Este artículo está reproducido en el capítulo 7 de la segunda parte de la obra FILOSOFÍA TRANSPERSONAL Y EDUCACIÓN TRANSRACIONAL
Este artículo está reproducido en la segunda parte de la obra CIENCIA, FILOSOFÍA, ESPIRITUALIDAD
“Cuando se especula sobre ideas por llegar o por descubrir, sean de carácter intelectual o científico, se está haciendo metafísica, se está viajando al futuro para traer al presente realidades potenciales” (Amador Martos, filósofo transpersonal).
Hay que entender el término "metafísica", según lo define la RAE en su cuarta definición, como “parte de la filosofía que trata del ser en cuanto tal, y de sus propiedades, principios y causas primeras”.
En filosofía, la metafísica estudia los aspectos de la realidad que son inaccesibles a la investigación científica. Según Kant, una afirmación es metafísica cuando afirma algo sustancial o relevante sobre un asunto (“cuando emite un juicio sintético sobre un asunto”) que por principio escapa a toda posibilidad de ser experimentado sensiblemente por el ser humano. Algunos filósofos han sostenido que el ser humano tiene una predisposición natural hacia la metafísica. Kant la calificó de “necesidad inevitable”. Arthur Schopenhauer incluso definió al ser humano como “animal metafísico”.
El problema histórico: los ascendentes y los descendentes
La razón a través de la historia del pensamiento, siempre ha indagado sobre las cuestiones metafísicas que han preocupado al ser humano desde tiempos inmemoriales. Sin embargo, histórica y psicológicamente, esa genuina actitud de hacer metafísica ha sido obnubilada por el materialismo científico (1). La filosofía se escindió así en dos senderos cognitivos: la epistemología de lo conmensurable y la hermenéutica de lo inconmensurable, es decir, una divergencia entre ciencia y espiritualidad, y esta última en mano de las religiones.
Según Wilber (2005a) en Breve historia de todas las cosas, las grandes tradiciones espirituales del mundo caen bajo dos campos muy amplios y diferentes, dos tipos diferentes de espiritualidad que denomina la espiritualidad ascendente y espiritualidad descendente. Existe dos grandes direcciones posibles: ascender desde la materia hasta el Espíritu o descender desde el Espíritu hasta la materia. La primera es una dirección trascendente o ultramundana, mientras que la segunda es inmanente o intramundana. Uno de los mitos al uso de la tradición occidental es Platón y, aunque la mayor parte de la gente cree que es un filósofo ascendente, en realidad, es un filósofo que reconoce los dos tipos de movimientos, el ascendente (el Bien que nosotros aspiramos a comprender) y el descendente (una manifestación del Bien). Sin embargo, a lo largo de la historia, estas dos facetas se vieron brutalmente separadas y tuvo lugar una violenta ruptura entre los partidarios de lo meramente ascendente y los defensores de lo meramente descendente, pues se consumó la escisión entre ambas.
Irremediablemente, hay una contienda ideológica que puede remover los cimientos de nuestra civilización, pues se hallan en disputa dos pesos pesados de la historia: la ciencia y la religión (espiritualidad), el saber empírico y el saber revelado, la razón y el espíritu. Desde el surgimiento de la física cuántica, esa divergencia cognitiva se presenta como dos modos de saber (2): el conocimiento simbólico (dualidad sujeto-objeto) y el misticismo contemplativo (no dualidad entre sujeto-objeto).
Los cuatro cuadrantes y las intuiciones transpersonales
Wilber, mediante su teoría de los “cuatro cuadrantes”, reivindica el camino hermenéutico de la conciencia. Según Ken Wilber en Breve historia de todas las cosas (p.141): “el conocimiento interpretativo es tan importante como el conocimiento empírico y, en cierto sentido, más importante todavía. Pero, evidentemente, es más complejo y requiere más sofisticación que las obviedades a que nos tiene acostumbrados la observación monológuica”. Para Wilber (p.142): “toda interpretación depende del contexto, que a su vez está inmerso en contextos mayores y así sucesivamente mientras nos vamos moviendo dentro de un círculo hermenéutico". Es así, pues, que la interpretación desempeña un papel muy importante en las experiencias espirituales, probablemente el contexto más complejo a desentrañar por nuestra actual civilización.
Según Wilber (p.401-403), ninguno de los idealistas comprendió realmente los "cuatro cuadrantes", principalmente, por dos motivos. El primero de esos motivos fue el fracaso en desarrollar una práctica auténticamente contemplativa, un verdadero paradigma, un modelo reproducible, una práctica realmente espiritual. Dicho en otras palabras, carecían de un yoga, de una disciplina meditativa, de una metodología experimental que les permitiera reproducir en la conciencia las intuiciones transpersonales. De ese modo, el idealismo tendió a degenerar en metafísica monológuica sin proporcionar la tecnología interior necesaria para transformar el cartógrafo. Así, pues, el primer error del idealismo fue el de no haber desarrollado una especie de yoga, una práctica transpersonal que le permitiera reproducir sus intuiciones; carecían de un camino para reproducir la conciencia transpersonal en el seno de una comunidad de practicantes, carecían de un sistema que les permitiera desplegar un yo más profundo (“yo” o Buda) en el seno de una comunidad más profunda (“nosotros” o Sangha), que expresara una verdad más profunda (“ello” o Dharma).
El segundo motivo del fracaso del idealismo, es que las intuiciones profundas de los dominios transpersonales, y sus comprensiones, se expresaron casi siempre en términos de visión-lógicos, imponiendo de ese modo a la razón un objetivo que jamás podía alcanzar. Hegel, en particular, identificó al Espíritu transpersonal y transracional con el estadio visión-lógico, con la razón madura, condenando, de ese modo, a la razón a desplomarse bajo un peso que no pudo llegar a soportar. “Lo real es racional y lo racional es real”, decía Hegel, y por “racional” quería decir visión-lógico. Pero esto nunca puede funcionar porque la estructura visión-lógica no es más que la forma que asume el Espíritu en el estadio del centauro. Y a pesar de que Hegel sabía de la pobreza de las palabras, decidió, no obstante, que la razón podía y debía desarrollar el lenguaje de los ángeles. Y esto no hubiera sido un error en el caso de que Hegel se hubiera ocupado de diseñar prácticas para el desarrollo evolutivo de los estadios transpersonales superiores. Pero los idealistas no disponían de una metodología de meditación que les permitiera asentar sus intuiciones en criterios experimentales, públicos, reproducibles y falsables, por lo cual terminaron siendo despreciadas como “mera metafísica”, perdiendo así Occidente la oportunidad más preciosa que ha tenido de albergar el futuro descenso del Alma del Mundo.
El camino ascendente hacia la sabiduría
Concluyendo, es en nuestro interior mediante el camino ascendente hacia la sabiduría, donde debemos hallar las respuestas, donde se nos está permitido contemplar el Rostro de lo Divino según Wilber, algo que los modernos investigadores desdeñan como “mera metafísica” porque no puede ser demostrado. Una cuestión que Wilber en Breve historia de todas las cosas (p.292) rebate con la siguiente argumentación:
"Pero el hecho es que, para ello [contemplar el Rostro de lo Divino mediante los arquetipos], usted debería llevar a cabo el experimento y descubrir los datos por sí mismo y luego tendría que interpretarlos. Si no lleva a cabo el experimento –la meditación, el modelo, el paradigma- carecerá de los datos necesarios para llevar a cabo la interpretación. Si usted trata de explicarle a alguien que se halle en la visión mágica o mítica del mundo que la suma de los cuadrados de los catetos de un triangulo rectángulo es igual al cuadrado de la hipotenusa, no llegará muy lejos, porque se trata de un algo ajeno al mundo empírico y que carece, en consecuencia, de localización simple. Y no por ello, sin embargo, su afirmación dejará de ser completamente cierta. Usted está realizando un experimento matemático en el interior de su conciencia, una experiencia cuyos resultados pueden ser verificados por quienes lleven a cabo el mismo experimento. Se trata de algo público, reproducible y falseable, de un conocimiento comunal cuyos resultados existen en el espacio racional del mundo y pueden ser fácilmente corroborados por todos aquellos que realicen el experimento. Y esto mismo es aplicable para cualquier otro tipo de experiencia interior de la conciencia, de los cuales la meditación es uno de los más antiguos, estudiados y reproducidos. Mantener, pues, una actitud escéptica es sumamente saludable, pero yo le invito a llevar a cabo ese experimento interior conmigo, a descubrir los datos por sí mismo, y luego le ayudaré a interpretarlos. Pero, en el caso de que no quiera llevar a cabo el experimento, no deberá reírse de quienes sí lo hacen."
Filosofía transpersonal y educación transracional
Para finalizar, en mi opinión, el gran mérito de Wilber es haber puesto en el contexto histórico la reivindicación de la filosofía transpersonal, una cuestión que intento demostrar en sendos artículos:
-La evolución de la conciencia desde un análisis político, social y filosófico transpersonal (artículo epistemológico).
-El mándala epistemológico y los nuevos paradigmas de la humanidad (artículo hermenéutico).
La justificación epistemológica de la metafísica aquí argumentada puede consultarse en mi obra La educación cuántica (gratis en pdf) y, consecuentemente, permite también la argumentación de una antropología revisionista de nuestra cultura y de la necesidad de una ética epistémica como intuición moral básica, para enseñar bien ello mediante una filosofía transpersonal y una educación transracional.
La sanación trascendental del ser humano
En definitiva, la metafísica no es más que ese Mundo de las ideas dividido entre las sombras y la Luz. Los esclavos del sistema llaman "metafísicos" a los que han sufrido un despertar de la conciencia. Y digo "sufrido" porque el sufrimiento es también causa de iluminación metafísica para discernir el mundo de las sombras de la Luz, un proceso psicológico de trascendencia desde la conciencia personal (razón-egoica) a la conciencia transpersonal (compasiva). Sin embargo, son los genios y sabios, muchos de ellos científicos y filósofos, quienes abanderan las ideas metafísicas que hacen progresar a la cultura humana, ahora en claro declive. ¿Qué lugar ocupa hoy la metafísica en nuestra cultura? He ahí quizá el escollo más difícil por transcender, pues la humanidad se halla ante nuevos paradigmas invisibles aún para la mayoría de mis coetáneos.
Consecuentemente, la iluminación metafísica no está al alcance de todos pues, como argumenta Platón en el Mito de la Caverna, la mayoría se halla todavía en el mundo de las sombras, y será bien difícil alumbrarles con la llama del conocimiento metafísico, al contrario, podrián lincharme por intentar argumentar una metafísica que apunta hacia la experiencia mística. Sin embargo, hay que insistir en que la sanación trascendental del ser humano está en su interior, de ahí el sabio aforismo griego "conócete a ti mismo", un conocimiento introspectivo para conectar con el Espíritu que vive en nosotros y que puede vislumbrarse mediante la conciencia de unidad.
