Un artículo de Manuel Pérez Andría, Filósofo y Pedagogo.
Entradilla
Mi objetivo es describir, a grandes rasgos, le estructura y funcionamiento de las teorías Divinas, así como exponer, las situaciones que se han provocado en las distintas Sociedades en las que se implantaron. Y al mismo tiempo, presentar a la teoría Terrenal como la alternativa a las teorías Divinas. Por si deducimos, entre todas las personas, qué es lo que sería mejor y más conveniente, para los seres vivos de las distintas Sociedades que existen y puedan existir.
Preliminares
Desde esta plataforma, pretendo aportar mis reflexiones al nuevo paradigma educativo que se quiere construir. Aunque a priori, me hago la siguiente pregunta ¿ha existido o existe, un paradigma educativo viejo? Y me lo pregunto, porque, todas las personas sabemos, o al menos, debemos de saber que, tenemos implantadas, en España, una serie de organizaciones sociales, llamadas Patriarcados, que son consecuencias de la aplicación práctica de las teorías Divinas.
Estos Patriarcados, nos conducen al paradigma Escolar, y no al educativo, como se suele decir. Sin embargo, lo que la mayoría de las personas, no deduce de nuestro entorno y contexto, es que tenemos una organización social llamada el Compromiso de Supervivencia, basada en la teoría Terrenal. Ésta nos llevaría, caso de aplicarse, y reemplazara a las Divinas, al nuevo paradigma Formativo, que en su máxima expresión, nos conduciría a la Educación, a la que aspiramos todas las personas.
Pero, antes de contaros mis reflexiones sobre los paradigmas Escolar y Formativo, permítanme, rendirle homenaje, y además, darles infinitas gracias, a todas las personas, que han pertenecido y pertenecen, a la Comunidad Formativa, sí, a la Comunidad Educativa como se dice hoy, año 2016, aunque gestionen la Comunidad Escolar.
Aunque muy especialmente, quiero expresar mi gratitud a los docentes públicos, porque su labor y entrega, no siempre han sido reconocidas, y además, muy señalados, como responsables de todo lo malo que ocurre en el sistema Educativo español, mejor dicho, en el sistema Escolar público, que hay implantado en España.
Siempre considerados los culpables de todas las deficiencias que presenta, la estructura y funcionamiento, de las Guarderías, Escuelas, Institutos, Universidades, Escuelas Técnicas…públicas, en cuanto: a la falta de edificios; al capital humano; al acondicionamiento de las instalaciones; a las programaciones didácticas; a las editoriales de libros; a la violencia escolar, al trato a los superdotados y discapacitados; a las aportaciones económicas que son necesarias para cumplir objetivos; a las leyes promulgadas…a todo, se les considera culpables.
Y casi siempre entendiendo que la solución al sistema educativo español público, mejor dicho, al sistema escolar español público, está en contar con los docentes, planificarles bien su formación, hacer el diseño de una carrera profesional docente atractiva, realizar una selección de los mejores…
Pero, olvidándose, generalmente, que siempre ha existido y existe, otro sistema escolar español privado, de mejor calidad, al disponer del respaldo del capital privado, aunque, este sistema privado, sólo ha estado y está, a disposición de los ricos y sus descendientes.
Y de no contar con que el sistema escolar público, data del 1945 y el español, más tarde aún, estando diseñado para las personas que pertenecen al grupo dominado, y controlado por las personas religiosas, políticas, economistas, empresarias…, y por todas aquellas personas del grupo dominante, para así adaptarlos a sus intereses particulares.
Por lo que se deduce que los contenidos (los conocimientos) que se imparten en el sistema escolar español público distan mucho de ser el sistema Formativo que necesitan los españoles, tanto público como privado, para llegar a la verdadera Educación.
Por lo que les pediría a esas personas que toman como referente a los docentes públicos, para hacer dejación de sus responsabilidades, que, cuando lean mis reflexiones, no las interprete, como una crítica destructiva a las organizaciones sociales patriarcales que están establecidas en España y en cada uno de los rincones del globo terráqueo. Sino que las consideren como la modesta aportación de un ciudadano, al nuevo paradigma Formativo, no Educativo, y así, entre todas las personas, podamos conducirnos en paz y en progreso por las distintas Sociedades.
De la misma manera, siempre aceptaré las críticas constructivas a las opiniones que aporto, porque, nunca me he creído en posesión de la verdad, y por tanto, respetaré las observaciones, las ideas…de las otras personas que puedan crear asociaciones, plataformas, religiones…con pensamientos diferentes a las demás. Eso sí, sus propuestas deban ser coherentes, demostrables…y que todas ellas, vayan encaminadas al bien común.
Situación actual de la Educación
La Educación no es un proceso, es la meta a conseguir al final del proceso de Formación. Entiendo por persona Educada cuando está Formada en todas sus dimensiones. La Formación completa no existe, porque la persona está inacabada.
Por ello, dependiendo del nivel de Formación adquirido, así, se estará más o menos Educada para lograr la optimización integral, la autorrealización e inserción activa en la Naturaleza, Sociedad y Cultura, y así, poder afrontar los cambios rápidos que las distintas Sociedades del siglo XXI, están experimentando.
Al leer parte de la Historia del proceso Formativo, no Educativo, deduje que las personas primitivas, y las de ahora, que habitaban la Tierra, tenían y tienen, un objetivo principal: el alimentarse para no morir por inanición, y por tanto, caso que ocurriera, se paralizarían todas las actividades por realizar. El ciclo vital más simple dice que desde que se nace ha de alimentarse, formarse y trabajar para alimentarse.
Para ello, los seres vivos humanos, han ido a lo largo del tiempo, investigando cómo mejorar los medios que proporciona la Naturaleza, para conseguir esos alimentos para todos y cada uno de los habitantes del globo terráqueo. Ese proceso investigador, era y es, el sistema Formativo para llegar a la Educación.
