"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)

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La educación cuántica

¿QUÉ CARACTERIZA AL BUEN PROFESOR? LA INVESTIGACIÓN LO APUNTA (2/2)

En la entrada anterior vimos cinco factores que caracterizan a los buenos profesores, matices aparte. Ahora seguimos con las cinco restantes. Es preciso observar que no todas las dimensiones señaladas tienen el mismo impacto ni importancia. La lectura del informe completo es más que recomendable.

6. Administrar la conducta de los alumnos

Curiosamente, esta dimensión no fue tan significativa como el conocimiento de la materia y la instrucción en el aula, como un factor que contribuye al éxito del maestro. Sin embargo, la gestión del aula - incluyendo lo bien que un maestro hace uso de las horas de clase, coordina los recursos del aula y gestiona el comportamiento de los estudiantes - se señaló como importante. Se podría añadir aquí que cuando el aprendizaje es activo y el espacio del aula se convierte en un espacio de discusión, trabajo en equipo, producción, etc., los problemas de conducta cambian de manera sustancial. Pretender que los alumnos estén meramente escuchando durante horas cada día es una quimera (además de una pérdida de tiempo). ¿Seríamos acaso capaces de hacerlo los profesores?

7. No hay evidencia de que el agrupamiento funcione

Poner a los estudiantes en grupos en función de su capacidad influye poco en su aprendizaje (sobre este punto ver mis entradas sobre agrupamiento en el blog, pues esto no se cumple en el caso de los más capaces, que sí se benefician notablemente). A pesar de que el agrupamiento puede, en teoría, permitir que los maestros trabajen a un ritmo que se adapte a todos los alumnos y acomodar el contenido, también puede crear un sentido exagerado, en la mente del profesor, de que en un grupo dado todos los alumnos son iguales. Esto puede dar lugar a que los maestros no se acomoden adecuadamente a las diversas necesidades dentro de un grupo y, en algunos casos, ir demasiado rápido con los grupos de alta capacidad y demasiado lento con los bajos. Me gustaría añadir, por lo señalado, que el problema seguro que no está tanto en el agrupamiento como en lo que hacemos con los alumnos agrupados.

8. No te preocupes mucho por los estilos de aprendizaje

Un estudio mostró que más del 90% de los profesores piensan que las personas aprenden mejor cuando reciben información en su estilo de aprendizaje preferido. Pero a pesar de la popularidad de este enfoque, la evidencia psicológica muestra que no hay pruebas de que esto funciona en realidad. Este es un asunto al que le dedicaré algunas entradas cuando sea el momento. Se puede leer más acerca de la evidencia sobre los estilos de aprendizaje aquí.

9. El aprendizaje debe ser difícil al principio

Un hallazgo que puede sorprender es que los enfoques que parecen hacer el aprendizaje más difícil al principio pueden, de hecho, conducir a los estudiantes a que retengan más información a largo plazo. Elizabeth Ligon Bjork, profesora de la Universidad de Michigan y Robert Bjork, profesor de la Universidad de California, señalaron que el variar el tipo de tareas que se le piden a los alumnos que hagan, mejora la retención a pesar de que hace que el aprendizaje más difícil al principio.

10. Construir relaciones con los colegas y los padres

El comportamiento profesional de un profesor, incluyendo el apoyo a colegas y hablar con los padres, también tuvo un impacto moderado sobre el aprendizaje de los estudiantes. El informe dice que no puede haber un vínculo directo con estas prácticas y logros de los estudiantes, pero para abordar una amplia definición de la buena enseñanza deben ser incluidos.

Seguro que no es todo, seguro que cuando Albert Einstein decía aquello de que: "No todo lo que puede ser medido importa y no todo lo importante puede ser medido", tenía bastante razón. Pero es cierto que merece la pena echar un ojo a la investigación y apreciar que hay evidencias que hacen polvo aquello de que "cada maestrillo tenga su librillo". Tenemos que convertir la actividad educativa en una profesión tan basada en evidencias como la Medicina o la Ingeniería...; bueno salvando las diferencias y el hecho, no menor, del carácter situacional y contextual de la relación educativa, tan esquiva en ocasiones a la acción verificadora de la ciencia.
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La educación cuántica

DOCENTES: 3 MANERAS DE HACER TUS CLASES MÁS INNOVADORAS

Si eres maestro o profesor y estás interesado en conocer nuevos métodos para incluir la tecnología en tus clases, presta atención: en esta nota presentamos algunas aplicaciones que revolucionarán tu método de enseñanza.

La tecnología se cuela en nuestra vida de tal forma que son pocos los rubros donde no ha incursionado. Uno de los ámbitos que se ha visto más beneficiado por este fenómeno es la educación dado que las herramientas existentes – como celulares y tabletas- son sumamente fructíferas para hacer efectivo el aprendizaje.

Sin embargo, para hacer una buena gestión del aprendizaje digital es importante que los docentes aprendan a usar de forma provechosa estas herramientas. En base a ello, en esta nota te presentamos 3 maneras de aprovechar a las clases en las que se utilizan tabletas.


1. PROYECTAR LA PANTALLA DE LA TABLETA A LA PIZARRA

Una manera de hacer productiva una clase en la que se utilizan tabletas, es proyectar la pantalla de uno de estos dispositivos a la pizarra. De esta forma, el docente puede explicar las partes complejas de los ejercicios a la vista de todos sin intervenir en la pantalla de cada uno de los estudiantes.

Las aplicaciones que brindan esta posibilidad son, en caso de sistema operativo iOSReflector y Airserver y en caso de Android, MirrorOp.

2. MOSTRAR EN LA TABLETA DEL ALUMNO LA PANTALLA DEL PROFESOR

Para hacer efectiva la educación digital, muchas veces es necesario que el profesor pueda acceder a la pantalla de su alumno pero sin moverse físicamente.

Si bien esto puede parecer imposible, existen aplicaciones que permiten esta interacción en tiempo real: se trata de NetSupportSchool, una app que permite al docente hacer visible su pantalla en las de sus alumnos.

3. MOSTRAR UNA PRESENTACIÓN DESDE LA TABLETA DEL PROFESOR A LA TABLETA DEL ALUMNO

NearPod es una aplicación sumamente útil que permite a los docentes mostrar presentaciones en muchas pantallas. De esta forma, cada uno de los alumnos estará viendo lo mismo, pero de manera individual, fomentando así la concentración.

Además, esta aplicación brinda al maestro la posibilidad de ver la actividad de los estudiantes dentro del programa para saber quiénes están trabajando y quienes no y, una vez finalizada la presentación, brinda los resultados de cada alumno o a nivel de grupo.
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¿SABES CÓMO EVALÚAN A LOS PROFESORES EN LOS PAÍSES CON LOS MEJORES SISTEMAS EDUCATIVOS?

Autoevaluación, cuestionarios a colegas, alumnos y apoderados, así como iniciativas pedagógicas y vínculo con la comunidad son algunos de los aspectos que considera la evaluación docente en países como Japón, Singapur o Finlandia. Sin embargo, los expertos coinciden en que no hay un sistema que sirva de referente para todos, ya que hay que adaptar la evaluación a la realidad local.

Te invitamos a leer la siguiente nota de 24 horas, donde podrás conocer más detalles de la evaluación docente en estos países. Y tú, ¿qué opinas?

Cómo se evalúa a los maestros en los países con los mejores sistemas educativos del mundo

En México, miles de profesores se oponen a la evaluación docente planteada por el gobierno en la reforma educativa de 2013, una medida que los países que encabezan el informe PISA aplican con rigor. Te explicamos cómo lo hacen.

“Queremos que se evalúe todo”, le decía Eligio Hernández, un maestro mexicano de 31 años, a BBC Mundo. Todo, no solo a ellos. Sin embargo, “la mayoría de los países con buenos resultados educativos evalúa a sus profesores”, subraya a BBC Mundo Cristián Cox Donoso, experto en estrategia docente de Oficina Regional de Educación de la UNESCO para América Latina y el Caribe.

Obligatorio y formal en los asiáticos

Es el caso de Shanghái, Singapur, Hong Kong y Japón, quienes encabezan el más reciente informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (PISA). En Shanghái, como en el resto de la República Popular China, existe un complejo sistema destinado a medir la calidad de sus profesores.

Los criterios generales se establecen a nivel nacional, se detallan a nivel local y es cada escuela la encargada de llevar a cabo las evaluaciones. En éstas se mide también “la integridad profesional o los valores” del maestro, no sólo sus habilidades y capacidades.

El proceso incluye la autoevaluación, cuestionarios a los colegas, a los alumnos y a los padres, y tiene en cuenta también los premios que el docente haya podido recibir y los resultados académicos de sus alumnos. En el informe también se hace referencia al sistema de evaluación de maestros de Singapur, otro de los países en los primeros puestos del informe PISA.

En este país asiático, la evaluación es obligatoria desde 2005 para todos los maestros, quienes deben someterse a ella cada año. Se lleva a cabo en cada centro escolar, y tiene en cuenta no solo los resultados académicos de los alumnos, sino también las iniciativas pedagógicas que el maestro pone en marcha, las contribuciones a sus colegas y su relación con los padres de los alumnos y con las organizaciones comunitarias.

