Un artículo de Beatriz Fernández, licenciada en Ciencias Ambientales por la Universidad de Alcalá y Especialista en Sistemas de Información Geográfica para la Gestión Ambiental.
La necesidad de la Educación Ambiental se puso por primera vez de manifiesto en la Cumbre de Estocolmo de 1972, desde entonces el concepto y la metodología en Educación Ambiental ha ido evolucionando junto con el propio concepto de Medio Ambiente y con ella la figura del Educador Ambiental.
Como decía en mi post Homenaje a los Educadores Ambientales, para ser educador es necesario ser un poco todoterreno y valerse de múltiples destrezas, habilidades sociales y conocimientos para desenvolverse con facilidad en esta profesión. Y como ocurre con todas las profesiones relacionadas con la educación, conlleva un importante factor vocacional.
Si tuviésemos que destacar las principales funciones de la labor del educador ambiental podríamos resumirlas en:
- Concienciar: Sobre la problemática ambiental actual y los efectos de nuestro comportamiento en el Medio Ambiente.
- Sensibilizar: Acerca de la fragilidad de nuestros recursos naturales y la desigualdad de acceso a los mismos en los diferentes países.
- Educar: A través de comportamientos responsables y respetuosos con nuestro entorno que podemos realizar de forma cotidiana. Es importante saber qué podemos hacer nosotros para aportar nuestro grano de arena.
- Formar: Gracias a los conocimientos sobre química, biología, geología, etc que nos ayudan a comprender cómo funciona nuestro planeta, y que además puede despertar vocaciones por el mundo de las ciencias.
- Entretener: El factor lúdico es imprescindible a la hora de atraer la atención de los participantes en una actividad y fomentar su curiosidad, especialmente si son niños. Si es de una manera amena, todo se comprende mejor.
Los profesionales que deciden ejercer esta profesión provienen de distintas disciplinas, no existe un claro perfil curricular. Refiriéndonos al origen de los educadores hay dos perfiles principales, los que provienen del mundo del ocio y el tiempo libre y han completado su perfil con formación en Medio Ambiente, y los que provienen de carreras de ciencias y han desarrollado sus habilidades pedagógicas en este sector.
Podemos encontrar Educadores Ambientales desempeñando diferentes puestos de trabajo, como por ejemplo:
- Educadores ambientales en programas escolares de asociaciones y ayuntamientos y Centros de Educación Ambiental autonómicos.
- Educadores en programas de Educación Ambiental de ONG’s y asociaciones naturalistas.
- Educadores en acciones de voluntariado ambiental y cooperación internacional.
- Educadores en espacios de visita al público en empresas relacionadas con el sector ambiental (plantas de residuos, empresas energéticas, del sector del agua…).
- Guías de naturaleza en espacios naturales y rurales.
- Guías en Centros de Interpretación de la Naturaleza y Museos de Ciencias.
- Guías en Parques de la Naturaleza y Zoológicos.
- Monitores en actividades de ocio y tiempo libre relacionados con el Medio Ambiente (Festivales de música, ferias, eventos deportivos, etc).
- Editores de materiales didácticos y audiovisuales para la educación ambiental.
Cada 26 de Enero se celebra el día de la Educación Ambiental de forma “no oficial” debido a una iniciativa de diferentes ONGs. Además, el día 26 de cada mes se reivindica la importancia de esta disciplina debatiendo sobre temas relacionados con Educación Ambiental a través del hashtag #26EA en Twitter.
Dentro del ámbito de la Educación Ambiental Instituto Superior del Medio Ambiente ofrece dos programas formativos en modalidad online, Educador e Intérprete Ambiental y Guía de Naturaleza: Diseño de itinerarios interpretativos impartidos en colaboración con Persea Consultores.
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La necesidad de la Educación Ambiental se puso por primera vez de manifiesto en la Cumbre de Estocolmo de 1972, desde entonces el concepto y la metodología en Educación Ambiental ha ido evolucionando junto con el propio concepto de Medio Ambiente y con ella la figura del Educador Ambiental.
Como decía en mi post Homenaje a los Educadores Ambientales, para ser educador es necesario ser un poco todoterreno y valerse de múltiples destrezas, habilidades sociales y conocimientos para desenvolverse con facilidad en esta profesión. Y como ocurre con todas las profesiones relacionadas con la educación, conlleva un importante factor vocacional.
Si tuviésemos que destacar las principales funciones de la labor del educador ambiental podríamos resumirlas en:
- Concienciar: Sobre la problemática ambiental actual y los efectos de nuestro comportamiento en el Medio Ambiente.
- Sensibilizar: Acerca de la fragilidad de nuestros recursos naturales y la desigualdad de acceso a los mismos en los diferentes países.
- Educar: A través de comportamientos responsables y respetuosos con nuestro entorno que podemos realizar de forma cotidiana. Es importante saber qué podemos hacer nosotros para aportar nuestro grano de arena.
- Formar: Gracias a los conocimientos sobre química, biología, geología, etc que nos ayudan a comprender cómo funciona nuestro planeta, y que además puede despertar vocaciones por el mundo de las ciencias.
- Entretener: El factor lúdico es imprescindible a la hora de atraer la atención de los participantes en una actividad y fomentar su curiosidad, especialmente si son niños. Si es de una manera amena, todo se comprende mejor.
Los profesionales que deciden ejercer esta profesión provienen de distintas disciplinas, no existe un claro perfil curricular. Refiriéndonos al origen de los educadores hay dos perfiles principales, los que provienen del mundo del ocio y el tiempo libre y han completado su perfil con formación en Medio Ambiente, y los que provienen de carreras de ciencias y han desarrollado sus habilidades pedagógicas en este sector.
Podemos encontrar Educadores Ambientales desempeñando diferentes puestos de trabajo, como por ejemplo:
- Educadores ambientales en programas escolares de asociaciones y ayuntamientos y Centros de Educación Ambiental autonómicos.
- Educadores en programas de Educación Ambiental de ONG’s y asociaciones naturalistas.
- Educadores en acciones de voluntariado ambiental y cooperación internacional.
- Educadores en espacios de visita al público en empresas relacionadas con el sector ambiental (plantas de residuos, empresas energéticas, del sector del agua…).
- Guías de naturaleza en espacios naturales y rurales.
- Guías en Centros de Interpretación de la Naturaleza y Museos de Ciencias.
- Guías en Parques de la Naturaleza y Zoológicos.
- Monitores en actividades de ocio y tiempo libre relacionados con el Medio Ambiente (Festivales de música, ferias, eventos deportivos, etc).
- Editores de materiales didácticos y audiovisuales para la educación ambiental.
Cada 26 de Enero se celebra el día de la Educación Ambiental de forma “no oficial” debido a una iniciativa de diferentes ONGs. Además, el día 26 de cada mes se reivindica la importancia de esta disciplina debatiendo sobre temas relacionados con Educación Ambiental a través del hashtag #26EA en Twitter.
Dentro del ámbito de la Educación Ambiental Instituto Superior del Medio Ambiente ofrece dos programas formativos en modalidad online, Educador e Intérprete Ambiental y Guía de Naturaleza: Diseño de itinerarios interpretativos impartidos en colaboración con Persea Consultores.
Entrevista de Francisco J. Jiménez al profesor José Antonio Lucero.
José Antonio Lucero, profesor de Ciencias Sociales en 2º de ESO, innova en la educación con el método de la clase invertida, en el que los alumnos reciben la clase por Youtube y hacen la tarea en clase.
"Los resultados son muy buenos y lo único que he hecho es entender las necesidades del curso y solucionarlas con herramientas cercanas a los alumnos", explica.
No va de John Keating ni quiere ser considerado un profesor rebelde. José Antonio Lucero (27 años) es, simplemente, un profesor que intenta sacar lo mejor de sus alumnos y alumnas usando las herramientas que más les llegan. Su secreto, el método de la clase invertida, que rompe con el sistema tradicional de dar clase. Pero detrás de esa innovación hay una vocación formativa y literaria en una misma persona. En el Colegio de las Salesianas de Rota (Cádiz) ya están notando el cambio. Y es para mejor.
¿Se le puede catalogar como un profesor que se sale de lo habitual?
Intento salirme porque es la obligación de un profesor joven de hoy en día. Creo que un profesor del siglo XXI no puede dar clases como uno del siglo XIX.
Se ha dado a conocer por el uso de la clase invertida. ¿En qué consiste?
Es un método que he llevado a cabo en la asignatura de Ciencias Sociales en 2º de ESO. Este verano, cuando estaba planificando las clases, descubrí un libro que se llama Dale la vuelta a tu clase (Jonathan Bergmann y Aaron Sams)y hablaba de la clase invertida. En una clase tradicional la explicación se da en el aula y en la clase invertida el niño la da en la casa a través de Youtube o de Podcasts. Lo que hacemos en la clase es la tarea, por lo que se invierte lo habitual. En la clase hacemos rutinas de pensamientos interesantes, ejercicios o teatro. De este modo, el tiempo que le dedicas al niño sabes que está aprendiendo. En una clase convencional, cuando estás dando un tema, no sabes si el niño está atendiendo o en las musarañas. Esto invierte el papel del profesor, ya que en una clase normal es difusor de conocimientos y ahora eres un guía y el niño es el protagonista del aprendizaje. Es un método que parece sencillo, pero es una pequeña revolución en sí y me está repercutiendo muy positivamente con los niños.
¿Está bien vista la innovación en la enseñanza, sobre todo si parte de un modo individual?
Yo pedí permiso al director de mi colegio, que me dio autonomía para que innovara. Desde las administraciones nos están exprimiendo mucho para que hagamos esto. Ahora mismo hay un problema con los chavales de secundaria, y es que son alumnos del siglo XXI y a muchos profesores les cuesta entenderlo. Hay una brecha generacional muy grande entre los docentes y los chavales. No se trata de innovar por innovar porque sería un error, sino entender las necesidades de tu curso y ver cómo puedes solucionarlo con herramientas como Youtube, en mi caso.
¿Qué conclusiones saca después de haberse lanzado con el experimento?
Yo me lancé a la aventura y me fue bien, pero me podría haber salido mal. Las conclusiones de este trimestre han sido muy positivas con respecto a años anteriores. He notado que los alumnos han aprendido más y mejor, han asimilado mejor los conocimientos, se han divertido mucho más. Están más motivados. Mis vídeos empiezan siempre con un gag y eso siempre lo esperan con ganas y les lleva a abrir el vídeo y tomar apuntes. Eso tiene beneficios grandes porque cuando el niño no entiende algo lo rebobina y lo escucha de nuevo, algo que no es fácil en la clase. También pasa que los niños repasan junto a sus padres viendo el vídeo y eso me encanta porque los está implicando también y ven lo que sus hijos están haciendo.
Viendo el resultado, ¿se plantea usarlo en otras asignaturas?
Los que inventaron ese sistema, dos profesores estadounidenses, son de física y de matemáticas, por lo que se puede extrapolar sin ningún problema. De todas formas, creo que la revolución hay que hacerla poco a poco y ya el año que viene lo veremos en otra asignatura. Ahora voy sobre seguro.
Un profesor joven que habla el idioma de sus alumnos... ¿Le respetan como si fuera un docente convencional?
A veces tengo problemos con algunos alumnos porque me ven joven. Yo me divierto con ellos y a veces me ven como uno más y eso puede llevar al colegueo y hay que poner unos límites porque soy su profesor. No me gusta el profesor autoritario, pero la autoridad la tienes que tener. Hay que hacerlo, pero no con gritos, sino sabiendo ganarte el cariño de tus alumnos.
¿Y cómo es la relación de los padres con un profesor que se sale de lo habitual?
Soy tutor de 1º de ESO y con los padres me llevo genial, me ven como un hijo mayor. No puedo tener ninguna queja.
¿Qué repercusión está teniendo la experiencia en el círculo educativo?
Mucha más de la que me habría imaginado. Me llegan comentarios de gente que vuelve a estudiar gracias a mis vídeos y chavales que, por inicia propia, de otros colegios y de otros países buscan un vídeo mío. Un niño de Argentina me dijo que estaba esperando un vídeo mío para estudiar y eso no es más que el poder de las redes sociales y de internet de poder llegar a una cantidad de personas que no puedes esperar.
¿Qué opina sobre la necesidad de mandar tareas a casa? Es un debate que no cesa...
No soy partidario de mandar tarea en exceso, sino de racionalizarla. Hace más una buena tarea que haga pensar que algo mecánico. Ahora hay mucha polémica con esto y no soy partidario de quitarla porque tienes que preparar a los niños para un Bachillerato y si allí hay una exigencia y un método de siempre, no puedes romper con eso. Hay teorías que dicen que se puede evaluar sin exámenes, pero si después tienen que hacer una Selectividad no le puedes quitar eso completamente. Con la tarea pasa lo mismo porque debes hacer que el niño refuerce los conocimientos de algún modo y en casa tienen que hacer algo.
El uso de Internet por parte de los niños es un tema espinoso. ¿Cómo maneja esa relación tan complicada?
Me llegan padres muy preocupados con las redes sociales y una cosa está muy clara: nosotros no podemos luchar contra los tiempos, es imposible. Tenemos que dotar a los niños de herramientas para que le den un buen uso. Con la clase invertida han visto que en Youtube no sólo se ven vídeos de palabrotas o de bromas que ellos ven. Ahora ven que ahí también puede haber contenidos académicos con los que pueden aprender. En casi todos mis vídeos pongo enlaces para que los niños acudan a otros y aprendan que el conocimiento está ahí. El conocimiento está ya muy expandido, no sólo en papel. No podemos controlar lo que un niño escribe en un whatsapp en su casa, pero sí intentar que le den un buen uso en las redes sociales. Yo utilizo Instagram por ellos, porque la usan mucho. No me da miedo tener relaciones con los alumnos a través de las redes porque están ahí.
¿Y cómo aceptan los profesores más veteranos que llegue uno joven y proponga planes inhabituales?
En los colegios se mira bien la innovación porque es una necesidad. Hay que estar acordes con los alumnos que tenemos. No puede haber una brecha para que los niños tengan una motivación. Lo ideal es que el claustro esté unido y vaya en la misma dirección. Tiene que haber experiencia y juventud.
Tendrá que tener cuidado con no excederse en las redes sociales ahora que es un espejo para sus alumnos...
Por supuesto. Antes tenía una cuenta de Twitter de mi época de estudiante y ahora tengo otra y está claro que hay que moderarse. Tengo un Facebook privado y no lo comparto con alumnos. Hay que separar la vida privada de la pública porque un profesor es un personaje público que tiene detrás a un alumnado y unas familias.
¿Es cierto que los niños de ahora no son tan inquietos intelectualmente como los de otras épocas por las nuevas tecnologías?
No. Creo que no son inquietos del modo en que lo fueron otros niños en otros tiempos. Ellos ya no son inquietos por leer un libro. Les interesa la cultura, pero adaptada al medio donde ellos se mueven. Me hablan de vídeos que ven en Youtube y en Internet. El papel del profesor es conseguir que los niños aprendan a distinguir un buen contenido de uno malo. Hoy tienen más herramientas y muchos de ellos se interesan.
¿Son conscientes de cómo está el panorama laboral? ¿Hay algún modo de prepararlos para afrontar la realidad?
Los de 1º y 2ª de ESO son todavía pequeños para eso, pero doy clase a cuarto de ESO y ellos ya están preocupados con la crisis laboral porque lo ven en casa. Hay que transmitirles que no todo es pesimismo, que deben esforzarse mucho. Si nosotros tuvimos que hacerlo, ellos más. Les digo que tienen que ser creativos porque, seguramente, trabajarán en trabajos que hoy no existen.
¿Es partidario de fomentar más la Formación Profesional viendo lo que pide el mercado laboral?
Sí. Hace poco vi el dato que es uno de los países con mayor índice de titulados en relación a su población y a sus jóvenes. En otros países fomentan más la Formación Profesional, pero aquí ha habido una titulitis tremenda. Ahora hay gente muy preparada, pero la educación no está enfocada al mercado laboral y nos encontramos con un país que no puede asumir a tantos titulados. Yo intentaré que los alumnos que no tengan muy clara una vocación, que se decanten por la Formación Profesional. Es complicado convencer a los padres porque parece que si el niño no estudia una carrera es como si no hiciera nada.
Su caso no es el más normal hoy en día. Acabar la carrera y encontrar pronto trabajo...
Cierto. Considero que he tenido mucha suerte. He enlazado bien el final de mis estudios con el trabajo. También digo que hay que intentar estar en el mundo y ser creativo.
Por eso también se atreve con la literatura y tiene una novela publicada y otra en camino...
La escritura es mi gran pasión. La educación me la he encontrado casi de casualidad, nunca pensé en ser profesor y ahora me ha encandilado. Pero la escritura es mi pasión oculta y hoy en día hago escribir a mis alumnos y me siento reflejado en algunos porque también tienen esa pasión. Mariela, 1972, un asesinato en Rota la publiqué en 2012 a través de la autopublicación. El libro fue atractivo en Rota porque habla del pueblo en los años 70, la Base Naval... Es una novela policiaca que deriva en ciencia ficción y tuvo muy buena acogida. Ahora estoy moviendo una nueva novela y la quiero relanzar de otro modo. Está terminada y pendiente de su publicación. Las editoriales sólo quieren autores consagrados. Hace unos años se habrían peleado por el último diamante en bruto, pero ahora no quieren riesgos porque es un sector que está en el aire.
¿De qué se trata la próxima novela?
Es una novela histórica. Parto de un hecho real para contar una historia de ficción. En el año 1944 ocurrió el accidente de tren más grave de la historia de España en León. El franquismo intentó ocultarlo y va sobre el accidente, con una historia de amor de fondo. -
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José Antonio Lucero, profesor de Ciencias Sociales en 2º de ESO, innova en la educación con el método de la clase invertida, en el que los alumnos reciben la clase por Youtube y hacen la tarea en clase.
"Los resultados son muy buenos y lo único que he hecho es entender las necesidades del curso y solucionarlas con herramientas cercanas a los alumnos", explica.
No va de John Keating ni quiere ser considerado un profesor rebelde. José Antonio Lucero (27 años) es, simplemente, un profesor que intenta sacar lo mejor de sus alumnos y alumnas usando las herramientas que más les llegan. Su secreto, el método de la clase invertida, que rompe con el sistema tradicional de dar clase. Pero detrás de esa innovación hay una vocación formativa y literaria en una misma persona. En el Colegio de las Salesianas de Rota (Cádiz) ya están notando el cambio. Y es para mejor.
¿Se le puede catalogar como un profesor que se sale de lo habitual?
Intento salirme porque es la obligación de un profesor joven de hoy en día. Creo que un profesor del siglo XXI no puede dar clases como uno del siglo XIX.
Se ha dado a conocer por el uso de la clase invertida. ¿En qué consiste?
Es un método que he llevado a cabo en la asignatura de Ciencias Sociales en 2º de ESO. Este verano, cuando estaba planificando las clases, descubrí un libro que se llama Dale la vuelta a tu clase (Jonathan Bergmann y Aaron Sams)y hablaba de la clase invertida. En una clase tradicional la explicación se da en el aula y en la clase invertida el niño la da en la casa a través de Youtube o de Podcasts. Lo que hacemos en la clase es la tarea, por lo que se invierte lo habitual. En la clase hacemos rutinas de pensamientos interesantes, ejercicios o teatro. De este modo, el tiempo que le dedicas al niño sabes que está aprendiendo. En una clase convencional, cuando estás dando un tema, no sabes si el niño está atendiendo o en las musarañas. Esto invierte el papel del profesor, ya que en una clase normal es difusor de conocimientos y ahora eres un guía y el niño es el protagonista del aprendizaje. Es un método que parece sencillo, pero es una pequeña revolución en sí y me está repercutiendo muy positivamente con los niños.
¿Está bien vista la innovación en la enseñanza, sobre todo si parte de un modo individual?
Yo pedí permiso al director de mi colegio, que me dio autonomía para que innovara. Desde las administraciones nos están exprimiendo mucho para que hagamos esto. Ahora mismo hay un problema con los chavales de secundaria, y es que son alumnos del siglo XXI y a muchos profesores les cuesta entenderlo. Hay una brecha generacional muy grande entre los docentes y los chavales. No se trata de innovar por innovar porque sería un error, sino entender las necesidades de tu curso y ver cómo puedes solucionarlo con herramientas como Youtube, en mi caso.
¿Qué conclusiones saca después de haberse lanzado con el experimento?
Yo me lancé a la aventura y me fue bien, pero me podría haber salido mal. Las conclusiones de este trimestre han sido muy positivas con respecto a años anteriores. He notado que los alumnos han aprendido más y mejor, han asimilado mejor los conocimientos, se han divertido mucho más. Están más motivados. Mis vídeos empiezan siempre con un gag y eso siempre lo esperan con ganas y les lleva a abrir el vídeo y tomar apuntes. Eso tiene beneficios grandes porque cuando el niño no entiende algo lo rebobina y lo escucha de nuevo, algo que no es fácil en la clase. También pasa que los niños repasan junto a sus padres viendo el vídeo y eso me encanta porque los está implicando también y ven lo que sus hijos están haciendo.
Viendo el resultado, ¿se plantea usarlo en otras asignaturas?
Los que inventaron ese sistema, dos profesores estadounidenses, son de física y de matemáticas, por lo que se puede extrapolar sin ningún problema. De todas formas, creo que la revolución hay que hacerla poco a poco y ya el año que viene lo veremos en otra asignatura. Ahora voy sobre seguro.
Un profesor joven que habla el idioma de sus alumnos... ¿Le respetan como si fuera un docente convencional?
A veces tengo problemos con algunos alumnos porque me ven joven. Yo me divierto con ellos y a veces me ven como uno más y eso puede llevar al colegueo y hay que poner unos límites porque soy su profesor. No me gusta el profesor autoritario, pero la autoridad la tienes que tener. Hay que hacerlo, pero no con gritos, sino sabiendo ganarte el cariño de tus alumnos.
¿Y cómo es la relación de los padres con un profesor que se sale de lo habitual?
Soy tutor de 1º de ESO y con los padres me llevo genial, me ven como un hijo mayor. No puedo tener ninguna queja.
¿Qué repercusión está teniendo la experiencia en el círculo educativo?
Mucha más de la que me habría imaginado. Me llegan comentarios de gente que vuelve a estudiar gracias a mis vídeos y chavales que, por inicia propia, de otros colegios y de otros países buscan un vídeo mío. Un niño de Argentina me dijo que estaba esperando un vídeo mío para estudiar y eso no es más que el poder de las redes sociales y de internet de poder llegar a una cantidad de personas que no puedes esperar.
¿Qué opina sobre la necesidad de mandar tareas a casa? Es un debate que no cesa...
No soy partidario de mandar tarea en exceso, sino de racionalizarla. Hace más una buena tarea que haga pensar que algo mecánico. Ahora hay mucha polémica con esto y no soy partidario de quitarla porque tienes que preparar a los niños para un Bachillerato y si allí hay una exigencia y un método de siempre, no puedes romper con eso. Hay teorías que dicen que se puede evaluar sin exámenes, pero si después tienen que hacer una Selectividad no le puedes quitar eso completamente. Con la tarea pasa lo mismo porque debes hacer que el niño refuerce los conocimientos de algún modo y en casa tienen que hacer algo.
El uso de Internet por parte de los niños es un tema espinoso. ¿Cómo maneja esa relación tan complicada?
Me llegan padres muy preocupados con las redes sociales y una cosa está muy clara: nosotros no podemos luchar contra los tiempos, es imposible. Tenemos que dotar a los niños de herramientas para que le den un buen uso. Con la clase invertida han visto que en Youtube no sólo se ven vídeos de palabrotas o de bromas que ellos ven. Ahora ven que ahí también puede haber contenidos académicos con los que pueden aprender. En casi todos mis vídeos pongo enlaces para que los niños acudan a otros y aprendan que el conocimiento está ahí. El conocimiento está ya muy expandido, no sólo en papel. No podemos controlar lo que un niño escribe en un whatsapp en su casa, pero sí intentar que le den un buen uso en las redes sociales. Yo utilizo Instagram por ellos, porque la usan mucho. No me da miedo tener relaciones con los alumnos a través de las redes porque están ahí.
¿Y cómo aceptan los profesores más veteranos que llegue uno joven y proponga planes inhabituales?
En los colegios se mira bien la innovación porque es una necesidad. Hay que estar acordes con los alumnos que tenemos. No puede haber una brecha para que los niños tengan una motivación. Lo ideal es que el claustro esté unido y vaya en la misma dirección. Tiene que haber experiencia y juventud.
Tendrá que tener cuidado con no excederse en las redes sociales ahora que es un espejo para sus alumnos...
Por supuesto. Antes tenía una cuenta de Twitter de mi época de estudiante y ahora tengo otra y está claro que hay que moderarse. Tengo un Facebook privado y no lo comparto con alumnos. Hay que separar la vida privada de la pública porque un profesor es un personaje público que tiene detrás a un alumnado y unas familias.
¿Es cierto que los niños de ahora no son tan inquietos intelectualmente como los de otras épocas por las nuevas tecnologías?
No. Creo que no son inquietos del modo en que lo fueron otros niños en otros tiempos. Ellos ya no son inquietos por leer un libro. Les interesa la cultura, pero adaptada al medio donde ellos se mueven. Me hablan de vídeos que ven en Youtube y en Internet. El papel del profesor es conseguir que los niños aprendan a distinguir un buen contenido de uno malo. Hoy tienen más herramientas y muchos de ellos se interesan.
¿Son conscientes de cómo está el panorama laboral? ¿Hay algún modo de prepararlos para afrontar la realidad?
Los de 1º y 2ª de ESO son todavía pequeños para eso, pero doy clase a cuarto de ESO y ellos ya están preocupados con la crisis laboral porque lo ven en casa. Hay que transmitirles que no todo es pesimismo, que deben esforzarse mucho. Si nosotros tuvimos que hacerlo, ellos más. Les digo que tienen que ser creativos porque, seguramente, trabajarán en trabajos que hoy no existen.
¿Es partidario de fomentar más la Formación Profesional viendo lo que pide el mercado laboral?
Sí. Hace poco vi el dato que es uno de los países con mayor índice de titulados en relación a su población y a sus jóvenes. En otros países fomentan más la Formación Profesional, pero aquí ha habido una titulitis tremenda. Ahora hay gente muy preparada, pero la educación no está enfocada al mercado laboral y nos encontramos con un país que no puede asumir a tantos titulados. Yo intentaré que los alumnos que no tengan muy clara una vocación, que se decanten por la Formación Profesional. Es complicado convencer a los padres porque parece que si el niño no estudia una carrera es como si no hiciera nada.
Su caso no es el más normal hoy en día. Acabar la carrera y encontrar pronto trabajo...
Cierto. Considero que he tenido mucha suerte. He enlazado bien el final de mis estudios con el trabajo. También digo que hay que intentar estar en el mundo y ser creativo.
Por eso también se atreve con la literatura y tiene una novela publicada y otra en camino...
La escritura es mi gran pasión. La educación me la he encontrado casi de casualidad, nunca pensé en ser profesor y ahora me ha encandilado. Pero la escritura es mi pasión oculta y hoy en día hago escribir a mis alumnos y me siento reflejado en algunos porque también tienen esa pasión. Mariela, 1972, un asesinato en Rota la publiqué en 2012 a través de la autopublicación. El libro fue atractivo en Rota porque habla del pueblo en los años 70, la Base Naval... Es una novela policiaca que deriva en ciencia ficción y tuvo muy buena acogida. Ahora estoy moviendo una nueva novela y la quiero relanzar de otro modo. Está terminada y pendiente de su publicación. Las editoriales sólo quieren autores consagrados. Hace unos años se habrían peleado por el último diamante en bruto, pero ahora no quieren riesgos porque es un sector que está en el aire.
¿De qué se trata la próxima novela?
Es una novela histórica. Parto de un hecho real para contar una historia de ficción. En el año 1944 ocurrió el accidente de tren más grave de la historia de España en León. El franquismo intentó ocultarlo y va sobre el accidente, con una historia de amor de fondo. -
Artículo escrito por Santiago Moll.
Frases de Steve Jobs hay muchas y de gran valor. Lo cierto es que no ha sido nada fácil seleccionar aquellas que más se ciñen a la labor como docente. Aún así, creo que las 10 frases de Steve Jobs que te he seleccionado expresamente para ti son sin duda una auténtica declaración de intenciones, un auténtico reto para la mejora de tu práctica docente.
Quiero pensar que este blog (justificaturespuesta.com) le debe algo o mucho a Steve Jobs, porque en él he querido reflejar algunas de las cualidades que más admiro de su persona y de su trabajo. Hay que aprender de los mejores. Hay que aprender de las personas que inspiran, de aquellas que tienen la oportunidad de transformar el mundo desde su especialidad. Estas 10 frases de Steve Jobs son un claro ejemplo de ello. ¿Quieres conocerlas? Entonces acompáñame.
10 FRASES DE STEVE JOBS PARA LA MEJORA DE TU PRÁCTICA DOCENTE.
1 - “El diseño no es qué aspecto tiene. Es cómo funciona.”
FUNCIONALIDAD. Como docente siempre tienes que perseguir por igual la ética y la estética, la belleza y la funcionalidad. Hay que esforzarse por crear en las aulas algo bello que puedas ofrecer a tus alumnos, algo con un alto contenido estético. Pero ese contenido estético siempre debe estar ligado a la funcionalidad, siempre debes priorizar que se pueda hacer un uso del contenido que enseñas. Es un error centrarse sólo en el contenido. Hay que buscar a su vez el lado estético de dicho contenido y darle una usabilidad para que tus alumnos se enamoren de aquello que enseñas, de aquello que les ofreces.
2 - “Estoy convencido de que la mitad de lo que separa a los emprendedores exitosos de los no exitosos es la perseverancia.”
PERSEVERANCIA. En los centros educativos se habla continuamente de productividad. Yo prefiero hablar de determinación y perseverancia. Son estas dos cualidades las que forjan a las personas. La escuela está obsesionada en relacionar el éxito con los resultados, con el producto final, cuando de lo que se trata es de educar a tus alumnos desde la perseverancia, la cultura del esfuerzo, la honestidad en el trabajo, el placer por el aprendizaje.
3 - “La creatividad consiste simplemente en conectar las cosas.”
CREATIVIDAD. Cuanto menos productivos sean tus alumnos, más posibilidades tendrán de ser creativos. Hay que enseñar para crear, no para copiar, ni memorizar. La creatividad no es más que establecer conexiones, asociaciones de ideas. Ese es el verdadero reto que tienes como docente: enseñar aquello que tus alumnos nunca podrán aprender por sí mismos. Hay que crear, construir, generar algo nuevo a través del potencial de cada uno de tus alumnos. Steve Jobs nunca fue productivo. Basta que te fijes en los pocos productos que existen en una Appstore. Pero dichos productos son el fruto de una tremenda creatividad.
4 - “La única forma de sentirte satisfecho es hacer un gran trabajo y eso sólo es posible amando lo que hacen. Si aún no lo han encontrado, sigan buscando, no se detengan.”
AMOR, PASIÓN Y ENTUSIASMO. No se puede entender la profesión de docente sin tener en cuenta el amor hacia tu profesión, la pasión que transmites al enseñar y el entusiasmo que contagias a los que te rodean. Basta que mires cualquier Keynote en la que Steve Jobs presentaba un nuevo producto. Es un auténtico placer ver cómo transmitía sobre el escenario, cómo contagiaba su pasión por lo que hacía. Así es como debes enseñar, así es como mejor aprenderán tus alumnos. Y no olvides algo tremendamente importante. Siempre que puedas, genera expectativas. En eso Steve Jobs fue un auténtico genio.
5 - “Preocúpate por la calidad, mucha gente no está preparada para un entorno donde la excelencia es lo que se espera.”
EXCELENCIA. Como docente, no debes obsesionarte por la perfección de tu trabajo, sino por conseguir la excelencia de tus alumnos. La gente no diferencia la perfección de la excelencia y para mí, para Steve Jobs es algo esencial. La perfección sólo busca lo inalcanzable porque no acepta lo imperfecto. La perfección castiga el error. Por el contrario, la excelencia no conoce límites. Si quieres ver un extraordinario ejemplo de excelencia educativa pulsa en el siguiente enlace.
6 - “Tu tiempo es limitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto. No te quedes atrapado en el dogma.”
LIBERTAD. Deja de gestionar tu tiempo y empieza a transformarlo. ¿Qué quiero decir con eso? Pues que debes empezar a tomar decisiones que sean capaces de llevarte a la vida que realmente siempre has querido. Sólo trasformando el tiempo, sólo cuestionándote el uso que haces del tiempo, serás capaz de convertirte en lo que realmente siempre has querido en lugar de ser aquello que te han dicho que seas. Una vez transformes tu tiempo, serás libre para ser lo que quieras, serás libre para enseñar como quieras, alejado de todo doma y viejos clichés.
7 - “Es maravilloso tener una mentalidad de principiante.”
PERSPECTIVA. No hay educación posible sin tener en cuenta la perspectiva. La perspectiva en tu trabajo es esencial porque de ella se nutre tu autoconcepto, la percepción de aquello que haces, de aquello que enseñas. No cometas el error de enseñar sin pensar qué quieres que aprendan tus alumnos y cómo quieres que lo aprendan. Tenlos siempre en cuenta y no dudes en aprender todos los días de ellos. Cuanto más en cuenta tengas a tus alumnos, más cerca estarás de ellos y te reportará enormes beneficios porque harás que aumente su autoestima y la seguridad en ellos mismos. En la educación a veces se comete el error de sobrevalorar la experiencia. Hay que tener cuidado con ella, porque nos puede acabar robando la perspectiva, te puede apartar del activo más importante de una clase: los alumnos.
8 - “Lo simple puede ser más fácil que lo complejo. Tienes que trabajar duro para mantener tu mente clara para hacer posible las cosas. Vale la pena llegar hasta el final con esto, porque cuando terminas puedes mover montañas.”
