"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

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2020: UN AÑO PARA RECORDAR

1 – El presente prueba el pasado

Hace un año me aventuré a pronosticar que 2020 sería un año complicado, pero, no obstante, no sabía que viviríamos tiempos bíblicos en los que, la gran mayoría, no saben lo que está pasando en el mundo: la falsa pandemia abocaría a la humanidad a una paranoia psicológica globalizada y a un apocalipsis. “Apocalipsis” significa “revelación” y, en dicho sentido, anticipé también la Divulgación cósmica para un despertar colectivo masivo.

2020 fue un año en el que muchas personas tuvimos que asimilar nuevos conceptos como Nuevo Orden Mundial, movimiento Q, movimiento patriota, “negacionistas”, todos ellos un reflejo de una división mundial entre los poderes globalistas que abogan por un transhumanismo para esclavizar a la humanidad y los defensores de las soberanías nacionales, tal como presenté en este Webinar de la Universidad Central de Bolivia.

Esa situación mundial también nos obligó a muchos a realizar un análisis sobre la polémica pandemia y sus causas: tecnología 5G, la relación entre la pandemia y la pretendida vacunación obligatoria, así como la implantación del microchip como paso previo al transhumanismo.

Todo lo anteriormente expuesto evidenció otra guerra casi inapreciable para la gran masa abducida por los medios tradicionales de comunicación (principalmente al televisor): una guerra por el conocimiento y la información en la era de internet para el control de la narrativa o, dicho de otro modo, para la manipulación económica, social y política de la conciencia individual y colectiva.

El culmen de los puntos anteriores fue el fraude masivo en las elecciones de EE.UU. que, inevitablemente, llevará a la humanidad a un gran evento mundial que estamos a punto de presenciar, y que nadie parecer saber cuál puede ser el final. Tal es la actual incertidumbre en la que vive la humanidad.

2 – Catarsis individual y colectiva

Si una cosa podemos aprender de la anterior situación mundial expuesta es que, la humanidad, vive cambios de paradigmas imperceptibles para muchos de mis coetáneos y que afectan a la psicología humana (nuestra percepción de la realidad), la sociología (las relaciones humanas marcadas por el distanciamiento social), la ciencia (las evidentes contradicciones científicas respecto de la pandemia), pero también a la educación (ahora reconvertida en digital), la filosofía (reflexión profunda sobre el devenir de la humanidad) y la espiritualidad (la dimensión trascendental del ser humano).

Estamos obviamente ante una catarsis individual y colectiva provocada por el enemigo invisible de la humanidad y que ha hecho surgir un pensamiento crítico individual y colectivo en la cronología de la conciencia humana. Ese pensamiento crítico debe, imperativamente, trascender la minoría de edad en el ser humano, pues hay una fragmentación de la conciencia y su disociación colectiva que requiere de un empoderamiento para un despertar espiritual.

Ese pensamiento crítico individual y colectivo hace evidente que somos cada vez más personas quienes estamos despertando a una renovada realidad espiritual, la pregunta, entonces, sería ¿qué podemos hacer? Como defiendo a través de mis publicaciones, es necesario quitar los velos de la percepción que nos impiden acercarnos a nuestra profundidad interior. Ese proceso psicológico de trascendencia y de autoconocimiento mediante el acercamiento a la espiritualidad es, de un modo académico, conocido como movimiento transpersonal. La psicología transpersonal como “cuarta fuerza” tras el conductismo, el psicoanálisis y el humanismo, contempla el estudio cognitivo de la espiritualidad y sus efectos beneficiosos para el cuerpo, la mente y el espíritu: se trata de un nuevo paradigma de conocimiento según numerosas evidencias científicas tal como demuestro en mi obra Ciencia, Filosofía, Espiritualidad.

3 – La trascendencia espiritual

Llegado a este punto, es evidente que la locura aperspectivista en la que vivimos algunos para comprender este mundo, se ha hecho extensiva dicha locura en nuestro modo de vivir, pensar y amar y que jamás se volverá a la antigua normalidad de vida, pues eufemísticamente quieren implantar una “nueva normalidad” que contemple el miedo, la disociación del amor y la separación social y mental entre las personas. Estamos evidentemente en el tránsito de un viejo mundo hacia un nuevo mundo y que esa transición solamente será factible, primeramente, mediante la sanación trascendental de la humanidad para, en segundo lugar, subsanar la citada locura aperspectivista en la que estamos instalados como humanidad.

En la medida de que dicha sanación trascendental sea extensiva a la gran mayoría de la población, entonces y solo entonces, estaremos ante la posibilidad de una ascensión espiritual planetaria donde, el pensamiento y el conocimiento, no sea una exclusividad de unos pocos “iluminados” sino plenamente compartido y consensuado en la conciencia colectiva.

4 – Conócete a ti mismo

Tal es mi visión e interpretación de la actual situación mundial, pero le corresponde a cada uno de nosotros realizar su propio camino ascendente hacia la sabiduría para concluir conmigo que, el saber sin amor, es puro egoísmo y la causa de tanto sufrimiento en este mundo. Y que, en la medida de que esos nuevos conceptos reflejan verdades eternas, seremos capaces de superar esta panoplia cognitiva en la que nadie sabe poner orden al obviar que, cada cual debe buscar su propio orden, pues no hay caos en el universo, sino que, el caos observado es fruto de nuestra propia ignorancia. Consecuentemente, más que nunca, hay que volver al perenne aforismo socrático: "Aquel que quiera cambiar el mundo, deberá comenzar por cambiarse a sí mismo".
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Filosofia transpersonal

ANACRONISMO FILOSÓFICO

Este artículo es una reproducción del capítulo 4-2 de la primera parte de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA

Los pensadores transpersonales tienen una característica pensativa en común: poseen un racionalismo espiritual. Sin embargo, la historia no ha sido ecuánime ni justa con esa retahíla de “activistas cuánticos” al considerar el “misticismo cuántico” como una pseudociencia y que, como defiendo en esta obra, deberían ser referidos dentro del ámbito de la filosofía transpersonal, un incipiente paradigma de pensamiento sin el pertinente reconocimiento desde una perspectiva académica e histórica.

Hacer historia con las ideas es una cuestión harto difícil sin entrar en los correspondientes debates como el protagonizado entre el materialismo científico y los místicos cuánticos. Pero, ¿quién pone el reconocimiento en la historia? Dicho de otro modo, ¿cómo puede un pensador pasar a la historia? La historia es siempre cruel con los genuinos pensadores que piensan más allá del pensamiento dominante establecido. Así, por ejemplo, el pensamiento escolástico supeditó la razón a la fe, hasta que Descartes se atrevió con su “pienso, luego existo”. También el poder de los burgueses capitalistas fue puesto en entredicho por Marx, cuyo reconocimiento intelectual está siendo evidente en la actualidad. ¿Y qué decir de la actual plutocracia que padecemos? ¿No es el egoísmo humano la causa del previsible colapso civilizatorio? Sin lugar a dudas, la enfermedad de la sociedad occidental es haber fragmentado al ego y haberlo disociado de la colectividad, una terrible enfermedad como se ha visto, y que necesita una urgente sanación como propone La educación cuántica. ¿Y no propugna la filosofía transpersonal, mediante la compasión, un cambio de paradigma en dicha condición humana, ahora totalmente desorientada existencial, intelectual y espiritualmente? ¿Quién hará justicia histórica con los pensadores transpersonales, peyorativamente desahuciados como místicos cuánticos por el materialismo científico?

La controversia es siempre enriquecedora, sin embargo, no pretendo entrar en un eterno debate. Lo importante no es tener o no la razón, sino el camino como indica el Tao, pues el tiempo pone a cada cual en su sitio. Nadie está en posesión absoluta de la verdad, pero es un deber inherente a la naturaleza humana buscarla. Así es como la historia pone a cada cual en su sitio. Más investigo y más estoy convencido de que estoy reescribiendo la historia del pensamiento de nuestro reciente pasado, es decir, estoy describiendo el movimiento histórico en su verdadera razón de ser, como me hubiera gustado que me la hubieran enseñado de niño. A lo largo de mi vida he descubierto que el bien más preciado después del amor, es la libertad de pensamiento, pues solo un librepensador puede optar por el camino ascendente de la conciencia hacia la verdad.
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mandala

HACIA UN REVISIONISMO HUMANO

Este artículo es una reproducción del capítulo 3-4 de la primera parte de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA

Con todo lo argumentado hasta aquí, creo tener el derecho a afirmar que hay que realizar un revisionismo científico-filosófico y dotar así de contenido al “misticismo cuántico” mediante la filosofía transpersonal. También hay que realizar un revisionismo intelectual del pensamiento único neoliberal, una tarea magníficamente emprendida por el periodista español Ignacio Ramonet como emblemático propulsor del movimiento antiglobalización. Y, cómo no, hay que realizar otro revisionismo más importante, a saber, el de la psicología humana mediante la “cuarta fuerza” del movimiento transpersonal. ¿Cómo enseñar todo ello? Como no podía ser de otra manera, mediante un revisionismo de la educación tradicional en favor de La educación cuántica.

Entonces, si hay que cambiar tales estructuras psicológicas, sociológicas y filosóficas, ¿no se halla la humanidad ante un cambio de paradigma como jamás visto en la historia desde el primer renacimiento humanístico? Es la física cuántica quien ha abierto la espoleta que afecta al genuino pensamiento filosófico, al nihilismo científico, a las relaciones sociales y, sobre todo, a la profundidad espiritual de las personas. ¿Se halla la humanidad ante un segundo renacimiento donde el “pienso, luego existo” ahora debe, inexorablemente, converger hacia el “nosotros” kantiano, magníficamente expresado en su imperativo categórico? Si es así, como presumo, podríamos afirmar que la humanidad del siglo veintiuno está atrapada en el pasado, como si de una película retrospectiva se tratara, entre Descartes y Kant, como que más que avanzar, estamos retrocediendo pensativamente hablando, aunque disfrutemos de la más excelsa tecnología. ¿Quién va revisar dicha historia y entonar el mea culpa? Evidentemente, es ontológicamente imposible. Al menos, permítaseme que la historia del pensamiento, en los términos aquí explicados, pueda ser instruida de un modo sencillo a las futuras generaciones, de ahí la necesidad de La educación cuántica.

