"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

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TRUMP Y LA POSVERDAD: INTRODUCCIÓN

Este trabajo monográfico es un comentario crítico a la obra “Trump y la posverdad” de Ken Wilber. Quien sea seguidor de mis publicaciones, sabe que mi andamiaje intelectual descansa sobre la inconmensurable obra de Ken Wilber. Ahora bien, ser seguidor de un pensador, y no cualquier pensador pues considero a Wilber como el filósofo contemporáneo que incluye y trasciende a Platón y Kant, no equivale ello a decir amén a todas sus obras. Ken Wilber me enseñó el camino ascendente y el camino descendente originarios del mismo Platón, me instruyó para comprender las Tres críticas de Kant integradas en los 4 cuadrantes postulados por el “Einstein de la conciencia” (tal como certeramente se considera a Wilber). Wilber me mostró el fracaso epistemológico de Occidente al orientar la mirada del materialismo científico hacia un “mundo chato” desprovisto de toda espiritualidad. Y sobre la imperativa erudición de Wilber es como he argumentado a su filosofía transpersonal como la ciencia de la conciencia en mi obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA y, posteriormente, en mi obra CIENCIA, FILOSOFÍA, ESPIRITUALIDAD, propongo la integración de esas tres disciplinas cognitivas mediante la argumentación científica de la meditación como vía de sanación trascendental de la humanidad, la cual puede ser inherentemente objeto de una pedagogía educativa mediante La educación transracional.

Realizado dicho preámbulo introductorio, es pertinente centrarse ahora en la metodología del comentario crítico que realizo a la obra “Trump y la posverdad”. Para facilitar el seguimiento de dicha crítica al lector, la obra “Trump y la posverdad” está disponible en PDF al final de esta introducción. Aunque el término “crítico” es popularmente intuido como un concepto negativo, también cabe resaltar los aspectos positivos que Ken Wilber vierte en dicha obra. Por tanto, hay que entender mi comentario crítico como un análisis tanto en lo que coincido y he aprendido de Wilber, así como los aspectos en los cuales discrepo. Obviamente, y así hago constancia expresa, no voy a entrar en las profundidades conceptuales de la obra de Ken Wilber, pues todo ello puede ser consultado en mis publicaciones, sino que voy a centrarme en la crítica que Wilber hace a Trump dentro de un contexto social y cultural para, seguidamente, realizar mi propio comentario crítico.

La metodología de mi comentario crítico se hará siguiendo el propio orden, capítulo a capítulo, de la obra “Trump y la posverdad” de Ken Wilber. Así, de un modo cronológico, realizaré una sinopsis comprehensiva de las aportaciones de Ken Wilber para facilitar la aprehensión de sus ideas más importantes, pero sin entrar, por ejemplo, en el complejo laberinto de su teoría evolutiva sustentada en colores. Al hilo de esas sinopsis capítulo a capítulo, iré introduciendo mi comentario crítico de un modo discursivo haciendo hincapié en lo que estoy y no estoy de acuerdo con Wilber.


SUMARIO DE "TRUMP Y LA POSVERDAD":

Parte I - Una visión general
1-1 Breve resumen del desarrollo
1-2 El nacimiento de una cultura de la posverdad
1-3 Una nueva y alarmante crisis de legitimidad

Parte II - El territorio
2-1 Sin verdad y sin trabajo: “resentimiento”
2-2 Fases de desarrollo y partidos políticos
2-3 El emergente campo mórfico anti-verde
2-4 Las fases y dimensiones activadas por las acciones actuales de Trump
2-5 La principal causa (y cura) de la opresión

Parte III - El futuro inmediato
3-1 ¿Qué hacemos ahora?
3-2 Jerarquías de dominación y jerarquías de crecimiento
3-3 Lo que verde debe aprender para convertirse en una vanguardia genuina
3-4 Otra vía hacia delante: verdaderamente integral
3-5 El futuro probable
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TRUMP Y LA POSVERDAD - PARTE 1: UNA VISIÓN GENERAL

Wilber inicia su obra aludiendo a la convulsa e inesperada victoria de Donal Trump como presidente de los Estados Unidos en las elecciones del año 2016. Según Wilber, tanto Demócratas como Republicanos, están atrapados en “el dolor y sufrimiento que ambos bandos sienten” al “identificarse con una visión demasiado estrecha”. Y se dispone a dar “una visión más amplia e integral” hasta el punto que, según él mismo apunta, pueda “ser bastante iluminadora y liberadora”.

Wilber prosigue su andadura con un análisis cultural a través de los escritores posmodernos (Derrida, Foucault, Lyotard, Bourdieu, Lacan, de Man, Fisch, etc.) y cuya esencia de todos ellos podría resumirse en la frase “la verdad no existe”. “La verdad, en cambio, es una construcción cultural, y lo que alguien considera verdad es simplemente lo que alguna cultura ha logrado convencer a sus miembros que es verdad. Pero no existe, de hecho, una cosa real llamada verdad esperando a ser descubierta, de la misma manera que no existe un dobladillo universalmente correcto esperando a ser descubierto por un diseñador de moda”. Consecuentemente, según Wilber, los posmodernistas propugnan un conocimiento vinculado a la cultura, y no existe una perspectiva universalmente válida. Por ello, dice Wilber, todo el conocimiento se basa en una mera interpretación que se da desde una perspectiva privilegiada y, por tanto, opresiva. “No existe un marco moral: lo que es verdadero para ti es verdadero para ti, y lo que es verdadero para mi es verdadero para mí”. Así, concluye Wilber, la “verdad” es vista como un conducto hacia el poder. “En resumen, la locura aperspectivista de que no hay verdad no dejó nada más que nihilismo y el narcisismo como fuerzas motivadoras”.