SIMPLICIDAD. Nunca olvides que lo importante no es lo que enseñas, sino cómo lo enseñas. Por eso, preocúpate de enseñar desde la simplicidad. Dedica tiempo no a la generación de contenido, sino a la preparación de dicho contenido. Pregúntate una y otra vez si la manera que has explicado este contenido se podría mejorar y si se pudiera mejorar, cómo se podría simplificar para llegar al mayor número de alumnos. La simplicidad siempre fue una norma esencial en el trabajo de Steve Jobs. Esa simplicidad ha hecho posible que en un teléfono móvil sólo exista un botón.
9 - “Cada día me miro en el espejo y me pregunto: “Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer?” Si la respuesta es no durante demasiados días seguidos, sé que necesito cambiar algo.”
REFLEXIÓN. Como docente, te puedes pasar la vida quejándote, resignándote o reinventándote. Esta última decisión es la que hará de ti un docente diferente, un docente capaz de enseñar y de inspirar. La queja te conduce al inmovilismo. La resignación conduce al aburrimiento. Sin embargo, si reflexionas continuamente sobre tu labor docente, siempre verás que hay un amplio margen de mejora. No dejes de hacerte preguntas y no pares de buscar las mejores respuestas. Think different. Think outside the box.
10 - “Cambiaría, si pudiera, toda mi tecnología por una tarde con Sócrates.”
PERSONAS. He dejado esta frase para el final porque es de mis favoritas y creo que da fe de lo poco que conoce la gente a Steve Jobs. Lo que debes aprender de esta frase es que el mayor valor que tienes en tu aula siempre serán tus alumnos. La educación siempre debe mirar por y para las personas. Steve Jobs siempre lo tuvo claro. En este sentido, la tecnología sólo es una herramienta para mejorar tu labor docente, pero nunca debes tomarla como un sustituto. Quiero pensar que la tecnología aplicada a la labor docente te hace mejor docente, pero nunca olvides que eres tú el que dejarás huella en tus alumnos, es a ti a quien recordarán por lo que fuiste, por lo que les enseñaste a través de la tecnología. Dedica, por tanto, tiempo a tus alumnos, son ellos el mayor valor de la educación.
Estas son las 10 frases de Steve Jobs que he elegido para ti. Espero que te hayan gustado.
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Frases de Steve Jobs hay muchas y de gran valor. Lo cierto es que no ha sido nada fácil seleccionar aquellas que más se ciñen a la labor como docente. Aún así, creo que las 10 frases de Steve Jobs que te he seleccionado expresamente para ti son sin duda una auténtica declaración de intenciones, un auténtico reto para la mejora de tu práctica docente.
Quiero pensar que este blog (justificaturespuesta.com) le debe algo o mucho a Steve Jobs, porque en él he querido reflejar algunas de las cualidades que más admiro de su persona y de su trabajo. Hay que aprender de los mejores. Hay que aprender de las personas que inspiran, de aquellas que tienen la oportunidad de transformar el mundo desde su especialidad. Estas 10 frases de Steve Jobs son un claro ejemplo de ello. ¿Quieres conocerlas? Entonces acompáñame.
10 FRASES DE STEVE JOBS PARA LA MEJORA DE TU PRÁCTICA DOCENTE.
1 - “El diseño no es qué aspecto tiene. Es cómo funciona.”
FUNCIONALIDAD. Como docente siempre tienes que perseguir por igual la ética y la estética, la belleza y la funcionalidad. Hay que esforzarse por crear en las aulas algo bello que puedas ofrecer a tus alumnos, algo con un alto contenido estético. Pero ese contenido estético siempre debe estar ligado a la funcionalidad, siempre debes priorizar que se pueda hacer un uso del contenido que enseñas. Es un error centrarse sólo en el contenido. Hay que buscar a su vez el lado estético de dicho contenido y darle una usabilidad para que tus alumnos se enamoren de aquello que enseñas, de aquello que les ofreces.
2 - “Estoy convencido de que la mitad de lo que separa a los emprendedores exitosos de los no exitosos es la perseverancia.”
PERSEVERANCIA. En los centros educativos se habla continuamente de productividad. Yo prefiero hablar de determinación y perseverancia. Son estas dos cualidades las que forjan a las personas. La escuela está obsesionada en relacionar el éxito con los resultados, con el producto final, cuando de lo que se trata es de educar a tus alumnos desde la perseverancia, la cultura del esfuerzo, la honestidad en el trabajo, el placer por el aprendizaje.
3 - “La creatividad consiste simplemente en conectar las cosas.”
CREATIVIDAD. Cuanto menos productivos sean tus alumnos, más posibilidades tendrán de ser creativos. Hay que enseñar para crear, no para copiar, ni memorizar. La creatividad no es más que establecer conexiones, asociaciones de ideas. Ese es el verdadero reto que tienes como docente: enseñar aquello que tus alumnos nunca podrán aprender por sí mismos. Hay que crear, construir, generar algo nuevo a través del potencial de cada uno de tus alumnos. Steve Jobs nunca fue productivo. Basta que te fijes en los pocos productos que existen en una Appstore. Pero dichos productos son el fruto de una tremenda creatividad.
4 - “La única forma de sentirte satisfecho es hacer un gran trabajo y eso sólo es posible amando lo que hacen. Si aún no lo han encontrado, sigan buscando, no se detengan.”
AMOR, PASIÓN Y ENTUSIASMO. No se puede entender la profesión de docente sin tener en cuenta el amor hacia tu profesión, la pasión que transmites al enseñar y el entusiasmo que contagias a los que te rodean. Basta que mires cualquier Keynote en la que Steve Jobs presentaba un nuevo producto. Es un auténtico placer ver cómo transmitía sobre el escenario, cómo contagiaba su pasión por lo que hacía. Así es como debes enseñar, así es como mejor aprenderán tus alumnos. Y no olvides algo tremendamente importante. Siempre que puedas, genera expectativas. En eso Steve Jobs fue un auténtico genio.
5 - “Preocúpate por la calidad, mucha gente no está preparada para un entorno donde la excelencia es lo que se espera.”
EXCELENCIA. Como docente, no debes obsesionarte por la perfección de tu trabajo, sino por conseguir la excelencia de tus alumnos. La gente no diferencia la perfección de la excelencia y para mí, para Steve Jobs es algo esencial. La perfección sólo busca lo inalcanzable porque no acepta lo imperfecto. La perfección castiga el error. Por el contrario, la excelencia no conoce límites. Si quieres ver un extraordinario ejemplo de excelencia educativa pulsa en el siguiente enlace.
6 - “Tu tiempo es limitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto. No te quedes atrapado en el dogma.”
LIBERTAD. Deja de gestionar tu tiempo y empieza a transformarlo. ¿Qué quiero decir con eso? Pues que debes empezar a tomar decisiones que sean capaces de llevarte a la vida que realmente siempre has querido. Sólo trasformando el tiempo, sólo cuestionándote el uso que haces del tiempo, serás capaz de convertirte en lo que realmente siempre has querido en lugar de ser aquello que te han dicho que seas. Una vez transformes tu tiempo, serás libre para ser lo que quieras, serás libre para enseñar como quieras, alejado de todo doma y viejos clichés.
7 - “Es maravilloso tener una mentalidad de principiante.”
PERSPECTIVA. No hay educación posible sin tener en cuenta la perspectiva. La perspectiva en tu trabajo es esencial porque de ella se nutre tu autoconcepto, la percepción de aquello que haces, de aquello que enseñas. No cometas el error de enseñar sin pensar qué quieres que aprendan tus alumnos y cómo quieres que lo aprendan. Tenlos siempre en cuenta y no dudes en aprender todos los días de ellos. Cuanto más en cuenta tengas a tus alumnos, más cerca estarás de ellos y te reportará enormes beneficios porque harás que aumente su autoestima y la seguridad en ellos mismos. En la educación a veces se comete el error de sobrevalorar la experiencia. Hay que tener cuidado con ella, porque nos puede acabar robando la perspectiva, te puede apartar del activo más importante de una clase: los alumnos.
8 - “Lo simple puede ser más fácil que lo complejo. Tienes que trabajar duro para mantener tu mente clara para hacer posible las cosas. Vale la pena llegar hasta el final con esto, porque cuando terminas puedes mover montañas.”
SIMPLICIDAD. Nunca olvides que lo importante no es lo que enseñas, sino cómo lo enseñas. Por eso, preocúpate de enseñar desde la simplicidad. Dedica tiempo no a la generación de contenido, sino a la preparación de dicho contenido. Pregúntate una y otra vez si la manera que has explicado este contenido se podría mejorar y si se pudiera mejorar, cómo se podría simplificar para llegar al mayor número de alumnos. La simplicidad siempre fue una norma esencial en el trabajo de Steve Jobs. Esa simplicidad ha hecho posible que en un teléfono móvil sólo exista un botón.
9 - “Cada día me miro en el espejo y me pregunto: “Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer?” Si la respuesta es no durante demasiados días seguidos, sé que necesito cambiar algo.”
REFLEXIÓN. Como docente, te puedes pasar la vida quejándote, resignándote o reinventándote. Esta última decisión es la que hará de ti un docente diferente, un docente capaz de enseñar y de inspirar. La queja te conduce al inmovilismo. La resignación conduce al aburrimiento. Sin embargo, si reflexionas continuamente sobre tu labor docente, siempre verás que hay un amplio margen de mejora. No dejes de hacerte preguntas y no pares de buscar las mejores respuestas. Think different. Think outside the box.
10 - “Cambiaría, si pudiera, toda mi tecnología por una tarde con Sócrates.”
PERSONAS. He dejado esta frase para el final porque es de mis favoritas y creo que da fe de lo poco que conoce la gente a Steve Jobs. Lo que debes aprender de esta frase es que el mayor valor que tienes en tu aula siempre serán tus alumnos. La educación siempre debe mirar por y para las personas. Steve Jobs siempre lo tuvo claro. En este sentido, la tecnología sólo es una herramienta para mejorar tu labor docente, pero nunca debes tomarla como un sustituto. Quiero pensar que la tecnología aplicada a la labor docente te hace mejor docente, pero nunca olvides que eres tú el que dejarás huella en tus alumnos, es a ti a quien recordarán por lo que fuiste, por lo que les enseñaste a través de la tecnología. Dedica, por tanto, tiempo a tus alumnos, son ellos el mayor valor de la educación.
Estas son las 10 frases de Steve Jobs que he elegido para ti. Espero que te hayan gustado.
Alberto Fraile Oliver entrevista a Claudio Naranjo .
“La crisis de la educación no es una crisis más entre las muchas crisis que tenemos, sino que la educación está en el centro del problema. El mundo está en una crisis profunda porque no tenemos una educación para la conciencia”.
Cuando uno escucha a este psiquiatra chileno de 75 años da la sensación de estar frente al Jean-Jacques Rousseau de nuestro tiempo.
Cuenta que estaba bastante dormido hasta que en los años 60 se fue a vivir a EE.UU., allí fue discípulo de Fritz Perls, uno de los grandes terapeutas del siglo XX y formó parte del equipo del Instituto Esalen en California. Allí tuvo grandes experiencias en el mundo terapéutico y en el mundo espiritual. Contactó con el sufismo y se convirtió en uno de los introductores de Eneagrama en Occidente. También bebió del budismo tibetano y el zen.
Claudio Naranjo ha dedicado su vida a la investigación y a la docencia en Universidades como Hardvard y Berkeley. Ha fundado el programa SAT, una integración de la terapia Gestalt, el Eneagrama y la Meditación para enriquecer la formación de profesores. En este momento está lanzando un aviso muy contundente: o cambiamos la educación o este mundo se va a pique.
Dices que para cambiar el mundo hay que cambiar la educación ¿cuál es la problemática de la educación y cuál es tu propuesta?
La problemática en la educación no es de ninguna manera la que a los educadores les parece que es. Creen que los estudiantes ya no quieren lo que se les ofrece. A la gente se le quiere forzar a una educación irrelevante y se defiende con trastornos de la atención, con desmotivación. Yo pienso que la educación no está al servicio de la evolución humana sino de la producción o más bien de la socialización. Esta educación sirve para domesticar a la gente de generación en generación para que sigan siendo unos corderitos manipulables por los medios de comunicación. Esto es socialmente un gran daño. Se quiere usar la educación como una manera de meter en la cabeza de la gente una manera de ver las cosas que le conviene al sistema, a la burocracia. Nuestra mayor necesidad es la de una educación para evolucionar, para que la gente sea lo que podría ser.
La crisis de la educación no es una crisis más entre las muchas crisis que tenemos, sino que la educación está en el centro del problema. El mundo está en una crisis profunda porque no tenemos una educación para la conciencia. Tenemos una educación que en cierto modo le está robando a la gente su conciencia, su tiempo y su vida.
El modelo de desarrollo económico de hoy ha eclipsado el desarrollo de la persona.
¿Cómo sería una educación para que seamos seres completos?
La educación enseña a la gente a pasar exámenes, no a pensar por sí misma. En un examen no se mide la comprensión, se mide la capacidad de repetir. ¡Es ridículo, se pierde una cantidad tan grande de energía! En lugar de una educación para la información, se necesitaría una educación que se ocupe del aspecto emocional y una educación de la mente profunda. A mí me parece que estamos presos entre una alternativa idiota, que es la educación laica y una educación autoritaria que es la educación religiosa tradicional. Está bien separar Estado e Iglesia pero, por ejemplo en España, han echado por la borda el espíritu como si religión y espíritu fueran la misma cosa. Necesitamos que la educación atienda también a la mente profunda.
¿Cuándo hablas de espiritualidad y de mente profunda a qué te refieres exactamente?
Tiene que ver con la conciencia misma. Tiene que ver con aquella parte de la mente de la que depende el sentido de la vida. Se está educando a la gente sin ese sentido. Tampoco es la educación de valores porque la educación de valores es demasiado retórica e intelectual. Los valores deberían ser cultivados a través de un proceso de transformación de la persona y esta transformación está muy lejos de la educación actual.
La educación también tiene que incluir un aspecto terapéutico. Desarrollarse como persona no se puede separar del crecimiento emocional. Los jóvenes están muy dañados afectiva y emocionalmente por el hecho de que el mercado laboral se traga a los padres y ya no tienen disponibilidad para los hijos. Hay mucha carencia amorosa y muchos desequilibrios en los niños. No puede aprender intelectualmente una persona que está dañada emocionalmente.
Lo terapéutico tiene mucho que ver con devolverle a la persona la libertad, la espontaneidad y la capacidad de conocer sus propios deseos. El mundo civilizado es un mundo domesticado y la enseñanza y la crianza son instrumentos de esa domesticación. Tenemos una civilización enferma, los artistas se dieron cuenta hace mucho tiempo y ahora cada vez más los pensadores.
A la educación parece solo interesarle desarrollar la parte racional de la gente ¿Qué otras cosas podrían desarrollarse?
Yo pongo énfasis en que somos seres con tres cerebros: tenemos cabeza (cerebro intelectual), corazón (cerebro emocional) y tripas (cerebro visceral o instintivo). La civilización está íntimamente ligada por la toma de poder por el cerebro racional. Con el momento en que los hombres predominaron en el dominio político, unos 6.000 años atrás, se instaura esto que llamamos civilización. Y no es solamente el dominio masculino ni el dominio de la razón sino también de la razón instrumental y práctica, que se asocia con la tecnología; es este predominio de la razón instrumental sobre el afecto y sobre la sabiduría instintiva lo que nos tiene tan empobrecidos. La plenitud la puede vivir sólo una persona que tiene sus tres cerebros en orden y coordinados. Desde mi punto de vista necesitamos una educación para seres tri-cerebrados. Una educación que se podría llamar holística o integral. Si vamos a educar a toda la persona, hemos de tener en cuenta que la persona no es solo razón.
Al sistema le conviene que uno no esté tanto en contacto consigo mismo ni que piense por sí mismo. Por mucho que se levante la bandera de la democracia, se le tiene mucho miedo a que la gente tenga voz y tenga conciencia.
La clase política no está dispuesta a apostar por la educación.
La educación nos sumerge en un mar de conceptos que nos separan de la realidad y nos aprisiona en nuestra propia mente ¿Cómo se puede salir de esa prisión?
Es una gran pregunta y es una pregunta necesaria en el mundo educacional. La idea de que lo conceptual sea una prisión requiere una cierta experiencia de que la vida es más que eso. Para uno que ya tiene el interés en salir de la prisión de lo intelectual, es muy importante la disciplina de detener la mente, la disciplina del silencio, como se practica en todas las tradiciones espirituales: cristianismo, budismo, yoga, chamanismo… Parar los diálogos internos en todas las tradiciones de desarrollo humano ha sido visto como algo muy importante. La persona necesita alimentarse de otra cosa que conceptos. La educación quiere encerrar a la persona en un lugar donde se la somete a una educación conceptual forzada, como si no hubiera otra cosa en la vida. Es muy importante, por ejemplo, la belleza. La capacidad de reverencia, de asombro, de veneración, de devoción. No tiene que ver necesariamente con una religión o con un sistema de creencias. Es una parte importante de la vida interior que se está perdiendo de la misma manera en que se están perdiendo los espacios bellos de la superficie de la Tierra, a medida que se construye y se urbaniza.
Precisamente quería preguntarte tu opinión sobre la crisis ecológica que vivimos.
Es una crisis muy evidente, es la amenaza más tangible de todas. Se puede prever fácilmente que con el calentamiento de la Tierra, con el envenenamiento de los océanos y otros desastres que están pasando, no vamos a poder sobrevivir tantas personas como las que somos ahora.
Estamos viviendo gracias al petróleo y consumimos más recursos de los que la tierra produce. Es una cuenta atrás. Cuando se nos acabe el combustible será un desastre para el mundo tecnológico que tenemos.
La gente a la que llamamos más primitiva como los indígenas tienen una forma de tratar a la naturaleza que no viene del sentido utilitario. En la ecología como en la economía y otras cosas, hemos querido prescindir de la conciencia y funcionar sólo con argumentos racionales y eso nos está llevando al desastre. La crisis ecológica sólo puede pararse con un cambio de corazón, verdadera transformación, que sólo la puede dar un proceso educativo. Por eso no tengo mucha fe ni en las terapias ni en las religiones. Solo una educación holística podría prevenir el deterioro de la mente y del planeta.
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“La crisis de la educación no es una crisis más entre las muchas crisis que tenemos, sino que la educación está en el centro del problema. El mundo está en una crisis profunda porque no tenemos una educación para la conciencia”.
Cuando uno escucha a este psiquiatra chileno de 75 años da la sensación de estar frente al Jean-Jacques Rousseau de nuestro tiempo.
Cuenta que estaba bastante dormido hasta que en los años 60 se fue a vivir a EE.UU., allí fue discípulo de Fritz Perls, uno de los grandes terapeutas del siglo XX y formó parte del equipo del Instituto Esalen en California. Allí tuvo grandes experiencias en el mundo terapéutico y en el mundo espiritual. Contactó con el sufismo y se convirtió en uno de los introductores de Eneagrama en Occidente. También bebió del budismo tibetano y el zen.
Claudio Naranjo ha dedicado su vida a la investigación y a la docencia en Universidades como Hardvard y Berkeley. Ha fundado el programa SAT, una integración de la terapia Gestalt, el Eneagrama y la Meditación para enriquecer la formación de profesores. En este momento está lanzando un aviso muy contundente: o cambiamos la educación o este mundo se va a pique.
Dices que para cambiar el mundo hay que cambiar la educación ¿cuál es la problemática de la educación y cuál es tu propuesta?
La problemática en la educación no es de ninguna manera la que a los educadores les parece que es. Creen que los estudiantes ya no quieren lo que se les ofrece. A la gente se le quiere forzar a una educación irrelevante y se defiende con trastornos de la atención, con desmotivación. Yo pienso que la educación no está al servicio de la evolución humana sino de la producción o más bien de la socialización. Esta educación sirve para domesticar a la gente de generación en generación para que sigan siendo unos corderitos manipulables por los medios de comunicación. Esto es socialmente un gran daño. Se quiere usar la educación como una manera de meter en la cabeza de la gente una manera de ver las cosas que le conviene al sistema, a la burocracia. Nuestra mayor necesidad es la de una educación para evolucionar, para que la gente sea lo que podría ser.
La crisis de la educación no es una crisis más entre las muchas crisis que tenemos, sino que la educación está en el centro del problema. El mundo está en una crisis profunda porque no tenemos una educación para la conciencia. Tenemos una educación que en cierto modo le está robando a la gente su conciencia, su tiempo y su vida.
El modelo de desarrollo económico de hoy ha eclipsado el desarrollo de la persona.
¿Cómo sería una educación para que seamos seres completos?
La educación enseña a la gente a pasar exámenes, no a pensar por sí misma. En un examen no se mide la comprensión, se mide la capacidad de repetir. ¡Es ridículo, se pierde una cantidad tan grande de energía! En lugar de una educación para la información, se necesitaría una educación que se ocupe del aspecto emocional y una educación de la mente profunda. A mí me parece que estamos presos entre una alternativa idiota, que es la educación laica y una educación autoritaria que es la educación religiosa tradicional. Está bien separar Estado e Iglesia pero, por ejemplo en España, han echado por la borda el espíritu como si religión y espíritu fueran la misma cosa. Necesitamos que la educación atienda también a la mente profunda.
¿Cuándo hablas de espiritualidad y de mente profunda a qué te refieres exactamente?
Tiene que ver con la conciencia misma. Tiene que ver con aquella parte de la mente de la que depende el sentido de la vida. Se está educando a la gente sin ese sentido. Tampoco es la educación de valores porque la educación de valores es demasiado retórica e intelectual. Los valores deberían ser cultivados a través de un proceso de transformación de la persona y esta transformación está muy lejos de la educación actual.
La educación también tiene que incluir un aspecto terapéutico. Desarrollarse como persona no se puede separar del crecimiento emocional. Los jóvenes están muy dañados afectiva y emocionalmente por el hecho de que el mercado laboral se traga a los padres y ya no tienen disponibilidad para los hijos. Hay mucha carencia amorosa y muchos desequilibrios en los niños. No puede aprender intelectualmente una persona que está dañada emocionalmente.
Lo terapéutico tiene mucho que ver con devolverle a la persona la libertad, la espontaneidad y la capacidad de conocer sus propios deseos. El mundo civilizado es un mundo domesticado y la enseñanza y la crianza son instrumentos de esa domesticación. Tenemos una civilización enferma, los artistas se dieron cuenta hace mucho tiempo y ahora cada vez más los pensadores.
A la educación parece solo interesarle desarrollar la parte racional de la gente ¿Qué otras cosas podrían desarrollarse?
Yo pongo énfasis en que somos seres con tres cerebros: tenemos cabeza (cerebro intelectual), corazón (cerebro emocional) y tripas (cerebro visceral o instintivo). La civilización está íntimamente ligada por la toma de poder por el cerebro racional. Con el momento en que los hombres predominaron en el dominio político, unos 6.000 años atrás, se instaura esto que llamamos civilización. Y no es solamente el dominio masculino ni el dominio de la razón sino también de la razón instrumental y práctica, que se asocia con la tecnología; es este predominio de la razón instrumental sobre el afecto y sobre la sabiduría instintiva lo que nos tiene tan empobrecidos. La plenitud la puede vivir sólo una persona que tiene sus tres cerebros en orden y coordinados. Desde mi punto de vista necesitamos una educación para seres tri-cerebrados. Una educación que se podría llamar holística o integral. Si vamos a educar a toda la persona, hemos de tener en cuenta que la persona no es solo razón.
Al sistema le conviene que uno no esté tanto en contacto consigo mismo ni que piense por sí mismo. Por mucho que se levante la bandera de la democracia, se le tiene mucho miedo a que la gente tenga voz y tenga conciencia.
La clase política no está dispuesta a apostar por la educación.
La educación nos sumerge en un mar de conceptos que nos separan de la realidad y nos aprisiona en nuestra propia mente ¿Cómo se puede salir de esa prisión?
Es una gran pregunta y es una pregunta necesaria en el mundo educacional. La idea de que lo conceptual sea una prisión requiere una cierta experiencia de que la vida es más que eso. Para uno que ya tiene el interés en salir de la prisión de lo intelectual, es muy importante la disciplina de detener la mente, la disciplina del silencio, como se practica en todas las tradiciones espirituales: cristianismo, budismo, yoga, chamanismo… Parar los diálogos internos en todas las tradiciones de desarrollo humano ha sido visto como algo muy importante. La persona necesita alimentarse de otra cosa que conceptos. La educación quiere encerrar a la persona en un lugar donde se la somete a una educación conceptual forzada, como si no hubiera otra cosa en la vida. Es muy importante, por ejemplo, la belleza. La capacidad de reverencia, de asombro, de veneración, de devoción. No tiene que ver necesariamente con una religión o con un sistema de creencias. Es una parte importante de la vida interior que se está perdiendo de la misma manera en que se están perdiendo los espacios bellos de la superficie de la Tierra, a medida que se construye y se urbaniza.
Precisamente quería preguntarte tu opinión sobre la crisis ecológica que vivimos.
Es una crisis muy evidente, es la amenaza más tangible de todas. Se puede prever fácilmente que con el calentamiento de la Tierra, con el envenenamiento de los océanos y otros desastres que están pasando, no vamos a poder sobrevivir tantas personas como las que somos ahora.
Estamos viviendo gracias al petróleo y consumimos más recursos de los que la tierra produce. Es una cuenta atrás. Cuando se nos acabe el combustible será un desastre para el mundo tecnológico que tenemos.
La gente a la que llamamos más primitiva como los indígenas tienen una forma de tratar a la naturaleza que no viene del sentido utilitario. En la ecología como en la economía y otras cosas, hemos querido prescindir de la conciencia y funcionar sólo con argumentos racionales y eso nos está llevando al desastre. La crisis ecológica sólo puede pararse con un cambio de corazón, verdadera transformación, que sólo la puede dar un proceso educativo. Por eso no tengo mucha fe ni en las terapias ni en las religiones. Solo una educación holística podría prevenir el deterioro de la mente y del planeta.
Un artículo de Elisa Ramírez, profesora en un centro público y miembro de Yo estudié en la pública.
¿Qué habría ocurrido si cualquier articulista más o menos desconocido hubiese sugerido que nuestro sistema educativo debe tomar ejemplo del modelo de entrenamiento del ejército estadounidense? Quizá poca gente se habría enterado y muchos de quienes sí lo hubieran hecho habrían considerado, con toda la razón, que quien firmaba el artículo tenía el juicio perturbado y un concepto de la educación más que sospechoso. Pero claro, "si lo dice Marina..." Pues si lo dice José Antonio Marina la propuesta sigue siendo igual de bárbara, y asusta mucho más aún, precisamente porque lo dice José Antonio Marina y hay a quienes el argumento de autoridad les basta para sustituir o complementar las tablas de la ley.
Ya el propio autor/ perpetrador de la propuesta parece anticiparse a la primera crítica posible, y, tras repasar los modelos pedagógicos que se ha dedicado a estudiar (ahora el del entrenamiento militar), advierte: “Me fijo solo en sus técnicas, no en el uso que después se hace de ellas". Lo que equivale a obviar la finalidad con la que se diseñan y entrenan dichas técnicas; eso implica, si de educación se trata, eludir la pregunta fundamental de para qué educamos. En el artículo del ínclito Marina se presenta la respuesta, por si alguno todavía andaba despistado: para ser más rápidos que el enemigo. Ya tenemos ahí, una vez más, la educación concebida como lucha (cuánto recuerda a la “arena internacional” del primer preámbulo de la Lomce), la competitividad más brutal como motor educativo. Porque hablar de solidaridad o apostar por una finalidad humanista y humanitaria de la educación es de trasnochados, de perroflautas que creen que la educación debe servir para crear una sociedad más justa, más feliz y más igualitaria.
Muy en su línea, cita Marina el informe estadounidense, tan revelador para él: nada menos que el Army Learning Concept 2015; de él extrae entre otras la frase que comienza con: “En un entorno de aprendizaje global y altamente competitivo...” para a continuación ilustrarnos con cómo se debe educar en dicho entorno, sin que al parecer se plantee la posibilidad de que precisamente es ese entorno “altamente competitivo” el que urge cambiar. No vaya a ser que nos dé por educar a nuestras futuras generaciones para transformar el mundo. Considerar que este entorno y este mundo es el que hay que conservar y al que hay que adaptarse sí que es autocomplacencia, ya que la menciona, señor Marina. Pero claro, quienes tienen en sus manos de manera más efectiva el poder de cambiar el rumbo de una sociedad mediante leyes educativas más solidarias y equitativas (y Marina parece cosechar cada día un poquito más de influencia en nuestro país) no necesitan transformar en solidaridad la competitividad del mundo, tal vez porque casi siempre salen ganando. También los soldados estadounidenses son adiestrados en la obediencia ciega y empleados como carne de cañón para que se lucren unos cuantos.
Siguiendo con la loa del modelo militar, afirma Marina: “Esto implica un cambio pedagógico: convertir las actividades docentes en actividades de resolución de problemas, personalizar el aprendizaje, reducir las clases magistrales con 'power point', y utilizar actividades de instrucción apoyadas en medios virtuales”. Quien, a estas alturas, necesite leer un documento militar estadounidense para que se le ocurra reducir las clases magistrales o educar en la resolución de problemas (por citar solo dos de sus “ideas”) es que hace mucho que no pisa un aula; ya puede apellidarse Marina y leer cientos de informes de prestigio internacional. Por no hablar de la desfachatez de referirse a la superioridad militar estadounidense sin aludir siquiera a los millones de dólares que ese país invierte en armamento.
Termina el artículo afirmando que su deseo es “suscitar el sentimiento de emergencia educativa”; parece haber llegado a esta conclusión tras las palabras de Tony Wagner referidas a la universidad y al mundo de la empresa. Como si ese sentimiento de emergencia no se hubiese suscitado hace décadas entre amplios sectores de la población, que –es verdad– no gozaban del altavoz que al señor Marina le otorga su prestigio. Lo que sí tenían y siguen teniendo es una visión más lúcida de esa emergencia, que no empieza en la universidad ni en los despachos de una multinacional, sino en las aulas de las escuelas infantiles. Y es que, aunque cada vez son más los neurocientíficos que insisten en la importancia de respetar los distintos ritmos de aprendizaje de los niños y niñas, la Lomce y sus secuaces se empeñan en acelerarlos, para que desde pequeños les quede claro que deben ser rápidos, más rápidos que el enemigo.
Si algo podemos agradecer a José Antonio Marina es que cada día nos brinde más ocasiones de cultivar el espíritu crítico: nadie, por prestigioso que sea, está libre de airear mentiras, ideas perversas ni necedades. Su último artículo es un magnífico ejemplo de ello.
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¿Qué habría ocurrido si cualquier articulista más o menos desconocido hubiese sugerido que nuestro sistema educativo debe tomar ejemplo del modelo de entrenamiento del ejército estadounidense? Quizá poca gente se habría enterado y muchos de quienes sí lo hubieran hecho habrían considerado, con toda la razón, que quien firmaba el artículo tenía el juicio perturbado y un concepto de la educación más que sospechoso. Pero claro, "si lo dice Marina..." Pues si lo dice José Antonio Marina la propuesta sigue siendo igual de bárbara, y asusta mucho más aún, precisamente porque lo dice José Antonio Marina y hay a quienes el argumento de autoridad les basta para sustituir o complementar las tablas de la ley.
Ya el propio autor/ perpetrador de la propuesta parece anticiparse a la primera crítica posible, y, tras repasar los modelos pedagógicos que se ha dedicado a estudiar (ahora el del entrenamiento militar), advierte: “Me fijo solo en sus técnicas, no en el uso que después se hace de ellas". Lo que equivale a obviar la finalidad con la que se diseñan y entrenan dichas técnicas; eso implica, si de educación se trata, eludir la pregunta fundamental de para qué educamos. En el artículo del ínclito Marina se presenta la respuesta, por si alguno todavía andaba despistado: para ser más rápidos que el enemigo. Ya tenemos ahí, una vez más, la educación concebida como lucha (cuánto recuerda a la “arena internacional” del primer preámbulo de la Lomce), la competitividad más brutal como motor educativo. Porque hablar de solidaridad o apostar por una finalidad humanista y humanitaria de la educación es de trasnochados, de perroflautas que creen que la educación debe servir para crear una sociedad más justa, más feliz y más igualitaria.
Muy en su línea, cita Marina el informe estadounidense, tan revelador para él: nada menos que el Army Learning Concept 2015; de él extrae entre otras la frase que comienza con: “En un entorno de aprendizaje global y altamente competitivo...” para a continuación ilustrarnos con cómo se debe educar en dicho entorno, sin que al parecer se plantee la posibilidad de que precisamente es ese entorno “altamente competitivo” el que urge cambiar. No vaya a ser que nos dé por educar a nuestras futuras generaciones para transformar el mundo. Considerar que este entorno y este mundo es el que hay que conservar y al que hay que adaptarse sí que es autocomplacencia, ya que la menciona, señor Marina. Pero claro, quienes tienen en sus manos de manera más efectiva el poder de cambiar el rumbo de una sociedad mediante leyes educativas más solidarias y equitativas (y Marina parece cosechar cada día un poquito más de influencia en nuestro país) no necesitan transformar en solidaridad la competitividad del mundo, tal vez porque casi siempre salen ganando. También los soldados estadounidenses son adiestrados en la obediencia ciega y empleados como carne de cañón para que se lucren unos cuantos.
Siguiendo con la loa del modelo militar, afirma Marina: “Esto implica un cambio pedagógico: convertir las actividades docentes en actividades de resolución de problemas, personalizar el aprendizaje, reducir las clases magistrales con 'power point', y utilizar actividades de instrucción apoyadas en medios virtuales”. Quien, a estas alturas, necesite leer un documento militar estadounidense para que se le ocurra reducir las clases magistrales o educar en la resolución de problemas (por citar solo dos de sus “ideas”) es que hace mucho que no pisa un aula; ya puede apellidarse Marina y leer cientos de informes de prestigio internacional. Por no hablar de la desfachatez de referirse a la superioridad militar estadounidense sin aludir siquiera a los millones de dólares que ese país invierte en armamento.