Por tanto, Kant está más vivo que nunca. Los materialistas científicos no deberían descargar las tintas sobre los “místicos cuánticos” sino sobre la propia historia occidental, quien no ha resuelto el pensamiento tradicional surgido de la racional-modernidad. Descartes ha muerto, metafóricamente hablando. Y Kant está más vivo que nunca. El imperativo categórico kantiano, nacido en la razón y con una finalidad eminentemente moral, tiene tres formulaciones: “Obra solo de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta en una ley universal”; “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca solo como un medio”; “Obra como si por medio de tus máximas, fueras siempre un miembro legislador en un reino universal de los fines”.

Es en este rescoldo de la historia del pensamiento donde se está produciendo la metamorfosis del primer renacimiento humanístico (razón) hacia un segundo renacimiento humanístico (espíritu). La razón ha quedado conmocionada al estrellarse en el estudio de la materia mediante la física cuántica, lo cual ha producido un giro copernicano en la mirada desde el “ver para creer” al “creer para ver”, desde el método científico a la fenomenología, desde el racionalismo pragmático al racionalismo espiritual, desde el materialismo científico al misticismo cuántico, desde el neoliberalismo al altermundismo, desde la psicología tradicional a la psicología transpersonal, desde la filosofía tradicional a la filosofía transpersonal, y cómo no, de la educación tradicional a La educación cuántica. Tantos cambios de paradigmas implican un revisionismo humano, vislumbran la necesidad de una renovada epistemología –véase el esquema epistemológico en el prólogo - y, por ende, una reinterpretación de la historia del pensamiento.
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MATERIALISMO

DEL MATERIALISMO AL IDEALISMO

Este artículo es una reproducción del capítulo 7-3 de la primera parte de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA

De un modo historicista, ese pretendido segundo renacimiento de la conciencia (espíritu colectivo) surge como contraposición a su contrario, el primer renacimiento humanístico (“yo” racional), a partir del cual se originó el presente y caduco ego sustentado en el materialismo. El materialismo es una corriente filosófica que, en oposición al idealismo, resuelve el problema cardinal o fundamental de la filosofía acerca de la relación entre el pensar, el espíritu y la naturaleza, postulando que la materia es lo primario. Según la visión materialista, la conciencia y el pensamiento es una emergencia material a partir de un estado altamente organizado. Según esta concepción, el mundo es material y existe objetivamente, independientemente de la conciencia. Sin embargo, el neurocientífico Francisco J. Rubia, Catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, viene a decir todo lo contrario: “Los órganos de los sentidos nos han engañado desde siempre y lo sabemos, como ya lo sabían los filósofos griegos de la naturaleza de las colonias jónicas en Asia Menor. La neurociencia moderna nos dice que ni los colores ni los olores, ni los gustos ni los sonidos existen en la naturaleza, sino que son creaciones del cerebro”.

Así, la concepción materialista se viene abajo con los últimos descubrimientos de las neurociencias, quienes acreditan que el mundo material solo existe en nuestra percepción mental, una cuestión avalada también por la física cuántica donde la medición del objeto está correlacionada con el sujeto cognoscente que observa. Así, según la neurociencia y la física cuántica, solamente es real nuestro mundo mental, el de las ideas, como ya expusiera Platón como “Mundo de las Ideas”. Consecuentemente, la visión materialista como método de conocimiento es una verdad a medias, pues solo puede proveer una cosmovisión completa acudiendo inexorablemente a fundamentos metafísicos, filosóficos y perennes, contemplados estos en el otro modo de saber, el místico o trascendental. Habrá que creer a Whitehead cuando afirmó que la filosofía occidental es una esmerada nota a pie de página en la obra de Platón. Se vuelve así a postulados cognitivos perennes que el pensamiento occidental ha obviado incorporar en la pedagogía filosófica de la educación tradicional. El pretendido segundo renacimiento requiere, por lo tanto, una educación cuántica que explique dicho giro copernicano del materialismo al idealismo en la historia del pensamiento.
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¿POR QUÉ ENFERMAMOS? ¿ES UNA CUESTIÓN DE CONCIENCIA?

Este artículo reproduce parte del capítulo 7 de mi libro PENSAR EN SER RICO, y se constituye en una de mis primeras reflexiones (año 2008) acerca de la psicopatología humana.

1 - PENSAMIENTO CONSCIENTE HACIA LA FELICIDAD PERSONAL

Lo que cada uno de nosotros determinemos lo que constituye nuestra felicidad espiritual, va a condicionar los objetivos de nuestra felicidad sensible. Y, ¿cómo se produce esta coincidencia? ¿Por qué nuestra dialéctica sensible busca acomodarse a nuestra dialéctica espiritual? Veamos cómo se produce esta identificación.

Es nuestro propio entendimiento (el particular saber de cada cual a través de su propia dialéctica intelectual), el que determina cómo debemos de obrar para ese fin. Cada persona busca satisfacer su felicidad espiritual y, consecuentemente, persigue, adapta o se conforma intelectualmente respecto de la felicidad sensible conseguida. Todavía no conocemos el fundamento del porqué cada cual elije lo que elije y, esto, sería objeto de un estudio más profundo en otra obra, pues estaría sujeto a condicionantes genéticos, sociológicos y psicológicos, en tanto que modelo cognitivo acerca de la personalidad. Pero, de momento, sí podemos establecer unas categorías que engloben un marco de actuación para todas las personas: cada uno de nosotros estamos determinados por nuestras propias potencialidades - cuerpo, mente y espíritu - y sus respectivas riqueza sensible (capítulo 4), riqueza intelectual (capítulo 5) y riqueza espiritual (capítulo 6). Dicho de otro modo, a cada estadio de felicidad espiritual le corresponde un estadio de felicidad sensible, que el entendimiento hace posible gracias a una felicidad intelectual que justifica dicha identificación (93). Expliquemos esto con algún ejemplo:

Pongamos por caso que mi grado de felicidad espiritual (amor en pareja) es tener una casa bien bonita y acomodada para vivir nuestra relación. En la medida que consiga ese bien material, habré conseguido la felicidad sensible que le corresponde al grado de la felicidad espiritual deseado. Y esto, como lo entiendo que es así, también coincide entonces con mi felicidad intelectual (pues conozco que lo he logrado). Pero, ese proceso de identificación entre lo deseable (felicidad espiritual) y lo conseguido (felicidad material), sólo es posible porque mi entendimiento (felicidad intelectual) así lo acepta en la propia identificación, independientemente de las circunstancias sociales del ejemplo. El entendimiento logra CONCIENCIA DE FELICIDAD PERSONAL cuando hay coincidencia de felicidad espiritual, felicidad sensible y felicidad intelectual en el mismo acto (94). Dicho de otro modo: seré feliz si, aquello que deseo espiritualmente se acomoda con la realidad material de ese deseo. Y como así lo entiendo en esa coincidencia, mi felicidad personal consiste en la unión de las tres felicidades en una sola. Sería el grado máximo de felicidad en un solo acto, expresado y sentido en una conciencia de la felicidad personal, la cual identifica a tres objetos: la felicidad espiritual (deseo amoroso), la felicidad sensible (logro material) y la felicidad intelectual (conocimiento de haber logrado el deseo).

Este proceso es válido para todas las personas. Da igual que sustituyamos la casa bien bonita y acomodada por un pisito pequeño y coquetón. Si la pareja, en este segundo caso, es lo que desea, se orienta la acción hacia la misma conciencia de la felicidad personal.

2 - DIALECTICA DE LA FELICIDAD PERSONAL

Ahora bien, como vivimos en un mundo de sentidos donde nos bombardean con nuevas necesidades, esa propia conciencia de la felicidad personal, recién conseguida, será sustituida por otra conciencia de la felicidad personal: es un proceso evolutivo que desemboca en la DIALECTICA DE LA FELICIDAD PERSONAL (95). Dicho de otro modo, vamos persiguiendo estadios continuos de felicidad personal a lo largo de nuestra vida. Eso es así, independientemente que lo consigamos o no. La dialéctica de la felicidad personal es la motivación última en nuestra vida: vamos persiguiendo la felicidad. Pero en esa loca carrera hacia la felicidad, se corre el riesgo de perder el necesario equilibrio entre lo material, lo intelectual y lo espiritual produciéndose, entonces, desviaciones hacia los extremos. En efecto, lo que nuestro entendimiento otorga como valor de felicidad personal, y es muy diferente en cada uno de nosotros, es lo que provoca conceptos diferentes de la citada felicidad personal para cada uno de nosotros. Se produce un silogismo de la felicidad (consciente o inconsciente): se dirige la propia felicidad personal hacia una de esas tres felicidades que la compone, ocupando entonces el lugar principal de toda nuestra dialéctica vital. Es decir, damos un valor predominante en nuestra vida a alguna de esas tres felicidades (material, intelectual o espiritual) usurpando, entonces, el lugar de la propia felicidad personal. Se produce una distorsión de la realidad: se produce la “enfermedad” psicológica y social. La mayoría viven en el materialismo como el propio objeto de la felicidad personal. Otros viven en la intelectualidad, alejados de toda conexión con la realidad. Y por último, los hay que se instalan en la espiritualidad extrema, rayando el fundamentalismo religioso y los extremismos más peligrosos. El predominio de alguna de las tres felicidades – material, intelectual o espiritual- usurpando el necesario equilibrio entre las tres, produce una distorsión de la realidad percibida: caemos en la “enfermedad” psicológica. Pero cuídense mucho de tachar de enfermo a un hedonista materialista, a un terrorista, a un fundamentalista religioso o a un intelectual retrógrado o dictatorial: creen actuar convenientemente. Hay que tener en cuenta que cada cual realiza su elección desde un estado de “libertad”. Cada cual es dueño de sus propias equivocaciones y distorsiones respecto de la comprensión de su propia realidad (96).