REFERENCIAS:
(1) Por definición,la metafísica es un conocimiento de algo que está más allá de las ciencias naturales. Es por eso que el biológo Bruce Lipton habla de "La biología de la creencia" (libro), y el también biólogo Rupert Sheldrake defiende su teoría de los "campos mórficos" en sus diversas obras. Por otro lado, la neurociencia confirma que el subconsciente toma las decisiones antes de que seamos conscientes de ello desde 0,5 hasta en 6 segundos. Y en física cuántica también se habla del "entrelazamiento cuántico", lo cual implica la "no-localidad", en contra del determinismo causa-efecto tan querido por Einstein.
Lo que indican las anteriores investigaciones desde la biología, las neurociencias y la física cuántica, es que los materialistas científicos han agotado su metodología empírica basada en el "ver para creer" y, como apuntan los citadas ciencias, hay un cambio de paradigma hacia el "creer para ver", es decir hacia la metafísica.
Consecuentemente, las ciencias naturales pueden dar explicaciones sobre los fenómenos naturales, pero son incapaces de dar una explicación de los fenómenos psíquicos de la subjetividad, la conciencia y la espiritualidad, no es de extrañar que cada vez más personas se aproximen a temas metafísicos como la meditación, las experiencias cercanas a la muerte, las ciencias noéticas, el movimiento transpersonal y la reencarnación, temas todos ellos inaccesibles desde la razón cartesiana, dualista hasta la médula. Dichos conceptos caen, obviamente, en el campo de la metafísica, es decir, más allá de los sentidos físicos.
La metafísica es, por tanto, el reto que tiene la humanidad por delante, para hallar un conocimiento más allá de las ciencias naturales.
(2) Wilber (2005b) en su obra El espectro de la conciencia , aborda de un modo epistemológico dos modos de saber: el conocimiento simbólico (dualidad sujeto-objeto) y el misticismo contemplativo (no dualidad entre sujeto-objeto), dos modos de saber diferentes pero complementarios. Según Wilber: “Esos dos modos de conocer son universales, es decir, han sido reconocidos de una forma u otra en diversos momentos y lugares a lo largo de la historia de la humanidad, desde el taoísmo hasta William James, desde el Vedanta hasta Alfred North Whitehead y desde el Zen hasta la teología cristiana. (…) También con toda claridad en el hinduismo”.
Sin embargo, la civilización occidental es la historia del primer modo de saber que ha evolucionado hasta la extenuación de su “rígida estructura” dualista con el surgimiento de la mecánica cuántica. Esos dos modos de saber también son contemplados por los padres fundadores de la relatividad y de la física cuántica -véase Wilber (2013) en Cuestiones cuánticas- y, correlativamente, aluden los mundos antagónicos entre la ciencia y la religión, respectivamente, entre el saber racional y el metafísico, ambos aunados por los “místicos cuánticos” en un racionalismo espiritual adoptado como filosofía transpersonal, y convirtiéndose en un fundamento epistemológico para un nuevo paradigma de conocimiento integrador de la filosofía con la espiritualidad.
BIBLIOGRAFÍA:
Wilber, Ken. Breve historia de todas las cosas. Barcelona: Kairós, 2005a.
Wilber, Ken. El espectro de la conciencia. Barcelona: Kairós, 2005b.
Wilber, Ken. Cuestiones cuánticas. Barcelona: Kairós, 2013.
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Este artículo está reproducido en la segunda parte de la obra CIENCIA, FILOSOFÍA, ESPIRITUALIDAD
“Cuando se especula sobre ideas por llegar o por descubrir, sean de carácter intelectual o científico, se está haciendo metafísica, se está viajando al futuro para traer al presente realidades potenciales” (Amador Martos, filósofo transpersonal).
Hay que entender el término "metafísica", según lo define la RAE en su cuarta definición, como “parte de la filosofía que trata del ser en cuanto tal, y de sus propiedades, principios y causas primeras”.
En filosofía, la metafísica estudia los aspectos de la realidad que son inaccesibles a la investigación científica. Según Kant, una afirmación es metafísica cuando afirma algo sustancial o relevante sobre un asunto (“cuando emite un juicio sintético sobre un asunto”) que por principio escapa a toda posibilidad de ser experimentado sensiblemente por el ser humano. Algunos filósofos han sostenido que el ser humano tiene una predisposición natural hacia la metafísica. Kant la calificó de “necesidad inevitable”. Arthur Schopenhauer incluso definió al ser humano como “animal metafísico”.
El problema histórico: los ascendentes y los descendentes
La razón a través de la historia del pensamiento, siempre ha indagado sobre las cuestiones metafísicas que han preocupado al ser humano desde tiempos inmemoriales. Sin embargo, histórica y psicológicamente, esa genuina actitud de hacer metafísica ha sido obnubilada por el materialismo científico (1). La filosofía se escindió así en dos senderos cognitivos: la epistemología de lo conmensurable y la hermenéutica de lo inconmensurable, es decir, una divergencia entre ciencia y espiritualidad, y esta última en mano de las religiones.
Según Wilber (2005a) en Breve historia de todas las cosas, las grandes tradiciones espirituales del mundo caen bajo dos campos muy amplios y diferentes, dos tipos diferentes de espiritualidad que denomina la espiritualidad ascendente y espiritualidad descendente. Existe dos grandes direcciones posibles: ascender desde la materia hasta el Espíritu o descender desde el Espíritu hasta la materia. La primera es una dirección trascendente o ultramundana, mientras que la segunda es inmanente o intramundana. Uno de los mitos al uso de la tradición occidental es Platón y, aunque la mayor parte de la gente cree que es un filósofo ascendente, en realidad, es un filósofo que reconoce los dos tipos de movimientos, el ascendente (el Bien que nosotros aspiramos a comprender) y el descendente (una manifestación del Bien). Sin embargo, a lo largo de la historia, estas dos facetas se vieron brutalmente separadas y tuvo lugar una violenta ruptura entre los partidarios de lo meramente ascendente y los defensores de lo meramente descendente, pues se consumó la escisión entre ambas.
Irremediablemente, hay una contienda ideológica que puede remover los cimientos de nuestra civilización, pues se hallan en disputa dos pesos pesados de la historia: la ciencia y la religión (espiritualidad), el saber empírico y el saber revelado, la razón y el espíritu. Desde el surgimiento de la física cuántica, esa divergencia cognitiva se presenta como dos modos de saber (2): el conocimiento simbólico (dualidad sujeto-objeto) y el misticismo contemplativo (no dualidad entre sujeto-objeto).
Los cuatro cuadrantes y las intuiciones transpersonales
Wilber, mediante su teoría de los “cuatro cuadrantes”, reivindica el camino hermenéutico de la conciencia. Según Ken Wilber en Breve historia de todas las cosas (p.141): “el conocimiento interpretativo es tan importante como el conocimiento empírico y, en cierto sentido, más importante todavía. Pero, evidentemente, es más complejo y requiere más sofisticación que las obviedades a que nos tiene acostumbrados la observación monológuica”. Para Wilber (p.142): “toda interpretación depende del contexto, que a su vez está inmerso en contextos mayores y así sucesivamente mientras nos vamos moviendo dentro de un círculo hermenéutico". Es así, pues, que la interpretación desempeña un papel muy importante en las experiencias espirituales, probablemente el contexto más complejo a desentrañar por nuestra actual civilización.
Según Wilber (p.401-403), ninguno de los idealistas comprendió realmente los "cuatro cuadrantes", principalmente, por dos motivos. El primero de esos motivos fue el fracaso en desarrollar una práctica auténticamente contemplativa, un verdadero paradigma, un modelo reproducible, una práctica realmente espiritual. Dicho en otras palabras, carecían de un yoga, de una disciplina meditativa, de una metodología experimental que les permitiera reproducir en la conciencia las intuiciones transpersonales. De ese modo, el idealismo tendió a degenerar en metafísica monológuica sin proporcionar la tecnología interior necesaria para transformar el cartógrafo. Así, pues, el primer error del idealismo fue el de no haber desarrollado una especie de yoga, una práctica transpersonal que le permitiera reproducir sus intuiciones; carecían de un camino para reproducir la conciencia transpersonal en el seno de una comunidad de practicantes, carecían de un sistema que les permitiera desplegar un yo más profundo (“yo” o Buda) en el seno de una comunidad más profunda (“nosotros” o Sangha), que expresara una verdad más profunda (“ello” o Dharma).
El segundo motivo del fracaso del idealismo, es que las intuiciones profundas de los dominios transpersonales, y sus comprensiones, se expresaron casi siempre en términos de visión-lógicos, imponiendo de ese modo a la razón un objetivo que jamás podía alcanzar. Hegel, en particular, identificó al Espíritu transpersonal y transracional con el estadio visión-lógico, con la razón madura, condenando, de ese modo, a la razón a desplomarse bajo un peso que no pudo llegar a soportar. “Lo real es racional y lo racional es real”, decía Hegel, y por “racional” quería decir visión-lógico. Pero esto nunca puede funcionar porque la estructura visión-lógica no es más que la forma que asume el Espíritu en el estadio del centauro. Y a pesar de que Hegel sabía de la pobreza de las palabras, decidió, no obstante, que la razón podía y debía desarrollar el lenguaje de los ángeles. Y esto no hubiera sido un error en el caso de que Hegel se hubiera ocupado de diseñar prácticas para el desarrollo evolutivo de los estadios transpersonales superiores. Pero los idealistas no disponían de una metodología de meditación que les permitiera asentar sus intuiciones en criterios experimentales, públicos, reproducibles y falsables, por lo cual terminaron siendo despreciadas como “mera metafísica”, perdiendo así Occidente la oportunidad más preciosa que ha tenido de albergar el futuro descenso del Alma del Mundo.
El camino ascendente hacia la sabiduría
Concluyendo, es en nuestro interior mediante el camino ascendente hacia la sabiduría, donde debemos hallar las respuestas, donde se nos está permitido contemplar el Rostro de lo Divino según Wilber, algo que los modernos investigadores desdeñan como “mera metafísica” porque no puede ser demostrado. Una cuestión que Wilber en Breve historia de todas las cosas (p.292) rebate con la siguiente argumentación:
"Pero el hecho es que, para ello [contemplar el Rostro de lo Divino mediante los arquetipos], usted debería llevar a cabo el experimento y descubrir los datos por sí mismo y luego tendría que interpretarlos. Si no lleva a cabo el experimento –la meditación, el modelo, el paradigma- carecerá de los datos necesarios para llevar a cabo la interpretación. Si usted trata de explicarle a alguien que se halle en la visión mágica o mítica del mundo que la suma de los cuadrados de los catetos de un triangulo rectángulo es igual al cuadrado de la hipotenusa, no llegará muy lejos, porque se trata de un algo ajeno al mundo empírico y que carece, en consecuencia, de localización simple. Y no por ello, sin embargo, su afirmación dejará de ser completamente cierta. Usted está realizando un experimento matemático en el interior de su conciencia, una experiencia cuyos resultados pueden ser verificados por quienes lleven a cabo el mismo experimento. Se trata de algo público, reproducible y falseable, de un conocimiento comunal cuyos resultados existen en el espacio racional del mundo y pueden ser fácilmente corroborados por todos aquellos que realicen el experimento. Y esto mismo es aplicable para cualquier otro tipo de experiencia interior de la conciencia, de los cuales la meditación es uno de los más antiguos, estudiados y reproducidos. Mantener, pues, una actitud escéptica es sumamente saludable, pero yo le invito a llevar a cabo ese experimento interior conmigo, a descubrir los datos por sí mismo, y luego le ayudaré a interpretarlos. Pero, en el caso de que no quiera llevar a cabo el experimento, no deberá reírse de quienes sí lo hacen."