Termina el artículo afirmando que su deseo es “suscitar el sentimiento de emergencia educativa”; parece haber llegado a esta conclusión tras las palabras de Tony Wagner referidas a la universidad y al mundo de la empresa. Como si ese sentimiento de emergencia no se hubiese suscitado hace décadas entre amplios sectores de la población, que –es verdad– no gozaban del altavoz que al señor Marina le otorga su prestigio. Lo que sí tenían y siguen teniendo es una visión más lúcida de esa emergencia, que no empieza en la universidad ni en los despachos de una multinacional, sino en las aulas de las escuelas infantiles. Y es que, aunque cada vez son más los neurocientíficos que insisten en la importancia de respetar los distintos ritmos de aprendizaje de los niños y niñas, la Lomce y sus secuaces se empeñan en acelerarlos, para que desde pequeños les quede claro que deben ser rápidos, más rápidos que el enemigo.
Si algo podemos agradecer a José Antonio Marina es que cada día nos brinde más ocasiones de cultivar el espíritu crítico: nadie, por prestigioso que sea, está libre de airear mentiras, ideas perversas ni necedades. Su último artículo es un magnífico ejemplo de ello.
Un artículo de J. L Álvarez Cedena.
Consultar la Wikipedia para buscar información acerca de la Wikipedia vendría a ser algo similar a permitir que un abogado defensor fuera el responsable de redactar la sentencia en un juicio. Pero consultar la Wikipedia es inevitable cuando se quiere conocer algo. Cualquier cosa. Lo más bizarro y lo más erudito. Lo hacen usuarios curiosos, pero también periodistas y estudiantes. Esto ha generado no pocas controversias acerca de la fiabilidad (o no) de una de las webs más visitadas de Internet. En el año 2005, cuando su éxito ya era incuestionable, la revista Nature quiso poner fin a cualquier duda publicando un estudio que tituló “La Wikipedia es tan fiable como la Enciclopedia Británica”. Una conclusión rebatida en el libro “La revolución Wikipedia”, que afirmaba que la Británica era un 24% más exacta.
Tengan razón unos u otros, lo cierto es que cambiar el criterio de autoridad por el de conocimiento compartido no es cosa de un día. Lo sabe bien Jimmy Wales, el creador de Wikipedia, quien confiesa que “no existe una fórmula mágica para alcanzar la neutralidad. Uno de los grandes beneficios de nuestro modelo es que hay mucha gente debatiendo y discutiendo hasta la última palabra de una frase hasta acertar con lo correcto”. Desde el 16 de enero de 2001, fecha en la que se registró la primera entrada, el proyecto ha crecido hasta alcanzar (según datos de la propia Wikipedia en inglés) 291 ediciones, 120.000 editores activos (de más de 27 millones registrados) y cerca de 40 millones de artículos publicados. Es, probablemente, el proyecto colaborativo más populoso del mundo. Y la constatación de que nada volverá a ser como antes.
No es posible anticipar qué será de Wikipedia en el futuro, aunque las perspectivas -más allá de los inevitables errores- son favorables. Porque la capacidad de millones de personas haciendo algo juntos de forma altruista es una fuerza poderosa. Wales, que vive entregado a su creación, tiene claro que pasará a la historia; y que cuando en el futuro miren hacia atrás dirán que “en los primeros días de Internet, un grupo de voluntarios se reunieron en un proyecto no comercial para regalar a la humanidad una enciclopedia gratuita en todos los idiomas del mundo”. No es una mala forma de pasar a la posteridad.
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Consultar la Wikipedia para buscar información acerca de la Wikipedia vendría a ser algo similar a permitir que un abogado defensor fuera el responsable de redactar la sentencia en un juicio. Pero consultar la Wikipedia es inevitable cuando se quiere conocer algo. Cualquier cosa. Lo más bizarro y lo más erudito. Lo hacen usuarios curiosos, pero también periodistas y estudiantes. Esto ha generado no pocas controversias acerca de la fiabilidad (o no) de una de las webs más visitadas de Internet. En el año 2005, cuando su éxito ya era incuestionable, la revista Nature quiso poner fin a cualquier duda publicando un estudio que tituló “La Wikipedia es tan fiable como la Enciclopedia Británica”. Una conclusión rebatida en el libro “La revolución Wikipedia”, que afirmaba que la Británica era un 24% más exacta.
Tengan razón unos u otros, lo cierto es que cambiar el criterio de autoridad por el de conocimiento compartido no es cosa de un día. Lo sabe bien Jimmy Wales, el creador de Wikipedia, quien confiesa que “no existe una fórmula mágica para alcanzar la neutralidad. Uno de los grandes beneficios de nuestro modelo es que hay mucha gente debatiendo y discutiendo hasta la última palabra de una frase hasta acertar con lo correcto”. Desde el 16 de enero de 2001, fecha en la que se registró la primera entrada, el proyecto ha crecido hasta alcanzar (según datos de la propia Wikipedia en inglés) 291 ediciones, 120.000 editores activos (de más de 27 millones registrados) y cerca de 40 millones de artículos publicados. Es, probablemente, el proyecto colaborativo más populoso del mundo. Y la constatación de que nada volverá a ser como antes.
No es posible anticipar qué será de Wikipedia en el futuro, aunque las perspectivas -más allá de los inevitables errores- son favorables. Porque la capacidad de millones de personas haciendo algo juntos de forma altruista es una fuerza poderosa. Wales, que vive entregado a su creación, tiene claro que pasará a la historia; y que cuando en el futuro miren hacia atrás dirán que “en los primeros días de Internet, un grupo de voluntarios se reunieron en un proyecto no comercial para regalar a la humanidad una enciclopedia gratuita en todos los idiomas del mundo”. No es una mala forma de pasar a la posteridad.
Un artículo de Mel, educadora infantil y futura pedagoga. Investigadora y asesora en educación emocial y escuela de padres.
Desde que terminé las prácticas profesionales de Educación Infantil, me di cuenta que algo en el Sistema Educativo fallaba. Tenía claro que yo no me había formado para tener a los niños sentados aproximadamente una hora haciendo fichas todos los días. Que yo no había terminado mis estudios para no dar importancia a algo tan relevante como es la Educación Emocional en las escuelas (y fuera de ellas, por supuesto). Que yo no quería ser educadora infantil, para evaluar de una forma tan poco flexible y excesiva a niños de uno a tres años. Cuando empecé a estudiar Pedagogía y ahora que me paso todo el día investigando sobre hechos educativos, fui (y soy) totalmente consciente de que la Educación, tal y como la tenemos en España, habría que cambiarla. Habría que innovar, crear otro punto de vista, otra perspectiva, quizás otro ángulo de visión.
No penséis que soy una ilusa, una soñadora o una chica que está con los pies en la luna y no en la tierra. Sé que eso, hoy por hoy no es posible. No es posible porque ni el sistema educativo ni una gran parte de los padres (por fortuna no todos), no estarían de acuerdo y no soportarían un proceso de innovación. Parto desde la idea de que nuestro sistema educativo es anticuado, inflexible, obsoleto, poco motivador e inspirador y sobre todo absolutamente ineficiente. Está estructurado de tal forma que no da pie a proponer nuevas metodologías (y mucho menos aplicarlas), ni a utilizar nuevos recursos. Está hecho de tal forma que lo único que importa son los aspectos académicos, cuando psicólogos, investigadores y demás especialistas, están cansados de decirnos que el aprendizaje “se mueve” por las emociones. Y está hecho de tal forma que en los centros educativos, el grado de libertad e independencia que tienen es absolutamente nulo.
Cada vez más personas están de acuerdo que una Nueva Educación sería el progreso de todos. Que sería la solución. Adaptar metodologías, recursos, espacios y actividades para los alumnos de hoy. Dar la oportunidad a esos maestros, profesores y profesionales de la educación que se la merecen de verdad, que sienten verdadera pasión por su trabajo, que se implican en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Una Nueva Educación, que enseñe a los alumnos a pensar, a ser críticos, a tener una opinión propia de las cosas. Una Educación que abarque a todos los estudiantes, que se les de importancia, que se les escuche, que se les valore, que se les entienda. Una Nueva Educación, que le de el papel protagonista a las emociones, a los valores, a los sentimientos, y no que éstos se queden como secundarios. Una Nueva Educación donde no se obligue en Infantil como “principal objetivo de la etapa” enseñar algo que los niños no están preparados a aprender. Sí, que se aprendan cosas, pero siempre a través del juego y de actividades lúdicas, no por medio de las fichas.
Un Sistema Educativo que reconozca lo importante que es la Educación Musical, la Educación Artística y la Educación Física para los alumnos, y por supuesto, en el que no se diga que esas asignaturas son una pérdida de tiempo. Un Sistema Educativo que dé libertad y autonomía para que los centros apliquen las metodologías que ellos vean adecuadas para sus alumnos. Un Sistema Educativo que no se rija totalmente por los “objetivos a alcanzar”, que sea capaz de dar la oportunidad a sus alumnos de desarrollar sus competencias y habilidades, sean cuales sean. Y que se les valore por ello. Un Sistema Educativo alejado de los exámenes, de las evaluaciones, del aprendizaje por memorización si entender lo que se está leyendo. Alejado del concepto “tomar apuntes del profesor y ya está”. Estaríamos pidiendo una Educación donde los estudiantes pudieran hablar, debatir, opinar y hacer críticas con respeto. Una Educación donde se fomente el trabajo en equipo, la colaboración entre compañeros. Una Educación que no ponga números a los alumnos. Y que no defienda únicamente la idea de… “este chico es brillante porque ha sacado todo sobresalientes”.
Está claro, que nuestro Sistema Educativo actual no está preparado para eso. Pero como decía antes, la mayoría de los padres, desgraciadamente tampoco. Y digo esto, porque los padres son casi los primeros en querer una Educación Tradicional (ojo, como he explicado no todos), son los primeros en dar importancia a las exámenes, a las evaluaciones, a las notas y a las fichas en la etapa de Infantil. Son los primerísimos en quejarse a los maestros que intentan despegarse un poco de esas inflexibles y autoritarias ideas. Y son los primeros en dar importancia a los suspensos y a los aprobados en vez de a los sentimientos y emociones de sus hijos. Hay progenitores que se enfadan si no ven en la agenda de sus niños más pequeños que hayan aprendido algún concepto académico en el día. Y cuando se reúnen con la educadora o el educador y éstos les dicen: “no, no ha aprendido nada académico hoy, pero ha dado un abrazo a un compañero que estaba triste, o ha hecho un mural con pinturas de dedo, o ha recogido hojas del parque…” les miran mal y exigen (sí, sí: exigen), hablar con el jefe de estudios o director.
Poco a poco hay más padres y profesionales de la educación que luchan con todas sus fuerzas por cambiar las cosas, y la verdad, no se pueden imaginar lo que les admiro. Esos padres que emiten un folio al maestro de sus hijos diciendo que el niño no ha hecho los deberes en Navidad porque las vacaciones son para descansar. Esos padres que se implican con la escuela, que aportan ideas, opiniones, que se dejan aconsejar por los educadores. Esos padres que llega el boletín de notas y que anima a su hijo a ser mejor persona. Y por supuesto, esos maestros y profesores que van contra viento y marea, que enseñan valores, que dan importancia a las emociones, que motivan a sus estudiantes a descubrir, a experimentar, a pensar, a buscar y a defender sus propias ideas. Que ayudan a tener una identidad propia. Personalmente creo que, para cambiar la Educación, para tener esa Educación para todos que muchos ansían, hace falta que gran parte de las personas cambien primero, que miren, que investiguen y que piensen si la Educación que tenemos ahora, es la que de verdad quieren para su familia.
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Desde que terminé las prácticas profesionales de Educación Infantil, me di cuenta que algo en el Sistema Educativo fallaba. Tenía claro que yo no me había formado para tener a los niños sentados aproximadamente una hora haciendo fichas todos los días. Que yo no había terminado mis estudios para no dar importancia a algo tan relevante como es la Educación Emocional en las escuelas (y fuera de ellas, por supuesto). Que yo no quería ser educadora infantil, para evaluar de una forma tan poco flexible y excesiva a niños de uno a tres años. Cuando empecé a estudiar Pedagogía y ahora que me paso todo el día investigando sobre hechos educativos, fui (y soy) totalmente consciente de que la Educación, tal y como la tenemos en España, habría que cambiarla. Habría que innovar, crear otro punto de vista, otra perspectiva, quizás otro ángulo de visión.
No penséis que soy una ilusa, una soñadora o una chica que está con los pies en la luna y no en la tierra. Sé que eso, hoy por hoy no es posible. No es posible porque ni el sistema educativo ni una gran parte de los padres (por fortuna no todos), no estarían de acuerdo y no soportarían un proceso de innovación. Parto desde la idea de que nuestro sistema educativo es anticuado, inflexible, obsoleto, poco motivador e inspirador y sobre todo absolutamente ineficiente. Está estructurado de tal forma que no da pie a proponer nuevas metodologías (y mucho menos aplicarlas), ni a utilizar nuevos recursos. Está hecho de tal forma que lo único que importa son los aspectos académicos, cuando psicólogos, investigadores y demás especialistas, están cansados de decirnos que el aprendizaje “se mueve” por las emociones. Y está hecho de tal forma que en los centros educativos, el grado de libertad e independencia que tienen es absolutamente nulo.
Cada vez más personas están de acuerdo que una Nueva Educación sería el progreso de todos. Que sería la solución. Adaptar metodologías, recursos, espacios y actividades para los alumnos de hoy. Dar la oportunidad a esos maestros, profesores y profesionales de la educación que se la merecen de verdad, que sienten verdadera pasión por su trabajo, que se implican en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Una Nueva Educación, que enseñe a los alumnos a pensar, a ser críticos, a tener una opinión propia de las cosas. Una Educación que abarque a todos los estudiantes, que se les de importancia, que se les escuche, que se les valore, que se les entienda. Una Nueva Educación, que le de el papel protagonista a las emociones, a los valores, a los sentimientos, y no que éstos se queden como secundarios. Una Nueva Educación donde no se obligue en Infantil como “principal objetivo de la etapa” enseñar algo que los niños no están preparados a aprender. Sí, que se aprendan cosas, pero siempre a través del juego y de actividades lúdicas, no por medio de las fichas.
Un Sistema Educativo que reconozca lo importante que es la Educación Musical, la Educación Artística y la Educación Física para los alumnos, y por supuesto, en el que no se diga que esas asignaturas son una pérdida de tiempo. Un Sistema Educativo que dé libertad y autonomía para que los centros apliquen las metodologías que ellos vean adecuadas para sus alumnos. Un Sistema Educativo que no se rija totalmente por los “objetivos a alcanzar”, que sea capaz de dar la oportunidad a sus alumnos de desarrollar sus competencias y habilidades, sean cuales sean. Y que se les valore por ello. Un Sistema Educativo alejado de los exámenes, de las evaluaciones, del aprendizaje por memorización si entender lo que se está leyendo. Alejado del concepto “tomar apuntes del profesor y ya está”. Estaríamos pidiendo una Educación donde los estudiantes pudieran hablar, debatir, opinar y hacer críticas con respeto. Una Educación donde se fomente el trabajo en equipo, la colaboración entre compañeros. Una Educación que no ponga números a los alumnos. Y que no defienda únicamente la idea de… “este chico es brillante porque ha sacado todo sobresalientes”.
Está claro, que nuestro Sistema Educativo actual no está preparado para eso. Pero como decía antes, la mayoría de los padres, desgraciadamente tampoco. Y digo esto, porque los padres son casi los primeros en querer una Educación Tradicional (ojo, como he explicado no todos), son los primeros en dar importancia a las exámenes, a las evaluaciones, a las notas y a las fichas en la etapa de Infantil. Son los primerísimos en quejarse a los maestros que intentan despegarse un poco de esas inflexibles y autoritarias ideas. Y son los primeros en dar importancia a los suspensos y a los aprobados en vez de a los sentimientos y emociones de sus hijos. Hay progenitores que se enfadan si no ven en la agenda de sus niños más pequeños que hayan aprendido algún concepto académico en el día. Y cuando se reúnen con la educadora o el educador y éstos les dicen: “no, no ha aprendido nada académico hoy, pero ha dado un abrazo a un compañero que estaba triste, o ha hecho un mural con pinturas de dedo, o ha recogido hojas del parque…” les miran mal y exigen (sí, sí: exigen), hablar con el jefe de estudios o director.
Poco a poco hay más padres y profesionales de la educación que luchan con todas sus fuerzas por cambiar las cosas, y la verdad, no se pueden imaginar lo que les admiro. Esos padres que emiten un folio al maestro de sus hijos diciendo que el niño no ha hecho los deberes en Navidad porque las vacaciones son para descansar. Esos padres que se implican con la escuela, que aportan ideas, opiniones, que se dejan aconsejar por los educadores. Esos padres que llega el boletín de notas y que anima a su hijo a ser mejor persona. Y por supuesto, esos maestros y profesores que van contra viento y marea, que enseñan valores, que dan importancia a las emociones, que motivan a sus estudiantes a descubrir, a experimentar, a pensar, a buscar y a defender sus propias ideas. Que ayudan a tener una identidad propia. Personalmente creo que, para cambiar la Educación, para tener esa Educación para todos que muchos ansían, hace falta que gran parte de las personas cambien primero, que miren, que investiguen y que piensen si la Educación que tenemos ahora, es la que de verdad quieren para su familia.
Un artículo de Mario Valdez.
Todas las notas que se escriben sobre patologías que provocan trastornos del aprendizaje, refieren con machacona insistencia a los problemas que presentan los niños que las padecen, las características neurológicas de cada patología, cómo se ven estos chicos afectados y qué debe hacerse para solucionar el problema. Y está bien que así sea, ya que es prior informar a padres y docentes sobre cada uno de estos ítem, ya que en forma permanente se experimentan y descubren nuevos aspectos que enriquecen el conocimientos de las neurociencias, una ciencia tan nueva como maravillosa. Pero en esta nota, deseo referirme a otro costado de esta problemática, cual es el precio que pagan estos niños. Un alto precio en frustraciones, reclamos de adultos, caída de autoestima, necesidad de esfuerzo redoblado y tiempo robado a la merecida distracción.
Es común escuchar que antes de ser diagnosticados, los niños con déficit de atención son tratados en su casa de “colgados”, “tontos”, “distraídos”, “aplastados o terribles”, (si agregan hiperactividad o no), “vagos” y un sinnúmero de motes más, todos tan peyorativos, como demandantes y arbitrarios. Podría también agregar lo que sucede con los niños que padecen patologías del espectro autista, con Trastorno apracto-agnósico o disléxicos, quienes son sobre-exigidos, cuestionados y hasta castigados, por no responder a las expectativas que se tienen de ellos, de su respuesta y de los sueños previos de los padres.
Ahora bien, estos mismos niños, una vez que cuentan con un diagnóstico neuropsicológico adecuado y las correspondientes indicaciones de los médicos neurólogos; una vez que padres y docentes son informados de las características de la patología que padece; una vez que se le realizan las adecuaciones necesarias en la escuela y la familia entiende las particularidades de su hijo; y una vez que el niño comienza con el tratamiento neuropsicológico y neuropedagógico que necesita, “mágicamente” cambia en gran forma su calidad de vida. Atrás queda el alto precio pagado en castigos, tratamientos peyorativos por parte de hermanos, padres y en algunos casos, docentes; atrás quedan las frustraciones por no poder cumplir lo que los papis le piden, por haber empezado a creer que en efecto, él o ella es una persona inferior, sin inteligencia o sin futuro. Pero a partir de ese momento, no deviene el final feliz de los cuentos de hadas. No, claro que no. Comienza una nueva etapa en la que es más respetado, más comprendido y alentado, pero… ¡Está todo por hacer! Ya no alcanza con ir a la escuela, hacer los deberes en un rato, mientras mira la televisión y a olvidarse de las obligaciones hasta mañana. Ese niño, quien pagó precios humillantes antes del diagnóstico, será a partir de ahora una persona muy ocupada. Al horario normal de la escuela, deberá agregarse la hora de la maestra particular, la hora del tratamiento neurocognitivo, el tiempo de los deberes en casa, etc, etc. Todo resulta más largo, más gravoso y requiere de mayor paciencia, tanto para él como para los padres, ya que estos niños deben esforzarse más que cualquier otro, deben pensar más y dedicarle todo el tiempo posible a lograr, lo mismo que los demás consiguen sin proponérselo.
CONSIDERACIONES FINALES
Por todo lo expuesto, deseo resaltar y premiar a todos estos futuros hombres y mujeres, que crecerán sabiendo que el camino de la vida está sembrado de dificultades, pero ninguna lucha habrá de resultarle imposible, porque desde muy pequeños han debido esforzarse enormemente para conseguir los objetivos. Cuando algunos de sus pares, ya adultos, se sientan deprimidos por los obstáculos que se les presentan, aquellos niños que fueron llamados: “tontos, distraídos, hiperactivos, disléxicos o torpes”, recibirán su justo premio por el precio pagado. Mientras tanto, es primordial no agobiarlos con exigencias de doble escolaridad, estudios complementarios extra-curriculares, deportes que no desean practicar o cualquier otra actividad que no sea recreativa. Nunca debemos olvidar que son niños y que deben vivir una vida de niños. Es fundamental alentarlos permanentemente en sus logros, aunque sus tiempos no concuerden con nuestras expectativas y por sobre todo, los papis deben recordar que la detección temprana de patologías de origen neurobiológico, como son la mayoría de las que provocan dificultades de aprendizaje, les ahorrará a sus hijos lágrimas y dolores que no merecen.
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Todas las notas que se escriben sobre patologías que provocan trastornos del aprendizaje, refieren con machacona insistencia a los problemas que presentan los niños que las padecen, las características neurológicas de cada patología, cómo se ven estos chicos afectados y qué debe hacerse para solucionar el problema. Y está bien que así sea, ya que es prior informar a padres y docentes sobre cada uno de estos ítem, ya que en forma permanente se experimentan y descubren nuevos aspectos que enriquecen el conocimientos de las neurociencias, una ciencia tan nueva como maravillosa. Pero en esta nota, deseo referirme a otro costado de esta problemática, cual es el precio que pagan estos niños. Un alto precio en frustraciones, reclamos de adultos, caída de autoestima, necesidad de esfuerzo redoblado y tiempo robado a la merecida distracción.
Es común escuchar que antes de ser diagnosticados, los niños con déficit de atención son tratados en su casa de “colgados”, “tontos”, “distraídos”, “aplastados o terribles”, (si agregan hiperactividad o no), “vagos” y un sinnúmero de motes más, todos tan peyorativos, como demandantes y arbitrarios. Podría también agregar lo que sucede con los niños que padecen patologías del espectro autista, con Trastorno apracto-agnósico o disléxicos, quienes son sobre-exigidos, cuestionados y hasta castigados, por no responder a las expectativas que se tienen de ellos, de su respuesta y de los sueños previos de los padres.
Ahora bien, estos mismos niños, una vez que cuentan con un diagnóstico neuropsicológico adecuado y las correspondientes indicaciones de los médicos neurólogos; una vez que padres y docentes son informados de las características de la patología que padece; una vez que se le realizan las adecuaciones necesarias en la escuela y la familia entiende las particularidades de su hijo; y una vez que el niño comienza con el tratamiento neuropsicológico y neuropedagógico que necesita, “mágicamente” cambia en gran forma su calidad de vida. Atrás queda el alto precio pagado en castigos, tratamientos peyorativos por parte de hermanos, padres y en algunos casos, docentes; atrás quedan las frustraciones por no poder cumplir lo que los papis le piden, por haber empezado a creer que en efecto, él o ella es una persona inferior, sin inteligencia o sin futuro. Pero a partir de ese momento, no deviene el final feliz de los cuentos de hadas. No, claro que no. Comienza una nueva etapa en la que es más respetado, más comprendido y alentado, pero… ¡Está todo por hacer! Ya no alcanza con ir a la escuela, hacer los deberes en un rato, mientras mira la televisión y a olvidarse de las obligaciones hasta mañana. Ese niño, quien pagó precios humillantes antes del diagnóstico, será a partir de ahora una persona muy ocupada. Al horario normal de la escuela, deberá agregarse la hora de la maestra particular, la hora del tratamiento neurocognitivo, el tiempo de los deberes en casa, etc, etc. Todo resulta más largo, más gravoso y requiere de mayor paciencia, tanto para él como para los padres, ya que estos niños deben esforzarse más que cualquier otro, deben pensar más y dedicarle todo el tiempo posible a lograr, lo mismo que los demás consiguen sin proponérselo.
CONSIDERACIONES FINALES
Por todo lo expuesto, deseo resaltar y premiar a todos estos futuros hombres y mujeres, que crecerán sabiendo que el camino de la vida está sembrado de dificultades, pero ninguna lucha habrá de resultarle imposible, porque desde muy pequeños han debido esforzarse enormemente para conseguir los objetivos. Cuando algunos de sus pares, ya adultos, se sientan deprimidos por los obstáculos que se les presentan, aquellos niños que fueron llamados: “tontos, distraídos, hiperactivos, disléxicos o torpes”, recibirán su justo premio por el precio pagado. Mientras tanto, es primordial no agobiarlos con exigencias de doble escolaridad, estudios complementarios extra-curriculares, deportes que no desean practicar o cualquier otra actividad que no sea recreativa. Nunca debemos olvidar que son niños y que deben vivir una vida de niños. Es fundamental alentarlos permanentemente en sus logros, aunque sus tiempos no concuerden con nuestras expectativas y por sobre todo, los papis deben recordar que la detección temprana de patologías de origen neurobiológico, como son la mayoría de las que provocan dificultades de aprendizaje, les ahorrará a sus hijos lágrimas y dolores que no merecen.
Un artículo de Marian Sánchez.
Con sólo buscar un poco en la red podrás encontrar numerosos chistes o imágenes divertidas sobre las cosas que suceden en clase. Sobre tipos de profesores, gamberradas de alumnos, cómo ser el profesor perfecto, qué hacer para ser el favorito del profesor… También hemos encontrado muchos artículos sobre cosas que los profesores odian que hagan sus alumnos. Pero, ¿qué pasa con lo que a los alumnos no les gusta de sus profesores?
Si eres profesor, te ayudará a mejorar la empatía y la comunicación con tus alumnos; y si eres alumno, seguro que te has encontrado con algún profesor que hacía o hace alguna de estas cosas. No está mal recordarlas, pueden ayudarnos a todos a mejorar y ¡quizás nos hagan sonreír!
Aquí las tienes. Cosas que los alumnos más odian de sus profesores:
1 - Que finjan escuchar cuando no lo hacen. Seguro que has realizado una exposición de un trabajo y lo has visto pensando en sus cosas… Puede que sea culpa tuya y deberías innovar más en tus exposiciones, puede que el tema que te dio fuera enormemente aburrido…
2 - Que no diga la verdad. Entendemos que un profesor no puede saberlo todo, pero ¿alguna vez has realizado una pregunta y el profesor ha divagado durante un rato sin contestarla finalmente? Vale, no sabías la respuesta, pero valoremos el tiempo de todos. Di la verdad.
3 - Que no cuiden su aspecto físico. No se trata de ir a la última moda, pero respetar unas normas de higiene y aseo personal es vital para el buen funcionamiento de la clase.
4 - Que miren continuamente el reloj. Si es el profesor el que espera ansiosamente el final de la clase, es que algo no está haciendo bien, ¿verdad?
5 - Que lleguen tarde. Que lleguen a su hora o que no lleguen (;D), pero si llegan tarde van a toda prisa con el temario. Además si se obliga al alumno a ser puntual, ¿no debería hacerse lo mismo con el profesor?
6 - Que no hagan ejercicio como tú. Seguro que tu profesor de gimnasia tampoco corría…
7 - Que no mantengan el contacto visual y no escuchen. Cuando pregunto, como cualquier mortal, me gusta que me mires y me escuches, eso demuestra que te importa lo que estoy diciendo.
8 - Que estén continuamente regañando. Los que viven en un enfado perpetuo son profesores que suelen gustar poco.
9 - Que aburran. Tono de voz que invita al sueño, contenido largo y aburrido, etc. Nos gustan los profesores que estimulan a sus alumnos, que innovan, que divierten, que se apasionan con lo que enseñan.
10 - Que no sepan sus nombres. Que confundan tu nombre, que te llamen por el apellido no es una acción que suele gustar a los alumnos. Tiene más importancia de la que se suele dar. Llámame por mi nombre, eso demuestra que me conoces, que te comunicas conmigo, que eres cercano, que estás a mi nivel.
11 - Que no se interesen por nuestras vidas. Seguro que sabes si me gusta el fútbol o no, si este fin de semana tenía un concierto con mi grupo de música, si en la clase anterior no estuve porque tuve catarro o si ha muerto mi mascota. Pregúntame por ello, te lo agradeceré.
La solución de la mayoría de estos problemas no se encuentra en los libros, ni siquiera se trata de la relación entre alumno y profesor. Se trata de la comunicación entre personas. Para ser justos, prometemos un post con las cosas que odian los profesores de sus alumnos. No obstante, seguro que hay muchas más cosas que los alumnos odian de sus profesores, ¿cuál es tu experiencia?
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Con sólo buscar un poco en la red podrás encontrar numerosos chistes o imágenes divertidas sobre las cosas que suceden en clase. Sobre tipos de profesores, gamberradas de alumnos, cómo ser el profesor perfecto, qué hacer para ser el favorito del profesor… También hemos encontrado muchos artículos sobre cosas que los profesores odian que hagan sus alumnos. Pero, ¿qué pasa con lo que a los alumnos no les gusta de sus profesores?
Si eres profesor, te ayudará a mejorar la empatía y la comunicación con tus alumnos; y si eres alumno, seguro que te has encontrado con algún profesor que hacía o hace alguna de estas cosas. No está mal recordarlas, pueden ayudarnos a todos a mejorar y ¡quizás nos hagan sonreír!
Aquí las tienes. Cosas que los alumnos más odian de sus profesores:
1 - Que finjan escuchar cuando no lo hacen. Seguro que has realizado una exposición de un trabajo y lo has visto pensando en sus cosas… Puede que sea culpa tuya y deberías innovar más en tus exposiciones, puede que el tema que te dio fuera enormemente aburrido…
2 - Que no diga la verdad. Entendemos que un profesor no puede saberlo todo, pero ¿alguna vez has realizado una pregunta y el profesor ha divagado durante un rato sin contestarla finalmente? Vale, no sabías la respuesta, pero valoremos el tiempo de todos. Di la verdad.
3 - Que no cuiden su aspecto físico. No se trata de ir a la última moda, pero respetar unas normas de higiene y aseo personal es vital para el buen funcionamiento de la clase.
4 - Que miren continuamente el reloj. Si es el profesor el que espera ansiosamente el final de la clase, es que algo no está haciendo bien, ¿verdad?
5 - Que lleguen tarde. Que lleguen a su hora o que no lleguen (;D), pero si llegan tarde van a toda prisa con el temario. Además si se obliga al alumno a ser puntual, ¿no debería hacerse lo mismo con el profesor?
6 - Que no hagan ejercicio como tú. Seguro que tu profesor de gimnasia tampoco corría…
7 - Que no mantengan el contacto visual y no escuchen. Cuando pregunto, como cualquier mortal, me gusta que me mires y me escuches, eso demuestra que te importa lo que estoy diciendo.
8 - Que estén continuamente regañando. Los que viven en un enfado perpetuo son profesores que suelen gustar poco.
9 - Que aburran. Tono de voz que invita al sueño, contenido largo y aburrido, etc. Nos gustan los profesores que estimulan a sus alumnos, que innovan, que divierten, que se apasionan con lo que enseñan.
10 - Que no sepan sus nombres. Que confundan tu nombre, que te llamen por el apellido no es una acción que suele gustar a los alumnos. Tiene más importancia de la que se suele dar. Llámame por mi nombre, eso demuestra que me conoces, que te comunicas conmigo, que eres cercano, que estás a mi nivel.
11 - Que no se interesen por nuestras vidas. Seguro que sabes si me gusta el fútbol o no, si este fin de semana tenía un concierto con mi grupo de música, si en la clase anterior no estuve porque tuve catarro o si ha muerto mi mascota. Pregúntame por ello, te lo agradeceré.
La solución de la mayoría de estos problemas no se encuentra en los libros, ni siquiera se trata de la relación entre alumno y profesor. Se trata de la comunicación entre personas. Para ser justos, prometemos un post con las cosas que odian los profesores de sus alumnos. No obstante, seguro que hay muchas más cosas que los alumnos odian de sus profesores, ¿cuál es tu experiencia?
César Bona ha sido el único español finalista del Global Teacher Prize, que selecciona a los mejores maestros del mundo. Bona no da recetas fáciles, sino que explica su propia experiencia en las aulas para ayudar a entender qué se puede hacer. Este maestro aragonés impartió una charla al alumnado y profesorado de la E.U. de Magisterio de Vitoria-Gasteiz, que puso broche al programa complementario de formación del alumnado que organiza ese centro del Campus de Álava. Ahí habló del impulso que hay que dar a la creatividad y a la imaginación de los niños y niñas, del fomento del pensamiento crítico o de la confianza que hay que tener en el alumnado.
¿Cómo se lleva este salto a la fama?
Soy consciente de que la visión que se tiene de mí desde fuera no es la misma que tengo yo de todo esto, porque me llaman como experto en educación y sigo siendo el mismo maestro que hace un año. Sí es cierto que he aprendido muchísimo en estos meses y lo puedo compartir, pero mi máxima prioridad en la vida es ser feliz con los que tengo alrededor. Soy consciente de que es una cosa bonita, pero, cuando pase, yo seguiré en el aula, que es donde me gusta estar.
¿Cree que este periplo servirá para que la educación mejore en nuestro país?
Creo que es un privilegio lo que estoy haciendo en estos momentos, hablar a futuros maestros y maestras, hacerles ver cuán importante es esta profesión, hacerles pensar y recapacitar sobre que, cada vez que entramos en clase, marcamos a los niños para bien o para mal.
Siempre miramos al norte de Europa al hablar de modelos educativos que funcionan. ¿No hay proyectos educativos que funcionen en nuestro país? Llevo once meses viajando, conociendo miles de maestros y maestras que viven con mucha pasión su profesión, y me encantaría tener más tiempo para conocer todo su trabajo, porque se llevan a cabo muchísimos proyectos que podrían servir de ejemplo a muchísima gente. Lo que pasa es que siguen siendo anónimos y han de salir a la luz. Les animo a que sigan adelante y los den a conocer.