Dicha locura aperspectivista, a decir de Wilber, afecta a la vanguardia de la evolución y, consecuentemente, la capacidad de la evolución para auto-direccionarse y auto-organizarse colapsa. Es por ello mismo, apostilla Wilber, que las élites posmodernas más influyentes terminaron adoptando, explícita o implícitamente, ese dúo dinámico del infierno posmoderno: nihilismo y narcisismo como esencia de la locura aperspectivista y la cultura de la posverdad. “El nihilismo y el narcisismo llevan la evolución a un cuello de botella”, lo cual es un vestigio del materialismo científico reduccionista del siglo XIX, dejando de lado conceptos científicos actuales, como los descubrimientos del premio Nobel Ilya Prigogine, que indican que los sistemas materiales insensibles tienen un impulso inherente a auto-organizarse, pues escapan del caos saltando a un nivel más alto de orden organizado: a ello se refiere “obtener orden del caos”. “Si la materia inerte posee el impulso inherente de auto organización y de obtener orden del caos, los sistemas vivos, sin lugar a dudas, también. Y esto definitivamente incluye a la evolución”. Así, argumenta Wilber, mientras la vanguardia de la evolución colapsó perdida en su locura aperspectivista, la evolución misma se apagó temporalmente.

1-1 Breve resumen del desarrollo

Frente a dicha regresión cultural, Wilber esboza un breve resumen del desarrollo humano para aquellos lectores que no están familiarizados con sus postulados: el egocentrismo subyacente a las sociedades tribales dio lugar a la magia mitológica de las religiones alrededor de 10.000 años A.C.; la identidad egocéntrica se expandió a lo etnocéntrico como identificación de un grupo en oposición a los demás; pero posteriormente la evolución continuó hasta la emergencia de la capacidad de tomar la perspectiva de otra persona y, con el florecimiento del Renacimiento y la Ilustración, surgió la “modernidad” y las “ciencias modernas”, lo cual impulsó el libre mercado y el nacimiento de las naciones-estado, una fase evolutiva que trascendió lo etnocéntrico hacia las sociedades modernas-racionales mundicéntricas del planeta. Esa moderna-racionalidad fue la vanguardia de la evolución hasta que, como se ha visto anteriormente, la posterior posmodernidad redujo todo conocimiento al ámbito del “ello”, es decir, al “mundo chato” propugnado por el materialismo científico: así fue como la creencia intrínseca de la moralidad mundicéntrica fue eliminada y sustituida por el positivismo. De manera desastrosa, la moralidad mundicéntrica fue infiltrada por el etnocentrismo y el egocentrismo, abriéndose paso a través del “darwinismo social” mediante la avaricia rampante y una feroz competencia. “La versión originalmente sana del pluralismo posmoderno se volvió cada vez más en un relativismo extremo, totalitario contradictorio y bastante disfuncional, que colapsó casi completamente en un nihilismo y narcisismo”.

Pero a pesar de la catástrofe anterior, el logro más importante del desarrollo humano hasta la fecha, según Ken Wilber, radica en que existe una fase superior que ha comenzado a emerger en un número todavía reducido de personas: creen que todas las fases previas son significativas en algún sentido, que todas son importantes y que todas deberían ser incluidas e integradas con sinceridad. Por esa razón esa fase es llamada “integral” o “sistémica” y marca una nueva y radical fase evolutiva única en la historia de la humanidad. Clare Graves, pionero del estudio del desarrollo, la llamó “cataclísmica” y que un 5 por ciento de la población ha alcanzado esa fase en nuestro desarrollo.

Hasta aquí un resumen de la visión general y un breve resumen del desarrollo humano según Ken Wilber con el que, en esencia, estoy totalmente de acuerdo. Mis discrepancias con Wilber comienzan en el siguiente apartado.

1-2 El nacimiento de una cultura de la posverdad

De vuelta a la cultura de la posverdad y de la mano de Lacan, uno de los posmodernistas más importantes, Wilber nos introduce en la importancia de “quién controle la narrativa”, siendo un factor clave del narcisismo, es decir, “lo que quiero que sea verdad es verdad en una cultura de la posverdad”. Así, Wilber acusa a Trump de mentir abiertamente sin ningún tipo de cuidado. Dice Wilber que, cuando Trump estaba en campaña, había diarios que, de hecho, llevaban un contador de mentiras, a pesar de que las encuestas mostraban insistentemente que la gente sentía que Trump era más “verdadero” que Hillary Clinton. Según Wilber, las personas hicieron la transición de lo “auténticamente verdadero” a “lo que yo digo que es verdadero”, y Trump decía su verdad con mayor convicción y pasión que Hillary. Así, el argumento de Wilber es que, en una cultura de nihilismo, en una atmósfera de locura aperspectivista donde no existe la verdad real, la verdad se convierte en lo que deseo más fervientemente: el narcisismo se vuelve el determinante clave en un mar de nihilismo. Y hasta aquí mi consenso intelectual con Ken Wilber, ahora mi comentario crítico a esa exposición de Wilber acerca de su interpretación intelectual respecto a Trump.

En primer lugar, debo reprochar a Wilber de estar excesivamente en las nubes del pensamiento, lo cual le ha llevado a ser uno de los pensadores más brillantes de la historia. Sin embargo, su enaltecimiento pensativo lo ha desarraigado de tener los pies en el suelo y de saber interpretar la historia reciente, sobre todo a partir del asesinato del presidente Kennedy. Wilber no ha caído en cuenta que, desde dicho magnicidio, el “control de la narrativa” como dice Wilber ha estado en manos del Estado profundo infiltrado en la mayoría de los gobiernos del mundo y, en los Estados Unidos, principalmente detrás del Partido Demócrata. Y que dicho Estado profundo, más conocido como Cabal (1) o Illuminati, son fuerzas satánicas que están detrás del secuestro y sacrificio de niños en todo el mundo, y que también están detrás de la falsa pandemia que ha llevado a una paranoia globalizada de la humanidad. Todo ello está ampliamente argumentado en mi artículo titulado Breve resumen de lo que está pasando en el mundo.

Por otro lado, es una paradoja que Wilber tenga fe en los medios de comunicación cuando éstos están manifiestamente bajo las órdenes del Estado profundo y que se han dedicado a blasfemar contra Trump desde que fue Presidente de los Estados Unidos, incluso propugnaron un fallido “impeachment”. La gente, señor Wilber, sentía que Trump era más “verdadero” que Hillary Clinton porque fue muy claro en su discurso contra el Nuevo Orden Mundial. Y, ciertamente, Trump puso mucha más pasión que la satánica Killary Clinton, porque denunciaba las atrocidades y el dominio perpetuado por el establishment contra la humanidad.