Filosofía transpersonal y educación transracional
Para finalizar, en mi opinión, el gran mérito de Wilber es haber puesto en el contexto histórico la reivindicación de la filosofía transpersonal, una cuestión que intento demostrar en sendos artículos:
-La evolución de la conciencia desde un análisis político, social y filosófico transpersonal (artículo epistemológico).
-El mándala epistemológico y los nuevos paradigmas de la humanidad (artículo hermenéutico).
La justificación epistemológica de la metafísica aquí argumentada puede consultarse en mi obra La educación cuántica (gratis en pdf) y, consecuentemente, permite también la argumentación de una antropología revisionista de nuestra cultura y de la necesidad de una ética epistémica como intuición moral básica, para enseñar bien ello mediante una filosofía transpersonal y una educación transracional.
La sanación trascendental del ser humano
En definitiva, la metafísica no es más que ese Mundo de las ideas dividido entre las sombras y la Luz. Los esclavos del sistema llaman "metafísicos" a los que han sufrido un despertar de la conciencia. Y digo "sufrido" porque el sufrimiento es también causa de iluminación metafísica para discernir el mundo de las sombras de la Luz, un proceso psicológico de trascendencia desde la conciencia personal (razón-egoica) a la conciencia transpersonal (compasiva). Sin embargo, son los genios y sabios, muchos de ellos científicos y filósofos, quienes abanderan las ideas metafísicas que hacen progresar a la cultura humana, ahora en claro declive. ¿Qué lugar ocupa hoy la metafísica en nuestra cultura? He ahí quizá el escollo más difícil por transcender, pues la humanidad se halla ante nuevos paradigmas invisibles aún para la mayoría de mis coetáneos.
Consecuentemente, la iluminación metafísica no está al alcance de todos pues, como argumenta Platón en el Mito de la Caverna, la mayoría se halla todavía en el mundo de las sombras, y será bien difícil alumbrarles con la llama del conocimiento metafísico, al contrario, podrián lincharme por intentar argumentar una metafísica que apunta hacia la experiencia mística. Sin embargo, hay que insistir en que la sanación trascendental del ser humano está en su interior, de ahí el sabio aforismo griego "conócete a ti mismo", un conocimiento introspectivo para conectar con el Espíritu que vive en nosotros y que puede vislumbrarse mediante la conciencia de unidad.
REFERENCIAS:
(1) Por definición,la metafísica es un conocimiento de algo que está más allá de las ciencias naturales. Es por eso que el biológo Bruce Lipton habla de "La biología de la creencia" (libro), y el también biólogo Rupert Sheldrake defiende su teoría de los "campos mórficos" en sus diversas obras. Por otro lado, la neurociencia confirma que el subconsciente toma las decisiones antes de que seamos conscientes de ello desde 0,5 hasta en 6 segundos. Y en física cuántica también se habla del "entrelazamiento cuántico", lo cual implica la "no-localidad", en contra del determinismo causa-efecto tan querido por Einstein.
Lo que indican las anteriores investigaciones desde la biología, las neurociencias y la física cuántica, es que los materialistas científicos han agotado su metodología empírica basada en el "ver para creer" y, como apuntan los citadas ciencias, hay un cambio de paradigma hacia el "creer para ver", es decir hacia la metafísica.
Consecuentemente, las ciencias naturales pueden dar explicaciones sobre los fenómenos naturales, pero son incapaces de dar una explicación de los fenómenos psíquicos de la subjetividad, la conciencia y la espiritualidad, no es de extrañar que cada vez más personas se aproximen a temas metafísicos como la meditación, las experiencias cercanas a la muerte, las ciencias noéticas, el movimiento transpersonal y la reencarnación, temas todos ellos inaccesibles desde la razón cartesiana, dualista hasta la médula. Dichos conceptos caen, obviamente, en el campo de la metafísica, es decir, más allá de los sentidos físicos.
La metafísica es, por tanto, el reto que tiene la humanidad por delante, para hallar un conocimiento más allá de las ciencias naturales.
(2) Wilber (2005b) en su obra El espectro de la conciencia , aborda de un modo epistemológico dos modos de saber: el conocimiento simbólico (dualidad sujeto-objeto) y el misticismo contemplativo (no dualidad entre sujeto-objeto), dos modos de saber diferentes pero complementarios. Según Wilber: “Esos dos modos de conocer son universales, es decir, han sido reconocidos de una forma u otra en diversos momentos y lugares a lo largo de la historia de la humanidad, desde el taoísmo hasta William James, desde el Vedanta hasta Alfred North Whitehead y desde el Zen hasta la teología cristiana. (…) También con toda claridad en el hinduismo”.
Sin embargo, la civilización occidental es la historia del primer modo de saber que ha evolucionado hasta la extenuación de su “rígida estructura” dualista con el surgimiento de la mecánica cuántica. Esos dos modos de saber también son contemplados por los padres fundadores de la relatividad y de la física cuántica -véase Wilber (2013) en Cuestiones cuánticas- y, correlativamente, aluden los mundos antagónicos entre la ciencia y la religión, respectivamente, entre el saber racional y el metafísico, ambos aunados por los “místicos cuánticos” en un racionalismo espiritual adoptado como filosofía transpersonal, y convirtiéndose en un fundamento epistemológico para un nuevo paradigma de conocimiento integrador de la filosofía con la espiritualidad.
BIBLIOGRAFÍA:
Wilber, Ken. Breve historia de todas las cosas. Barcelona: Kairós, 2005a.
Wilber, Ken. El espectro de la conciencia. Barcelona: Kairós, 2005b.
Wilber, Ken. Cuestiones cuánticas. Barcelona: Kairós, 2013.
33 - CUESTIONES METAFÍSICAS
2 - LA FILOSOFÍA TRANSPERSONAL DE KEN WILBER COMO FUNDAMENTO PARA UNA EDUCACIÓN TRANSRACIONAL DE LA METAFÍSICA Y LA SANACIÓN TRASCENDENTAL DEL SUJETO COGNOSCENTE MEDIANTE LA MEDITACIÓN
Este artículo está reproducido en la primera parte de la obra CIENCIA, FILOSOFÍA, ESPIRITUALIDAD
Los días 19, 20 y 21 de septiembre de 2019, en la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid, España), tuvo lugar la 3ª edición del CONGRESO RAZÓN ABIERTA: reúne a investigadores y docentes de todo el mundo que, desde sus ciencias particulares, se pregunten por la realidad que les interpela, teniendo en cuenta la antropología, la epistemología, la ética y el sentido que subyace a aquello que estudian.
El Congreso Razón Abierta tiene como misión poner en diálogo a las ciencias particulares con la filosofía y la teología, con el objetivo de conocer la realidad en toda su amplitud, dejando fuera los reduccionismos cientificistas y utilitaristas que permean nuestra sociedad postmoderna, y de este modo, utilizar la razón conscientes de que la belleza del estudio de las ciencias particulares en la Universidad radica en el deseo del hombre por comprenderse a sí mismo y a la realidad que le rodea; anhelo que descubre otro aún mayor si cabe: comprender cuál es el modo más verdadero de vivir.
En dicho contexto de reflexión académica, el sábado día 21 de septiembre a partir de las 11h., tuve el placer de presentar mi artículo titulado:
LA FILOSOFÍA TRANSPERSONAL DE KEN WILBER COMO FUNDAMENTO PARA UNA EDUCACIÓN TRANSRACIONAL DE LA METAFÍSICA Y LA SANACIÓN TRASCENDENTAL DEL SUJETO COGNOSCENTE MEDIANTE LA MEDITACIÓN
Toda la información (resumen, artículo completo, epígrafe de presentación) puede descargarse en PDF:
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Los días 19, 20 y 21 de septiembre de 2019, en la Universidad Francisco de Vitoria (Madrid, España), tuvo lugar la 3ª edición del CONGRESO RAZÓN ABIERTA: reúne a investigadores y docentes de todo el mundo que, desde sus ciencias particulares, se pregunten por la realidad que les interpela, teniendo en cuenta la antropología, la epistemología, la ética y el sentido que subyace a aquello que estudian.
El Congreso Razón Abierta tiene como misión poner en diálogo a las ciencias particulares con la filosofía y la teología, con el objetivo de conocer la realidad en toda su amplitud, dejando fuera los reduccionismos cientificistas y utilitaristas que permean nuestra sociedad postmoderna, y de este modo, utilizar la razón conscientes de que la belleza del estudio de las ciencias particulares en la Universidad radica en el deseo del hombre por comprenderse a sí mismo y a la realidad que le rodea; anhelo que descubre otro aún mayor si cabe: comprender cuál es el modo más verdadero de vivir.
En dicho contexto de reflexión académica, el sábado día 21 de septiembre a partir de las 11h., tuve el placer de presentar mi artículo titulado:
LA FILOSOFÍA TRANSPERSONAL DE KEN WILBER COMO FUNDAMENTO PARA UNA EDUCACIÓN TRANSRACIONAL DE LA METAFÍSICA Y LA SANACIÓN TRASCENDENTAL DEL SUJETO COGNOSCENTE MEDIANTE LA MEDITACIÓN
Toda la información (resumen, artículo completo, epígrafe de presentación) puede descargarse en PDF:
- RESUMEN DEL ARTÍCULO
- ARTÍCULO CIENTÍFICO COMPLETO
- EPÍGRAFE DE PRESENTACIÓN: FILOSOFÍA Y TEOLOGÍA
- CERTIFICADO DE PARTICIPACIÓN
- CERTIFICADO DE COMUNICACIÓN
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Este artículo es una reproducción de la nota 88 de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.).
Extracto de la página 169:
El reduccionismo psicológico, en sentido positivista, no es capaz de dar razones sobre ese verdadero sentido de la vida, pues deja de lado la visión espiritual inherente al ser humano, una cuestión que pertenece propiamente a la metafísica (1). En filosofía, la metafísica estudia los aspectos de la realidad que son inaccesibles a la investigación científica. Según Kant, una afirmación es metafísica cuando afirma algo sustancial o relevante sobre un asunto (“cuando emite un juicio sintético sobre un asunto”) que por principio escapa a toda posibilidad de ser experimentado sensiblemente por el ser humano. Algunos filósofos han sostenido que el ser humano tiene una predisposición natural hacia la metafísica. Kant la calificó de “necesidad inevitable”. Arthur Schopenhauer incluso definió al ser humano como “animal metafísico”. ¿No es la metafísica el modo de saber trascendental?