Asimismo, el maestro debe trazar su propio plan para el curso, que será revisado por el director o el subdirector en tres momentos del año. De la misma manera, en Japón cada maestro establece sus objetivos junto con el vicedirector y el director al principio del año, y al finalizar el curso evalúa hasta qué punto los ha alcanzado.

Durante el curso las lecciones son supervisadas por grupos de profesores -y en algunos casos por investigadores y políticos vía vídeo-, quienes deben analizar cómo planificó las clases el maestro, qué objetivos concretos logró con ella, qué dificultades tuvo y en qué se equivocó.

Informales y basados en la confianza

Pero no todos los sistemas de evaluación docente se definen a nivel nacional ni son tan formales. En Finlandia, un país que ha perdido posiciones en los últimos informes PISA pero que sigue siendo un importante referente educativo a nivel internacional, la manera de medir el desempeño de los profesores es mucho más informal.

Fue a principios de la década de los 90′ cuando este país del noreste de Europa abolió el sistema de inspección escolar, y hoy la evaluación se lleva a cabo en cada centro, en base a conversaciones entre el propio maestro y su director.

“Es un modelo basado en la confianza”, matiza Paulo Santiago, analista de la Dirección de Educación y Capacidades de la OCDE. Pero no hay un sistema que sirva de referente para todos, coinciden los expertos consultados por BBC Mundo. “Hay que adaptarlo al contexto”, subraya Santiago.

Además, depende del objetivo de tengan las evaluaciones; esto es, de si su fin es medir la calidad de la enseñanza en cada aula e identificar a aquellos maestros que no desempeñan su labor como deberían, o de si el objetivo es ofrecer una crítica constructiva a los docentes para que avancen en su carrera.

Aunque para que un modelo de evaluación funcione, los expertos concuerdan en que debe cumplir con las siguientes características: los estándares de medición deben estar bien establecidos, los maestros deben conocerlos y quienes los evalúan deben estar bien formados.
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PENSADOR

¿QUÉ CARACTERIZA AL BUEN PROFESOR? LA INVESTIGACIÓN LO APUNTA (1/2)

Hace no mucho tiempo The Guardian se hizo eco de un informe muy interesante que he logrado encontrar y que incluyo más abajo. Se refiere a la respuesta a la vieja pregunta: ¿qué hace al buen profesor?, ¿al profesor eficaz?

La verdad es que se trata de una pregunta que no tiene una respuesta simple, pues depende del profesor, del contexto, de la cultura, de tantas variables... Pero, ¿alguna respuesta habrá? Del mismo modo que tiene que haberla si preguntamos por lo que caracteriza a un buen médico, a un buen piloto o a un buen carpintero o mecánico de automóviles. Más aún si aceptamos que, como señalara el informe Mackinsey, ningún sistema es mejor que sus profesores...


El Suton Trust ha publicado el informe que incluyo más abajo, pero que sintetizo en esta y en la siguiente entrada. Cinco puntos en cada una, que se pueden ver desarrollados en el informe. Y es que va a resultar que sí, que los buenos profesores tienen en común algunas características, aunque luego cada uno las integre según su personal modo de ser, pues solo faltaba. En esta entrada me referiré a las cinco primeras, las otras cinco la semana que viene.

1. Conocer la materia

El informe, que analizó más de 200 trabajos de investigación, se encontró que había seis elementos principales en todo gran profesor y una de las más importantes fue el conocimiento de la materia. Puede parecer obvio, pero el informe revela que los mejores maestros tienen un profundo conocimiento del contenido que enseñan, y si eso no se da en un buen grado, tiene un "impacto significativo" en el aprendizaje de los estudiantes. Una ayuda en este campo para los profesores que les da una comprensión de determinadas zonas donde su conocimiento es débil, podría ser eficaz.

2. La alabanza puede hacer más daño que bien

El tipo equivocado de elogio puede ser perjudicial para los estudiantes, según el informe. Una serie de estudios realizados por expertos en educación, incluyendo la profesora Carol Dweck de psicología en la Universidad de Stanford y los profesores de la Universidad de Auckland John Hattie y Helen Timperley, han observado esto. Deborah Stipek, decano de la Stanford Graduate School of Education, señaló que el elogio es para alentar, pero que en realidad puede "transmitir las bajas expectativas de un maestro hacia su alumno". Stipek señaló que un alumno que recibe simpatía en lugar de reprobación, es más propenso a pensar que lo que había hecho mal habrá sido debido a su falta de capacidad. Sobre este aspecto sugiero consultar el documento de la APA cuya edición española realicé a finales del año pasado, en el que se recoge investigación sobre este punto. Puede accederse desde aquí.

3. Calidad de la Instrucción

La calidad de la enseñanza tiene un gran impacto en el rendimiento de los estudiantes sobre todo de familias más pobres; el saber preguntar y evaluar de manera eficaz están también en el corazón de una gran enseñanza. Esto implica dar suficiente tiempo a los niños para practicar nuevas habilidades e ir introduciéndolos progresivamente en el aprendizaje. La definición de lo que sea una enseñanza eficaz no es fácil, el informe así lo reconoce, pero la investigación siempre nos devuelve al hecho de que el progreso del estudiante es el criterio con el que la calidad del maestro debe ser evaluada.

4. Las creencias de los maestros cuentan

Las razones por las que los maestros hacen ciertas cosas en el aula y lo que esperan lograr tiene un efecto sobre el progreso del estudiante. Mike Askew, el autor de Maestros de Aritmética Eficaces, se encontró que las creencias sobre la naturaleza de las Matemáticas y lo que significa para entenderlo, junto con las ideas de los profesores sobre cómo aprenden los niños y su papel en ese proceso, fue un factor importante en su eficacia. La evidencia para apoyar esto no es concluyente, sin embargo. Un estudio realizado por el profesor Steve Higgins de la Universidad de Durham y la Universidad de Newcastle upon Tyne, David Moseley, sobre las creencias del profesorado en TIC no se encontró una relación convincente entre las creencias y el progreso del alumno.

5. Piensa acerca de las relaciones entre profesores y estudiantes

Esto también puede parecer obvio, pero las interacciones que tienen los profesores con los estudiantes tienen un gran impacto en el aprendizaje, así como el "clima de la clase". El informe señaló que era importante para crear un ambiente de clase en el que se estaba "constantemente exigiendo más", al tiempo que refuerza la autoestima de los estudiantes. El éxito de un estudiante debe ser imputado principalmente al esfuerzo en lugar de a la capacidad.
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PROFES DE INSTITUTO

Un artículo de Fernando J. López, docente.

A menudo, cuando digo que soy profesor, alguien me pregunta en qué universidad. Cuando respondo que doy clases en Secundaria y Bachillerato, no es raro que ese mismo alguien mire con suficiencia apostillando un “Ah, en enseñanzas medias” o, peor aún, que resople con el consabido “Qué mérito tenéis”, una frase que no contiene respeto alguno, sino tan solo desprecio hacia esos adolescentes que, desde la ignorancia y el estereotipo, imaginan como un montón de fieras enjauladas.


A veces me molesto en responderle a ese alguien que esas enseñanzas medias hoy tan denostadas -gracias a la impagable labor de una nefasta sucesión de ministros y de reformas con más siglas que medios e ideas- son las que dan el verdadero nivel cultural de un país y la llave que permitirá construir una sociedad diferente a la que hoy tenemos.

A veces, si el ánimo me lo permite, incluso defiendo la labor que hacemos en las aulas las y los docentes (lo siento, RAE: no me convence tu discurso desinencial) e insisto en que el nulo diálogo entre las diferentes etapas educativas (Intanfil, Primaria, Secundaria, Bachillerato, FP, Universidad) y el inexplicable desprestigio que del trabajo de unos hacen los otros es una de las causas que impide que funcione este sistema. Un sistema donde solo se atiende al final de la formación sin reflexionar sobre lo esencial que reivindicar -y valorar- la firmeza de sus cimientos.

Pero otras veces, apenas digo nada. Solo pienso en que esos que resoplan no saben que esta profesión, con todas sus miserias y sus dificultades, es también una de las más hermosas. Porque no tienen ni idea de lo que se siente cuando uno de esos adolescentes te convierte en parte de su mundo y te confía algo que realmente le preocupa. Ni imaginan qué te pasa por la cabeza -y, sobre todo, por el corazon- cuando te dejas la piel peleando por algo que crees importante, algo que quizá no ayude a cambiar el mundo (en abstracto), pero sí a que ese alumno que te preocupa pueda vencer alguno de los muros que lo oprimen en su pequeño mundo (individual y concreto). Ni se imaginan la frustración que provoca darse de bruces con una realidad desigual donde se exige que apliquemos criterios de evaluación idénticos a vidas y situaciones completamente distintas entre sí. No saben de las risas en el aula cuando las cosas marchan bien, ni de las lágrimas de impotencia cuando la realidad, a veces demasiado cruel, se impone a nuestras tizas. Ni tampoco podría explicarle a ese alguien del resoplido y el gesto condescendiente qué pasa cuando años después, como me sucedía a mí anoche, aquellos adolescentes y hoy adultos te invitan a unas cañas, a compartir con ellos lo que están construyendo -lo que están siendo- y, mientras les escuchas y observas, sientes un extraño orgullo por haber sido parte de eso. Una parte minúscula, sin duda, pero que quizá haya dejado algún poso en esos jóvenes de los que te enorgulleces y que te dan la razón en que, pese a quien pese, eres un afortunado por trabajar con y para ellos. Jóvenes que te hacen reafirmarte en que cualquier tiempo pasado no fue, necesariamente, mejor.