¿Cómo se podría dar ese paso?
En los últimos años, nos hemos acostumbrado a focalizar solo lo negativo de la educación y ahora se están empezando a ver todas las cosas buenas que hay. Ese es el primer paso, valorar todo lo bueno. El siguiente es sacarlo a la luz. ¿Cómo? Sería interesante que se creara una plataforma en la cual se pusiera todo, incluso las relacionadas con el compromiso social, de gestión de las emociones… y así la gente empezaría a cambiar esa mentalidad de cómo nos enseñaron a hacer las cosas.
Cuando aparece el informe PISA oímos siempre los mismos comentarios. ¿Son tan importantes los resultados, las notas? Nos hemos basado en ver la educación como algo que se termina en una nota y debe ser un proceso constante. Hemos de ser también críticos, esas evaluaciones significan que hay algunas cosas que tenemos que mejorar. Es verdad que nuestro sistema sigue siendo memorístico, que estudias algo, apruebas el examen y te olvidas rápidamente, y la evaluación también es algo así. Te dan una nota y eso es lo único que importa. La manera de aprender tendría que ser un proceso, ahora se habla de trabajos por proyectos y me parece muy interesante: la evaluación debería estar basada en la reflexión y tener más tiempo para contrastar con los alumnos qué han hecho, por qué y para qué les va a servir.
¿Ese cambio evitaría el fracaso escolar?
¿Por qué sucede el fracaso escolar? Si tuviéramos la respuesta sería fácil solucionarlo. Creo que una de las claves por las que existe fracaso escolar es porque no hacemos de los centros escolares un lugar donde a los adolescentes o a los niños les apetezca ir. ¿Cómo podemos conseguir eso? Si uno hace algo con gusto, pues todo funciona mucho mejor. Si se les escucha, si se les implica a participar en su propio aprendizaje, si se les implica a participar en la sociedad y a ver que lo que hacen es un proceso de aprendizaje continuo, pues seguramente las cosas funcionarían mejor.
¿Cómo cree que tendría que ser el profesorado? ¿Recibe una formación adecuada en la actualidad?
Me gustaría que a los futuros maestros y maestras se les ensañara mejor que como se nos enseñó a nosotros, que se les dieran herramientas que a nosotros no se nos dieron, como la expresión oral, la gestión de las emociones o para sacar toda la creatividad y curiosidad que tenemos, y que luego podemos trasladar al alumnado.
Y la función de la familia. ¿Han cambiado las relaciones entre padres y madres con el profesorado?
Debemos hacer lo posible por acercar familias y maestros. Las familias pueden colaborar mucho, sobre todo si queremos hacer una escuela que tenga compromiso social, si miramos hacia afuera del aula. Tanto en la escuela como en casa se enseña y se educa, por lo tanto, el diálogo es fundamental. Pero no debemos olvidar nunca que el profesional es el maestro.
¿Qué opina del papel de las tecnologías en la educación?
La tecnología es importante y tenemos que ver los usos positivos que tiene, y también alertar de los negativos. Para mí Internet es una herramienta importantísima para estimular la curiosidad de los niños, para invitarles a que investiguen… Pero tenemos que enseñarles a contrastar información, a ser críticos con lo que leen, a citar las fuentes… Eso debe estar a la orden del día. Los elementos tecnológicos son ahora una prolongación de los niños (y de muchos de nosotros): aprovechemos esa situación.
¿Cómo cree que está la educación en nuestro país?
Se respira alivio y esperanza. Alivio por todo lo que hemos pasado en estos últimos años y esperanza porque parece que se mira a la educación de forma positiva, y eso ya es un paso enorme en España. Tenemos que ser críticos y ver que todavía tenemos mucho que mejorar. Como maestros tenemos que dar nuestra mejor versión cada día y luego el sistema tiene que ayudar, porque la escuela sí que va mirando hacia la sociedad para intentar mejorarla, pero también la sociedad ha de mirar a la escuela y darle el valor que se merece.
¿Cuáles serían las características de la escuela del futuro?
Una escuela en la que apenas se vea la diferencia entre lo que se está haciendo dentro y fuera. Una escuela en la que familias, maestros y administraciones locales colaboren juntos. Una escuela en la que se invite constantemente al compromiso social, porque si realmente queremos una sociedad mejor debemos empezar en la escuela. Una escuela en la que se eduque, por fin, en competencias y no por materias. Quieren hacerlo en Finlandia hace años que deberíamos haberlo hecho aquí.
¿Y cómo se pone en práctica todo eso?
Ya hay proyectos muy buenos en marcha, especialmente en pequeños pueblos. A veces no se valora lo suficiente la escuela rural y solo tendríamos que ver lo que se hace en esos casos y aplicarlos a centros más grandes.
¿Es una ley educativa estable una asignatura pendiente?
En la pasada campaña electoral se pasó de puntillas por el tema de la educación, pero al menos se habló de la necesidad de un pacto. La educación debe estar por encima de cualquier gobierno. ¡A ver si hay alguien que verdaderamente se decide a hacerlo! Y si lo hace, que cuente con los que nos dedicamos a la educación y también con los padres y con los niños y adolescentes, que son los verdaderos protagonistas.
¿Cuáles son las carencias de la educación en España?
La expresión oral, la gestión de las emociones… pero también la necesidad de escuchar al alumnado. También veo que las programaciones son muy amplias y no da tiempo de conocer a los niños, de sacar todo lo bueno que tienen dentro, de invitarles a que hagan cosas que tienen que ver con su entorno… Hay que reflexionar sobre ello seriamente.
Afirma que tenemos que confiar en los niños. ¿Ese sería el mantra de la nueva educación?
Totalmente. Cuando uno siente que es importante para los demás, cuando se siente escuchado, cuando se siente útil la autoestima aumenta y es cuando uno trabaja mejor, está más a gusto y aporta mucho más. Tener en cuenta la opinión de los niños es fundamental, porque son los principales protagonistas de la educación. Así que tenemos que adaptarnos nosotros a ellos y no al revés.
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¿Cómo se lleva este salto a la fama?
Soy consciente de que la visión que se tiene de mí desde fuera no es la misma que tengo yo de todo esto, porque me llaman como experto en educación y sigo siendo el mismo maestro que hace un año. Sí es cierto que he aprendido muchísimo en estos meses y lo puedo compartir, pero mi máxima prioridad en la vida es ser feliz con los que tengo alrededor. Soy consciente de que es una cosa bonita, pero, cuando pase, yo seguiré en el aula, que es donde me gusta estar.
¿Cree que este periplo servirá para que la educación mejore en nuestro país?
Creo que es un privilegio lo que estoy haciendo en estos momentos, hablar a futuros maestros y maestras, hacerles ver cuán importante es esta profesión, hacerles pensar y recapacitar sobre que, cada vez que entramos en clase, marcamos a los niños para bien o para mal.
Siempre miramos al norte de Europa al hablar de modelos educativos que funcionan. ¿No hay proyectos educativos que funcionen en nuestro país? Llevo once meses viajando, conociendo miles de maestros y maestras que viven con mucha pasión su profesión, y me encantaría tener más tiempo para conocer todo su trabajo, porque se llevan a cabo muchísimos proyectos que podrían servir de ejemplo a muchísima gente. Lo que pasa es que siguen siendo anónimos y han de salir a la luz. Les animo a que sigan adelante y los den a conocer.
¿Cómo se podría dar ese paso?
En los últimos años, nos hemos acostumbrado a focalizar solo lo negativo de la educación y ahora se están empezando a ver todas las cosas buenas que hay. Ese es el primer paso, valorar todo lo bueno. El siguiente es sacarlo a la luz. ¿Cómo? Sería interesante que se creara una plataforma en la cual se pusiera todo, incluso las relacionadas con el compromiso social, de gestión de las emociones… y así la gente empezaría a cambiar esa mentalidad de cómo nos enseñaron a hacer las cosas.
Cuando aparece el informe PISA oímos siempre los mismos comentarios. ¿Son tan importantes los resultados, las notas? Nos hemos basado en ver la educación como algo que se termina en una nota y debe ser un proceso constante. Hemos de ser también críticos, esas evaluaciones significan que hay algunas cosas que tenemos que mejorar. Es verdad que nuestro sistema sigue siendo memorístico, que estudias algo, apruebas el examen y te olvidas rápidamente, y la evaluación también es algo así. Te dan una nota y eso es lo único que importa. La manera de aprender tendría que ser un proceso, ahora se habla de trabajos por proyectos y me parece muy interesante: la evaluación debería estar basada en la reflexión y tener más tiempo para contrastar con los alumnos qué han hecho, por qué y para qué les va a servir.
¿Ese cambio evitaría el fracaso escolar?
¿Por qué sucede el fracaso escolar? Si tuviéramos la respuesta sería fácil solucionarlo. Creo que una de las claves por las que existe fracaso escolar es porque no hacemos de los centros escolares un lugar donde a los adolescentes o a los niños les apetezca ir. ¿Cómo podemos conseguir eso? Si uno hace algo con gusto, pues todo funciona mucho mejor. Si se les escucha, si se les implica a participar en su propio aprendizaje, si se les implica a participar en la sociedad y a ver que lo que hacen es un proceso de aprendizaje continuo, pues seguramente las cosas funcionarían mejor.
¿Cómo cree que tendría que ser el profesorado? ¿Recibe una formación adecuada en la actualidad?
Me gustaría que a los futuros maestros y maestras se les ensañara mejor que como se nos enseñó a nosotros, que se les dieran herramientas que a nosotros no se nos dieron, como la expresión oral, la gestión de las emociones o para sacar toda la creatividad y curiosidad que tenemos, y que luego podemos trasladar al alumnado.
Y la función de la familia. ¿Han cambiado las relaciones entre padres y madres con el profesorado?
Debemos hacer lo posible por acercar familias y maestros. Las familias pueden colaborar mucho, sobre todo si queremos hacer una escuela que tenga compromiso social, si miramos hacia afuera del aula. Tanto en la escuela como en casa se enseña y se educa, por lo tanto, el diálogo es fundamental. Pero no debemos olvidar nunca que el profesional es el maestro.
¿Qué opina del papel de las tecnologías en la educación?
La tecnología es importante y tenemos que ver los usos positivos que tiene, y también alertar de los negativos. Para mí Internet es una herramienta importantísima para estimular la curiosidad de los niños, para invitarles a que investiguen… Pero tenemos que enseñarles a contrastar información, a ser críticos con lo que leen, a citar las fuentes… Eso debe estar a la orden del día. Los elementos tecnológicos son ahora una prolongación de los niños (y de muchos de nosotros): aprovechemos esa situación.
¿Cómo cree que está la educación en nuestro país?
Se respira alivio y esperanza. Alivio por todo lo que hemos pasado en estos últimos años y esperanza porque parece que se mira a la educación de forma positiva, y eso ya es un paso enorme en España. Tenemos que ser críticos y ver que todavía tenemos mucho que mejorar. Como maestros tenemos que dar nuestra mejor versión cada día y luego el sistema tiene que ayudar, porque la escuela sí que va mirando hacia la sociedad para intentar mejorarla, pero también la sociedad ha de mirar a la escuela y darle el valor que se merece.
¿Cuáles serían las características de la escuela del futuro?
Una escuela en la que apenas se vea la diferencia entre lo que se está haciendo dentro y fuera. Una escuela en la que familias, maestros y administraciones locales colaboren juntos. Una escuela en la que se invite constantemente al compromiso social, porque si realmente queremos una sociedad mejor debemos empezar en la escuela. Una escuela en la que se eduque, por fin, en competencias y no por materias. Quieren hacerlo en Finlandia hace años que deberíamos haberlo hecho aquí.
¿Y cómo se pone en práctica todo eso?
Ya hay proyectos muy buenos en marcha, especialmente en pequeños pueblos. A veces no se valora lo suficiente la escuela rural y solo tendríamos que ver lo que se hace en esos casos y aplicarlos a centros más grandes.
¿Es una ley educativa estable una asignatura pendiente?
En la pasada campaña electoral se pasó de puntillas por el tema de la educación, pero al menos se habló de la necesidad de un pacto. La educación debe estar por encima de cualquier gobierno. ¡A ver si hay alguien que verdaderamente se decide a hacerlo! Y si lo hace, que cuente con los que nos dedicamos a la educación y también con los padres y con los niños y adolescentes, que son los verdaderos protagonistas.
¿Cuáles son las carencias de la educación en España?
La expresión oral, la gestión de las emociones… pero también la necesidad de escuchar al alumnado. También veo que las programaciones son muy amplias y no da tiempo de conocer a los niños, de sacar todo lo bueno que tienen dentro, de invitarles a que hagan cosas que tienen que ver con su entorno… Hay que reflexionar sobre ello seriamente.
Afirma que tenemos que confiar en los niños. ¿Ese sería el mantra de la nueva educación?
Totalmente. Cuando uno siente que es importante para los demás, cuando se siente escuchado, cuando se siente útil la autoestima aumenta y es cuando uno trabaja mejor, está más a gusto y aporta mucho más. Tener en cuenta la opinión de los niños es fundamental, porque son los principales protagonistas de la educación. Así que tenemos que adaptarnos nosotros a ellos y no al revés.
Un artículo de Mel, educadora Infantil y futura pedagoga. Investigadora y asesora en educación emocional y escuela de padres.
Es cierto, que llevo algunos años sin estar presente en las Escuelas Infantiles y que actualmente lo veo todo desde fuera. Pero puedo asegurar que la Educación Infantil, y por lo tanto los profesionales que se dedican a ella están olvidados e infravalorados. Por no decir que son tratados en muchas ocasiones con faltas de respeto y de educación. Parece ser que todavía gran parte de la gente, no se ha dado cuenta que esas personas a las que los padres dejan sus hijos, son profesionales, tienen vocación y se desviven por dar la mejor educación a los niños más pequeños. He podido comprobar que desgraciadamente, muchos progenitores acuden a los educadores como si fueran niñeros y niñeras. Niñeros y niñeras al que exigirles todo lo que sea posible y más. Y machacarles si en algún momento hacen alguna cosa que a ellos no les gusta o no ven apropiada. Se olvidan completamente, que las personas que están en las aulas son profesionales de la educación y que tienen una labor muy importante en el desarrollo íntegro de los niños.
He conocido a educadores infantiles que se han quedado dos horas más de su jornada acompañando a un niño de dos años porque sus padres se iban a retrasar. He presenciado como algún fin de semana y durante su tiempo libre, preparaban actividades lúdicas para sus alumnos. He podido ver como una educadora limpiaba con todo el cariño del mundo una herida en la rodilla de un pequeño de casi tres años. He podido escuchar como educadores hablaban por teléfono con padres para preguntar si su hijo había mejorado del catarro o de la infección que tuviera. He visto a esas personas trabajar en equipo con pedagogos y psicólogos al darse casos de procesos diagnósticos. He visto a educadores infantiles implicarse tanto con las familias de los niños, que parecía ser la suya propia. He sido la afortunada de ver como estos profesionales abrazaban, jugaban, calmaban y cuidaban a los niños. He presenciado como una educadora, fuera de su horario laboral, acompañaba a los padres de un alumno a urgencias por tener una fiebre muy alta.
Estoy cansada de escuchar y de leer que la etapa de Educación Infantil no sirve para nada, que los niños únicamente van al centro para que se entretengan y que se vayan adaptando a estar con más gente. Hay educadores que se esfuerzan muchísimo por dar importancia a las emociones, por fomentar la creatividad, la imaginación, el aprendizaje a través del juego. Ellos se esfuerzan por transmitir valores, incluso valores que tenían que haber sido enseñados por los propios padres. Se dejan la piel intentando crear ideas innovadoras y motivadoras para los niños. Estoy hasta el gorro de escuchar eso de “cualquiera sirve para cuidar a un niño”, y sí, puede que esa gente que lo diga tenga razón, puede que muchas personas no les cueste cuidar un par de horas a un niño pequeño. Pero, ¿y si hablamos de ser el ejemplo a seguir para muchos pequeños? ¿Y si hablamos de todas las necesidades tanto básicas como educativas que cubren los educadores? ¿Y si hablamos de enseñar autonomía y fomentar el descubrimiento del entorno? ¿Y si hablamos de aplicar las mejores metodologías y adaptarlas a los niños?
No, desde luego que no, no todo el mundo puede llegar a ser educador infantil. Ellos comparten momentos inolvidables con los niños, les hablan, les hacen reír, les proporcionan bienestar y tranquilidad y en muchas ocasiones pasan más tiempo con los pequeños que sus padres. Ellos se preocupan y buscan siempre lo mejor para cada alumno, para cada familia. Y en muchas ocasiones su esfuerzo, motivación y dedicación no son valorados como se merecen. No son valorados como se merecen cuando padres exigentes les acusan de no haber peinado bien a su hija. No son valorados cuando han cambiado el pañal de todos los bebés y en ese momento, cuando llegan los padres de uno en concreto, se hace caca y los critican. No son valorados cuando gran parte de la sociedad, no les toma en serio. Y no son valorados cuando los futbolistas y “periodistas” del corazón son más reconocidos que ellos.
Lo que es cierto, es que ellos tienen una función muy importante en la vida de los niños y en sus familias. Que se implican para que el día a día de los más pequeñas sea el más especial de sus vidas. Que se automotivan para enseñar algo diferente en el aula, que corren como los que más si un niño tiene un accidente en el recreo, que no les importa mancharse de pintura de dedos, que no tienen sentido del ridículo cuando toca disfrazarse y que intentan proporcionar el calor suficiente a los niños que se ponen enfermos dentro del horario. Esas son solo algunas cosas que hacen los educadores dentro del aula. Y fuera de ella, tienen que tratar con toda clase de familias. Familias que algunas ocasiones lo único que hacen es criticar, acusar y tratar mal a estos profesionales. ¿De verdad se merecen los educadores infantiles eso? No, desde luego que no.
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Es cierto, que llevo algunos años sin estar presente en las Escuelas Infantiles y que actualmente lo veo todo desde fuera. Pero puedo asegurar que la Educación Infantil, y por lo tanto los profesionales que se dedican a ella están olvidados e infravalorados. Por no decir que son tratados en muchas ocasiones con faltas de respeto y de educación. Parece ser que todavía gran parte de la gente, no se ha dado cuenta que esas personas a las que los padres dejan sus hijos, son profesionales, tienen vocación y se desviven por dar la mejor educación a los niños más pequeños. He podido comprobar que desgraciadamente, muchos progenitores acuden a los educadores como si fueran niñeros y niñeras. Niñeros y niñeras al que exigirles todo lo que sea posible y más. Y machacarles si en algún momento hacen alguna cosa que a ellos no les gusta o no ven apropiada. Se olvidan completamente, que las personas que están en las aulas son profesionales de la educación y que tienen una labor muy importante en el desarrollo íntegro de los niños.
He conocido a educadores infantiles que se han quedado dos horas más de su jornada acompañando a un niño de dos años porque sus padres se iban a retrasar. He presenciado como algún fin de semana y durante su tiempo libre, preparaban actividades lúdicas para sus alumnos. He podido ver como una educadora limpiaba con todo el cariño del mundo una herida en la rodilla de un pequeño de casi tres años. He podido escuchar como educadores hablaban por teléfono con padres para preguntar si su hijo había mejorado del catarro o de la infección que tuviera. He visto a esas personas trabajar en equipo con pedagogos y psicólogos al darse casos de procesos diagnósticos. He visto a educadores infantiles implicarse tanto con las familias de los niños, que parecía ser la suya propia. He sido la afortunada de ver como estos profesionales abrazaban, jugaban, calmaban y cuidaban a los niños. He presenciado como una educadora, fuera de su horario laboral, acompañaba a los padres de un alumno a urgencias por tener una fiebre muy alta.
Estoy cansada de escuchar y de leer que la etapa de Educación Infantil no sirve para nada, que los niños únicamente van al centro para que se entretengan y que se vayan adaptando a estar con más gente. Hay educadores que se esfuerzan muchísimo por dar importancia a las emociones, por fomentar la creatividad, la imaginación, el aprendizaje a través del juego. Ellos se esfuerzan por transmitir valores, incluso valores que tenían que haber sido enseñados por los propios padres. Se dejan la piel intentando crear ideas innovadoras y motivadoras para los niños. Estoy hasta el gorro de escuchar eso de “cualquiera sirve para cuidar a un niño”, y sí, puede que esa gente que lo diga tenga razón, puede que muchas personas no les cueste cuidar un par de horas a un niño pequeño. Pero, ¿y si hablamos de ser el ejemplo a seguir para muchos pequeños? ¿Y si hablamos de todas las necesidades tanto básicas como educativas que cubren los educadores? ¿Y si hablamos de enseñar autonomía y fomentar el descubrimiento del entorno? ¿Y si hablamos de aplicar las mejores metodologías y adaptarlas a los niños?
No, desde luego que no, no todo el mundo puede llegar a ser educador infantil. Ellos comparten momentos inolvidables con los niños, les hablan, les hacen reír, les proporcionan bienestar y tranquilidad y en muchas ocasiones pasan más tiempo con los pequeños que sus padres. Ellos se preocupan y buscan siempre lo mejor para cada alumno, para cada familia. Y en muchas ocasiones su esfuerzo, motivación y dedicación no son valorados como se merecen. No son valorados como se merecen cuando padres exigentes les acusan de no haber peinado bien a su hija. No son valorados cuando han cambiado el pañal de todos los bebés y en ese momento, cuando llegan los padres de uno en concreto, se hace caca y los critican. No son valorados cuando gran parte de la sociedad, no les toma en serio. Y no son valorados cuando los futbolistas y “periodistas” del corazón son más reconocidos que ellos.
Lo que es cierto, es que ellos tienen una función muy importante en la vida de los niños y en sus familias. Que se implican para que el día a día de los más pequeñas sea el más especial de sus vidas. Que se automotivan para enseñar algo diferente en el aula, que corren como los que más si un niño tiene un accidente en el recreo, que no les importa mancharse de pintura de dedos, que no tienen sentido del ridículo cuando toca disfrazarse y que intentan proporcionar el calor suficiente a los niños que se ponen enfermos dentro del horario. Esas son solo algunas cosas que hacen los educadores dentro del aula. Y fuera de ella, tienen que tratar con toda clase de familias. Familias que algunas ocasiones lo único que hacen es criticar, acusar y tratar mal a estos profesionales. ¿De verdad se merecen los educadores infantiles eso? No, desde luego que no.
El siguiente artículo ha sido escrito originalmente para WISE ed.review. Para leer el artículo original en inglés, haga clic aquí. Sigue la actualidad de WISE en @WISE_es.
El futuro de la educación está, fundamentalmente, en las manos de miles de educadores, emprendedores sociales, investigadores y expertos que están trabajando sin cesar para construir un sistema educativo sostenible y significativo para todos.
Los educadores anhelan creatividad, los alumnos esperan clases relevantes y los empleadores quieren graduados mejor preparados cuando vienen llamando a la puerta del mercado de trabajo. Desde lejos, parece poco realista para lograr tanto en el contexto actual.
Pero sobre el terreno, la conversación global sobre la innovación en la educación ha avanzado mucho y el deseo de deshacerse del sistema educativo anticuado está más fuerte que nunca. De hecho, la educación ha sido una de las industrias más innovadoras de 2014 en los Estados Unidos, con un riesgo y financiación de capital de las empresas de tecnología ed de casi 1870 millones $ (fuente: The New York Times).
En 2012, los MOOCs tomaron al mundo por sorpresa. Desde Chicago a Chengdu, en China, el público general pensaba que la innovación en la educación finalmente se había iniciado. De hecho, la interrupción digital en general ha llevado a la creación de MOOCs, portales como Khan Academy y modelos de aprendizaje como aprendizaje mixto y flipped classroom. Sin embargo, unos meses más tarde, una crítica masiva de estos modelos innovadores emergentes llevó a la gente a creer que la innovación en la educación había muerto! ¡Caso cerrado!
Pero ¿son los MOOCs y los móviles soluciones independientes a los problemas que enfrenta la educación? ¿El futuro de la educación depende únicamente de la tecnología?
No lo creo.
El futuro de la educación está, fundamentalmente, en las manos de miles de educadores, emprendedores sociales, investigadores y expertos que están trabajando sin cesar para construir un sistema educativo sostenible y significativo para todos. Por ejemplo, los jóvenes agentes de cambio en la lista de este año de Forbes 30, menores de 30 años, han hecho contribuciones enormes que han sacudido el sector educativo.
Entonces, ¿qué va a ser de la innovación en los años por venir? Será sobre lo que aprendemos y cómo aprendemos y aplicamos todo lo que aprendemos en nuestra vida cotidiana. La innovación será el diseño de un nuevo plan de estudios que corresponda a las “necesidades reales”, renovando el diseño de clase para mejorar la interacción y la colaboración, reimaginar el papel del profesor en el aula del futuro, el aprovechamiento de Big Data y la Inteligencia Artificial para mejorar los resultados del aprendizaje y hacer más avances en la neurociencia para entender lo que sucede en el cerebro cuando aprendemos.
En todo el mundo, tanto las iniciativas públicas como privadas han hecho avances sustanciales para reinventar la manera en la que accedemos, enseñamos y aprendemos. En el Reino Unido, Studio Schools (Estudio Escuelas) son pioneros de un nuevo enfoque audaz del aprendizaje. Allí, los niños trabajan en proyectos que son “de verdad”. En los EE.UU., High Tech High está construido alrededor del aprendizaje basado en proyectos. Allí, los profesores diseñan el plan de estudios y no sólo lo llevan a cabo.
En zonas remotas de Bangladesh, las escuelas flotantes con energía solar proporcionan a los niños el acceso a la formación en medio de inundaciones crónicas. Otro ejemplo, en la India, es la Escuela Riverside, donde los niños tienen problemas locales entre sus manos y educan a los ciudadanos, incluidos sus propios padres. Escuelas privadas de bajo coste, como PEAS y Bridge Academy, están sirviendo a los pobres en muchos países en desarrollo de todo el mundo.
La lista de ejemplos es interminable, al igual que las ideas innovadoras que brotan continuamente en la mente de los ‘Movers y Makers’ de la educación en todo el mundo.
Así que, ¿ha estallado la burbuja tecnológica ed? Tal vez … ¿Ha estallado la burbuja de la “innovación en la educación”? Todavía no. Los vientos de cambio están empezando a cobrar impulso.
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El futuro de la educación está, fundamentalmente, en las manos de miles de educadores, emprendedores sociales, investigadores y expertos que están trabajando sin cesar para construir un sistema educativo sostenible y significativo para todos.
Los educadores anhelan creatividad, los alumnos esperan clases relevantes y los empleadores quieren graduados mejor preparados cuando vienen llamando a la puerta del mercado de trabajo. Desde lejos, parece poco realista para lograr tanto en el contexto actual.
Pero sobre el terreno, la conversación global sobre la innovación en la educación ha avanzado mucho y el deseo de deshacerse del sistema educativo anticuado está más fuerte que nunca. De hecho, la educación ha sido una de las industrias más innovadoras de 2014 en los Estados Unidos, con un riesgo y financiación de capital de las empresas de tecnología ed de casi 1870 millones $ (fuente: The New York Times).
En 2012, los MOOCs tomaron al mundo por sorpresa. Desde Chicago a Chengdu, en China, el público general pensaba que la innovación en la educación finalmente se había iniciado. De hecho, la interrupción digital en general ha llevado a la creación de MOOCs, portales como Khan Academy y modelos de aprendizaje como aprendizaje mixto y flipped classroom. Sin embargo, unos meses más tarde, una crítica masiva de estos modelos innovadores emergentes llevó a la gente a creer que la innovación en la educación había muerto! ¡Caso cerrado!
Pero ¿son los MOOCs y los móviles soluciones independientes a los problemas que enfrenta la educación? ¿El futuro de la educación depende únicamente de la tecnología?
No lo creo.
El futuro de la educación está, fundamentalmente, en las manos de miles de educadores, emprendedores sociales, investigadores y expertos que están trabajando sin cesar para construir un sistema educativo sostenible y significativo para todos. Por ejemplo, los jóvenes agentes de cambio en la lista de este año de Forbes 30, menores de 30 años, han hecho contribuciones enormes que han sacudido el sector educativo.
Entonces, ¿qué va a ser de la innovación en los años por venir? Será sobre lo que aprendemos y cómo aprendemos y aplicamos todo lo que aprendemos en nuestra vida cotidiana. La innovación será el diseño de un nuevo plan de estudios que corresponda a las “necesidades reales”, renovando el diseño de clase para mejorar la interacción y la colaboración, reimaginar el papel del profesor en el aula del futuro, el aprovechamiento de Big Data y la Inteligencia Artificial para mejorar los resultados del aprendizaje y hacer más avances en la neurociencia para entender lo que sucede en el cerebro cuando aprendemos.
En todo el mundo, tanto las iniciativas públicas como privadas han hecho avances sustanciales para reinventar la manera en la que accedemos, enseñamos y aprendemos. En el Reino Unido, Studio Schools (Estudio Escuelas) son pioneros de un nuevo enfoque audaz del aprendizaje. Allí, los niños trabajan en proyectos que son “de verdad”. En los EE.UU., High Tech High está construido alrededor del aprendizaje basado en proyectos. Allí, los profesores diseñan el plan de estudios y no sólo lo llevan a cabo.
En zonas remotas de Bangladesh, las escuelas flotantes con energía solar proporcionan a los niños el acceso a la formación en medio de inundaciones crónicas. Otro ejemplo, en la India, es la Escuela Riverside, donde los niños tienen problemas locales entre sus manos y educan a los ciudadanos, incluidos sus propios padres. Escuelas privadas de bajo coste, como PEAS y Bridge Academy, están sirviendo a los pobres en muchos países en desarrollo de todo el mundo.
La lista de ejemplos es interminable, al igual que las ideas innovadoras que brotan continuamente en la mente de los ‘Movers y Makers’ de la educación en todo el mundo.
Así que, ¿ha estallado la burbuja tecnológica ed? Tal vez … ¿Ha estallado la burbuja de la “innovación en la educación”? Todavía no. Los vientos de cambio están empezando a cobrar impulso.
El Libro Blanco del Docente divide a la comunidad educativa, que admite que profesores y maestros apenas son evaluados a lo largo de su carrera profesional.
UN ESBOZO ABIERTO A "TODO EL MUNDO"
El filósofo y pedagogo José Antonio Marina recibió el encargo del Ministerio de Educación de trazar las líneas maestras del Libro Blanco. El experto, autor del ensayo ‘ Despertad al diplodocus. Una conspiración educativa para transformar la escuela ’, ha esbozado su propuesta «para ser debatida, completada, desechada o aceptada» en su blog , abierto a la colaboración de «todo el mundo». Considerado «el filósofo de cabecera de Zapatero», Marina incluye a diario en su bitácora las aportaciones que la comunidad educativa va sugiriendo al proyecto, que en principio está llamado a ser el germen del Pacto por la Educación, un desenlace que dependerá en cualquier caso del resultado de los pactos para el nuevo Gobierno.
El llamado Libro Blanco de la Función del Docente ya está en el ministerio de Educación. El filósofo y pedagogo José Antonio Marina ha entregado al responsable de la cartera educativa (hoy en funciones), Íñigo Méndez de Vigo, un documento que, si bien aún es sólo un boceto, un esbozo, una idea elaborada, podría cambiar cimientos y establecer nuevas bases del modelo educativo y formativo, especialmente, en relación con el profesorado. Básicamente, el texto que podría afectar a 14.000 docentes en Granada pretende definir la base para una regulación de la función docente. Una guía en la que basarse para un futuro Estatuto docente y que podría dar la vuelta a la profesión en unos cinco años.
El documento no ha dejado indiferente a nadie de comunidad educativa. Marina, entre otras cuestiones, pone en el vértice educativo uno de los aspectos en las que se lleva trabajando mucho tiempo pero que no ha terminado de cuajar: la evaluación docente más allá de la inspección oficial o de determinados planes educativos de calidad. Lo han llamado evaluar al maestro, examinar al que examina, poner nota a los que ponen notas y, en realidad, es un poco así. La posibilidad de que los profesores puedan ‘volver’ a ser evaluados, puntuados y hasta caer en un 'suspenso metafórico' ha encendido la luz roja de muchos sectores.
Que se debe apostar en la mejora de la calidad educativa y de la plantilla docente, sí, ahora, la forma de hacerlo es donde aparecen las diferencias.
El responsable de la delegación de Educación en Granada, Germán González, es contundente a la hora de valorar la propuesta lanzada a Marina desde el Ministerio. «No entro en el contenido porque no se conoce en su profundidad , pero sí en las formas y la filosofía». González deja claro que el sistema educativo tiene que ser evaluado y dentro de él, la labor docente, pero declara que no se puede «demonizar a nadie ni cargar las tintas sobre un sector que, precisamente, ha estado realmente maltratado por el Gobierno actual». Señala que los resultados educativos son el resultado de todo un equipo y un proceso educativo en el que hay que trabajar y apostar «no recortar como se ha hecho hasta ahora». El delegado apunta que, a pesar de que hay casos de todo tipo, en Granada el nivel y la implicación docente en los centros es alta. Desde los centros y desde los servicios de inspección –cada uno con sus competencias– se realizan este tipo de controles de calidad y lo normal que no se abran anualmente más de quince expedientes. «Algunos de ellos por motivos diferentes a los estrictamente educativos y relacionados con el alumnado, por lo que en ese sentido nos sentimos tranquilos».
Coincide en la importante labor y la profesionalidad del profesorado José Ginés, secretario de la Asociación de Orientadores de Granada, Jaén y Almería, Asosgra. «Nuestra defensa al profesorado que es el que está salvando el sistema educativo y está siendo capaz de sobreponerse y adaptarse a siete cambios legislativos en Educación». Encontrando este punto en común con el delegado, desde Asosgra sí creen que el Libro Blanco de Marina pueda ser un primer paso para lograr lo realmente deseado. Un pacto por la educación «que debería hacerse ahora». La asociación de orientadores ha sido una de las que ha aportado propuestas en el documento y la que apuesta por ese pacto basado en la equidad, la inclusión y la calidad. «Acompañar al alumno para aprovechar su talento y crear un sistema basado en valores». En relación a la evaluación docente, el secretario de Asosgra destaca la necesidad de establecer las bases de cómo debe ser la formación, la selección del profesorado y su evolución. Al respecto son conscientes de que «la vocación es la base de todo».