Un libro que seguramente ilustrará esta tesis es “El hombre libre y sus sombras” del psiquiatra Francisco Alonso-Fernández, donde hace una revisión de todos los aspectos de la libertad humana. Ofrece respuesta a muchas de las cuestiones mentales y sociales más preocupantes de la sociedad actual y revisa la libertad del ser humano. Dice el autor: “La pretensión de este ensayo es aportar al lector una ayuda informativa y vivida que le permita desarrollarse como una persona libre; y además, estar presto a defenderse a sí mismo y preservar a los suyos contra el empuje cada vez más poderoso de los movimientos sociales exterminadores de la libertad”. Alonso-Fernández hace un análisis antropológico de la libertad, entendiendo al individuo, como “cada quién es responsable ante sí mismo de convertirse o no en un individuo libre”.

Esos casos de “enfermedad” (97) se dan en las sociedades y las personas con una dialéctica excesivamente espiritual o materialista y, entre estas dos dialécticas, está la dialéctica intelectual intentando poner paz y orden a través de la historia. Es por ello que este ensayo pretende revindicar el lugar natural que le corresponde a la dialéctica intelectual hacia el Conocimiento con mayúscula. Sólo así estaremos mejor preparados para no desequilibrarnos hacia una lado excesivamente materialista y consumista que nos conduzca a la pérdida del propio sentido de nuestra vida (98).

El desequilibrio hacia el otro extremo, el excesivamente espiritualista, como ya he aludido anteriormente, es igualmente negativo pues se instala en la atalaya de la religiosidad o el misticismo sin conexión con el entendimiento propio de la época que le corresponde. Por esto mismo cuesta tanto que los cuerpos eclesiásticos cambien sus fundamentalismos para adaptarlos a la luz de los avances científicos y sociales. El enroscamiento en una posición excesivamente espiritual de la curia eclesiástica, la aleja del entendimiento común, social y científico de la sociedad contemporánea.

El discurso intelectual de la humanidad siempre ha discurrido entre las dos posiciones conceptualmente antagónicas, aunque intelectualmente unidas: el mundo y Dios, es decir, la materia y lo divino, es decir, el cuerpo y el espíritu, es decir, lo que soy físicamente y lo que aspiro espiritualmente, es decir, lo que siento y lo que amo, es decir, lo que pienso que soy y lo que pienso que quiero ser, es decir, en definitiva, el pensamiento de mi unicidad personal en forma de tríada del microcosmos (cuerpo, mente y espíritu) respecto de la misma tríada del macrocosmos ( Universo, Conocimiento y Amor) (99).

La consecuencia de dicho esquema conceptual paralelo es que, de manera unipersonal, se puede intentar (recalco lo de “intentar”) lograr hallar el equilibrio explicativo en la citada propia tríada (a eso se han dedicado todos los grandes pensadores de la historia) respecto de la tríada del universo. El problema, dentro de un contexto histórico, es que los grandes pensadores de todos los tiempos han pretendido resolver la tríada del universo al mismo tiempo que la tríada del hombre. Pero, lo único que han conseguido la suma de todos los filósofos y científicos de la historia es descomponer la tríada universal para hacerla comprensible a la luz de la ciencia actual (cualidad material). Queda todavía el trecho de hacerla comprensible en el plano intelectual y, seguidamente, en el plano plenamente espiritual: no existe todavía un consenso universal acerca de lo que constituye el objeto de nuestra humanidad, así como la finalidad de nuestra espiritualidad. Estamos en un punto concreto de la propia evolución de la humanidad. Es decir, la historia de la intelectualidad humana (historia del pensamiento) ha descompuesto la tríada del macrocosmos (Universo, Conocimiento y Amor), respectivamente, en ciencia, pensamiento y religión.

Siguiendo el orden de dicha descomposición, la ciencia ha llegado a reconocer la relatividad espacio-temporal (donde nada se destruye, sino todo se transforma) (100). La ciencia está llegando al límite de lo naturalmente explorable. La culminación conceptual de ello tiene su máximo exponente en el principio de indeterminación de Heisenberg, expresión matemática que marcó el fin del enfoque clásico y puramente dualista de la realidad. Esta desintegración de la rígida estructura del dualismo científico en la física, encuentra su analogía en el “teorema de Gödel” que deja, así, las puertas abiertas al mundo mental (101). Y, en este sentido, en palabra del premio Príncipe de Asturias de Investigación 2006, Juan Ignacio Cirac, todos sus trabajos se centran en investigar “los límites de la naturaleza”, “la frontera de lo imposible” (entrevista en el Diari de Tarragona el 21 de octubre del 2007). Habiendo tocado fondo la historia del pensamiento en la propia ciencia, debe redirigirse, ahora, el mismo pensamiento a la propia humanidad (102): ésta debe intelectualizarse a sí misma para desprenderse de las ataduras materiales que esclavizan al hombre contemporáneo. La historia del pensamiento humano ha desembocado en la atomización de la ciencia y, ahora, debe recomponerse ese puzle para ponerlo al servicio de la propia humanidad desorientada intelectual y espiritualmente: esta es la motivación inherente del presente ensayo.

La ciencia, al llegar a los límites investigables de la naturaleza, ha redirigido su mirada a los objetos propios de la espiritualidad humana. Hemos visto esto en “El viaje al amor” de Punset. Pero ya no es suficiente, la ciencia también quiere interpretar a Dios a través de un gen. Tal es el estudio que ha realizado Dean Hamer, genetista que afirma haber descubierto el “link” genético de la creencia en Dios. Muchos discuten que pueda encontrarse algo así codificado en el interior de un único fragmento de ADN. Esta hipótesis del gen de Dios, habría que llamarlo más correctamente el gen de la auto-trascendencia, pues eso es lo que afirma haber encontrado este genetista. En esencia, lo que viene a decir, y que todavía no se ha publicado en una revista científica, es que una de las dos versiones –alelos- que existen en el genoma humano del gen VMAT2, es el responsable de que ciertas personas posean una mente más espiritual, más mística.

No pretendo negar que la actitud científica prosiga con su camino de investigación. Ahora bien, reducir el amor y Dios a una interpretación exclusivamente científica, desgajándola de su dimensión intelectual y espiritual, sería lo equivalente a echar por tierra la propia condición intelectual y espiritual del hombre. Si desnudamos a la Humanidad de su Intelectualidad y de su Espiritualidad, ¿qué nos queda entonces? ¿Será la ciencia capaz de dar un sentido práctico a la vida futura de la humanidad? Habrá localizado al amor y a Dios y, los podrá señalar con el dedo bajo un microscopio, pero, ¿podrá, acto seguido, reconstruir la moral práctica sin contenidos intelectuales acerca de los motivos de la propia existencia? ¿Podrá explicar cuál es el sentido de la vida sin horizonte espiritual? Yo creo más bien que, la ciencia, no debe extralimitarse del campo que le es propio, a saber, el de la propia naturaleza y, acto seguido, poner dichos conocimientos al servicio del discurso intelectual de la humanidad. Es en esta dialéctica intelectual donde los hombres deben hallar un consenso de conocimientos para dirigir los destinos del mundo. Es decir, reorientar la espiritualidad de la humanidad. Y, se me antoja que, al igual que la filosofía ha tardado más o menos dos mil años para alcanzar la conciencia científica, presumo que dicha conciencia científica tardará muchos años en ser subsumida en una intelectualidad humana como centro de toda moralidad en base a conocimientos muy ciertos. Y aún cuando esto se consiga, habrá que luchar frente al fundamentalismo religioso, restándole todo el “poder divino” para colocar la propia espiritualidad en la humanidad.

Por tanto, concluyendo, pienso que pasarán muchas décadas para que la generación actual, así como algunas futuras, dejen atrás el estadio primero del materialismo, para dejar paso al estadio segundo: el humanismo. Y faltará bastante tiempo más, siglos quizás, para que la humanidad alcance el estadio tercero de espiritualidad. Esto requeriría un pleno consenso científico, intelectual y espiritual de todas las religiones y sociedades, dónde el hombre ya no sería “un lobo para el hombre”.

No obstante esta utopía futura planteada, es un deber intelectual plantear la posibilidad futura de ello, pues en eso consiste la filosofía, en pensar. Si no fuera por hombres con pensamientos profundos, la sociedad no habría llegado al estado actual de desarrollo. El pensamiento profundo sigue siendo el motor de la evolución, y este resurgir de grandes pensadores se hace patente en cada crisis del pensamiento humano. Pero la gran diferencia de nuestra época respecto del pasado es que, la atomización de las ciencias, así como la de las libertades humanas, no sólo ha provocado personas y sociedades “enfermas” sino que, la enfermedad se ha extendido al planeta entero. Y ahora toca remover todas y cada una de las conciencias para reconducir el sentido moral de la humanidad, siendo la única vía válida la del conocimiento. Así como en el pasado un solo pensador podía marcar la diferencia, ahora toca unificar todos los campos del saber, en una especie de “instituto del conocimiento” entre los doctos y sabios del mundo, para replantear los cimientos de una “nueva humanidad” que debe llegar irremediablemente, si no queremos ver este mundo a la deriva (103).

Por tanto, y después de tan larga conclusión, si ha entendido todo lo que he expuesto hasta aquí, solamente hay tres tipos de riqueza que pueden producir la felicidad personal: la riqueza sensible (dinero), la riqueza intelectual (conocimiento) y la riqueza espiritual (amor) cuando, respectivamente, coinciden en un mismo acto la felicidad espiritual (lo deseado), la felicidad sensible (lo logrado) y la felicidad intelectual (identificación racional entre lo deseado y lo logrado). Así, la capacidad de comprender y de entender (que es muy diferente en cada uno de nosotros: diferente en grado, pero no en esencia), es lo que hace que los objetos de lo que sea para cada cual la felicidad personal, tenga un arco bien diferente: la mayoría buscan su felicidad personal en la dialéctica sensible (material), otros en el discurso de la felicidad intelectual y algunos en la atalaya de la felicidad espiritual. Pero muy pocos logran una DIALECTICA DE LA FELICIDAD PERSONAL que integre a las tres felicidades (material, intelectual y espiritual), de un modo equilibrado en la realización personal de su proyecto de vida.