Por eso a veces, supongo, no respondo y me limito a decir que sí, que soy, por suerte, profe de instituto. Pero no lo explico. Porque hay formas extrañas de belleza que, en estos tiempos de pragmatismo, elitismo y segregación, no todo el mundo parece capacitado para compartir.
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INTERINOS, INTERINAS. QUÉ BIEN VIVEN LOS MAESTROS Y LAS MAESTRAS

Interino,na. Según la Real Academia de la Lengua Española, dicho de una persona, es quien ejerce un cargo o empleo por ausencia o falta de otro.

¡Qué bien viven los maestros/as! Es un dicho muy conocido, debido a que el profesorado suele tener más vacaciones que el resto de los mortales. Y en verdad es así, si comparamos con el resto del funcionariado andaluz, al que le corresponden 22 días al año, un maestro o maestra tiene muchos más. Pero ahora, en este tiempo de vacaciones escolares, hay muchos maestros y maestras que se están jugando su destino, su vida familiar y su salud mental en el relleno de las solicitudes para cubrir plazas el curso siguiente. Son los famosos interinos (as).


No se crean ustedes que conseguir una plaza de funcionario docente en la Administración andaluza es fácil, no. Primero, tienes que sacar la carrera y luego ponerte a hacer oposiciones. Oposiciones que si te las preparas por tu cuenta, jamás las vas a aprobar. Necesitas de una buena cantidad de dinero al mes para gastarlo en un preparador o una academia que te ayude a presentarte. Luego, tienes que aprobar. Pero no aprobar con un cinco, que eso es como suspender. Tienes que sacar la mejor nota posible con respecto a la gente presentada. Pues bien, ni con esas, vas a conseguir plaza. Porque resulta que como es un concurso oposición, cuenta la experiencia. Y ¡ay! Si eres nuevo o nueva, de eso no tienes y no puedes competir. Con lo cuál a lo máximo que aspiras es a tener una nota muy alta para conseguir entrar en la bolsa de los interinos. Eso es muy raro que lo consigas hoy a la primera. Más raro aún que lo consigas en tu provincia. Tienes que sacar una nota muy alta, un diez, un nueve, un ocho… Con menos, no te llamarán nunca. Porque con nota alta te llaman, pero jamás conseguirás plaza, porque un interino que lleve más tiempo que tú, con menos nota, pero con más tiempo de trabajo, te adelanta. Así que tienes que sumar experiencia, o lo que es lo mismo, años a tu vida.

Y Andalucía es ancha, digan lo que digan de Castilla. En un mismo año, con suerte si te llaman, te pueden mandar de Almería a Sevilla y de Sevilla a Granada. Y vas con tu casa a cuestas. Si eres novato o novata, no tienes dinero y no tienes coche. Para que se hagan una idea, en esta Andalucía imparable, de Jerez a Almería, si sales a las cuatro en tren, llegas a las doce de la noche a Almería. Luego, busca alquiler, un techo para dormir.

Ya con el paso de los cursos, a lo mejor consigues una vacante y te quedas un año en el mismo sitio, lo cuál es un alivio. Alivio porque no te mueves, pero puedes estar en Santiago de la Espada, y si eres de Jerez, sólo verás a tu familia en vacaciones. Y ya, cuando pases los cuarenta años a lo mejor con suerte, salvo excepciones, consigues tu plaza fija. A saber dónde. Y luego, concursas hasta llegar a algún sitio cercano a casa. Pero mientras, tienes tu casa, tu familia, manga por hombro; pareces al gran José Antonio Labordeta con tu país, el andaluz, en la mochila.

Pero hay una cuestión añadida. Que seas interina. Que seas mujer. Porque el tiempo pasa por ti y no perdona. Te has casado y quieres tener hijos. ¿A qué esperas? ¿A tener destino fijo? ¿A parir con cuarenta años? A muchas mujeres las oposiciones se les junta con los embarazos. No soy mujer, pero sé lo que es estudiar y opositar. Debe ser horrible estudiar embarazada, estudiar pariendo, estudiar amamantando a un bebé. Y que el bebé te salga sano, porque como tenga problemas, a ver de dónde sacas el cuidado para cuestiones especiales. Porque el papá puede estar en la otra punta del mapa. Y tú, sola. O con tu madre, que te la llevas si tienes suerte. O dejas a tu hijo con ella y lo crías en diferido.

Mientras, nuestros queridos políticos no se ponen de acuerdo en hacer una Ley de Educación con el consenso de todos. La legislación va cambiando. Y lo que estudiaste ayer, no vale hoy. Porque mañana, habrá otra ley. Así que mejor, pues te las estudias todas porque al final, no sabes por dónde te puede salir el tribunal de oposiciones.

Ya ven. Qué bien viven los maestros y las maestras ¿verdad? ¿Creen ustedes que eso está pagado como lo pagan? Pues eso. He hablado sólo de los maestros y las maestras de la educación pública. Porque los sistemas de selección de personal de la educación en centros concertados privados es otra cuestión. Y no me tiren de la lengua para que escriba sobre los maestros y maestras de religión.
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MIRA LA IDEA DE ESTA PROFESORA PARA TENER UN ORIGINAL RECUERDO DE SUS ESTUDIANTES

La profesora Sha-Ree Castlebury, quien durante los últimos 5 años fue profesora varios cursos de primero básico en la Escuela Pat Henry de Lawton, Oklahoma (Estados Unidos), quiso algo un poco más “hecho a mano” para recordar a sus estudiantes. Así que los invitó a todos a pintar sobre su vestido blanco y crear juntos un recuerdo para jamás olvidarlos.

“Me enamoré de mis estudiantes cada año, por lo que quería que ellos supieran, sintieran e incluso vieran cuánto los quiero al usar algo que ellos mismos hicieron en vez de simplemente poner un recuerdo en mi escritorio”, contó la profesora Castlebury al diario The Huffington Post.

Una vez terminada la obra maestra, la profesora tomó a su vestido algunas fotos y las compartió en Facebook el pasado mes de mayo. Desde ese minuto, el vestido se volvió viral, y ya cuenta con más de 66 mil compartidos.

“La atención ha sido abrumadora, pero mi corazón está muy agradecido”, comentó Sha-ree. “Nunca pensé que este vestido sería mucho más que un posteo normal de Facebook, ¡pero ha sido muy emocionante y estoy muy feliz por mis niños y su obra de arte!“.

“Castlebury, a quienes sus estudiantes y colegas en la escuela Pat Henry llaman “Miss Fizzle”, se le ocurrió la idea un día mientras tomaba el té con su hermana.

“Pensé que, ya que me gusta usar cosas alocadas o llamativas, por qué no usar algo que representara a todo mi curso y sus dulces personalidades”, contó la profesora.

Así que se fue y compró un vestido blanco y marcadores de tela. Sha-ree decidió ayudar a sus estudiantes a que su creatividad fluyera pintando pasto en la base de la falda del vestido.” Yo quería que tuviera un paisaje “, admite.

Y a ese paisaje luego se sumaron algunos volantines, chinitas y un dibujo muy especial que tocó su fibra sensible: “Estoy obsesionada con los monos de calcetín. Están en la decoración de toda mi sala de clases”, cuenta Castlebury. “Y un estudiante decidió dibujar en el vestido uno muy hermoso sólo para mi. Me emocionó. Querían hacerme tan feliz con el vestido “.

También planea hacer vestidos similares para sus futuros cursos: “Quiero que todos los años cada curso sepa cuán especiales son”.


































































































































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10 SITUACIONES COTIDIANAS QUE SÓLO UN PROFESOR ENTENDERÍA

Cuando decimos que la pedagogía es una profesión única, no es sólo por la complejidad de enseñar o las oportunidades de impactar y trascender que tiene el profesor. También lo es por todos esos cotidianos momentos que sólo un profesor entendería. Aquí un resumen de 10 situaciones con las que más de algún profesor o estudiante se sentirá identificado. ¡Comparte!






































































































































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trump

EL DOCENTE QUE ABANDONA LAS AULAS

Un artículo de Jordi Martí, docente.

Es en estos días cuando empiezas a conocer nombres de docentes que, por determinadas cuestiones, van a abandonar las aulas -donde, en algunos casos estaban haciendo cosas fantásticas- para incorporarse, el curso que viene, a los centros de profesorado como asesores o determinados cargos intermedios de las Consejerías pertinentes. Ello lleva a plantear múltiples cuestiones acerca de los beneficios que supone lo anterior para las aulas que abandonan y, cómo no, replantearse si el modelo profesional docente necesita ser revisado con urgencia para que no se dé la casuística anterior. Sí, me preocupa que, por desgracia, la única forma de promoción docente sea la de abandonar el aula. Y me preocupa también la existencia de varios “personajes”, mezclados entre esos que, como he dicho antes, han hecho cosas muy interesantes a lo largo de los años que llevan dando clase, cuyo objetivo básico desde que entraron a dar clase fue huir de las aulas tan rápido como pudieran.