El delegado apunta en relación a esto último que habría que intentar «que a la carrera lleguen personas que quieran ser docentes y no por una salida laboral». Colaborar en su formación, apostilla: «Y eso se hace con financiación y un modelo económico claro, el consenso educativo y el reconocimiento social».
Otra pieza importante son los sindicatos docentes. Manuel Pérez es presidente del Sindicato Independiente ANPE en Granada y considera que el desarrollo del Libro Blanco es, en cierta medida, extemporáneo. «Consideramos que este tipo de documentos no deben responder a ningún momento político y, por el momento, no se puede considerar una norma básica». Pérez piensa que la necesidad de mejorar el sistema educativo es positiva pero siempre de unos criterios objetivos y enmarcado dentro de un estatuto docente.
«Dentro del mundo educativo hay casos en los que sí se pueden advertir ciertas carencias dentro del profesorado pero son los menos, a nivel general, el nivel docente responde a unos parámetros positivos», cuenta. En cualquier caso, desde ANPE se subraya que todo lo que sea mejorar y subir los estándares de calidad es bueno para la profesión. «Buscar una regulación del docente perfeccionándose a través de su carrera, buscando la implicación del centro, desarrollando el currículum y la praxis y posicionando a la educación española cada vez mejor», señala. Y pone el acento en que en este tipo de circunstancias queda al descubierto «lo vocacional» de esta profesión. «Hay profesores que lo son casi desde pequeños. Gente apasionada por su profesión que se pasa toda su carrera formándose y avanzando porque realmente es lo que quieren. Otros, lo hacen más por tener una alternativa y eso se nota a la hora de impartir las materias. Sin olvidar otros factores que también afectan como el alumnado o las familias». El portavoz, que es profesor en un instituto de la provincia, tiene claro también que más que evaluar a los profesores habría que evaluar el antes y el después. «Es decir, la formación que tienen y la realidad que se encuentran».
CONCIENCIA EDUCATIVA
Este aspecto lo tiene muy claro Jéssica Barbera. La joven ha estudiado Magisterio de Educación Primaria en la Universidad de Granada se encuentra haciendo el practica de un colegio de la capital. Sin dudarlo coincide con el portavoz del ANEE en que la facultad es para adquirir los conocimientos y que la realidad para formarte. «En las clases aprendes mucho sobre el currículum, psicología, Organización pero la metodología para trasladar todo eso al aula, no». Ella está siendo testigo en su centro de profesores de diferentes generaciones y de las distintas tácticas que tienen para enseñar. «Se nota quien tiene recursos actualizados y quién saca más rendimiento a las nuevas posibilidades educativas».
Desconoce si será por el Libro Blanco o de otra manera, pero considera que las auditorías docentes son positivas. «Más que reciclar conocimiento, siempre es bueno que se recicle en metodología y en nuevas estrategias». Barbera explica que la Educación, como todas las profesiones, evoluciona con el paso del tiempo y «afortunadamente, ahora no se enseña igual que antes, por eso sería bueno una evaluación de unos cinco años». Apunta, por eso, que estar al día, realizar cursos habitualmente y conocer cómo trabajan otros compañeros, ayudan a los docentes a evolucionar. «Me sorprende las formas y recomendaciones que te dan los libros de teoría para mejorar la caligrafía en los pequeños y, luego realmente, como un ‘simple’ reto de pasar de lápiz a bolígrafo puede ser la mayor motivación para ellos». Tiene claro que «el maestro se hace, no se prepara», pero que no puede abandonarse con el paso del tiempo.
¿Y qué opinan los padres y madres de los alumnos? Se dividen las opiniones en la Federación Provincial de Asociaciones de Madres y Padres (FAMPA-Alhambra), otras de las patas importantes a la hora de analizar este Libro Blanco. Amelia Garrido, la portavoz en Granada, apunta que al margen de la idoneidad y de las formas que se establecen en el libro de Marina, ellos apuestan por un cambio en el modelo educativo. Las comparaciones son odiosas pero Garrido hace referencia a la envidiada Finlandia y su proceso de evaluación continua de todos los miembros de la comunidad educativa. «De todas maneras desde la FAPA se apunta que la cuestión de la evaluación del profesorado es importante pero no es la prioritaria para muchos padres». Garrido expone que en el cambio de modelo educativo se incluyen aspectos que mejorarían todas las patas y redundarían en mejoras para los profesores y los alumnos. «Hablamos de una educación más abierta que va más allá de los libros, trabajar por proyectos, por actividades fundamentales como el comedor escolar», detalla. Desde la FAPA se apuesta por ir más allá para un beneficio común.
En todo este cubo de Rubik de opiniones, José Antonio Ortega, profesor del departamento de Didáctica y Organización Escolar y director del grupo de investigación Tecnologías Educativas e Investigación Social, expone que el documento de Marina plantea una serie de cuestiones importantes en relación a la evaluación docente, pero va más allá y apunta que además de al sector docente habría que evaluar a «una administración que somete a los docentes a reformas y contra-reformas que afectan directamente al profesorado». Ortega considera que las turbulencias que han afectado a la Educación lo últimos años, con siete reformas, han creado cierto hartazgo entre el cuerpo de los maestro que hay que erradicar. Él, como la mayoría de las voces incluidas en este reportaje, reivindican un Modelo de Evaluación Integral de la Educación y un Pacto Educativo que aporte la estabilidad necesaria a todo el colectivo. «Sería la clave para que se revitalice la función docente, se vuelva a crear la ilusión perdida, los equipos directivos recuperen el papel que les corresponde y la Educación adquiera a nivel social el crucial que tiene», concluye.
LAS PROPUESTAS DE MARINA
Revisión de las reformas: Desde hace cuarenta años, la mayor parte de los países han emprendido reformas educativas. ¿Por qué han triunfado unas y fracasado otras?
El docente y los directores en el cambio educativo: Tanto los informes McKinsey como los documentos publicados por la OCDE y por la UE indican que los docentes y los equipos directivos son los protagonistas de la transformación educativa. La calidad del sistema depende de la calidad de los docentes.
La carrera profesional: Cómo hacer atractiva la profesión para captar a los mejores. Necesitamos convertir la profesión docente en una carrera atractiva. Y, en primer lugar, definir la profesión.
Retribución y objetivos: Fomentar la cultura de la evaluación del desempeño docente. Relacionar los resultados de esas evaluaciones con el desarrollo profesional (formación, retribución y promoción).
Los mejores expedientes: Promover en España una campaña parecida a la del 30% de los mejores expedientes a educación. Encuentra un obstáculo en la universidad española, que piensa que los mejores deben dedicarse a la investigación, y no llegan a las aulas.
Selección y formación: Implantación de un sistema parecido al MIR, que habilitará tanto a los futuros profesores de la enseñanza pública como a los de la concertada y la privada.
Criterios de evaluación del profesor: 1. Su portafolio profesional, que es la documentación sobre toda su trayectoria académica y profesional, itinerario profesional, los cursos a los que ha asistido, las actividades que ha hecho, etc. 2. El aprovechamiento pedagógico del alumno. No la nota, sino el modo en que ha progresado el estudiante. 3. La opinión del alumno. 4. La observación del profesor en el aula. El modo en que da clase, cómo se relaciona con el alumno, el clima del aula... 5. La relación que mantiene con los padres de los alumnos. La colaboración con las familias es esencial. 6. El modo de colaborar con el resto de profesores del centro. 7. La calidad del centro educativo donde imparte clase.
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UN ESBOZO ABIERTO A "TODO EL MUNDO"
El filósofo y pedagogo José Antonio Marina recibió el encargo del Ministerio de Educación de trazar las líneas maestras del Libro Blanco. El experto, autor del ensayo ‘ Despertad al diplodocus. Una conspiración educativa para transformar la escuela ’, ha esbozado su propuesta «para ser debatida, completada, desechada o aceptada» en su blog , abierto a la colaboración de «todo el mundo». Considerado «el filósofo de cabecera de Zapatero», Marina incluye a diario en su bitácora las aportaciones que la comunidad educativa va sugiriendo al proyecto, que en principio está llamado a ser el germen del Pacto por la Educación, un desenlace que dependerá en cualquier caso del resultado de los pactos para el nuevo Gobierno.
El llamado Libro Blanco de la Función del Docente ya está en el ministerio de Educación. El filósofo y pedagogo José Antonio Marina ha entregado al responsable de la cartera educativa (hoy en funciones), Íñigo Méndez de Vigo, un documento que, si bien aún es sólo un boceto, un esbozo, una idea elaborada, podría cambiar cimientos y establecer nuevas bases del modelo educativo y formativo, especialmente, en relación con el profesorado. Básicamente, el texto que podría afectar a 14.000 docentes en Granada pretende definir la base para una regulación de la función docente. Una guía en la que basarse para un futuro Estatuto docente y que podría dar la vuelta a la profesión en unos cinco años.
El documento no ha dejado indiferente a nadie de comunidad educativa. Marina, entre otras cuestiones, pone en el vértice educativo uno de los aspectos en las que se lleva trabajando mucho tiempo pero que no ha terminado de cuajar: la evaluación docente más allá de la inspección oficial o de determinados planes educativos de calidad. Lo han llamado evaluar al maestro, examinar al que examina, poner nota a los que ponen notas y, en realidad, es un poco así. La posibilidad de que los profesores puedan ‘volver’ a ser evaluados, puntuados y hasta caer en un 'suspenso metafórico' ha encendido la luz roja de muchos sectores.
Que se debe apostar en la mejora de la calidad educativa y de la plantilla docente, sí, ahora, la forma de hacerlo es donde aparecen las diferencias.
El responsable de la delegación de Educación en Granada, Germán González, es contundente a la hora de valorar la propuesta lanzada a Marina desde el Ministerio. «No entro en el contenido porque no se conoce en su profundidad , pero sí en las formas y la filosofía». González deja claro que el sistema educativo tiene que ser evaluado y dentro de él, la labor docente, pero declara que no se puede «demonizar a nadie ni cargar las tintas sobre un sector que, precisamente, ha estado realmente maltratado por el Gobierno actual». Señala que los resultados educativos son el resultado de todo un equipo y un proceso educativo en el que hay que trabajar y apostar «no recortar como se ha hecho hasta ahora». El delegado apunta que, a pesar de que hay casos de todo tipo, en Granada el nivel y la implicación docente en los centros es alta. Desde los centros y desde los servicios de inspección –cada uno con sus competencias– se realizan este tipo de controles de calidad y lo normal que no se abran anualmente más de quince expedientes. «Algunos de ellos por motivos diferentes a los estrictamente educativos y relacionados con el alumnado, por lo que en ese sentido nos sentimos tranquilos».
Coincide en la importante labor y la profesionalidad del profesorado José Ginés, secretario de la Asociación de Orientadores de Granada, Jaén y Almería, Asosgra. «Nuestra defensa al profesorado que es el que está salvando el sistema educativo y está siendo capaz de sobreponerse y adaptarse a siete cambios legislativos en Educación». Encontrando este punto en común con el delegado, desde Asosgra sí creen que el Libro Blanco de Marina pueda ser un primer paso para lograr lo realmente deseado. Un pacto por la educación «que debería hacerse ahora». La asociación de orientadores ha sido una de las que ha aportado propuestas en el documento y la que apuesta por ese pacto basado en la equidad, la inclusión y la calidad. «Acompañar al alumno para aprovechar su talento y crear un sistema basado en valores». En relación a la evaluación docente, el secretario de Asosgra destaca la necesidad de establecer las bases de cómo debe ser la formación, la selección del profesorado y su evolución. Al respecto son conscientes de que «la vocación es la base de todo».
El delegado apunta en relación a esto último que habría que intentar «que a la carrera lleguen personas que quieran ser docentes y no por una salida laboral». Colaborar en su formación, apostilla: «Y eso se hace con financiación y un modelo económico claro, el consenso educativo y el reconocimiento social».
Otra pieza importante son los sindicatos docentes. Manuel Pérez es presidente del Sindicato Independiente ANPE en Granada y considera que el desarrollo del Libro Blanco es, en cierta medida, extemporáneo. «Consideramos que este tipo de documentos no deben responder a ningún momento político y, por el momento, no se puede considerar una norma básica». Pérez piensa que la necesidad de mejorar el sistema educativo es positiva pero siempre de unos criterios objetivos y enmarcado dentro de un estatuto docente.
«Dentro del mundo educativo hay casos en los que sí se pueden advertir ciertas carencias dentro del profesorado pero son los menos, a nivel general, el nivel docente responde a unos parámetros positivos», cuenta. En cualquier caso, desde ANPE se subraya que todo lo que sea mejorar y subir los estándares de calidad es bueno para la profesión. «Buscar una regulación del docente perfeccionándose a través de su carrera, buscando la implicación del centro, desarrollando el currículum y la praxis y posicionando a la educación española cada vez mejor», señala. Y pone el acento en que en este tipo de circunstancias queda al descubierto «lo vocacional» de esta profesión. «Hay profesores que lo son casi desde pequeños. Gente apasionada por su profesión que se pasa toda su carrera formándose y avanzando porque realmente es lo que quieren. Otros, lo hacen más por tener una alternativa y eso se nota a la hora de impartir las materias. Sin olvidar otros factores que también afectan como el alumnado o las familias». El portavoz, que es profesor en un instituto de la provincia, tiene claro también que más que evaluar a los profesores habría que evaluar el antes y el después. «Es decir, la formación que tienen y la realidad que se encuentran».
CONCIENCIA EDUCATIVA
Este aspecto lo tiene muy claro Jéssica Barbera. La joven ha estudiado Magisterio de Educación Primaria en la Universidad de Granada se encuentra haciendo el practica de un colegio de la capital. Sin dudarlo coincide con el portavoz del ANEE en que la facultad es para adquirir los conocimientos y que la realidad para formarte. «En las clases aprendes mucho sobre el currículum, psicología, Organización pero la metodología para trasladar todo eso al aula, no». Ella está siendo testigo en su centro de profesores de diferentes generaciones y de las distintas tácticas que tienen para enseñar. «Se nota quien tiene recursos actualizados y quién saca más rendimiento a las nuevas posibilidades educativas».
Desconoce si será por el Libro Blanco o de otra manera, pero considera que las auditorías docentes son positivas. «Más que reciclar conocimiento, siempre es bueno que se recicle en metodología y en nuevas estrategias». Barbera explica que la Educación, como todas las profesiones, evoluciona con el paso del tiempo y «afortunadamente, ahora no se enseña igual que antes, por eso sería bueno una evaluación de unos cinco años». Apunta, por eso, que estar al día, realizar cursos habitualmente y conocer cómo trabajan otros compañeros, ayudan a los docentes a evolucionar. «Me sorprende las formas y recomendaciones que te dan los libros de teoría para mejorar la caligrafía en los pequeños y, luego realmente, como un ‘simple’ reto de pasar de lápiz a bolígrafo puede ser la mayor motivación para ellos». Tiene claro que «el maestro se hace, no se prepara», pero que no puede abandonarse con el paso del tiempo.
¿Y qué opinan los padres y madres de los alumnos? Se dividen las opiniones en la Federación Provincial de Asociaciones de Madres y Padres (FAMPA-Alhambra), otras de las patas importantes a la hora de analizar este Libro Blanco. Amelia Garrido, la portavoz en Granada, apunta que al margen de la idoneidad y de las formas que se establecen en el libro de Marina, ellos apuestan por un cambio en el modelo educativo. Las comparaciones son odiosas pero Garrido hace referencia a la envidiada Finlandia y su proceso de evaluación continua de todos los miembros de la comunidad educativa. «De todas maneras desde la FAPA se apunta que la cuestión de la evaluación del profesorado es importante pero no es la prioritaria para muchos padres». Garrido expone que en el cambio de modelo educativo se incluyen aspectos que mejorarían todas las patas y redundarían en mejoras para los profesores y los alumnos. «Hablamos de una educación más abierta que va más allá de los libros, trabajar por proyectos, por actividades fundamentales como el comedor escolar», detalla. Desde la FAPA se apuesta por ir más allá para un beneficio común.
En todo este cubo de Rubik de opiniones, José Antonio Ortega, profesor del departamento de Didáctica y Organización Escolar y director del grupo de investigación Tecnologías Educativas e Investigación Social, expone que el documento de Marina plantea una serie de cuestiones importantes en relación a la evaluación docente, pero va más allá y apunta que además de al sector docente habría que evaluar a «una administración que somete a los docentes a reformas y contra-reformas que afectan directamente al profesorado». Ortega considera que las turbulencias que han afectado a la Educación lo últimos años, con siete reformas, han creado cierto hartazgo entre el cuerpo de los maestro que hay que erradicar. Él, como la mayoría de las voces incluidas en este reportaje, reivindican un Modelo de Evaluación Integral de la Educación y un Pacto Educativo que aporte la estabilidad necesaria a todo el colectivo. «Sería la clave para que se revitalice la función docente, se vuelva a crear la ilusión perdida, los equipos directivos recuperen el papel que les corresponde y la Educación adquiera a nivel social el crucial que tiene», concluye.
LAS PROPUESTAS DE MARINA
Revisión de las reformas: Desde hace cuarenta años, la mayor parte de los países han emprendido reformas educativas. ¿Por qué han triunfado unas y fracasado otras?
El docente y los directores en el cambio educativo: Tanto los informes McKinsey como los documentos publicados por la OCDE y por la UE indican que los docentes y los equipos directivos son los protagonistas de la transformación educativa. La calidad del sistema depende de la calidad de los docentes.
La carrera profesional: Cómo hacer atractiva la profesión para captar a los mejores. Necesitamos convertir la profesión docente en una carrera atractiva. Y, en primer lugar, definir la profesión.
Retribución y objetivos: Fomentar la cultura de la evaluación del desempeño docente. Relacionar los resultados de esas evaluaciones con el desarrollo profesional (formación, retribución y promoción).
Los mejores expedientes: Promover en España una campaña parecida a la del 30% de los mejores expedientes a educación. Encuentra un obstáculo en la universidad española, que piensa que los mejores deben dedicarse a la investigación, y no llegan a las aulas.
Selección y formación: Implantación de un sistema parecido al MIR, que habilitará tanto a los futuros profesores de la enseñanza pública como a los de la concertada y la privada.
Criterios de evaluación del profesor: 1. Su portafolio profesional, que es la documentación sobre toda su trayectoria académica y profesional, itinerario profesional, los cursos a los que ha asistido, las actividades que ha hecho, etc. 2. El aprovechamiento pedagógico del alumno. No la nota, sino el modo en que ha progresado el estudiante. 3. La opinión del alumno. 4. La observación del profesor en el aula. El modo en que da clase, cómo se relaciona con el alumno, el clima del aula... 5. La relación que mantiene con los padres de los alumnos. La colaboración con las familias es esencial. 6. El modo de colaborar con el resto de profesores del centro. 7. La calidad del centro educativo donde imparte clase.
Un artículo de Juan Carlos Yáñez Velasco, Profesor titular en la Universidad de Colima, México. Doctor en Pedagogía por la UNAM. Miembro del Seminario de Cultura Mexicana.
Mientras leo “La ciudad de los niños”, del pedagogo y caricaturista italiano Francesco Tonucci, no pude dejar de pensar unos minutos en las deplorables campañas electorales que vivimos en Colima.
Unas imágenes y otras se ubican en las antípodas. De lo segundo no escribiré; además del voto de silencio autoimpuesto, sobran palabras ante hechos ominosos. Lo primero puede resumirse en una expresión: una nueva filosofía para gobernar las ciudades.
La ciudad de los niños es parte de un conjunto de iniciativas e ideas que surgieron en distintos países del mundo, principalmente europeos, para armonizar las relaciones entre los seres humanos y con las ciudades o pueblos, con la comida, con los autos, con la escuela.
Tres movimientos en especial me llaman la atención y estudio con interés: las “ciudades educadoras”, un proyecto mundial con sede en Barcelona, que incluye a más de 600 ciudades, una de ellas, Colima; “ciudades lentas”, que luego se trasladaron a otros ámbitos, como la comida o la educación, y constituye un replanteamiento de las prioridades, para sujetar los tiempos del reloj al kairós, el tiempo de la oportunidad, para disfrutar de otras manera la relación humana, con la naturaleza, la educación, los alimentos.
“La ciudad de los niños” nació en Fano, una población italiana donde se invitó a Francesco Tonucci para organizar inicialmente, en mayo de 1991, una semana dedicada a la infancia, a la cual llamaron así: La ciudad de los niños. El exitoso desarrollo de las actividades culminó con un acuerdo para repetir la experiencia anualmente.
Tonucci fue invitado por el alcalde para presidir la celebración, pero aquel reviró: mejor que una semana cada año, convertirlo en proyecto permanente para transformar la ciudad. Se aprobó y hoy tiene por nombre “La ciudad de las niñas y los niños”. De Fano creció a otras ciudades italianas y para 2014 ya había más de 200 en Italia, España, Argentina, Uruguay, Colombia, México, Perú, Chile y Líbano.
En el balance a veinte años del proyecto, Tonucci reconoce que los cambios más significativos en las actitudes de los adultos son los siguientes: más tiempo dedicado a los niños, a discutir políticas a favor de la infancia; la creación de un consejo de niñas y niños escogidos por sorteo, que se reúnen para ofrecerle al alcalde puntos de vista; cambio de las prioridades a favor de los peatones, de las bicicletas, de las personas, de las mayorías; rediseño de avenidas y calles para concederles espacios seguros a las personas, por encima de los vehículos; aumentar la autonomía de movimiento, para que los espacios públicos sean mayores, mejores y los niños puedan, por ejemplo, caminar de su casa a la escuela, o por las tardes para jugar; nuevas políticas de seguridad basadas no en cámaras de vigilancia o policías, sino en la ocupación de las calles por los adultos y que los niños sean libres.
Sí, confieso que me encantaría escuchar a alguno de los candidatos o a todos, que pronunciaran propuestas cercanas a esas y que, en efecto, pensarán en el futuro y no solo en el día de las elecciones.
La ciudad de los niños sería una mejor ciudad para ellos, los infantes, y para nosotros, cuando seamos viejos.
Ver más
Mientras leo “La ciudad de los niños”, del pedagogo y caricaturista italiano Francesco Tonucci, no pude dejar de pensar unos minutos en las deplorables campañas electorales que vivimos en Colima.
Unas imágenes y otras se ubican en las antípodas. De lo segundo no escribiré; además del voto de silencio autoimpuesto, sobran palabras ante hechos ominosos. Lo primero puede resumirse en una expresión: una nueva filosofía para gobernar las ciudades.
La ciudad de los niños es parte de un conjunto de iniciativas e ideas que surgieron en distintos países del mundo, principalmente europeos, para armonizar las relaciones entre los seres humanos y con las ciudades o pueblos, con la comida, con los autos, con la escuela.
Tres movimientos en especial me llaman la atención y estudio con interés: las “ciudades educadoras”, un proyecto mundial con sede en Barcelona, que incluye a más de 600 ciudades, una de ellas, Colima; “ciudades lentas”, que luego se trasladaron a otros ámbitos, como la comida o la educación, y constituye un replanteamiento de las prioridades, para sujetar los tiempos del reloj al kairós, el tiempo de la oportunidad, para disfrutar de otras manera la relación humana, con la naturaleza, la educación, los alimentos.
“La ciudad de los niños” nació en Fano, una población italiana donde se invitó a Francesco Tonucci para organizar inicialmente, en mayo de 1991, una semana dedicada a la infancia, a la cual llamaron así: La ciudad de los niños. El exitoso desarrollo de las actividades culminó con un acuerdo para repetir la experiencia anualmente.
Tonucci fue invitado por el alcalde para presidir la celebración, pero aquel reviró: mejor que una semana cada año, convertirlo en proyecto permanente para transformar la ciudad. Se aprobó y hoy tiene por nombre “La ciudad de las niñas y los niños”. De Fano creció a otras ciudades italianas y para 2014 ya había más de 200 en Italia, España, Argentina, Uruguay, Colombia, México, Perú, Chile y Líbano.
En el balance a veinte años del proyecto, Tonucci reconoce que los cambios más significativos en las actitudes de los adultos son los siguientes: más tiempo dedicado a los niños, a discutir políticas a favor de la infancia; la creación de un consejo de niñas y niños escogidos por sorteo, que se reúnen para ofrecerle al alcalde puntos de vista; cambio de las prioridades a favor de los peatones, de las bicicletas, de las personas, de las mayorías; rediseño de avenidas y calles para concederles espacios seguros a las personas, por encima de los vehículos; aumentar la autonomía de movimiento, para que los espacios públicos sean mayores, mejores y los niños puedan, por ejemplo, caminar de su casa a la escuela, o por las tardes para jugar; nuevas políticas de seguridad basadas no en cámaras de vigilancia o policías, sino en la ocupación de las calles por los adultos y que los niños sean libres.
Sí, confieso que me encantaría escuchar a alguno de los candidatos o a todos, que pronunciaran propuestas cercanas a esas y que, en efecto, pensarán en el futuro y no solo en el día de las elecciones.
La ciudad de los niños sería una mejor ciudad para ellos, los infantes, y para nosotros, cuando seamos viejos.
Un artículo de Diego San Juan, publicado en la Red Iberoamericana de Docentes.
Contar con ciudadanos y ciudadanas más informados, más concienciados y también más participativos es el objetivo de la Educación para el Desarrollo. Para lograrlo, la Educación para el Desarrollo trabaja desde distintos ámbitos, que incluyen desde la educación formal (centros educativos y universidades), la “no formal”( espacios de ocio y tiempo libre …) y la “informal”(medios de comunicación, redes sociales…) fomentando un proceso educativo de evolución constante. Las acciones que se lleven a cabo desde Educación para el Desarrollo, no deben de ser puntuales, sino que deben de formar parte de acciones planificadas y orientadas hacia públicos diferenciados.
La Educación para el Desarrollo facilita la comprensión del mundo globalizado, provoca una actitud crítica y comprometida con la realidad, genera compromiso y corresponsabilidad en la lucha contra la pobreza, fomenta actitudes y valores en la ciudadanía, genera en definitiva una ciudadanía global. (“Piensa globalmente, actúa localmente”).
La ED debe favorecer el conocimiento de las realidades y las causas que explican y provocan la existencia de la pobreza y la desigualdad y condicionan nuestras vidas como individuos pertenecientes a cualquier cultura del planeta.
La ED debe facilitar una comprensión crítica de las interrelaciones económicas, políticas, sociales y culturales entre el Norte y el Sur, y promover en nuestros niños y niñas, jóvenes y personas adultas, valores y actitudes relacionados con la solidaridad, la justicia social, la búsqueda de vías de acción para alcanzar el desarrollo humano y fortalecer actitudes críticas y comprometidas con estas causas para ir avanzando hacia una ciudadanía global, la justicia mundial, la equidad y la consecución de los derechos humanos.
Las actividades a llevar a cabo en el ámbito de la Educación para el Desarrollo deben favorecer la reflexión sobre la propia vida, partiendo de experiencias cercanas y de situaciones reales que permitan concienciar a las niñas y niños, jóvenes y personas adultas sobre la realidad del mundo globalizado en que vivimos, de manera que eduque en la generación de las actitudes y los valores antes mencionados y para ello requiere la utilización de metodologías basadas en la investigación-acción-reflexión que a través de procedimientos participativos, interactivos, creativos, dinámicos, dialógicos y cooperativos promuevan el pensamiento crítico y la ciudadanía global.
En definitiva la ED es un “Proceso educativo (formal, no formal e informal) constante encaminado, a través de conocimientos, actitudes y valores, a promover una ciudadanía global generadora de una cultura de la solidaridad comprometida en la lucha contra la pobreza y la exclusión así como con la promoción del desarrollo humano y sostenible”. Estrategia de Educación para el desarrollo de la Cooperación española (Ortega 2007)
Las cuatro dimensiones, no excluyentes e interrelacionadas, a través de las que se desarrolla la ED son:
1-Sensibilización. Una acción de concienciación basada en la transmisión de información, desde un enfoque de derechos y de género, con hincapié en el desarrollo de aquellas competencias que permitan alertar sobre las causas de la pobreza, su relación con las vulneraciones de derechos y las estructuras que la perpetúan, así como un conocimiento más amplio de las realidades del Sur y de la interdependencia y la globalización, también de las prácticas y actuaciones que inciden o pueden incidir en los procesos que generan desigualdades.
2-Formación sobre el Desarrollo. Se trata de un proceso educativo dirigido a un público objetivo claro hacia el que se orientan metodologías educativas específicas que desarrollan competencias cognitivas, procedimentales y actitudinales.
3-Investigación para el desarrollo. Pieza clave en un modelo de transformación, permite analizar en profundidad la problemática del desarrollo y fundamentar propuestas. Las prácticas de ED deben estar basadas y cimentadas en esta dimensión. Su metodología de trabajo se basa en las técnicas de investigación social, con especial énfasis en aquellas que promueven la investigación-acción.
4-Movilización social. Expresión más notoria de la participación activa de la ciudadanía, posibilita su protagonismo directo en la lucha contra la pobreza y la promoción del desarrollo humano,. favorece la participación ciudadana en los procesos de cambio de políticas y transformación de estructuras sociales, económicas y/o políticas.años.
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Contar con ciudadanos y ciudadanas más informados, más concienciados y también más participativos es el objetivo de la Educación para el Desarrollo. Para lograrlo, la Educación para el Desarrollo trabaja desde distintos ámbitos, que incluyen desde la educación formal (centros educativos y universidades), la “no formal”( espacios de ocio y tiempo libre …) y la “informal”(medios de comunicación, redes sociales…) fomentando un proceso educativo de evolución constante. Las acciones que se lleven a cabo desde Educación para el Desarrollo, no deben de ser puntuales, sino que deben de formar parte de acciones planificadas y orientadas hacia públicos diferenciados.
La Educación para el Desarrollo facilita la comprensión del mundo globalizado, provoca una actitud crítica y comprometida con la realidad, genera compromiso y corresponsabilidad en la lucha contra la pobreza, fomenta actitudes y valores en la ciudadanía, genera en definitiva una ciudadanía global. (“Piensa globalmente, actúa localmente”).
La ED debe favorecer el conocimiento de las realidades y las causas que explican y provocan la existencia de la pobreza y la desigualdad y condicionan nuestras vidas como individuos pertenecientes a cualquier cultura del planeta.
La ED debe facilitar una comprensión crítica de las interrelaciones económicas, políticas, sociales y culturales entre el Norte y el Sur, y promover en nuestros niños y niñas, jóvenes y personas adultas, valores y actitudes relacionados con la solidaridad, la justicia social, la búsqueda de vías de acción para alcanzar el desarrollo humano y fortalecer actitudes críticas y comprometidas con estas causas para ir avanzando hacia una ciudadanía global, la justicia mundial, la equidad y la consecución de los derechos humanos.
Las actividades a llevar a cabo en el ámbito de la Educación para el Desarrollo deben favorecer la reflexión sobre la propia vida, partiendo de experiencias cercanas y de situaciones reales que permitan concienciar a las niñas y niños, jóvenes y personas adultas sobre la realidad del mundo globalizado en que vivimos, de manera que eduque en la generación de las actitudes y los valores antes mencionados y para ello requiere la utilización de metodologías basadas en la investigación-acción-reflexión que a través de procedimientos participativos, interactivos, creativos, dinámicos, dialógicos y cooperativos promuevan el pensamiento crítico y la ciudadanía global.
En definitiva la ED es un “Proceso educativo (formal, no formal e informal) constante encaminado, a través de conocimientos, actitudes y valores, a promover una ciudadanía global generadora de una cultura de la solidaridad comprometida en la lucha contra la pobreza y la exclusión así como con la promoción del desarrollo humano y sostenible”. Estrategia de Educación para el desarrollo de la Cooperación española (Ortega 2007)
Las cuatro dimensiones, no excluyentes e interrelacionadas, a través de las que se desarrolla la ED son:
1-Sensibilización. Una acción de concienciación basada en la transmisión de información, desde un enfoque de derechos y de género, con hincapié en el desarrollo de aquellas competencias que permitan alertar sobre las causas de la pobreza, su relación con las vulneraciones de derechos y las estructuras que la perpetúan, así como un conocimiento más amplio de las realidades del Sur y de la interdependencia y la globalización, también de las prácticas y actuaciones que inciden o pueden incidir en los procesos que generan desigualdades.
2-Formación sobre el Desarrollo. Se trata de un proceso educativo dirigido a un público objetivo claro hacia el que se orientan metodologías educativas específicas que desarrollan competencias cognitivas, procedimentales y actitudinales.
3-Investigación para el desarrollo. Pieza clave en un modelo de transformación, permite analizar en profundidad la problemática del desarrollo y fundamentar propuestas. Las prácticas de ED deben estar basadas y cimentadas en esta dimensión. Su metodología de trabajo se basa en las técnicas de investigación social, con especial énfasis en aquellas que promueven la investigación-acción.
4-Movilización social. Expresión más notoria de la participación activa de la ciudadanía, posibilita su protagonismo directo en la lucha contra la pobreza y la promoción del desarrollo humano,. favorece la participación ciudadana en los procesos de cambio de políticas y transformación de estructuras sociales, económicas y/o políticas.años.
Una entrevista de Elena Couceiro a Alberto Soler.
Alberto Soler es psicólogo y padre de dos hijos. Cuenta con más de 10 años de experiencia y 8000 horas de psicoterapia y asesoramiento a padres sobre cuestiones relacionadas con la crianza. Además, es autor de numerosos artículos sobre crianza, educación y psicología que han tenido mucho eco en las redes sociales, publicados en su blog o en prensa, como El País Semanal , en los que reivindica una educación respetuosa y sensible. Colabora además en espacios de televisión y radio. Podéis también escucharle en su videoblog Píldoras de Psicología . Tenemos el honor de contar con su colaboración como experto en el proyecto Gestionando Hijos .