Pero, en tercer lugar, Wilber ha obviado, consciente o inconscientemente, el movimiento Q de divulgación, un movimiento de inteligencia militar que impulsó a Trump a la presidencia de Estados Unidos en un intento de revertir la “narrativa” de ese enemigo invisible de la humanidad que ha controlado a la humanidad por décadas, por no decir siglos o milenios.

Por tanto, en mi humilde opinión, la interpretación de la cultura de la posverdad por Wilber es una excesiva intelectualización alejada de unos hechos históricos que implican conspiraciones contra la humanidad mediante una ingeniería social y mental desde la política, los sistemas financieros, la ciencia y la educación. Llegado a este punto, la tan ansiada “verdad” quizá aún no pueda ser alcanzada por la mayoría de la población, sin embargo, con la divulgación de las “mentiras” de la oligarquía plutocrática, se está produciendo un creciente y generalizado despertar espiritual que va a dejar muy reducido ese 5 por ciento de la población que, dice Wilber, se encuentra en una nueva fase del desarrollo humano. Estamos hablamos, claro está, de un despertar colectivo masivo.

Pero sigamos con la exposición de Wilber. Wilber argumenta que, en esa esfera de locura aperspectivista, se preparó el terreno para una cultura masivamente fragmentada, que fue casi exclusivamente promovida y reforzada por las redes sociales. En ese punto de la fragmentación y disociación colectiva estoy plenamente de acuerdo y así lo argumenté en mi obra Una filosofía alternativa al capitalismo. Sin embargo, dice Wilber que el internet tenía como propósito original crear una sociedad global, libre y unificada: libre de la opresión, de la exclusión a la información, las estructuras de poder y el aislamiento en general. Según Wilber, el internet buscaba generar un “cerebro global” único y masivo, abierto y receptivo a todo. En ese punto discrepo con Wilber, pues el internet es una creación de los servicios de inteligencia DARPA con el exclusivo fin de seguir manipulando a la humanidad. Antes de internet, la manipulación era sobre todo de tipo económico, social y político, pero a partir de internet esa manipulación sería de tipo mental, puesto que todo ello ya había sido experimentado con proyectos como MK ULTRA o el Instituto Tavistock.

Wilber está en lo cierto al afirmar que, si el cerebro es global (o en una infraestructura de red), las mentes que lo utilizaban no lo eran, pues la naturaleza anónima del intercambio online permite tendencias regresivas de agresión, narcisismo, odio e innumerables creencias etnocéntricas apasionadas (racistas, sexistas, xenofóbicas), y cuando no existe una “verdad” que pueda hacerles frente colapsa. Pero lo que se le escapa a Wilber es que el movimiento de divulgación Q, cuyo primordial objetivo era promover el “despertar masivo” frente a la “narrativa” manipulada por los medios de comunicación masivos, comenzó a hacerse extensivo por las redes sociales y a generar un movimiento unitario cuyo lema más conocido es “donde va uno, vamos todos”. Sin embargo, el Estado profundo que también controla el internet, impide que esa conciencia global se vaya forjando, no en vano está censurando a todas las “narrativas alternativas” que desafían a la oficialidad del sistema establecido: cierran miles de cuentan que promuevan el movimiento Q o acallan aquellos “negacionistas” como “médicos por la verdad” que tienen una narrativa alternativa a la oficial.

Estoy de acuerdo en que la humanidad se halla ante el nacimiento de una cultura de la posverdad, tal como propone Wilber, pero tengo una visión radicalmente diferente a la interpretación de Wilber, una cuestión que argumento más en profundidad en el epílogo titulado Divulgación cósmica para un despertar colectivo de la humanidad de mi obra CIENCIA, FILOSOFÍA, ESPIRITUALIDAD. Esa misma discrepancia la mantuve con algunas personas del movimiento transpersonal y así lo expresé en mi artículo Ken Wilber, Q y el Nuevo Orden Mundial.

1-3 Una nueva y alarmante crisis de legitimidad

En este tercero apartado, Ken Wilber define “crisis de legitimidad” como un conflicto entre las creencias culturales (cuadrante inferior izquierdo) y las realidades concretas (cuadrante inferior derecho). Dice Wilber que la abrumadora realidad es de una gran inequidad, en términos de ingreso y riqueza general, propiedades, oportunidades de empleo, acceso a sistemas de salud y satisfacción de vida. Y tiene toda la razón. La cultura, argumenta, nos estaba diciendo constantemente una cosa que la realidad social no podía cumplir: la cultura estaba mintiendo, estamos viviendo en una constante manipulación de la historia, y es una crisis de legitimidad muy profunda. Y si una cultura “no tiene verdad” y miente a sus miembros, pues no puede sobrevivir mucho tiempo. Estoy de acuerdo nuevamente con Wilber, sin embargo, en ese punto debo incidir en que “no hay verdad” porque “hay muchas mentiras” que han sido escondidas a la humanidad en todos los aspectos: tecnológicas, políticas, sociales, de salud, educativas, etc. Y todo ello, vuelo a repetir, puede ser consultado en mi artículo Divulgación cósmica para un despertar colectivo de la humanidad.

Es de especial interés el énfasis que pone Wilber sobre internet, aludiendo a la censura como una falla del sistema y que había maneras de evadirla. Se nota que Wilber está muy alejado de las redes sociales porque, de lo contrario, se daría cuenta de la censura que aguantamos aquellos que defendemos el movimiento Q o que pensamos diferentes a la “narrativa oficial” del Covid 19. Dice Wilber que los motores de búsqueda no priorizaban el conocimiento en términos de verdad sino en términos de popularidad y uso y, por dicho motivo, Facebook se ha enfrentado a la necesidad de crear algoritmos que detecten, y detengan, las “noticias falsas”, lo cual va a ser mucho más difícil de lo que se imaginaba debido al ambiente de “no verdad” en el que hay que trabajar. Hagamos un alto en el camino. ¿Realmente cree Wilber que Facebook es independiente respecto de la “verdad” y la “mentira”? ¿Está convencido Wilber que Facebook juega limpio en la detección de las “noticias falsas”? Es bajo esa premisa como se están censurando todas las cuentas alusivas a Q y, ello, bajo el supuesto que son bulos detectados por empresas creadas expresamente para tal tarea de censura. ¿Cree Wilber que Facebook es realmente neutra en la información y el conocimiento que circula por internet? Afortunadamente, fue el propio Trump quien promulgó una orden ejecutiva contra esa manifiesta manipulación de las redes sociales. Creo que Wilber peca aquí de excesiva ingenuidad al no contemplar la manifiesta manipulación de ese gigante tecnológico en favor del Estado profundo y en detrimento de los soldados digitales que apoyan a Q. En mi opinión hay una manifiesta manipulación de internet, en la misma línea o peor que lo realizan los medios de comunicación masivos, al fin y al cabo, son los mismos perros con diferente collar.

