte visual, de la poesía, de la arquitectura, es destapar, abrir camino, y por eso nos piden que pensemos de una forma diferente. Arte y filosofía tienen un impulso similar, que es crucial para el desarrollo de todos, grandes y pequeños. Yo os invito a todos a apreciar el arte y la filosofía, porque es vital para nuestro desarrollo, para que aprendamos a pensar y actuar por nosotros mismos.
¿Se potencia lo suficiente el arte en el colegio?
Ni lo más mínimo. Tanto la filosofía como el arte son terriblemente incomprendidos en todas las etapas educativas. Si no enseñamos a los alumnos filosofía y arte, entonces acaba ocurriendo lo que está sucediendo, que acabamos en una crisis como la que tenemos, que acabamos en los niveles de capitalismo en los que vivimos. Muchos alumnos llegan a la universidad y no saben en qué consiste la filosofía.
¿El mundo iría de una forma diferente si desde pequeños aprendiéramos filosofía y arte en el colegio?
El mundo sería mucho mejor si desde pequeños aprendiéramos a apreciar el poder del arte y la filosofía, cosa que es muy importante. Yo tengo niños pequeños y soy muy consciente de que en el colegio, actualmente, les enseñan cosas extremadamente aburridas. Traté de elegir el mejor colegio para ellos, pero incluso así, cuando me explican los deberes que hacen, me deprimo mucho. Podría ser mucho mejor. Si deben entender la lengua, el poder de la lengua, ¿por qué no la trabajan mediante la poesía, por ejemplo? El mismo razonamiento sirve para la música. Si quieres que sepan en qué consiste el cálculo, ¿por qué no lo estudian por medio de la música, por qué no aprenden lo que la música puede hacer? De esta forma, les gustará y verán que es importante, que importa a la sociedad.
Así, si se introdujeran mucho más la filosofía y el arte en el colegio, ¿los niños ya no se aburrirían?
A los niños les gustaría mucho más, y a nosotros, como padres, también. Todo el mundo sabe que el aprendizaje no funciona de forma, profundizando un curso tras otro. Si eres estudiante, pero estás aburrido, no aprenderás nada. A menos que tengas un examen y vomites en el examen lo que el profesor desea oír. Pero esto no tiene nada que ver con el hecho de aprender. Aprender consiste en preocuparse por las cosas, en apreciar cosas. Y esto tiene que ver con cosas elementales: los colores, los números primos. Si los aprendizajes estuvieran basados mucho más en lo que la filosofía y el arte pueden hacer, estoy seguro de que aprender le importaría a todos, no habría diferencias entre géneros ni edades.
Estamos hablando de la educación por medio del arte, no de la educación del arte, ¿verdad?
No me interesa enseñar a nadie cuándo vivió Picasso o cualquier otro pintor, que es lo que se estudia en muchas universidades actualmente. Se debería enseñar por qué Rembrandt, Van Gogh o cualquier artista contemporáneo hacen lo que hacen. Ellos no estaban interesados en la historia del arte en este sentido, sino en lo que el arte puede hacer, en el hecho de experimentar. Esto es lo que los llevó a pintar. Era una vocación. Lo mismo ocurre con los buenos filósofos. No hay que aprender lo que un filósofo como Kant definía como el sujeto o el objeto. Es lo que yo explico en las clases de filosofía, después de una introducción. Es ridículo que las clases de filosofía se dediquen a repasar la historia del pensamiento mediante los conceptos expresados por diferentes autores. La categorización que se hacía de los cubistas, los dadaístas, etc., tuvo un problema a partir de los años setenta, porque dejó de funcionar. Pero es que, incluso hasta entonces, tampoco funcionaba, porque Picasso tampoco pensaba así. Él estaba interesado en lo que el arte puede hacer.
¿Cuál es el lugar del arte?
Afortunadamente, el arte ya no está confinado en los museos ni los teatros. La función del arte, cada vez más, es ser capaz de hacer lo que quiere hacer, es decir, perturbar, y eso ya no pasa entre las paredes de un museo. Es verdad que, dentro de un museo, pasan cosas bonitas y perturbadoras; especialmente en algunas exposiciones, que también pueden ser muy poderosas. Pero, al final, se trata de perturbar, y esto puede suceder, y debe suceder, en cualquier lugar y en cualquier momento. Debería ser una sorpresa, y en este sentido, el museo está muerto, porque ya no sorprende. El arte y la filosofía deben tener lugar en el espacio público.
¿Cómo es la filosofía en el espacio público?
No es fácil, pero en los Países Bajos, por ejemplo, está pasando. La filosofía y el arte son una combinación muy poderosa.
¿Cuál es el impacto de la creatividad en la educación?
La creatividad es el poder impulsor en la educación, tanto si la gente quiere como si no. Aunque ha habido mucha gente que ha intentado organizar las cosas para que la creatividad desapareciera de la educación, pienso que cuando tienes un buen profesor que es capaz de inspirarte, de alguna manera esto te toca y hace que aquello te importe y desees aprender más. La creatividad es lo que ocurre entre el profesor y el alumno; debe haber un detonante. La materia, en realidad, no importa. No tenemos que aprender quién sigue a quién y en qué momento, sino que debemos entender el poder de las cosas. Todos tenemos un profesor que nos ha marcado de este modo. La creatividad no está en el profesor ni en el estudiante; yo pienso que está en cómo se combinan los elementos. Si no quieres aprender, por muy inspirador que sea el profesor, no aprenderás. En el colegio, no se estimula la creatividad, porque la forma de enseñar, que es gradual, la mata.
Por lo tanto, ¿hay que cambiar el sistema educativo?
Por supuesto, y esto solo se puede hacer mediante el arte y la filosofía. Parece que al menos en Finlandia han entendido más cómo se puede estimular a los niños, pero estoy convencido de que incluso allí no se utiliza ni el 10 % de lo que somos capaces de hacer. Tenemos mucho trabajo por hacer. Soy muy positivo, pero se necesita tiempo y tenemos que combatir un enemigo muy poderoso.
Filosofía
LA POLICÍA DETIENE A UN GRUPO DE ADOLESCENTES QUE ESTUDIABAN FILOSOFÍA AL SALIR DEL INSTITUTO
La web de noticias falsas elmundotoday.com nos deleita con esta “noticia” en clave de humor pero también como una ironía ácida hacia un sistema que denigra al género humano al excluir la filosofía de los planes de estudio. Cuando la imaginación sirve de denuncia social, hay intentos de que, en el futuro, se declare la guerra a las webs de noticias falsas . Al margen de la polémica del control sobre internet, les dejamos con esta “noticia” que, a buen seguro, hará saltar lágrimas de emoción a los verdaderos amantes de la filosofía.
CADA VEZ MÁS JÓVENES SE REBELAN CONTRA EL SISTEMA EDUCATIVO FILOSOFANDO EN LA CLANDESTINIDAD
Tras las denuncias de varios profesores, la Policía Nacional ha arrestado esta mañana a ocho adolescentes de Badalona que se reunían para estudiar Filosofía a la salida del instituto. Los jóvenes desafiaban así la política educativa del Gobierno, que ha desterrado esta materia de los planes de estudios.
“Leer libros de pensadores y filósofos es la forma que tienen hoy en día de ser malotes y llevarle la contraria al ‘establishment’. Están en la edad”, admitía esta tarde el director del instituto, que ha recordado que “los esfuerzos del Gobierno y del personal docente no bastan si las familias no se implican para evitar estas cosas”.
Las autoridades han requisado tres ejemplares de la “Crítica de la Razón Pura” de Immanuel Kant, varias fotocopias del “Discurso del Método” de René Descartes y un estudio comparativo de Paul Ricoeur sobre la llamada escuela de la sospecha (Marx, Nietzsche y Freud). Escondidas dentro de los bocadillos, los agentes han encontrado además varias citas de Bacon.
“Me han quitado las lecciones de estética de Hegel cuando ni siquiera forman parte del corpus del filósofo porque no las escribió él directamente, son apuntes que tomó su discípulo Gustav Hotho”, se quejaba uno de los detenidos, que ha tenido que ser atendido tras sufrir un cuadro de existencialismo.
Los padres de los adolescentes aseguran que no sabían nada, aunque sí notaron alteraciones en el comportamiento de los jóvenes. “Ahora entiendo que se pasara el día empanado, como ido. Estaba consumiendo razón pura”, declara uno de los progenitores.
Un examen psicológico determinará el alcance de la exposición de los adolescentes a la Filosofía. “Iban camino de tirar su vida por la borda”, reconoce uno de los agentes. “Aún pueden centrarse y dedicarse a algo de provecho, pero es importante que padres y profesores los eduquen sobre los peligros del pensamiento filosófico”, añade.
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CADA VEZ MÁS JÓVENES SE REBELAN CONTRA EL SISTEMA EDUCATIVO FILOSOFANDO EN LA CLANDESTINIDAD
Tras las denuncias de varios profesores, la Policía Nacional ha arrestado esta mañana a ocho adolescentes de Badalona que se reunían para estudiar Filosofía a la salida del instituto. Los jóvenes desafiaban así la política educativa del Gobierno, que ha desterrado esta materia de los planes de estudios.
“Leer libros de pensadores y filósofos es la forma que tienen hoy en día de ser malotes y llevarle la contraria al ‘establishment’. Están en la edad”, admitía esta tarde el director del instituto, que ha recordado que “los esfuerzos del Gobierno y del personal docente no bastan si las familias no se implican para evitar estas cosas”.
Las autoridades han requisado tres ejemplares de la “Crítica de la Razón Pura” de Immanuel Kant, varias fotocopias del “Discurso del Método” de René Descartes y un estudio comparativo de Paul Ricoeur sobre la llamada escuela de la sospecha (Marx, Nietzsche y Freud). Escondidas dentro de los bocadillos, los agentes han encontrado además varias citas de Bacon.
“Me han quitado las lecciones de estética de Hegel cuando ni siquiera forman parte del corpus del filósofo porque no las escribió él directamente, son apuntes que tomó su discípulo Gustav Hotho”, se quejaba uno de los detenidos, que ha tenido que ser atendido tras sufrir un cuadro de existencialismo.
Los padres de los adolescentes aseguran que no sabían nada, aunque sí notaron alteraciones en el comportamiento de los jóvenes. “Ahora entiendo que se pasara el día empanado, como ido. Estaba consumiendo razón pura”, declara uno de los progenitores.
Un examen psicológico determinará el alcance de la exposición de los adolescentes a la Filosofía. “Iban camino de tirar su vida por la borda”, reconoce uno de los agentes. “Aún pueden centrarse y dedicarse a algo de provecho, pero es importante que padres y profesores los eduquen sobre los peligros del pensamiento filosófico”, añade.
Estimadas y estimados colegas:
José Alfredo Torres y Gabriel Vargas Lozano, del OFM, han redactado un texto en donde exponemos las causas del ataque en contra de la enseñanza de la filosofía en diversos países.
DECLARACIÓN DEL OBSERVATORIO FILOSÓFICO DE MÉXICO EN EL DÍA MUNDIAL DE LA FILOSOFÍA
17 de noviembre de 2016
La importancia de una disciplina como la filosofía adquiere dimensión extraordinaria en un mundo dominado por un sistema cuyo leitmotiv es el economicismo y el utilitarismo. En este sistema, la educación privilegia la racionalidad empresarial; el mercado, la competitividad extrema; el individualismo posesivo; la esfera en la que se realizan las negociaciones políticas y una ingeniería social basada en la ganancia y la ventaja. Ninguna capa de la topografía social ha escapado a la influencia del neoliberalismo en la época contemporánea.
El principio de la disponibilidad infinita de recursos para el mercado en beneficio de un grupo dominante en la esfera mundial y nacional, pretende que el planeta debería estar a merced de los negocios. Sus efectos están a la vista: el deterioro del medio ambiente (que solo será un asunto atendible, siempre y cuando no afecte a las industrias que la producen o a la rentabilidad); la desaparición de culturas autóctonas (que lo merecían por “su atraso”); la eliminación de la educación humanista (porque no contribuye al consumo); la cancelación de muchas oportunidades de vida para las generaciones jóvenes (porque se les declara “incapaces”) y a pesar de todo esto, se sigue sosteniendo que la ganancia es prioritaria para la obtención del éxito. Mientras tanto, la inequidad, la polarización entre riqueza y pobreza, la violencia de género, la xenofobia, el racismo, la emigración forzada y la discriminación de “las minorías” son fenómenos ominosos que se manifiestan en el planeta y para los cuales la estructura socioeconómica neoliberal carece de solución. Por el contrario, se busca exacerbarlas.
Todo esto se ha volcado en contra de las humanidades y en particular en contra de la educación filosófica. Los argumentos aducidos, explícitos o implícitos, son elementales y fácilmente rebatibles. Se dice que la filosofía no es práctica pero se entiende esta en el sentido estrecho ya que la filosofía es fundamental en la educación de los ciudadanos y en la orientación de las sociedades.
Simplemente sin Locke o John Stuart Mill no existiría el liberalismo e inclusive sin Friedrich Von Hayek el neo-liberalismo pero sin la ilustración, los héroes de la independencia latinoamericana, no habrían tenido armas teóricas para sostenerla. En todas las épocas, frente a situaciones de opresión, la filosofía ha abierto a los ciudadanos horizontes de justicia.
La filosofía ha sido animada por un espíritu crítico que se ha traducido en acciones y en formas de argumentación relacionadas con la política, la religión, la moral, la economía, la educación y la pobreza (para mencionar solo algunos rubros vitales). Estilos filosóficos sobre lo justo, lo honesto y las posibilidades del ser humano para construir han sido creados a través de la historia.
Se reconoce la evolución y la revolución del mundo provocadas por Sócrates, Nietzsche, los ilustrados franceses, Kant, Hegel, Marx, Russell, Sartre, Marcuse o Chomsky. En nuestro país, Bartolomé de las Casas, Alonso de la Veracruz, Ignacio Ramírez, Gabino Barreda, Justo Sierra, José Vasconcelos en su mejor época o Ezequiel A. Chávez han sido ejemplos, entre muchos otros, de filósofos que han incidido en el rumbo de nuestro destino histórico. La razón del ataque en contra de la filosofía radica en que no está subordinada al interés del mercado; tampoco está sujeta a las estrategias políticas de dominio, aunque en algún momento hubieran sido utilizadas eliminando su carácter liberador pero también se opone a todo dogmatismo. En el espíritu de su independencia, sin dejar de reflexionar sobre cuestiones técnicas y abstractas, también ha sabido proyectar soluciones a los conflictos de la convivencia humana. Es por ello que es combatido ya que es un tipo de pensamiento absolutamente necesario en los tiempos de crisis por los que atravesamos.
Permítanos insistir: en México y en el mundo la filosofía está siendo acosada por el sistema dominante en razón de su quehacer crítico. Se intenta suprimirla en las escuelas, en la formación ciudadana, en los medios de comunicación. Pero la filosofía persiste y persistirá porque es factor de esperanza. En su desenvolvimiento están en germen respuestas a dificultades que tienen al mundo pendiendo de un hilo. Tenemos que defenderla, difundirla sin generar confusiones sobre su auténtico significado; investigarla teniendo presente los problemas que afectan al conjunto de la sociedad y aplicando sus aportaciones para bien de la justicia, el diálogo y el logro de una sociedad mejor.