NOTA (1):
Con la constatación heideggeriana de que “todo comprender es comprenderse”, cabe destacar el papel positivo de la subjetividad en la hermenéutica, lo cual implica distinguir la subjetividad metafísica de lo que sería el ser humano individual, al que no se opone la hermenéutica (González y Trías, 2003:26-27). La metafísica, aunque problemática, es inevitable: el ser “humano” (cualquier ser con determinado grado de consciencia) es un ser metafísico, y la desaparición de la metafísica solo es posible con la desaparición del humano (o vivos semejantes de otros planetas). Una de las características del siglo XX ha sido la crítica sin contemplaciones a este tipo de filosofía eterna y sistemática que asociamos al término metafísica. Y, sin embargo, nada más actual que las cuestiones metafísicas. No hay manera de evitar que una y otra vez vuelva ese tipo de preguntas primeras sobre Dios, el hombre o el mundo, que quieren saber qué es lo que podemos conocer, qué es lo que debemos hacer o qué es lo que nos cabe esperar (Negrete, 2015).
BIBLIOGRAFÍA:
González, J. y Trías, E. Cuestiones metafísicas . Madrid: Editorial Trotta, 2003.
Negrete, Juan Antonio. De la Filosofía como Dialéctica y Analogía. Madrid: Apeiron Ediciones, 2015.
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Extracto de la página 169:
El reduccionismo psicológico, en sentido positivista, no es capaz de dar razones sobre ese verdadero sentido de la vida, pues deja de lado la visión espiritual inherente al ser humano, una cuestión que pertenece propiamente a la metafísica (1). En filosofía, la metafísica estudia los aspectos de la realidad que son inaccesibles a la investigación científica. Según Kant, una afirmación es metafísica cuando afirma algo sustancial o relevante sobre un asunto (“cuando emite un juicio sintético sobre un asunto”) que por principio escapa a toda posibilidad de ser experimentado sensiblemente por el ser humano. Algunos filósofos han sostenido que el ser humano tiene una predisposición natural hacia la metafísica. Kant la calificó de “necesidad inevitable”. Arthur Schopenhauer incluso definió al ser humano como “animal metafísico”. ¿No es la metafísica el modo de saber trascendental?
NOTA (1):
Con la constatación heideggeriana de que “todo comprender es comprenderse”, cabe destacar el papel positivo de la subjetividad en la hermenéutica, lo cual implica distinguir la subjetividad metafísica de lo que sería el ser humano individual, al que no se opone la hermenéutica (González y Trías, 2003:26-27). La metafísica, aunque problemática, es inevitable: el ser “humano” (cualquier ser con determinado grado de consciencia) es un ser metafísico, y la desaparición de la metafísica solo es posible con la desaparición del humano (o vivos semejantes de otros planetas). Una de las características del siglo XX ha sido la crítica sin contemplaciones a este tipo de filosofía eterna y sistemática que asociamos al término metafísica. Y, sin embargo, nada más actual que las cuestiones metafísicas. No hay manera de evitar que una y otra vez vuelva ese tipo de preguntas primeras sobre Dios, el hombre o el mundo, que quieren saber qué es lo que podemos conocer, qué es lo que debemos hacer o qué es lo que nos cabe esperar (Negrete, 2015).
BIBLIOGRAFÍA:
González, J. y Trías, E. Cuestiones metafísicas . Madrid: Editorial Trotta, 2003.
Negrete, Juan Antonio. De la Filosofía como Dialéctica y Analogía. Madrid: Apeiron Ediciones, 2015.
La tesis defendida en mi recién libro publicado, titulado CIENCIA, FILOSOFÍA, ESPIRITUALIDAD, bien puede resumirse en este breve extracto de la página 465:
Podemos concluir este capítulo afirmando que, los beneficios de la meditación, avalados científicamente, constituyen una puerta de acceso a la espiritualidad, a esa metafísica que, hasta ahora, estaba desahuciada por los materialistas científicos. Dicho de otro modo, la epistemología de lo conmensurable (ciencia) y la hermenéutica de lo inconmensurable (espíritu) hallan un punto de intersección mediante los beneficios de la meditación demostrados científicamente. He ahí, precisamente, en la síntesis de saberes entre la epistemología y la hermenéutica, donde cada cual puede aprehenderse a uno mismo como conciencia de unidad mediante una auténtica intuición espiritual. Y, ello, se constituye entonces en un anclaje epistemológico para considerar a la filosofía transpersonal de Ken Wilber como un nuevo paradigma de conocimiento, cuyo objeto de estudio es la espiritualidad y su relación con la ciencia, así como los estudios de la conciencia.
Dicho despertar espiritual ya no es una cuestión individual solamente, sino también un inherente deber de la colectividad humana, de ahí la necesidad de una educación transracional, pues como se ha visto anteriormente, es posible la sanación trascendental desde la infancia gracias a la aplicación práctica de la meditación en los centros escolares. Y dicho despertar espiritual, tanto individual como colectivo, conduce ineludiblemente a considerar al amor como nuestra única perspectiva de supervivencia en este planeta, dos cuestiones que es preciso abordar en el siguiente capítulo.
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Podemos concluir este capítulo afirmando que, los beneficios de la meditación, avalados científicamente, constituyen una puerta de acceso a la espiritualidad, a esa metafísica que, hasta ahora, estaba desahuciada por los materialistas científicos. Dicho de otro modo, la epistemología de lo conmensurable (ciencia) y la hermenéutica de lo inconmensurable (espíritu) hallan un punto de intersección mediante los beneficios de la meditación demostrados científicamente. He ahí, precisamente, en la síntesis de saberes entre la epistemología y la hermenéutica, donde cada cual puede aprehenderse a uno mismo como conciencia de unidad mediante una auténtica intuición espiritual. Y, ello, se constituye entonces en un anclaje epistemológico para considerar a la filosofía transpersonal de Ken Wilber como un nuevo paradigma de conocimiento, cuyo objeto de estudio es la espiritualidad y su relación con la ciencia, así como los estudios de la conciencia.
Dicho despertar espiritual ya no es una cuestión individual solamente, sino también un inherente deber de la colectividad humana, de ahí la necesidad de una educación transracional, pues como se ha visto anteriormente, es posible la sanación trascendental desde la infancia gracias a la aplicación práctica de la meditación en los centros escolares. Y dicho despertar espiritual, tanto individual como colectivo, conduce ineludiblemente a considerar al amor como nuestra única perspectiva de supervivencia en este planeta, dos cuestiones que es preciso abordar en el siguiente capítulo.
Este artículo es una reproducción del capítulo 8 de la tercera parte del libro CIENCIA, FILOSOFÍA, ESPIRITUALIDAD
En filosofía, la metafísica estudia los aspectos de la realidad que son inaccesibles a la investigación científica. La razón, a través de la historia del pensamiento, siempre ha indagado sobre las cuestiones metafísicas que han preocupado al ser humano desde tiempos inmemoriales, aunque histórica y psicológicamente, esa genuina actitud de hacer metafísica ha sido obnubilada por el materialismo científico. Dicho de otro modo, el materialismo científico y la metafísica se han convertido en una dualidad antagónica aparentemente irreconciliable.
Una de las características del siglo XX ha sido la crítica sin contemplaciones a este tipo de filosofía eterna y sistemática que asociamos al término metafísica. Y, sin embargo, nada más actual que las cuestiones metafísicas. No hay manera de evitar que una y otra vez vuelva ese tipo de preguntas primeras sobre Dios, el hombre o el mundo, que quieren saber qué es lo que podemos conocer, qué es lo que debemos hacer o qué es lo que nos cabe esperar. Con la constatación heideggeriana de que “todo comprender es comprenderse”, cabe destacar el papel positivo de la subjetividad en la hermenéutica, lo cual implica distinguir la subjetividad metafísica de lo que sería el ser humano individual, al que no se opone la hermenéutica. La metafísica, aunque problemática, es inevitable: el ser “humano” (cualquier ser con determinado grado de consciencia) es un ser metafísico, y la desaparición de la metafísica solo es posible con la desaparición del humano (o vivos semejantes de otros planetas).
Según Kant, una afirmación es metafísica cuando afirma algo sustancial o relevante sobre un asunto (“cuando emite un juicio sintético sobre un asunto”) que por principio escapa a toda posibilidad de ser experimentado sensiblemente por el ser humano. Algunos filósofos han sostenido que el ser humano tiene una predisposición natural hacia la metafísica. Kant la calificó de “necesidad inevitable”. Arthur Schopenhauer incluso definió al ser humano como “animal metafísico”. ¿No es la metafísica el modo de saber trascendental?
En efecto, las ciencias empíricas pueden dar explicaciones sobre los fenómenos naturales, pero son incapaces de dar una explicación coherente acerca de la conciencia y la espiritualidad y, por tanto, no es de extrañar que los beneficios de la meditación sean objeto de investigación científica, y que haya también una aproximación investigativa a las experiencias cercanas a la muerte, las ciencias noéticas y la psicología transpersonal. Dichos campos de investigación enlazan, obviamente, con la metafísica, es decir, más allá de los sentidos físicos. La metafísica es, por tanto, el reto que tiene la humanidad por delante para hallar un conocimiento más allá de las ciencias naturales, es decir, un conocimiento transracional al que se puede acceder mediante la meditación y, cuyos beneficios, han sido ampliamente demostrados científicamente, posibilitando con ello la sanación trascendental del ser humano desde la infancia, pues puede ser impartida educacionalmente mediante la filosofía transpersonal argüida por Ken Wilber, una cuestión argumentada en el 3º Congreso Razón Abierta donde tuve el placer de exponer mi artículo titulado La filosofía transpersonal de Ken Wilber como fundamento para una educación transracional de la metafísica y la sanación trascendental del sujeto cognoscente mediante la meditación.
A la vista de lo anterior, la pregunta pertinente es: ¿Qué lugar ocupa hoy la metafísica en nuestra cultura? He ahí quizá el escollo más difícil por transcender, pues la humanidad se halla ante nuevos paradigmas invisibles aún para la mayoría de coetáneos. Sin embargo, la sanación trascendental del ser humano está en su interior mediante la práctica de la meditación. En efecto, como nos recuerda el sabio aforismo griego “Conócete a ti mismo”, se precisa de un conocimiento introspectivo para conectar con el Espíritu que vive en nosotros y que puede vislumbrarse mediante la conciencia de unidad. Sin embargo, la filosofía se escindió en dos senderos cognitivos: la epistemología de lo conmensurable y la hermenéutica de lo inconmensurable, es decir, una divergencia entre ciencia y espiritualidad. Tradicionalmente se ha separado la epistemología y a la hermenéutica, puesto que la primera trata de lo conmensurable y la segunda de lo inconmensurable. Sin embargo, hoy en día es posible unir la epistemología y la hermenéutica, permitiendo justificar lo conmensurable y entender lo inconmensurable. Esos dos modos de saber posibilitan vislumbrar una conexión de la filosofía con la espiritualidad, o la ciencia con la metafísica.