Tienes varios artículos virales. “La crianza como batalla” es uno de ellos, y en ella se vieron reflejadas muchas personas que quieren educar lejos del ordeno y mando, y teniendo en cuenta los derecho de los niños. Lo publicaste en respuesta al artículo de una nanny, “5 razones por las que la crianza moderna está en crisis” . ¿Por qué crees que se ha hecho viral?
Creo que el hecho de que se haya hecho viral tiene mucho que ver con que a día de hoy siguen existiendo visiones muy contrapuestas respecto a cómo proceder en la crianza de los hijos. Es un tema que suscita mucho debate y creo que mucha gente que leyó mi artículo pensó algo así como: “mira, éste dice lo mismo que yo pensé cuando lo leí”.
En estos dos artículos parecen contraponerse una forma arcaica y caducada de entender la educación de los hijos (en los que ellos no tienen voz) y una forma nueva, en la que los derechos de los niños deben defenderse y respetarse. ¿Crees que es más difícil educar que antes, que es un reto mayor para padres y madres?
Por un lado puede parecer más sencillo porque hay más libros, más talleres, cursos, accesorios y objetos en las tiendas, etc. pero en el fondo es más complicado. Ahora las familias crían y educan a sus hijos desde la soledad, antes se hacía de un modo conjunto con la familia, los amigos, el barrio o el pueblo. Ahora vivimos mucho más aislados. Nunca una madre sola debería estar todo el día a cargo de su hijo sin ayuda, y lamentablemente es algo muy frecuente. Además, pese a que cada vez hay más información, lo cual es bueno, también el exceso de la misma acaba produciendo desinformación: el médico dice una cosa, luego la enfermera otra, lees por internet alguien que dice lo contrario, y al final no sabes qué hacer.
Habrá gente, como la nanny del artículo, que dirá que teniendo en cuenta a los niños no les enseñamos a respetar límites y normas. ¿Cómo podemos compaginar la defensa de los derechos de nuestros hijos, la amabilidad y el que sean tenidos en cuenta con la enseñanza y el respeto de normas?
Hay que perderle el miedo a los hijos. Muchos padres creen que el principal objetivo de sus hijos es retarles, desafiarles y ningunear su autoridad; tienen miedo a que sus hijos “se les suban a la chepa”. Así, convierten la autoridad en el principal objetivo de la educación, pero ahí confunden el fin y los medios. La autoridad nunca debe ser un objetivo, sino una consecuencia de acciones educativas honestas, respetuosas. El respeto se gana, no se impone.
Las normas existen y han existido en todas las sociedades, y como padres tenemos el deber de transmitirlas a nuestros hijos, pero no es necesario hacerlo desde el autoritarismo. Si nuestros hijos siguen las normas sólo por miedo a las consecuencias, en el momento en el que nos giremos, dejarán de seguirlas.
Desde tu punto de vista, ¿cuál es el reto mayor al que se enfrentan padres y madres a la hora de educar a nuestros hijos e hijas ahora?
Como he comentado antes, por un lado está el aislamiento. La familia cada vez está más sola en su labor educativa. Y ello tiene que ver con el momento histórico en el que nos ha tocado vivir. Conciliar la vida familiar con las necesidades económicas y laborales es cada vez más complicado. Los padres cada vez disfrutan de menos tiempo con sus hijos; nos conformamos con el argumento de las “horas de calidad” que pasamos con ellos, pero es un falso consuelo. Nuestros hijos necesitan ambas cosas: muchas horas, y de mucha calidad. Y la configuración social en estos momentos no lo permite. Existe mucho presentismo en la cultura empresarial, muy poca flexibilidad en los horarios, y al final acaba siendo normalmente la mujer quien carga con la mayor parte de consecuencias negativas de la “conciliación”. Además, los horarios escolares y las vacaciones hacen que compaginarlo con los trabajos de los padres sea una misión casi imposible.
Eres psicólogo. ¿Qué problemas sueles encontrar en consulta relacionados con la educación de los hijos e hijas?
Muchos derivados de lo que comentaba en la pregunta anterior. Muchos padres preocupados porque sus hijos “no son normales” sólo porque se alejan de aquello que consideramos que debería ser normal. La sociedad actual ha restringido mucho el concepto de normalidad, ya no cabe prácticamente ningún niño dentro: el activo es hiperactivo, el despistado es inatento, el perezoso tiene fracaso escolar. No es que no existan estas u otras patologías, lo que sucede es que su verdadera incidencia está muy por debajo de la percepción social (y de los diagnósticos).
¿Qué te animó a crear los breves vídeos para el videoblog con mensajes como “Tú eres su modelo”?
Buscaba una forma más directa de poder comunicar mis ideas y experiencia, un recurso que fuera más accesible y rápido que la lectura de un artículo. Y las píldoras en vídeo son el formato ideal para ello: una única idea, truco o consejo, transmitida de forma directa en un par de minutos. Muchos de los contenidos que aparecen ahí son sacados directamente de las sesiones de psicoterapia, de los asuntos que hablo con mis pacientes y que he creído que serían interesantes para un público más general.
¿Qué mensaje fundamental quieres transmitir a padres y madres con todos tus textos y vídeos?
Mi principal objetivo es incrementar la conciencia sobre los efectos que tiene nuestra manera de criar a nuestros hijos. No vale todo. Que algo sea efectivo no significa que sea bueno (un buen vaso de vodka es muy efectivo para dormir, pero no por ello es bueno). Muchas veces hay que elegir un camino un poco más difícil, un poco más sacrificado, para poder tener los resultados deseados.
¿Qué visión de paternidad y maternidad subyace en todo ello?
Mi visión de la crianza se enmarca dentro de lo que se ha venido a llamar crianza con apego , es una corriente educativa basada en las ideas sobre el desarrollo infantil de John Bowlby y, en muchos aspectos, es contrapuesta a una visión conductista de la educación basada en los castigos y recompensas.
¿Qué comentarios te llegan de lectores o seguidores de tu blog?
Tanto de forma pública como privada, la mayoría son de agradecimiento. Son personas (madres la mayoría, todo hay que decirlo) que se sienten muy identificadas y se alegran de leer a alguien que expresa lo que ellas venían pensando y sintiendo durante mucho tiempo. También hay ataques por parte de personas que tienen otra visión de la educación, pero son muy poco frecuentes. Y me siguen llegando algunos insultos por no ayudar a mi mujer con los niños ni con las tareas de casa, es algo que me divierte bastante, la verdad…
¿Por qué te has animado a colaborar con Gestionando Hijos?
Recibir la llamada de Gestionando Hijos ha sido un honor para mí. Me considero muy pequeñito en comparación con un proyecto tan interesante en el que participan profesionales enormes a los que admiro muchísimo. Estoy encantado de poder volcar aquí mi experiencia e ideas para construir algo tan interesante.
¿Qué te parece el proyecto?
Es un proyecto que me parece apasionante, creo que es muy necesaria la divulgación educativa, acercar el debate a las familias y darles recursos e ideas para llevar a cabo el trabajo más importante de sus vidas del modo más consciente y constructivo posible.
Ver más
Alberto Soler es psicólogo y padre de dos hijos. Cuenta con más de 10 años de experiencia y 8000 horas de psicoterapia y asesoramiento a padres sobre cuestiones relacionadas con la crianza. Además, es autor de numerosos artículos sobre crianza, educación y psicología que han tenido mucho eco en las redes sociales, publicados en su blog o en prensa, como El País Semanal , en los que reivindica una educación respetuosa y sensible. Colabora además en espacios de televisión y radio. Podéis también escucharle en su videoblog Píldoras de Psicología . Tenemos el honor de contar con su colaboración como experto en el proyecto Gestionando Hijos .
Tienes varios artículos virales. “La crianza como batalla” es uno de ellos, y en ella se vieron reflejadas muchas personas que quieren educar lejos del ordeno y mando, y teniendo en cuenta los derecho de los niños. Lo publicaste en respuesta al artículo de una nanny, “5 razones por las que la crianza moderna está en crisis” . ¿Por qué crees que se ha hecho viral?
Creo que el hecho de que se haya hecho viral tiene mucho que ver con que a día de hoy siguen existiendo visiones muy contrapuestas respecto a cómo proceder en la crianza de los hijos. Es un tema que suscita mucho debate y creo que mucha gente que leyó mi artículo pensó algo así como: “mira, éste dice lo mismo que yo pensé cuando lo leí”.
En estos dos artículos parecen contraponerse una forma arcaica y caducada de entender la educación de los hijos (en los que ellos no tienen voz) y una forma nueva, en la que los derechos de los niños deben defenderse y respetarse. ¿Crees que es más difícil educar que antes, que es un reto mayor para padres y madres?
Por un lado puede parecer más sencillo porque hay más libros, más talleres, cursos, accesorios y objetos en las tiendas, etc. pero en el fondo es más complicado. Ahora las familias crían y educan a sus hijos desde la soledad, antes se hacía de un modo conjunto con la familia, los amigos, el barrio o el pueblo. Ahora vivimos mucho más aislados. Nunca una madre sola debería estar todo el día a cargo de su hijo sin ayuda, y lamentablemente es algo muy frecuente. Además, pese a que cada vez hay más información, lo cual es bueno, también el exceso de la misma acaba produciendo desinformación: el médico dice una cosa, luego la enfermera otra, lees por internet alguien que dice lo contrario, y al final no sabes qué hacer.
Habrá gente, como la nanny del artículo, que dirá que teniendo en cuenta a los niños no les enseñamos a respetar límites y normas. ¿Cómo podemos compaginar la defensa de los derechos de nuestros hijos, la amabilidad y el que sean tenidos en cuenta con la enseñanza y el respeto de normas?
Hay que perderle el miedo a los hijos. Muchos padres creen que el principal objetivo de sus hijos es retarles, desafiarles y ningunear su autoridad; tienen miedo a que sus hijos “se les suban a la chepa”. Así, convierten la autoridad en el principal objetivo de la educación, pero ahí confunden el fin y los medios. La autoridad nunca debe ser un objetivo, sino una consecuencia de acciones educativas honestas, respetuosas. El respeto se gana, no se impone.
Las normas existen y han existido en todas las sociedades, y como padres tenemos el deber de transmitirlas a nuestros hijos, pero no es necesario hacerlo desde el autoritarismo. Si nuestros hijos siguen las normas sólo por miedo a las consecuencias, en el momento en el que nos giremos, dejarán de seguirlas.
Desde tu punto de vista, ¿cuál es el reto mayor al que se enfrentan padres y madres a la hora de educar a nuestros hijos e hijas ahora?
Como he comentado antes, por un lado está el aislamiento. La familia cada vez está más sola en su labor educativa. Y ello tiene que ver con el momento histórico en el que nos ha tocado vivir. Conciliar la vida familiar con las necesidades económicas y laborales es cada vez más complicado. Los padres cada vez disfrutan de menos tiempo con sus hijos; nos conformamos con el argumento de las “horas de calidad” que pasamos con ellos, pero es un falso consuelo. Nuestros hijos necesitan ambas cosas: muchas horas, y de mucha calidad. Y la configuración social en estos momentos no lo permite. Existe mucho presentismo en la cultura empresarial, muy poca flexibilidad en los horarios, y al final acaba siendo normalmente la mujer quien carga con la mayor parte de consecuencias negativas de la “conciliación”. Además, los horarios escolares y las vacaciones hacen que compaginarlo con los trabajos de los padres sea una misión casi imposible.
Eres psicólogo. ¿Qué problemas sueles encontrar en consulta relacionados con la educación de los hijos e hijas?
Muchos derivados de lo que comentaba en la pregunta anterior. Muchos padres preocupados porque sus hijos “no son normales” sólo porque se alejan de aquello que consideramos que debería ser normal. La sociedad actual ha restringido mucho el concepto de normalidad, ya no cabe prácticamente ningún niño dentro: el activo es hiperactivo, el despistado es inatento, el perezoso tiene fracaso escolar. No es que no existan estas u otras patologías, lo que sucede es que su verdadera incidencia está muy por debajo de la percepción social (y de los diagnósticos).
¿Qué te animó a crear los breves vídeos para el videoblog con mensajes como “Tú eres su modelo”?
Buscaba una forma más directa de poder comunicar mis ideas y experiencia, un recurso que fuera más accesible y rápido que la lectura de un artículo. Y las píldoras en vídeo son el formato ideal para ello: una única idea, truco o consejo, transmitida de forma directa en un par de minutos. Muchos de los contenidos que aparecen ahí son sacados directamente de las sesiones de psicoterapia, de los asuntos que hablo con mis pacientes y que he creído que serían interesantes para un público más general.
¿Qué mensaje fundamental quieres transmitir a padres y madres con todos tus textos y vídeos?
Mi principal objetivo es incrementar la conciencia sobre los efectos que tiene nuestra manera de criar a nuestros hijos. No vale todo. Que algo sea efectivo no significa que sea bueno (un buen vaso de vodka es muy efectivo para dormir, pero no por ello es bueno). Muchas veces hay que elegir un camino un poco más difícil, un poco más sacrificado, para poder tener los resultados deseados.
¿Qué visión de paternidad y maternidad subyace en todo ello?
Mi visión de la crianza se enmarca dentro de lo que se ha venido a llamar crianza con apego , es una corriente educativa basada en las ideas sobre el desarrollo infantil de John Bowlby y, en muchos aspectos, es contrapuesta a una visión conductista de la educación basada en los castigos y recompensas.
¿Qué comentarios te llegan de lectores o seguidores de tu blog?
Tanto de forma pública como privada, la mayoría son de agradecimiento. Son personas (madres la mayoría, todo hay que decirlo) que se sienten muy identificadas y se alegran de leer a alguien que expresa lo que ellas venían pensando y sintiendo durante mucho tiempo. También hay ataques por parte de personas que tienen otra visión de la educación, pero son muy poco frecuentes. Y me siguen llegando algunos insultos por no ayudar a mi mujer con los niños ni con las tareas de casa, es algo que me divierte bastante, la verdad…
¿Por qué te has animado a colaborar con Gestionando Hijos?
Recibir la llamada de Gestionando Hijos ha sido un honor para mí. Me considero muy pequeñito en comparación con un proyecto tan interesante en el que participan profesionales enormes a los que admiro muchísimo. Estoy encantado de poder volcar aquí mi experiencia e ideas para construir algo tan interesante.
¿Qué te parece el proyecto?
Es un proyecto que me parece apasionante, creo que es muy necesaria la divulgación educativa, acercar el debate a las familias y darles recursos e ideas para llevar a cabo el trabajo más importante de sus vidas del modo más consciente y constructivo posible.
Entrevista de Manuel Crespo (OEI-CAEU-AECID) a Mariano Martín Gordillo, en relación a su artículo "Conocer, manejar, valorar, participar: los fines de una educación para la ciudadanía", publicado en el número 42 de la Revista Iberoamericana de Educación.
Mariano Martín Gordillo esprofesor de educación secundaria desde hace casi 25 años. Trabaja en Avilés, una ciudad del Principado de Asturias, en el norte de España, donde da clases de Filosofía, Ética y también sobre temas relacionados con ciencia, tecnología y sociedad. Sobre su propia experiencia como estudiante, recuerda lo siguiente: "Cuando yo era alumno, los pupitres estaban clavados en el suelo y formaban filas de a dos, mirando siempre a la pizarra, donde estaba el profesor. Él hablaba siempre, nosotros pocas veces. Él preguntaba y nosotros debíamos responder. Eso era lo que se esperaba de nosotros: el silencio, las respuestas y, si se daba el acaso, alguna pregunta pertinente. Aquello no me gustaba. A mí me gustaba y me gusta hablar. Por eso ahora tiendo a hablar mucho cuando me invitan a hacerlo con otros profesores y a hablar menos cuando estoy con mis alumnos, para que sean ellos quienes lo hagan".
Alrededor de esta inquietud giran algunos de los conceptos que el profesor expondrá durante la entrevista, dedicada en su mayor parte a la inclusión de las nuevas tecnologías en el aula. Martín Gordillo, que también es miembro de la Comisión de Expertos de la OEI, dice que está de acuerdo con la llegada de ordenadores, entornos virtuales y libros-computadora, siempre y cuando estos progresos nunca dejen de ser lo que son: una herramienta para asegurar la participación cada vez más integral del alumno en la clase y la construcción de un espacio en el que primen el diálogo y el intercambio como principales métodos de enseñanza.
PREGUNTA: El aula de la escuela no ha cambiado en muchísimo tiempo. Siguen estando el pizarrón y la tiza, mientras que afuera las tecnologías evolucionan sin cesar. ¿Cómo puede hacer la escuela para capturar la atención del alumno de hoy, que está muy pendiente de los actuales cambios tecnológicos?
RESPUESTA: Creo que hay que pensar en términos de metáforas. Me refiero a la lógica 2.0 de la que tanto se habla, a la integración no mediada por el espacio y el tiempo. Sería interesante verla como una metáfora de la relación educativa. Durante un tiempo Internet fue 1.0. Hubo unos poquitos años de redes escaparates, de páginas que mostraban cosas y se suponía que uno era un mero espectador. Y en ese sentido el 2.0 es una metáfora de lo que puede ser el ámbito escolar. No es tanto cómo entran las TIC como artefactos en el aula, sino de qué manera podemos hacer que el aula recupere la dimensión dialógica que siempre debió tener. Porque en los orígenes de la educación estaba el diálogo. Parece que eso se nos ha olvidado. Las primeras reflexiones de la educación están en Platón. El espacio público que era el ágora, el espacio de encuentro en las polis griegas, donde se intercambiaban y se compartían razones. Es aquello lo que podemos y debemos recuperar en el ámbito escolar. Hoy en día, muchas aulas son un escenario demasiado contemplativo donde alguien habla y alguien escucha, pero podría ser un espacio dialógico que tuviera además una ventaja frente a los otros entornos: junto a los alumnos hay un adulto. Y ese adulto, que teóricamente tiene contacto con un conocimiento que viene de antes, es una oportunidad que en otras redes sociales los jóvenes no van a tener. En el mundo de la comunicación virtual, la comunicación intergeneracional no es tan fácil. El aula es una oportunidad para ello se produzca.
P: ¿Qué beneficios podrían traer innovaciones como el e-book a la enseñanza?
R: Respondo a esta pregunta a comienzos del 2010, cuando se anuncia la llegada del iPad, y con eso me excuso de que con el tiempo lo que ahora digo pueda resultar ingenuo o descaminado. Sin embargo, tengo ciertas expectativas hacia estos nuevos cacharros, no sólo por lo que tienen de novedad, sino también por lo que tienen de viejo. Para los nativos digitales puede ser novedoso un artilugio que les pone adelante la inmensidad de la cultura del libro. Para los inmigrantes puede ser amigable un dispositivo digital con el que pueden interactuar sin perder algunos de los códigos del mundo comunicativo del que proceden. Creo que, sobre todo en las aulas, las TIC pueden ser un interesante lugar de encuentro entre ambas especies generacionales. Al menos como escenario de transición, me interesa ver la forma en que esos nuevos artefactos pueden llegar a ser útiles para que las lógicas 1.0 y 2.0 puedan encontrar un puente en las aulas.
P: ¿Y qué piensa de iniciativas como las de "una laptop por niño"?
R: No seré yo quien se oponga a que todos los niños del mundo accedan a recursos de los que yo disfruto desde hace tiempo. Es evidente que nunca debe ser visto como problema que todos los niños tengan un ordenador, pero tampoco creo que deba ser considerado como la única solución. Como mucho es una parte de las soluciones que requieren los muchos problemas educativos existentes en los entornos más carenciados. Me gusta esa imagen de los niños, y sus familias, disfrutando con el mundo al que acceden a través de esos pequeños ordenadores, pero no me gusta ese discurso que a veces acompaña a estas iniciativas, según el cual los niños pueden ser educados casi sin maestros. También me preocupa la sostenibilidad de esas iniciativas: su visibilidad inmediata no siempre se conjuga con suficientes garantías de reposición y continuidad.
P: ¿Cuál será, en lo específico, el rol del maestro dentro de un esquema que integre a las nuevas tecnologías?
R: Será el artesano del diálogo. Tendrá que generar el contexto y hacer posible un espacio donde se pueda intercambiar, crecer y aprender intercambiando. Más que preocuparse por qué conocimientos debe llevar al aula -eso es una cuestión superada: los conocimientos están constantemente en todos los lugares-, deberá preocuparse por cómo crear dispositivos y situaciones de organización que favorezcan el acceso al conocimiento y su discusión. Otra cuestión que está presente es que el aula se concibe como un lugar donde sólo ocurre una transmisión de conocimientos, pero no se plantea como un espacio de cuestionamiento de conocimientos, de intereses, de valores.
P: Cuando habla de educación unidireccional, ¿por qué cree que hasta el momento se ha educado así?
R: Desde que existe la escolarización masiva, todos hemos sido educados en un aula. Todos tenemos una idea de lo que es o debe ser un aula. La transformación de esa tecnología supondría una renuncia a los preconceptos que uno tiene sobre cómo debe ser la educación. Nuestra aula no era dialógica, de modo que tenemos que crear escenarios de relación que no tenemos en nuestra memoria. Creo que esto es un obstáculo importante para el cambio. Haber sido educados de cierta manera supone un lastre muy grande para todos. Por eso los modelos son tan importantes. Aprender como docentes a crear otros escenarios de participación en el aula es vital. Si no lo haces, no te das cuenta de cómo se puede hacer. No es una cuestión teórica.
P: Dentro de un potencial esquema dialógico, ¿no hay riesgo de que se produzca una descentralización de la autoridad?
R: ¡Hombre, la descentralización nunca es mala! La autoridad concebida como el espacio donde yo hablo y tú te callas es una autoridad no democrática. La superación de este modelo autoritario -que no es autoridad sino autoritarismo- me parece perfecta. La autoridad es otorgada por la legitimidad que tiene tu rol. Es una legitimidad en ejercicio, en la medida en que el maestro sea capaz de crear situaciones y aportes a los alumnos. Se trata de un rol muy importante: en un espacio de debate la voz del profesor siempre es una voz autorizada, pero no solamente porque sea la del profesor, sino porque aporta o incorpora objetos que no están en el escenario mental de los niños. La voz del maestro debe ser respetada por lo que dice, no por quién lo dice. Claro, esto supone un paso previo que es muy importante: el profesor tiene que contar con una densidad cultural que esté por encima del nivel medio de las familias de sus alumnos. Esto es crucial. Sin un cierto nivel cultural, sin un cierto interés por la cultura en el rol del profesor, el aula es un escenario problemático. Y eso tiene que ver con algunos contextos nacionales, donde la formación del profesorado está en baja.
P: ¿Cómo se puede establecer un diálogo horizontal entre maestro y alumno si se tiene en cuenta que las competencias de uno y otro no son las mismas?
R: Es evidente que las competencias no son las mismas, pero el que yo planteo no es sólo un diálogo entre dos sujetos, sino entre muchos más. El diálogo más vivo, y quizá más rico educativamente, es el que se da en el aula entre los propios alumnos. Ellos también son diversos en competencias, intereses y actitudes, pero esa diversidad es muy fértil si se sabe aprovechar educativamente. Ahí es donde entra el docente como organizador crucial de la comunicación en el aula, como experto competente en propiciar espacios para la interacción y la cooperación. Su competencia epistemológica en las materias que enseña es muy importante, pero no lo es menos su densidad cultural general o su capacidad para generar espacios propicios para el diálogo, la colaboración y el aprendizaje. Ser un docente competente es, por tanto, mucho más que ser un docente bien formado en una disciplina. Son competencias que se adquieren con una sólida formación inicial. Y también con una formación continua que permita al docente aprender con sus compañeros y aprender de las mejores experiencias que ellos le puedan aportar.
P: Llegado un momento, también se discutirán los contenidos de enseñanza…
R: Si, pero eso será tan sencillo como abrir un poco las ventanas a la vida. Los contenidos que tradicionalmente estaban presentes en los libros de texto tenían que ver con saberes disciplinados tradicionalmente por la academia, por la escuela, por la historia. Es el formato de la enciclopedia del siglo XVIII: un saber ya estructurado en cada escuela, con un currículo ordinario. Pero si miramos cómo es y cómo se difunde el saber, en los medios de comunicación encontramos una metáfora muy clara de lo que podemos hacer en la escuela. En el contexto de la ciencia, por ejemplo, el contenido científico no es un contenido de saber puro: hay un saber que tiene que ver con el hacer, con la tecnología, y también con la controversia, con los problemas. Es decir, sobre todo el contenido científico, un porcentaje altísimo de lo que los medios de comunicación incorporan no tiene que ver sólo con cuestiones de hecho o de saber, sino también con cuestiones de deber, con controversias de carácter valorativo. Incorporar en el aula toda la ciencia real -no solamente la ciencia conceptual, sino la ciencia controvertida, la ciencia que está en la agenda de las decisiones macro y micro, aquellas que tienen que tomar tanto el ciudadano particular como el conjunto de la sociedad- es una buena forma de hacerlo. Llevar los periódicos al aula y ver cómo se maneja el conocimiento científico en la prensa, cuándo la prensa lo hace bien y cuándo lo hace mal, es una de las herramientas más útiles para entender cómo debería ser el cambio de los contenidos.
P: ¿Se debería poner en duda la obligatoriedad de la educación formal?
R: ¡Hombre! Jamás deberíamos poner el acento en esa idea. La educación ha sido y es un bien social indiscutible. Los pueblos que han apostado por escolarizar a más gente, durante más tiempo y en mejores condiciones, son los pueblos que más han progresado. La extensión de la obligatoriedad -no en el sentido del encerramiento, sino simplemente de la obligación de los Estados de proveer servicios educativos a todos los ciudadanos, de la obligación de los padres de manejar el tiempo para que sus hijos estén en las aulas y de la obligación de los niños de asistir a clase- no debe ser relativizada bajo ningún aspecto.
P: Algunas TIC ya se usan en las escuelas, pero aún no hay un programa que explique los cambios que implican esas nuevas tecnologías. ¿Los estudios CTS podrían ayudar en ese sentido?
R: Sí, creo que son fundamentales. En el enfoque CTS hay una nueva mirada que es muy positiva. Muestra qué son la ciencia y la tecnología y cómo están afectadas por la historia y la vida social. Las sociedades están presentes en la propia construcción de la verdad, así que no hay verdades puras y aisladas del contexto en las que han nacido. Los estudios CTS, para la ciencia que se muestra en las aulas, también evidencian que la ciencia es humana e incorpora las condiciones que permitieron su gestación. Incluso la otra parte de los estudios CTS -aquella más involucrada en temas como la participación pública, el cambio social y demás- sería de mucha utilidad en el aula. La clase debe convertirse en un escenario donde los chicos puedan aprender a tomar decisiones en relación con la ciencia y la tecnología. Yo suelo hablar de dos paradigmas en educación. De un lado estaría el escenario siempre conocido, el paradigma narrativo y contemplativo, donde el aula es un espacio físico en un sentido tradicional y donde se construyen relatos que se transmiten. Aquí estamos hablando de narraciones y de una actitud contemplativa por parte del educando. Del otro lado nos encontramos con el paradigma dialógico-participativo. El que va a llevar la organización del espacio tiene que promover el diálogo, mientras que el alumno es un sujeto que se educa participando. Allí está la clave del cambio, pero vuelvo a lo de la memoria que dije antes: en el tránsito del paradigma narrativo-contemplativo al dialógico-participativo, no hay que descontar que todos hemos sido socializados en el primero. Este punto debe ser tenido muy en cuenta, ya que implica un obstáculo que no es menor a la hora de modificar el esquema tradicional de enseñanza.
P: En definitiva, ¿está de acuerdo con la implantación de TIC en las escuelas?
R: Una respuesta negativa a esta cuestión sería tan patética como seguir aferrado a la pluma y al tintero cuando ya se dispone de bolígrafos, o como oponerse al uso de los libros tras la invención de la imprenta. Pero más allá de lo obvio, conviene que nos demos cuenta de que asistimos a un cambio histórico descomunal. No se trata sólo de la entrada de cacharros digitales en las aulas. La escuela tuvo durante mucho tiempo funciones alfabetizadoras y ése fue el saber hacer propio que la hacía socialmente imprescindible. Sin embargo, el mundo digital no requiere tanto, al menos no como el mundo académico, de enseñanzas específicas para entrar en él. Pero sí puede seguir siendo relevante una educación para las nuevas formas de socialización en los nuevos entornos virtuales. Sigue siendo importante diferenciar entre enseñar y educar. Al aludir a una educación para los nuevos entornos virtuales no quiero referirme a esas ñoñas cantinelas llenas de prevenciones que insisten en educar frente a los peligros de esos nuevos entornos. Se trata, más bien, de instalar un nuevo contrato educativo en el que sea posible entender que, para muchas de las competencias que los nativos digitales necesitan, siguen siendo funcionales las aulas presenciales. El diálogo en el ágora, la participación cooperativa en el aula y la interacción en las redes sociales forman un continuo históricamente coherente. Lo que no es coherente es imaginar tarimas 2.0 o insistir en perpetuar formatos de aulas como la de la película Entre les murs . Si nos enrocamos, como muestra esa película, en el rancio paradigma narrativo-contemplativo, la escuela tendrá poco futuro y se quedará petrificada, añorando un tiempo que ya no existe. Los pesimistas disfrutan de esa película porque confirma su visión apocalíptica sobre el presente y sus pronósticos agoreros sobre el futuro. Bienvenidas sean pues las redes digitales y las TIC en las aulas, aunque sólo sea para que nos enredemos buscando la manera de disolver esos muros simbólicos que a veces han aislado a la escuela del mundo.
P: Recién dijo que "enseñar" y "educar" son dos conceptos distintos. ¿Podría decir algo más al respecto?
R: Efectivamente, hay diferencias significativas. La educación es más que la enseñanza. Incorpora ese valor añadido que le da sentido a ésta última. Educar es humanizar, favorecer el desarrollo de las potencialidades de las personas. Antes se consideraba que ese proyecto podría lograrse sumando las enseñanzas de los distintos campos del saber, pero hoy sabemos que eso no es suficiente. Siendo muy importante, la mera instrucción no conduce a una educación integral. De la suma de los saberes conceptuales no emergen las actitudes que permiten a las personas valorar el mundo en el que viven y apreciarlo. A valorar se aprende valorando y a participar se aprende participando. Quizá en esos verbos se sitúe ese valor añadido que tienen los buenos sistemas educativos sobre los buenos sistemas de enseñanza.
P: ¿Cuál es hoy el rol del examen en la escuela?
R: Muchas veces les digo a mis alumnos que la lógica de los exámenes se parece a la de un simulacro teatral: ellos hacen como que dominan ciertos contenidos en una fecha determinada y yo hago como que lo constato para siempre. Todo se basa en que nadie se salga del guión ni de la fecha. Si se pregunta o se responde lo que no toca o cuando no toca, todo se desmorona. ¿Aprobaríamos el último examen que hicimos si tuviéramos que repetirlo sin aviso un año después? La lógica del examen no es la de la buena educación, ni siquiera la de la verdadera enseñanza ni la del verdadero aprendizaje. Es la lógica de la acreditación, la del valor de cambio de lo que la escuela certifica frente al valor de uso de lo que la escuela promueve o debería promover. El problema es que esa escenificación impregna nuestra cultura escolar desde que somos alumnos y hace que un mecanismo tan simple como el del examen monopolice muchas veces la interpretación de lo que es, lo que puede ser y lo que debe ser la educación. Usando términos chomskianos, los exámenes muestran actuaciones, pero no siempre demuestran competencias. Lo educativo está en lo potencial, en las competencias, mientras que lo instructivo está en los actos, en las pruebas. El examen se ha convertido en un artefacto escolar que condiciona muchas otras cosas, pero esa pretendida objetividad acaba condicionando los roles y las posibilidades de interacción de los sujetos de la relación educativa. Cuando el alumno le pregunta al docente "Profe, ¿esto entra en el examen?", está haciendo, sin saberlo, una lúcida denuncia de lo que sucede: lo único que tiene valor es lo que se evalúa.
P: ¿Considera que algo debería cambiar?
R: Sí. Para empezar, convendría cambiar las actitudes hacia la escuela y hacia lo que sucede en ella. Últimamente parece que está de moda decir que la escuela está en crisis, que las nuevas generaciones son intratables y que los docentes no podemos hacer nada. Esa es una buena forma de intentar convertir un mal diagnóstico en un pronóstico peor. Pero la realidad de las aulas no es así. Y lo que es más importante: no debe ser así. Las nuevas generaciones son lo más importante que tiene una sociedad. A diferencia de muchos de los que opinan sobre los jóvenes desde lejos y con desconfianza, quienes trabajamos cada día con ellos podemos constatar que los de hoy no son peores que los de otros tiempos. Al contrario, nacen en un mundo mucho más ancho y abierto a sus inquietudes y, por ello, son muchos más los que pueden formarse y hacerlo en sentidos mucho más variados. Yo tengo confianza en estas nuevas generaciones que se mueven con desparpajo en los nuevos entornos virtuales. Las escuelas que tienen problemas no requieren discursos pesimistas o excusas para no afrontarlos. Pero también pienso que en la escuela hay cosas muy importantes que conservar. Por ejemplo, la voluntad de educar: esa vocación de los docentes, esas decisiones de los políticos y esa complicidad de la sociedad que han permitido durante décadas que en todos los lugares del mundo donde se ha ensayado sea siempre cierto que más educación es igual a más progreso social y a más felicidad individual. La novedad en los últimos tiempos es que podemos hacer que ese proyecto alcance a todos.
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Mariano Martín Gordillo esprofesor de educación secundaria desde hace casi 25 años. Trabaja en Avilés, una ciudad del Principado de Asturias, en el norte de España, donde da clases de Filosofía, Ética y también sobre temas relacionados con ciencia, tecnología y sociedad. Sobre su propia experiencia como estudiante, recuerda lo siguiente: "Cuando yo era alumno, los pupitres estaban clavados en el suelo y formaban filas de a dos, mirando siempre a la pizarra, donde estaba el profesor. Él hablaba siempre, nosotros pocas veces. Él preguntaba y nosotros debíamos responder. Eso era lo que se esperaba de nosotros: el silencio, las respuestas y, si se daba el acaso, alguna pregunta pertinente. Aquello no me gustaba. A mí me gustaba y me gusta hablar. Por eso ahora tiendo a hablar mucho cuando me invitan a hacerlo con otros profesores y a hablar menos cuando estoy con mis alumnos, para que sean ellos quienes lo hagan".