OBSERVATORIO FILOSÓFICO DE MÉXICO
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José Alfredo Torres y Gabriel Vargas Lozano, del OFM, han redactado un texto en donde exponemos las causas del ataque en contra de la enseñanza de la filosofía en diversos países.
DECLARACIÓN DEL OBSERVATORIO FILOSÓFICO DE MÉXICO EN EL DÍA MUNDIAL DE LA FILOSOFÍA
17 de noviembre de 2016
La importancia de una disciplina como la filosofía adquiere dimensión extraordinaria en un mundo dominado por un sistema cuyo leitmotiv es el economicismo y el utilitarismo. En este sistema, la educación privilegia la racionalidad empresarial; el mercado, la competitividad extrema; el individualismo posesivo; la esfera en la que se realizan las negociaciones políticas y una ingeniería social basada en la ganancia y la ventaja. Ninguna capa de la topografía social ha escapado a la influencia del neoliberalismo en la época contemporánea.
El principio de la disponibilidad infinita de recursos para el mercado en beneficio de un grupo dominante en la esfera mundial y nacional, pretende que el planeta debería estar a merced de los negocios. Sus efectos están a la vista: el deterioro del medio ambiente (que solo será un asunto atendible, siempre y cuando no afecte a las industrias que la producen o a la rentabilidad); la desaparición de culturas autóctonas (que lo merecían por “su atraso”); la eliminación de la educación humanista (porque no contribuye al consumo); la cancelación de muchas oportunidades de vida para las generaciones jóvenes (porque se les declara “incapaces”) y a pesar de todo esto, se sigue sosteniendo que la ganancia es prioritaria para la obtención del éxito. Mientras tanto, la inequidad, la polarización entre riqueza y pobreza, la violencia de género, la xenofobia, el racismo, la emigración forzada y la discriminación de “las minorías” son fenómenos ominosos que se manifiestan en el planeta y para los cuales la estructura socioeconómica neoliberal carece de solución. Por el contrario, se busca exacerbarlas.
Todo esto se ha volcado en contra de las humanidades y en particular en contra de la educación filosófica. Los argumentos aducidos, explícitos o implícitos, son elementales y fácilmente rebatibles. Se dice que la filosofía no es práctica pero se entiende esta en el sentido estrecho ya que la filosofía es fundamental en la educación de los ciudadanos y en la orientación de las sociedades.
Simplemente sin Locke o John Stuart Mill no existiría el liberalismo e inclusive sin Friedrich Von Hayek el neo-liberalismo pero sin la ilustración, los héroes de la independencia latinoamericana, no habrían tenido armas teóricas para sostenerla. En todas las épocas, frente a situaciones de opresión, la filosofía ha abierto a los ciudadanos horizontes de justicia.
La filosofía ha sido animada por un espíritu crítico que se ha traducido en acciones y en formas de argumentación relacionadas con la política, la religión, la moral, la economía, la educación y la pobreza (para mencionar solo algunos rubros vitales). Estilos filosóficos sobre lo justo, lo honesto y las posibilidades del ser humano para construir han sido creados a través de la historia.
Se reconoce la evolución y la revolución del mundo provocadas por Sócrates, Nietzsche, los ilustrados franceses, Kant, Hegel, Marx, Russell, Sartre, Marcuse o Chomsky. En nuestro país, Bartolomé de las Casas, Alonso de la Veracruz, Ignacio Ramírez, Gabino Barreda, Justo Sierra, José Vasconcelos en su mejor época o Ezequiel A. Chávez han sido ejemplos, entre muchos otros, de filósofos que han incidido en el rumbo de nuestro destino histórico. La razón del ataque en contra de la filosofía radica en que no está subordinada al interés del mercado; tampoco está sujeta a las estrategias políticas de dominio, aunque en algún momento hubieran sido utilizadas eliminando su carácter liberador pero también se opone a todo dogmatismo. En el espíritu de su independencia, sin dejar de reflexionar sobre cuestiones técnicas y abstractas, también ha sabido proyectar soluciones a los conflictos de la convivencia humana. Es por ello que es combatido ya que es un tipo de pensamiento absolutamente necesario en los tiempos de crisis por los que atravesamos.
Permítanos insistir: en México y en el mundo la filosofía está siendo acosada por el sistema dominante en razón de su quehacer crítico. Se intenta suprimirla en las escuelas, en la formación ciudadana, en los medios de comunicación. Pero la filosofía persiste y persistirá porque es factor de esperanza. En su desenvolvimiento están en germen respuestas a dificultades que tienen al mundo pendiendo de un hilo. Tenemos que defenderla, difundirla sin generar confusiones sobre su auténtico significado; investigarla teniendo presente los problemas que afectan al conjunto de la sociedad y aplicando sus aportaciones para bien de la justicia, el diálogo y el logro de una sociedad mejor.
OBSERVATORIO FILOSÓFICO DE MÉXICO
Un artículo de Lucía Hernández.
Entre pesados libros de Anaya, interminables clases soñando con el bocadillo del recreo y exámenes con más trampas que la declaración de la renta de Jorge Mendes, ha nacido un nuevo tabú: el de pensar. A jugar con la pelota en el aula o copiarse de los deberes del compañero se suma, de esta forma, una nueva prohibición, que llega con la ley educativa que se cierne sobre las cabezas pensantes de esos adultos potenciales que algún día serán como usted y como yo. Desde su atalaya de cartón, los políticos -da igual el partido- han acordado castigar, como se castigó a la Música y a la Plástica en su día, a la Filosofía, cuyo estatus han relegado en segundo de bachillerato a la categoría de materia optativa.
A través de esta decisión logran boicotear –ahora que está tan de moda- una disciplina con más de tres mil años de historia, capaz de desarmar día tras día la arrogancia humana, poniendo de relieve que verdaderamente no sabemos nada.
Sin embargo, estas medidas estatales no son más que el reflejo de lo que piensa la sociedad, que no concibe la Filosofía como algo útil o incluso divertido, sino como una asignatura de relleno a la sombra de otras más importantes como las Matemáticas o la Historia, olvidando su poder para incentivar la imaginación y el razonamiento en unos alumnos adiestrados, a partir de ahora, para aprender de carrerilla fórmulas y lecciones.
Mientras los ciudadanos tilden de frikis o de fumaos a quienes se atreven a leer a Kant o a Nietzsche e ignoren lo necesario que es en estos tiempos convulsos de selfis y pactos el pensamiento crítico, los que dicten las leyes tratarán a la Filosofía como a un cliente en lista de espera que, no obstante, continuará presente -dada su naturaleza inmortal e intrínseca al ser humano- hasta en los propios chavales; quienes, pese a todo, seguirán rehuyendo de los típicos diálogos que todo padre, en un intento por desarrollar la mayéutica socrática, se anima a mantener con su hijo y atendiendo, pendientes de los entresijos políticos que hace más de 2000 años preocuparon a Aristóteles, a diversos enfrentamientos entre errejonistas y pablistas, que se oponen como antaño lo hacían los empiristas y los racionalistas. Porque, no lo olvide, usted y yo somos contingentes, pero la Filosofía es necesaria.
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Entre pesados libros de Anaya, interminables clases soñando con el bocadillo del recreo y exámenes con más trampas que la declaración de la renta de Jorge Mendes, ha nacido un nuevo tabú: el de pensar. A jugar con la pelota en el aula o copiarse de los deberes del compañero se suma, de esta forma, una nueva prohibición, que llega con la ley educativa que se cierne sobre las cabezas pensantes de esos adultos potenciales que algún día serán como usted y como yo. Desde su atalaya de cartón, los políticos -da igual el partido- han acordado castigar, como se castigó a la Música y a la Plástica en su día, a la Filosofía, cuyo estatus han relegado en segundo de bachillerato a la categoría de materia optativa.
A través de esta decisión logran boicotear –ahora que está tan de moda- una disciplina con más de tres mil años de historia, capaz de desarmar día tras día la arrogancia humana, poniendo de relieve que verdaderamente no sabemos nada.
Sin embargo, estas medidas estatales no son más que el reflejo de lo que piensa la sociedad, que no concibe la Filosofía como algo útil o incluso divertido, sino como una asignatura de relleno a la sombra de otras más importantes como las Matemáticas o la Historia, olvidando su poder para incentivar la imaginación y el razonamiento en unos alumnos adiestrados, a partir de ahora, para aprender de carrerilla fórmulas y lecciones.
Mientras los ciudadanos tilden de frikis o de fumaos a quienes se atreven a leer a Kant o a Nietzsche e ignoren lo necesario que es en estos tiempos convulsos de selfis y pactos el pensamiento crítico, los que dicten las leyes tratarán a la Filosofía como a un cliente en lista de espera que, no obstante, continuará presente -dada su naturaleza inmortal e intrínseca al ser humano- hasta en los propios chavales; quienes, pese a todo, seguirán rehuyendo de los típicos diálogos que todo padre, en un intento por desarrollar la mayéutica socrática, se anima a mantener con su hijo y atendiendo, pendientes de los entresijos políticos que hace más de 2000 años preocuparon a Aristóteles, a diversos enfrentamientos entre errejonistas y pablistas, que se oponen como antaño lo hacían los empiristas y los racionalistas. Porque, no lo olvide, usted y yo somos contingentes, pero la Filosofía es necesaria.
Un artículo de Olga Armida Grijalva Otero.
El tercer jueves de cada noviembre se celebra el día mundial de la filosofía, en esta ocasión correspondió al pasado día diecisiete, fecha instaurada por la UNESCO como recuerdo simbólico del nacimiento de Sócrates el gran filósofo de la Grecia clásica que fue injustamente sentenciado a muerte por sus compatriotas.
En referencia a este gran filósofo, es la respuesta aún vigente en nuestros días, que dio a la "teoría del derecho del más fuerte” argumentando que las limitaciones a la fuerza de los poderosos impuesta por la mayoría de los débiles, no puede lograrse sino cuando es mayoría débil, pone en movimiento las energías que no es otra cosa que la conciencia de poseer derechos por el solo hecho de ser hombres, seres racionales.
Pese a la vigencia del pensamiento Socrático, desde mediados del siglo pasado la filosofía ha sufrido diversos ataques,desde eliminarla como sucedió en México en la educación media superior en el sexenio Calderonista, hasta la casi nula impartición de esta disciplina en las universidades. Lo mismo sucedió en países centro y sudamericanos, como europeos en términos de la reducción y eliminación de la filosofía en sus sistemas educativos.
La nula importancia que se le da actualmente a esta disciplina obedece a que en la sociedad opera un profundo proceso de deshumanización, por la vía tanto de una educación tecnocrática, el mercantilismo, la ausencia de ética en la política y en la vida pública, aunado al predominio de la violencia y la injusticia.
En ese sentido, el anti humanismo ha sido la moda filosófica de la segunda mitad del siglo XX y lo que va del presente. Ahora bien, la experiencia histórica, nos han enseñado que todo anti humanismo lleva los gérmenes o las huellas del totalitarismo político. De ahí, hay que estar atentos a los fuertes vientos de renovada irracionalidad, racismo, xenofobia, sexismo y autoritarismo que amenaza al mundo. Frente a ello, requerimos que las humanidades y las ciencias se unan todos sus recursos para buscar un mundo mejor.
Ante estas amenazas que azotan al mundo y en lo particular a México, la filosofía puede ser un elemento muy valioso en nuestro sistema educativo, buscando un cambio profundo en los valores y prioridades humanas, desde el materialismo y el consumismo, de tal manera que nuestras acciones tribales o individuales que prevalecen, pudieran conducirnos con el tiempo, a que los valores humanistas sean los que predominen.
Es decir, la promoción de un estilo de conocimiento sistémico, serio y seguro en lo personal, pero tolerante, abierto al pluralismo y respetuosos de otra posiciones, es una tarea común por hacer. Se trata de conjugar el laicismo metodológico de las ciencias y el respeto a los valores personales, a las creencias y tradiciones; conjugar productividad y solidaridad, firmeza con apertura, especialización con formación integral.
Este método de creatividad educativa consiste simplemente en promover un modelo de pensamiento acorde con el tipo de mexicano y de país que hoy necesitamos y queremos.
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El tercer jueves de cada noviembre se celebra el día mundial de la filosofía, en esta ocasión correspondió al pasado día diecisiete, fecha instaurada por la UNESCO como recuerdo simbólico del nacimiento de Sócrates el gran filósofo de la Grecia clásica que fue injustamente sentenciado a muerte por sus compatriotas.
En referencia a este gran filósofo, es la respuesta aún vigente en nuestros días, que dio a la "teoría del derecho del más fuerte” argumentando que las limitaciones a la fuerza de los poderosos impuesta por la mayoría de los débiles, no puede lograrse sino cuando es mayoría débil, pone en movimiento las energías que no es otra cosa que la conciencia de poseer derechos por el solo hecho de ser hombres, seres racionales.
Pese a la vigencia del pensamiento Socrático, desde mediados del siglo pasado la filosofía ha sufrido diversos ataques,desde eliminarla como sucedió en México en la educación media superior en el sexenio Calderonista, hasta la casi nula impartición de esta disciplina en las universidades. Lo mismo sucedió en países centro y sudamericanos, como europeos en términos de la reducción y eliminación de la filosofía en sus sistemas educativos.
La nula importancia que se le da actualmente a esta disciplina obedece a que en la sociedad opera un profundo proceso de deshumanización, por la vía tanto de una educación tecnocrática, el mercantilismo, la ausencia de ética en la política y en la vida pública, aunado al predominio de la violencia y la injusticia.
En ese sentido, el anti humanismo ha sido la moda filosófica de la segunda mitad del siglo XX y lo que va del presente. Ahora bien, la experiencia histórica, nos han enseñado que todo anti humanismo lleva los gérmenes o las huellas del totalitarismo político. De ahí, hay que estar atentos a los fuertes vientos de renovada irracionalidad, racismo, xenofobia, sexismo y autoritarismo que amenaza al mundo. Frente a ello, requerimos que las humanidades y las ciencias se unan todos sus recursos para buscar un mundo mejor.
Ante estas amenazas que azotan al mundo y en lo particular a México, la filosofía puede ser un elemento muy valioso en nuestro sistema educativo, buscando un cambio profundo en los valores y prioridades humanas, desde el materialismo y el consumismo, de tal manera que nuestras acciones tribales o individuales que prevalecen, pudieran conducirnos con el tiempo, a que los valores humanistas sean los que predominen.
Es decir, la promoción de un estilo de conocimiento sistémico, serio y seguro en lo personal, pero tolerante, abierto al pluralismo y respetuosos de otra posiciones, es una tarea común por hacer. Se trata de conjugar el laicismo metodológico de las ciencias y el respeto a los valores personales, a las creencias y tradiciones; conjugar productividad y solidaridad, firmeza con apertura, especialización con formación integral.
Este método de creatividad educativa consiste simplemente en promover un modelo de pensamiento acorde con el tipo de mexicano y de país que hoy necesitamos y queremos.