Aunque los distintos grupos sociales que han existido y que existen no se han puesto de acuerdo nunca en el reparto de esas riquezas alimentarias, llegando en infinidad de ocasiones a enfrentarse violentamente, caso de las múltiples guerras bélicas que han originado y que siguen originando.
Pero, la consecución de ese objetivo, individual, o colectivo, debiera realizarse con la misma Libertad e Igualdad de Oportunidades, sin embargo, se ha convertido en todos los tiempos y época, en una meta inalcanzable para muchas personas, y un paraíso, para unas cuantas.
No obstante, para intentar darle solución a esas desigualdades, algunos hombres han surgido, en todos los tiempos, una serie de teorías Divinas que pretendían, según cada una de ellas, implantar un modelo de hombre y un modelo de vida, basados en una organización social patriarcal, que permitiera un reparto de las riquezas de forma equitativa. No lo consiguieron ni lo han conseguido, tampoco, por la ambición de poder y de riquezas, de algunas personas de los Patriarcados.
Por ello, cuando las personas de todas esas teorías Divinas confluyeron a la vez, y con las personas que no eran fieles a ninguna de esas teorías, en los distintos lugares y épocas, se provocó y está provocado un desconcierto monumental, por el que pasa actualmente los habitantes de la Tierra.
Así, al describir, a grandes rasgos, una, de las muchas teorías Divinas que existen, nos pondrá de relieve que hay que buscar otro tipo de organización, ya que, muchas de estas teorías Divinas, basan su implantación en la captación de riquezas, e incluso, a costa de las personas más desfavorecidas, diciendo: “Haced lo que yo os diga, pero no lo que yo haga” u otra, que dicen: “Salvase quien pueda”.
Mi teoría Terrenal puede abrir la puerta a la objetividad de todas las personas que quieran reflexionar sobre la Formación, no sobre la Educación, porque, propongo construir un Compromiso de Supervivencia, que diseñe un modelo de persona ideal y un modelo de vida ideal, en los que se debiera reflejar cada persona, y así, tener la posibilidad de corregir sus posibles defectos.
FUENTE: Artículo remitido por Manuel Pérez Andría para su publicacióin en esta plataforma.
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Mi objetivo es describir, a grandes rasgos, le estructura y funcionamiento de las teorías Divinas, así como exponer, las situaciones que se han provocado en las distintas Sociedades en las que se implantaron. Y al mismo tiempo, presentar a la teoría Terrenal como la alternativa a las teorías Divinas. Por si deducimos, entre todas las personas, qué es lo que sería mejor y más conveniente, para los seres vivos de las distintas Sociedades que existen y puedan existir.
Preliminares
Desde esta plataforma, pretendo aportar mis reflexiones al nuevo paradigma educativo que se quiere construir. Aunque a priori, me hago la siguiente pregunta ¿ha existido o existe, un paradigma educativo viejo? Y me lo pregunto, porque, todas las personas sabemos, o al menos, debemos de saber que, tenemos implantadas, en España, una serie de organizaciones sociales, llamadas Patriarcados, que son consecuencias de la aplicación práctica de las teorías Divinas.
Estos Patriarcados, nos conducen al paradigma Escolar, y no al educativo, como se suele decir. Sin embargo, lo que la mayoría de las personas, no deduce de nuestro entorno y contexto, es que tenemos una organización social llamada el Compromiso de Supervivencia, basada en la teoría Terrenal. Ésta nos llevaría, caso de aplicarse, y reemplazara a las Divinas, al nuevo paradigma Formativo, que en su máxima expresión, nos conduciría a la Educación, a la que aspiramos todas las personas.
Pero, antes de contaros mis reflexiones sobre los paradigmas Escolar y Formativo, permítanme, rendirle homenaje, y además, darles infinitas gracias, a todas las personas, que han pertenecido y pertenecen, a la Comunidad Formativa, sí, a la Comunidad Educativa como se dice hoy, año 2016, aunque gestionen la Comunidad Escolar.
Aunque muy especialmente, quiero expresar mi gratitud a los docentes públicos, porque su labor y entrega, no siempre han sido reconocidas, y además, muy señalados, como responsables de todo lo malo que ocurre en el sistema Educativo español, mejor dicho, en el sistema Escolar público, que hay implantado en España.
Siempre considerados los culpables de todas las deficiencias que presenta, la estructura y funcionamiento, de las Guarderías, Escuelas, Institutos, Universidades, Escuelas Técnicas…públicas, en cuanto: a la falta de edificios; al capital humano; al acondicionamiento de las instalaciones; a las programaciones didácticas; a las editoriales de libros; a la violencia escolar, al trato a los superdotados y discapacitados; a las aportaciones económicas que son necesarias para cumplir objetivos; a las leyes promulgadas…a todo, se les considera culpables.
Y casi siempre entendiendo que la solución al sistema educativo español público, mejor dicho, al sistema escolar español público, está en contar con los docentes, planificarles bien su formación, hacer el diseño de una carrera profesional docente atractiva, realizar una selección de los mejores…
Pero, olvidándose, generalmente, que siempre ha existido y existe, otro sistema escolar español privado, de mejor calidad, al disponer del respaldo del capital privado, aunque, este sistema privado, sólo ha estado y está, a disposición de los ricos y sus descendientes.
Y de no contar con que el sistema escolar público, data del 1945 y el español, más tarde aún, estando diseñado para las personas que pertenecen al grupo dominado, y controlado por las personas religiosas, políticas, economistas, empresarias…, y por todas aquellas personas del grupo dominante, para así adaptarlos a sus intereses particulares.
Por lo que se deduce que los contenidos (los conocimientos) que se imparten en el sistema escolar español público distan mucho de ser el sistema Formativo que necesitan los españoles, tanto público como privado, para llegar a la verdadera Educación.
Por lo que les pediría a esas personas que toman como referente a los docentes públicos, para hacer dejación de sus responsabilidades, que, cuando lean mis reflexiones, no las interprete, como una crítica destructiva a las organizaciones sociales patriarcales que están establecidas en España y en cada uno de los rincones del globo terráqueo. Sino que las consideren como la modesta aportación de un ciudadano, al nuevo paradigma Formativo, no Educativo, y así, entre todas las personas, podamos conducirnos en paz y en progreso por las distintas Sociedades.