Sin embargo, acto seguido, el propio Wilber a través de la investigadora Carole Cadwallar, confirma que Google no está “organizando la información mundial para hacerla universalmente accesible y útil”. Google está desorganizando la información mundial en una atmósfera de locura aperspectivista, tomando la diversidad a un extremo tal que todas las visiones tienen la misma oportunidad de reclamar validez: es una vanguardia profundamente confundida. Según Wilber, la vanguardia de la evolución concluyó en una contradicción performativa y en una locura aperspectivista amplia impulsada por el nihilismo y el narcisismo: la cultura de la posverdad invadió internet y la retorció profundamente. Concluye diciendo que, sin duda, se ha convertido en el problema definitivo de nuestro siglo si no existe una referencia de verdad accesible que guíe nuestras acciones en primera instancia.


NOTA 1: La caída del cabal (NOM/Illuminati):

Documental que ilustra la DIVULGACIÓN CÓSMICA PARA UN DESPERTAR COLECTIVO MASIVO:

LA CAÍDA DEL CABAL - DOCUMENTAL COMPLETO (10 PARTES)
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TRUMP Y LA POSVERDAD - PARTE 2: EL TERRITORIO

2-1 Sin verdad y sin trabajo: “resentimiento”

Por un lado, la era de la información comenzó con el surgimiento de la era de la inteligencia artificial, a imitar la manera como los seres humanos piensan y, por tanto, se comenzó a producir robots que podían realizar tareas propias de los humanos, primero con trabajos simples pero cada vez más complejos como, por ejemplo, las inversiones financieras. Se estima que para el año 2050 el 50 por ciento de los trabajos serán realizados por robots, lo cual significa la destrucción del 50 por ciento de los trabajos actuales. Por otro lado, aquellos individuos llamados el “uno por ciento” ganan fortunas, mientras que el resto de la población está estancada o, incluso, ganando menos. Son dos fallas de la vanguardia que, en vez de liderar a una cultura, la estanca.

Mientras tanto, la vanguardia tanto de la “no-verdad” como del “no-trabajo” ha creado, en palabras de Nietzsche, una agitada y una enorme cantidad de “resentimiento”. Ese “resentimiento” se aplica al resentimiento que empieza a surgir de la severa crisis de legitimidad, como se ha expuesto en la primera parte: en todos lados te dicen que eres igual a los demás y que mereces tener un empoderamiento total e inmediato, y sin embargo se te niegan los medios para alcanzar esto. Eso te vuelve muy furioso y, surge así la “corrección política”, o división política, que se da por un lado en aquellos que se ven a sí mismos como guerreros de la justicia social, y por otro lado a aquellos que se ven a sí mismo en oposición a la “corrección política” al resguardarse en la libertad de expresión. Para quien quiera profundizar en las posturas de Wilber sobre tal “división política”, le invito a leer mi artículo Política Integral de Ken Wilber: hacia una educación transracional.

Según Ken Wilber, ni el nihilismo ni el narcisismo tienen cabida en la vanguardia evolutiva, si es que quiere funcionar en absoluto y, la “corrección política” extrema, es simplemente una locura aperspectivista que hace de kamikaze emocional. Bajo esas circunstancias, la evolución encuentra necesario realizar ciertas maniobras autocorrectivas. Sin embargo, según Ken Wilber, esa evolución colapsó como vanguardia, y no había otra solución que generar una atmósfera radical para salir de ese colapso evolutivo. Y para Wilber, Donald Trump representa esa atmósfera radical en cada palabra que salía de su boca, más que cualquier otra característica que lo definiera como su racismo, su sexismo y su xenofobia. En este punto discrepo profundamente con Wilber pues, esa opinión que tiene de Trump, es exactamente la misma imagen que dan de él los medios de manipulación masivos. Pareciera que Wilber estuviera tragándose todas las mentiras que el Estado profundo difunde mediante la prensa y la televisión de consumo masivo.

2-2 Fases del desarrollo y partidos políticos

Según Wilber, lo anterior significa que la retórica de Trump pudo haber activado el mundicentrismo orientado al logro, la excelencia y el lucro y que, también, pudo activar el etnocentrismo del racismo, sexismo, xenofobia, anti inmigración, sensibilidad terrorista, homofobia y patriotismo extremo o, más aún, pudo haber activado el egocentrismo centrado en sí mismo como el narcisista. Jamás pensé que Ken Wilber pudiera decir tales barbaridades: Trump no necesitó hacer política para lograr el logro o el lucro, pues era inmensamente rico antes de entrar en política; Trump no es anti inmigración sino que, simplemente, levantó un muro en la frontera con México para evitar el tráfico humano, de drogas y armas, actividades dirigidas por el Estado profundo para debilitar Estados Unidos y llevar dicha nación al caos social y su destrucción como están haciendo los globalistas través del pretendido Nuevo Orden Mundial. Entonces, efectivamente, Trump es un patriota que lucha contra el Nuevo Orden Mundial, pues esa es la verdadera “división política” a escala mundial tal como demostré en un Webinar de la Universidad Central de Bolivia.

Seguidamente, Wilber realiza un recorrido histórico para explicar el origen de los partidos políticos en alineación con las fases del desarrollo humano, tradicionalmente conocidos como conservador/tradicional o liberal/progresista, más bien conocidos como derecha/izquierda respectivamente. Una cuestión que se le escapa a Wilber, es que la manipulación de la historia también afecta a los partidos políticos, pues tanto derecha como izquierda han servido y sirven a Los amos del mundo, a la misma jerarquía plutocrática, a los mismísimos Illuminatis y demás sociedades secretas que están más allá del arco político. En definitiva, en mi opinión, realizar un análisis histórico/político desligado de las conspiraciones contra la humanidad y de una ingeniería social y mental, dadas las actuales circunstancias de divulgación que permite la era de internet, me permite aventurar que los “teóricos de la conspiración” están progresando adecuadamente en busca de la “verdad” frente al desfasado academicismo tradicional.