Hoy en su Día Mundial, los expertos recuerdan que es fundamental que vuelva a los planes de estudios.
Todos los niños sin excepción hacen preguntas. Es la base del aprendizaje. Y la filosofía consiste en hacerse preguntas. El 28 de noviembre de 2013, el Congreso de los Diputados aprobó en España una de las leyes más polémicas para la educación: que la filosofía solo sería obligatoria en primero de bachillerato. Medida que se consiguió gracias a la mayoría absoluta del Partido Popular y que ha provocado que desde entonces muchos docentes y alumnos se hayan movilizado para evitar que los fundamentos del pensamiento occidental salgan del aula. Este jueves, tercero del mes de noviembre, está señalado por la UNESCO como el Día Mundial de la Filosofía, una jornada ideal para recordar su importancia. ¿Cómo es posible que un Gobierno pueda hacer esto a su población más joven? ¿Cómo es posible que a alguien se le haya ocurrido desterrar de los planes educativos algo tan básico y tan útil como es la filosofía?
Para muchos catedráticos, la filosofía no debería ser una asignatura, debería ser el leit motiv de la enseñanza desde el principio hasta el final ya que es fundamental para la construcción del pensamiento y de la cultura saber qué pensaron quienes nos precedieron. No solo sirve para entender el pasado, sirve para entender el presente en todos los ámbitos. Sirve para comprender a los políticos (es tarea difícil, pero con filosofía menos), una exposición de arte gótica, barroca, de lo que sea. Sirve para comprender una obra literaria. Sirve para vivir, para disfrutar.
El filósofo Eduardo Rivero, de la Escuela Francisco de Miranda (Venezuela) recuerda que, aparte de lo citado, sobre todo “la filosofía posee un gran valor de actitud interrogativa”. Y así es, porque en ella son más importantes las preguntas que las respuestas que pueda ofrecer. “Algo así como lo practicado por Sócrates, La Mayéutica, que no es más que el método con el cual el maestro, mediante preguntas, va haciendo que el discípulo descubra nociones que en él estaban latentes”, sostiene Rivero.
Por su parte, Salvador García Bardón, profesor emérito de la Universidad de Lovaina, miembro de la Sociedad Filosófica Lovaniense, Doctor en Filosofía por dicha universidad y Doctor en Lingüística por la Sorbona, cree que “es gravísimo que la filosofía no esté en los planes, puesto que su ignorancia y, sobre todo, el espíritu crítico que aporta es una manera de privar al ciudadano, a los jóvenes, de autodefensas frente a las gravísimas agresiones que sufre en su independencia frente al pensamiento único actual”. "Todos sabemos que sin independencia no hay libertad y que sin libertad, la democracia se transforma en una trampa suicida para ciudadanos idiotizados”, añade.
Para el profesor Bardón, “todo Gobierno que suprime la filosofía en la formación académica de los ciudadanos que ayuda a educar, se autorretrata”. "Al hacerlo", señala, “declara que desea suprimir la independencia de los ciudadanos y consecuentemente su libertad y la verdad de su democracia”. "Es más, todo Gobierno que se respeta a sí mismo y que respeta a los ciudadanos que les confían la gestión de su bien común más precioso, que son los valores de la Democracia auténtica, tendría que mejorar el estatuto de la Filosofía no solamente en la formación académica de los ciudadanos sino también en los ámbitos familiares y culturales de la vida ciudadana”, reitera.
El profesor, ya jubilado desde hace años, defiende que “la formación filosófica debería estar presente tanto en el seno de las familias como en todos los lugares comunitarios de la cultura, cuya obligación principal es el ser subsidiarios, con respecto a la educación, de la tarea educativa de las familias”. "La salud social de estos lugares culturales se mide por su contribución a la formación y al goce de la libertad de los ciudadanos. Se trata entonces de fomentar la filosofía tanto en los currículos académicos, desde la escuela primaria hasta la universidad, como en las diferentes prácticas culturales, que transforman la vida ciudadana en una comunión dignificante y placentera de relaciones solidarias entre todos los ciudadanos", argumenta.
¿PARA QUÉ NOS SIRVE LA FILOSOFÍA?
“La filosofía sirve ante todo para reemplazar el vergonzoso utilitarismo individualista actual, cuyo mayor responsable es la economía pervertida de la especulación financiera, por la solidaridad generosa y gozosa de la socio-economía reorientada al servicio equitativo de las necesidades domésticas de todos los ciudadanos", responde Bardón. "A la luz de la justicia distributiva, Europa dispone de los medios necesarios para salir de la crisis socioeconómica del utilitarismo individualista que tiene puestas de rodillas a nuestra juventud, a nuestra clase media y a nuestro cuarto mundo y que día tras día recoge los desechos humanos del desempleo”.
"Si no salimos de esta crisis es porque ni a la plutocracia europea ni a sus representantes políticos les interesa que salgamos. Ellos saben muy bien que la solidaridad es incompatible con sus intereses propios, que por definición dogmática de su economía individualista son insolidarios", continúa Bardón.
¿Qué podemos hacer los padres para inculcar el amor a la Filosofía? El profesor, que además de padre es abuelo, cree que tanto unos como otros “tenemos que transmitir a nuestros hijos y nietos los valores filosóficos que nosotros mismos vivimos". "Ayudándoles a ser libres como nosotros lo somos, en el respeto de la libertad de nuestros semejantes, que hace posible la vida en democracias auténticas”, concluye.
Según estas declaraciones, cuesta trabajo creerlo, pero hoy por hoy, y si el Parlamento no lo remedia, nuestros adolescentes están cojos de una de las patas de la sabiduría esencial para enfrentar la vida. Para los expertos, se hace fundamental que esto se derogue y vuelva el pensamiento crítico a los planes de estudios de los adolescentes españoles.
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Todos los niños sin excepción hacen preguntas. Es la base del aprendizaje. Y la filosofía consiste en hacerse preguntas. El 28 de noviembre de 2013, el Congreso de los Diputados aprobó en España una de las leyes más polémicas para la educación: que la filosofía solo sería obligatoria en primero de bachillerato. Medida que se consiguió gracias a la mayoría absoluta del Partido Popular y que ha provocado que desde entonces muchos docentes y alumnos se hayan movilizado para evitar que los fundamentos del pensamiento occidental salgan del aula. Este jueves, tercero del mes de noviembre, está señalado por la UNESCO como el Día Mundial de la Filosofía, una jornada ideal para recordar su importancia. ¿Cómo es posible que un Gobierno pueda hacer esto a su población más joven? ¿Cómo es posible que a alguien se le haya ocurrido desterrar de los planes educativos algo tan básico y tan útil como es la filosofía?
Para muchos catedráticos, la filosofía no debería ser una asignatura, debería ser el leit motiv de la enseñanza desde el principio hasta el final ya que es fundamental para la construcción del pensamiento y de la cultura saber qué pensaron quienes nos precedieron. No solo sirve para entender el pasado, sirve para entender el presente en todos los ámbitos. Sirve para comprender a los políticos (es tarea difícil, pero con filosofía menos), una exposición de arte gótica, barroca, de lo que sea. Sirve para comprender una obra literaria. Sirve para vivir, para disfrutar.
El filósofo Eduardo Rivero, de la Escuela Francisco de Miranda (Venezuela) recuerda que, aparte de lo citado, sobre todo “la filosofía posee un gran valor de actitud interrogativa”. Y así es, porque en ella son más importantes las preguntas que las respuestas que pueda ofrecer. “Algo así como lo practicado por Sócrates, La Mayéutica, que no es más que el método con el cual el maestro, mediante preguntas, va haciendo que el discípulo descubra nociones que en él estaban latentes”, sostiene Rivero.
Por su parte, Salvador García Bardón, profesor emérito de la Universidad de Lovaina, miembro de la Sociedad Filosófica Lovaniense, Doctor en Filosofía por dicha universidad y Doctor en Lingüística por la Sorbona, cree que “es gravísimo que la filosofía no esté en los planes, puesto que su ignorancia y, sobre todo, el espíritu crítico que aporta es una manera de privar al ciudadano, a los jóvenes, de autodefensas frente a las gravísimas agresiones que sufre en su independencia frente al pensamiento único actual”. "Todos sabemos que sin independencia no hay libertad y que sin libertad, la democracia se transforma en una trampa suicida para ciudadanos idiotizados”, añade.
Para el profesor Bardón, “todo Gobierno que suprime la filosofía en la formación académica de los ciudadanos que ayuda a educar, se autorretrata”. "Al hacerlo", señala, “declara que desea suprimir la independencia de los ciudadanos y consecuentemente su libertad y la verdad de su democracia”. "Es más, todo Gobierno que se respeta a sí mismo y que respeta a los ciudadanos que les confían la gestión de su bien común más precioso, que son los valores de la Democracia auténtica, tendría que mejorar el estatuto de la Filosofía no solamente en la formación académica de los ciudadanos sino también en los ámbitos familiares y culturales de la vida ciudadana”, reitera.
El profesor, ya jubilado desde hace años, defiende que “la formación filosófica debería estar presente tanto en el seno de las familias como en todos los lugares comunitarios de la cultura, cuya obligación principal es el ser subsidiarios, con respecto a la educación, de la tarea educativa de las familias”. "La salud social de estos lugares culturales se mide por su contribución a la formación y al goce de la libertad de los ciudadanos. Se trata entonces de fomentar la filosofía tanto en los currículos académicos, desde la escuela primaria hasta la universidad, como en las diferentes prácticas culturales, que transforman la vida ciudadana en una comunión dignificante y placentera de relaciones solidarias entre todos los ciudadanos", argumenta.
¿PARA QUÉ NOS SIRVE LA FILOSOFÍA?
“La filosofía sirve ante todo para reemplazar el vergonzoso utilitarismo individualista actual, cuyo mayor responsable es la economía pervertida de la especulación financiera, por la solidaridad generosa y gozosa de la socio-economía reorientada al servicio equitativo de las necesidades domésticas de todos los ciudadanos", responde Bardón. "A la luz de la justicia distributiva, Europa dispone de los medios necesarios para salir de la crisis socioeconómica del utilitarismo individualista que tiene puestas de rodillas a nuestra juventud, a nuestra clase media y a nuestro cuarto mundo y que día tras día recoge los desechos humanos del desempleo”.
"Si no salimos de esta crisis es porque ni a la plutocracia europea ni a sus representantes políticos les interesa que salgamos. Ellos saben muy bien que la solidaridad es incompatible con sus intereses propios, que por definición dogmática de su economía individualista son insolidarios", continúa Bardón.
¿Qué podemos hacer los padres para inculcar el amor a la Filosofía? El profesor, que además de padre es abuelo, cree que tanto unos como otros “tenemos que transmitir a nuestros hijos y nietos los valores filosóficos que nosotros mismos vivimos". "Ayudándoles a ser libres como nosotros lo somos, en el respeto de la libertad de nuestros semejantes, que hace posible la vida en democracias auténticas”, concluye.
Según estas declaraciones, cuesta trabajo creerlo, pero hoy por hoy, y si el Parlamento no lo remedia, nuestros adolescentes están cojos de una de las patas de la sabiduría esencial para enfrentar la vida. Para los expertos, se hace fundamental que esto se derogue y vuelva el pensamiento crítico a los planes de estudios de los adolescentes españoles.
El pensamiento occidental se ha caracterizado por la constante universal de abordar el problema del hombre desde el dualismo: materia y espíritu, cuerpo y alma, cerebro y mente. Las teorías dualistas acerca de los principios de la realidad humana se inspiraron en el pensamiento griego platónico-aristotélico, después asumido por las escuelas escolásticas. Toda la historia de la filosofía occidental está transitada por la inquietud de encontrar la solución al problema del conocimiento, en definitiva, intentar dar una explicación coherente de la conciencia.
En la Edad de la Razón, Kant mediante sus Tres críticas, La crítica de la razón pura (Kant, 2005), La crítica del juicio (Kant, 2006a) y La crítica de la razón práctica (Kant, 2008), produjo la diferenciación de las tres grandes categorías platónicas: la Bondad (la moral, el “nosotros”-cultura), la Verdad (la verdad objetiva propia del “ello”-ciencia) y la Belleza (la dimensión estética percibida por cada “yo”-arte). El resultado tras la diferenciación, a decir de Wilber (2005a, 466), fue concluyente: “Dios en cualquiera de sus formas fue declarado muerto, solo la naturaleza estaba viva. La razón, en reacción al mito, eligió así mirar casi exclusivamente hacia abajo, y en esa mirada fulminante nació el mundo occidental moderno”. La mala noticia, por lo contrario, es que la postmodernidad no ha logrado la integración respectivamente de la cultura, la naturaleza y la conciencia.
La división dualista entre materia y mente, naturaleza e ideas que ha persistido en la civilización occidental, se convertiría en un exacerbado racionalismo pragmático (mundo externo o “ mapa sociológico”) y un descuidado racionalismo espiritual (mundo interno o “mapa psicológico”) (Martos, 2012a). La psicología positivista y reduccionista relegó la esencia del ser humano a un simple subjetivismo, dando así alas a la filosofía materialista, cuyas ciencias nos prometieron el conocimiento último de toda realidad mediante el instrumento más novedoso descubierto por Kepler y Galileo: la medición. Así como Aristóteles se había dedicado a clasificar, Kepler y Galileo se propusieron medir. Así procedieron todas las disciplinas científicas hasta descomponer la naturaleza en tantas partes como ciencias tenemos hoy en día hasta la llegada de la física cuántica, quien posibilitó considerar el otro modo de saber, el no dual entre sujeto y objeto, el místico, el trascendental, diferente pero complementario con el método científico. Dos modos de saber epistemológicamente argumentados por Ken Wilber (2005b,55-56) en su obra El espectro de la conciencia, a saber, el conocimiento simbólico (dualidad sujeto-objeto) y el misticismo contemplativo (no dualidad entre sujeto-objeto): “Esos dos modos de conocer son universales, es decir, han sido reconocidos de una forma u otra en diversos momentos y lugares a lo largo de la historia de la humanidad, desde el taoísmo hasta William James, desde el Vedanta hasta Alfred North Whitehead y desde el Zen hasta la teología cristiana. (…) También con toda claridad en el hinduismo”.
Bibliografía:
Kant, Immanuel (2005), La crítica de la razón pura, Taurus, Madrid.
Kant, Immanuel (2006a), Crítica del juicio, Espasa Libros, Barcelona.
Kant, Immanuel (2008), La crítica de la razón práctica, Losada, Buenos Aires.
Wilber, Ken (2005a), Sexo, Ecología, Espiritualidad,Gaia Ediciones, Madrid.
Martos, A. (2012a), “La evolución de la conciencia desde un análisis político, social y filosófico transpersonal”. En: Journal of Transpersonal Research, Nº 4 (1), 47-68.
Wilber, Ken (2005b), El espectro de la conciencia, Kairós, Barcelona.