De la misma manera, siempre aceptaré las críticas constructivas a las opiniones que aporto, porque, nunca me he creído en posesión de la verdad, y por tanto, respetaré las observaciones, las ideas…de las otras personas que puedan crear asociaciones, plataformas, religiones…con pensamientos diferentes a las demás. Eso sí, sus propuestas deban ser coherentes, demostrables…y que todas ellas, vayan encaminadas al bien común.
Situación actual de la Educación
La Educación no es un proceso, es la meta a conseguir al final del proceso de Formación. Entiendo por persona Educada cuando está Formada en todas sus dimensiones. La Formación completa no existe, porque la persona está inacabada.
Por ello, dependiendo del nivel de Formación adquirido, así, se estará más o menos Educada para lograr la optimización integral, la autorrealización e inserción activa en la Naturaleza, Sociedad y Cultura, y así, poder afrontar los cambios rápidos que las distintas Sociedades del siglo XXI, están experimentando.
Al leer parte de la Historia del proceso Formativo, no Educativo, deduje que las personas primitivas, y las de ahora, que habitaban la Tierra, tenían y tienen, un objetivo principal: el alimentarse para no morir por inanición, y por tanto, caso que ocurriera, se paralizarían todas las actividades por realizar. El ciclo vital más simple dice que desde que se nace ha de alimentarse, formarse y trabajar para alimentarse.
Para ello, los seres vivos humanos, han ido a lo largo del tiempo, investigando cómo mejorar los medios que proporciona la Naturaleza, para conseguir esos alimentos para todos y cada uno de los habitantes del globo terráqueo. Ese proceso investigador, era y es, el sistema Formativo para llegar a la Educación.
Aunque los distintos grupos sociales que han existido y que existen no se han puesto de acuerdo nunca en el reparto de esas riquezas alimentarias, llegando en infinidad de ocasiones a enfrentarse violentamente, caso de las múltiples guerras bélicas que han originado y que siguen originando.
Pero, la consecución de ese objetivo, individual, o colectivo, debiera realizarse con la misma Libertad e Igualdad de Oportunidades, sin embargo, se ha convertido en todos los tiempos y época, en una meta inalcanzable para muchas personas, y un paraíso, para unas cuantas.
No obstante, para intentar darle solución a esas desigualdades, algunos hombres han surgido, en todos los tiempos, una serie de teorías Divinas que pretendían, según cada una de ellas, implantar un modelo de hombre y un modelo de vida, basados en una organización social patriarcal, que permitiera un reparto de las riquezas de forma equitativa. No lo consiguieron ni lo han conseguido, tampoco, por la ambición de poder y de riquezas, de algunas personas de los Patriarcados.
Por ello, cuando las personas de todas esas teorías Divinas confluyeron a la vez, y con las personas que no eran fieles a ninguna de esas teorías, en los distintos lugares y épocas, se provocó y está provocado un desconcierto monumental, por el que pasa actualmente los habitantes de la Tierra.
Así, al describir, a grandes rasgos, una, de las muchas teorías Divinas que existen, nos pondrá de relieve que hay que buscar otro tipo de organización, ya que, muchas de estas teorías Divinas, basan su implantación en la captación de riquezas, e incluso, a costa de las personas más desfavorecidas, diciendo: “Haced lo que yo os diga, pero no lo que yo haga” u otra, que dicen: “Salvase quien pueda”.
Mi teoría Terrenal puede abrir la puerta a la objetividad de todas las personas que quieran reflexionar sobre la Formación, no sobre la Educación, porque, propongo construir un Compromiso de Supervivencia, que diseñe un modelo de persona ideal y un modelo de vida ideal, en los que se debiera reflejar cada persona, y así, tener la posibilidad de corregir sus posibles defectos.
FUENTE: Artículo remitido por Manuel Pérez Andría para su publicacióin en esta plataforma.
Docentes innovadores
CÉSAR BONA: "PARA MUCHOS PADRES, SI EL MAESTRO NO SIGUE EL LIBRO EN EL AULA, HACE ALGO EXTRAÑO"
César Bona (Zaragoza, 1972) se convirtió hace unos meses en el mejor maestro de España al dar a conocer sus proyectos educativos en el aula y ser seleccionado como uno de los 50 mejores maestros del mundo, según el Global Teacher Prize, conocido como Premio Nobel de los profesores.
¿Por qué cuesta tanto que se conozcan los proyectos educativos que funcionan en nuestro país?
Por la falta de confianza al compartir. También se ha tomado por norma valorar más lo que se hace en otros países. Hay muchos maestros españoles que hacen proyectos muy interesantes y si a ellos les sirven, también serán útiles para otros profesores. Pero son anónimos.
¿De qué depende que se den a conocer?
La administración debería apoyar la innovación educativa al igual que en la empresa privada es lo primero en lo que se invierte. Falta que estimulen proyectos interesantes. Tendrían que contar más con la opinión de los profesores e incentivar los proyectos que funcionen, pedirles consejo y construir a partir de las necesidades de alguien que está diariamente con los niños. Una opción es reunir a los docentes con proyectos que funcionan y darles un empujón para que tengan visibilidad y puedan aplicarse en otros colegios. Falta decisión. Muchas buenas prácticas quedan escondidas dentro del aula.
¿Qué debe cambiar para que los alumnos tengan mejores resultados?
La formación del profesorado. En su programa, por ejemplo, hay un cuatrimestre de sintaxis. Si se sustituyera por enseñar a los futuros maestros a hablar en público, estimular su creatividad o saber gestionar emociones sería mucho más provechoso para todos. También es un error el salto que hay entre Infantil, Primaria y Secundaria. Parecen mundos distintos. En Infantil los niños aprenden jugando, se mueven, hacen las asambleas, cantan. En Primaria están todos sentados, tienen que aprender a escribir, leer... En secundaria deben saber los pronombres, análisis de oraciones. En mi opinión, muchos profesores que dan clases en la universidad para preparar a los docentes deberían pasar también un tiempo en los colegios y analizar el día a día.