Aquí pierden, muchos, el horizonte de unificación de las tres felicidades para dar un sentido superior a su vida. Quedan atrapados en una sola dialéctica como impulsora principal de su discurso vital. Cuando intensificamos todos nuestro esfuerzo en uno de los tres posibles caminos solamente, confundiéndose con la dialéctica de la felicidad personal, es cuando se producen todos los desórdenes mentales y sociales que serán estudiados por los psicólogos, psiquiatras y sociólogos. Estos especialistas de lo humano son los que tienen que averiguar el porqué de las depresiones, la falta de felicidad y la no aceptación de identidad del sujeto con el medio con el que vive. Las personas y sociedades “enfermas” han perdido de vista que el sentido de la vida tiene que abarcar de un modo felizmente equilibrado lo sensible, lo intelectual y lo espiritual, y no el predominio de alguno de estos caminos sobre los otros. Solamente en la unificación equilibrada de esos tres caminos de felicidad se puede lograr la pretendida felicidad personal, al haber logrado nuestra conciencia la unicidad vivencial, racional y espiritual, libre de desviaciones patológicas.

Conviene recordar que las tres riquezas (dinero, conocimiento y amor), siguiendo por las respectivas tres dialécticas (sensible, intelectual y espiritual) con sus correspondientes felicidades, se evidencian en la conciencia reflexiva en busca de la felicidad personal a lo largo de la vida (104). Este mismo proceso es aplicable al desarrollo de la conciencia colectiva de las diferentes sociedades pasadas o existentes actualmente. Es la falta de equilibrio entre las tres felicidades lo que produce la “enfermedad” psicológica y social. Y es el desequilibrio extremo el que produce tantas guerras ideológicas, religiosas, así como las diferencias entre ricos y pobres. Si una persona, mediante su entendimiento, no logra comprender este proceso, no habrá entendido cual es la potencialidad a partir de la cual se origina todo: somos cuerpo, mente y espíritu.

AQUÍ en este enlace: LA EVOLUCIÓN DE LA CONCIENCIA, SEGÚN AMADOR MARTOS en un vídeo Power Point de una hora de duración.

NOTAS:

93 – Los pensamientos son la sombra de nuestros sentimientos.(Nietzsche, filósofo alemán)

94 – La felicidad reside en el ocio del espíritu. (Aristóteles, filósofo griego)

95 – Acostumbrarse a la felicidad es una gran infelicidad. (Publio Siro, poeta romano)

96 – Es verdaderamente libre aquel que desea solamente lo que es capaz de realizar y que hace lo que le agrada. (Rousseau, filósofo francés)

97 – Las enfermedades son los intereses que se pagan por los placeres. (John Ray, naturalista británico)

98 – Nadie es más esclavo que el que se tiene por libre sin serlo. (Goethe, novelista y poeta alemán)

99 – La verdad filosófica no es la concordancia del pensamiento con el objeto, sino la adecuada expresión del ser del propio filósofo. (Georg Simmel, filósofo y sociólogo alemán)

100 – Nada perece en el universo; cuanto acontece en él no pasa de meras transformaciones.(Pitágoras, matemático griego)

101 – Libro: “El espectro de la conciencia” (Ken Wilber, editorial Kairós)

102 – La naturaleza nunca hace nada sin motivo. (Aristóteles, filósofo griego)

103 – El género humano tiene, para saber conducirse, el arte y el razonamiento. (Aristóteles, filósofo griego)

104 – La vida es lo que hacemos y lo que nos pasa. (Ortega y Gasset, filósofo español)
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INTERNET

EPISTEMOLOGÍA Y HERMENÉUTICA EN LA ERA DE INTERNET

1 - Distopía histórica

Así como ha desaparecido el “casete” de música, la máquina de escribir mecánica o la cinta de vídeo, también las personas han dejado de escribir cartas manuscritas. Cartas, muchas de ellas, que han servido para unir a las personas más allá de largas distancias. Cartas que eran portadoras de buenas o malas noticias, y que siempre llegaban con algún desfase temporal entre el envío y la recepción de la misma, haciendo de la espera un deseo emocionante. Cartas que, antaño, escribían nuestros padres, y yo también cuando era joven; cartas en las que se expresaban nuestros sentimientos de puño y letra; cartas imprescindibles para las declaraciones de amor y, cómo no, para seguir avivando la llama del amor.

Esos objetos citados, dignos de estar en un museo del siglo XX, pertenecen a un mundo que nuestros hijos no conocerán, salvo que algún abuelo les narre sus experiencias, o que alguna escuela con el sentido de la historia, enseñe ello a sus alumnos. En realidad, ¿a quién le importa la historia?, ¿a qué alumno le gusta que le cuenten la historia de un país o del mundo con fechas cronológicas y escrita dicha historia por los vencedores de la misma? Los estudiantes viven en tal mundo holográfico que, gracias a Internet, el tiempo y el espacio, pueden ser casi trascendidos más allá de la esclavitud impuesta por el viejo sistema. Con Internet, el tiempo y el espacio adquieren una dimensión nunca vista hasta ahora: las comunicaciones y los viajes ya se constituyen en la primera aldea global de convivencia, más allá de las fronteras físicas. Los estudiantes viven en un mundo que sus mayores no comprenden, y que esos mayores también están aprendiendo a contracorriente acorde a los incipientes y nuevos paradigmas.

2 - El paradigma holográfico

Estamos inmersos en tiempos tan tecnológicamente acelerados que vivimos en una hiperrealidad. El paradigma holográfico no es una entelequia, ya que la población mundial vive permanentemente conectada entre todos, al menos esas son las conclusiones que se pueden desprender de las más recientes investigaciones científicas:

Las ciencias más vanguardistas ya están vislumbrando que hay un inconsciente colectivo (Jung), y unos campos mórficos como soporte de la información que fluye y que nos interconecta (Sheldrake), y que la mente condiciona y transforma el ADN (Lipton), y no al revés como creen los materialistas científicos, que el ADN es un soporte biológico a partir de la cual surge la conciencia. La conciencia preexiste en todos los estratos holísticos, desde la fisiosfera (materia) a la biosfera (vida), y de esta a la noosfera (razón) y luego hasta la teosfera (Dios). Y con los descubrimientos avalados científicamente, de que mediante la meditación es posible la trascendencia metafísica hacia la espiritualidad, tenemos ahí la posibilidad de trascender al fracaso epistemológico de la filosofía y la educación Occidental.

Pero dicha cuestión epistemológica es obviada por la mayoría de mis coetáneos, Dios me libre de imponer mi razonamiento, solo pretender reflexionar en voz alta, hasta donde me lo permita este Internet. En Internet todo se mide por bits informativos, ya sean información o desinformación, y cada persona puede interpretar lo que le plazca, pues para eso está el pensamiento crítico de cada cual. Internet lo permite todo y lo cambio toto, todos hacen de todo, hasta llegar al punto en el que la realidad física está siendo sustituida por memes holográficos: ya no vamos presencialmente a la tienda, sino que Amazon viene a casa, ya no damos nuestra tarjeta de presentación sino nuestro sitio web, todo se gestiona por Internet, desde las multas de tráfico hasta la declaración de impuestos pasando por el regalo de turno. La generación “Z” ha nacido con el Internet, pero sus mayores han tenido que adaptarse a esa nueva era del Internet.

3 - La naturaleza es mental

Es así como la naturaleza mental del ser humano adquiere, más que nunca, una renovada expresión a través de un medio como Internet, todo un mundo por descubrir. ¿Acaso es Internet un medio de expresión de la nueva conciencia por llegar? Ken Wilber no lo cree así. Como todo en la vida, el Internet es también dual, es decir, pude ser usado para aspectos negativos o positivos, tiene sus ventajas, pero también sus desventajas, todo depende del uso o la importancia dada por cada cual. Y si tenemos en cuenta de que, según las neurociencias (1), la realidad exterior no existe, sino que es una creación de nuestro cerebro, habrá que estar cada vez más consciente de nosotros mismos, qué es lo que expresamos de nosotros mismos y con quien expresamos o comunicamos nuestros pensamientos y sentimientos: ello pone en el ojo del huracán un replanteamiento de las relaciones humanas, ya sea a nivel familiar, social o global, pues la conciencia colectiva está como desencajada y sin atisbo de orden. Allá donde miro solo veo egos desbocados por la violencia, guerras, políticos y gobiernos corruptos, en definitiva, una ingeniería social y mental perceptible para muchos, pero que nadie sabe como cambiar ello: un grave problema epistemológico desde un punto de vista cultural.

4 - Orden y caos

Ciertamente, con el uso de Internet, el pensamiento a través de una comunicación tan instantánea, permite aprender, pues todo el conocimiento está ahí disponible, así como enseñar, tales son los infinitos tutoriales de cualquier rama del saber. Existe un crecimiento exponencial entre el aprendizaje y la enseñanza, todos aprendemos y enseñamos algo a una velocidad endiablada, hasta tal punto que requiere de mucha sagacidad investigativa para saber quién se dedica a poner orden entre tanto caos. Esa cuestión entre el orden y el caos, no es una cuestión menor a tener en cuenta, pues es necesario un camino ascendente hacia la sabiduría para intentar comprender cual es nuestro lugar en este mundo y en el Universo. Yo soy de la opinión del perenne Sócrates: Aquel que quiera cambiar el mundo, deberá primero cambiarse a sí mismo” .