Sí, hay docentes que abandonan el aula al cabo de unos años para aprender. Incluso, hay otros que se van para ofrecer un servicio público (me refiero a determinados cargos políticos y sindicales) o para escribir novelas, guiones de cine y dirigir obras de teatro. No hay nada malo en lo anterior. Ni mucho menos. Lo malo es cuando se pervierte esa salida que debería ser puntual para convertirse en el modus vivendi de algunos. Especialmente en el caso de aquellos que siguen cobrando del erario público por su función. Los que abandonan las aulas para realizar otras tareas profesionales en el sector privado que no afectan a los docentes que siguen en ellas, merecen todo mi respeto. No es lo mismo. No es lo mismo abandonar el aula por lo anterior que hacerlo para seguir ofreciendo un servicio temporal gestionado por los mismos recursos o evangelizar a sus ex compañeros desde fuera de las mismas. Y ya cuando la evangelización se torna en ínfulas de superioridad profesional, apaga y vámonos.

Tengo claro que no hay dos docentes iguales al igual que, también tengo claro que no hay dos motivos iguales para abandonar el aula. Algunos seguro -y estoy convencido de ello porque lo sé- abandonan el aula para intentar ayudar a sus compañeros, otros lo hacen para satisfacer su ego y, demasiados para mi gusto para alejarse de esa aula que no les acaba de gustar. Siendo lo anterior totalmente lícito resulta preocupante. Preocupa que pueda haber algunos que usen esa salida que debería ser puntual para convertirla en permanente. Preocupa que, en más ocasiones de las que debería ser lógico, haya algunos que, con independencia de su capacidad profesional sean los elegidos para ocupar esas tareas de asesoramiento a sus compañeros. Bueno, seamos sinceros, preocupa y cabrea bastante lo anterior.

No debemos ni podemos meter a los docentes que abandonan el aula en el mismo saco. No, no todos la abandonan por los mismos motivos. Eso sí, cuando unos la abandonan permanentemente o hacen todo lo posible para no volver a ellas quizás deberíamos plantearnos qué tipo de docente es el anterior. Bueno, ¿en este caso quién lo llamaría docente? En este caso, demasiado habitual por lo que se ve, todos tenemos muy claro como llamarle… simple y llanamente “desertor de la tiza” (o en su versión más moderna “desertor de la PDI”).

Finalmente una pequeña aclaración en clave personal. He tenido a lo largo de muchos años la posibilidad de abandonar las aulas para incorporarme a otros proyectos gestionados por la administración de turno (u otras en las que no pertenezco ni he pertenecido) y siempre he pedido lo mismo… que tuviera la posibilidad de combinar la docencia directa con esas tareas/proyectos. Lamentablemente, por lo visto, uno debe optar por irse del todo del aula o seguir a jornada completa en la misma y, es por ello que, hasta ahora, he optado por seguir en el aula. Lo digo para aclarar una cuestión que, a veces, puede llevar a malentendidos por considerar que este tipo de escritos es un ataque a “los que abandonan el aula”. Pero, como he dicho antes y voy a seguir diciendo… abandonar el aula es una decisión personal o profesional que no debería ser criticada pero sí cuestionada por lo que implica y, cómo no, diferenciar entre aquellos que lo usan pensando que así van a poder ayudar a sus compañeros o mejorar su profesión y aquellos que lo usan, simple y llanamente, para escaquearse de la exigencia que supone el estar día tras día delante de los alumnos.

Por cierto, me gustaría dedicar este artículo a todos aquellos fantásticos asesores que trabajan o han trabajado en los centros de profesorado de forma temporal. Sí, hay más de los que nos pensamos
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enemigo

SOY PROFE Y ESTOY CANSADO, ¿Y TÚ?

Un artículo de Rubén As, docente.

Hay una creencia bastante generalizada de que nuestro trabajo, el docente, puede hacerlo cualquiera y, bajo esta premisa, es muy complicado convencer a la sociedad de la trascendencia del mismo. A un chaval de 12 años le puede explicar lengua hasta una cabra, y así nos va.


“Los profesores tenéis 3 meses de vacaciones y cobráis un sueldazo, no sé de qué os quejáis”. Lo habré oído varios cientos de veces y todas ellas habré intentado disimular mi malestar con una tímida sonrisa. A veces se me habrá notado y a veces no, pero siempre intento comportarme con educación.

La sociedad en la que vivimos tiene la falsa creencia de que la cantidad de trabajo realizado se mide en horas de presencia como si solo con estar ya fuese suficiente para merecer más que otro y así tenemos esas jornadas interminables pero nada productivas tan frecuentes en determinados sectores. Después comparamos las jornadas de 10 horas con las de 5 y vienen los problemas. Que si este trabaja poco, que si tiene trabajo fijo, que si cobra mucho…

Además, por alguna razón tendemos a pensar que el trabajo de los demás es siempre más fácil y está mejor pagado que el nuestro y tendemos a desprestigiar a los que consideramos privilegiados. Pero son privilegiados porque lo decimos nosotros, desde nuestro incuestionable punto de vista que es el único válido por el nada desdeñable motivo de ser el nuestro, no porque lo sean en realidad. ¿Recordáis el dicho de que los peores dolores son los propios porque los otros no te duelen a ti? Más o menos lo mismo.

Cuando llevas a tus hijos al pediatra a una revisión, básicamente los pesan y los miden y piensas “Eso bien podría haberlo hecho yo en mi casa” pero el día que se ponen enfermos, te das cuenta de que ese señor con bata blanca vale su peso en oro por el simple hecho de que sabe qué hay que hacer cuando es necesario saberlo. Sin embargo, cuando llevas a tus hijos a la escuela no sientes que la persona con quién se quedan tenga ningún valor especial, lo que va a enseñarles a tus hijos, tú ya lo sabes. Es sencillo, ¿no?

La verdad es que hay una creencia bastante generalizada entre nuestros responsables de la clase política de que nuestro trabajo, el docente, puede hacerlo cualquiera y, bajo esta premisa, es muy complicado convencer a la sociedad de la trascendencia del mismo.

La administración es la primera que apoya este razonamiento obligando a los docentes a impartir materias de las que no son especialistas y es que “a un chaval de 12 años le puede explicar lengua hasta una cabra” y así nos va. Luego se les llena la boca hablando de calidad y tal… Mientras, en la vida real, el profe de filosofía imparte historia, lengua castellana, latín y música, vigila el patio, presta libros en la biblioteca y atiende el comedor escolar.

Además, hay que entender que a edades tempranas, la enseñanza es mucho más complicada que en la edad adulta. Dar una charla sobre programación orientada a objetos a alumnos universitarios supone bastante menos esfuerzo que enseñar a sumar a chavales de primaria. Lo primero sólo requiere de conocimientos, lo segundo precisa de un don que no todos tienen.

Imaginaos por un momento un aula de 25 críos de 6 años, 5 horas seguidas cada día intentando que aprendan a leer, a estarse quietos en la silla, a pedir permiso para ir al baño… La mayoría de nosotros saltaríamos por la ventana en nuestro primer día de trabajo y eso con 30 años, si lo tuviésemos que aguantar con más de 60 no os digo nada.

El trabajo docente requiere del 100% de atención, es un trabajo intenso, no se puede bajar la guardia. Nada tiene que ver el trabajo en el aula con otro que puedas desempeñar mientras charlas con tu compañero. Por no hablar de la responsabilidad de formar académica y moralmente a las personas que sostendrán al país en pocos años.

Y no basta sólo con esbozar una sonrisa cuando nos imaginamos saltando por la ventana mientras dejamos atrás a una jauría de niños gritones. Sé que la mayoría os dais cuenta de que lo que digo es cierto, que a nivel mental el trabajo en el aula es agotador y que requiere de periodos de descanso amplios para garantizar una vida laboral medianamente larga. Sin embargo, cuando salen a relucir las nóminas y los periodos vacacionales se os olvida.

Que los salarios de la clase trabajadora de este país sean una mierda (sí, con todas las letras) no es culpa de los docentes, es más, yo digo que también el salario de los docentes es una mierda. 25 años estudiando para conseguir un trabajo a una hora de coche de tu casa que cambia de localidad cada año y que no consigue estabilizarse hasta pasados los 40 no me parece tan idílico.

El salario de un maestro gallego recién titulado ronda los 1500 euros netos al mes, en secundaria puede subir hasta unos de 1650. Doce nóminas, las pagas extra ya casi no existen desde que empezó la crisis. Ahora haced cuentas, y os saldrán poco más de 10 euros por hora de clase (que no de trabajo) y al mismo tiempo pensad en cuánto os cobra el técnico que arregla la caldera, el dentista por un empaste o lo que cuestan una noche de hotel o una cena para dos en un restaurante.