¿Les cuesta a los padres asimilar fórmulas de aprendizaje distintas a las que ellos utilizaron en su época?
El libro de texto es una herramienta clave, pero durante años ha sido la única. Podemos utilizarlo, pero no es la guía a seguir en exclusiva. Para muchos padres, si te sales de ahí, ya estás haciendo algo extraño. Hay estudios por proyectos maravillosos con los que los niños aprenden mucho sobre la vida y que no están en los libros. La educación se ha visto como un producto envasado en inglés, lengua... y eso no es la vida. Se le olvida a muchos padres y también a algunos maestros.
¿Cómo debe ser la radiografía del profesor en la actualidad?
Debe ser "oreja" para saber escuchar a los alumnos y a los padres. Es importante que conecte con los niños para saber cómo se sienten y viven en cada momento. También debe hacer de la escuela un lugar donde les apetezca ir porque si a un adulto no le gusta su trabajo se cambia a otro, pero los niños no tienen esa opción por ellos mismos. Si se sienten a gusto es más fácil que el conocimiento fluya.
¿Se sigue dotando a la nota de excesiva importancia?
La inercia es que prime más la evaluación y no que los niños aprendan. Es un grave error. Parece que la nota es lo único que prima, y es importante porque sino no sabemos si el alumno mejora o no, pero no puede servir como meta. Muchos padres dicen a sus hijos "has sacado un ocho y fulanito un 9". Lo que hay que hacer es educarles, no para ser mejor que el de al lado, sino mejor de lo que eran antes. Hay que enseñar a los niños a aprender, no para aprobar un examen.
Entonces, ¿una de las claves es que los docentes motiven a los niños para aprender?
Efectivamente. Es una de las cuestiones que se nos olvidan. Nuestro fin es invitarles a que aprendan y, sin embargo, nos empeñamos en no hacerlo. Si les estimulamos la curiosidad por las cosas serán máquinas de descubrir durante mucho tiempo. La gente no deja de aprender porque se haga mayor, sino porque deja de sentir curiosidad por lo que les rodea.
¿Qué papel juega en todo esto la memorización de contenidos?
No es un error, también es importante porque hay que saber usar la mente para guardar datos.
¿Qué opina del papel de las tecnologías en el aula?
Hay gente que piensa que usar la pizarra digital no es correcto. La tecnología es una herramienta más, e igual que el libro, hay que saber usarla y aprovecharla. Los niños están todo el día rodeados de tecnología. ¿Se la vamos a quitar? Se les puede estimular la curiosidad fomentando que investiguen en internet información y que sepan buscar fuentes. Lo importante es saber utilizarlas bien. De todas formas, insisto en que antes de que en los libros y tecnologías hay que fijarse en lo que los niños llevan dentro. A veces parece que la escuela es una burbuja apartada de la vida real. Se sigue diciendo, por ejemplo, que hay que estudiar los determinantes, pero la expresión oral sigue, sin embargo, sin estimularse en los colegios.
¿Es, entonces, una asignatura pendiente?
Hay alumnos que, como yo cuando era pequeño, no se atreven ni a levantar la mano en clase para dar una respuesta que saben que es la correcta. Necesitan aprender a alejar la timidez, a expresar pensamientos, decir lo que les parece injusto. No entiendo cómo sigue sin estimularse. Yo, todas las tardes de los lunes, las dedico a que los alumnos hablen en público. Se suben a la mesa y tratan temas serios y otros surrealistas. El resultado en un año es impresionante. Imagina si se empezara a trabajar desde primero de Primaria.
¿Y qué opinión tiene sobre mandar deberes a casa?
Como cada profesor quiere que los alumnos aprendan su asignatura, mandan deberes de cada materia. Los alumnos llegan a casa, meriendan, hacen deberes, cenan y se van a dormir. ¡Hay que pensar que son niños! Yo a su edad, tiraba la mochila al llegar a casa y me iba a hacer cabañas en el río. Usaba la niñez, disfrutaba de mi infancia. Ahora no sucede. ¿Cómo va a ir un niño contento a la escuela si ha estado toda la tarde en la escuela, pero en casa? Debe tener tiempo para jugar. Y para aburrirse porque así empezará a descubrir cosas. Es básico que tengan tiempo para sentirse curiosos. En las clases se debe destinar un tiempo para que hagan sus deberes y si les queda algo que lo terminen en casa. Son niños, no lo podemos olvidar.
¿Cómo debe ser la comunicación de padres y docentes?
Debe ser muy fluida porque los padres desconocen lo que hay en la escuela. Es difícil que sea diaria, pero la agenda es un elemento esencial y los padres no le prestan mucha atención. Es importante que al profesor se le comunique, incluso, si el niño se siente mal o triste, no todo debe referirse a las materias, y así se podrá entender que si no rinde es por algún motivo. El canal debe estar siempre abierto. Vamos en el mismo camino, no podemos olvidar que debemos comunicarnos e ir juntos. Los padres también deben asumir que el maestro es un profesional y hay que seguir sus consejos. Nosotros también debemos escuchar a los padres y pueden aportar. A veces cuesta convencer a los padres que lo que hacemos es lo mejor para sus hijos.
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¿Por qué cuesta tanto que se conozcan los proyectos educativos que funcionan en nuestro país?
Por la falta de confianza al compartir. También se ha tomado por norma valorar más lo que se hace en otros países. Hay muchos maestros españoles que hacen proyectos muy interesantes y si a ellos les sirven, también serán útiles para otros profesores. Pero son anónimos.
¿De qué depende que se den a conocer?