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En la Edad de la Razón, Kant mediante sus Tres críticas, La crítica de la razón pura (Kant, 2005), La crítica del juicio (Kant, 2006a) y La crítica de la razón práctica (Kant, 2008), produjo la diferenciación de las tres grandes categorías platónicas: la Bondad (la moral, el “nosotros”-cultura), la Verdad (la verdad objetiva propia del “ello”-ciencia) y la Belleza (la dimensión estética percibida por cada “yo”-arte). El resultado tras la diferenciación, a decir de Wilber (2005a, 466), fue concluyente: “Dios en cualquiera de sus formas fue declarado muerto, solo la naturaleza estaba viva. La razón, en reacción al mito, eligió así mirar casi exclusivamente hacia abajo, y en esa mirada fulminante nació el mundo occidental moderno”. La mala noticia, por lo contrario, es que la postmodernidad no ha logrado la integración respectivamente de la cultura, la naturaleza y la conciencia.
La división dualista entre materia y mente, naturaleza e ideas que ha persistido en la civilización occidental, se convertiría en un exacerbado racionalismo pragmático (mundo externo o “ mapa sociológico”) y un descuidado racionalismo espiritual (mundo interno o “mapa psicológico”) (Martos, 2012a). La psicología positivista y reduccionista relegó la esencia del ser humano a un simple subjetivismo, dando así alas a la filosofía materialista, cuyas ciencias nos prometieron el conocimiento último de toda realidad mediante el instrumento más novedoso descubierto por Kepler y Galileo: la medición. Así como Aristóteles se había dedicado a clasificar, Kepler y Galileo se propusieron medir. Así procedieron todas las disciplinas científicas hasta descomponer la naturaleza en tantas partes como ciencias tenemos hoy en día hasta la llegada de la física cuántica, quien posibilitó considerar el otro modo de saber, el no dual entre sujeto y objeto, el místico, el trascendental, diferente pero complementario con el método científico. Dos modos de saber epistemológicamente argumentados por Ken Wilber (2005b,55-56) en su obra El espectro de la conciencia, a saber, el conocimiento simbólico (dualidad sujeto-objeto) y el misticismo contemplativo (no dualidad entre sujeto-objeto): “Esos dos modos de conocer son universales, es decir, han sido reconocidos de una forma u otra en diversos momentos y lugares a lo largo de la historia de la humanidad, desde el taoísmo hasta William James, desde el Vedanta hasta Alfred North Whitehead y desde el Zen hasta la teología cristiana. (…) También con toda claridad en el hinduismo”.
Bibliografía:
Kant, Immanuel (2005), La crítica de la razón pura, Taurus, Madrid.
Kant, Immanuel (2006a), Crítica del juicio, Espasa Libros, Barcelona.
Kant, Immanuel (2008), La crítica de la razón práctica, Losada, Buenos Aires.
Wilber, Ken (2005a), Sexo, Ecología, Espiritualidad,Gaia Ediciones, Madrid.
Martos, A. (2012a), “La evolución de la conciencia desde un análisis político, social y filosófico transpersonal”. En: Journal of Transpersonal Research, Nº 4 (1), 47-68.
Wilber, Ken (2005b), El espectro de la conciencia, Kairós, Barcelona.
El filósofo Jordi Pigem intenta encontrar la respuesta a una pregunta: ¿Por qué la sociedad con mayor acceso a la información es la que está rompiendo con la base de su subsistencia, la naturaleza? En esa búsqueda ha dado forma a una decena de libros, el último, publicado este año, se ha convertido en un referente dentro del mundo de la filosofía en la actualidad: Inteligencia vital. Una visión postmaterialista de la vida y la conciencia. El hombre y su relación con la ecología son su fuerte, por eso, el autor estuvo presente en dos jornadas sobre sostenibilidad y medio ambiente propuestas el pasado lunes y martes por la Universidad de La Laguna.
Empezó siendo periodista en una publicación sobre ecología y lo dejó, ¿por qué?
“Al terminar de estudiar filosofía, entré a trabajar en el mundo del periodismo ecológico con la revista Integral, que acabé coordinando, pero, en efecto, lo dejé. Constaté que por más que divulgáramos lo que ocurría, cómo estábamos destruyendo el equilibrio ecológico, no cambiarían las cosas; de hecho, en los últimos 25 años todos los parametros ecológicos han ido a peor. Tenemos más información que nunca y, sin embargo, lo hacemos peor que nunca. Lo dejé porque quería comprender por qué la sociedad con mayor acceso a la información estaba rompiendo la base de su subsistencia: la naturaleza. Entonces volví al mundo de la filosofía”.
¿Cuál es para usted el principal problema que debe enfrentar el hombre actual?
“El mayor problema es encontrarle sentido a la vida contemporánea, buscarle una razón a nuestra participación en el cosmos, en la realidad. Necesitamos saber que no formamos parte de un mundo mecánico, sino que cada uno es importante. Tenemos que darnos cuenta de que somos cocreadores y participantes de una realidad mucho más prodigiosa de lo que pensábamos”.
Sus libros suelen girar en torno a la relación del ser humano y la naturaleza. ¿Existe una ruptura en esa relación?
“En el proceso de convertirnos en modernos perdimos por el camino la sensación de participación en la realidad, que sí tenían nuestros antepasados. Esta sociedad nuestra pasa de trabajar en el campo, en contacto con la naturaleza, a formar parte de un mundo donde se viene a consumir y a producir, donde las cosas pierden su sentido. Hemos perdido esa sensación de participación en el cosmos. Formamos parte de una sociedad consumista y materialista donde tenemos más que nunca y, sin embargo, el nivel de satisfacción de la gente está más bajo que nunca”.
Cada año suenan más alto las amenazas de acabar con la asignatura de Filosofía en los institutos…
“Querer acabar con la asignatura de Filosofía en los institutos es un gran error. A este mismo sistema que nos lleva a ser materialistas y competitivos le interesa que la gente no piense por sí misma, que sea obediente y que solo se dedique a consumir. La filosofía, que es una invitación a pensar por ti mismo y tener criterio propio, es una verdadera amenaza. Retirar la filosofía es una manera de formar autómatas más que formar a personas autónomas”.
¿Considera que a la clase política actual le hacen falta algunas clases de filosofía?
“Muchísimas clases. Lo que aquí predomina es la mentalidad materialista e individualista en la mayoría de los partidos políticos, por desgracia y en todas partes. A muchos políticos solo les interesa crecer dentro de su partido y tener más poder. Si pones eso por delante de tus ideales, te estás traicionando a ti mismo y a la sociedad. La clase política y todos necesitamos tener la posibilidad de sentarnos y de pensar. Para eso necesitamos silencio y, en cambio, estamos en un ajetreo constante de comunicaciones y de presiones que hacen muy difícil tener un espacio para pensar”.
¿Somos la sociedad de la información menos informada?
“Tenemos más información y menos conocimiento. Menos conocimiento y menos sabiduría. Para tener sabiduría no hace falta tener mucha información, solo hace falta tener la mirada limpia, clara. El exceso de información puede saturar e impedir que se vean las cosas con claridad. Hay una gran cantidad de información trivial que flota en los medios y en las redes, eso impide que estemos concentrados en nuestras vidas. Las nuevas tecnologías nos permiten acceder a la información como nunca antes, pero tienen un potencial deshumanizador, lo vemos en las cafeterías, cuando la gente no separa la vista de la pantalla del móvil”.
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Empezó siendo periodista en una publicación sobre ecología y lo dejó, ¿por qué?
“Al terminar de estudiar filosofía, entré a trabajar en el mundo del periodismo ecológico con la revista Integral, que acabé coordinando, pero, en efecto, lo dejé. Constaté que por más que divulgáramos lo que ocurría, cómo estábamos destruyendo el equilibrio ecológico, no cambiarían las cosas; de hecho, en los últimos 25 años todos los parametros ecológicos han ido a peor. Tenemos más información que nunca y, sin embargo, lo hacemos peor que nunca. Lo dejé porque quería comprender por qué la sociedad con mayor acceso a la información estaba rompiendo la base de su subsistencia: la naturaleza. Entonces volví al mundo de la filosofía”.
¿Cuál es para usted el principal problema que debe enfrentar el hombre actual?
“El mayor problema es encontrarle sentido a la vida contemporánea, buscarle una razón a nuestra participación en el cosmos, en la realidad. Necesitamos saber que no formamos parte de un mundo mecánico, sino que cada uno es importante. Tenemos que darnos cuenta de que somos cocreadores y participantes de una realidad mucho más prodigiosa de lo que pensábamos”.
Sus libros suelen girar en torno a la relación del ser humano y la naturaleza. ¿Existe una ruptura en esa relación?
“En el proceso de convertirnos en modernos perdimos por el camino la sensación de participación en la realidad, que sí tenían nuestros antepasados. Esta sociedad nuestra pasa de trabajar en el campo, en contacto con la naturaleza, a formar parte de un mundo donde se viene a consumir y a producir, donde las cosas pierden su sentido. Hemos perdido esa sensación de participación en el cosmos. Formamos parte de una sociedad consumista y materialista donde tenemos más que nunca y, sin embargo, el nivel de satisfacción de la gente está más bajo que nunca”.
Cada año suenan más alto las amenazas de acabar con la asignatura de Filosofía en los institutos…
“Querer acabar con la asignatura de Filosofía en los institutos es un gran error. A este mismo sistema que nos lleva a ser materialistas y competitivos le interesa que la gente no piense por sí misma, que sea obediente y que solo se dedique a consumir. La filosofía, que es una invitación a pensar por ti mismo y tener criterio propio, es una verdadera amenaza. Retirar la filosofía es una manera de formar autómatas más que formar a personas autónomas”.
¿Considera que a la clase política actual le hacen falta algunas clases de filosofía?
“Muchísimas clases. Lo que aquí predomina es la mentalidad materialista e individualista en la mayoría de los partidos políticos, por desgracia y en todas partes. A muchos políticos solo les interesa crecer dentro de su partido y tener más poder. Si pones eso por delante de tus ideales, te estás traicionando a ti mismo y a la sociedad. La clase política y todos necesitamos tener la posibilidad de sentarnos y de pensar. Para eso necesitamos silencio y, en cambio, estamos en un ajetreo constante de comunicaciones y de presiones que hacen muy difícil tener un espacio para pensar”.
¿Somos la sociedad de la información menos informada?
“Tenemos más información y menos conocimiento. Menos conocimiento y menos sabiduría. Para tener sabiduría no hace falta tener mucha información, solo hace falta tener la mirada limpia, clara. El exceso de información puede saturar e impedir que se vean las cosas con claridad. Hay una gran cantidad de información trivial que flota en los medios y en las redes, eso impide que estemos concentrados en nuestras vidas. Las nuevas tecnologías nos permiten acceder a la información como nunca antes, pero tienen un potencial deshumanizador, lo vemos en las cafeterías, cuando la gente no separa la vista de la pantalla del móvil”.
Un artículo de Samir Alarbid.
El filósofo no es un experto, sino quien dobla al experto: es el especialista para escenas de peligro. Odo Marquard
La ausencia de los estudios filosóficos en los programas educativos mundiales va en detrimento de la formación integral de los individuos. Las cátedras filosóficas que forman parte de los diseños curriculares de la educación media y universitaria, cada vez, quedan más excluidas, y en algunos casos, las unifican con otras materias que versan sobre ciencias sociales. La intención es borrar del mapa educativo cualquier rasgo filosófico que se asome en las unidades curriculares. Tal fenómeno mundial, se deriva del gran desconocimiento de la misma filosofía y de su «util-idad».
La filosofía hoy es, entonces, la gran desconocida y, por ser ignorada, la excluyen. Acontecimiento irónico y a la vez insólito. La filosofía es considerada desde antaño como la ciencia del saber, madre de todas las ciencias y ciencia primera y con todo lo que eso significa, es expulsada de las aulas de clases. La palabra filosofía etimológicamente significa amar el saber, ser amigo del saber. Cuando se excluyen los estudios filosóficos de las instituciones educativas se está en una oscura contradicción. Se va a la escuela, a la universidad precisamente en busca del saber. Algunos alegan que, históricamente los estudios filosóficos siempre han sido para algunas élites sociales; puede que esta postura sea más o menos razonable; pero no es la idea que se quiere exponer en esta ocasión. Nos referimos a la ausencia de la filosofía en las diferentes ofertas académicas humanistas de las instituciones educativas y en las unidades curriculares en general.
Frente a esta realidad, diferentes organizaciones, fundaciones, asociaciones y gremios han iniciado un movimiento mundial a favor de los estudios filosóficos. En España existe una organización llamada Red de Filosofía Española, tiene como objetivos fundamentales la promoción de la filosófica, la inclusión de los estudios filosóficos en todos los niveles de la educación y la difusión del pensamiento filosófico en la lengua española; en Latinoamérica México, Chile, Argentina y Brasil, por nombrar algunos, libran una lucha permanente frente a los políticos ignorantes para que éstos, no supriman los estudios filosóficos de la oferta o estructuras curriculares educativas. En el caso de Venezuela, por ejemplo, en educación media y diversificada existe el curso de filosofía, pero sólo de forma nominal; a la hora de ejecutar, el docente termina dictando lecciones sobre psicología general.
La educación ha sido siempre subordinada a los diferentes proyectos políticos de turno, olvidando que la educación es una «res publica» que no debe ser «politizada». La sociedad necesita la educación. Fernando Savater en una conferencia titulada: Educar en defensa propia, decía: «una sociedad que educa menos, es una sociedad que tendrá menos posibilidades de salir de una determinada crisis, bien sea crisis política, crisis de valores, cultural o económica». La sociedad moderna necesita una democracia real, sincera, pero una democracia con estas características exige educación, ciudadanos con capacidad de reflexión crítica, de pensamiento libre y autónomo, aptitud que brinda la formación filosófica. Si integramos la filosofía a la práctica educativa, entonces, estaremos formando individuos que contribuirán a salir del oscurantismo social, del extremismo político en el que estamos sumergidos. La injusticia social que se manifiesta con la impunidad de los delitos, es un signo del poco desarrollo cultural y cívico de las sociedades modernas.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha hecho un aporte importante a favor de la filosofía; en 2002 proclamó celebrar todos los años el Día Mundial de la Filosofía cada tercer jueves del mes de noviembre. Evento importante, se reconoce a la filosofía como una instrumento trascendental para la formación integral de todos los seres humanos. «La filosofía también ejerce una influencia benéfica para la promoción de la enseñanza» y más adelante afirma que «las nociones filosóficas sirven para fortalecer el respeto por el ser humano, el amor a la paz, la solidaridad y el apego a un ideal de cultura, los estudios filosóficos promueven la tolerancia y la paz» (UNESCO).
Deseo que la lectura de estás líneas sean un pequeño incentivo para aquellas personas que vivimos en países donde los estudios filosóficos siguen siendo vulnerables y sensibles a la politiquería de turno y les recuerdo que los políticos van y vienen mientras que las instituciones permanecen. Y como dice Aristóteles en el Protréptico al final del fragmento número X: «es necesario filosofar si queremos ser buenos ciudadanos y conducir eficazmente nuestra vida»
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El filósofo no es un experto, sino quien dobla al experto: es el especialista para escenas de peligro. Odo Marquard
La ausencia de los estudios filosóficos en los programas educativos mundiales va en detrimento de la formación integral de los individuos. Las cátedras filosóficas que forman parte de los diseños curriculares de la educación media y universitaria, cada vez, quedan más excluidas, y en algunos casos, las unifican con otras materias que versan sobre ciencias sociales. La intención es borrar del mapa educativo cualquier rasgo filosófico que se asome en las unidades curriculares. Tal fenómeno mundial, se deriva del gran desconocimiento de la misma filosofía y de su «util-idad».