5 - “La verdad os hará libre”

Ciertamente, sí, en Internet fluye mucha información, pero también mucha desinformación maligna, pues los bankster de cuello blanco, entiéndase los poderes fácticos que operan en la realidad física, ahora también quieren hacer de Internet su patio trasero para orquestar e imponer su visión del mundo. Ahí está el ejemplo de la desmonetización que Youtube ha realizado a los medios alternativos, esos youtubers que hacen un periodismo ciudadano proactivo y dando fe de las tropelías del sistema a sus ciudadanos. Sin embargo, ahora, gracias también a Internet, es probable que hagamos realidad la frase bíblica “la verdad os hará libre”, pues no se puede ser libre sino con conocimiento de causa, una cuestión epistemológica que guarda una estrecha relación con el empoderamiento consciente, lo cual llevaría inevitablemente a que la razón se espiritualice, es decir, alcanzar el despertar espiritual, ya no solo individual sino también de un modo colectivo.

6 - Crisis epistemológica

Consecuentemente, Internet no solo tiene la peculiaridad de que podemos comprar o vender, es decir realizar un intercambio de bienes materiales, sino que sea un centro globalizado en el que la información pueda ser susceptible de convertirse en conocimiento. Dicha tarea intelectual es usurpada por Internet a la tradicional educación de las aulas donde ya no se enseña a pensar y empoderar a los estudiantes en la actual era de Internet. Los chicos van a la escuela desorientados y ávidos de aprender, y salen aturdidos por la deficiente educación que no educa para el empoderamiento, que no enseña a cómo ser libre con conocimiento de causa: nadie les enseña a esos estudiantes la realidad de nuestro presente, ni tampoco cómo la historia y la educación son manifiestamente manipuladas. Nadie les previene a esos estudiantes de los peligros del sistema, nadie les da la opción de disponer de un conocimiento epistemológico de la realidad de ese mundo, de ahí la crisis epistemológica cuyo guante ha sido recogido en el II COLOQUIO INTERNACIONAL: POSIBILIDADES DE LA RESIGNIFICACIÓN DEL EPISTEME EN LAS CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN: DEBATES Y REFLEXIONES

7 - Crisis hermenéutica: crisis de conciencia

Tampoco, dicho sea de paso, hay mucho que rascar bajo el establishment académico, pues no están a la vanguardia de los genuinos pensadores contemporáneos, como Ken Wilber, considerado como el “Einstein de la conciencia”. La crisis epistemológica de la actual civilización es, por tanto, también una crisis hermenéutica, es un problema de conciencia: las ciencias, desde el surgimiento de la física cuántica, han fracasado en su soberbia de explicarnos la realidad exterior de ahí fuera. Era necesaria una hermenéutica que contemple en profundidad el sentido de la vida. Y por “vida” hay que significar que la vida no es solo subjetiva o individual sino también colectiva o inter-objetiva: la conciencia de cada persona participa no solo de su propia individualidad subjetiva sino que, ahora con la emergencia de Internet, todos estamos obligados a interconectarnos entre nosotros.

8 - De la “Sociedad líquida” al despertar espiritual

Incipiente y difícil tarea la anterior propuesta de aprender a conectarnos entres las personas, ya que la así llamada “sociedad líquida”, corre el riesgo de convertirse en una “sociedad evaporada”: el amor que está ausente en la sociedad y entre las personas, pudiera parecer que, en Internet, dicho amor quedaría más diluido. Paradójicamente, gracias a Internet, muchas personas también han hallado el amor, todos sabemos de parejas que se han conocido por Internet, casi hay una por familia. Parece ser que el amor es todavía un vínculo de la cual el ser humano no pueda prescindir y que, incluso, los propios científicos nos dicen que existe una evolución del amor.

El amor es un “despertar espiritual” hacia el “otro”, es una situación de alteridad, una conexión racional que se espiritualiza, donde dos se funden en Uno. Pero quizá, el amor, es un reto todavía por descubrir en su expresión social colectiva, es decir, no hay un consenso cognitivo acerca del sentido de la vida, pues ni las ciencias materialistas ni las religiones se ponen de acuerdo: las religiones miran hacia el cielo y la ciencia estrecha hacia la tierra, una milenaria lucha entre los ascendentes y los descendentes. Esa divergente y epistemológica cuestión del saber entre el “ver para creer” (conocimiento epistemológico) y el “creer para ver” (conocimiento metafísico o hermenéutico), son dos modos de saber que han sido resueltos magistralmente por Ken Wilber al invitarnos a conocer su filosofía transpersonal: es la ciencia de la conciencia que estudia los estadios evolutivos de la individualidad subjetiva así como de la inter-objetividad colectiva, una cuestión argumentada en su teoría de los“cuatro cuadrantes”.

9 - Ken Wilber: El Einstein de la conciencia

Los asiduos lectores de mis publicaciones, a estas alturas, ya saben que soy un fervoroso defensor de la filosofía de Ken Wilber pues sus planteamientos epistemológicos y hermenéuticos trascienden e incluyen a dos pesos pesados de la historia del pensamiento: Platón y Kant. Sin embargo, el considerado como el “Einstein de la conciencia”, aún no tiene el respeto que se merece al no haber ninguna Universidad que incorpore a dicho autor en el currículo educativo. Si existe alguna Universidad que enseñe la filosofía de Ken Wilber, por favor, tiene el derecho a rectificarme, y mucho que me alegraría.

Afortunadamente, y gracias a Internet, el corsé educativo se está deshaciendo, pues la información y el conocimiento ya no provienen de una unilateral fuente de información: la que el sistema de pensamiento dominante, de corte neoliberal, quiere imponernos. Gracias a Internet, el conocimiento libre está al alcance de todos, sin embargo, la sociedad de la ignorancia persiste en esa aldea noosférica. Y esa dualidad entre conocimiento e ignorancia, solo puede ser trascendida e incluida por cada uno de nosotros si hay un auténtico despertar espiritual, es decir, una espiritualización de la razón: ese tránsito desde la dualidad a la no-dualidad, desde la ciencia materialista a la metafísica.

10 - La metafísica transpersonal

Esos conceptos son algo difícil de entender para los neófitos en filosofía, y de verdad que lo siento, pues yo también me he visto abocado a estudiar esos términos filosóficos para poder comprender cual es mi lugar en este mundo y en el Universo, y así poder explicar dicha cosmovisión a través de mis publicaciones. Es por eso que en mi primer libro “Pensar en ser rico”, alterné las citas intelectuales con viñetas de humor, para hacer más accesible el conocimiento a los menos doctos intelectualmente: todos tienen el derecho a saber, el conocimiento no es patrimonio de nadie, es de todos, aunque nuestras conciencias sean objeto de ingeniería social y mental para impedir el pensamiento crítico.

Ciertamente, aquella persona que crea conocerme, debe saber que mi filosofía es radicalmente anti sistema, pretende romper con los esquemas epistemológicos existentes, así como los sistemas de creencias falsamente arraigados ambos en las personas e instituciones públicas mediante la manipulación de la historia y la educación como un instrumento de poder. Esa filosofía radical, que yo prefiero denominar “filosofía transpersonal”, es fruto de una terapia mediante la escritura, vuelvo a repetir, para saber cuál es mi lugar en el mundo y en este Universo, pero, ¿ y si esta vida solo fuera un mal sueño?

Afortunadamente, Ken Wilber fue mi mentor intelectual, y demostró el fracaso epistemológico de la filosofía occidental y, por tanto, de su educación, de ahí la necesidad también de una educación transracional, para romper el paradigma neoliberal sustentado en el egoísmo humano, para trascender ese egoísmo hacia la conciencia transpersonal.

11 - El movimiento transpersonal

En efecto, la visión transpersonal está incursionando en el sistema académico, como demuestra la Tesis de Maestría de Marely Figueroa y la Tesis Doctoral de Noemí Siverio. Si a ello le sumamos la psicología transpersonal, hay ciertamente un movimiento transpersonal en marcha, así como publicaciones transpersonales internacionales, una corriente de pensamiento que debería ser asimilada y estudiada en las Universidades, por la sencilla razón de que hay una demanda social para transcender la “sociedad líquida” así definida por Bauman mediante el amor más allá de la razón (educación transracional) así como más allá del ego (filosofía transpersonal).

Esos incipientes cambios de paradigmas aún no son percibidos por la mayoría de nuestros coetáneos. Sin embargo, no es óbice para seguir adelante con dicha tarea de incorporar “lo transpersonal” en los sistemas educativos, como realiza la Revista Girum por ejemplo, y postula ese pensador en sus publicaciones.

12 - Tiempos de divulgación cósmica

Vivimos tiempos difíciles, no hemos sido capaces de ponernos de acuerdo de un modo colectivo para la gobernanza del planeta y sus habitantes, pues el pretendido Nuevo Orden Mundial es una dictadura fascista y económica pretendida por el “Estado profundo”, una cuestión que contraargumento en el epilogo de mi libro Ciencia, Filosofía, Espiritualidad (gratis en pdf) mediante una divulgación cósmica para un despertar colectivo masivo. Veremos si en estos tiempos apocalípticos seremos capaces de gestionar la aldea colectiva conocida como Internet. Nos hallamos, pues, ante el incipiente reto de armonizar la conciencia colectiva para que todos puedan vivir dignamente y en libertad con conocimiento de causa. Tal es el reto epistemológico aún pendiente de consensuar, de ahí mi carta abierta a los científicos, filósofos, profesores y educadores. De ahí mi intención de proponer pasar de la teoría a la práctica: trascender la filosofía tradicional impartida en el sistema educativo por una filosofía transpersonal (más allá del ego) y por una educación transracional (más allá de la razón), pues el saber sin amor es puro egoísmo y la causa de tanto sufrimiento en este mundo.