Claro que las clases las puede impartir cualquiera y un buen solomillo sólo saben prepararlo unos pocos. ¡Qué aproveche!
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RESUMEN

LA EMPATÍA DEL DOCENTE, PUEDE REDUCIR PROBLEMAS DE DISCIPLINA ESCOLAR

Un artículo de J.M. Sánchez.

Hoy resumo un artículo, sobre un nuevo e interesante estudio de la Universidad de Stanford, que apunta que cuando los docentes piensan de manera empática, y no punitiva, sobre problemas de comportamiento con los estudiantes, cultivan mejores relaciones y pueden reducir problemas de disciplina.


El hecho de recibir una suspensión del colegio es algo doloroso para los estudiantes, les resta oportunidades para el aprendizaje, mina relaciones, y les puede conducir a mayores riesgos de comportamiento.

Según este nuevo estudio, mediante un ejercicio que insta a profesores de Secundaria a una toma de perspectiva empática frente a la disciplina estudiantil, se reduce a la mitad la suspensión de alumnos durante el año escolar ( del 9´6 % al 4´8 %, según los resultados del citado estudio ).

Según los investigadores, un aspecto central de la profesión docente es la de crear relaciones positivas con los estudiantes, de manera especial cuando pasan por apuros. Algunos profesores, en cambio, utilizan por defecto una mentalidad punitiva, debido a la política de tolerancia cero del centro, en la gestión del mal comportamiento estudiantil.

Algo descorazonador, según los investigadores. Los docentes están atrapados entre estos dos modelos, el punitivo que dice que hay que castigar para reconducir el comportamiento, y el vocacional , que está mas en consonancia con el espíritu docente que se refleja en crear y mantener relaciones fuertes y estables con los estudiantes.

¿Castigo o comprensión?

Los investigadores llevaron a cabo tres experimentos. El primero examinó si podían animar a 39 docentes, a adoptar un enfoque mas empático que punitivo, en relación a la disciplina. Los profesores escribieron, de manera breve, sobre como :

* Buenas relaciones profesor-alumno son importantes para el aprendizaje de autocontrol de los alumnos (condición empática).

* El castigo es importante para tomar el control, en la gestión del aula, por parte del docente (condición punitiva).

Los resultados mostraron que dando la oportunidad para expresar esos sentimientos de comprensión, con empatía, teniendo en consideración la perspectiva del alumno, y manteniendo la buena relación en caso de mal comportamiento. Se mejoró la relación alumno- docente y el comportamiento.

En definitiva, en la condición empática, los docentes estaban más predispuestos a hablar con el alumno sobre su comportamiento, y menos a etiquetarlo como un alumno problemático, así como a no escalar el asunto a instancias superiores.

Esto se relaciona con las prácticas restaurativas, que se implementan también en el aula como herramienta relacional. Un foco en las relaciones, ayuda a humanizar a los estudiantes, más allá de etiquetas. Y se propicia el estado para que se pueda aprender a mejorar también el comportamiento, a partir del razonamiento y la toma de perspectiva. Que son habilidades que queremos ver, y entrenar, entre el alumnado.

En el segundo experimento, 302 estudiantes de Bachillerato se imaginaron como alumnos de Secundaria, en una clase problemática. Se imaginaron siendo disciplinados, o de manera empática , o de manera punitiva. Los resultados mostraron que los participantes respondieron de manera bastante más favorable, en la condición empática. Dijeron que respetarían mas al profesor, recibiendo ese trato mas empático, y se sentirían mas motivados para comportarse mejor en el aula, en el futuro, de esa manera.

Mejorando relaciones

Los investigadores examinaron también, si la orientación empática creaba mejores relaciones entre docentes y alumnos, y reducía el número de suspensiones, en un año académico. Este tercer experimento, se llevó a cabo con 31 docentes de Matemáticas, y 1682 alumnos de 5 centros de Secundaria, con origen étnico diverso, de 3 distritos escolares de California.

Los docentes revisaron artículos e historias que describían como sentimientos negativos, entre el alumnado les inducía al mal comportamiento, y enfatizaban la importancia de la comprensión y el mantenimiento de las buenas relaciones, en la gestión de ese comportamiento.

Luego los docentes describían como ellos, llevaban a cabo esa estrategia, en un esfuerzo de ayudar a futuros docentes a mejorar problemas de disciplina.

Los resultados, revelaron que en el alumnado de los docentes, que completaron la condición empática, frente a otro ejercicio de control, se reducía a la mitad el porcentaje de suspensiones, en un año académico. E incluso, alumnos de mas riesgo con historial de suspensión mayor, respondieron sentirse mas respetados por sus profesores, varios meses después de la intervención.

Los investigadores dijeron, que una intervención como esta, con ejercicios efectuados online, puede ser llevada a cabo a un coste bajo, y a casi cero de coste marginal, a muestras mayores de docentes y alumnos.

Un docente escribió, explicando sus estrategias de toma de perspectiva empática. "No me quedo con ningún rencor, en relación a los problemas de comportamiento. Trato de recordar que son todos el hijo o la hija, de alguien que les quiere mas que a nada en este mundo. Son la luz, en la vida de alguien".

Esta investigación puede ser de utilidad para considerar en futuras intervenciones, en relación al aprendizaje socioemocional, y en la gestión de las relaciones en el aula.
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RESUMEN

14 TUITS PARA FUTUROS MAESTROS (Y NO TAN FUTUROS)

A veces, sintetizar la información hace que esta sea fácil de asimilar y aplicar. Podríamos escribir un post de cada uno de los tuits, pero no es lo que pretendo con esta entrada. Comparto estos 14 tuits para que nos permitan reflexionar, pensar, tomar decisiones y actuar.

1. Cada cosa a su tiempo y tiempo para todas las cosas.

2. Escucha 2 veces, habla 1.

3. Ponte las gafas +. ¡Hay tantas cosas buenas en tus alumnos!

4. Para llegar a sus cabezas pasa antes por la puerta de su corazón.

5. Educar es comprender sus estados de ánimo: sus alegrías, sus llantos...

6. Si tú te cansas, ellos también. Si tú te aburres, ellos también.

7. Igual que tú tienes malos días, tus alumnos también los tienen.

8. Ser maestros es estar en un estado permanente de generosidad y disposición.

9. El "café para todos" no vale.

10. Corrige sus errores sin olvidarte nunca de elogiar sus aciertos.

11. Confía en ellos para que ellos confíen en sí mismos y en los demás.

12. Guíalos para que naveguen por internet sin meterse en charcos.

13. Con 10 elogios te ahorraras 100 prohibiciones.

14. Mide el tiempo por las necesidades de tus alumnos, no por el reloj.

Podéis encontrar más tuits para futuros maestros en @FuturosMaestros




































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7 COSAS QUE TODO PROFESOR QUISIERA QUE SUPIERAN

El sitio web We are teachers publicó esta nota con distintos comentarios de profesores americanos, en el que manifestaban distintas cosas que les gustaría que los otros supieran acerca de su labor. Nosotros quisimos destacar 7 de las mencionadas y compartirlas con ustedes.

1 - “Que siento que me traiciono a mi mismo y a mis alumnos cuando me veo obligado a prepararlos para una prueba para sí evitar ser despedido”

2 - “Ojalá la gente supiera la verdadera alegría que siento al ver que la enseñanza que entregue a mis antiguos alumnos ha resultado y al escuchar lo bien que van sus vidas”

3 - “Que lo entiendo, la escuela no se trata solo de lo que aprendemos en los libros, sino del esfuerzo que pones en ello. Trato de ver a mis estudiantes por quién y cómo son y lo que pueden llegar a ser.

4 - “Que trabajo para crear un ambiente seguro, en donde mis estudiantes puedan debatir abiertamente cualquier tema.

5 - “Que doy lo mejor de mi.”

6 - “Cuánto quiero que a mis estudiantes les vaya bien y cuánto me esfuerzo y doy lo mejor de mi para que eso ocurra, pero que hay muchos otros factores que influyen en el desempeño de un niño además de un docente.”

7 - “Que a veces me cuesta dormir por preocuparme por mis estudiantes. ¿Cómo puedo ser una mejor docente, un mejor modelo a seguir y un líder?”
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UNICEN

MAESTRO EN ESTADO ADOLESCENTE

Un artículo de Joan Moya, profesor de primaria de la concertada.

Si, señores y señoras, a pesar de mis 43 años he de confesarles que debo ser un adolescente dentro del mundillo de la educación. ¿Cuál es el rasgo distintivo de un adolescente? Hay muchos, pero por destacar alguno, diría los repentinos cambios de estado emocional motivados por diferentes acontecimientos…pues bien, en este estado me encuentro.


Los días grises como hoy pienso que cada año que pasa, y supongo que debe ser cosa de la edad, me cuesta más entender, estar a gusto y estar motivado dentro del sistema educativo actual, mi principal argumento es la distancia que intuyo que hay, entre lo que ofrece la escuela a los niños y lo que la sociedad y el futuro les pide o pedirá:

-Una institución que funciona prácticamente con las mismas normas y reglas que casi a principios del siglo pasado.