La filosofía hoy es, entonces, la gran desconocida y, por ser ignorada, la excluyen. Acontecimiento irónico y a la vez insólito. La filosofía es considerada desde antaño como la ciencia del saber, madre de todas las ciencias y ciencia primera y con todo lo que eso significa, es expulsada de las aulas de clases. La palabra filosofía etimológicamente significa amar el saber, ser amigo del saber. Cuando se excluyen los estudios filosóficos de las instituciones educativas se está en una oscura contradicción. Se va a la escuela, a la universidad precisamente en busca del saber. Algunos alegan que, históricamente los estudios filosóficos siempre han sido para algunas élites sociales; puede que esta postura sea más o menos razonable; pero no es la idea que se quiere exponer en esta ocasión. Nos referimos a la ausencia de la filosofía en las diferentes ofertas académicas humanistas de las instituciones educativas y en las unidades curriculares en general.
Frente a esta realidad, diferentes organizaciones, fundaciones, asociaciones y gremios han iniciado un movimiento mundial a favor de los estudios filosóficos. En España existe una organización llamada Red de Filosofía Española, tiene como objetivos fundamentales la promoción de la filosófica, la inclusión de los estudios filosóficos en todos los niveles de la educación y la difusión del pensamiento filosófico en la lengua española; en Latinoamérica México, Chile, Argentina y Brasil, por nombrar algunos, libran una lucha permanente frente a los políticos ignorantes para que éstos, no supriman los estudios filosóficos de la oferta o estructuras curriculares educativas. En el caso de Venezuela, por ejemplo, en educación media y diversificada existe el curso de filosofía, pero sólo de forma nominal; a la hora de ejecutar, el docente termina dictando lecciones sobre psicología general.
La educación ha sido siempre subordinada a los diferentes proyectos políticos de turno, olvidando que la educación es una «res publica» que no debe ser «politizada». La sociedad necesita la educación. Fernando Savater en una conferencia titulada: Educar en defensa propia, decía: «una sociedad que educa menos, es una sociedad que tendrá menos posibilidades de salir de una determinada crisis, bien sea crisis política, crisis de valores, cultural o económica». La sociedad moderna necesita una democracia real, sincera, pero una democracia con estas características exige educación, ciudadanos con capacidad de reflexión crítica, de pensamiento libre y autónomo, aptitud que brinda la formación filosófica. Si integramos la filosofía a la práctica educativa, entonces, estaremos formando individuos que contribuirán a salir del oscurantismo social, del extremismo político en el que estamos sumergidos. La injusticia social que se manifiesta con la impunidad de los delitos, es un signo del poco desarrollo cultural y cívico de las sociedades modernas.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha hecho un aporte importante a favor de la filosofía; en 2002 proclamó celebrar todos los años el Día Mundial de la Filosofía cada tercer jueves del mes de noviembre. Evento importante, se reconoce a la filosofía como una instrumento trascendental para la formación integral de todos los seres humanos. «La filosofía también ejerce una influencia benéfica para la promoción de la enseñanza» y más adelante afirma que «las nociones filosóficas sirven para fortalecer el respeto por el ser humano, el amor a la paz, la solidaridad y el apego a un ideal de cultura, los estudios filosóficos promueven la tolerancia y la paz» (UNESCO).
Deseo que la lectura de estás líneas sean un pequeño incentivo para aquellas personas que vivimos en países donde los estudios filosóficos siguen siendo vulnerables y sensibles a la politiquería de turno y les recuerdo que los políticos van y vienen mientras que las instituciones permanecen. Y como dice Aristóteles en el Protréptico al final del fragmento número X: «es necesario filosofar si queremos ser buenos ciudadanos y conducir eficazmente nuestra vida»
Ana Cuervo Pollán es una estudiante de tercer curso de la carrera de Filosofía y dedica sus palabras a los alumnos de Bachillerato que no estudiarán la materia debido a la reforma educativa del Gobierno. "Filosofía ha perdido horas y se ha convertido en optativa, y sólo para algunas ramas, en otras, como en Ciencias, no se puede cursar ni como optativa", critica.
Querida alumna, querido alumno que este año empiezas 2º de Bachillerato y no podrás cursar Filosofía. Lo lamento. Luchamos, pero no lo conseguimos. Pienso si pedirte perdón por perder la batalla, pero muchas de las gentes que ocupamos las sillas y las pizarras del Aula de Historia de la Filosofía, nos dejamos la piel para que los que venís detrás, tuvierais vuestro sitio asegurado. No lo conseguimos. Es un hecho. Fracasamos. Pero, querida alumna, te aseguro que no habrá sido por huelgas, manifestaciones y movilizaciones. Pero, querido alumno, te aseguro que no han faltado protestas, denuncias, recogidas de firmas, artículos y cartas enfurecidas, aunque cargadas de razón, para evitarlo. Os puedo prometer que el profesorado y el alumnado comprometido –que somos mayoría– hemos luchado durante años, ya casi cinco, para que en este septiembre, tuvierais garantizado vuestro sitio en clase de Historia de la Filosofía, y sin embargo, fracasamos. Al menos, de momento. Porque no os vamos a abandonar en manos de esta derecha nauseabunda.
Querida, querido: os escribo desde la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras donde estudio. Me rodean libros y estudiantes, compañeras de clase, y compañeros de las carreras de Humanidades. Leen y escriben con atención. Quiero que lo sepáis: si ahora os escribo desde este lugar es gracias a la escuela pública y más concretamente, a mis clases de Historia de la Filosofía, que, aunque me encuentre inaugurando el tercer curso de la carrera, las recuerdo vivamente con agradecimiento y nostalgia.
Querido, querida: este año no os preguntaréis cuál es el origen del Universo. Tampoco os hablarán de que existieron en la Antigüedad unos filósofos que, en esta facultad tan amante de palabras raras pero de ideas claras, denominamos presocráticos. No estaréis al tanto de la polémica entre Sócrates y los Sofistas. El debate entre lo natural y lo convencional –Physis y Nomos– no se os pasará ni por la imaginación.
No tendréis ni la más remota idea de por qué Platón propone una escisión entre el mundo sensible y el mundo de las Ideas. Tampoco sabréis que Aristóteles habla de cuatro virtudes y alaba los beneficios de la prudencia. Ni veréis el gran cambio que sufre el objeto de estudio de la filosofía cuando irrumpe en ella la patrística y el pensamiento cristiano. No sabréis de qué forma justifica Descartes la existencia del mundo como entidad real y no sólo como posible objeto de la imaginación. No sabréis que Hume critica con una agudeza asombrosa el concepto de causalidad. Bueno, ni siquiera, queridos, os plantearéis si en el mundo existen causas y efectos.
Tampoco veréis al viejo Kant y su imperativo categórico. No lo veréis porque en el mundo que nos ha tocado, está prohibido que alguien os enseñe a tratar a las personas como fines y no como medios con los que satisfacer vuestros deseos. No estudiaréis a Marx, ¡ni por asomo estudiaréis a Marx! El PP necesita que os alienéis; no lo contrario. Y tampoco estudiaréis a Nietzsche.
Estos tipos que os cito, cada uno con sus propios puntos de vista – a menudo enfrentados–, tuvieron la dichosa idea de procurar a la gente la capacidad de hacer un análisis crítico del mundo que nos rodea y de cada sujeto para poder luchar por una sociedad más libre y justa; por eso, porque os quieren idiotas. Exactamente eso. Idiotas. (Tampoco os explicarán que 'idiota' es un término procedente del griego que designaba a aquel ciudadano que evitaba interesarse por asuntos sociales y políticos y en consecuencia, se hacía necesariamente súbdito).
Querido, querida. Fracasamos. Pero aún hay una salida. Kant decía "razonad todo lo que queráis y sobre todo lo que queráis pero obedeced". Lo primero me convence, lo segundo no. Por eso yo, humildemente, invertiré la máxima. Queridos, queridas: para que os dejen razonar, para que no piensen por vosotros/as, para que no os conviertan, mediante una educación mediocre, en súbditos del capital y de la ignorancia, desobedeced. Desobedeced la Lomce.
Exigid tener Filosofía y más Filosofía en todas las ramas de Bachillerato. Leed. Pensad. Interrogaos. Preguntaos si todo esto tiene sentido. Leed, leed y leed. Invadid las clases de Filosofía. Negaos a cursar otra asignatura en su lugar. No hacen falta armas para derrocar a esta derecha neoliberal y enemiga del conocimiento. Sí desobediencia. Basta con que luchéis para que no os hagan definitivamente estúpidos/as; necesariamente idiotas. Razonad, y después desobedeced, porque lo que se os ordena, es que seáis rematadamente idiotas.
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Querida alumna, querido alumno que este año empiezas 2º de Bachillerato y no podrás cursar Filosofía. Lo lamento. Luchamos, pero no lo conseguimos. Pienso si pedirte perdón por perder la batalla, pero muchas de las gentes que ocupamos las sillas y las pizarras del Aula de Historia de la Filosofía, nos dejamos la piel para que los que venís detrás, tuvierais vuestro sitio asegurado. No lo conseguimos. Es un hecho. Fracasamos. Pero, querida alumna, te aseguro que no habrá sido por huelgas, manifestaciones y movilizaciones. Pero, querido alumno, te aseguro que no han faltado protestas, denuncias, recogidas de firmas, artículos y cartas enfurecidas, aunque cargadas de razón, para evitarlo. Os puedo prometer que el profesorado y el alumnado comprometido –que somos mayoría– hemos luchado durante años, ya casi cinco, para que en este septiembre, tuvierais garantizado vuestro sitio en clase de Historia de la Filosofía, y sin embargo, fracasamos. Al menos, de momento. Porque no os vamos a abandonar en manos de esta derecha nauseabunda.
Querida, querido: os escribo desde la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras donde estudio. Me rodean libros y estudiantes, compañeras de clase, y compañeros de las carreras de Humanidades. Leen y escriben con atención. Quiero que lo sepáis: si ahora os escribo desde este lugar es gracias a la escuela pública y más concretamente, a mis clases de Historia de la Filosofía, que, aunque me encuentre inaugurando el tercer curso de la carrera, las recuerdo vivamente con agradecimiento y nostalgia.
Querido, querida: este año no os preguntaréis cuál es el origen del Universo. Tampoco os hablarán de que existieron en la Antigüedad unos filósofos que, en esta facultad tan amante de palabras raras pero de ideas claras, denominamos presocráticos. No estaréis al tanto de la polémica entre Sócrates y los Sofistas. El debate entre lo natural y lo convencional –Physis y Nomos– no se os pasará ni por la imaginación.
No tendréis ni la más remota idea de por qué Platón propone una escisión entre el mundo sensible y el mundo de las Ideas. Tampoco sabréis que Aristóteles habla de cuatro virtudes y alaba los beneficios de la prudencia. Ni veréis el gran cambio que sufre el objeto de estudio de la filosofía cuando irrumpe en ella la patrística y el pensamiento cristiano. No sabréis de qué forma justifica Descartes la existencia del mundo como entidad real y no sólo como posible objeto de la imaginación. No sabréis que Hume critica con una agudeza asombrosa el concepto de causalidad. Bueno, ni siquiera, queridos, os plantearéis si en el mundo existen causas y efectos.
Tampoco veréis al viejo Kant y su imperativo categórico. No lo veréis porque en el mundo que nos ha tocado, está prohibido que alguien os enseñe a tratar a las personas como fines y no como medios con los que satisfacer vuestros deseos. No estudiaréis a Marx, ¡ni por asomo estudiaréis a Marx! El PP necesita que os alienéis; no lo contrario. Y tampoco estudiaréis a Nietzsche.
Estos tipos que os cito, cada uno con sus propios puntos de vista – a menudo enfrentados–, tuvieron la dichosa idea de procurar a la gente la capacidad de hacer un análisis crítico del mundo que nos rodea y de cada sujeto para poder luchar por una sociedad más libre y justa; por eso, porque os quieren idiotas. Exactamente eso. Idiotas. (Tampoco os explicarán que 'idiota' es un término procedente del griego que designaba a aquel ciudadano que evitaba interesarse por asuntos sociales y políticos y en consecuencia, se hacía necesariamente súbdito).
Querido, querida. Fracasamos. Pero aún hay una salida. Kant decía "razonad todo lo que queráis y sobre todo lo que queráis pero obedeced". Lo primero me convence, lo segundo no. Por eso yo, humildemente, invertiré la máxima. Queridos, queridas: para que os dejen razonar, para que no piensen por vosotros/as, para que no os conviertan, mediante una educación mediocre, en súbditos del capital y de la ignorancia, desobedeced. Desobedeced la Lomce.
Exigid tener Filosofía y más Filosofía en todas las ramas de Bachillerato. Leed. Pensad. Interrogaos. Preguntaos si todo esto tiene sentido. Leed, leed y leed. Invadid las clases de Filosofía. Negaos a cursar otra asignatura en su lugar. No hacen falta armas para derrocar a esta derecha neoliberal y enemiga del conocimiento. Sí desobediencia. Basta con que luchéis para que no os hagan definitivamente estúpidos/as; necesariamente idiotas. Razonad, y después desobedeced, porque lo que se os ordena, es que seáis rematadamente idiotas.
Hace no mucho tiempo Jana Mohr Lone estaba en un taller de educación en Seattle, su ciudad natal, cuando alguien le entregó una nota. Dicha nota había sido escrita por una niña de quinto grado (10-11 años). A medida que Mohr Lone la leía, las palabras de la niña la llenaban de gozo:“Desde que usted se fue, he estado observando más lo que me rodea. Estoy prestando más atención a con quién hablo y a lo que estoy diciendo”.
Más tarde, y en una conversación telefónica, Mohr Lone recordó haber leído: “Estoy agradecida porque me hizo pensar las cosas de manera más profunda e hizo que la vida me importara más”.
Mohr Lone no es una consejera o una terapeuta. Ella es una profesora de Filosofía, la directora fundadora del " Centro de Filosofía para niños" de la Universidad de Washington y la presidenta durante 20 años de "PLATO", una organización sin fines de lucro preocupada de llevar la filosofía a las escuelas. Ella ha gastado una hora semanal durante el último año visitando la escuela de la niña para enseñar la antigua disciplina. Y ahora, solo unos meses después, ya estaba observando de primera mano el impacto que logró.
La función esencial de la escuela (al menos en teoría) es dar a los niños las habilidades necesarias para sortear la vida adulta. Sin embargo, dado el fuerte enfoque puesto en matemáticas, ciencia y lenguaje, se ha pasado por alto uno de los fines intelectuales más antiguos.
Respecto a la educación básica, al mirar los programas impartidos por las escuelas estadounidenses nace una pregunta: ¿Por qué no enseñan filosofía más escuelas?