NOTA :

(1) El materialismo es una corriente filosófica que, en oposición al idealismo, resuelve el problema cardinal o fundamental de la filosofía acerca de la relación entre el pensar, el espíritu y la naturaleza, postulando que la materia es lo primario. Según la visión materialista, la conciencia y el pensamiento es una emergencia material a partir de un estado altamente organizado. Según esta concepción, el mundo es material y existe objetivamente, independientemente de la conciencia. Sin embargo, el neurocientífico Francisco J. Rubia, Catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, viene a decir todo lo contrario: “Los órganos de los sentidos nos han engañado desde siempre y lo sabemos, como ya lo sabían los filósofos griegos de la naturaleza de las colonias jónicas en Asia Menor. La neurociencia moderna nos dice que ni los colores ni los olores, ni los gustos ni los sonidos existen en la naturaleza, sino que son creaciones del cerebro”. Según Rubia, “la revolución neurocientífica modificará los conceptos del yo y de la realidad. Los hallazgos realizados en este campo en los últimos años han sido múltiples y podrían producir lo que él denomina “la cuarta humillación humana”, tras el final del geocentrismo, la aparición de la teoría de la evolución y el descubrimiento del inconsciente. Estos hallazgos llevarían, de hecho, a cuestionarse conceptos tan fundamentales para nuestra cosmovisión como la naturaleza de la realidad o del yo o la existencia del libre albedrío” (paradójicamente, lo mismo que hizo Kant en sus Tres críticas). (Declaración efectuada en una conferencia dentro del marco del 43º Congreso de la European Brain and Behaviour Society de Sevilla, sobre los últimos avances de la neurociencia).
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Conciencia

ESPÍRITU OBJETIVO, ESPÍRITU SUBJETIVO Y ESPÍRITU ABSOLUTO

Este artículo es una reproducción de las notas 33, 101, 102 y 103 de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.).

Extracto de la página 251:

Para Shelling, y también para su amigo y discípulo Hegel, el Espíritu se enajena de sí mismo para dar lugar a la naturaleza objetiva, despierta a sí mismo en la mente subjetiva y termina retornando así en la pura conciencia inmediata no dual en la que sujeto y objeto son uno, y la naturaleza y la mente se funden en la actualización del Espíritu. El Espíritu se conoce a sí mismo objetivamente como naturaleza, se conoce subjetivamente como mente y se conoce absolutamente como Espíritu. Esos tres momentos también son conocidos como subconsciente, consciente y supraconsciente, o, dicho de otro modo, prepersonal, personal y transpersonal; o preracional, racional y transracional; o biosfera, noosfera y teosfera (Wilber, 2005a: 396-398).

Todo ello, traducido en términos evolutivos y psicológicos (Laszlo, 2004)(1) , equivale a decir que El gen egoísta (Dawkins, 2002) puede ser trascendido conscientemente Más allá del ego (Vaughan y Walsh,2000), dicho de otro modo, el egoísmo puede ser trascendido hacia la compasión y, respectivamente, la conciencia personal hacia la conciencia transpersonal (2) (Martos, 2008). Así, desde dicha perspectiva, la afirmación de Dawkins (2002: 3) de que “el amor universal y el bienestar de las especies consideradas en su conjunto son conceptos que, simplemente, carecen de sentido en cuanto a la evolución”, es un simple reduccionismo desde el materialismo científico, obnibulado por una prepotencial racional en cuanto causa explicativa al obviar que el Kosmos (3) es autotrascendente y regido por los veinte principios (4) . Dicho de otro modo, La evolución del amor (Hüther, 2015) ya es contemplada desde la neurobiología y la sociobiología como un fenómeno de la evolución humana pues, más allá del valor de los genes egoístas o la superviviencia del más fuerte, interviene la capacidad de elección de pareja por motivos distintos a la simple atracción física o el instinto reproductor. Para Hüther, a pesar del surgimiento de la razón y del pensamiento crítico, el sentimiento del amor sigue siendo importante por su influencia en el futuro de la especie humana pues es la fuente de nuestra creatividad y la base de nuestra existencia y nuestros logros culturales y, más decisiorio aún, nuestra única perspectiva de supervivencia en este planeta. En definitiva, la única fuerza que puede vencer a la competencia autodestructiva es el amor mediante el compromiso de equipo y la creatividad participativa.

NOTAS:

(1) Laszlo (2004) en su obra La ciencia y el campo akásico: Una teoría integral del todo, resumen:

Una obra monumental que incluye y transciende las visiones de Darwin, Newton, Einstein, los pioneros de la mecánica cuántica y otros eminentes científicos. En este libro, Ervin Laszlo hace un repaso de los enigmas que se encuentran en la ciencia contemporánea: el universo como un todo manifiesta correlaciones bien afinadas que desafían cualquier explicación de sentido común; existen correlaciones directas asombrosas, al nivel de la cuántica: cada partícula que haya ocupado alguna vez el mismo nivel cuántico de otra partícula permanece relacionada con ella, de una misteriosa manera no-energética (el enmarañamiento cuántico); la teoría de la evolución post-darwiniana y la biología cuántica descubren enigmáticas correlaciones similares en el organismo y entre el organismo y su entorno; todas las correlaciones que salen a la luz en las más avanzadas investigaciones sobre la conciencia son igual de extrañas: tienen la forma de “conexiones transpersonales” entre la conciencia de una persona y el cuerpo de otra.

(2) Etimológicamente el término transpersonal significa “más allá” o “a través” de lo personal, y en la literatura transpersonal se suele utilizar para hacer referencia a inquietudes, motivaciones, experiencias, estadios evolutivos, modos de ser y otros fenómenos que incluyen, pero trascienden la esfera de la individualidad y de la personalidad humana, el yo o ego (Ferrer, 2003). Entre sus intereses centrales se encuentran “los procesos, valores y estados transpersonales, la conciencia unitiva, las experiencias cumbre, el éxtasis, la experiencia mística, la trascendencia, las teorías y prácticas de la meditación, los caminos espirituales, la realización (...) y los conceptos, experiencias y actividades con ellas relacionados” (Walsh y Vaughan, 1982:14). Entre sus objetivos principales se encuentra la delimitación de las fronteras y las variedades de la experiencia humana consciente (Rowan, 1996). (Cita extraída del trabajo de investigación de Doctorado titulado Complejidad y Psicología Transpersonal: Caos y autoorganización en psicoterapia, de Iker Puente Vigiola, Facultad de Psicología, Universidad Autónoma de Barcelona, 16 de febrero de 2007).

Sin embargo, a los efectos prácticos de este ensayo, el concepto de conciencia transpersonal se implementa también con la siguiente definición: En los estados modificados de consciencia estudiados por la psicología transpersonal se producen cambios en el flujo del pensamiento, en la percepción de la realidad y a nivel emocional. En estos estados pueden ocurrir experiencias de catarsis y, sobre todo, experiencias místicas o extáticas, que diversos autores han definido como religiosas, trascendentes, transpersonales o experiencias cumbre. En estas vivencias el mundo se percibe como una totalidad, en la que el propio individuo está inmerso. Se produce, al mismo tiempo, una sensación subjetiva de unidad, en la que el Yo individual se diluye, desapareciendo toda distinción significativa entre el Yo y el mundo exterior. Esta experiencia es vivida por la persona como algo positivo, y autores como Maslow o Grof señalan que puede tener efectos beneficiosos y terapéuticos. Sin embargo, la disolución del Yo previa a la sensación subjetiva de unidad, puede ser vivida por el sujeto como un momento de caos, de desequilibrio y desestructuración, de pérdida de los puntos de referencia habituales. Diversos autores se han referido a esta experiencia como muerte del ego. (Grof, 1988; Wilber, 1996; Fericgla, 2006). (Cita extraída del artículo titulado Psicología Transpersonal y Ciencias de la Complejidad: Un amplio horizonte interdisciplinar a explorar, de Iker Puente, Journal of Transpersonal Research, 2009, Vol. 1 (1), pp 19-28 ISSN: 1989-6077).

Por tanto, en este ensayo, el paso de la conciencia personal a la conciencia transpersonal, debe interpretarse como la muerte del ego en su viaje iniciático hacia la percepción unitaria del sujeto cognoscente con el mundo (no dualidad entre sujeto y objeto), donde las emociones egoístas e individualistas dejan paso a la compasión. Se trataría, en suma, de un ascendente viaje iniciático-cognitivo similar al descrito como salida del mundo de las sombras en el Mito de la caverna de Platón, para luego transmitir de un modo descendente la sabiduría adquirida en el Mundo de las Ideas, donde la reina es el Amor.

(3) Wilber examina el curso del desarrollo evolutivo a través de tres dominios a los que denomina materia (o cosmos), vida (o biosfera) y mente (o noosfera), y todo ello en conjunto es referido como “Kosmos”. Wilber pone especial énfasis en diferenciar cosmos de Kosmos, pues la mayor parte de las cosmologías están contaminadas por el sesgo materialista que les lleva a presuponer que el cosmos físico es la dimensión real y que todo lo demás debe ser explicado con referencia al plano material, siendo un enfoque brutal que arroja a la totalidad del Kosmos contra el muro del reduccionismo. Wilber no quiere hacer cosmología sino Kosmología.

(4) Wilber (2005b) en Sexo, Ecología, Espiritualidad,72-119:

1- La realidad como un todo no está compuesta de cosas u de procesos, sino de holones.

2- Los holones muestran cuatro capacidades fundamentales: autopreservación, autoadaptación, autotrascendencia y autodisolución. Estas cuatros características son muy importantes y las vamos a estudiar una a una.

3- Autopreservación. Los holones se definen no por la materia de que están hechos (puede no haber materia) ni por el contexto en el que viven (aunque son inseparables de él), sino por el patrón relativamente autónomo y coherente que presenta. La totalidad del holón se muestra en la capacidad de preservar su patrón.

4- Autoadaptación. Un holón funciona no solo como una totalidad autopreservadora sino también como parte de otro todo mayor, y en su capacidad de ser una parte debe adaptarse o acomodarse a otros holones (no autopoiesis sino alopoiesis; no asimilación sino acomodación).

5- Autotrascendencia (o autotransformación). La autotrascendencia es simplemente la capacidad que tiene un sistema de llegar más allá de lo dado, e introducir en cierta medida algo novedoso; una capacidad sin la cual es seguro que la evolución no hubiera podido ni siquiera comenzar. El universo tiene la capacidad intrínseca de ir más allá de lo que fue anteriormente.