Si en una cosa tiene razón Wilber es el afirmar que “el trabajador promedio no se sentía respaldado por los Demócratas, y en especial el trabajador de nivel bajo votó sustancialmente por Trump”; Trump “protegería los trabajos domésticos, castigaría a las compañías que salieran del país, les aplicaría grandes impuestos a los productos provenientes de otras naciones y haría a América grande otra vez”: hiper-patriota hasta la médula, según Ken Wilber. ¿Acaso prefiere Wilber una dictadura totalitaria bajo el promulgado comunismo de los globalistas como está ocurriendo en China o Venezuela, por ejemplo? En cualquier caso, como argumenta y reconoce el propio Wilber, “el 60 por ciento de la población que es etnocéntrica (o se encuentra en una fase inferior), la vasta mayoría votó por Trump, y de una manera avasallante”. Y menos mal, porque de ganar Hillary, la humanidad estaría inmersa de pleno en la Tercera Guerra Mundial.

Para finalizar este apartado, pienso que a Wilber le sobra justificar que Trump “no estaba calificado”, o que maltrataba a las mujeres, incluso que era inestable, pues recoge esas afirmaciones de encuestas poco fiables, seguramente manipuladas nuevamente por el Estado profundo.

2-3 El emergente campo mórfico anti-verde

Dice Wilber “que prácticamente todos esos votantes tenían en común el resentimiento, un resentimiento hacia la élite cultural”. Y tiene razón, yo también tengo ese resentimiento, sobre todo, cuando despiertas de un profundo sueño en que te das cuenta que tu vida ha sido una pesadilla provocada por el enemigo invisible de la humanidad. Según Wilber, Trump representa ese impulso “anti-verde”, ese impulso de auto-corrección de la evolución, que busca una manera funcional y auto-organizada para seguir caminando hacia adelante. Una cosa que se le escapa a Wilber es que esa “auto-organización” ya llevaba décadas gestándose después del magnicidio de Kennedy en el año 1963. Kennedy quería desbaratar el control que el Estado profundo tenía sobre los designios de Estados Unidos, sobre todo recuperar la autonomía financiera más allá de la Reserva Federal en manos privadas, y también deshacerse de las sociedades secretas que han dominado a la humanidad a través de la historia: ello le costó la vida. Sin embargo, surgió una “auto-organizazión” conocida como la Alianza de la Tierra que, durante más de 50 años, trabajó hasta auspiciar a Trump en la presidencia de los Estados Unidos. Véase todo ello en mi artículo Breve resumen de lo que está pasando en el mundo. La diferencia entre Wilber y yo es que, él, es un profundo erudito que le pone colores a la evolución de la humanidad, y yo creo en que existe una conspiración contra la humanidad que se escapa de los análisis intelectuales coloreados.

Me escandaliza leer que Wilber considere a Trump como el presidente que va a deshacer la mayoría de las cosas que el gobierno verde de vanguardia había construido (véase a los Demócratas Busch padre e hijo y Obama): los tratados comerciales a fortalecer la relación internacional; deshacer las regulaciones en materia de inmigración. Considero a Wilber el pensador contemporáneo más importante, pero, en materia de geopolítica, está totalmente desfasado pues no sabe que la agenda globalista del Estado profundo (con Hillary a la cabeza) quiere, precisamente, unos tratados comerciales supranacionales que recaben la autonomía de los países, así como una inmigración descontrolada para crear un polvorín que haga estallar los estados-nación, en este caso los Estados Unidos. En conclusión, Wilber acusa a Trump de haber fallado significativamente en ser una vanguardia genuina para salir del “pantano de la locura aperspectivista”. Wilber no se entera: lo que está haciendo Trump es, precisamente, “drenar el pantano”.

2-4 Las fases y dimensiones activadas por las acciones actuales de Trump

Si una cosa tiene esta obra de Wilber, es la “pantanosa” interpretación en bases a colores que solamente pueden comprender sus forofos admiradores. Yo soy uno de esos fervientes admiradores, pues Wilber analiza como nadie la evolución cultural y de la conciencia humana, pero, en estos tiempos de locura aperspectivista, pienso no se debe sacar conclusiones intelectuales coloreadas para explicar una difícil y complicada situación geopolítica, la cual no puede ser comprendida sin meter en la ecuación a las “teorías de la conspiración” ahora consideradas como realidades conspirativas de un Estado profundo contra la humanidad.

En este apartado, me niego a analizar las aberrantes afirmaciones de Wilber sobre Trump. Invito al lector a realizar su propio estudio y que saque sus propias conclusiones. Concluye Wilber este apartado con unas palabras de Lovejoy: “no existe estupidez humana que no encuentre a su campeón” y, afirma Wilber, los narcisistas en todos lados encontraron en Trump a su campeón. Lamentable cierre para este apartado: Wilber está encasillado en su análisis coloreado sin apenas percibir el estadio actual de la humanidad donde, el Estado profundo, está a punto de ser derrotado y puesto en evidencia a través de los delitos más execrables como el Pizzagate, el sacrificio humano de los más pequeños para la producción de adrenocromo, y los arrestos masivos en ciernes de esa élite satánica. ¿Qué dirá Wilber cuando todo ello sea público? Creo que entrará en shock al igual que la mayoría de personas pegadas al televisor.

2-5 La principal causa ( y cura) de la opresión

En este apartado, Wilber se dispone a analizar las causas de la opresión. Afirma taxativamente que el problema surge cuando una locura aperspectivista chata intenta entender la fuente, causa y cura de la opresión misma. A tal efecto, revisando la historia, nos encontramos con una sociedad cuyos valores han sido maliciosamente oprimidos por las jerarquías dominantes. “Todos los individuos poseerían valores mundicéntricos de pluralismo, igualitarismo radical y equidad total, sino fuera por el control de los poderes opresivos que aplastan esos valores donde quieran que aparecen”. Según Wilber, y en eso estoy de acuerdo con él, hay una masiva fuerza opresora (o un grupo de ella) que está presente desde el inicio de la humanidad en el planeta, y estas fuerzas opresoras siguen operando hoy en todos lados.