-Una institución que obliga a llegar todos al mismo punto, aunque se llena la boca de conceptos tales como: Cooperativismo, colaboración, ritmo de crecimiento.

-Una institución tan “obligada” a hacer lo que la burocracia dice, que corta las alas a toda posible iniciativa. Una institución que cierra a menudo las puertas a las familias o al menos no encuentra con acierto la clave que la pueda abrir.

-Una institución indispensable en teoría para todos pero a la vez tan maltratada que a menudo cumple sólo en la función de guardería (del verbo guardar).

-Una institución que depende más de la vocación de algunos que de la profesionalidad de sus “trabajadores”…

Llegado a este punto, algunos me dirán pesimista…

Pero resulta que hay días que como todo adolescente, lo veo todo radicalmente diferente. Veo que cada vez más existen experiencias de escuelas innovadoras que están haciendo muchas apuestas para romper esta situación, escuelas que dan la espalda al currículo hecho por algunos que nunca han pisado una aula y escuelas que, con la firmeza de un equipo de maestros con empuje y unos padres comprometidos, luchan por cambiar la situación (y es cierto, ya he leído varios artículos y he conocido de primera mano algunas experiencias) Cada vez más para bien o para mal la educación se está convirtiendo en tema de interés de muchos y parece que ahora sí, un cambio educativo parece asomarse y vislumbrase en el horizonte. Me uno a esta corriente de aire nueva y disfruto con mi profesión, la mejor del mundo, me motiva aprender de todos y de todo…

Estado adolescente, un día feliz y otro deprimido, un día que percibo que la mayoría de nuestras escuelas seguimos navegando por el mismo río sin más pretensión que procurar no caer y con docentes por nada del mundo querrían ir a contracorriente. Y si, demasiadas veces ya es un mérito no caer, no hace falta quien haga ir de un lado a otro el barco. Pero otros días que me levanto con ganas de comerme el mundo, con ganas de contagiar ilusión, esperanza y fuerzas.

Estaría bien, dar un paso, más, es decir MADURAR, ser consciente que nadar entre dos aguas no es bueno para nadie y menos para uno mismo, que uno ya tiene una edad como para dejar atrás los granos de acné.
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EL PROFESOR QUE QUIERE ENSEÑAR, PERO NO LE DEJAN...

"En verdad, mi papel como profesor, al enseñar el contenido a o b, no es solamente esforzarme por descubrir la sustantividad del contenido para que el alumno lo grabe. Mi papel fundamental, al hablar con claridad sobre el objeto, es incitar al alumno para que él, con los materiales que ofrezco, produzca la comprensión del objeto en lugar de recibirla, íntegramente, de mí." Paulo Freire

Enseñar es siempre una tarea compleja que se complica aún más cuando debe hacerse dentro de un sistema perverso. Hay una conocida viñeta del gran Forges, basada en una idea de Lourdes Miquel y texto de Nieves Alarcón, en la que un señor con aspecto de funcionario le pregunta a una mujer cuál es su profesión. A lo que ella contesta: "Animadora, educadora, actriz, maestra, psicóloga, guía turística, acompañante, traductora, ponente, lingüista, psiquiatra, diseñadora, formadora, escritora, dibujante, gesticulante y paseante". O lo que es lo mismo "profe de español".

Esto que Forges expresa con humor es la prueba de la gran cantidad de funciones que se han ido incorporando a la función docente con el paso de los años. Algunos se sienten incómodos ante esta realidad y reclaman que su única función es la transmisión de los contenidos de su asignatura. Otros, al contrario, reclaman situarse en el extremo opuesto y reclaman que en su función como docentes la transmisión de los contenidos de las materias de currículo es la menos importante de sus tareas.

Entre los dos extremos que he comentando existe una gran mayoría de docentes que pretenden enseñar los contenidos de las diferentes asignaturas pero de forma que resulten relevantes a sus alumnos, que sepan que hacer con esos contenidos, habilidades, destrezas y competencias para que les ayuden a tener una vida mejor. Pero, como ya he dicho antes, estos docentes quieren enseñar, pero el perverso sistema educativo no les deja.

Un sistema educativo que se caracteriza por un currículo excesivo, por la transmisión de unos contenidos distribuidos en compartimentos estancos alejados de los intereses reales de los alumnos, por un exceso de burocracia, por una deficiente formación pedagógica de los docentes para atender la diversidad en el aula y los conflictos de disciplina, por una ineficaz incorporación de las TIC, por una evaluación meritocrática basada en unas pruebas que premian el aprendizaje fingido... Todo esto dificulta enormemente la tarea de aquellos docentes que pretenden dotar a sus alumnos de las herramientas que les permitan tener una vida plena.

La mejor manera de dejar de ser un docente que quiere enseñar, pero no le dejan es no olvidar nunca que para enseñar es necesario no dejar de aprender nunca y que el verdadero sentido de la enseñanza viene dado por el aprendizaje de sus alumnos. La función de la escuela es preparar la vida y para ello son necesarios los contenidos de las diferentes materias (a los que se llega mejor si se trabaja de forma global o por
proyectos) pero también otras habilidades no cognitivas como la perseverancia, la gratitud y la meticulosidad.
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MORALEJA DE UN PROFESOR

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DOCENTES POR OBRA Y GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO

Un artículo de Jordi Martí, docente.

Ahora que hay miles de opositores que estos días se presentan para lograr una ansiada plaza, en libre concurrencia, que les permita optar a trabajar en la escuela pública, conviene recordar que, en nuestro país, hay algunos docentes que, sin pasar por ningún proceso selectivo y, simplemente siendo seleccionados por una determinada organización religiosa, se encuentran dando clase en la misma. Docentes que, a diferencia de los anteriores, no deberán sufrir el mes de junio y julio en procesos selectivos o preocuparse para obtener una determinada plaza en los concursos de traslados o esperar las ansiadas comisiones de servicio porque son docentes por obra y gracia del Espíritu Santo. Sí, para aquellos que lo intuíais, estoy hablando de los docentes de religión.


No entiendo cómo puede haber docentes en la pública que, sin ningún criterio conocido y cuya regulación se realiza al margen de la administración educativa, puedan cobrar del erario público y no puedan ser removidos de su puesto salvo que lo ordenen desde la diócesis a la cual pertenezcan. No, no me cuadra que, incluso en los casos en que el alumnado ya no haya optado por dar religión, no pueda ser suprimida su plaza y deban ser reasignados a otro tipo de actividades para completar su horario lectivo y seguir cobrando a final de mes incluso que no estén realizando ninguna actividad docente -o, en este caso, adoctrinadora-. Sí, si un docente de religión no puede cubrir su horario, no se le puede suprimir del centro y deben asignárseles actividades que no impliquen la docencia directa como puede ser encargarse de la biblioteca del centro o, incluso, regar las plantas del centro.

O sea que, docentes que en su inmensa mayoría sólo sirven para poner películas y calificaciones fantásticas -no sea que se queden sin personal- son recolocados, por acto divino, cueste lo que cueste. ¿Os imagináis que, por cuestiones horarias, desaparece una línea de la ESO y que, lo anterior obliga a que dos docentes, funcionarios con plaza definitiva, deban largarse del centro y, en cambio, que el docente de religión quede a 8 horas lectivas y se le permita seguir cobrando como si impartiera 20? Pues sí, lo anterior sucede. No es producto de ninguna imaginación calenturienta.

Y ya, cuando se usa a los docentes de religión para impartir apoyos, en detrimento de una plaza de un funcionario o interino que podría crearse, la situación ya es de traca. De traca y dice muy poco de bueno de los equipos directivos que lo permiten. Sí, yo trabajé en un centro educativo cuya docente de religión impartía lengua castellana en primero de ESO. Y no era un apoyo, era una asignatura curricular. Algo que denuncié en su momento y que, por cuestiones varias y poderes fácticos que todos conocemos, fue completamente escondido debajo de una gran alfombra que tiene la administración para esos temas que afectan a cuestiones eclesiásticas.

No, no entiendo que haya docentes elegidos a dedo cobrando de los impuestos de todos pero, aún menos entiendo que haya docentes contratados directamente por una cúpula eclesiástica que, sin pasar por ningún proceso transparente o aportar más mérito que ser declarados “aptos” (o idóneos) por el responsable de la iglesia de turno, puedan estar blindados en centros educativos públicos. Y ya, rizando el rizo, en algunos casos -especialmente aquellos que son curas- obligan a adaptar sus horarios por ley a las misas que deben celebrar con lo cual los horarios del resto de docentes quedan hechos unos zorros. Yendo mucho más allá de lo incomprensible.

Creo que ya empieza a ser hora de regular ciertos aspectos y, por desgracia, hay mucho trabajo que hacer en los centros educativos. Y no, no es una crítica al docente de religión que se busca la vida, es una crítica al sistema que permite lo anterior.
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Ciencia, filosofía, espiritualidad

LOS BUENOS PROFESORES

Un artículo de Víctor Bermúdez Torres, profesor de filosofía.