6- Autodisolución. Dado que cada holón es también un supraholón, cuando es borrado –cuando se autodisuelve en sus subholones- tiende a seguir el mismo camino descendente que éstos han seguido en el camino ascendente: las células se descomponen en moléculas, que a su vez se descomponen en átomos, y éstos en partículas que desaparecen en las probabilidades nubes transfinitas de “burbujas dentro de burbujas”.

7- Los holones emergen. Emergen nuevos holones debido a la capacidad de autotrascendencia. Primero las partículas subatómicas; después los átomos, moléculas, los polímeros; después las células, y así sucesivamente.

8- Los holones emergen holárquicamente. Es decir, jerárquicamente, como una serie ascendente de totalidades/partes. Los organismos contienen células, pero no al revés; las células contienen moléculas, pero no al revés; las moléculas contienen átomos, pero no al revés.

9- Cada holón emergente trasciende pero incluye a sus predecesores. Todas las estructuras básica y funciones son preservadas y llevadas a una identidad mayor, pero todas las estructuras de exclusividad y las funciones que existían debido, al aislamiento, a la separación, a la parcialidad, a la individualidad separada, son simplemente abandonadas y reemplazadas por una individualidad más profunda que alcanza una comunión más amplia de desarrollo.

10- Lo inferior establece las posibilidades de lo superior; lo superior estable las probabilidades de lo inferior. Aunque un nivel superior va “más allá” de lo dado en el nivel inferior, no viola las leyes o patrones del nivel inferior; no está determinado por el nivel inferior, pero tampoco puede ignorarlo. Mi cuerpo sigue las leyes de la gravedad, mi mente se rige por otras leyes, las de comunicación simbólica y la sintaxis lingüística; pero si mi cuerpo se cae por un precipicio, mi mente va con él.

11- El número de niveles que comprende una jerarquía determinada si esta es “superficial” o “profunda”; y al número de holones en su nivel dado le llamaremos su “extensión”. Esto es importante porque establece que no es solo el tamaño de una población lo que estable el orden de riqueza (u orden de emergencia cualitativa), sino más bien viene dado por su profundidad. Veremos que una de las confusiones más generalizadas de las teorías ecológicas generales o del nuevo paradigma (ya sean “pop” o “serias”) es que a menudo confunden gran extensión con gran profundidad.

12- Cada nivel sucesivo de la evolución produce MAYOR profundidad y MENOR extensión. Así, el número de moléculas de agua en el universo siempre será menor que el número de átomos de hidrógeno y de oxígeno. El número de células en el universo siempre será menor que el de moléculas, y así sucesivamente. Simplemente quiere decir que el número de totalidades siempre será menor que el número de partes, indefinidamente. Cuando mayor sea la profundidad de un holón, tanto mayor será su nivel de conciencia. El espectro de la evolución es un espectro de conciencia. Y se puede empezar a ver que las dimensiones espirituales constituyen el tejido mismo de la profundidad del Kosmos.

13- Destruye un holón de cualquier tipo y habrás destruido todos sus holones superiores y ninguno de sus inferiores. Es decir: cuando menos profundidad tiene un holón, tanto más fundamental es para el Kosmos, porque es un componente de muchos otros holones.

14- Las holoarquías coevolucionan. Significa que la “unidad” de evolución no es el holón aislado (molécula individual, planta, o animal), sino un holón más dentro del entorno inseparablemente ligado a él. Es decir, la evolución es ecológica en el sentido más amplio.

15- Lo micro está en una relación de intercambio con lo macro en todos los niveles de su profundidad. Por ejemplo, el ser humano y los tres niveles de materia, vida y mente: todos estos niveles mantienen su existencia a través de una red increíblemente rica de relaciones de intercambio con holones de la misma profundidad en su entorno.

16- La evolución tiende a seguir la dirección de mayor complejidad. El biólogo alemán Woltereck acuño el término anamorfosis – significa, literalmente, “no ser conforme”- para definir lo que vio como rasgo central y universal de la naturaleza: la emergencia de una complejidad cada vez mayor.

17- La evolución tiende a seguir la dirección de mayor diferenciación/integración. Este principio fue dado en su forma actual, por primera vez, por Herbert Spencer (en First principles, 1862): la evolución es un “cambio desde una homogeneidad incoherente e indefinida a una heterogeneidad coherente y definida, a través de continuas diferenciaciones e integraciones”.

18- La organización/estructuración va en aumento. La evolución se mueve del sistema más simple al más complejo y desde el nivel de organización menor hacia el mayor.

19- La evolución tiende a seguir la dirección de autonomía relativa creciente. Este es un concepto muy poco comprendido. Simplemente hace referencia a la capacidad de un holón para autopreservarse en medio de las fluctuaciones ambientales (autonomía relativa es otra forma de decir individualidad). Y de acuerdo con las ciencias de la complejidad, cuando más profundo es un holón, mayor es su autonomía relativa. La autonomía relativa simplemente se refiere a cierta flexibilidad ante el cambio de las condiciones ambientales.

20- La evolución tiende a seguir la dirección de un Telos creciente. El régimen, canon, código o estructura profunda de un holón actúa como un imán, un atractor, un punto omega en miniatura, para la realización de ese holón en el espacio y el tiempo. Es decir, el punto final del sistema tiene a “atraer” la realización (o desarrollo) del holón en esa dirección, ya sea un sistema físico, biológico o mental. Ha surgido toda una disciplina dentro de la teoría general de sistemas para dedicarse al estudio de las propiedades de los atractores caóticos y de los sistemas por ellos gobernados; se le conoce popularmente como la teoría del caos.


BIBLIOGRAFÍA:

Dawkins, Richard. El gen egoísta. Barcelona: Salvat Editores, 2002.

Fericgla, José M. Los chamanismos a revisión. Barcelona: Kairós, 2006.

Ferrer, Jorge. Espiritualidad creativa: una visión participativa de lo transpersonal. Barcelona: Kairós, 2003.

Grof, Stanislav. Psicología Transpersonal: nacimiento, muerte y trascendencia en psicoterapia. Barcelona: Kairós, 1988.

Hüther, Gerald. La evolución del amor. Barcelona: Plataforma, 2015.

Laszlo, Ervin. La ciencia y el campo akásico: una teoría integral del todo. Madrid: Editorial Nowtilus, 2004.

Martos, Amador. Pensar en ser rico. De una conciencia materialista a una conciencia humanística. España: Amazon, 2008 (1ª ed.), 2015 (2ª ed.), 2017 (3ª ed.).

Rowan, John. Lo transpersonal: psicoterapia y counselling. Barcelona: La Liebre de Marzo, 1996.

Wilber, Ken. El proyecto Atman. Barcelona: Kairós, 1996.

Wilber, Ken. Breve historia de todas las cosas. Barcelona: Kairós, 2005a.

Wilber, Ken. Sexo, Ecología, Espiritualidad. Madrid: Gaia Ediciones, 2005b.



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filosofia

LA COMPLEJIDAD DE LA FILOSOFÍA

Este artículo es una reproducción de la nota 85 de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.).

Extracto de la página 154:

Muchos pensamos que el capitalismo como ideología dominante está próximo a su fin, pero ello solo se llevará a cabo si hay un pensamiento alternativo suficientemente edificado epistemológica, filosófica, psicológica, social y educacionalmente (1). En suma, un pensamiento alternativo al actual y eufemístico pensamiento único neoliberal (Martos, 2017), porque la lucha por la vida es la lucha por las ideas y, en la actualidad, los ricos llevan ventaja como bien se jactó Warren Buffett, uno de los hombres más ricos del planeta: “Hay una lucha de clases, de acuerdo, pero es mi clase, la clase rica, la que hace la guerra y estamos ganado”. Más claro, imposible. ¿Qué hacer? La educación cuántica., amigos lectores…


NOTA (1):

La complejidad de la filosofía es de tal magnitud que, ni en las universidades ni en los estudios secundarios, hay una metodología para abordar el estudio de la historia del pensamiento de modo que el educando pueda entresacar un esquema básico para aprehender un pasado que le permita comprender su presente y, consecuentemente, decidir sobre su futuro con conocimiento de causa. Mi obra Una filosofía alternativa al capitalismo (Martos, 2017) tiene como motivación intentar erradicar la complejidad de la filosofía, de modo que, el estudiante disponga de una guía para entresacar el esqueleto cognitivo del embrollo filosófico que ha predominado en la historia de la filosofía occidental. He aquí el resumen de dicha obra:

Esta obra aborda la historia de la filosofía occidental desde los dualismos de la filosofía griega hasta la “rígida estructura” dualista entre sujeto y objeto que colapsó con el surgimiento de la física cuántica. El dualismo por antonomasia de la filosofía occidental son los ascendentes que aspiran a un cielo que no es de este mundo (religiones) y los descendentes que orientan la razón hacia el mundo de los sentidos (materialismo científico). Esa fractura dualista entre los ascendentes y los descendentes está en el origen de la falta de integración entre la conciencia (yo), la naturaleza (ello) y la moral (nosotros) desde que estas tres esferas fueron diferenciadas por Kant mediante sus Tres críticas.

Con el surgimiento de la razón en la edad moderna y el posterior capitalismo, la realidad histórico-social ha devenido en una deconstrucción del “nosotros” en “yoes” egocéntricos y, así, la realidad socio-psicológica ha concluido en una fragmentación de la conciencia individual y su disociación de la conciencia colectiva: ahí reside el gran fracaso epistemológico de la filosofía occidental. Para revertir ese colapso del Kosmos, Ken Wilber mediante su teoría de los cuatro cuadrantes, nos ilustra para salvar dicho abismo cultural, la crisis medioambiental y entrever la futura evolución del mundo mediante una intuición moral básica.

Ken Wilber, considerado como el “Einstein de la conciencia”, nos alumbra sobre dos modos de saber -racionalidad versus espiritualidad-, y nos permite vislumbrar una integración entre la epistemología de lo conmensurable y la hermenéutica de lo inconmensurable como condición para trascender los viejos paradigmas de la humanidad hacia nuevos paradigmas sustentados en la filosofía transpersonal como disciplina que estudia la espiritualidad y su relación con la ciencia así como los estudios de la conciencia.