La existencia de fuerzas opresivas no puede ser negada. Wilber identifica esa fuerza opresora con el género masculino, o una raza en particular (blanca mayormente), o un credo en particular (religiones), o un conjunto de prejuicios (hacia los gays, mujeres o cualquier minoría oprimida). Y no le falta razón, todos ellos son elementos de la fuerza opresora. Pero lo que no acierta a desvelar Wilber es que detrás de todas esas fuerzas opresoras hay un enemigo invisible de la humanidad que manejan esas fuerzas opresoras a su antojo. Entonces, como no tiene identificado a ese enemigo invisible, elabora una teoría histórica/evolutiva de esa fuerza opresoras como causa explicativa: desde la esclavitud a las religiones, y de ahí al surgimiento de la razón, que ahora es capaz de comprender la propia evolución moral humana desde lo egocéntrico a lo etnocéntrico, a lo mundicéntrico y lo integral, lo cual sucede tanto individual como colectivamente de un modo histórico. Y no le falta razón en su análisis, pero no acierta a dar con la causa de tanta maldad en el mundo que, como llevo argumentado, se trata de un Estado profundo satánico que ha manipulado la historia de la humanidad desde eones tal como demuestra William Criado. No puede haber un salto moral cualitativo hacia una suprema moralidad sin antes identificar el causante de tanta maldad en el mundo: eso es lo que está haciendo Trump al “drenar el pantano” y dejar en evidencia que estamos ante una guerra espiritual entre el bien y el mal.

Según Wilber, a medida que la locura aperspectivista se extiende a más áreas (deconstruyendo cada vez más aspectos de la realidad), eventualmente se lleva la propia visión deconstructiva hacia la propia existencia, abocando al colapso como vanguardia de la evolución. Bienvenido al mundo de la posverdad dice Wilber, y nos pregunta: ¿Qué hacemos ahora?

Si el lector desea comprender los argumentos esgrimidos por Wilber en este apartado, le remito a su teoría de la evolución de la conciencia, pero si el mismo lector desea conocer qué nos depara el futuro en base a la teorización de Wilber, le remito a mi artículo Divulgación cósmica para un despertar colectivo masivo.
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TRUMP Y LA POSVERDAD - PARTE 3: EL FUTURO INMEDIATO

3-1 ¿Qué hacemos ahora?

Para Wilber, Trump es el gran enemigo de la evolución, según sus propias palabras: “¿Cómo puede la evolución, que ha tomado una pauta deliberada en su dinámica en curso para replantear su fundamento de manera adecuada y acertada, salir de lo que parece ser un colapso total (más visiblemente, pero no únicamente, representado por la elección de Trump)?”. Según Wilber, nos hallamos ante un colapso deconstructivo de la vanguardia evolutiva que necesita un reajuste auto-correctivo, en un intento de encontrar una base más robusta para una autoorganización persistente a través de la auto-trascendencia. Y solamente existen dos caminos posibles: la primera, la más probable y menos efectiva, es el saneamiento de la disfuncional vanguardia dirigida a la auto-sanación y la auto-correccción. Pero, según Wilber, la intensa locura aperspectivista ha inflamado su propia locura y ha infectado esa enfermedad en todas las áreas de la sociedad que ha podido, esa es en opinión de Wilber la senda emprendida por Trump. El segundo camino posible es una sanación que incluya muchas ideas verdaderamente integrales.

Para el saneamiento de la actual disfuncionalidad y su regreso a una postura sana y funcional, Wilber propone abrazar a tres postulados de la posmodernidad (contextualismo, constructivismo y aperspectivismo) como conceptos “verdaderos pero parciales”:

-Contextualismo: toda la verdad depende realmente del contexto, y se debe comenzar a buscar los muchos patrones que nos conectan para, así, salir de un mundo cada vez más fragmentado y roto.

-Constructivismo: toda verdad no es meramente dada, sino que es co-construida, de modo que, la construcción de un mundo co-creado, se derive del nivel más alto del desarrollo al que pueda llegar (“más verdad”) ya que cada fase superior “trasciende e incluye” a sus predecesores.

-Aperspectivismo: no existen perspectivas ahistóricas, pre-dadas ni privilegiadas en ningún lugar, lo que es la parte cierta del “aperspectivismo”, pues cada nuevo nivel de desarrollo ha mostrado que incrementa el número de perspectivas que la conciencia puede tomar, trascendiendo e incluyendo a su predecesor, lo cual constituye el impulso genérico de la evolución misma, el impulso a auto-organizarse hacia la autotrascendencia. Dicho de otro modo, ninguna perspectiva es privilegiada ya que cada fase emergente de la evolución produce mayor y mayor capacidad de perspectiva: cada fase es verdadera, pero cade fase superior es “más verdadera”.


3-2 Jerarquías de dominación y jerarquía de crecimiento

De vuelta al mundo real, dice Wilber, es absolutamente central sanar la catastrófica confusión entre jerarquías de dominación y jerarquía de realización (o crecimiento). Con cada nivel en una jerarquía de dominación, entre más alto el nivel, más puede oprimir y dominar (como en el sistema de castas o las organizaciones criminales como la Mafia). Ciertamente, tiene razón Wilber, no sé si tendrá consciencia de la jerarquía de dominio que hay tras el Estado profundo.

Sin embargo, con las jerarquías de crecimiento (u “holarquías”), sucede exactamente lo contrario, por ejemplo: en el proceso de evolución, un quark es parte de un átomo, el átomo parte de una molécula, una molécula parte de una célula, la célula parte de un organismo, y así sucesivamente, pues se trata de una dirección de auto-organización a través de la auto-trascendencia como fuerza primaria de la evolución misma. Dicho de otro modo, la evolución “trasciende e incluye”, pero también equivale a “diferenciar e integrar”: un cigoto unicelular se divide en 2 células, después en 4, después en 8,16,32, etc…hasta llegar a células diferenciadas que son integradas en sistema incluyentes como un sistema nervioso, un sistema digestivo, etc., integrado todo ello en un organismo general. Por tanto, cada proceso de crecimiento va más allá o “trasciende” la fase anterior pero también lo incluye a través de una diferenciación integradora. Consecuentemente, las jerarquías de crecimiento no son exclusivas ni dominadoras sino inclusivas e integrales.