Esos dos modos de saber, aprehendidos mediante la conciencia de unidad bajo una visión no-dual, posibilitan la sanación trascendental del ser humano mediante la filosofía transpersonal de Ken Wilber como nuevo paradigma de conocimiento, y es postulada como asignatura educativa para una educación transracional que implemente la razón con el corazón mediante la meditación. Por tanto, la síntesis entre la filosofía transpersonal y la educación transracional es una condición sine qua non para trascender así la crisis de conciencia en la que está inmersa la filosofía occidental. Con ello, podemos concluir consecuentemente que la filosofía transpersonal de Ken Wilber como nuevo paradigma de conocimiento, es un fundamento para una educación transracional de la metafísica para la sanación transcendental del sujeto cognoscente mediante la meditación.
Esa incipiente transracionalidad donde el prefijo “trans” nos impele a ir más allá de la racionalidad, posibilita a este pensador la justificación epistemológica de una filosofía “trans”-personal (más allá del ego), así como una educación “trans”-racional (más allá de la razón), dicho de otro modo, sienta las bases para adentrarnos en la metafísica a partir de experiencias interiores del sujeto cognoscente, tales como las experiencias cercanas a la muerte, la reencarnación, las ciencias noéticas, la psicología transpersonal, las experiencias místicas y la meditación. Dichas cuestiones son estudiadas mediante la metodología científica por cada vez más científicos que se atreven a ir más allá (“trans”) de la racionalidad convencional. Este humilde pensador, en sus procesos investigativos, ha introducido las conclusiones científicas de aquellos investigadores que se han atrevido a transcender la ortodoxa ciencia materialista mediante la incorporación de la espiritualidad en la comprensión del origen y el sentido de la vida más allá de los reduccionismos materialistas y psicológicos, cientificismos dogmáticos que abocan en el nihilismo. Tal es el trasfondo epistemológico que subyace en los siete artículos publicados en revistas científicas y congresos, y que se constituyen en el fundamento epistemológico y pedagógico para la filosofía transpersonal y la educación transracional .
Consecuentemente, la visión espiritual inherente al ser humano precisa de un giro participativo a la espiritualidad, el misticismo y el estudio de las religiones, cuestiones que pertenecen propiamente a la metafísica. Pero el estudio de la metafísica no debe abordarse exclusivamente mediante el uso de la razón, pues esta es solo una expresión simbólica a modo de “mapa” de un territorio más profundo que reside en la profundidad de la conciencia, es decir, inquiere una actitud proactiva hacia la introspección mediante la meditación, dicho de otro modo, emprender un camino ascendente hacia la sabiduría que es propio del cuadrante superior izquierdo de la subjetividad individual, una trascendencia metafísica a la que se puede acceder mediante la meditación, tal como demuestra Ken Wilber:
“Los arquetipos, los auténticos arquetipos, son una experiencia meditativa imposible de comprender hasta que se realice la experiencia. No se trata de imágenes que se muevan en el espacio mítico ni de conceptos filosóficos que existan en el espacio racional, sino de experiencias meditativas que aparecen en el espacio sutil. De modo que la experiencia meditativa puede proporcionarle los datos arquetipos que luego deberá interpretar. Y la interpretación más comúnmente aceptada es que usted está contemplando las formas básicas y los fundamentos del mundo manifiesto, contemplando directamente el Rostro de lo Divino. Como decía Emerson, que los intrusos se quiten los zapatos porque nos adentramos ahora en los dominios del Dios interior.
Pero el hecho es que, para ello [contemplar el Rostro de lo Divino mediante los arquetipos], usted debería llevar a cabo el experimento y descubrir los datos por sí mismo y luego tendría que interpretarlos. Si no lleva a cabo el experimento -la meditación, el modelo, el paradigma- carecerá de los datos necesarios para llevar a cabo la interpretación. Si usted trata de explicarle a alguien que se halle en la visión mágica o mítica del mundo que la suma de los cuadrados de los catetos de un triángulo rectángulo es igual al cuadrado de la hipotenusa, no llegará muy lejos, porque se trata de un algo ajeno al mundo empírico y que carece, en consecuencia, de localización simple. Y no por ello, sin embargo, su afirmación dejará de ser completamente cierta. Usted está realizando un experimento matemático en el interior de su conciencia, una experiencia cuyos resultados pueden ser verificados por quienes lleven a cabo el mismo experimento. Se trata de algo público, reproducible y falsable, de un conocimiento comunal cuyos resultados existen en el espacio racional del mundo y pueden ser fácilmente corroborados por todos aquellos que realicen el experimento. Y esto mismo es aplicable para cualquier otro tipo de experiencia interior de la conciencia, de los cuales la meditación es uno de los más antiguos, estudiados y reproducidos. Mantener, pues, una actitud escéptica es sumamente saludable, pero yo le invito a llevar a cabo ese experimento interior conmigo, a descubrir los datos por sí mismo, y luego le ayudaré a interpretarlos. Pero, en el caso de que no quiera llevar a cabo el experimento, no deberá reírse de quienes sí lo hacen.”
Es gracia a la sapiencia de Ken Wilber como puedo concluir satisfactoriamente esta obra afirmando que, la trascendencia metafísica mediante la meditación, es el fundamento para la filosofía transpersonal, la cual es postulada en una cuestión de sentido para la argumentación epistemológica y pedagógica de una educación tranracional como misión espiritual . Solamente de ese modo se me antoja que será posible salvar el abismo cultural de la humanidad desde que Kant diferenció mediante sus Tres críticas al “ello” (ciencia), el “yo” (conciencia) y el “nosotros” (moral), dicho ello en términos socráticos: “Aquel que quiera cambiar el mundo debe empezar por cambiarse a sí mismo”. La integración de esas tres esferas kantianas solo es posible en el interior de cada uno de nosotros mediante la veracidad, la sinceridad, la integridad y la honradez como premisas que deben ser aprehendidas en el camino ascendente de la sabiduría propio del cuadrante superior izquierdo de la interioridad individual.
Sin embargo, Ken Wilber sostiene que todo fenómeno humano consta de cuatro facetas y no puede ser íntegramente comprendido si no se abordan los cuatro cuadrantes:
“El hecho de que el Espíritu se manifieste realmente en los cuatro cuadrantes (o, dicho de modo resumido, en los dominios del “yo”, del “nosotros” y del “ello”) supone también que la auténtica intuición espiritual es aprehendida como el deseo de expandir la profundidad del “yo” a la amplitud del “nosotros” y al estado objetivo de cosas propias del “ello”. En definitiva, proteger y promover la mayor profundidad a la mayor amplitud posible. (…) Esto significa, entre otras muchas cosas, la necesaria emergencia de un nuevo tipo de sociedad que integre la conciencia, la cultura y la naturaleza, y abra paso al arte, la moral, la ciencia, los valores personales, la sabiduría colectiva y el conocimiento técnico.”
Para la emergencia de ese nuevo tipo de sociedad, como se ha argumentado en esta obra, la trascendencia metafísica mediante la meditación es un imperativo para el despertar espiritual individual. Pero, ¿cómo puede ser posible el despertar espiritual colectivo? ¿Cómo puede realizarse ese tránsito de la espiritualidad individual a la espiritualidad colectiva? Invito al lector a acompañarme mediante la lectura del epílogo para dilucidar dichas cuestiones, pero, con una advertencia previa, de que puede entrar en una disonancia cognitiva por la “divulgación cósmica” argumentada en el tramo final de esta obra.
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En filosofía, la metafísica estudia los aspectos de la realidad que son inaccesibles a la investigación científica. La razón, a través de la historia del pensamiento, siempre ha indagado sobre las cuestiones metafísicas que han preocupado al ser humano desde tiempos inmemoriales, aunque histórica y psicológicamente, esa genuina actitud de hacer metafísica ha sido obnubilada por el materialismo científico. Dicho de otro modo, el materialismo científico y la metafísica se han convertido en una dualidad antagónica aparentemente irreconciliable.
Una de las características del siglo XX ha sido la crítica sin contemplaciones a este tipo de filosofía eterna y sistemática que asociamos al término metafísica. Y, sin embargo, nada más actual que las cuestiones metafísicas. No hay manera de evitar que una y otra vez vuelva ese tipo de preguntas primeras sobre Dios, el hombre o el mundo, que quieren saber qué es lo que podemos conocer, qué es lo que debemos hacer o qué es lo que nos cabe esperar. Con la constatación heideggeriana de que “todo comprender es comprenderse”, cabe destacar el papel positivo de la subjetividad en la hermenéutica, lo cual implica distinguir la subjetividad metafísica de lo que sería el ser humano individual, al que no se opone la hermenéutica. La metafísica, aunque problemática, es inevitable: el ser “humano” (cualquier ser con determinado grado de consciencia) es un ser metafísico, y la desaparición de la metafísica solo es posible con la desaparición del humano (o vivos semejantes de otros planetas).
Según Kant, una afirmación es metafísica cuando afirma algo sustancial o relevante sobre un asunto (“cuando emite un juicio sintético sobre un asunto”) que por principio escapa a toda posibilidad de ser experimentado sensiblemente por el ser humano. Algunos filósofos han sostenido que el ser humano tiene una predisposición natural hacia la metafísica. Kant la calificó de “necesidad inevitable”. Arthur Schopenhauer incluso definió al ser humano como “animal metafísico”. ¿No es la metafísica el modo de saber trascendental?
En efecto, las ciencias empíricas pueden dar explicaciones sobre los fenómenos naturales, pero son incapaces de dar una explicación coherente acerca de la conciencia y la espiritualidad y, por tanto, no es de extrañar que los beneficios de la meditación sean objeto de investigación científica, y que haya también una aproximación investigativa a las experiencias cercanas a la muerte, las ciencias noéticas y la psicología transpersonal. Dichos campos de investigación enlazan, obviamente, con la metafísica, es decir, más allá de los sentidos físicos. La metafísica es, por tanto, el reto que tiene la humanidad por delante para hallar un conocimiento más allá de las ciencias naturales, es decir, un conocimiento transracional al que se puede acceder mediante la meditación y, cuyos beneficios, han sido ampliamente demostrados científicamente, posibilitando con ello la sanación trascendental del ser humano desde la infancia, pues puede ser impartida educacionalmente mediante la filosofía transpersonal argüida por Ken Wilber, una cuestión argumentada en el 3º Congreso Razón Abierta donde tuve el placer de exponer mi artículo titulado La filosofía transpersonal de Ken Wilber como fundamento para una educación transracional de la metafísica y la sanación trascendental del sujeto cognoscente mediante la meditación.