La administración debería apoyar la innovación educativa al igual que en la empresa privada es lo primero en lo que se invierte. Falta que estimulen proyectos interesantes. Tendrían que contar más con la opinión de los profesores e incentivar los proyectos que funcionen, pedirles consejo y construir a partir de las necesidades de alguien que está diariamente con los niños. Una opción es reunir a los docentes con proyectos que funcionan y darles un empujón para que tengan visibilidad y puedan aplicarse en otros colegios. Falta decisión. Muchas buenas prácticas quedan escondidas dentro del aula.
¿Qué debe cambiar para que los alumnos tengan mejores resultados?
La formación del profesorado. En su programa, por ejemplo, hay un cuatrimestre de sintaxis. Si se sustituyera por enseñar a los futuros maestros a hablar en público, estimular su creatividad o saber gestionar emociones sería mucho más provechoso para todos. También es un error el salto que hay entre Infantil, Primaria y Secundaria. Parecen mundos distintos. En Infantil los niños aprenden jugando, se mueven, hacen las asambleas, cantan. En Primaria están todos sentados, tienen que aprender a escribir, leer... En secundaria deben saber los pronombres, análisis de oraciones. En mi opinión, muchos profesores que dan clases en la universidad para preparar a los docentes deberían pasar también un tiempo en los colegios y analizar el día a día.
¿Les cuesta a los padres asimilar fórmulas de aprendizaje distintas a las que ellos utilizaron en su época?
El libro de texto es una herramienta clave, pero durante años ha sido la única. Podemos utilizarlo, pero no es la guía a seguir en exclusiva. Para muchos padres, si te sales de ahí, ya estás haciendo algo extraño. Hay estudios por proyectos maravillosos con los que los niños aprenden mucho sobre la vida y que no están en los libros. La educación se ha visto como un producto envasado en inglés, lengua... y eso no es la vida. Se le olvida a muchos padres y también a algunos maestros.
¿Cómo debe ser la radiografía del profesor en la actualidad?
Debe ser "oreja" para saber escuchar a los alumnos y a los padres. Es importante que conecte con los niños para saber cómo se sienten y viven en cada momento. También debe hacer de la escuela un lugar donde les apetezca ir porque si a un adulto no le gusta su trabajo se cambia a otro, pero los niños no tienen esa opción por ellos mismos. Si se sienten a gusto es más fácil que el conocimiento fluya.
¿Se sigue dotando a la nota de excesiva importancia?
La inercia es que prime más la evaluación y no que los niños aprendan. Es un grave error. Parece que la nota es lo único que prima, y es importante porque sino no sabemos si el alumno mejora o no, pero no puede servir como meta. Muchos padres dicen a sus hijos "has sacado un ocho y fulanito un 9". Lo que hay que hacer es educarles, no para ser mejor que el de al lado, sino mejor de lo que eran antes. Hay que enseñar a los niños a aprender, no para aprobar un examen.
Entonces, ¿una de las claves es que los docentes motiven a los niños para aprender?
Efectivamente. Es una de las cuestiones que se nos olvidan. Nuestro fin es invitarles a que aprendan y, sin embargo, nos empeñamos en no hacerlo. Si les estimulamos la curiosidad por las cosas serán máquinas de descubrir durante mucho tiempo. La gente no deja de aprender porque se haga mayor, sino porque deja de sentir curiosidad por lo que les rodea.
¿Qué papel juega en todo esto la memorización de contenidos?
No es un error, también es importante porque hay que saber usar la mente para guardar datos.
¿Qué opina del papel de las tecnologías en el aula?
Hay gente que piensa que usar la pizarra digital no es correcto. La tecnología es una herramienta más, e igual que el libro, hay que saber usarla y aprovecharla. Los niños están todo el día rodeados de tecnología. ¿Se la vamos a quitar? Se les puede estimular la curiosidad fomentando que investiguen en internet información y que sepan buscar fuentes. Lo importante es saber utilizarlas bien. De todas formas, insisto en que antes de que en los libros y tecnologías hay que fijarse en lo que los niños llevan dentro. A veces parece que la escuela es una burbuja apartada de la vida real. Se sigue diciendo, por ejemplo, que hay que estudiar los determinantes, pero la expresión oral sigue, sin embargo, sin estimularse en los colegios.
¿Es, entonces, una asignatura pendiente?
Hay alumnos que, como yo cuando era pequeño, no se atreven ni a levantar la mano en clase para dar una respuesta que saben que es la correcta. Necesitan aprender a alejar la timidez, a expresar pensamientos, decir lo que les parece injusto. No entiendo cómo sigue sin estimularse. Yo, todas las tardes de los lunes, las dedico a que los alumnos hablen en público. Se suben a la mesa y tratan temas serios y otros surrealistas. El resultado en un año es impresionante. Imagina si se empezara a trabajar desde primero de Primaria.
¿Y qué opinión tiene sobre mandar deberes a casa?
Como cada profesor quiere que los alumnos aprendan su asignatura, mandan deberes de cada materia. Los alumnos llegan a casa, meriendan, hacen deberes, cenan y se van a dormir. ¡Hay que pensar que son niños! Yo a su edad, tiraba la mochila al llegar a casa y me iba a hacer cabañas en el río. Usaba la niñez, disfrutaba de mi infancia. Ahora no sucede. ¿Cómo va a ir un niño contento a la escuela si ha estado toda la tarde en la escuela, pero en casa? Debe tener tiempo para jugar. Y para aburrirse porque así empezará a descubrir cosas. Es básico que tengan tiempo para sentirse curiosos. En las clases se debe destinar un tiempo para que hagan sus deberes y si les queda algo que lo terminen en casa. Son niños, no lo podemos olvidar.
¿Cómo debe ser la comunicación de padres y docentes?
Debe ser muy fluida porque los padres desconocen lo que hay en la escuela. Es difícil que sea diaria, pero la agenda es un elemento esencial y los padres no le prestan mucha atención. Es importante que al profesor se le comunique, incluso, si el niño se siente mal o triste, no todo debe referirse a las materias, y así se podrá entender que si no rinde es por algún motivo. El canal debe estar siempre abierto. Vamos en el mismo camino, no podemos olvidar que debemos comunicarnos e ir juntos. Los padres también deben asumir que el maestro es un profesional y hay que seguir sus consejos. Nosotros también debemos escuchar a los padres y pueden aportar. A veces cuesta convencer a los padres que lo que hacemos es lo mejor para sus hijos.