Reflejando la anterior comprensión en la vida social real, el despliegue multicultural de una variedad casi ilimitada de sistemas diferenciados no produce una visión del mundo singular. Dicho de otro modo, la diferenciación cultural es “verdadera”, pero “parcial” al mismo tiempo pues no hay una integración de sus partes recién creadas, de ahí el aparente caos mundial donde no se vislumbra una holarquía, ni una creciente inclusión genuina, ni integración. Ello mostró la incapacidad de encontrar los patrones profundos (o superiores) que conectan los diversos sistemas mundiales. Esa ausencia de patrones profundos hace creer en un “igualitarismo” de ahí que, al no haber una profundidad holárquica, se carece de un concepto de dirección al considerar que ninguna perspectiva es más incluyente que otra y, por ello, no hay verdades disponibles en absoluto: ahí reside el colapso de la vanguardia evolutiva y, por tanto, la contradicción performativa que llevó a la locura aperspectivista, ¡un mundo cada vez más loco! ¿Se entiende la razón del por qué la introducción de jerarquías de crecimiento es tan crucial para cualquier trayectoria futura?

Las únicas personas que se involucran en las jerarquías de dominación según Wilber, son aquellas que están en los niveles inferiores de las jerarquías de crecimiento mediante el egoísmo (egocéntrico) y que se propone el cuidado del grupo (etnocentrismo) para dominar y oprimir en primer lugar. Correlativamente, aquellas personas que critican y rechazan esa jerarquía de dominación, son aquellas que se hallan en niveles verdaderamente altos de la jerarquía de crecimiento como el cuidado universal (mundicéntrico) pues cuida a cualquier persona sin importar raza, color, sexo o credo (integral). Es un desastre cultural de gran magnitud cuya culpa recae en la fase disfuncional entregada por la locura aperspectivista.

Ahora bien, para salir de esa locura aperspectivista, es preciso un proceso de crecimiento realmente transformador que requiere exponer los impulsos de las fuerzas opresivas desde lo egocéntrico a lo mundicéntrico a lo integral. Y aquí señor Wilber, quisiera apostillar que eso es precisamente lo que está haciendo el movimiento de divulgación conocido como Q al exponer abiertamente el satanismo del Estado profundo, lo cual contribuye a un despertar colectivo masivo. Creo que Wilber confunde a Trump como a un opresor más cuando, en realidad, está exponiendo al enemigo invisible de la humanidad. Como dice certeramente Wilber, nuestra cultura debe entender las bases generales de una visión del desarrollo que permita a la gente coincidir unos con otros en primer lugar: de ahí el lema “donde va uno, vamos todos” del movimiento Q, pues hay una consciencia emergente (“¿integral?”) contra la opresión del Estado profundo.

3-3 Lo que verde debe aprender para convertirse en una vanguardia genuina

Son cada vez más las personas (“voces verdes” las llama Wilber) que parecen haber entendido el mensaje central: aprendieron de la elección de Trump, no lo mucho que lo odiaban y despreciaban a sus seguidores, sino que debían llegar a este gran grupo de personas que pusieron a Trump en la presidencia; aprendieron que habían pasado su vida adulta básicamente menospreciándolos, burlándose de ellos y ridiculizándolos; y lo que se requería, en cambio, era comprenderlos de manera genuina, incluirlos en el diálogo, abrirse a ver el mundo desde su perspectiva, hacer espacio para ellos en el mundo. Según Wilber, esa es exactamente el tipo de sanación genuina que abraza la auto-corrección que la evolución busca: en mi opinión, precisamente eso es lo que está pasando en los Estados Unidos y, por eso mismo, más demócratas se pasan al lado de Trump al darse cuenta que el Partido Demócrata es sinónimo de Estado profundo satanista que ha manipulado a la humanidad.

Esa capacidad de abrazar una holarquía de crecimiento se presenta como un camino verdaderamente válido y “verdadero” para caminar hacia un mundo posmoderno pluralista. La enfermedad de la “locura aperspectivista” debe ser repensada y rechazada en todas sus formas: es verdad que ninguna perspectiva es privilegiada, pero, lo que en realidad significa, es que entre más perspectivas se incluyan, el mapa se vuelve más adecuado y certero. La era de la información se infectó rápidamente de esa locura aperspectivista y, consecuentemente, dejó de producir algoritmos que seleccionaran lo Bueno, lo Verdadero o lo Bello, y en cambio, simplemente satisfizo sus propias tendencias narcisistas.

En lo que concierne a la economía, el mundo se está moviendo tecnológicamente hacia una situación verdaderamente utópica pero libre de trabajo donde todos tendrán asegurado, de una u otra manera, el recibir todas las bases materiales para vivir una buena vida. Sin embargo, dice Wilber, ello requerirá un trabajo considerable para replantear tanto las teorías económicas como las prácticas económicas. Las teorías económicas actuales aún reflejan en esencia el materialismo científico del siglo XVIII y XIX: solo estudian el dinero y la riqueza material exterior, y no la conciencia interior ni la cultura; el dinero puede comprar todos los artículos materiales o físicos, pero no puede comprar a la conciencia, el amor, el cariño, la compasión, la inteligencia, los valores, el significado, el propósito, la visión, la motivación, la espiritualidad, los bienes emocionales y las ideas mentales.

Cualquier sociedad debe hacerse consciente de los muchos niveles interiores y estados de conciencia disponibles, para que así las personas puedan perseguir los increíbles y vastos mundos interiores que proveen las ilimitadas vistas de estados y fases superiores de ser y conciencia: el gozo, la atención, el amor, la compasión, la felicidad y la alegría. Desde una perspectiva integral, la compasión es la única actitud crítica que se nos es permitida. Es precisamente la falta de compasión en la academia, en los medios, en el entretenimiento y en la política liberal, lo que llevó a la gran cantidad de resentimiento y que provocó el triunfo, previamente inimaginable, de Trump: el 81 por ciento de aquellos que se describían a sí mismos como “enojados” votaron por Trump.

La distinción entre jerarquía de realización (o crecimiento) versus jerarquía de dominación (u opresiva) vislumbra holarquías con una genealogía real, una corriente evolutiva real, un proceso de desarrollo real que se despliega en alrededor de 6 a 9 fases principales cada vez más incluyentes, cada vez más amorosas, cada vez más cuidadosas, cada vez más completas, conscientes y complejas, y cada vez menos dominantes, menos opresivas y menos injustas: es lo que Wilber ha resumido como el crecimiento permanente de lo egocéntrico a lo etnocéntrico a lo mundicéntrico a lo integral. Este es el entendimiento general: las holarquías de crecimiento son la manera como superamos las jerarquías de dominación y, la verdadera vanguardia debe contemplar una auto-organización colectiva de la humanidad a través de la auto-trascendencia.