A la vista de lo anterior, la pregunta pertinente es: ¿Qué lugar ocupa hoy la metafísica en nuestra cultura? He ahí quizá el escollo más difícil por transcender, pues la humanidad se halla ante nuevos paradigmas invisibles aún para la mayoría de coetáneos. Sin embargo, la sanación trascendental del ser humano está en su interior mediante la práctica de la meditación. En efecto, como nos recuerda el sabio aforismo griego “Conócete a ti mismo”, se precisa de un conocimiento introspectivo para conectar con el Espíritu que vive en nosotros y que puede vislumbrarse mediante la conciencia de unidad. Sin embargo, la filosofía se escindió en dos senderos cognitivos: la epistemología de lo conmensurable y la hermenéutica de lo inconmensurable, es decir, una divergencia entre ciencia y espiritualidad. Tradicionalmente se ha separado la epistemología y a la hermenéutica, puesto que la primera trata de lo conmensurable y la segunda de lo inconmensurable. Sin embargo, hoy en día es posible unir la epistemología y la hermenéutica, permitiendo justificar lo conmensurable y entender lo inconmensurable. Esos dos modos de saber posibilitan vislumbrar una conexión de la filosofía con la espiritualidad, o la ciencia con la metafísica.
Esos dos modos de saber, aprehendidos mediante la conciencia de unidad bajo una visión no-dual, posibilitan la sanación trascendental del ser humano mediante la filosofía transpersonal de Ken Wilber como nuevo paradigma de conocimiento, y es postulada como asignatura educativa para una educación transracional que implemente la razón con el corazón mediante la meditación. Por tanto, la síntesis entre la filosofía transpersonal y la educación transracional es una condición sine qua non para trascender así la crisis de conciencia en la que está inmersa la filosofía occidental. Con ello, podemos concluir consecuentemente que la filosofía transpersonal de Ken Wilber como nuevo paradigma de conocimiento, es un fundamento para una educación transracional de la metafísica para la sanación transcendental del sujeto cognoscente mediante la meditación.
Esa incipiente transracionalidad donde el prefijo “trans” nos impele a ir más allá de la racionalidad, posibilita a este pensador la justificación epistemológica de una filosofía “trans”-personal (más allá del ego), así como una educación “trans”-racional (más allá de la razón), dicho de otro modo, sienta las bases para adentrarnos en la metafísica a partir de experiencias interiores del sujeto cognoscente, tales como las experiencias cercanas a la muerte, la reencarnación, las ciencias noéticas, la psicología transpersonal, las experiencias místicas y la meditación. Dichas cuestiones son estudiadas mediante la metodología científica por cada vez más científicos que se atreven a ir más allá (“trans”) de la racionalidad convencional. Este humilde pensador, en sus procesos investigativos, ha introducido las conclusiones científicas de aquellos investigadores que se han atrevido a transcender la ortodoxa ciencia materialista mediante la incorporación de la espiritualidad en la comprensión del origen y el sentido de la vida más allá de los reduccionismos materialistas y psicológicos, cientificismos dogmáticos que abocan en el nihilismo. Tal es el trasfondo epistemológico que subyace en los siete artículos publicados en revistas científicas y congresos, y que se constituyen en el fundamento epistemológico y pedagógico para la filosofía transpersonal y la educación transracional .
Consecuentemente, la visión espiritual inherente al ser humano precisa de un giro participativo a la espiritualidad, el misticismo y el estudio de las religiones, cuestiones que pertenecen propiamente a la metafísica. Pero el estudio de la metafísica no debe abordarse exclusivamente mediante el uso de la razón, pues esta es solo una expresión simbólica a modo de “mapa” de un territorio más profundo que reside en la profundidad de la conciencia, es decir, inquiere una actitud proactiva hacia la introspección mediante la meditación, dicho de otro modo, emprender un camino ascendente hacia la sabiduría que es propio del cuadrante superior izquierdo de la subjetividad individual, una trascendencia metafísica a la que se puede acceder mediante la meditación, tal como demuestra Ken Wilber:
“Los arquetipos, los auténticos arquetipos, son una experiencia meditativa imposible de comprender hasta que se realice la experiencia. No se trata de imágenes que se muevan en el espacio mítico ni de conceptos filosóficos que existan en el espacio racional, sino de experiencias meditativas que aparecen en el espacio sutil. De modo que la experiencia meditativa puede proporcionarle los datos arquetipos que luego deberá interpretar. Y la interpretación más comúnmente aceptada es que usted está contemplando las formas básicas y los fundamentos del mundo manifiesto, contemplando directamente el Rostro de lo Divino. Como decía Emerson, que los intrusos se quiten los zapatos porque nos adentramos ahora en los dominios del Dios interior.
Pero el hecho es que, para ello [contemplar el Rostro de lo Divino mediante los arquetipos], usted debería llevar a cabo el experimento y descubrir los datos por sí mismo y luego tendría que interpretarlos. Si no lleva a cabo el experimento -la meditación, el modelo, el paradigma- carecerá de los datos necesarios para llevar a cabo la interpretación. Si usted trata de explicarle a alguien que se halle en la visión mágica o mítica del mundo que la suma de los cuadrados de los catetos de un triángulo rectángulo es igual al cuadrado de la hipotenusa, no llegará muy lejos, porque se trata de un algo ajeno al mundo empírico y que carece, en consecuencia, de localización simple. Y no por ello, sin embargo, su afirmación dejará de ser completamente cierta. Usted está realizando un experimento matemático en el interior de su conciencia, una experiencia cuyos resultados pueden ser verificados por quienes lleven a cabo el mismo experimento. Se trata de algo público, reproducible y falsable, de un conocimiento comunal cuyos resultados existen en el espacio racional del mundo y pueden ser fácilmente corroborados por todos aquellos que realicen el experimento. Y esto mismo es aplicable para cualquier otro tipo de experiencia interior de la conciencia, de los cuales la meditación es uno de los más antiguos, estudiados y reproducidos. Mantener, pues, una actitud escéptica es sumamente saludable, pero yo le invito a llevar a cabo ese experimento interior conmigo, a descubrir los datos por sí mismo, y luego le ayudaré a interpretarlos. Pero, en el caso de que no quiera llevar a cabo el experimento, no deberá reírse de quienes sí lo hacen.”
Es gracia a la sapiencia de Ken Wilber como puedo concluir satisfactoriamente esta obra afirmando que, la trascendencia metafísica mediante la meditación, es el fundamento para la filosofía transpersonal, la cual es postulada en una cuestión de sentido para la argumentación epistemológica y pedagógica de una educación tranracional como misión espiritual . Solamente de ese modo se me antoja que será posible salvar el abismo cultural de la humanidad desde que Kant diferenció mediante sus Tres críticas al “ello” (ciencia), el “yo” (conciencia) y el “nosotros” (moral), dicho ello en términos socráticos: “Aquel que quiera cambiar el mundo debe empezar por cambiarse a sí mismo”. La integración de esas tres esferas kantianas solo es posible en el interior de cada uno de nosotros mediante la veracidad, la sinceridad, la integridad y la honradez como premisas que deben ser aprehendidas en el camino ascendente de la sabiduría propio del cuadrante superior izquierdo de la interioridad individual.
Sin embargo, Ken Wilber sostiene que todo fenómeno humano consta de cuatro facetas y no puede ser íntegramente comprendido si no se abordan los cuatro cuadrantes:
“El hecho de que el Espíritu se manifieste realmente en los cuatro cuadrantes (o, dicho de modo resumido, en los dominios del “yo”, del “nosotros” y del “ello”) supone también que la auténtica intuición espiritual es aprehendida como el deseo de expandir la profundidad del “yo” a la amplitud del “nosotros” y al estado objetivo de cosas propias del “ello”. En definitiva, proteger y promover la mayor profundidad a la mayor amplitud posible. (…) Esto significa, entre otras muchas cosas, la necesaria emergencia de un nuevo tipo de sociedad que integre la conciencia, la cultura y la naturaleza, y abra paso al arte, la moral, la ciencia, los valores personales, la sabiduría colectiva y el conocimiento técnico.”
Para la emergencia de ese nuevo tipo de sociedad, como se ha argumentado en esta obra, la trascendencia metafísica mediante la meditación es un imperativo para el despertar espiritual individual. Pero, ¿cómo puede ser posible el despertar espiritual colectivo? ¿Cómo puede realizarse ese tránsito de la espiritualidad individual a la espiritualidad colectiva? Invito al lector a acompañarme mediante la lectura del epílogo para dilucidar dichas cuestiones, pero, con una advertencia previa, de que puede entrar en una disonancia cognitiva por la “divulgación cósmica” argumentada en el tramo final de esta obra.
Este artículo es una reproducción del capítulo 5-3 de la segunda parte de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA
Cada pensamiento es una energía que se presenta bajo dos polos: positivo o negativo. Toda persona está atrapada existencialmente entre el bien y el mal, es decir, puede libremente ser buena o mala persona y decidir el sentido de su vida en función de dicha primogénita elección moral en orden a satisfacer las necesidades humanas descritas en La pirámide de Maslow. En la base de dicha pirámide está la satisfacción de las necesidades básicas y de seguridad en el orden material. Sin embargo, el excesivo racionalismo pragmático está en el origen del actual declive civilizatorio que ha colapsado, no solo materialmente como lo demuestra este caduco capitalismo, sino también intelectual y espiritualmente desde el surgimiento de la física cuántica. La consecuencia de ello es que la educación tradicional del viejo mundo ha quedado obsoleta, pues solo contempla un modo de saber (método científico) en vez de integrar al otro modo de saber (el no-dual contemplado por el misticismo contemplativo) como integrador del hombre consigo mismo, la naturaleza y la especie humana. Consecuencia de ello, la educación academicista tradicional también está moribunda, como he argumentado en la primera parte de esta obra.
Como pretende La educación cuántica, el nuevo mundo debe contemplar una actualizada filosofía de la mente que tenga en cuenta el racionalismo espiritual como nuevo paradigma de conocimiento. La educación cuántica postula una pedagogía orientada al empoderamiento consciente de las personas, en línea con las escuelas activas, donde el ser humano no se vea fragmentado por la intoxicación del moribundo viejo mundo, y tampoco disociado de la colectividad. Para tal fin, cabe recordar nuevamente que la vida se nos presenta bajo los eternos contrarios: somos sujeto y objeto, y el correcto camino consiste en la trascendencia de esa dualidad, como bien ha aleccionado Wilber en el anterior capítulo. El viejo mundo ha fragmentado al individuo y ha disociado a la colectividad, pero también ha desintegrado los cimientos de la ciencia tradicional. Quizá en el nuevo mundo podamos integrar a la ciencia, la profundidad intelectual de las personas y la moralidad, como bien diferenció Kant mediante sus Tres críticas. Tal es el objetivo filosófico por excelencia perseguido por La educación cuántica. Quizá es hora de rescatar a la sabiduría griega en su aplicación pedagógica bajo un esotérico entendimiento, como han realizado Garnier y Wilber con Platón. Quizá haya que abandonar el pensamiento único neoliberal y su submarino intelectual el materialismo científico y, en su lugar, hablar de un pensamiento cuántico impelido hacia una trascendencia metafísica.