LOS SORPRENDENTES BENEFICIOS DE TENER NIÑOS QUE HAGAN PREGUNTAS
Las preguntas que evoca la filosofía merecen un lugar en el cronograma escolar, pero sus beneficios a largo plazo para otras asignaturas es lo que la hacen tan valiosa para los estudiantes.
Por ejemplo, un estudio reciente realizado a cerca de 3000 niños de cuarto y quinto grado en 48 escuelas inglesas demostró que con un curso de filosofía semanal de una hora se mejoran las habilidades matemáticas y de lectura en los niños durante los dos años posteriores al mismo. Ello en comparación con niños que no tomaron ningún curso de filosofía. Ninguno de los grupos recibió ninguna ayuda adicional en lenguaje o matemáticas; la única diferencia fue la introducción de la filosofía.
Mohr Lone no se sorprende al escuchar estos efectos colaterales. Año tras año los profesores le comentan que sus cursos de filosofía enseñan a los niños habilidades que pueden aplicarse en otros salones de clases. El niño o niña que aprende a razonar gracias a un argumento filosófico puede desarrollar de mejor manera problemas matemáticos, tal como el tomar diferentes perspectivas enriquece una clase acerca de la esclavitud en el 1800.
Los niños y niñas también reciben una buena lección que construye su carácter. La investigación filosófica le enseña a los niños y niñas paciencia, habilidades de escucha, a respetar las opiniones de los otros y quizás, sobre todas las demás cosas, grit.
NO HAY QUE TEMER A LA FILOSOFÍA
La idea de enseñar a los niños moral y metafísica puede parecer poco realista. No obstante, dando a los niños el estímulo correcto, no hay como saber que tan lejos llegarán sus mentes.
En el salón de Mohr Lone se ven muchas cosas. Scout y Atticus Finch pueden simular una discusión acerca de la naturaleza del coraje. El ‘Conejo de terciopelo’ lleva a los niños a pensar la pregunta ‘¿Qué es lo real?’. A menudo incluso el estímulo más simple produce intuiciones muy profundas.
En su libro del 2012 “El niño filosófico”, Mohr Lone recuerda haberle preguntado a unos niños de quinto grado como es que podemos saber que la realidad no es una simulación – una pregunta que muchos pueden asumir demasiado rebuscada para niños de tan solo 10 años.
“Okey”, dijo una niña de la fila de adelante, “Quizás no puedo saber si no soy simplemente una mente en una computadora o si estoy viviendo en una caverna y solo veo sombras. Pero si puedo saber que si estoy pensando acerca de lo que puedo saber, entonces puedo estar segura de que al menos soy yo la que está pensando. Incluso si eso es lo único que puedo saber acerca de mí misma o acerca de cualquier otra cosa”.
Mohr Lone escribe en su libro que quedó sorprendida. “Le dije que el filósofo René Descartes había llegado a una conclusión similar hace casi cuatrocientos años atrás”.
LA FILOSOFÍA ABRE LOS OJOS DE LOS NIÑOS AL MUNDO QUE LOS RODEA
Más allá de ayudar a los niños a entenderse a sí mismos, la filosofía también los ayuda a entender a los otros. Algunos de los programas escolares favoritos de Mohr Lone son aquellos donde niños de escuelas predominantemente blancas se juntan con niños de escuelas predominantemente afroamericanas para discutir asuntos raciales de Estados Unidos.
Admite que ha habido uno que otro retroceso. Ella explica que “Ocasionalmente, he tenido a padres que me dicen ‘Usted sabe, creo que es muy pronto para que mi hijo esté pensando en su identidad racial’”. “Y yo siempre les respondo ‘Bueno, su hijo debe ser blanco’, porque si creciste como un niño afroamericano, para cuando tienes siete u ocho años nadie necesita enseñarte acerca de identidad racial. Ya estás pensando en eso”.
Un foro abierto donde los niños de áreas más pobres pueden hablar acerca de las dificultades de crecer, puede iluminar bien a los que tienen esos privilegios. La Filosofía puede servir como un gran ecualizador.
LOS PADRES Y LAS ESCUELAS DEBIERAN ALENTAR A QUE LOS NIÑOS DIGAN LO QUE PIENSAN
La Filosofía no debiera reemplazar a la matemática o la ciencia – esas asignaturas son vitales para criar buenos pensadores. Pero sus beneficios hacen que merezca un lugar en la sala de clases, incluso si esto solo implica a profesores de ciencia o matemáticas tratando de exponer problemas filosóficos en sus lecciones.
La mayor razón por la que las escuelas no han hecho esto es que la filosofía aún se ve inaccesible. La gente piensa que es algo que hacen los ancianos junto al fuego o en las torres de marfil de la academia. “La gente no se percata del hecho de que hacemos filosofía todo el tiempo”, dice Mohr Lone. Los adultos y niños se preguntan si ciertas personas son amigos de verdad, si lo que hicieron fue correcto y acerca de cómo encontrar su propósito en la vida.
Los niños usualmente reflexionan acerca de estas cosas. Pero dadas las presiones de una escuela normal terminan suprimiendo su espíritu curioso y priorizando conocimiento sobre entendimiento.
Mohr Lone dice que si hay algo que puede hacer para ayudar a que más escuelas inicien cursos de filosofía para sus estudiantes, ello sería que los adultos desmitifiquen lo que a los niños les parece natural.
(Artículo publicado originalmente el 27 de Agosto del 2016 por Chris Weller en Business Insider UK. Traducción de GEFAUCh)
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Más tarde, y en una conversación telefónica, Mohr Lone recordó haber leído: “Estoy agradecida porque me hizo pensar las cosas de manera más profunda e hizo que la vida me importara más”.
Mohr Lone no es una consejera o una terapeuta. Ella es una profesora de Filosofía, la directora fundadora del " Centro de Filosofía para niños" de la Universidad de Washington y la presidenta durante 20 años de "PLATO", una organización sin fines de lucro preocupada de llevar la filosofía a las escuelas. Ella ha gastado una hora semanal durante el último año visitando la escuela de la niña para enseñar la antigua disciplina. Y ahora, solo unos meses después, ya estaba observando de primera mano el impacto que logró.
La función esencial de la escuela (al menos en teoría) es dar a los niños las habilidades necesarias para sortear la vida adulta. Sin embargo, dado el fuerte enfoque puesto en matemáticas, ciencia y lenguaje, se ha pasado por alto uno de los fines intelectuales más antiguos.
Respecto a la educación básica, al mirar los programas impartidos por las escuelas estadounidenses nace una pregunta: ¿Por qué no enseñan filosofía más escuelas?
LOS SORPRENDENTES BENEFICIOS DE TENER NIÑOS QUE HAGAN PREGUNTAS
Las preguntas que evoca la filosofía merecen un lugar en el cronograma escolar, pero sus beneficios a largo plazo para otras asignaturas es lo que la hacen tan valiosa para los estudiantes.
Por ejemplo, un estudio reciente realizado a cerca de 3000 niños de cuarto y quinto grado en 48 escuelas inglesas demostró que con un curso de filosofía semanal de una hora se mejoran las habilidades matemáticas y de lectura en los niños durante los dos años posteriores al mismo. Ello en comparación con niños que no tomaron ningún curso de filosofía. Ninguno de los grupos recibió ninguna ayuda adicional en lenguaje o matemáticas; la única diferencia fue la introducción de la filosofía.
Mohr Lone no se sorprende al escuchar estos efectos colaterales. Año tras año los profesores le comentan que sus cursos de filosofía enseñan a los niños habilidades que pueden aplicarse en otros salones de clases. El niño o niña que aprende a razonar gracias a un argumento filosófico puede desarrollar de mejor manera problemas matemáticos, tal como el tomar diferentes perspectivas enriquece una clase acerca de la esclavitud en el 1800.
Los niños y niñas también reciben una buena lección que construye su carácter. La investigación filosófica le enseña a los niños y niñas paciencia, habilidades de escucha, a respetar las opiniones de los otros y quizás, sobre todas las demás cosas, grit.
NO HAY QUE TEMER A LA FILOSOFÍA
La idea de enseñar a los niños moral y metafísica puede parecer poco realista. No obstante, dando a los niños el estímulo correcto, no hay como saber que tan lejos llegarán sus mentes.
En el salón de Mohr Lone se ven muchas cosas. Scout y Atticus Finch pueden simular una discusión acerca de la naturaleza del coraje. El ‘Conejo de terciopelo’ lleva a los niños a pensar la pregunta ‘¿Qué es lo real?’. A menudo incluso el estímulo más simple produce intuiciones muy profundas.
En su libro del 2012 “El niño filosófico”, Mohr Lone recuerda haberle preguntado a unos niños de quinto grado como es que podemos saber que la realidad no es una simulación – una pregunta que muchos pueden asumir demasiado rebuscada para niños de tan solo 10 años.
“Okey”, dijo una niña de la fila de adelante, “Quizás no puedo saber si no soy simplemente una mente en una computadora o si estoy viviendo en una caverna y solo veo sombras. Pero si puedo saber que si estoy pensando acerca de lo que puedo saber, entonces puedo estar segura de que al menos soy yo la que está pensando. Incluso si eso es lo único que puedo saber acerca de mí misma o acerca de cualquier otra cosa”.
Mohr Lone escribe en su libro que quedó sorprendida. “Le dije que el filósofo René Descartes había llegado a una conclusión similar hace casi cuatrocientos años atrás”.
LA FILOSOFÍA ABRE LOS OJOS DE LOS NIÑOS AL MUNDO QUE LOS RODEA
Más allá de ayudar a los niños a entenderse a sí mismos, la filosofía también los ayuda a entender a los otros. Algunos de los programas escolares favoritos de Mohr Lone son aquellos donde niños de escuelas predominantemente blancas se juntan con niños de escuelas predominantemente afroamericanas para discutir asuntos raciales de Estados Unidos.
Admite que ha habido uno que otro retroceso. Ella explica que “Ocasionalmente, he tenido a padres que me dicen ‘Usted sabe, creo que es muy pronto para que mi hijo esté pensando en su identidad racial’”. “Y yo siempre les respondo ‘Bueno, su hijo debe ser blanco’, porque si creciste como un niño afroamericano, para cuando tienes siete u ocho años nadie necesita enseñarte acerca de identidad racial. Ya estás pensando en eso”.
Un foro abierto donde los niños de áreas más pobres pueden hablar acerca de las dificultades de crecer, puede iluminar bien a los que tienen esos privilegios. La Filosofía puede servir como un gran ecualizador.
LOS PADRES Y LAS ESCUELAS DEBIERAN ALENTAR A QUE LOS NIÑOS DIGAN LO QUE PIENSAN
La Filosofía no debiera reemplazar a la matemática o la ciencia – esas asignaturas son vitales para criar buenos pensadores. Pero sus beneficios hacen que merezca un lugar en la sala de clases, incluso si esto solo implica a profesores de ciencia o matemáticas tratando de exponer problemas filosóficos en sus lecciones.
La mayor razón por la que las escuelas no han hecho esto es que la filosofía aún se ve inaccesible. La gente piensa que es algo que hacen los ancianos junto al fuego o en las torres de marfil de la academia. “La gente no se percata del hecho de que hacemos filosofía todo el tiempo”, dice Mohr Lone. Los adultos y niños se preguntan si ciertas personas son amigos de verdad, si lo que hicieron fue correcto y acerca de cómo encontrar su propósito en la vida.
Los niños usualmente reflexionan acerca de estas cosas. Pero dadas las presiones de una escuela normal terminan suprimiendo su espíritu curioso y priorizando conocimiento sobre entendimiento.
Mohr Lone dice que si hay algo que puede hacer para ayudar a que más escuelas inicien cursos de filosofía para sus estudiantes, ello sería que los adultos desmitifiquen lo que a los niños les parece natural.
(Artículo publicado originalmente el 27 de Agosto del 2016 por Chris Weller en Business Insider UK. Traducción de GEFAUCh)
Filosofía
CHILE: ESPECIALISTA ADVIERTE QUE ELIMINAR ASIGNATURA DE FILOSOFÍA ATENTA CONTRA LA EDUCACIÓN PÚBLICA
El experto en educación de nuestro Plantel, Dr. Jaime Retamal, sostiene que la propuesta del Mineduc de dejar el ramo como electivo “agrava aún más el problema, porque la filosofía no es un saber privativo para ciertos individuos, ni para las elites. El pensamiento es un asunto público”.
El Ministerio de Educación está en un proceso de modificación del currículum escolar para tercero y cuarto medio que, actualmente, se encuentra en consulta. La propuesta elimina el curso de Filosofía de los ramos obligatorios, dejándolo como electivo. Desde el Mineduc, agregan que los contenidos de la asignatura no se eliminarán completamente, sino que serían asimilados en una nueva asignatura de formación ciudadana.
Para el doctor en educación de nuestra Universidad, Jaime Retamal, los cambios propuestos indican que “las personas que están realizando la propuesta no tienen idea de los saberes, habilidades y actitudes que están en juego en esta asignatura”.
Además, agrega que “el discurso que señala que no se eliminará el ramo en un 100%, sino que se dejará como electivo, agrava aún más el problema, porque la filosofía no es un saber privativo para ciertos individuos, ni para las elites. El pensamiento es un asunto público y, por eso, atentar contra la filosofía es atentar directamente contra la educación pública”.
El especialista señala que uno de los objetivos de la filosofía es que potencia el pensamiento crítico de los estudiantes y les enseña a razonar, argumentar y relacionar las diversas materias que se le imparten en el colegio. “Lo que está primando con esta medida es un enfoque netamente instrumental y tecnocrático del currículo, una mirada pragmática en el peor sentido de la palabra. ¿Queremos estudiantes que respondan sólo al consumo, al mercado o, incluso, a las necesidades electorales del momento, o queremos estudiantes que piensen, que acudan a razones y no a la violencia, para formarse como ciudadanos completos?”, pregunta Retamal.
Por eso, afirma que en un escenario de crisis política e institucional, “lo que de verdad necesitamos es volver a pensar desde la filosofía y, además, potenciar la formación ciudadana, pero no que una desaparezca en desmedro de la otra. La asignatura de formación ciudadana debiese ser impartida desde la enseñanza básica a la media, y para esto no es necesario eliminar filosofía”.
¿Qué pierde la educación sin Filosofía?
De acuerdo al académico del Departamento de Educación, “se elimina una serie de habilidades, como el pensamiento crítico y reflexivo; el pensamiento holístico, comprensivo, que busca interconectar los distintos saberes para dar una explicación global al mundo”.
“Una educación sin filosofía termina formando estudiantes que no son capaces de reflexionar ni establecer argumentaciones, estudiantes listos para el mundo del trabajo y el mercado, pero despreocupados de asuntos importantísimos para la vida del ser humano como la razón o la felicidad”, añade.
Retamal ejemplifica lo que pierde la enseñanza media sin filosofía a través de una comparación. “Si uno elimina la asignatura de historia, de matemática o de lenguaje, estás cercenando el saber y quitándoles oportunidades a los estudiantes. Si se elimina filosofía, estás eliminando una serie de saberes que tocan la historia, las matemáticas y el lenguaje, pero que son específicos de la asignatura”, señala.