Así, la filosofía transpersonal se constituye en una filosofía alternativa al capitalismo y en un fundamento epistemológico para una educación transracional que implemente la razón con el corazón pues, el saber sin amor, es puro egoísmo y la causa de tanto sufrimiento en este mundo.

BIBLIOGRAFÍA:

Martos, Amador. Una filosofía alternativa al capitalismo. España: Amazon, 2017.
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fenomenología

LA FENOMENOLOGÍA

Este artículo es una reproducción de la nota 54 de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.).

Extracto de la página 81:

Es en este rescoldo de la historia del pensamiento donde se está produciendo la metamorfosis del primer renacimiento humanístico (razón) hacia un segundo renacimiento humanístico (espíritu) (Martos, 2012a). La razón ha quedado conmocionada al estrellarse en el estudio de la materia mediante la física cuántica, lo cual ha producido un giro copernicano en la mirada desde el “ver para creer” al “creer para ver”, desde el método científico a la fenomenología (1) , desde el racionalismo pragmático al racionalismo espiritual, desde el materialismo científico al misticismo cuántico , desde el neoliberalismo al altermundismo, desde la psicología tradicional a la psicología transpersonal, desde la filosofía tradicional a la filosofía transpersonal , y cómo no, de la educación tradicional a La educación cuántica. Tantos cambios de paradigmas implican un revisionismo humano, vislumbran la necesidad de una renovada epistemología -véase el esquema epistemológico en el prólogo- y, por ende, una reinterpretación de la historia del pensamiento.


NOTA (1):

La fenomenología nace en Europa con la filosofía de Brentano, y posteriormente fue desarrollada por Husserl. La filosofía de Franz Brentano supone una reacción frente a las teorías asociacionistas, considerando la psicología como una disciplina científica dedicada al análisis de los fenómenos psíquicos. Al estudiar la estructura del aparato psíquico, Brentano se da cuenta de que la conciencia siempre es conciencia de algo, y que siempre apunta hacia un objeto, por lo que los actos de la conciencia tienen un carácter intencional. De forma que recupera el concepto escolástico de intencionalidad, y afirma que es un elemento estructural de la conciencia, que tiene la capacidad de salir de sí para iluminar los objetos de conocimiento; es decir, tiende de manera natural a ir hacia los objetos (de hecho, el concepto de intencionalidad se deriva del latín intendere, que significa tender hacia) (Brentano, 1942). Brentano está especialmente interesado en el análisis de los actos psíquicos o actos de conciencia, y propone que es necesario desarrollar una psicología descriptiva que tenga en cuenta los datos de la experiencia, en lugar de centrarse únicamente en el racionalismo y en el intento de dar explicaciones de los hechos. Posteriormente Edmund Husserl recupera la propuesta de Brentano y la utiliza como una de las bases de su propuesta fenomenológica (Husserl, 1999). La fenomenología de Husserl influyó en la psicología de la Gestalt alemana, y se convertiría en uno de los fundamentos de las corrientes psicológicas existencial y humanista, así como de la psicología transpersonal (Ferrer, 2003; Grof, 1988). (Cita extraída de la Tesis Doctoral de Iker Puente, titulada Complejidad y psicología transpersonal: Caos, autoorganización y experiencia cumbre en psicoterapia (Universidad Autónoma de Barcelona, 2014, pp. 157-158).

Bibliografía:

Brentano, Franz. Psicología. Buenos Aires: Editorial Schapire, 1942.

Ferrer, Jorge. Espiritualidad creativa: una visión participativa de lo transpersonal. Barcelona: Kairós, 2003.

Grof, Stanislav. Psicología Transpersonal: nacimiento, muerte y trascendencia en psicoterapia. Barcelona: Kairós, 1988.

Husserl, Edmund. Fenomenología. Barcelona: Ediciones 62, 1999.

Martos, Amador. La evolución de la conciencia desde un análisis político, social y filosófico transpersonal . Pág.47 a 68, Madrid: Journal of Transpersonal Research, 2012a, Vol. 4 (1). ISSN: 1989-6077.
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EL GIRO COPERNICANO

Este artículo es una reproducción de las notas 34 y 35 de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.).

Extracto de la página 36:

Si el cambio comienza por uno mismo, ¿por dónde comenzar? Hay personas quienes pensamos que otro mundo es posible desde el surgimiento de la física cuántica, pues es todo un giro copernicano (1) en la mirada desde el “ver para creer” al “creer para ver”, de la razón a la espiritualidad, de ahí los peyorativamente denominados “místicos cuánticos” por la comunidad científica servil a los poderes fácticos. Sin embargo, son cada vez más los díscolos científicos que escapan del materialismo científico para convertirse en “pensadores cuánticos”, cuyo único pecado es haber aunado la razón con la espiritualidad, no entendida exclusivamente en su acepción religiosa, sino como la intersubjetividad kantiana magníficamente expuesta en su imperativo categórico (2) , un amor también profesado por santos, budas, yoguis o místicos. En suma, se trata de una metamorfosis de la racionalidad pragmática a la racionalidad espiritual, de una trascendencia desde la filosofía tradicionalmente impartida en el actual sistema educativo hacia la filosofía transpersonal: un cambio de paradigma magistralmente argumentado por Ken Wilber (2005) en su obra Sexo, Ecología, Espiritualidad.

NOTAS:

(1) En filosofía, el giro copernicano o revolución copernicana hace referencia a la propuesta realizada por Kant para entender cómo es posible el conocimiento sintético a priori que da lugar al Idealismo Trascendental.

Kant explica el cambio que supone su filosofía en la concepción del conocimiento basándose en una analogía con la revolución copernicana. En astronomía, Copérnico comprendió que no se podía entender el movimiento de los objetos celestes con la tesis según la cual la Tierra está en el centro del universo y el Sol y los demás objetos celestes giran a su alrededor; comprendió que para entender el movimiento de los objetos celestes era necesario cambiar la relación poniendo al Sol en el centro y suponiendo que es la Tierra la que gira a su alrededor.

De un modo análogo, Kant considera que en filosofía es preciso una revolución semejante a la copernicana: en filosofía el problema consiste en explicar el conocimiento sintético a priori ; la filosofía anterior a Kant suponía que en la experiencia de conocimiento el sujeto cognoscente es pasivo, que el objeto conocido influye en el sujeto y provoca en él una representación fidedigna. Con esta explicación podemos entender, en todo caso, el conocimiento empírico, pero no el conocimiento a priori pues lo extraordinario de este último es que con él podemos saber algo de las cosas antes de experimentarlas, es decir, antes de que puedan influir en nuestra mente.

Kant propone darle la vuelta a la relación y aceptar que en la experiencia cognoscitiva el sujeto cognoscente es activo, que en el acto de conocimiento el sujeto cognoscente modifica la realidad conocida (en un sentido metafísico más amplio y con ayuda de la mecánica cuántica, es el mismo objetivo que pretende demostrar este ensayo). Según Kant, podemos entender el conocimiento sintético a priori si negamos que nosotros nos sometemos a las cosas, si aceptamos que son más bien las cosas las que se deben someter a nosotros: dado que para conocer un objeto antes ha de someterse a las condiciones de posibilidad de toda experiencia posible, es decir a las condiciones formales –a priori– impuestas por la estructura de nuestras facultades cognoscitivas, es posible saber a priori alguno de los rasgos que ha de tener cuando esté presente ante nosotros, precisamente los rasgos que dependen de dichas condiciones. Por ejemplo, a priori no podemos saber nunca si la figura que vamos a ver en la pizarra es un triángulo, ni las características contingentes de dicha figura (como su tamaño, su forma concreta, etcétera) pero sí podemos saber a priori que si es un triángulo ha de poseer todas las propiedades descritas por la geometría, ya que –según Kant– estas son una consecuencia de la peculiar estructura de nuestra mente, y a ellas se debe someter todo objeto del cual podamos tener experiencia. Estas ideas las resume Kant con la siguiente frase: “solo podemos conocer a priori de las cosas aquello que antes hemos puesto en ellas”.

En resumen, el giro copernicano hace mención al hecho de que solo podemos comprender el conocimiento a priori si admitimos que solo conocemos los fenómenos y no las cosas en sí mismas o noúmenos, si admitimos el Idealismo Trascendental como la filosofía verdadera.

Siguiendo la estela del pensamiento kantiano y merced a la física cuántica, este ensayo propugna asimismo un giro copernicano desde la filosofía tradicional occidental (en la cual Kant ocupa un lugar preeminente) hacia la filosofía perenne, y cuyo esquema epistemológico puede ser contemplado al final del prólogo. El giro copernicano propuesto en esta obra es, por tanto, todo un giro epistemológico desde la dualidad sujeto-objeto mantenida por el materialismo científico, a la no-dualidad del sujeto-objeto a la que aboga el genuino misticismo contemplativo exento de apriorismos dogmáticos procedentes de las religiones. En suma, el verdadero giro copernicano puede apreciarse en la psicología humana -de la psicología tradicional a la psicología transpersonal - , como un viaje iniciático de la transformación interior que ya Platón nos iluminó mediante su alegoría del Mito de la caverna.

(2) El imperativo categórico kantiano, nacido en la razón y con una finalidad eminentemente moral, tiene tres formulaciones. El imperativo categórico es un concepto central en la ética kantiana, y de toda la ética deontológica moderna posterior. Pretende ser un mandamiento autónomo (no dependiente de ninguna religión ni ideología) y autosuficiente, capaz de regir el comportamiento humano en todas sus manifestaciones. Kant empleó por primera vez el término en su Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785). Según Kant, del imperativo categórico existen tres formulaciones: 1- “Obra solo de forma que puedas desear que la máxima de tu acción se convierta en una ley universal”. 2- “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como un fin, y nunca solo como un medio”. 3- “Obra como si, por medio de tus máximas, fueras siempre un miembro legislador en un reino universal de los fines”.

Bibliografía:

Wilber, Ken. Sexo, Ecología, Espiritualidad. Madrid: Gaia Ediciones, 2005.
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