En una época en constante avance, la educación y el aprendizaje también sufren cambios. A continuación te mostramos las 10 predicciones que los profesionales de la educación creen que sucederán entre 2030 y 2035.
Al encontrarnos en una era tecnológica, con Internet interviniendo en cada etapa de la vida, los profesionales de la educación se replantean cómo será el aprendizaje en 2035. Según una encuesta realizada para la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación , los expertos internacionales afirman que tanto la escuela como el aprendizaje, los alumnos y los profesores tendrán nuevas formas de relacionarse, de saber y de enseñar.
Descubre las 10 predicciones que cambiarán el mundo de la educación:
EL APRENDIZAJE Y LOS ALUMNOS
1. Los profesionales predicen que el aprendizaje cambiará por completo, al convertirse en personalizado y colaborativo. El aprendiz será quien elija qué aprender, buscando que la escuela se adapte a sus necesidades y capacidades y no a la inversa.
2. El conocimiento se dará cada vez en edades más tempranas, sin la necesidad de estar amoldado a la etapa de formación. Los expertos aseguran que para 2035 la formación será constante en la vida de las personas.
3. Internet, será la fuente del saber. Las multipantallas formarán parte del aprendizaje, dejando de lado el lápiz y el papel. Para 2030 nos encontraremos con cientos de redes digitales o plataformas que servirán de herramientas de conocimiento, con contenidos para elegir.
4. El aprendizaje abierto o colaborativo, será la clave para la década del 2030. Entre alumnos y profesores se formará una nueva relación, desarrollada a partir de sus nuevos roles. Será un nuevo entorno donde los alumnos se nutrirán de información entre sí, y los deberes serán constantes, para dar apoyo a lo aprendido en el aula.
5. Los alumnos serán agentes de cambio, recibiendo educación adaptada a sus necesidades. Se valorarán sus habilidades personales y también sus prácticas, por encima los saberes académicos. Sus intereses y recursos serán las claves para amoldar su aprendizaje.
LA ESCUELA Y LOS PROFESORES
6. Los expertos afirman que el cambio será tan grande que desaparecerá la educación limitada en tiempo y espacio. Las clases continuarán más allá del horario curricular, dando a entender la constante búsqueda de información y conocimiento.
7. El diseño de las aulas cambiará por completo, según los profesionales de la educación. Será un lugar abierto, donde no haya que mirar simplemente a un profesor sino que se buscará la participación de los alumnos. Estos elegirán los temas para aprender, y serán los encargados de presentarlos a la clase, mientras el profesor los acompaña en dicha tarea.
8. La realidad virtual también formará parte de las aulas. Las nuevas tecnologías serán inmersas en el mundo de la educación, de forma material también. Olvidémonos de los clásicos pupitres con espacio para el lápiz y el papel. En su lugar los encontraremos preparados para portátiles, tablets y los cargadores de las mismas. Ya no tendremos un solo salón para los ordenadores, sino que cada aula tendrá el espacio para ubicarlos.
9. Los profesores deberán trabajar con nuevos alumnos, mucho más críticos. Será necesario, a su vez, demostrarles y enseñarles a discriminar la información que se les presenta en Internet. Los trabajadores de la educación, a su vez, deberán ser más detallistas a la hora de calificar a dichos alumnos críticos.
10. En 2035 tendremos profesores disponibles las 24hs. del día, forjando una relación de pares entre alumnos y profesores. Los profesores ya no serán considerados los dueños del saber, sino que tendrán el rol de facilitadores y orientadores.
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Al encontrarnos en una era tecnológica, con Internet interviniendo en cada etapa de la vida, los profesionales de la educación se replantean cómo será el aprendizaje en 2035. Según una encuesta realizada para la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación , los expertos internacionales afirman que tanto la escuela como el aprendizaje, los alumnos y los profesores tendrán nuevas formas de relacionarse, de saber y de enseñar.
Descubre las 10 predicciones que cambiarán el mundo de la educación:
EL APRENDIZAJE Y LOS ALUMNOS
1. Los profesionales predicen que el aprendizaje cambiará por completo, al convertirse en personalizado y colaborativo. El aprendiz será quien elija qué aprender, buscando que la escuela se adapte a sus necesidades y capacidades y no a la inversa.
2. El conocimiento se dará cada vez en edades más tempranas, sin la necesidad de estar amoldado a la etapa de formación. Los expertos aseguran que para 2035 la formación será constante en la vida de las personas.
3. Internet, será la fuente del saber. Las multipantallas formarán parte del aprendizaje, dejando de lado el lápiz y el papel. Para 2030 nos encontraremos con cientos de redes digitales o plataformas que servirán de herramientas de conocimiento, con contenidos para elegir.
4. El aprendizaje abierto o colaborativo, será la clave para la década del 2030. Entre alumnos y profesores se formará una nueva relación, desarrollada a partir de sus nuevos roles. Será un nuevo entorno donde los alumnos se nutrirán de información entre sí, y los deberes serán constantes, para dar apoyo a lo aprendido en el aula.
5. Los alumnos serán agentes de cambio, recibiendo educación adaptada a sus necesidades. Se valorarán sus habilidades personales y también sus prácticas, por encima los saberes académicos. Sus intereses y recursos serán las claves para amoldar su aprendizaje.
LA ESCUELA Y LOS PROFESORES
6. Los expertos afirman que el cambio será tan grande que desaparecerá la educación limitada en tiempo y espacio. Las clases continuarán más allá del horario curricular, dando a entender la constante búsqueda de información y conocimiento.
7. El diseño de las aulas cambiará por completo, según los profesionales de la educación. Será un lugar abierto, donde no haya que mirar simplemente a un profesor sino que se buscará la participación de los alumnos. Estos elegirán los temas para aprender, y serán los encargados de presentarlos a la clase, mientras el profesor los acompaña en dicha tarea.