Así, como dice Garnier, hay que cuidar la pureza de los pensamientos, pues condicionan nuestro futuro, lo mismo que dijo Jesucristo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. En cuanto a la búsqueda de la verdad también dijo Jesucristo: “Así que yo les digo: pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá”. En consecuencia, cada cual debe ser consciente de su propio camino ascendente hacia la sabiduría, un camino difícil y tortuoso en el devenir de la historia humana que, Platón nuevamente, explicó metafórica y magistralmente mediante el Mito de la caverna.
Para progresar por ese angosto camino, se hace imprescindible conocer cómo actúa la ley subyacente al pensamiento. Se dice popularmente que el hombre aprende de sus errores y, ciertamente, así ha evolucionado la ciencia y la cultura humana. ¿Acaso ha llegado la actual civilización al súmmum de su evolución? Los hechos dicen que no. Todo lo contrario, la humanidad está necesitada de una educación cuántica que permita a las personas el empoderamiento de su propia conciencia para poder actuar en libertad y con conocimiento de causa, nunca mejor dicho. Solo así podrá la humanidad librarse de los actuales tiranos que esclavizan al planeta y sus habitantes. Por tanto, más que nunca, se hace necesario saber cómo opera el pensamiento cuántico.
Si cada pensamiento puede ser positivo o negativo, por la ley de la causa y el efecto también recogida por los siete principios del hermetismo y más popularmente conocido como karma, entonces debe producirse una consecuencia positiva o negativa, respectivamente, en la propia conciencia que genera dicho acto. En efecto, si nos atenemos a la ley del desdoblamiento del tiempo propuesta por Garnier, la causa y el efecto, la pregunta y la respuesta, se producen en tiempos diferentes. Y es nuestra imaginación la que posibilita los futuros deseados por cada cual. Cada uno da el mejor de los sentidos a su vida en función de sus propias creencias, acertadas o no. Cada cual imagina su mejor futuro posible. “Cada cual recoge lo que siembra”.
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Cada pensamiento es una energía que se presenta bajo dos polos: positivo o negativo. Toda persona está atrapada existencialmente entre el bien y el mal, es decir, puede libremente ser buena o mala persona y decidir el sentido de su vida en función de dicha primogénita elección moral en orden a satisfacer las necesidades humanas descritas en La pirámide de Maslow. En la base de dicha pirámide está la satisfacción de las necesidades básicas y de seguridad en el orden material. Sin embargo, el excesivo racionalismo pragmático está en el origen del actual declive civilizatorio que ha colapsado, no solo materialmente como lo demuestra este caduco capitalismo, sino también intelectual y espiritualmente desde el surgimiento de la física cuántica. La consecuencia de ello es que la educación tradicional del viejo mundo ha quedado obsoleta, pues solo contempla un modo de saber (método científico) en vez de integrar al otro modo de saber (el no-dual contemplado por el misticismo contemplativo) como integrador del hombre consigo mismo, la naturaleza y la especie humana. Consecuencia de ello, la educación academicista tradicional también está moribunda, como he argumentado en la primera parte de esta obra.
Como pretende La educación cuántica, el nuevo mundo debe contemplar una actualizada filosofía de la mente que tenga en cuenta el racionalismo espiritual como nuevo paradigma de conocimiento. La educación cuántica postula una pedagogía orientada al empoderamiento consciente de las personas, en línea con las escuelas activas, donde el ser humano no se vea fragmentado por la intoxicación del moribundo viejo mundo, y tampoco disociado de la colectividad. Para tal fin, cabe recordar nuevamente que la vida se nos presenta bajo los eternos contrarios: somos sujeto y objeto, y el correcto camino consiste en la trascendencia de esa dualidad, como bien ha aleccionado Wilber en el anterior capítulo. El viejo mundo ha fragmentado al individuo y ha disociado a la colectividad, pero también ha desintegrado los cimientos de la ciencia tradicional. Quizá en el nuevo mundo podamos integrar a la ciencia, la profundidad intelectual de las personas y la moralidad, como bien diferenció Kant mediante sus Tres críticas. Tal es el objetivo filosófico por excelencia perseguido por La educación cuántica. Quizá es hora de rescatar a la sabiduría griega en su aplicación pedagógica bajo un esotérico entendimiento, como han realizado Garnier y Wilber con Platón. Quizá haya que abandonar el pensamiento único neoliberal y su submarino intelectual el materialismo científico y, en su lugar, hablar de un pensamiento cuántico impelido hacia una trascendencia metafísica.
Así, como dice Garnier, hay que cuidar la pureza de los pensamientos, pues condicionan nuestro futuro, lo mismo que dijo Jesucristo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. En cuanto a la búsqueda de la verdad también dijo Jesucristo: “Así que yo les digo: pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá”. En consecuencia, cada cual debe ser consciente de su propio camino ascendente hacia la sabiduría, un camino difícil y tortuoso en el devenir de la historia humana que, Platón nuevamente, explicó metafórica y magistralmente mediante el Mito de la caverna.
Para progresar por ese angosto camino, se hace imprescindible conocer cómo actúa la ley subyacente al pensamiento. Se dice popularmente que el hombre aprende de sus errores y, ciertamente, así ha evolucionado la ciencia y la cultura humana. ¿Acaso ha llegado la actual civilización al súmmum de su evolución? Los hechos dicen que no. Todo lo contrario, la humanidad está necesitada de una educación cuántica que permita a las personas el empoderamiento de su propia conciencia para poder actuar en libertad y con conocimiento de causa, nunca mejor dicho. Solo así podrá la humanidad librarse de los actuales tiranos que esclavizan al planeta y sus habitantes. Por tanto, más que nunca, se hace necesario saber cómo opera el pensamiento cuántico.
Si cada pensamiento puede ser positivo o negativo, por la ley de la causa y el efecto también recogida por los siete principios del hermetismo y más popularmente conocido como karma, entonces debe producirse una consecuencia positiva o negativa, respectivamente, en la propia conciencia que genera dicho acto. En efecto, si nos atenemos a la ley del desdoblamiento del tiempo propuesta por Garnier, la causa y el efecto, la pregunta y la respuesta, se producen en tiempos diferentes. Y es nuestra imaginación la que posibilita los futuros deseados por cada cual. Cada uno da el mejor de los sentidos a su vida en función de sus propias creencias, acertadas o no. Cada cual imagina su mejor futuro posible. “Cada cual recoge lo que siembra”.
33 - CUESTIONES METAFÍSICAS
7 - UN LLAMADO A TODOS LOS CIENTÍFICOS: LA PANDEMIA TIENE UNA CAUSA METAFÍSICA, DEMOSTRABLE MEDIANTE LA HIPNOSIS CLÍNICA REGRESIVA DE WILLIAM CRIADO
A estas alturas de la falsa pandemia, en la que muchos todavía no saben lo que está pasando en mundo por estar bajo programación mental sobre todo de la televisión, creo que es importante no solo denunciar una vez más quién es el enemigo invisible de la humanidad, sino, también, realizar un análisis empírico desde la hipnosis clínica regresiva para poner un poco de orden en este año apocalíptico.
En dicho sentido, a partir de los vídeos comentados que he publicado, voy a destacar las pautas evolutivas de la plandemia desde el magnífico trabajo realizado por el médico venezolano William Criado, gracias a lo cual he podido pasar de la teórica filosofía transpersonal a una práctica empírica mediante la hipnosis clínica regresiva.
1 – Vídeo 226 de Willam Criado (publicado el 24 de junio 2018): Las vacunas al descubierto: contienen nanotecnología de los reptilianos.
En esta intervención de hipnosis clínica regresiva, se puede destacar los siguientes puntos:
- En 1.999, en un polideportivo de Ohio (EEUU) hay una experimentación para vacunar 1.400 niños procedentes de la emigración. Esas vacunas contienen nanotecnología.
- Para la elaboración de esas vacunas con nanotecnología, se secuestraron a 512 científicos con sus correspondientes familias para hacerles chantaje.
- Toda esa operación fue desmantelada y los científicos y sus familias recuperados.
2 – Vídeo 283 de William Criado (publicado el 24 de marzo 2020): La raza Kutulo está detrás de la pandemia.
En esta intervención de hipnosis clínica regresiva, se puede destacar los siguientes puntos:
- Se evidencia que un laboratorio situado en Wuhan (China) es el centro de operaciones para la pandemia, donde se pretendía liberar en el futuro nanorobots biológicos para que, una vez liberados, se multiplicaran por medio del oxigeno y el aire atmosférico. Esos nanorobots son más pequeños que un grano de arena.
- El objetivo era programar esa pandemia mortal para el final del 2021 preparando así esa extinción masiva para el gran evento del 2024 (¿Flash solar?).
- William Criado sabe que hay 44 hombres que dominan la élite política y económica, los cuales son los responsables de la pandemia del 2020, conoce sus nombres.
- La pandemia del 2020 es una estrategia de control mediante la vacunación masiva obligatoria como preparación para el 2021, fecha en que se liberaría los citados nanorobots biológicos, los cuales serían más letales que el coronavirus.
- Toda esa operativa genocida ha sido anticipadamente desmantelada por William Criado.
3 – Vídeo 284 de William Criado (publicado el 9 de abril 2020): Enki, el creador del ser humano, hace importantes revelaciones sobre el virus y el futuro de la humanidad.
En una conversación de William Criado con Enki, cabe destacar estos importantes puntos:
- Enki: Hay demasiadas muertes, esto no se va acabar todavía, hay mucha maldad en el mundo.
- WC: El virus es un microorganismo en 3D, reforzado en laboratorios con diferentes inserciones*. Las razas que estaban detrás de ese plan para 2021 fueron eliminadas (ver vídeos 283 y 306), fue el último bastión Anunnaki.
*Cabe señalar que muchos científicos denuncian que, efectivamente, el virus no ha sido secuenciado y aislado según los postulados de Koch. También denuncian esos científicos que hay inserciones de otras secuencias como, por ejemplo, el VHI. Esa secuenciación es, entonces, un “virus informático” pues ha sido secuenciado en una pantalla de ordenador.
- Enki: El holograma de la Tierra se está rompiendo, los reptiles se están dejando ver por todo el mundo y ya no saben qué hacer.
- Enkí: Más que el virus, está matando el pánico, el miedo.
- WC: Ha habido momentos claves desde movimientos gubernamentales, en el que 2 cosas se han visto sin que sean públicas: 1- La liberación de muchos niños, miles, que ni siquieran han visto la luz, utilizados de muchas formas: tráfico de órganos, trata de blanca, violaciones, rituales satánicos… y 2- Cierta élite mundial está resguardada en bunkers secretos.
- Enki: El virus no se queda en el aire, cae a la superficie.
- WC: Se ha visto recuperación completa en personas que han tomado vaporizaciones (6 al día) en los primeros síntomas, y el virus es eliminado de las fosas nasales y la garganta, con hierbas: eucalipto, jengibre, romero, orégano silvestre, mentol, hay evidencias de eso.