Los maestros y profesores tienen más influencia de la que suponemos. Un buen profesor te puede cambiar la vida. Y algunos te la pueden fastidiar bastante (la gente cree que solo los médicos o los arquitectos incompetentes son peligrosos – y solo a ellos les exige una buena formación – , pero la mala educación también tiene efectos perniciosos, y difíciles de curar).


Me preguntaban hace unos días por las cualidades que definen a un “buen profesor”. Cuando contestamos a esta pregunta enseguida se nos vienen a la cabeza esos pocos docentes que, en la escuela, el instituto o la universidad, nos han dejado una huella indeleble – a veces, casi la única –.

La mayoría de los profesores de los que tengo buen recuerdo (alguno de ellos, además, marcó mi destino laboral) tenían estos dos rasgos, especialmente el primero: eran tipos muy vividos, y tenían un pico de oro.

Que fueran muy vividos no significa necesariamente que hubieran recorrido el mundo en barco o cosas así; la intensidad que transmitían provenía más bien de su interior, de tener una vida más intensa y más pensada – si es que ambas cosas no son lo mismo – que la de los demás. Estos profes siempre tenían algo interesante y genuino que contarnos, y la materia que daban – griego, física, filosofía – era, a veces, no más que el pretexto para hacerlo. De ellos no me olvidaré jamás ( mientras que de los que se limitaban a repetir como loros las lecciones – y a hacer exámenes tremebundos para, al menos, ser buenos en ser malos – no me acuerdo casi de nada).

Lo de tener un “pico de oro” y saber contar las cosas era también importante, aunque no tanto. He tenido profesores fascinantes incapaces de mirarte a los ojos, torpes hasta lo indecible en eso que la pedantería psicologoide llama “ inteligencia interpersonal”, pero que, pese a todo, no podían evitar que les desbordara todo aquello que llevaban dentro y que llegara a sus maravillados alumnos. Otros, en cambio, virtuosos en el uso de todo tipo de “medios” (juegos, actividades, tecnologías...), pero de mediocre “mensaje”, han pasado también al olvido.

Hay otro elemento, adjunto a lo anterior, y que nunca he echado a faltar en los buenos profesores: el respeto a los alumnos, la falta de fiereza, la capacidad para, de un modo u otro, hacernos cómplices de aquella rara intensidad que llenaba de sentido sus clases. Estos profesores te trataban como a personas, es decir, hacían algo tan fácil como pedir tu consentimiento y darte explicaciones de cada paso que daban en su rol de profesores (¿habrá mejor muestra de respeto hacia un ser racional – por joven que sea – que darle razones?). Y cuando te animabas a intervenir te escuchaban como si fueras a decir la cosa más importante del mundo – a veces, y solo por eso, empezabas a soñar con que alguna vez la dirías –.

Por demás, no recuerdo que hubiera en esas clases ningún problema de “disciplina”. Nadie se aburría como para eso. Las sesiones no eran un simulacro en el que todos – profesores y alumnos – miraran el reloj de reojo implorando que sonara el timbre. Y si alguna vez pasaba algo, esto era ocasión para una reflexión o un diálogo interesante, y no para un burdo espectáculo de gritos y amenazas. Esos profes, como dice un amigo mío, no eran como domadores de fieras, sino más bien como jardineros. Se preocupaban de que creciéramos, no de que nos mantuviéramos callados (y así, curiosamente, es como más callados – y meditabundos – nos dejaban).

A veces se me ocurre que el asunto de una buena educación no tiene tanto que ver con leyes ni presupuestos, ni con que se den estas o aquellas materias – aunque todo esto no deje de ser muy importante – , como con algo tan aparentemente lógico como que nuestros maestros y profesores sean los mejores entre los mejores ciudadanos. Solo cuando nos tomemos tan en serio (o más) la formación de los docentes como la de, por ejemplo, los ingenieros o los cirujanos, y les exijamos – y le permitamos desarrollar – a los aspirantes el grado de competencia, sabiduría y madurez que debe corresponder a un buen profesor, estaremos en vías de hacer algo, de verdad, por mejorar la educación.
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12 RAZONES POR LAS QUE TODO DOCENTE DEBERÍA TENER UN BLOG

En los tiempos actuales, la informática es parte fundamental de nuestra cotidianidad y los estudiantes se basan en la red para recabar y divulgar información. Incluso los libros de texto se digitalizaron para facilitar el acceso de la comunidad educativa. Servirse de un blog para compartir tus experiencias docentes con colegas, enriquecerte con las enseñanzas de otros y favorecer a los estudiantes con una fuente multiplicadora de conocimiento, es una buena manera de aprovechar las herramientas invaluables e inmateriales que nos concedió el siglo XXI. A continuación, te presentamos 12 razones para iniciar el tuyo.

1. Registrar tu trabajo

Crear un blog te impulsa escribir frecuentemente y los registros que realices te permitirán volver sobre tus pasos para perfeccionarte en el futuro. Reflejarás tu propio aprendizaje y las enseñanzas que impartes diariamente mediante la escritura, ya que esta tarea ayuda a ordenar el pensamiento así como a clarificar las ideas.

2. Retroalimentar la actividad docente

Compartir tus ideas, proyectos, métodos o fuentes con la comunidad de maestros y profesores enriquecerá su actividad profesional pero también la educación misma. Estudiantes que no conoces podrán aprender nuevos conceptos a partir del material que divulgaste. Lo que va, viene: posteriormente serán tus alumnos y tú quienes se beneficien con las ideas de otros docentes que deseen imitar este comportamiento.

3. Liderar una Red de Aprendizaje

Convierte el blog en un proyecto profesional comprometido con su audiencia. Serás referente para tus colegas y la comunidad educativa en general, pudiendo ampliar la metodología para constituir algo más grande: una red digital que fomente el aprendizaje, logrando que los usuarios se sientan parte e intercambien sus conocimientos.

4. Aprender

Es una parte fundamental del docente, el motor de su vocación. Ocuparse de un blog es como auto-asignarse desafíos, necesitarás aprender a manejarlo, organizarlo, desarrollarlo, mejorarlo. Cada día será un nuevo reto para captar la atención de estudiantes, padres y colegas, además de cultivar tu conocimiento investigando blogs de otros docentes o del área de conocimiento que impartes.

5. Mejorar las habilidades de lectura

Bloguear es una actividad de escritura pero te impulsará a leer más, pues chequearás los comentarios que surjan de tus posteos, ingresarás a otros blogs y consultarás libros o artículos para incluir la nueva información en tus entradas. Desarrollarás filtros para analizar y sintetizar, convirtiéndote en un profesional crítico.

6. Comunicarse con los padres

Cuando enseñas a niños menores de 12 años, los padres esperan un intercambio abierto con el docente para participar y orientar a sus hijos en el proceso educativo. Un blog hará el trabajo por ti, ya que toda la información requerida por los responsables de tus alumnos, será accesible para chequear las veces que se considere necesario.

7. Comunicarse con los estudiantes

Aprovecha la era digital para interactuar con tus alumnos, compartiendo enlaces de interés, proponiendo tareas domiciliarias por esta vía y promoviendo foros de discusión. Carga tus lecciones diarias en el blog para que puedan obtener la información fácilmente. Además, si revisar el blog es parte de sus deberes diarios, no debes preocuparte por olvidar mencionar algún detalle en clase, ya que estará plasmado en la red.

8. Dar el ejemplo

A menudo, los estudiantes deben crear blogs como parte de sus tareas académicas. Desarrollando el tuyo, podrás basarte en él para sentar los lineamientos generales del proyecto que acabas de proponerle. Su desempeño será más efectivo si tienen un modelo para guiarse.

9. Indexar los contenidos que necesitarás más adelante

Tus posteos estarán organizados en un índice que te permitirá encontrar rápidamente la lección o el material que buscas. El mecanismo del etiquetado es sencillo de incorporar, la clave está en utilizar palabras con peso semántico que funcionen como guías a temas más amplios. Agrega enlaces relevantes a tus posteos y evitarás horas de trabajo extra volviendo a encontrar la página web apropiada.

10. Modernizar la profesión

Es necesario acompañar los tiempos que vivimos para influir sobre el estudiante. La digitalización es parte de la cotidianidad, aprovéchala para motivar al alumno. Proponerle contenidos actuales lo incentivará a seguir formándose por su cuenta, una recomendación que hagas por esta vía le abrirá un abanico de posibilidades, que lo llevará a otro y así sucesivamente. La oferta es prácticamente inagotable en la red.

11. Publicar una opinión

La era digital permite expresar tu punto de vista y publicarlo instantáneamente, algo impensado décadas atrás. Cada usuario puede manifestarse cuantas veces quiera, sin preocuparse por el espacio que ocupen sus publicaciones. Compartirás tu filosofía de la enseñanza e intercambiarás opiniones con la comunidad educativa.

12. Asegurar tu trabajo

Una web activa dedicada a tu profesión es la mejor hoja de vida que puedes presentar. Cualquier administrador o usuario verá que te encuentras calificado para la tarea que desarrollas, palpará tu entusiasmo y las ganas de alimentar el círculo que conforman el aprendizaje y la enseñanza.
Cuéntanos, ¿cuál será el tema de tu primer posteo?
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METAFISICA

CARTA A UN FUTURO MAESTRO

Un artículo de Elvira Fernández Pena, docente de Educación Primaria y Educación Musical.