8. La realidad virtual también formará parte de las aulas. Las nuevas tecnologías serán inmersas en el mundo de la educación, de forma material también. Olvidémonos de los clásicos pupitres con espacio para el lápiz y el papel. En su lugar los encontraremos preparados para portátiles, tablets y los cargadores de las mismas. Ya no tendremos un solo salón para los ordenadores, sino que cada aula tendrá el espacio para ubicarlos.
9. Los profesores deberán trabajar con nuevos alumnos, mucho más críticos. Será necesario, a su vez, demostrarles y enseñarles a discriminar la información que se les presenta en Internet. Los trabajadores de la educación, a su vez, deberán ser más detallistas a la hora de calificar a dichos alumnos críticos.
10. En 2035 tendremos profesores disponibles las 24hs. del día, forjando una relación de pares entre alumnos y profesores. Los profesores ya no serán considerados los dueños del saber, sino que tendrán el rol de facilitadores y orientadores.
Un artículo de Andrea Giráldez, Doctora en Filosofía y Ciencias de la Educación.
Los debates sobre educación son cada vez más numerosos y muchos de ellos se centran en lo que nuestros niños y jóvenes necesitarán para hacer frente a un futuro que se intuye diferente y complejo. No cabe duda de que debemos hacer algo hoy, para asegurarnos de que todo el tiempo y esfuerzo invertido en las aulas dará sus frutos.
Se habla de cambiar la educación desde distintas perspectivas y a diferentes velocidades: algunos proponen pequeños cambios casi cosméticos, otros ir paso a paso, otros hacer una verdadera revolución. Sé que los cambios llevan tiempo, y que nadie se levanta de un día para el otro totalmente transformado, solo por haberse propuesto ser una persona diferente. Lo mismo sucede en las organizaciones. Sin embargo, dejadme confesar que hay algo que me preocupa. Seguimos citando (y con razón, porque sus ideas fueron muy buenas) a Dewey, Piaget, Vigotsky, Freire y otros tantos pensadores que a comienzos y a lo largo del siglo XX ofrecieron pistas fundamentales para el cambio educativo. A estas propuestas se han añadido otras muy interesantes en los últimos años. Muchas buenas ideas, pero pocos cambios. No es una visión pesimista, sé que de norte a sur y de este a oeste la mayoría de los docentes intentan dar lo mejor de sí en sus aulas y algunos han conseguido cosas admirables. Pero estos últimos, mal que nos pese, siguen siendo minoría.
Por eso, y ahora que comenzamos un nuevo año con buenos propósitos y algunos deseos, dejadme que os cuente el mío: que la educación cambie de una vez por todas; que seamos capaces de encontrar las mejores opciones para que este cambio sea lo más rápido y efectivo posible; que las escuelas ejemplares (que las hay, y son cada vez más) sirvan como inspiración; que si los políticos siguen erre que erre con sus pruebas PISA y sus modelos anacrónicos, los docentes, como ciudadanos, seamos capaces de transformar el sistema por nuestra cuenta, en nuestras aulas, en nuestros centros. No podemos pasarnos cinco, diez ni quince años más pensando en cómo lo vamos a hacer. ¿Sabéis por qué? Porque cada año que pasa estamos anulando las posibilidades de futuro de ese niño o esa joven que habita nuestras aulas.
¿Qué queremos conseguir? ¿Cómo queremos ayudar a nuestros alumnos a aprender? ¿Qué tenemos ahora? ¿Qué hemos conseguido en el pasado que podría ayudarnos? ¿Cómo lo vamos a hacer? Estas son algunas preguntas importantes que todos los docentes, tanto de manera individual como en grupos, deberíamos hacernos.
Hoy he vuelto a escuchar una entrevista a Tony Wagner (Experto residente en el Laboratorio de Innovación de la Universidad de Harvard). Algunas de las claves para responder a la primera pregunta están, sin duda, en este vídeo, y son muy fáciles de entender.
Según Wagner, las habilidades clave para preparar a nuestros hijos o alumnos para el futuro son las siguientes:
* Un estudiante debe aprender a pensar de manera crítica. Deben saber hacer muy buenas preguntas, lo que es más importante que memorizar respuestas fáciles.
* Debe tener la capacidad de colaborar.
* Debe tener buenas capacidades comunicativas, tanto escritas como orales y debe saber escuchar.
* Debe resolver problemas de forma creativa.
Además, hay disposiciones fundamentales: los hábitos de la mente, los del corazón, la capacidad de ser empático, la perseverancia, la tenacidad, una fuerte visión moral de la vida, una noción de lo que está bien o mal... En definitiva, un conjunto de habilidades para la vida.
Ahora bien: ¿cómo pueden los docentes facilitar el desarrollo de estas habilidades si, en ocasiones, no cuentan con ellas? Sí, porque no nos engañemos, el título de maestro no garantiza que estas habilidades se hayan adquirido y desarrollado. En mi opinión, y como he comentado en otros escritos, el cambio o la revolución (como prefieran llamarle) a la que antes me he referido solo será posible si comenzamos por ayudar a los docentes a experimentar ese cambio en sí mismos. Sin ello, todo lo que se diga sobre cambiar la educación seguirá siendo una simple receta. Y cuando digo ayudar a experimentar no digo formar, instruir, decirles a los docentes cómo y qué han de enseñar. Digo, en cambio, compartir procesos de aprendizaje que no estén dirigidos exclusivamente al saber y al saber hacer, sino fundamentalmente al saber ser profesor (lo cual para mí incluye todas las habilidades que menciona Wagner).
Como dije antes, los cambios pueden ser lentos, por ello, y por la urgencia del que requiere nuestra educación, no tenemos tiempo que perder. Si aún puedes añadir un propósito a los que tienes para 2016, si aún puedes añadir un deseo o un sueño, considera que éste sea comenzar a cambiar, comenzar a ser un nuevo docente, porque tu cambio será el que asegure el cambio educativo que todos necesitamos.