VIDEO: CNN Prime: La relevancia del ramo de Filosofía
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El Ministerio de Educación está en un proceso de modificación del currículum escolar para tercero y cuarto medio que, actualmente, se encuentra en consulta. La propuesta elimina el curso de Filosofía de los ramos obligatorios, dejándolo como electivo. Desde el Mineduc, agregan que los contenidos de la asignatura no se eliminarán completamente, sino que serían asimilados en una nueva asignatura de formación ciudadana.
Para el doctor en educación de nuestra Universidad, Jaime Retamal, los cambios propuestos indican que “las personas que están realizando la propuesta no tienen idea de los saberes, habilidades y actitudes que están en juego en esta asignatura”.
Además, agrega que “el discurso que señala que no se eliminará el ramo en un 100%, sino que se dejará como electivo, agrava aún más el problema, porque la filosofía no es un saber privativo para ciertos individuos, ni para las elites. El pensamiento es un asunto público y, por eso, atentar contra la filosofía es atentar directamente contra la educación pública”.
El especialista señala que uno de los objetivos de la filosofía es que potencia el pensamiento crítico de los estudiantes y les enseña a razonar, argumentar y relacionar las diversas materias que se le imparten en el colegio. “Lo que está primando con esta medida es un enfoque netamente instrumental y tecnocrático del currículo, una mirada pragmática en el peor sentido de la palabra. ¿Queremos estudiantes que respondan sólo al consumo, al mercado o, incluso, a las necesidades electorales del momento, o queremos estudiantes que piensen, que acudan a razones y no a la violencia, para formarse como ciudadanos completos?”, pregunta Retamal.
Por eso, afirma que en un escenario de crisis política e institucional, “lo que de verdad necesitamos es volver a pensar desde la filosofía y, además, potenciar la formación ciudadana, pero no que una desaparezca en desmedro de la otra. La asignatura de formación ciudadana debiese ser impartida desde la enseñanza básica a la media, y para esto no es necesario eliminar filosofía”.
¿Qué pierde la educación sin Filosofía?
De acuerdo al académico del Departamento de Educación, “se elimina una serie de habilidades, como el pensamiento crítico y reflexivo; el pensamiento holístico, comprensivo, que busca interconectar los distintos saberes para dar una explicación global al mundo”.
“Una educación sin filosofía termina formando estudiantes que no son capaces de reflexionar ni establecer argumentaciones, estudiantes listos para el mundo del trabajo y el mercado, pero despreocupados de asuntos importantísimos para la vida del ser humano como la razón o la felicidad”, añade.
Retamal ejemplifica lo que pierde la enseñanza media sin filosofía a través de una comparación. “Si uno elimina la asignatura de historia, de matemática o de lenguaje, estás cercenando el saber y quitándoles oportunidades a los estudiantes. Si se elimina filosofía, estás eliminando una serie de saberes que tocan la historia, las matemáticas y el lenguaje, pero que son específicos de la asignatura”, señala.
VIDEO: CNN Prime: La relevancia del ramo de Filosofía
Un artículo de Germán Santiago y Belén Quejigo.
"Cuando alguien se pregunta para qué sirve la filosofía, la respuesta debe ser agresiva, ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz. La filosofía no sirve al Estado ni a la Iglesia, que tienen otras preocupaciones. No sirve a ningún poder establecido (…) Sirve para detestar la estupidez. Hace de la estupidez una cosa vergonzosa. Sólo tiene ese uso: denunciar la bajeza del pensamiento bajo todas sus formas. ¿Existe alguna disciplina, fuera de la filosofía, que se proponga la crítica de todas las mixtificaciones, sea cual sea su origen y su fin? (…) Hacer del pensamiento algo agresivo, activo y afirmativo. Hacer hombres libres, es decir, hombres que no confundan los fines de la cultura con el provecho del Estado, la moral o la religión. Combatir el resentimiento, la mala conciencia, que ocupan el lugar del pensamiento. Vencer lo negativo y sus falsos prestigios. ¿Quién a excepción de la filosofía se interesa por todo esto? (…) La estupidez y la bajeza serían aún mayores si no subsistiera un poco de filosofía que, en cada época, les impide ir todo lo lejos que querrían".
Este párrafo de Deleuze debe responder por sí solo a todas las preguntas acerca de la utilidad-inutilidad de la filosofía. La filosofía no sirve a nada. No es sirvienta ni de las matemáticas ni de la teología ni de la política. No sirve a nada sino a ella misma como disciplina que cuestiona los límites de todas y cada una de las cosas del mundo.
Sentimos que sea insuficiente a ojos de algunos, pero la filosofía no sirve a la propaganda del Estado, sino que es una máquina de guerra contra él cuando excede lo tolerable.
CIERRE DE LA FACULTAD
El mensaje de la carta es claro. El supuesto cierre anunciado por el rector de la Universidad Complutense de Madrid de la Facultad de Filosofía para anexarse a los departamentos de Lingüística, denunciado por algunos catedráticos y profesores, como José Luis Pardo o Carlos Fernández-Liria, nos entristece demasiado.
Nos parece una casualidad demasiado grande que sea el mismo año que entra en vigor la eliminación de las asignaturas como Educación para la Ciudadanía, Ética y el recorte drástico de horas a Historia de la Filosofía en Secundaria y Bachillerato con la entrada triunfante de la LOMCE, literalmente Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa. Toda una paradoja. Sin embargo, la eliminación de la filosofía en las aulas no supone el fin del pensamiento.
Pero ¿qué es y para qué sirve la filosofía? Como Deleuze, empecemos por lo que no es. La filosofía no es reflexión ni contemplación; nadie necesita la filosofía ni para reflexionar ni para pensar.
La filosofía es el ejercicio mismo del pensamiento, su campo de batalla. En ese mismo sentido, la filosofía excede todos esos planos reflexivos y contemplativos y va más allá de ellos: evita el fascismo cotidiano.
Tampoco nos parece una casualidad que tras la entrada de Podemos en el panorama político, con muchos de sus dirigentes de clara formación filosófica, venga a darse esta dramática noticia. ¿No vendría esta medida a impedir que los estudiantes llamados en mayor número por esta visibilidad acudieran en busca de afinidades políticas o intelectuales? Tal vez estemos yendo demasiado lejos, pero no perdamos de vista esa posibilidad.
El sometimiento de la filosofía es una constante y su genealogía es larga. Puede que comenzara el día que Platón nos describió en La República a aquel habitante que volvía a la caverna para contarle al resto lo que había visto ahí fuera: "Y serán reyes los que entre la filosofía y la milicia resulten ser los mejores de entre ellos", pero no quieren que leamos a Platón.
La filosofía, ahora destronada como Hécuba, como diría el propio Kant, se encuentra en un momento de reducción (¿y cuándo no?).
No hay que leer a Platón, ya lo sabían los bomberos que quemaban libros en Fahrenheit 451, porque Platón habla de la igualdad, la justicia, el pensamiento y la más bella de todas las formas políticas.
Tampoco quieren que leamos a Spinoza, que fue condenado a ser "maldito de día y de noche" por su pensamiento subversivo y se dedicó a pulir lentes toda su vida en un suburbio en Holanda; ni a Kant, que nos invita a atrevernos a pensar, o a Hegel, que por el contrario nos invita a equivocarnos.
Tampoco a Marx, tachado y estigmatizado como tantos otros que fueron condenados a la miseria material más absoluta. ¿Quién se encargará de explicar a Kant o a Marx? O aún peor, ¿volverán a ser explicados? La caza de brujas, que un día fue real, ahora se hace de forma directa y eufemística con la eliminación de los espacios públicos para impartir estas materias o de forma indirecta con la subida del IVA cultural. Pero seguirá habiendo lectores de Platón, Spinoza, Marx, Hegel, Nietzsche…
PERSONAS VALIENTES
No han faltado a lo largo de la historia hombres y mujeres valientes que se han enfrentado a lo establecido y a los que no se ha podido callar. No nos ha faltado nunca en el mundo filosofía. Siempre hay filosofía pese a su perenne sometimiento. Esto no es la crónica de una muerte anunciada. Ni un asesinato.
El hombre y la mujer no son seres pensantes por naturaleza, sino por construcción, por dedicación y por obligación, puesto que si no hubiera pensamiento la estupidez habría sido mayor propiciando una mejor opresión sobre las mentes dóciles, como apuntaba Deleuze. El pensamiento no es natural, el pensamiento se construye, y con él nace un mundo alterno al que quieren hacernos ver.
Es triste, pero la universidad ha dejado de ser el espacio donde alumnos y profesores se reunían para compartir conocimiento y ha acabado convirtiéndose en aquello que siempre hemos temido por considerarlo nocivo para el desarrollo libre de las personas: en una máquina expendedora de títulos al servicio del mercado.
Un mercado que, por cierto, cada vez demanda menos títulos universitarios por haber entendido que las empresas cada vez necesitan menos personal con pensamiento crítico y más personal dócil con la formación técnica justa (y cara) para realizar un trabajo anodino y mecánico. Porque, como rezaba una polémica oferta de trabajo de hace unos días, "no queremos trabajadores reivindicativos".
De nuevo ha ganado el mercado, pero paradójicamente ya no podremos elegir estudios oficiales de filosofía, y esa gran libertad proclamada por los liberales tendrá una posibilidad menos de ser libertad.
UN PLAN DE ELIMINACIÓN DE FACULTADES
La eliminación de la Facultad de Filosofía se engloba en el 'plan de remodelación' con el que el rector de la Universidad Complutense de Madrid, Carlos Andradas, pretende reducir el número de facultades de 26 a 17.
Ocho de estas facultades, entre las que se encuentran Filosofía, Estadística, Enfermería, Documentación o Trabajo Social, dejarán de tener entidad propia si el plan sigue adelante. Además, el número de departamentos pasará de 185 a 74.
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"Cuando alguien se pregunta para qué sirve la filosofía, la respuesta debe ser agresiva, ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz. La filosofía no sirve al Estado ni a la Iglesia, que tienen otras preocupaciones. No sirve a ningún poder establecido (…) Sirve para detestar la estupidez. Hace de la estupidez una cosa vergonzosa. Sólo tiene ese uso: denunciar la bajeza del pensamiento bajo todas sus formas. ¿Existe alguna disciplina, fuera de la filosofía, que se proponga la crítica de todas las mixtificaciones, sea cual sea su origen y su fin? (…) Hacer del pensamiento algo agresivo, activo y afirmativo. Hacer hombres libres, es decir, hombres que no confundan los fines de la cultura con el provecho del Estado, la moral o la religión. Combatir el resentimiento, la mala conciencia, que ocupan el lugar del pensamiento. Vencer lo negativo y sus falsos prestigios. ¿Quién a excepción de la filosofía se interesa por todo esto? (…) La estupidez y la bajeza serían aún mayores si no subsistiera un poco de filosofía que, en cada época, les impide ir todo lo lejos que querrían".
Este párrafo de Deleuze debe responder por sí solo a todas las preguntas acerca de la utilidad-inutilidad de la filosofía. La filosofía no sirve a nada. No es sirvienta ni de las matemáticas ni de la teología ni de la política. No sirve a nada sino a ella misma como disciplina que cuestiona los límites de todas y cada una de las cosas del mundo.
Sentimos que sea insuficiente a ojos de algunos, pero la filosofía no sirve a la propaganda del Estado, sino que es una máquina de guerra contra él cuando excede lo tolerable.
CIERRE DE LA FACULTAD
El mensaje de la carta es claro. El supuesto cierre anunciado por el rector de la Universidad Complutense de Madrid de la Facultad de Filosofía para anexarse a los departamentos de Lingüística, denunciado por algunos catedráticos y profesores, como José Luis Pardo o Carlos Fernández-Liria, nos entristece demasiado.
Nos parece una casualidad demasiado grande que sea el mismo año que entra en vigor la eliminación de las asignaturas como Educación para la Ciudadanía, Ética y el recorte drástico de horas a Historia de la Filosofía en Secundaria y Bachillerato con la entrada triunfante de la LOMCE, literalmente Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa. Toda una paradoja. Sin embargo, la eliminación de la filosofía en las aulas no supone el fin del pensamiento.
Pero ¿qué es y para qué sirve la filosofía? Como Deleuze, empecemos por lo que no es. La filosofía no es reflexión ni contemplación; nadie necesita la filosofía ni para reflexionar ni para pensar.
La filosofía es el ejercicio mismo del pensamiento, su campo de batalla. En ese mismo sentido, la filosofía excede todos esos planos reflexivos y contemplativos y va más allá de ellos: evita el fascismo cotidiano.
Tampoco nos parece una casualidad que tras la entrada de Podemos en el panorama político, con muchos de sus dirigentes de clara formación filosófica, venga a darse esta dramática noticia. ¿No vendría esta medida a impedir que los estudiantes llamados en mayor número por esta visibilidad acudieran en busca de afinidades políticas o intelectuales? Tal vez estemos yendo demasiado lejos, pero no perdamos de vista esa posibilidad.
El sometimiento de la filosofía es una constante y su genealogía es larga. Puede que comenzara el día que Platón nos describió en La República a aquel habitante que volvía a la caverna para contarle al resto lo que había visto ahí fuera: "Y serán reyes los que entre la filosofía y la milicia resulten ser los mejores de entre ellos", pero no quieren que leamos a Platón.
La filosofía, ahora destronada como Hécuba, como diría el propio Kant, se encuentra en un momento de reducción (¿y cuándo no?).
No hay que leer a Platón, ya lo sabían los bomberos que quemaban libros en Fahrenheit 451, porque Platón habla de la igualdad, la justicia, el pensamiento y la más bella de todas las formas políticas.
Tampoco quieren que leamos a Spinoza, que fue condenado a ser "maldito de día y de noche" por su pensamiento subversivo y se dedicó a pulir lentes toda su vida en un suburbio en Holanda; ni a Kant, que nos invita a atrevernos a pensar, o a Hegel, que por el contrario nos invita a equivocarnos.
Tampoco a Marx, tachado y estigmatizado como tantos otros que fueron condenados a la miseria material más absoluta. ¿Quién se encargará de explicar a Kant o a Marx? O aún peor, ¿volverán a ser explicados? La caza de brujas, que un día fue real, ahora se hace de forma directa y eufemística con la eliminación de los espacios públicos para impartir estas materias o de forma indirecta con la subida del IVA cultural. Pero seguirá habiendo lectores de Platón, Spinoza, Marx, Hegel, Nietzsche…
PERSONAS VALIENTES
No han faltado a lo largo de la historia hombres y mujeres valientes que se han enfrentado a lo establecido y a los que no se ha podido callar. No nos ha faltado nunca en el mundo filosofía. Siempre hay filosofía pese a su perenne sometimiento. Esto no es la crónica de una muerte anunciada. Ni un asesinato.
El hombre y la mujer no son seres pensantes por naturaleza, sino por construcción, por dedicación y por obligación, puesto que si no hubiera pensamiento la estupidez habría sido mayor propiciando una mejor opresión sobre las mentes dóciles, como apuntaba Deleuze. El pensamiento no es natural, el pensamiento se construye, y con él nace un mundo alterno al que quieren hacernos ver.
Es triste, pero la universidad ha dejado de ser el espacio donde alumnos y profesores se reunían para compartir conocimiento y ha acabado convirtiéndose en aquello que siempre hemos temido por considerarlo nocivo para el desarrollo libre de las personas: en una máquina expendedora de títulos al servicio del mercado.