Para ti.

Para ti, que estás acabando tu primer año en magisterio; para ti, que jugabas de pequeña con tu hermana a las profes; para ti, que sabías que querías ser maestro desde siempre; para ti, que piensas y anhelas un futuro lleno de tizas,... Para ti, va esta carta del mismo modo en que me hubiese gustado que me la entregaran en su día.



Querido futuro maestro...

Te escribo hoy, en el día de las Letras galegas, ese día tan especial en mi tierra; supongo que porque me recuerda a cuando era niña y como tú, quería ser profesora. Mientras otras niñas soñaban con ser cantantes o bailarinas, yo miraba a mi profesora Doña Fita, con la admiración de quien ve ante sí la perfección hecha persona. Se podría decir que siempre hay un momento. Ese momento en el cual te dices a ti mismo: quiero ser maestro, quiero ser profesora.

Si de aquella supiera lo que sé hoy, probablemente repetiría, aunque seguro que mi mirada ya no sería tan inocente. Porque verás, lo primero que tengo que decirte es que ser maestro no es como te lo cuentan en las películas, no es como te lo imaginas.

Trabajarás duro, más de lo que te puedas imaginar. Al principio ni siquiera lo notarás y te preguntarás a ti mismo: ¿me van a pagar por hacer esto? Porque no te lo vas a creer. No te vas a creer que puedas tener tanta suerte como para cobrar por cumplir con una de las funciones más bellas y más especiales de nuestra sociedad. Sin embargo, como todos, cumplirás años y la frescura de los primeros cursos de docencia se irá apagando en partes, sumada a la progresiva aceptación de responsabilidades en tu vida. Por eso, lo primero que te pido es, por favor, no juzgues con actitud relajada cuando veas a un compañero que no se entrega como tú. La docencia es una carrera de fondo y hay muchas piedras en el camino que te quitarán energías. Ser maestro es agotador y te dejarás la piel en el colegio o en el instituto, pero no eres mejor por ser joven o por tener a mano las últimas vanguardias educativas. Antes que tú, muchos hicieron historia y merecen un respeto.

Hablando de respeto, no pretendas que te lo guarden. En algunas ocasiones tu alumnado no te lo tendrá, al igual que sus padres y sus madres. En general, la sociedad no te va guardar el mayor de sus respetos a pesar de tu labor, así que vete acostumbrándose a las críticas. Serás juzgado una y otra vez por tu trabajo. Y es más, también serás juzgado por tu imagen, por tus actitudes, por tu manera de relacionarte con los demás, etc. En cuanto pongas el pie en tu primer destino hablarán de ti y no siempre será bueno lo que digan. Ten en cuenta que es imposible agradar a todo el mundo, así que no te esfuerces en ello. Recuerda que te espera un camino largo. Ahorra energías.

Vivimos momentos delicados en educación y tu fortaleza marcará la diferencia. Verás, aunque lo leas o lo veas en los medios de comunicación, o en las redes; la realidad es muy distinta a cómo la explican periodistas y expertos. Te hablan de recortes en recursos humanos como si esto supusiera únicamente que miles de interinos se queden sin trabajo (que ya es mucho), o que en los centros educativos cada día existan menos docentes que se quedan con un horario más exigente y menos productivo; pero lo cierto es que la auténtica lectura no es esta. Que no te engañen. La verdad detrás de los recortes es un propósito de analfabetización cultural de las masas. Y digo masas, de aquellos a los que llamarás alumnos. Ten siempre en cuenta que a los políticos poco o nada les importan o importarán tus alumnos, para ellos son una masa que desean dócil y sumisa, un futuro de trabajadores a su servicio. Piezas de ajedrez. De hecho en la actualidad, estamos presenciando una de las sangrías más devastadoras en educación, encaminada a la pérdida cultural de una generación. Esa generación por la que te esforzarás día a día, entregando lo mejor de ti, es una generación que se enfrenta a una tasa del 25% de paro. Porque esta situación de crisis económico financiera no es pasajera. Todavía le quedan muchos años y tú serás, como tantos, el profesor que eduque para el paro. Trabajarás, en un horario laboral, cada vez más endurecido y con el apoyo de la sociedad de tu país te quedarás sin tantas vacaciones (esas que, créeme que vas a necesitar; esas que, créeme que siempre van a ser envidiadas). A cada año que pase tendrás menos recursos. Tú no vives en Finlandia, aquí en educación se invierte poco o nada. Así que, ante esta situación poco ventajosa te pido un segundo favor, no lleves nunca encima la losa del fracaso escolar. No es tu culpa. Te lo digo con toda franqueza porque sé que te vas a dejar la piel en este trabajo. No cargues y no dejes que te coloquen una responsabilidad que no es tuya. Bastante harás con lo poco que tengas y con un corazón lleno de ilusión por la enseñanza. Esa losa es de otros, justamente de los mismos que recortan. Házselo saber a todos los que te rodean, a tus amigos, familiares, vecinos y allegados. No tienes la culpa de las cifras de un análisis de la OCDE. Tú no.

Vamos ahora con el aula. Cuando entres en ella por primera vez te encontrarás con una realidad que no es más que un reflejo más acotado de nuestra sociedad actual. 25 en el aula (o 26, o 27) si te decides por Educación Infantil o Primaria y 30 - 35 (o a saber) si lo haces por la Educación Secundaria. 25, por poner una cifra que resuma; donde convivirán durante un curso el que tiene TDAH, la asperger, el inmigrante de nueva incorporación, el que no tiene recursos económicos, con la que vas a iniciar un protocolo por absentismo, el hostigador con problemas de conducta, dos o tres que pasan inadvertidos, una que es líder nata, tres o más con problemas de autoestima,... Ten paciencia. Sé que así visto parece un imposible. ¿Cómo atender a esta diversidad desde la atención individualizada? ¿Cómo darle a cada uno lo que necesita? Con paciencia, de verdad que se puede. Con dosis iguales de paciencia y esfuerzo lograrás lo que te propongas. Por este motivo, te doy un consejo, si me lo permites. El que a mí no me dieron. Trata de equilibrar las horas de trabajo con tus horas de ocio y descanso. No trabajes más horas de las que dedicas a tu tiempo libre, porque a la larga no podrás con todo. Trabajar más de la cuenta hace que te sientas agotado y que la poca paciencia que te quede después de atender a los 25 se evapore. Merecerás un tiempo de ocio de calidad y lo necesitarás por tu salud y por que te hará mejor docente. Más animado, con más ganas, más profesional y menos estresado.

Entrarás a trabajar en el mundo de la educación en un momento realmente mágico. ¿Te imaginas qué hubiesen hecho María Montessori o Piaget si hubiesen tenido Internet? Tú podrás innovar en educación, porque tendrás toda la información a tu alcance. Sé crítico y analiza todo al detalle. Si no eres amigo de las nuevas tecnologías, vete empezando desde ya a manejarte con ellas. El futuro tiene un modelo educativo que está más fundamentado en analizar la información que en transmitirla, porque todo lo que tú sabes ya está en la red. Pero la red no sabe de didáctica. Te necesitan como mediador, como gestor de contenidos. Así que estudia todo lo que puedas y haz un hueco en tu valioso tiempo para entrenarte en las TIC.

A pesar de esto te digo que las corrientes pedagógicas son pasajeras. Aunque hay clásicos de los que no se puede prescindir, siempre surgirán nuevos retos en educación. No te cierres a ninguno, no seas escéptico y permítete cambiar. El maestro que no se actualiza se acomoda y pierde en su práctica docente. Nunca digas eso de "aquí siempre se hizo así" o "eso ya lo hacía yo hace diez años". Vive el presente y disfruta de cómo nuestra sociedad va dando pasos con tu bastón.

No me puedo despedir de ti, sin decirte que no todo es negativo. Vivirás momentos mágicos. Cuando te digan lo bien que se lo han pasado en tu clase de matemáticas, cuando veas un avance en ese alumno que tanto le cuesta, cuando los despidas al pasar de etapa con lágrimas en los ojos, cuando te traigan flores, cuando cantéis esa canción que aprendisteis en el aula de música, cuando te llamen mamá, cuando te den el dibujo. Ese dibujo hecho con el corazón, que dice más de cómo te ven, que de cómo eres en realidad.

Te lo vas a pasar en grande.

Por eso compensará el sacrificio de trabajo que tienes por delante. Porque a partir de que empieces a trabajar como profesor, te vas a enamorar de este oficio. De repente, ningún otro trabajo te parecerá tan importante porque el tuyo será la madre de todos los empleos, de todos los puestos y secciones, de toda la sociedad. Pero no te dejes abrumar por la responsabilidad. No veas al futuro con miedo y enfréntate a tu meta con alegría. La alegría de ver cómo crecen, cómo ganan en autonomía, cómo te superan, cómo se superan, cómo aprenden.

Lo vas a hacer genial.

Y quizás, algún día me digas. Yo leí tu carta y tuve más ganas de ser maestro.

¡Un abrazo, compañerx!
Nos vemos en las aulas.
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