Alrededor de esta inquietud giran algunos de los conceptos que el profesor expondrá durante la entrevista, dedicada en su mayor parte a la inclusión de las nuevas tecnologías en el aula. Martín Gordillo, que también es miembro de la Comisión de Expertos de la OEI, dice que está de acuerdo con la llegada de ordenadores, entornos virtuales y libros-computadora, siempre y cuando estos progresos nunca dejen de ser lo que son: una herramienta para asegurar la participación cada vez más integral del alumno en la clase y la construcción de un espacio en el que primen el diálogo y el intercambio como principales métodos de enseñanza.
PREGUNTA: El aula de la escuela no ha cambiado en muchísimo tiempo. Siguen estando el pizarrón y la tiza, mientras que afuera las tecnologías evolucionan sin cesar. ¿Cómo puede hacer la escuela para capturar la atención del alumno de hoy, que está muy pendiente de los actuales cambios tecnológicos?
RESPUESTA: Creo que hay que pensar en términos de metáforas. Me refiero a la lógica 2.0 de la que tanto se habla, a la integración no mediada por el espacio y el tiempo. Sería interesante verla como una metáfora de la relación educativa. Durante un tiempo Internet fue 1.0. Hubo unos poquitos años de redes escaparates, de páginas que mostraban cosas y se suponía que uno era un mero espectador. Y en ese sentido el 2.0 es una metáfora de lo que puede ser el ámbito escolar. No es tanto cómo entran las TIC como artefactos en el aula, sino de qué manera podemos hacer que el aula recupere la dimensión dialógica que siempre debió tener. Porque en los orígenes de la educación estaba el diálogo. Parece que eso se nos ha olvidado. Las primeras reflexiones de la educación están en Platón. El espacio público que era el ágora, el espacio de encuentro en las polis griegas, donde se intercambiaban y se compartían razones. Es aquello lo que podemos y debemos recuperar en el ámbito escolar. Hoy en día, muchas aulas son un escenario demasiado contemplativo donde alguien habla y alguien escucha, pero podría ser un espacio dialógico que tuviera además una ventaja frente a los otros entornos: junto a los alumnos hay un adulto. Y ese adulto, que teóricamente tiene contacto con un conocimiento que viene de antes, es una oportunidad que en otras redes sociales los jóvenes no van a tener. En el mundo de la comunicación virtual, la comunicación intergeneracional no es tan fácil. El aula es una oportunidad para ello se produzca.
P: ¿Qué beneficios podrían traer innovaciones como el e-book a la enseñanza?
R: Respondo a esta pregunta a comienzos del 2010, cuando se anuncia la llegada del iPad, y con eso me excuso de que con el tiempo lo que ahora digo pueda resultar ingenuo o descaminado. Sin embargo, tengo ciertas expectativas hacia estos nuevos cacharros, no sólo por lo que tienen de novedad, sino también por lo que tienen de viejo. Para los nativos digitales puede ser novedoso un artilugio que les pone adelante la inmensidad de la cultura del libro. Para los inmigrantes puede ser amigable un dispositivo digital con el que pueden interactuar sin perder algunos de los códigos del mundo comunicativo del que proceden. Creo que, sobre todo en las aulas, las TIC pueden ser un interesante lugar de encuentro entre ambas especies generacionales. Al menos como escenario de transición, me interesa ver la forma en que esos nuevos artefactos pueden llegar a ser útiles para que las lógicas 1.0 y 2.0 puedan encontrar un puente en las aulas.
P: ¿Y qué piensa de iniciativas como las de "una laptop por niño"?
R: No seré yo quien se oponga a que todos los niños del mundo accedan a recursos de los que yo disfruto desde hace tiempo. Es evidente que nunca debe ser visto como problema que todos los niños tengan un ordenador, pero tampoco creo que deba ser considerado como la única solución. Como mucho es una parte de las soluciones que requieren los muchos problemas educativos existentes en los entornos más carenciados. Me gusta esa imagen de los niños, y sus familias, disfrutando con el mundo al que acceden a través de esos pequeños ordenadores, pero no me gusta ese discurso que a veces acompaña a estas iniciativas, según el cual los niños pueden ser educados casi sin maestros. También me preocupa la sostenibilidad de esas iniciativas: su visibilidad inmediata no siempre se conjuga con suficientes garantías de reposición y continuidad.
P: ¿Cuál será, en lo específico, el rol del maestro dentro de un esquema que integre a las nuevas tecnologías?
R: Será el artesano del diálogo. Tendrá que generar el contexto y hacer posible un espacio donde se pueda intercambiar, crecer y aprender intercambiando. Más que preocuparse por qué conocimientos debe llevar al aula -eso es una cuestión superada: los conocimientos están constantemente en todos los lugares-, deberá preocuparse por cómo crear dispositivos y situaciones de organización que favorezcan el acceso al conocimiento y su discusión. Otra cuestión que está presente es que el aula se concibe como un lugar donde sólo ocurre una transmisión de conocimientos, pero no se plantea como un espacio de cuestionamiento de conocimientos, de intereses, de valores.
P: Cuando habla de educación unidireccional, ¿por qué cree que hasta el momento se ha educado así?
R: Desde que existe la escolarización masiva, todos hemos sido educados en un aula. Todos tenemos una idea de lo que es o debe ser un aula. La transformación de esa tecnología supondría una renuncia a los preconceptos que uno tiene sobre cómo debe ser la educación. Nuestra aula no era dialógica, de modo que tenemos que crear escenarios de relación que no tenemos en nuestra memoria. Creo que esto es un obstáculo importante para el cambio. Haber sido educados de cierta manera supone un lastre muy grande para todos. Por eso los modelos son tan importantes. Aprender como docentes a crear otros escenarios de participación en el aula es vital. Si no lo haces, no te das cuenta de cómo se puede hacer. No es una cuestión teórica.
P: Dentro de un potencial esquema dialógico, ¿no hay riesgo de que se produzca una descentralización de la autoridad?
R: ¡Hombre, la descentralización nunca es mala! La autoridad concebida como el espacio donde yo hablo y tú te callas es una autoridad no democrática. La superación de este modelo autoritario -que no es autoridad sino autoritarismo- me parece perfecta. La autoridad es otorgada por la legitimidad que tiene tu rol. Es una legitimidad en ejercicio, en la medida en que el maestro sea capaz de crear situaciones y aportes a los alumnos. Se trata de un rol muy importante: en un espacio de debate la voz del profesor siempre es una voz autorizada, pero no solamente porque sea la del profesor, sino porque aporta o incorpora objetos que no están en el escenario mental de los niños. La voz del maestro debe ser respetada por lo que dice, no por quién lo dice. Claro, esto supone un paso previo que es muy importante: el profesor tiene que contar con una densidad cultural que esté por encima del nivel medio de las familias de sus alumnos. Esto es crucial. Sin un cierto nivel cultural, sin un cierto interés por la cultura en el rol del profesor, el aula es un escenario problemático. Y eso tiene que ver con algunos contextos nacionales, donde la formación del profesorado está en baja.
P: ¿Cómo se puede establecer un diálogo horizontal entre maestro y alumno si se tiene en cuenta que las competencias de uno y otro no son las mismas?
R: Es evidente que las competencias no son las mismas, pero el que yo planteo no es sólo un diálogo entre dos sujetos, sino entre muchos más. El diálogo más vivo, y quizá más rico educativamente, es el que se da en el aula entre los propios alumnos. Ellos también son diversos en competencias, intereses y actitudes, pero esa diversidad es muy fértil si se sabe aprovechar educativamente. Ahí es donde entra el docente como organizador crucial de la comunicación en el aula, como experto competente en propiciar espacios para la interacción y la cooperación. Su competencia epistemológica en las materias que enseña es muy importante, pero no lo es menos su densidad cultural general o su capacidad para generar espacios propicios para el diálogo, la colaboración y el aprendizaje. Ser un docente competente es, por tanto, mucho más que ser un docente bien formado en una disciplina. Son competencias que se adquieren con una sólida formación inicial. Y también con una formación continua que permita al docente aprender con sus compañeros y aprender de las mejores experiencias que ellos le puedan aportar.
P: Llegado un momento, también se discutirán los contenidos de enseñanza…
R: Si, pero eso será tan sencillo como abrir un poco las ventanas a la vida. Los contenidos que tradicionalmente estaban presentes en los libros de texto tenían que ver con saberes disciplinados tradicionalmente por la academia, por la escuela, por la historia. Es el formato de la enciclopedia del siglo XVIII: un saber ya estructurado en cada escuela, con un currículo ordinario. Pero si miramos cómo es y cómo se difunde el saber, en los medios de comunicación encontramos una metáfora muy clara de lo que podemos hacer en la escuela. En el contexto de la ciencia, por ejemplo, el contenido científico no es un contenido de saber puro: hay un saber que tiene que ver con el hacer, con la tecnología, y también con la controversia, con los problemas. Es decir, sobre todo el contenido científico, un porcentaje altísimo de lo que los medios de comunicación incorporan no tiene que ver sólo con cuestiones de hecho o de saber, sino también con cuestiones de deber, con controversias de carácter valorativo. Incorporar en el aula toda la ciencia real -no solamente la ciencia conceptual, sino la ciencia controvertida, la ciencia que está en la agenda de las decisiones macro y micro, aquellas que tienen que tomar tanto el ciudadano particular como el conjunto de la sociedad- es una buena forma de hacerlo. Llevar los periódicos al aula y ver cómo se maneja el conocimiento científico en la prensa, cuándo la prensa lo hace bien y cuándo lo hace mal, es una de las herramientas más útiles para entender cómo debería ser el cambio de los contenidos.
P: ¿Se debería poner en duda la obligatoriedad de la educación formal?
R: ¡Hombre! Jamás deberíamos poner el acento en esa idea. La educación ha sido y es un bien social indiscutible. Los pueblos que han apostado por escolarizar a más gente, durante más tiempo y en mejores condiciones, son los pueblos que más han progresado. La extensión de la obligatoriedad -no en el sentido del encerramiento, sino simplemente de la obligación de los Estados de proveer servicios educativos a todos los ciudadanos, de la obligación de los padres de manejar el tiempo para que sus hijos estén en las aulas y de la obligación de los niños de asistir a clase- no debe ser relativizada bajo ningún aspecto.
P: Algunas TIC ya se usan en las escuelas, pero aún no hay un programa que explique los cambios que implican esas nuevas tecnologías. ¿Los estudios CTS podrían ayudar en ese sentido?
R: Sí, creo que son fundamentales. En el enfoque CTS hay una nueva mirada que es muy positiva. Muestra qué son la ciencia y la tecnología y cómo están afectadas por la historia y la vida social. Las sociedades están presentes en la propia construcción de la verdad, así que no hay verdades puras y aisladas del contexto en las que han nacido. Los estudios CTS, para la ciencia que se muestra en las aulas, también evidencian que la ciencia es humana e incorpora las condiciones que permitieron su gestación. Incluso la otra parte de los estudios CTS -aquella más involucrada en temas como la participación pública, el cambio social y demás- sería de mucha utilidad en el aula. La clase debe convertirse en un escenario donde los chicos puedan aprender a tomar decisiones en relación con la ciencia y la tecnología. Yo suelo hablar de dos paradigmas en educación. De un lado estaría el escenario siempre conocido, el paradigma narrativo y contemplativo, donde el aula es un espacio físico en un sentido tradicional y donde se construyen relatos que se transmiten. Aquí estamos hablando de narraciones y de una actitud contemplativa por parte del educando. Del otro lado nos encontramos con el paradigma dialógico-participativo. El que va a llevar la organización del espacio tiene que promover el diálogo, mientras que el alumno es un sujeto que se educa participando. Allí está la clave del cambio, pero vuelvo a lo de la memoria que dije antes: en el tránsito del paradigma narrativo-contemplativo al dialógico-participativo, no hay que descontar que todos hemos sido socializados en el primero. Este punto debe ser tenido muy en cuenta, ya que implica un obstáculo que no es menor a la hora de modificar el esquema tradicional de enseñanza.
P: En definitiva, ¿está de acuerdo con la implantación de TIC en las escuelas?
R: Una respuesta negativa a esta cuestión sería tan patética como seguir aferrado a la pluma y al tintero cuando ya se dispone de bolígrafos, o como oponerse al uso de los libros tras la invención de la imprenta. Pero más allá de lo obvio, conviene que nos demos cuenta de que asistimos a un cambio histórico descomunal. No se trata sólo de la entrada de cacharros digitales en las aulas. La escuela tuvo durante mucho tiempo funciones alfabetizadoras y ése fue el saber hacer propio que la hacía socialmente imprescindible. Sin embargo, el mundo digital no requiere tanto, al menos no como el mundo académico, de enseñanzas específicas para entrar en él. Pero sí puede seguir siendo relevante una educación para las nuevas formas de socialización en los nuevos entornos virtuales. Sigue siendo importante diferenciar entre enseñar y educar. Al aludir a una educación para los nuevos entornos virtuales no quiero referirme a esas ñoñas cantinelas llenas de prevenciones que insisten en educar frente a los peligros de esos nuevos entornos. Se trata, más bien, de instalar un nuevo contrato educativo en el que sea posible entender que, para muchas de las competencias que los nativos digitales necesitan, siguen siendo funcionales las aulas presenciales. El diálogo en el ágora, la participación cooperativa en el aula y la interacción en las redes sociales forman un continuo históricamente coherente. Lo que no es coherente es imaginar tarimas 2.0 o insistir en perpetuar formatos de aulas como la de la película Entre les murs . Si nos enrocamos, como muestra esa película, en el rancio paradigma narrativo-contemplativo, la escuela tendrá poco futuro y se quedará petrificada, añorando un tiempo que ya no existe. Los pesimistas disfrutan de esa película porque confirma su visión apocalíptica sobre el presente y sus pronósticos agoreros sobre el futuro. Bienvenidas sean pues las redes digitales y las TIC en las aulas, aunque sólo sea para que nos enredemos buscando la manera de disolver esos muros simbólicos que a veces han aislado a la escuela del mundo.
P: Recién dijo que "enseñar" y "educar" son dos conceptos distintos. ¿Podría decir algo más al respecto?
R: Efectivamente, hay diferencias significativas. La educación es más que la enseñanza. Incorpora ese valor añadido que le da sentido a ésta última. Educar es humanizar, favorecer el desarrollo de las potencialidades de las personas. Antes se consideraba que ese proyecto podría lograrse sumando las enseñanzas de los distintos campos del saber, pero hoy sabemos que eso no es suficiente. Siendo muy importante, la mera instrucción no conduce a una educación integral. De la suma de los saberes conceptuales no emergen las actitudes que permiten a las personas valorar el mundo en el que viven y apreciarlo. A valorar se aprende valorando y a participar se aprende participando. Quizá en esos verbos se sitúe ese valor añadido que tienen los buenos sistemas educativos sobre los buenos sistemas de enseñanza.
P: ¿Cuál es hoy el rol del examen en la escuela?
R: Muchas veces les digo a mis alumnos que la lógica de los exámenes se parece a la de un simulacro teatral: ellos hacen como que dominan ciertos contenidos en una fecha determinada y yo hago como que lo constato para siempre. Todo se basa en que nadie se salga del guión ni de la fecha. Si se pregunta o se responde lo que no toca o cuando no toca, todo se desmorona. ¿Aprobaríamos el último examen que hicimos si tuviéramos que repetirlo sin aviso un año después? La lógica del examen no es la de la buena educación, ni siquiera la de la verdadera enseñanza ni la del verdadero aprendizaje. Es la lógica de la acreditación, la del valor de cambio de lo que la escuela certifica frente al valor de uso de lo que la escuela promueve o debería promover. El problema es que esa escenificación impregna nuestra cultura escolar desde que somos alumnos y hace que un mecanismo tan simple como el del examen monopolice muchas veces la interpretación de lo que es, lo que puede ser y lo que debe ser la educación. Usando términos chomskianos, los exámenes muestran actuaciones, pero no siempre demuestran competencias. Lo educativo está en lo potencial, en las competencias, mientras que lo instructivo está en los actos, en las pruebas. El examen se ha convertido en un artefacto escolar que condiciona muchas otras cosas, pero esa pretendida objetividad acaba condicionando los roles y las posibilidades de interacción de los sujetos de la relación educativa. Cuando el alumno le pregunta al docente "Profe, ¿esto entra en el examen?", está haciendo, sin saberlo, una lúcida denuncia de lo que sucede: lo único que tiene valor es lo que se evalúa.
P: ¿Considera que algo debería cambiar?
R: Sí. Para empezar, convendría cambiar las actitudes hacia la escuela y hacia lo que sucede en ella. Últimamente parece que está de moda decir que la escuela está en crisis, que las nuevas generaciones son intratables y que los docentes no podemos hacer nada. Esa es una buena forma de intentar convertir un mal diagnóstico en un pronóstico peor. Pero la realidad de las aulas no es así. Y lo que es más importante: no debe ser así. Las nuevas generaciones son lo más importante que tiene una sociedad. A diferencia de muchos de los que opinan sobre los jóvenes desde lejos y con desconfianza, quienes trabajamos cada día con ellos podemos constatar que los de hoy no son peores que los de otros tiempos. Al contrario, nacen en un mundo mucho más ancho y abierto a sus inquietudes y, por ello, son muchos más los que pueden formarse y hacerlo en sentidos mucho más variados. Yo tengo confianza en estas nuevas generaciones que se mueven con desparpajo en los nuevos entornos virtuales. Las escuelas que tienen problemas no requieren discursos pesimistas o excusas para no afrontarlos. Pero también pienso que en la escuela hay cosas muy importantes que conservar. Por ejemplo, la voluntad de educar: esa vocación de los docentes, esas decisiones de los políticos y esa complicidad de la sociedad que han permitido durante décadas que en todos los lugares del mundo donde se ha ensayado sea siempre cierto que más educación es igual a más progreso social y a más felicidad individual. La novedad en los últimos tiempos es que podemos hacer que ese proyecto alcance a todos.
Un artículo de Jesús Sánchez Camacho Matilla, Maestro de Primaria y escritor.
Un país que no es capaz de llegar a un consenso en asuntos de interés común y general, como la sanidad y la educación, es un país enfermo.
La situación actual nos da muestras de fallos de tamaño considerable en nuestro sistema (según la RAE: ‘conjunto de reglas o principios sobre una materia racionalmente enlazados entre sí’).
Estoy cansado de ver en los diferentes medios de comunicación que España sufre una crisis “económica”, generada por la corrupción de los altos cargos en empresas, los políticos asentados en su cargo desde tiempos ya casi inmemorables, los banqueros, la especulación urbanística, y el umbral sobre el cual nos quieren hacer ver que hemos vivido durante los últimos años.
Poca (o ninguna) mención he percibido sobre la inexistencia de valores que tiene nuestra sociedad. A gran escala podemos ver como políticos de diferentes partidos no tienen ningún problema en delinquir y sentirse después maltratados cuando son denunciados por otro sector de la población. Cómo niegan cualquier acto ilegal incluso cuando las pruebas son tan evidentes que “parece” absurdo decir cualquier cosa que no confirme los actos.
A una escala menor, pero no menos importante, ni mucho menos, detecto situaciones que me ponen los pelos de punta. Simplemente con abrir mi cuenta de Facebook, puedo leer cosas como está:
"Ha pasado mucho tiempo desde mi último comentario contando batallas de mi vecino, pues bien, hoy hemos amanecido con frases de este individuo dirigiéndose a su hija tales como: “te voy a reventar la boca”, “me cago en tu p%$* madre”, “que te levantes, me cago en tus muertos”, “te voy arrancar la cabeza…” ¿Sabéis lo que pasa? Que, luego, determinados comportamientos de los niños son culpa de los maestros…"
Este texto, escrito por un maestro, no refleja las consecuencias de una crisis económica, si bien es un claro ejemplo de la crisis ética y de valores a la cual hacía referencia líneas más arriba.
FINLANDIA
Observo como según estudios de la Unión Europea los países más limpios con respecto a la corrupción son Dinamarca, Suecia y Finlandia, por ese orden.
El sistema educativo finlandés está considerado como uno de los mejores del mundo; tienen pocas horas de clase y casi no hacen tareas, pero arrasan en las temidas pruebas Pisa.
“Todo el mundo cree que tiene el mejor sistema hasta que decide comparar. Y lo que sucedió con Finlandia fue una sorpresa para ellos también. No sabemos exactamente cuál es la variable que lleva al éxito de un sistema educacional, porque no hay una fórmula mágica, pero el caso finlandés es perfecto para ver que la conjunción de muchas variables únicas puede llevar a algo asombroso”, comenta desde París el analista Pablo Zoido, de Pisa.
Otro factor muy propio de Finlandia es que se retrasa el inicio de la escolaridad básica hasta los 7 años. Según los estudios cognitivos realizados a los niños, solo en ese momento del desarrollo de los niños es adecuado comenzar a leer.
“La tendencia mundial es que la escolarización comience cada vez más temprano –dice el especialista de la OCDE–, pero Finlandia ya es un caso real de estudio solo por retrasarla. Se respeta mucho el ritmo de cada niño. Para nosotros es muy importante la atención especial de los niños que requieren más ayuda”
El modelo finlandés fue reformado a comienzos de los 70, luego de casi una década de debate parlamentario sobre qué tipo de educación se necesitaba. En los años 50, Finlandia estaba diezmada por las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, y su economía básicamente agraria tenía como eje la explotación forestal. Se requerían nuevas competencias y el acuerdo fue dárselas a toda la población, no a los más ricos ni a los mejores.
Hoy, el país no solo figura como uno de los mejor educados, sino que también acumula envidiables índices en felicidad, competitividad e innovación.
Ser maestro en Finlandia es más difícil que convertirse en ingeniero o doctor. Sólo uno de cada diez aspirantes a estudiar pedagogía logran ingresar, y quienes quieren ejercer la profesión necesitan como mínimo tener un grado de máster en educación.
En Finlandia, destacan todos, no existe un sistema estatal de evaluación docente. Cada profesor está constantemente investigando y auditando su propio desempeño, sin necesidad de que lo controle una autoridad más allá de su propia comunidad escolar. La metodología también está abierta a la innovación. Más del 90 por ciento de las escuelas son públicas y dependen de los municipios, de manera que los niños se matriculan –por ley– en la que tienen más cerca de su casa, reflejando también la escasa segregación social del país. Que el hijo de un doctor estudia junto al hijo de un albañil es un leitmotiv educacional.
En Finlandia la educación es un tema de Estado, y no de partidos políticos. Las reformas se tratan en el parlamento y no se aprueban sin un consenso general de todos los partidos. Los objetivos son totalmente definidos y los únicos beneficiarios de ellos son los propios estudiantes.
Según este mismo estudio, España se sitúa en el puesto número 13 (de un total de 27), con unos parámetros de corrupción muy similares a los que se dan en Malta, Portugal y Chipre.
ESPAÑA
Veamos ahora cómo funciona el “sistema educativo” (de adoctrinamiento) en España:
La Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) es la séptima reforma en profundidad del sistema educativo de la democracia. Entró en vigor este curso 2014 y terminará de implantarse durante el curso siguiente. El Congreso aprobó la LOMCE con los únicos votos a favor del PP, haciendo gala del poder que otorga la mayoría absoluta.
Esta norma apuesta por reforzar las asignaturas básicas (matemáticas, lengua, las ciencias y los idiomas), reducir las optativas e implantar evaluaciones nacionales al final de cada etapa no universitaria.
Las sucesivas reformas que se han aprobado durante las últimas décadas han motivado que algunas de las leyes hayan tenido que convivir parcialmente, aunque la última, la Ley Orgánica de Educación (LOE) sí conllevó la derogación de tres importantes leyes anteriores: la LOCE, la LOGSE y la LOPEG, pero no de la LODE (Ley Orgánica del Derecho de la Educación, del año 1985), todavía vigente parcialmente.
Las principales leyes educativas que se han puesto en marcha desde 1970 han sido las siguientes:
Ley General de Educación (LGE): Entró en vigor en agosto de 1970. Estableció la obligatoriedad y gratuidad de la educación básica hasta los 14 años e introdujo una nueva estructura de las enseñanzas, con la EGB (Enseñanza General Obligatoria), el BUP (Bachillerato Unificado Polivalente), el COU (Curso de Orientación Universitaria) y la FP (Formación Profesional).
Ley Orgánica del Estatuto de Centros Escolares (LOECE): Entró en vigor en junio de 1980 (Gobierno de UCD) y fue una ley de transición y la primera en materia de educación que se aprobó tras la Constitución de 1978. Introdujo un modelo democrático en la organización de los centros docentes y reguló la creación de órganos colegiados de gobierno con representación de todos los sectores de la comunidad educativa, entre ellas las asociaciones de padres de alumnos.
Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación (Lode): Fue aprobada en 1985 (Gobierno del PSOE). La ley mantuvo la estructura de las enseñanzas tal y como estaban reguladas en la Ley del 70 (con la EGB y el BUP), pero cambió el antiguo sistema de subvenciones a colegios privados por un nuevo sistema de conciertos, que obligaba a los centros a cumplir una serie de requisitos e imponía un baremo que les obligaba a admitir preferentemente a los niños que residían más cerca de cada colegio, a los de menores recursos económicos o a los que ya tenían hermanos en el centro. Además, contempló por primera vez el derecho de profesores, alumnos, padres y personal de administración y servicios a participar en la gestión y funcionamiento de los centros docentes sostenidos con fondos públicos, a través de los consejos escolares.
Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE): Comenzó a aplicarse en el año 1992 (Gobierno del PSOE). Las principales novedades que introdujo fueron la escolaridad obligatoria hasta los dieciséis años, el descenso de 40 a 25 alumnos por clase y la enseñanza de asignaturas impartidas por profesores especializados (idiomas, música o educación física). La LOGSE dividió los ciclos académicos de los alumnos en Educación Infantil (0 a 6 años), Educación Primaria (6 a 12 años), Educación Secundaria Obligatoria —ESO— (de 12 a 16 años) y Bachillerato, ciclo no obligatorio que iba desde los 16 a los 18 años, mismo periodo en el que se puede cursar la Formación Profesional de grado medio.
Ley Orgánica de Participación, Evaluación y Gobierno de los Centros Docentes (Lopeg): Aprobada en noviembre de 1995 (Gobierno del PSOE). Otorgaba a los centros una mayor autonomía y obligaba a los colegios concertados a admitir a alumnos pertenecientes a minorías sociales. El director seguía siendo elegido por el Consejo Escolar y desempañaba el cargo durante cuatro años, en lugar de tres, y además esta legislación supuso un refuerzo de la función inspectora y permitió hasta el año 2000 la jubilación anticipada del profesorado a los 60 años.
Ley Orgánica de Calidad de la Educación (LOCE): Aprobada en diciembre de 2002 y en vigor desde 2003 (Gobierno del PP), aunque su aplicación fue interrumpida en 2004, tras el regreso del PSOE al Gobierno. La ley establecía diferentes itinerarios en la ESO y el Bachillerato, cambios de contenidos en la educación infantil, una prueba de reválida al final del bachillerato y la asignatura de religión evaluable y computable.
Ley Orgánica de la Educación (LOE): En vigor desde mayo de 2006 (Gobierno del PSOE), esta ley derogó la LOGSE, la LOPEG y la LOCE, pero convive con la LODE de 1985. El texto fue acompañado de una memoria económica de 7.033 millones de euros de gasto educativo adicional entre el Estado (60%) y las CCAA hasta 2010. Entre las novedades, la nueva ley incluye la asignatura de educación para la ciudadanía y mantiene la de religión como oferta obligada por los centros, pero optativa para los alumnos. Permite pasar de curso al superar todas las materias o con dos suspensos, como máximo. Además, se blindan las enseñanzas comunes que deben impartirse en todas las comunidades, y que deben ser de entre el 55 y el 65 por ciento según sean comunidades con lengua cooficial o no.
Podemos observar como el sistema educativo se ha convertido en un arma (más) electoral, el cual es utilizado de manera partidaria cuando hay cambios de partido en el gobierno. Este artículo no pretende centrarse en la crítica a un partido u otro, sino más bien en destacar como la democracia ha “utilizado” la educación para adoctrinar, olvidando los valores intrínsecos que una educación debe proporcionar a la joven sociedad que un día gobernará el país.
ABYSSUS ABYSSUM INVOCAT
Cuando un sistema cambia sus normas, leyes, límites y objetivos de manera continuada e ininterrumpida, no es difícil detectar que existen fallos inherentes a ese propio sistema.
Cuando las mecánicas de funcionamiento se repiten, los resultados que se obtienen serán siempre los mismos. En esta caso, unos índices muy elevados de fracaso y ausentismo escolar.
En España, el número de horas lectivas va en aumento. No es difícil encontrar alumnos que, a pesar de comenzar las clases a las 9 de la mañana, son dejados por sus padres en el centro escolar a las 7:30. Esos mismos estudiantes, utilizan la mayor parte de su hora de comedor en llevar a cabos tareas extraescolares como inglés o talleres de matemáticas. Esos mismos “niños”, una vez terminada su jornada escolar a las 5 de la tarde, tienen otras clases extraescolares, como baloncesto, natación, piano, francés, etc. Esos mismos pequeños, que llegan a su casa a las 7 o las 8 de la tarde, tienen que ponerse a hacer deberes diariamente hasta horas en las cuales ya deberían estar durmiendo.
Un país en el que la mayoría de sus centros educativos son privados o concertados (privados subvencionados por el gobierno) tiene un defecto de base.
Un país en el que esa mayoría de centros “educativos” (de adoctrinamiento) tiene como prioridad la generación de dinero por encima del aprendizaje y la educación en sí de sus alumnos, está enfermo crónico.
Un país que permite a sus centros educativos (de adoctrinamiento) elegir a sus profesores en relación con la cantidad de dinero que éstos hayan aportado “voluntariamente” a dicho centro en concepto de cooperativa, está en fase terminal.
Un país en el cual se cambian las leyes para que los padres de estos alumnos tenga cada vez más poder por encima de los profesores (esos personajes que son generadores de futuro, creadores de personas, con un poder que nadie imagina a la hora de influir en “el resto de la vida” de un niño), no está invirtiendo en la investigación y desarrollo de las enfermedades sociales, sino que está eliminando todos los avances y está retrocediendo en el tiempo.
Un país que ata de pies y manos a los maestros y les obliga a terminar un temario anual sin tener en consideración las capacidades de sus alumnos, que año tras año cambia sus objetivos académicos, que permite que un “NIÑO” pase todo el día realizando tareas, olvidando lo que significa “ser un niño”, limitando la capacidad de decisión de los estudiantes y basando todo en conceptos curriculares, está muriendo. Y sobre todo, está matando su futuro.
EL SISTEMA EDUCATIVO SE HA CONVERTIDO EN UN ARMA ELECTORAL
Se prima la obediencia y sumisión de un docente, el respeto de las normas establecidas, y el hecho de tener contentos a los padres de los alumnos, los cuales, de manera mecánica, volverán al centro al año que viene y harán el ingreso de la matrícula del curso, y de las diez actividades extraescolares que sus hijos realizan durante la semana, además del comedor.
Se castiga la autocrítica y el deseo de mejora de un docente, el análisis y la duda de las normas decretadas, el hecho de que los alumnos estén involucrados y respeten las normas de conducta si esto conlleva a un enfrentamiento con padres (progenitores de los estudiantes, los cuales de manera sintomática niegan cualquier mala conducta de sus retoños y no dudan en asistir al centro para enfrentarse con profesores y dirección para que el nombre de su hijo no quedé manchado), y esto puede que un alumno, o número, pueda cambiar de centro al año siguiente.
Recuerdo como antiguamente el hecho de entrar en un colegio u otro daba prestigio, y, por eso, los procesos de selección eran complejos, y la desobediencia repetida de las normas de conducta conllevaba una expulsión del centro que se prescribía sin ningún titubeo. Dicha expulsión era una vergüenza para el alumno.
Hoy por hoy, esa expulsión del centro es sentida una vergüenza para el centro y, vista sobre todo, como una pérdida de ingresos.
Como profesor de primaria, y habiendo tenido el honor de trabajar en algún centro educativo, y en muchos centros de adoctrinamiento, puedo confirmar que aquellos profesores que de verdad sienten su profesión, viven por la educación de sus alumnos, y tienen todavía una esperanza en esta sociedad, son los primeros en ser maltratados por las autoridades encargadas de dirigir este adiestramiento que ha llevado a España a olvidar de dónde viene, y que la conduce inexorablemente a un naufragio de futuro.
El fin de este artículo es únicamente la de subir la persiana y abrir la ventana de la educación. Que las nuevas vistas y el aire fresco que entra por dicha ventana pueda hacerte reflexionar.
Quizás el cambio deba venir desde más arriba,pero pienso que el empujón se debe dar desde abajo…
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Un país que no es capaz de llegar a un consenso en asuntos de interés común y general, como la sanidad y la educación, es un país enfermo.
La situación actual nos da muestras de fallos de tamaño considerable en nuestro sistema (según la RAE: ‘conjunto de reglas o principios sobre una materia racionalmente enlazados entre sí’).
Estoy cansado de ver en los diferentes medios de comunicación que España sufre una crisis “económica”, generada por la corrupción de los altos cargos en empresas, los políticos asentados en su cargo desde tiempos ya casi inmemorables, los banqueros, la especulación urbanística, y el umbral sobre el cual nos quieren hacer ver que hemos vivido durante los últimos años.
Poca (o ninguna) mención he percibido sobre la inexistencia de valores que tiene nuestra sociedad. A gran escala podemos ver como políticos de diferentes partidos no tienen ningún problema en delinquir y sentirse después maltratados cuando son denunciados por otro sector de la población. Cómo niegan cualquier acto ilegal incluso cuando las pruebas son tan evidentes que “parece” absurdo decir cualquier cosa que no confirme los actos.