Un mercado que, por cierto, cada vez demanda menos títulos universitarios por haber entendido que las empresas cada vez necesitan menos personal con pensamiento crítico y más personal dócil con la formación técnica justa (y cara) para realizar un trabajo anodino y mecánico. Porque, como rezaba una polémica oferta de trabajo de hace unos días, "no queremos trabajadores reivindicativos".
De nuevo ha ganado el mercado, pero paradójicamente ya no podremos elegir estudios oficiales de filosofía, y esa gran libertad proclamada por los liberales tendrá una posibilidad menos de ser libertad.
UN PLAN DE ELIMINACIÓN DE FACULTADES
La eliminación de la Facultad de Filosofía se engloba en el 'plan de remodelación' con el que el rector de la Universidad Complutense de Madrid, Carlos Andradas, pretende reducir el número de facultades de 26 a 17.
Ocho de estas facultades, entre las que se encuentran Filosofía, Estadística, Enfermería, Documentación o Trabajo Social, dejarán de tener entidad propia si el plan sigue adelante. Además, el número de departamentos pasará de 185 a 74.
Una entrevista de Estebán Hernández a Carlos Andradas, rector de la Universidad Complutense de Madrid,
La reestructuración de la Complutense ha puesto en el debate público la pregunta de por qué son tan importantes para la sociedad disciplinas despreciadas por no ser rentables.
"La utilidad de lo inútil", de Nuccio Ordine, se ha convertido en un merecido éxito editorial, uno de esos libros que no venden mucho de golpe pero cuyo recorrido comercial es largo, alimentado por un prestigio que va aumentando con el tiempo. Sus tesis se hicieron muy populares entre los aficionados al pensamiento y a la cultura por su defensa del espíritu y de la belleza, es decir, de aquello no podía ser fiscalizado o convertido en estadística, y se convirtieron en argumentos habituales entre las personas que abogaban por las humanidades en unos tiempos en los que sólo se busca la rentabilidad.
Pero es una defensa débil, porque trata de valores etéreos frente a la concreción del pragmatismo y del beneficio en un mundo que prioriza insistentemente los segundos. La universidad española está comenzando a aprender esa lección. Las tensiones en la Complutense por el plan de reorganización que ha presentado el rector, que irán en aumento en próximas fechas, son parte de ese escenario de pugna entre los números y lo intangible.
El caso más significativo de esa reestructuración es de la pérdida de importancia y de recursos de la Facultad de Filosofía. No porque sea más importante que otras, sino porque su mengua es simbólicamente mucho más importante, lo que ha provocado que exista una oposición más mediática en su caso que en el del resto. La idea de fondo es clara: la Facultad de Filosofía no es rentable porque no atrae al suficiente número de alumnos. Se ha convertido, aseguran sus detractores, en una carrera sin apenas aplicación práctica, que no asegura la inserción en el mercado laboral, y que supone una pérdida de tiempo para jóvenes que acabarán trabajando en cadenas de comida rápida o de vigilantes jurados, por lo que tampoco tiene sentido que se les siga alentando a cursar materias tan poco pragmáticas como esa.
LA DUALIZACIÓN
Puesto que se trata de una disciplina poco rentable, los presupuestos deben reflejar su estado real. La universidad tiende a dualizarse en todos los sentidos: los académicos ligados a la gestión cada vez cuentan con mejores salarios mientras que la mayor parte de los profesores se precariza; los profesionales de prestigio que publican en las revistas adecuadas consiguen más fondos mientras que el resto queda destinado a la invisibilidad y la irrelevancia; los centros que mejor se sitúan en los rankings reciben más ayudas estatales e institucionales, como señala el caso alemán, mientras que los demás emprenden una cuesta abajo que llevará a muchos al cierre. Filosofía está en el lado menos favorecido de esta relación, por lo que estos recortes no son más que el inicio del declive, si nos atenemos a las experiencias que en el entorno europeo se están sucediendo.
Y, por si fuera poco, el mundo del pensamiento genéricamente considerado está desapareciendo de la valoración social. Asuntos como la buena vida, la ética o el bien común han quedado sepultados por el pensamiento positivo, el mindfulness y técnicas semejantes, impartidas por expertos que se autodenominan entrenadores (coach). En un pasado que ya parece lejanísimo, pero del que hace tan sólo pocas décadas, la filosofía y la religión, dependiendo de los entornos, poseían gran influencia social. Hoy la religión perdura en algunos espacios y el pensamiento positivo reina en los demás. En ese contexto, la filosofía, las humanidades en general y la misma cultura se convierten en irrelevantes. Para qué se va a perder el tiempo en pensar si se puede salir a correr o hacer meditación.
UNA RESISTENCIA POBRE
Lo sorprendente no ha sido tanto la insistencia de los ataques cuanto la debiilidad de las resistencias. La gente del sector ha respondido de distintas maneras, pero sus argumentos parecen aceptar el marco de partida. Unos repiten la idea de Ordine, señalando que sí, que las humanidades son inútiles, pero que pueden aportar algo que las demás disciplinas no, aun cuando no pueda medirse, mientras que otros simplemente rebaten las formas de realización del plan, más solicitando clemencia que otra cosa. A algunos les da por inventarse otras formas de rentabilidad ("vale, no damos dinero, pero Podemos salió de allí") y los más señalan que aquellos conocimientos que alimentan el espíritu y que nos hablan de la solidaridad o la belleza parten de disciplinas que hoy se están despreciando.
Hay dos elementos que echo en en falta en este debate. El primero es el orgullo, ese que puede proclamar la superioridad de las humanidades a la hora de formar íntegramente al ser humano. Las matemáticas y la informática son disciplinas muy útiles que nos ayudan en muchos sentidos, salir a correr, hacer triatlones y practicar relajación nos pueden venir muy bien, pero no pueden sustituir a los placeres de la mente. Y además deben tener contraindicaciones: Aznar se aficionó al running y acabó invadiendo Irak y Zapatero hizo lo mismo y terminó diciendo que la crisis no existía. Que los entrenadores se hayan convertido en una mezcla de consejeros religiosos y psicólogos de cabecera es empobrecedor para el ser humano, para su evolución personal y para su felicidad. Quizá la filosofía, la psicología y la cultura no sirvan de mucho, pero para esto sí. No serán el modelo perfecto, pero sí son el mejor que tenemos. Y mucha gente de este sector carece del valor para salir a decirlo.
Pero en segundo lugar, deberíamos dejarnos ya de retórica sobre el pragmatismo, la eficacia y la rentabilidad y la ausencia de valor de las humanidades en ese terreno, porque es justo lo contrario. Forjar personalidades que sepan valorar opciones, tomar en cuenta razones y analizar correctamente la información disponible es algo para lo que se prepara a los alumnos de humanidades. Y eso es justo lo que permite que una empresa o un país prosperen. Que la formación de carácter humanístico sea mal valorada por una compañía a la hora de contratar empleados y directivos es sinónimo de que esperan tener personas dadas a obedecer, que no cuestionarán nada y que propondrán alternativas sólo si saben que no molestarán a nadie.
LO VERDADERAMENTE ÚTIL
Quizá si Vueling hubiera tenido mucha gente de humanidades en su plantilla, cuando su directora de planificación anunció el desastre que iba a ocurrir tres meses después, en lugar de despedirla, la hubieran hecho caso; o quizá otras empresas tendrían más en cuenta la inteligencia y el talento a la hora de contratar en lugar del color de los zapatos, o quizá si los encuestadores tomaran en cuenta métodos más amplios en lugar de la simple suma de números, porcentajes y estadísticas, acertarían más en sus predicciones. Pero no es así, y como algunos expertos vienen denunciando, la crítica, eso que hace que las cosas mejoren, en lugar de ser fomentada es proscrita, en la empresa, en la política y en la vida. Muchas instituciones funcionan hoy, e incluso tienen éxito por los mismos motivos por los que los regímenes autoritarios suelen tener una vida tranquila, que decía Albert Rivera. De modo que buenas dosis de filosofía y de cultura son imprescindibles para la misma supervivencia: distan mucho de ser valores pragmáticamente inútiles pero que pueden ayudarnos a tener una existencia privada mejor o un gusto estético más refinado.
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La reestructuración de la Complutense ha puesto en el debate público la pregunta de por qué son tan importantes para la sociedad disciplinas despreciadas por no ser rentables.
"La utilidad de lo inútil", de Nuccio Ordine, se ha convertido en un merecido éxito editorial, uno de esos libros que no venden mucho de golpe pero cuyo recorrido comercial es largo, alimentado por un prestigio que va aumentando con el tiempo. Sus tesis se hicieron muy populares entre los aficionados al pensamiento y a la cultura por su defensa del espíritu y de la belleza, es decir, de aquello no podía ser fiscalizado o convertido en estadística, y se convirtieron en argumentos habituales entre las personas que abogaban por las humanidades en unos tiempos en los que sólo se busca la rentabilidad.
Pero es una defensa débil, porque trata de valores etéreos frente a la concreción del pragmatismo y del beneficio en un mundo que prioriza insistentemente los segundos. La universidad española está comenzando a aprender esa lección. Las tensiones en la Complutense por el plan de reorganización que ha presentado el rector, que irán en aumento en próximas fechas, son parte de ese escenario de pugna entre los números y lo intangible.
El caso más significativo de esa reestructuración es de la pérdida de importancia y de recursos de la Facultad de Filosofía. No porque sea más importante que otras, sino porque su mengua es simbólicamente mucho más importante, lo que ha provocado que exista una oposición más mediática en su caso que en el del resto. La idea de fondo es clara: la Facultad de Filosofía no es rentable porque no atrae al suficiente número de alumnos. Se ha convertido, aseguran sus detractores, en una carrera sin apenas aplicación práctica, que no asegura la inserción en el mercado laboral, y que supone una pérdida de tiempo para jóvenes que acabarán trabajando en cadenas de comida rápida o de vigilantes jurados, por lo que tampoco tiene sentido que se les siga alentando a cursar materias tan poco pragmáticas como esa.
LA DUALIZACIÓN
Puesto que se trata de una disciplina poco rentable, los presupuestos deben reflejar su estado real. La universidad tiende a dualizarse en todos los sentidos: los académicos ligados a la gestión cada vez cuentan con mejores salarios mientras que la mayor parte de los profesores se precariza; los profesionales de prestigio que publican en las revistas adecuadas consiguen más fondos mientras que el resto queda destinado a la invisibilidad y la irrelevancia; los centros que mejor se sitúan en los rankings reciben más ayudas estatales e institucionales, como señala el caso alemán, mientras que los demás emprenden una cuesta abajo que llevará a muchos al cierre. Filosofía está en el lado menos favorecido de esta relación, por lo que estos recortes no son más que el inicio del declive, si nos atenemos a las experiencias que en el entorno europeo se están sucediendo.
Y, por si fuera poco, el mundo del pensamiento genéricamente considerado está desapareciendo de la valoración social. Asuntos como la buena vida, la ética o el bien común han quedado sepultados por el pensamiento positivo, el mindfulness y técnicas semejantes, impartidas por expertos que se autodenominan entrenadores (coach). En un pasado que ya parece lejanísimo, pero del que hace tan sólo pocas décadas, la filosofía y la religión, dependiendo de los entornos, poseían gran influencia social. Hoy la religión perdura en algunos espacios y el pensamiento positivo reina en los demás. En ese contexto, la filosofía, las humanidades en general y la misma cultura se convierten en irrelevantes. Para qué se va a perder el tiempo en pensar si se puede salir a correr o hacer meditación.
UNA RESISTENCIA POBRE
Lo sorprendente no ha sido tanto la insistencia de los ataques cuanto la debiilidad de las resistencias. La gente del sector ha respondido de distintas maneras, pero sus argumentos parecen aceptar el marco de partida. Unos repiten la idea de Ordine, señalando que sí, que las humanidades son inútiles, pero que pueden aportar algo que las demás disciplinas no, aun cuando no pueda medirse, mientras que otros simplemente rebaten las formas de realización del plan, más solicitando clemencia que otra cosa. A algunos les da por inventarse otras formas de rentabilidad ("vale, no damos dinero, pero Podemos salió de allí") y los más señalan que aquellos conocimientos que alimentan el espíritu y que nos hablan de la solidaridad o la belleza parten de disciplinas que hoy se están despreciando.
Hay dos elementos que echo en en falta en este debate. El primero es el orgullo, ese que puede proclamar la superioridad de las humanidades a la hora de formar íntegramente al ser humano. Las matemáticas y la informática son disciplinas muy útiles que nos ayudan en muchos sentidos, salir a correr, hacer triatlones y practicar relajación nos pueden venir muy bien, pero no pueden sustituir a los placeres de la mente. Y además deben tener contraindicaciones: Aznar se aficionó al running y acabó invadiendo Irak y Zapatero hizo lo mismo y terminó diciendo que la crisis no existía. Que los entrenadores se hayan convertido en una mezcla de consejeros religiosos y psicólogos de cabecera es empobrecedor para el ser humano, para su evolución personal y para su felicidad. Quizá la filosofía, la psicología y la cultura no sirvan de mucho, pero para esto sí. No serán el modelo perfecto, pero sí son el mejor que tenemos. Y mucha gente de este sector carece del valor para salir a decirlo.
Pero en segundo lugar, deberíamos dejarnos ya de retórica sobre el pragmatismo, la eficacia y la rentabilidad y la ausencia de valor de las humanidades en ese terreno, porque es justo lo contrario. Forjar personalidades que sepan valorar opciones, tomar en cuenta razones y analizar correctamente la información disponible es algo para lo que se prepara a los alumnos de humanidades. Y eso es justo lo que permite que una empresa o un país prosperen. Que la formación de carácter humanístico sea mal valorada por una compañía a la hora de contratar empleados y directivos es sinónimo de que esperan tener personas dadas a obedecer, que no cuestionarán nada y que propondrán alternativas sólo si saben que no molestarán a nadie.
LO VERDADERAMENTE ÚTIL
Quizá si Vueling hubiera tenido mucha gente de humanidades en su plantilla, cuando su directora de planificación anunció el desastre que iba a ocurrir tres meses después, en lugar de despedirla, la hubieran hecho caso; o quizá otras empresas tendrían más en cuenta la inteligencia y el talento a la hora de contratar en lugar del color de los zapatos, o quizá si los encuestadores tomaran en cuenta métodos más amplios en lugar de la simple suma de números, porcentajes y estadísticas, acertarían más en sus predicciones. Pero no es así, y como algunos expertos vienen denunciando, la crítica, eso que hace que las cosas mejoren, en lugar de ser fomentada es proscrita, en la empresa, en la política y en la vida. Muchas instituciones funcionan hoy, e incluso tienen éxito por los mismos motivos por los que los regímenes autoritarios suelen tener una vida tranquila, que decía Albert Rivera. De modo que buenas dosis de filosofía y de cultura son imprescindibles para la misma supervivencia: distan mucho de ser valores pragmáticamente inútiles pero que pueden ayudarnos a tener una existencia privada mejor o un gusto estético más refinado.