3-4 Otra vía hacia adelante: verdaderamente integral

La fase integral es la primera fase de desarrollo en toda la historia que siente que las fases previas tienen gran importancia y significado. No necesariamente concuerda con ellas, pero las acepta y adopta (aunque no sus limitaciones). De cualquier modo, cada fase previa es sin duda una fase dentro del desarrollo humano general, y ninguna fase puede ser omitida o traspasada. Odiar a las fases previas es profundamente suicida. La fase integral piensa que cada fase previa es importante, mientras que cada fase previa piensa que ella misma es la única importante. Es por ello que el enfoque integral acabaría casi automáticamente con el desastre de una locura aperspectivista. Cualquiera que adopte la perspectiva integral estará montado en la vanguardia misma de la evolución, con toda su bondad, verdad y belleza.

Sin embargo, los sorprendentes alcances de una verdadera vanguardia integral son algo que hoy en día apenas podemos esbozar, por la simple razón de que la humanidad nunca, en ningún punto, ha tenido algo como esto en toda su historia. Nunca hemos tenido una vanguardia que verdaderamente adopte e integre cada fase anterior. No tenemos ningún precedente de esto; no sabemos cómo podría ser esto. Ahora mismo tenemos que el 5 por ciento ya es integral, y podría llegar al 10 por ciento en una década o dos. La verdadera inclusión que los teóricos sociales y políticos de vanguardia han idealizado por tanto tiempo como algo cercano a la utopía será, de hecho, una posibilidad bastante real para la humanidad por primera vez en la historia.

Señala Wilber que esta fase integral, que ya ha comenzado a emerger con mucha fuerza alrededor del mundo, ha creado teorías completas como la Metateoría Integral que él representa, una de las más efectivas con 60 disciplinas humanas que han sido totalmente reinterpretadas a través de la lente Integral: Negocios Integrales, Medicina Integral, Arte Integral, Economía integral, Educación Integral, Política Integral, y muchas otras.

3-5 El futuro probable

Para llegar a una auto-organización a través de la auto-trascendencia, hay que deshacerse del nihilismo y el narcisismo, hay que dejar ir la locura aperspectivista, hay que aprender la diferencia entre las jerarquías de dominación y las holarquías de crecimiento, e introducir una sabiduría discriminatoria basada en el desarrollo, de esta manera la evolución podrá empezar a seguir adelante de una manera verdaderamente autoorganizada y auto-trascendente.

Ya hemos visto que uno de los efectos inmediatos de la elección de Trump es que un número significativo de individuos, en lugar de simplemente lamentarse y denigrar a Trump y a sus muchos seguidores, han comenzado a darse cuenta que ellos mismos deben comenzar a hacer aquello que previamente despreciaban: deben tratar de alcanzar, entender, incluir el diálogo, y extender la cortesía de una cantidad rudimentaria de compasión, cuidado e, incluso, amor, a la canasta de deplorables. Esto incluye el entendimiento de que él mismo pudo haber contribuido directamente con el enojo, el resentimiento y el odio que el núcleo de seguidores de Trump expresaban.

Una conciencia integral está ayudando a encarnar una auto-corrección evolutiva en sus propias acciones. Es esta visión Integral lo que, a Wilber, le gustaría recomendar a todo aquél que esté listo para ella, una visión integral deliberada y auto-consciente de cada perspectiva que encuentra, y así no sólo proveer la cura para un mundo que se ha vuelto un poco loco con fragmentos y pedazos de la realidad, sino también reunir no solo a varios individuos sino a varios enfoques a la verdad misma, resultando perspectivas verdaderamente comprensivas e integrales de lo Bueno, lo Verdadero y lo Bello.

Ello no es meramente una idea, sino que se basa en el territorio real de un nivel de desarrollo del ser y la conciencia misma, o sea, la fase integral. Aparezcamos en todas nuestras dimensiones del ser; Crezcamos en todos nuestros niveles de desarrollo y líneas de desarrollo; Despertemos a todos nuestros estados de conciencia (incluido aquellos llamados Iluminación, Despertar, Metamorfosis, Moksha, Satori, la Gran Liberación); y Limpiemos nuestras sombras que generan enfermedades emocionales epidémicas. Al integrar la totalidad del ayer, nos abriremos a la totalidad del mañana. Y nos proveerá de una vanguardia evolutiva que la humanidad nunca ha visto.

Esta es, sin lugar a duda, la próxima vanguardia genuina y auténtica, y su inevitable aparición ha comenzado. Cumple con el inexorable impulso de “trascender e incluir” literalmente todas las fases previas de desarrollo y las estaciones de vida que ahora habitan, pero sin el rencor inherente que cada una de ellas siente por la otra. La humanidad nunca ha tenido una vanguardia como ésta en ningún punto previo de la historia. Es la única cura segura (si se toma adecuadamente) para el estado aislado, regresivo, represivo, malvado y fragmentado en el que el mundo se encuentra y sigue cayendo.

Esta visión Integral nos permite escapar del sofocante sufrimiento de enfocarnos solamente en el triunfo de Trump. Por otro lado, sentir sólo desolación por la victoria de Trump nos impide ver las grandes fuerzas que trabajan en esa situación. Entender esta elección como una manifestación del impulso auto-correctivo de la evolución misma, nos da un poco de esperanza real en una situación que, de otro modo, será desesperadamente sombría. En las partes más profundas de nuestro ser, cada uno de nosotros está unido directamente con su corriente evolutiva, este Eros, este Espíritu-en-acción, infinitamente radiante y eternamente luminoso, radicalmente lleno de su desbordante sobreabundancia y excesivo en sus bendiciones, saliendo salvajemente del cielo e irrumpiendo del averno, y abrazando todo dentro de su amor y cuidados ilimitados. Este mundo no es más que el sueño de un Espíritu infinito, y sin embargo cada uno de nosotros es directamente el Espíritu mismo, soñando el mundo de nuestra propia maravilla.
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