A una escala menor, pero no menos importante, ni mucho menos, detecto situaciones que me ponen los pelos de punta. Simplemente con abrir mi cuenta de Facebook, puedo leer cosas como está:
"Ha pasado mucho tiempo desde mi último comentario contando batallas de mi vecino, pues bien, hoy hemos amanecido con frases de este individuo dirigiéndose a su hija tales como: “te voy a reventar la boca”, “me cago en tu p%$* madre”, “que te levantes, me cago en tus muertos”, “te voy arrancar la cabeza…” ¿Sabéis lo que pasa? Que, luego, determinados comportamientos de los niños son culpa de los maestros…"
Este texto, escrito por un maestro, no refleja las consecuencias de una crisis económica, si bien es un claro ejemplo de la crisis ética y de valores a la cual hacía referencia líneas más arriba.
FINLANDIA
Observo como según estudios de la Unión Europea los países más limpios con respecto a la corrupción son Dinamarca, Suecia y Finlandia, por ese orden.
El sistema educativo finlandés está considerado como uno de los mejores del mundo; tienen pocas horas de clase y casi no hacen tareas, pero arrasan en las temidas pruebas Pisa.
“Todo el mundo cree que tiene el mejor sistema hasta que decide comparar. Y lo que sucedió con Finlandia fue una sorpresa para ellos también. No sabemos exactamente cuál es la variable que lleva al éxito de un sistema educacional, porque no hay una fórmula mágica, pero el caso finlandés es perfecto para ver que la conjunción de muchas variables únicas puede llevar a algo asombroso”, comenta desde París el analista Pablo Zoido, de Pisa.
Otro factor muy propio de Finlandia es que se retrasa el inicio de la escolaridad básica hasta los 7 años. Según los estudios cognitivos realizados a los niños, solo en ese momento del desarrollo de los niños es adecuado comenzar a leer.
“La tendencia mundial es que la escolarización comience cada vez más temprano –dice el especialista de la OCDE–, pero Finlandia ya es un caso real de estudio solo por retrasarla. Se respeta mucho el ritmo de cada niño. Para nosotros es muy importante la atención especial de los niños que requieren más ayuda”
El modelo finlandés fue reformado a comienzos de los 70, luego de casi una década de debate parlamentario sobre qué tipo de educación se necesitaba. En los años 50, Finlandia estaba diezmada por las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, y su economía básicamente agraria tenía como eje la explotación forestal. Se requerían nuevas competencias y el acuerdo fue dárselas a toda la población, no a los más ricos ni a los mejores.
Hoy, el país no solo figura como uno de los mejor educados, sino que también acumula envidiables índices en felicidad, competitividad e innovación.
Ser maestro en Finlandia es más difícil que convertirse en ingeniero o doctor. Sólo uno de cada diez aspirantes a estudiar pedagogía logran ingresar, y quienes quieren ejercer la profesión necesitan como mínimo tener un grado de máster en educación.
En Finlandia, destacan todos, no existe un sistema estatal de evaluación docente. Cada profesor está constantemente investigando y auditando su propio desempeño, sin necesidad de que lo controle una autoridad más allá de su propia comunidad escolar. La metodología también está abierta a la innovación. Más del 90 por ciento de las escuelas son públicas y dependen de los municipios, de manera que los niños se matriculan –por ley– en la que tienen más cerca de su casa, reflejando también la escasa segregación social del país. Que el hijo de un doctor estudia junto al hijo de un albañil es un leitmotiv educacional.
En Finlandia la educación es un tema de Estado, y no de partidos políticos. Las reformas se tratan en el parlamento y no se aprueban sin un consenso general de todos los partidos. Los objetivos son totalmente definidos y los únicos beneficiarios de ellos son los propios estudiantes.
Según este mismo estudio, España se sitúa en el puesto número 13 (de un total de 27), con unos parámetros de corrupción muy similares a los que se dan en Malta, Portugal y Chipre.
ESPAÑA
Veamos ahora cómo funciona el “sistema educativo” (de adoctrinamiento) en España:
La Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE) es la séptima reforma en profundidad del sistema educativo de la democracia. Entró en vigor este curso 2014 y terminará de implantarse durante el curso siguiente. El Congreso aprobó la LOMCE con los únicos votos a favor del PP, haciendo gala del poder que otorga la mayoría absoluta.
Esta norma apuesta por reforzar las asignaturas básicas (matemáticas, lengua, las ciencias y los idiomas), reducir las optativas e implantar evaluaciones nacionales al final de cada etapa no universitaria.
Las sucesivas reformas que se han aprobado durante las últimas décadas han motivado que algunas de las leyes hayan tenido que convivir parcialmente, aunque la última, la Ley Orgánica de Educación (LOE) sí conllevó la derogación de tres importantes leyes anteriores: la LOCE, la LOGSE y la LOPEG, pero no de la LODE (Ley Orgánica del Derecho de la Educación, del año 1985), todavía vigente parcialmente.
Las principales leyes educativas que se han puesto en marcha desde 1970 han sido las siguientes:
Ley General de Educación (LGE): Entró en vigor en agosto de 1970. Estableció la obligatoriedad y gratuidad de la educación básica hasta los 14 años e introdujo una nueva estructura de las enseñanzas, con la EGB (Enseñanza General Obligatoria), el BUP (Bachillerato Unificado Polivalente), el COU (Curso de Orientación Universitaria) y la FP (Formación Profesional).
Ley Orgánica del Estatuto de Centros Escolares (LOECE): Entró en vigor en junio de 1980 (Gobierno de UCD) y fue una ley de transición y la primera en materia de educación que se aprobó tras la Constitución de 1978. Introdujo un modelo democrático en la organización de los centros docentes y reguló la creación de órganos colegiados de gobierno con representación de todos los sectores de la comunidad educativa, entre ellas las asociaciones de padres de alumnos.
Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación (Lode): Fue aprobada en 1985 (Gobierno del PSOE). La ley mantuvo la estructura de las enseñanzas tal y como estaban reguladas en la Ley del 70 (con la EGB y el BUP), pero cambió el antiguo sistema de subvenciones a colegios privados por un nuevo sistema de conciertos, que obligaba a los centros a cumplir una serie de requisitos e imponía un baremo que les obligaba a admitir preferentemente a los niños que residían más cerca de cada colegio, a los de menores recursos económicos o a los que ya tenían hermanos en el centro. Además, contempló por primera vez el derecho de profesores, alumnos, padres y personal de administración y servicios a participar en la gestión y funcionamiento de los centros docentes sostenidos con fondos públicos, a través de los consejos escolares.
Ley Orgánica de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE): Comenzó a aplicarse en el año 1992 (Gobierno del PSOE). Las principales novedades que introdujo fueron la escolaridad obligatoria hasta los dieciséis años, el descenso de 40 a 25 alumnos por clase y la enseñanza de asignaturas impartidas por profesores especializados (idiomas, música o educación física). La LOGSE dividió los ciclos académicos de los alumnos en Educación Infantil (0 a 6 años), Educación Primaria (6 a 12 años), Educación Secundaria Obligatoria —ESO— (de 12 a 16 años) y Bachillerato, ciclo no obligatorio que iba desde los 16 a los 18 años, mismo periodo en el que se puede cursar la Formación Profesional de grado medio.
Ley Orgánica de Participación, Evaluación y Gobierno de los Centros Docentes (Lopeg): Aprobada en noviembre de 1995 (Gobierno del PSOE). Otorgaba a los centros una mayor autonomía y obligaba a los colegios concertados a admitir a alumnos pertenecientes a minorías sociales. El director seguía siendo elegido por el Consejo Escolar y desempañaba el cargo durante cuatro años, en lugar de tres, y además esta legislación supuso un refuerzo de la función inspectora y permitió hasta el año 2000 la jubilación anticipada del profesorado a los 60 años.
Ley Orgánica de Calidad de la Educación (LOCE): Aprobada en diciembre de 2002 y en vigor desde 2003 (Gobierno del PP), aunque su aplicación fue interrumpida en 2004, tras el regreso del PSOE al Gobierno. La ley establecía diferentes itinerarios en la ESO y el Bachillerato, cambios de contenidos en la educación infantil, una prueba de reválida al final del bachillerato y la asignatura de religión evaluable y computable.
Ley Orgánica de la Educación (LOE): En vigor desde mayo de 2006 (Gobierno del PSOE), esta ley derogó la LOGSE, la LOPEG y la LOCE, pero convive con la LODE de 1985. El texto fue acompañado de una memoria económica de 7.033 millones de euros de gasto educativo adicional entre el Estado (60%) y las CCAA hasta 2010. Entre las novedades, la nueva ley incluye la asignatura de educación para la ciudadanía y mantiene la de religión como oferta obligada por los centros, pero optativa para los alumnos. Permite pasar de curso al superar todas las materias o con dos suspensos, como máximo. Además, se blindan las enseñanzas comunes que deben impartirse en todas las comunidades, y que deben ser de entre el 55 y el 65 por ciento según sean comunidades con lengua cooficial o no.
Podemos observar como el sistema educativo se ha convertido en un arma (más) electoral, el cual es utilizado de manera partidaria cuando hay cambios de partido en el gobierno. Este artículo no pretende centrarse en la crítica a un partido u otro, sino más bien en destacar como la democracia ha “utilizado” la educación para adoctrinar, olvidando los valores intrínsecos que una educación debe proporcionar a la joven sociedad que un día gobernará el país.
ABYSSUS ABYSSUM INVOCAT
Cuando un sistema cambia sus normas, leyes, límites y objetivos de manera continuada e ininterrumpida, no es difícil detectar que existen fallos inherentes a ese propio sistema.
Cuando las mecánicas de funcionamiento se repiten, los resultados que se obtienen serán siempre los mismos. En esta caso, unos índices muy elevados de fracaso y ausentismo escolar.
En España, el número de horas lectivas va en aumento. No es difícil encontrar alumnos que, a pesar de comenzar las clases a las 9 de la mañana, son dejados por sus padres en el centro escolar a las 7:30. Esos mismos estudiantes, utilizan la mayor parte de su hora de comedor en llevar a cabos tareas extraescolares como inglés o talleres de matemáticas. Esos mismos “niños”, una vez terminada su jornada escolar a las 5 de la tarde, tienen otras clases extraescolares, como baloncesto, natación, piano, francés, etc. Esos mismos pequeños, que llegan a su casa a las 7 o las 8 de la tarde, tienen que ponerse a hacer deberes diariamente hasta horas en las cuales ya deberían estar durmiendo.
Un país en el que la mayoría de sus centros educativos son privados o concertados (privados subvencionados por el gobierno) tiene un defecto de base.
Un país en el que esa mayoría de centros “educativos” (de adoctrinamiento) tiene como prioridad la generación de dinero por encima del aprendizaje y la educación en sí de sus alumnos, está enfermo crónico.
Un país que permite a sus centros educativos (de adoctrinamiento) elegir a sus profesores en relación con la cantidad de dinero que éstos hayan aportado “voluntariamente” a dicho centro en concepto de cooperativa, está en fase terminal.
Un país en el cual se cambian las leyes para que los padres de estos alumnos tenga cada vez más poder por encima de los profesores (esos personajes que son generadores de futuro, creadores de personas, con un poder que nadie imagina a la hora de influir en “el resto de la vida” de un niño), no está invirtiendo en la investigación y desarrollo de las enfermedades sociales, sino que está eliminando todos los avances y está retrocediendo en el tiempo.
Un país que ata de pies y manos a los maestros y les obliga a terminar un temario anual sin tener en consideración las capacidades de sus alumnos, que año tras año cambia sus objetivos académicos, que permite que un “NIÑO” pase todo el día realizando tareas, olvidando lo que significa “ser un niño”, limitando la capacidad de decisión de los estudiantes y basando todo en conceptos curriculares, está muriendo. Y sobre todo, está matando su futuro.
EL SISTEMA EDUCATIVO SE HA CONVERTIDO EN UN ARMA ELECTORAL
Se prima la obediencia y sumisión de un docente, el respeto de las normas establecidas, y el hecho de tener contentos a los padres de los alumnos, los cuales, de manera mecánica, volverán al centro al año que viene y harán el ingreso de la matrícula del curso, y de las diez actividades extraescolares que sus hijos realizan durante la semana, además del comedor.
Se castiga la autocrítica y el deseo de mejora de un docente, el análisis y la duda de las normas decretadas, el hecho de que los alumnos estén involucrados y respeten las normas de conducta si esto conlleva a un enfrentamiento con padres (progenitores de los estudiantes, los cuales de manera sintomática niegan cualquier mala conducta de sus retoños y no dudan en asistir al centro para enfrentarse con profesores y dirección para que el nombre de su hijo no quedé manchado), y esto puede que un alumno, o número, pueda cambiar de centro al año siguiente.
Recuerdo como antiguamente el hecho de entrar en un colegio u otro daba prestigio, y, por eso, los procesos de selección eran complejos, y la desobediencia repetida de las normas de conducta conllevaba una expulsión del centro que se prescribía sin ningún titubeo. Dicha expulsión era una vergüenza para el alumno.
Hoy por hoy, esa expulsión del centro es sentida una vergüenza para el centro y, vista sobre todo, como una pérdida de ingresos.
Como profesor de primaria, y habiendo tenido el honor de trabajar en algún centro educativo, y en muchos centros de adoctrinamiento, puedo confirmar que aquellos profesores que de verdad sienten su profesión, viven por la educación de sus alumnos, y tienen todavía una esperanza en esta sociedad, son los primeros en ser maltratados por las autoridades encargadas de dirigir este adiestramiento que ha llevado a España a olvidar de dónde viene, y que la conduce inexorablemente a un naufragio de futuro.
El fin de este artículo es únicamente la de subir la persiana y abrir la ventana de la educación. Que las nuevas vistas y el aire fresco que entra por dicha ventana pueda hacerte reflexionar.
Quizás el cambio deba venir desde más arriba,pero pienso que el empujón se debe dar desde abajo…
Un artículo de José Antonio Marina, filósofo, pedagogo y escritor.
Tras los resultados de China en PISA, muchas voces animan a copiar su sistema. Sin embargo, no son pocos, incluso entre los chinos, los que advierten de que puede causar más daño que beneficio.
Este es el titulo de un libro publicado por Yong Zhao, experto en educación, profesor de la Universidad de Oregón, nacido y educado en China: 'Who's Afraid of the Big Bad Dragon: Why China Has the Best (and Worst) Education System in the World'. Según él, “la educación en China ahoga la creatividad, extingue la curiosidad, asfixia al individuo, arruina la salud de los jóvenes, amarga a los estudiantes y a sus familias, corrompe a profesores y directivos, y perpetúa la injusticia y la desigualdad”. Sin embargo, sus estudiantes obtienen las mejores calificaciones en PISA .
Esta es la razón por la que menciono aquí este libro. Seguimos hablando de que Finlandia ocupa el primer lugar en el 'ranking' de sistemas educativos, pero cuando se incluyen en él los países orientales, no es así. Según el último PISA, en matemáticas el orden era Shanghái, Singapur, Hong-Kong, Taiwán, Corea del Sur, Macao, Japón, Liechtensein, Suiza, Países Bajos, Estonia y Finlandia. También en ciencias y en comprensión lectora las primeras plazas están ocupadas por países asiáticos. Todos ellos siguen el modelo educativo chino, basado en la repetición y la memoria. Esta disparidad entre lo que consideramos “mala pedagogía” y los buenos resultados, constituye lo que se ha denominado “la paradoja china”, que ha sido estudiada, entre otros, por John Biggs en 'The chinese Learner' y 'Teaching the chinese Learner'.
"SI LOS PAÍSES OCCIDENTALES ADOPTAN EL MODELO EDUCATIVO CHINO, SUBIRÁN DE RANGO EN LAS PRUEBAS, PERO PERDERÁN LO QUE LES HA LLEVADO A LA MODERNIDAD"
El éxito de la escuela china hizo decir al actual secretario de Estado de Educación norteamericano -Arne Duncan- que vivíamos un “momento Sputnik”, recordando que cuando la URSS lanzó su primer satélite, Estados Unidos sufrió la penosa experiencia de sentirse tecnológicamente superado, y se pusieron a trabajar frenéticamente para recuperar el liderazgo. Tras los resultados de China en PISA, muchas voces animan a copiar su sistema. En Estados Unidos tuvo un gran éxito el libro 'The Battle Hymn of the Tiger Mother', escrito por Amy Chua, una profesional de prestigio norteamericana de procedencia china, donde cuenta cómo educó a sus dos hijas como una “madre china”, decepcionada por la permisiva educación americana. Zhao advierte contra lo que considera que sería un tremendo error: “China representa una peligrosa amenaza (…). Si, abandonando sus propias tradiciones, los países occidentales adoptan el modelo educativo chino, posiblemente subirán de rango en las pruebas internacionales, pero perderán todo aquello que les ha llevado a la modernidad: creatividad, espíritu de empresa y una genuina diversidad de aptitudes”.
Un hecho como este nos fuerza a revisar las pruebas PISA y a otra cosa aún más fundamental: evaluar atentamente los métodos educativos que estamos empleando. Es cierto que el aprendizaje puramente memorístico tiene mala fama, pero olvidar que la repetición es un medio indispensable para aprender con profundidad es un disparate. He leído estos días el libro de Daniel Doyle 'The Talent Code'. El autor ha visitado una serie de instituciones que tienen extraordinario éxito educativo, que son verdaderas “factorías de talento”: un destartalado club de tenis en Moscú que en los tres años anteriores ha producido mas jugadoras del 'Top 20' que el conjunto de Estados Unidos; una escuela en San Mateo (California) que en cuatro años ha transformado una escuela tradicionalmente retrasada en matemáticas en el 96% de éxito. Una academia de esquí en Vermont que en los últimos 40 años ha producido 50 campeones olímpicos. Le ha sorprendido ver la importancia que todas esas instituciones dan al entrenamiento repetitivo. ¿Estaremos olvidando algo?
El objetivo de este artículo no es contestar a esta pregunta, sino insistir en la idea de que los sistemas educativos no pueden estar en manos de aficionados o de ideólogos. Una nación necesita estar al corriente de lo que se hace en otros países, sopesar las evidencias, estar dispuesta a cambiar sus creencias educativas si resultan equivocadas, tener claro lo que quiere conseguir y explicárselo bien a los ciudadanos. Les pondré un ejemplo. Los currículos españoles son largos y caóticos. Cada Comunidad Autónoma puede determinar un porcentaje de la programación. El 45% las que tengan lengua cooficial y el 35% las que no lo tengan. Si creemos en que la educación tiene una base científica, parece lógico que la elección de los contenidos tenga que justificarse con gran rigor. Nunca he visto que esto se haga. Por esa razón, en el 'Libro blanco de la profesión docente' solicitaba la existencia de un Consejo pedagógico del Estado, encargado de asesorar sobre los currículos, su actualidad, la comparación con lo que se hace en otros países, el resultado de su aplicación. En Francia, existe el del Conséil Supérieur des Programmes. Ese consejo también debería informar a la sociedad de sus estudios y conclusiones, para que esta supiera a qué atenerse y tuviera confianza en quienes se ocupan de la educación de su juventud.
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Tras los resultados de China en PISA, muchas voces animan a copiar su sistema. Sin embargo, no son pocos, incluso entre los chinos, los que advierten de que puede causar más daño que beneficio.
Este es el titulo de un libro publicado por Yong Zhao, experto en educación, profesor de la Universidad de Oregón, nacido y educado en China: 'Who's Afraid of the Big Bad Dragon: Why China Has the Best (and Worst) Education System in the World'. Según él, “la educación en China ahoga la creatividad, extingue la curiosidad, asfixia al individuo, arruina la salud de los jóvenes, amarga a los estudiantes y a sus familias, corrompe a profesores y directivos, y perpetúa la injusticia y la desigualdad”. Sin embargo, sus estudiantes obtienen las mejores calificaciones en PISA .
Esta es la razón por la que menciono aquí este libro. Seguimos hablando de que Finlandia ocupa el primer lugar en el 'ranking' de sistemas educativos, pero cuando se incluyen en él los países orientales, no es así. Según el último PISA, en matemáticas el orden era Shanghái, Singapur, Hong-Kong, Taiwán, Corea del Sur, Macao, Japón, Liechtensein, Suiza, Países Bajos, Estonia y Finlandia. También en ciencias y en comprensión lectora las primeras plazas están ocupadas por países asiáticos. Todos ellos siguen el modelo educativo chino, basado en la repetición y la memoria. Esta disparidad entre lo que consideramos “mala pedagogía” y los buenos resultados, constituye lo que se ha denominado “la paradoja china”, que ha sido estudiada, entre otros, por John Biggs en 'The chinese Learner' y 'Teaching the chinese Learner'.
"SI LOS PAÍSES OCCIDENTALES ADOPTAN EL MODELO EDUCATIVO CHINO, SUBIRÁN DE RANGO EN LAS PRUEBAS, PERO PERDERÁN LO QUE LES HA LLEVADO A LA MODERNIDAD"
El éxito de la escuela china hizo decir al actual secretario de Estado de Educación norteamericano -Arne Duncan- que vivíamos un “momento Sputnik”, recordando que cuando la URSS lanzó su primer satélite, Estados Unidos sufrió la penosa experiencia de sentirse tecnológicamente superado, y se pusieron a trabajar frenéticamente para recuperar el liderazgo. Tras los resultados de China en PISA, muchas voces animan a copiar su sistema. En Estados Unidos tuvo un gran éxito el libro 'The Battle Hymn of the Tiger Mother', escrito por Amy Chua, una profesional de prestigio norteamericana de procedencia china, donde cuenta cómo educó a sus dos hijas como una “madre china”, decepcionada por la permisiva educación americana. Zhao advierte contra lo que considera que sería un tremendo error: “China representa una peligrosa amenaza (…). Si, abandonando sus propias tradiciones, los países occidentales adoptan el modelo educativo chino, posiblemente subirán de rango en las pruebas internacionales, pero perderán todo aquello que les ha llevado a la modernidad: creatividad, espíritu de empresa y una genuina diversidad de aptitudes”.
Un hecho como este nos fuerza a revisar las pruebas PISA y a otra cosa aún más fundamental: evaluar atentamente los métodos educativos que estamos empleando. Es cierto que el aprendizaje puramente memorístico tiene mala fama, pero olvidar que la repetición es un medio indispensable para aprender con profundidad es un disparate. He leído estos días el libro de Daniel Doyle 'The Talent Code'. El autor ha visitado una serie de instituciones que tienen extraordinario éxito educativo, que son verdaderas “factorías de talento”: un destartalado club de tenis en Moscú que en los tres años anteriores ha producido mas jugadoras del 'Top 20' que el conjunto de Estados Unidos; una escuela en San Mateo (California) que en cuatro años ha transformado una escuela tradicionalmente retrasada en matemáticas en el 96% de éxito. Una academia de esquí en Vermont que en los últimos 40 años ha producido 50 campeones olímpicos. Le ha sorprendido ver la importancia que todas esas instituciones dan al entrenamiento repetitivo. ¿Estaremos olvidando algo?
El objetivo de este artículo no es contestar a esta pregunta, sino insistir en la idea de que los sistemas educativos no pueden estar en manos de aficionados o de ideólogos. Una nación necesita estar al corriente de lo que se hace en otros países, sopesar las evidencias, estar dispuesta a cambiar sus creencias educativas si resultan equivocadas, tener claro lo que quiere conseguir y explicárselo bien a los ciudadanos. Les pondré un ejemplo. Los currículos españoles son largos y caóticos. Cada Comunidad Autónoma puede determinar un porcentaje de la programación. El 45% las que tengan lengua cooficial y el 35% las que no lo tengan. Si creemos en que la educación tiene una base científica, parece lógico que la elección de los contenidos tenga que justificarse con gran rigor. Nunca he visto que esto se haga. Por esa razón, en el 'Libro blanco de la profesión docente' solicitaba la existencia de un Consejo pedagógico del Estado, encargado de asesorar sobre los currículos, su actualidad, la comparación con lo que se hace en otros países, el resultado de su aplicación. En Francia, existe el del Conséil Supérieur des Programmes. Ese consejo también debería informar a la sociedad de sus estudios y conclusiones, para que esta supiera a qué atenerse y tuviera confianza en quienes se ocupan de la educación de su juventud.
Un artículo de Andrea Giráldez, Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación.
Los debates sobre educación son cada vez más numerosos y muchos de ellos se centran en lo que nuestros niños y jóvenes necesitarán para hacer frente a un futuro que se intuye diferente y complejo. No cabe duda de que debemos hacer algo hoy, para asegurarnos de que todo el tiempo y esfuerzo invertido en las aulas dará sus frutos.
Se habla de cambiar la educación desde distintas perspectivas y a diferentes velocidades: algunos proponen pequeños cambios casi cosméticos, otros ir paso a paso, otros hacer una verdadera revolución. Sé que los cambios llevan tiempo, y que nadie se levanta de un día para el otro totalmente transformado, solo por haberse propuesto ser una persona diferente. Lo mismo sucede en las organizaciones. Sin embargo, dejadme confesar que hay algo que me preocupa. Seguimos citando (y con razón, porque sus ideas fueron muy buenas) a Dewey, Piaget, Vigotsky, Freire y otros tantos pensadores que a comienzos y a lo largo del siglo XX ofrecieron pistas fundamentales para el cambio educativo. A estas propuestas se han añadido otras muy interesantes en los últimos años. Muchas buenas ideas, pero pocos cambios. No es una visión pesimista, sé que de norte a sur y de este a oeste la mayoría de los docentes intentan dar lo mejor de sí en sus aulas y algunos han conseguido cosas admirables. Pero estos últimos, mal que nos pese, siguen siendo minoría.
Por eso, y ahora que comenzamos un nuevo año con buenos propósitos y algunos deseos, dejadme que os cuente el mío: que la educación cambie de una vez por todas; que seamos capaces de encontrar las mejores opciones para que este cambio sea lo más rápido y efectivo posible; que las escuelas ejemplares (que las hay, y son cada vez más) sirvan como inspiración; que si los políticos siguen erre que erre con sus pruebas PISA y sus modelos anacrónicos, los docentes, como ciudadanos, seamos capaces de transformar el sistema por nuestra cuenta, en nuestras aulas, en nuestros centros. No podemos pasarnos cinco, diez ni quince años más pensando en cómo lo vamos a hacer. ¿Sabéis por qué? Porque cada año que pasa estamos anulando las posibilidades de futuro de ese niño o esa joven que habita nuestras aulas.
¿Qué queremos conseguir? ¿Cómo queremos ayudar a nuestros alumnos a aprender? ¿Qué tenemos ahora? ¿Qué hemos conseguido en el pasado que podría ayudarnos? ¿Cómo lo vamos a hacer? Estas son algunas preguntas importantes que todos los docentes, tanto de manera individual como en grupos, deberíamos hacernos.
Hoy he vuelto a escuchar una entrevista a Tony Wagner (Experto residente en el Laboratorio de Innovación de la Universidad de Harvard). Algunas de las claves para responder a la primera pregunta están, sin duda, en este vídeo, y son muy fáciles de entender.
Según Wagner, las habilidades clave para preparar a nuestros hijos o alumnos para el futuro son las siguientes:
- Un estudiante debe aprender a pensar de manera crítica. Deben saber hacer muy buenas preguntas, lo que es más importante que memorizar respuestas fáciles.
- Debe tener la capacidad de colaborar.
- Debe tener buenas capacidades comunicativas, tanto escritas como orales y debe saber escuchar.
- Debe resolver problemas de forma creativa.
Además, hay disposiciones fundamentales: los hábitos de la mente, los del corazón, la capacidad de ser empático, la perseverancia, la tenacidad, una fuerte visión moral de la vida, una noción de lo que está bien o mal... En definitiva, un conjunto de habilidades para la vida.
Ahora bien: ¿cómo pueden los docentes facilitar el desarrollo de estas habilidades si, en ocasiones, no cuentan con ellas? Sí, porque no nos engañemos, el título de maestro no garantiza que estas habilidades se hayan adquirido y desarrollado. En mi opinión, y como he comentado en otros escritos, el cambio o la revolución (como prefieran llamarle) a la que antes me he referido solo será posible si comenzamos por ayudar a los docentes a experimentar ese cambio en sí mismos. Sin ello, todo lo que se diga sobre cambiar la educación seguirá siendo una simple receta. Y cuando digo ayudar a experimentar no digo formar, instruir, decirles a los docentes cómo y qué han de enseñar. Digo, en cambio, compartir procesos de aprendizaje que no estén dirigidos exclusivamente al saber y al saber hacer, sino fundamentalmente al saber ser profesor (lo cual para mí incluye todas las habilidades que menciona Wagner).
Como dije antes, los cambios pueden ser lentos, por ello, y por la urgencia del que requiere nuestra educación, no tenemos tiempo que perder. Si aún puedes añadir un propósito a los que tienes para 2016, si aún puedes añadir un deseo o un sueño, considera que éste sea comenzar a cambiar, comenzar a ser un nuevo docente, porque tu cambio será el que asegure el cambio educativo que todos necesitamos.
Mientras tanto, mis mejores deseos para ti, querido lector, en el nuevo año. Que todos tus sueños se hagan realidad.
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Los debates sobre educación son cada vez más numerosos y muchos de ellos se centran en lo que nuestros niños y jóvenes necesitarán para hacer frente a un futuro que se intuye diferente y complejo. No cabe duda de que debemos hacer algo hoy, para asegurarnos de que todo el tiempo y esfuerzo invertido en las aulas dará sus frutos.
Se habla de cambiar la educación desde distintas perspectivas y a diferentes velocidades: algunos proponen pequeños cambios casi cosméticos, otros ir paso a paso, otros hacer una verdadera revolución. Sé que los cambios llevan tiempo, y que nadie se levanta de un día para el otro totalmente transformado, solo por haberse propuesto ser una persona diferente. Lo mismo sucede en las organizaciones. Sin embargo, dejadme confesar que hay algo que me preocupa. Seguimos citando (y con razón, porque sus ideas fueron muy buenas) a Dewey, Piaget, Vigotsky, Freire y otros tantos pensadores que a comienzos y a lo largo del siglo XX ofrecieron pistas fundamentales para el cambio educativo. A estas propuestas se han añadido otras muy interesantes en los últimos años. Muchas buenas ideas, pero pocos cambios. No es una visión pesimista, sé que de norte a sur y de este a oeste la mayoría de los docentes intentan dar lo mejor de sí en sus aulas y algunos han conseguido cosas admirables. Pero estos últimos, mal que nos pese, siguen siendo minoría.
Por eso, y ahora que comenzamos un nuevo año con buenos propósitos y algunos deseos, dejadme que os cuente el mío: que la educación cambie de una vez por todas; que seamos capaces de encontrar las mejores opciones para que este cambio sea lo más rápido y efectivo posible; que las escuelas ejemplares (que las hay, y son cada vez más) sirvan como inspiración; que si los políticos siguen erre que erre con sus pruebas PISA y sus modelos anacrónicos, los docentes, como ciudadanos, seamos capaces de transformar el sistema por nuestra cuenta, en nuestras aulas, en nuestros centros. No podemos pasarnos cinco, diez ni quince años más pensando en cómo lo vamos a hacer. ¿Sabéis por qué? Porque cada año que pasa estamos anulando las posibilidades de futuro de ese niño o esa joven que habita nuestras aulas.
¿Qué queremos conseguir? ¿Cómo queremos ayudar a nuestros alumnos a aprender? ¿Qué tenemos ahora? ¿Qué hemos conseguido en el pasado que podría ayudarnos? ¿Cómo lo vamos a hacer? Estas son algunas preguntas importantes que todos los docentes, tanto de manera individual como en grupos, deberíamos hacernos.
Hoy he vuelto a escuchar una entrevista a Tony Wagner (Experto residente en el Laboratorio de Innovación de la Universidad de Harvard). Algunas de las claves para responder a la primera pregunta están, sin duda, en este vídeo, y son muy fáciles de entender.
Según Wagner, las habilidades clave para preparar a nuestros hijos o alumnos para el futuro son las siguientes:
- Un estudiante debe aprender a pensar de manera crítica. Deben saber hacer muy buenas preguntas, lo que es más importante que memorizar respuestas fáciles.
- Debe tener la capacidad de colaborar.
- Debe tener buenas capacidades comunicativas, tanto escritas como orales y debe saber escuchar.
- Debe resolver problemas de forma creativa.
Además, hay disposiciones fundamentales: los hábitos de la mente, los del corazón, la capacidad de ser empático, la perseverancia, la tenacidad, una fuerte visión moral de la vida, una noción de lo que está bien o mal... En definitiva, un conjunto de habilidades para la vida.
Ahora bien: ¿cómo pueden los docentes facilitar el desarrollo de estas habilidades si, en ocasiones, no cuentan con ellas? Sí, porque no nos engañemos, el título de maestro no garantiza que estas habilidades se hayan adquirido y desarrollado. En mi opinión, y como he comentado en otros escritos, el cambio o la revolución (como prefieran llamarle) a la que antes me he referido solo será posible si comenzamos por ayudar a los docentes a experimentar ese cambio en sí mismos. Sin ello, todo lo que se diga sobre cambiar la educación seguirá siendo una simple receta. Y cuando digo ayudar a experimentar no digo formar, instruir, decirles a los docentes cómo y qué han de enseñar. Digo, en cambio, compartir procesos de aprendizaje que no estén dirigidos exclusivamente al saber y al saber hacer, sino fundamentalmente al saber ser profesor (lo cual para mí incluye todas las habilidades que menciona Wagner).
Como dije antes, los cambios pueden ser lentos, por ello, y por la urgencia del que requiere nuestra educación, no tenemos tiempo que perder. Si aún puedes añadir un propósito a los que tienes para 2016, si aún puedes añadir un deseo o un sueño, considera que éste sea comenzar a cambiar, comenzar a ser un nuevo docente, porque tu cambio será el que asegure el cambio educativo que todos necesitamos.
Mientras tanto, mis mejores deseos para ti, querido lector, en el nuevo año. Que todos tus sueños se hagan realidad.