- Enki: Esto va a pasar, va a dejar muchas consecuencias, mucho dolor, esto va a pasar y van a venir mejores tiempos para todos los humanos, hay que esperar, no puedo decirte nada más William.
- Enki: El humano no está lo suficientemente preparado para escuchar ciertas cosas …
- Enki: Hay reptilianos en la tierra, y el holograma se está rompiendo, y a ellos les aterra saber que los humanos los están viendo.
- Enki: Respecto a los sonidos que hay en el mundo: Están tratando de crear pánico en los humanos.
- WC: Han aparecido imágenes tipo Blue Beam con estas nuevas tecnologías, imágenes muy nítidas para confundir a los que no saben.
4 – Vídeo 287 de William Criado (publicado el 4 de junio 2020): El Covid 19 es obra de los reptilianos desde 7034 AC.
En esta intervención de hipnosis clínica regresiva, se puede destacar los siguientes puntos:
- Se hacen experimentos con científicos: se los infecta para adquirir resistencia al virus y, posteriormente, ser enviados a la tierra 3D para infectar al resto de la humanidad.
- El objetivo de la manipulación científica en 4D es la transmisión del virus y una infección masiva, tal como se ha realizado en la época actual en el aspecto físico 3D mediante el Covid 19. Ese vector de transferencia desde 4D a 3D tiene dos objetivos: imposibilitar la destrucción en 4D y evitar la escapatoria definitiva del ser humano desde 3D.
- Los reptilianos conocen muy bien cualquier emoción del ser humano, y saben distinguir entre los humanos más frágiles y los más fuertes.
- Desde 7.034 AC se generan las pandemias a través de la historia.
- Según William Criado, el futuro no existe, de ahí la importancia de resolver el problema en la línea de tiempo presente.
- La Organización Mundial de la Salud (OMS) prohíbe las autopsias y da un protocolo equivocado (controlado por reptiles) para no detectar la coagulación de la sangre y, así, esa información queda bloqueada e inaccesible para la mente humana. (Este extremo está muy acreditado con numerosas muertes, sobre todo en Italia, cuyos científicos se atrevieron a realizar las primeras autopsias para luego cambiar el protocolo de actuación con antiinflamatorios y anticoagulantes).
- El factor de no letalidad del virus es porque los reptilianos no tienen el control del holograma tierra, ya que hay esferas de luz en partes estratégicas que ayudan al holograma y a los seres vivos, lo cual aumenta la frecuencia por emanación de luz de los Humanos/luz liberados.
5 – Conclusiones
Hay constancia de que son miles los científicos que están elevando sus voces conjuntamente contra esta falsa pandemia en la que hay relación entre el 5G y las vacunas para imponer un Nuevo orden Mundial, y así lo expuse también en un Webinar en la Universidad Central de Bolivia.
Desde este artículo, invito a dichos científicos a dar un paso más allá de lo meramente físico, a adentrarse en la metafísica, en esa cuarta dimensión desde la cual hay un enemigo invisible que controla la humanidad. Es una invitación a realizar ciencia más allá de los sentidos, es decir, desde el subconsciente humano tal como lo demuestra William Criado mediante la hipnosis clínica regresiva. Quizá, así, algún día, los científicos podrán trabajar conjuntamente con algunos filósofos que, como yo, contemplamos las cuestiones metafísicas ya no como una entelequia sino mediante acreditadas investigaciones científicas en las que, por ejemplo, se demuestra que es posible la sanación trascendental de la humanidad mediante la meditación.
Este 2020 hemos experimentado tanto sufrimiento, que es imperativo volver a poner orden entre la ciencia y el pensamiento.
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En dicho sentido, a partir de los vídeos comentados que he publicado, voy a destacar las pautas evolutivas de la plandemia desde el magnífico trabajo realizado por el médico venezolano William Criado, gracias a lo cual he podido pasar de la teórica filosofía transpersonal a una práctica empírica mediante la hipnosis clínica regresiva.
1 – Vídeo 226 de Willam Criado (publicado el 24 de junio 2018): Las vacunas al descubierto: contienen nanotecnología de los reptilianos.
En esta intervención de hipnosis clínica regresiva, se puede destacar los siguientes puntos:
- En 1.999, en un polideportivo de Ohio (EEUU) hay una experimentación para vacunar 1.400 niños procedentes de la emigración. Esas vacunas contienen nanotecnología.
- Para la elaboración de esas vacunas con nanotecnología, se secuestraron a 512 científicos con sus correspondientes familias para hacerles chantaje.
- Toda esa operación fue desmantelada y los científicos y sus familias recuperados.
2 – Vídeo 283 de William Criado (publicado el 24 de marzo 2020): La raza Kutulo está detrás de la pandemia.
En esta intervención de hipnosis clínica regresiva, se puede destacar los siguientes puntos:
- Se evidencia que un laboratorio situado en Wuhan (China) es el centro de operaciones para la pandemia, donde se pretendía liberar en el futuro nanorobots biológicos para que, una vez liberados, se multiplicaran por medio del oxigeno y el aire atmosférico. Esos nanorobots son más pequeños que un grano de arena.
- El objetivo era programar esa pandemia mortal para el final del 2021 preparando así esa extinción masiva para el gran evento del 2024 (¿Flash solar?).
- William Criado sabe que hay 44 hombres que dominan la élite política y económica, los cuales son los responsables de la pandemia del 2020, conoce sus nombres.
- La pandemia del 2020 es una estrategia de control mediante la vacunación masiva obligatoria como preparación para el 2021, fecha en que se liberaría los citados nanorobots biológicos, los cuales serían más letales que el coronavirus.
- Toda esa operativa genocida ha sido anticipadamente desmantelada por William Criado.
3 – Vídeo 284 de William Criado (publicado el 9 de abril 2020): Enki, el creador del ser humano, hace importantes revelaciones sobre el virus y el futuro de la humanidad.
En una conversación de William Criado con Enki, cabe destacar estos importantes puntos:
- Enki: Hay demasiadas muertes, esto no se va acabar todavía, hay mucha maldad en el mundo.
- WC: El virus es un microorganismo en 3D, reforzado en laboratorios con diferentes inserciones*. Las razas que estaban detrás de ese plan para 2021 fueron eliminadas (ver vídeos 283 y 306), fue el último bastión Anunnaki.
*Cabe señalar que muchos científicos denuncian que, efectivamente, el virus no ha sido secuenciado y aislado según los postulados de Koch. También denuncian esos científicos que hay inserciones de otras secuencias como, por ejemplo, el VHI. Esa secuenciación es, entonces, un “virus informático” pues ha sido secuenciado en una pantalla de ordenador.
- Enki: El holograma de la Tierra se está rompiendo, los reptiles se están dejando ver por todo el mundo y ya no saben qué hacer.
- Enkí: Más que el virus, está matando el pánico, el miedo.
- WC: Ha habido momentos claves desde movimientos gubernamentales, en el que 2 cosas se han visto sin que sean públicas: 1- La liberación de muchos niños, miles, que ni siquieran han visto la luz, utilizados de muchas formas: tráfico de órganos, trata de blanca, violaciones, rituales satánicos… y 2- Cierta élite mundial está resguardada en bunkers secretos.
- Enki: El virus no se queda en el aire, cae a la superficie.
- WC: Se ha visto recuperación completa en personas que han tomado vaporizaciones (6 al día) en los primeros síntomas, y el virus es eliminado de las fosas nasales y la garganta, con hierbas: eucalipto, jengibre, romero, orégano silvestre, mentol, hay evidencias de eso.
- Enki: Esto va a pasar, va a dejar muchas consecuencias, mucho dolor, esto va a pasar y van a venir mejores tiempos para todos los humanos, hay que esperar, no puedo decirte nada más William.
- Enki: El humano no está lo suficientemente preparado para escuchar ciertas cosas …
- Enki: Hay reptilianos en la tierra, y el holograma se está rompiendo, y a ellos les aterra saber que los humanos los están viendo.
- Enki: Respecto a los sonidos que hay en el mundo: Están tratando de crear pánico en los humanos.
- WC: Han aparecido imágenes tipo Blue Beam con estas nuevas tecnologías, imágenes muy nítidas para confundir a los que no saben.
4 – Vídeo 287 de William Criado (publicado el 4 de junio 2020): El Covid 19 es obra de los reptilianos desde 7034 AC.
En esta intervención de hipnosis clínica regresiva, se puede destacar los siguientes puntos:
- Se hacen experimentos con científicos: se los infecta para adquirir resistencia al virus y, posteriormente, ser enviados a la tierra 3D para infectar al resto de la humanidad.
- El objetivo de la manipulación científica en 4D es la transmisión del virus y una infección masiva, tal como se ha realizado en la época actual en el aspecto físico 3D mediante el Covid 19. Ese vector de transferencia desde 4D a 3D tiene dos objetivos: imposibilitar la destrucción en 4D y evitar la escapatoria definitiva del ser humano desde 3D.
- Los reptilianos conocen muy bien cualquier emoción del ser humano, y saben distinguir entre los humanos más frágiles y los más fuertes.
- Desde 7.034 AC se generan las pandemias a través de la historia.
- Según William Criado, el futuro no existe, de ahí la importancia de resolver el problema en la línea de tiempo presente.
- La Organización Mundial de la Salud (OMS) prohíbe las autopsias y da un protocolo equivocado (controlado por reptiles) para no detectar la coagulación de la sangre y, así, esa información queda bloqueada e inaccesible para la mente humana. (Este extremo está muy acreditado con numerosas muertes, sobre todo en Italia, cuyos científicos se atrevieron a realizar las primeras autopsias para luego cambiar el protocolo de actuación con antiinflamatorios y anticoagulantes).
- El factor de no letalidad del virus es porque los reptilianos no tienen el control del holograma tierra, ya que hay esferas de luz en partes estratégicas que ayudan al holograma y a los seres vivos, lo cual aumenta la frecuencia por emanación de luz de los Humanos/luz liberados.
5 – Conclusiones
Hay constancia de que son miles los científicos que están elevando sus voces conjuntamente contra esta falsa pandemia en la que hay relación entre el 5G y las vacunas para imponer un Nuevo orden Mundial, y así lo expuse también en un Webinar en la Universidad Central de Bolivia.
Desde este artículo, invito a dichos científicos a dar un paso más allá de lo meramente físico, a adentrarse en la metafísica, en esa cuarta dimensión desde la cual hay un enemigo invisible que controla la humanidad. Es una invitación a realizar ciencia más allá de los sentidos, es decir, desde el subconsciente humano tal como lo demuestra William Criado mediante la hipnosis clínica regresiva. Quizá, así, algún día, los científicos podrán trabajar conjuntamente con algunos filósofos que, como yo, contemplamos las cuestiones metafísicas ya no como una entelequia sino mediante acreditadas investigaciones científicas en las que, por ejemplo, se demuestra que es posible la sanación trascendental de la humanidad mediante la meditación.
Este 2020 hemos experimentado tanto sufrimiento, que es imperativo volver a poner orden entre la ciencia y el pensamiento.