Mientras tanto, mis mejores deseos para ti, querido lector, en el nuevo año. Que todos tus sueños se hagan realidad.
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Los debates sobre educación son cada vez más numerosos y muchos de ellos se centran en lo que nuestros niños y jóvenes necesitarán para hacer frente a un futuro que se intuye diferente y complejo. No cabe duda de que debemos hacer algo hoy, para asegurarnos de que todo el tiempo y esfuerzo invertido en las aulas dará sus frutos.
Se habla de cambiar la educación desde distintas perspectivas y a diferentes velocidades: algunos proponen pequeños cambios casi cosméticos, otros ir paso a paso, otros hacer una verdadera revolución. Sé que los cambios llevan tiempo, y que nadie se levanta de un día para el otro totalmente transformado, solo por haberse propuesto ser una persona diferente. Lo mismo sucede en las organizaciones. Sin embargo, dejadme confesar que hay algo que me preocupa. Seguimos citando (y con razón, porque sus ideas fueron muy buenas) a Dewey, Piaget, Vigotsky, Freire y otros tantos pensadores que a comienzos y a lo largo del siglo XX ofrecieron pistas fundamentales para el cambio educativo. A estas propuestas se han añadido otras muy interesantes en los últimos años. Muchas buenas ideas, pero pocos cambios. No es una visión pesimista, sé que de norte a sur y de este a oeste la mayoría de los docentes intentan dar lo mejor de sí en sus aulas y algunos han conseguido cosas admirables. Pero estos últimos, mal que nos pese, siguen siendo minoría.
Por eso, y ahora que comenzamos un nuevo año con buenos propósitos y algunos deseos, dejadme que os cuente el mío: que la educación cambie de una vez por todas; que seamos capaces de encontrar las mejores opciones para que este cambio sea lo más rápido y efectivo posible; que las escuelas ejemplares (que las hay, y son cada vez más) sirvan como inspiración; que si los políticos siguen erre que erre con sus pruebas PISA y sus modelos anacrónicos, los docentes, como ciudadanos, seamos capaces de transformar el sistema por nuestra cuenta, en nuestras aulas, en nuestros centros. No podemos pasarnos cinco, diez ni quince años más pensando en cómo lo vamos a hacer. ¿Sabéis por qué? Porque cada año que pasa estamos anulando las posibilidades de futuro de ese niño o esa joven que habita nuestras aulas.
¿Qué queremos conseguir? ¿Cómo queremos ayudar a nuestros alumnos a aprender? ¿Qué tenemos ahora? ¿Qué hemos conseguido en el pasado que podría ayudarnos? ¿Cómo lo vamos a hacer? Estas son algunas preguntas importantes que todos los docentes, tanto de manera individual como en grupos, deberíamos hacernos.
Hoy he vuelto a escuchar una entrevista a Tony Wagner (Experto residente en el Laboratorio de Innovación de la Universidad de Harvard). Algunas de las claves para responder a la primera pregunta están, sin duda, en este vídeo, y son muy fáciles de entender.
Según Wagner, las habilidades clave para preparar a nuestros hijos o alumnos para el futuro son las siguientes:
* Un estudiante debe aprender a pensar de manera crítica. Deben saber hacer muy buenas preguntas, lo que es más importante que memorizar respuestas fáciles.
* Debe tener la capacidad de colaborar.
* Debe tener buenas capacidades comunicativas, tanto escritas como orales y debe saber escuchar.
* Debe resolver problemas de forma creativa.
Además, hay disposiciones fundamentales: los hábitos de la mente, los del corazón, la capacidad de ser empático, la perseverancia, la tenacidad, una fuerte visión moral de la vida, una noción de lo que está bien o mal... En definitiva, un conjunto de habilidades para la vida.
Ahora bien: ¿cómo pueden los docentes facilitar el desarrollo de estas habilidades si, en ocasiones, no cuentan con ellas? Sí, porque no nos engañemos, el título de maestro no garantiza que estas habilidades se hayan adquirido y desarrollado. En mi opinión, y como he comentado en otros escritos, el cambio o la revolución (como prefieran llamarle) a la que antes me he referido solo será posible si comenzamos por ayudar a los docentes a experimentar ese cambio en sí mismos. Sin ello, todo lo que se diga sobre cambiar la educación seguirá siendo una simple receta. Y cuando digo ayudar a experimentar no digo formar, instruir, decirles a los docentes cómo y qué han de enseñar. Digo, en cambio, compartir procesos de aprendizaje que no estén dirigidos exclusivamente al saber y al saber hacer, sino fundamentalmente al saber ser profesor (lo cual para mí incluye todas las habilidades que menciona Wagner).
Como dije antes, los cambios pueden ser lentos, por ello, y por la urgencia del que requiere nuestra educación, no tenemos tiempo que perder. Si aún puedes añadir un propósito a los que tienes para 2016, si aún puedes añadir un deseo o un sueño, considera que éste sea comenzar a cambiar, comenzar a ser un nuevo docente, porque tu cambio será el que asegure el cambio educativo que todos necesitamos.
Mientras tanto, mis mejores deseos para ti, querido lector, en el nuevo año. Que todos tus sueños se hagan realidad.
Un artículo de Juan Carlos Tedesco.
Según el informe Delors, uno de los retos de la educación en la sociedad del conocimiento es aprender a vivir juntos. Este gran objetivo, que conecta plenamente con la misión de Educación para la Ciudadanía, habla de la construcción de un orden social donde podamos convivir cohesionados pero manteniendo nuestra identidad como diferentes.
1.INTRODUCCIÓN
Aprender a aprender y Aprender a vivir juntos han sido postulados como los dos pilares que expresan los nuevos desafíos que debe enfrentar la educación en el marco de las profundas transformaciones que vive la sociedad . El primero de ellos sintetiza los desafíos educativos desde el punto de vista del desarrollo cognitivo, mientras que el segundo sintetiza los desafíos relativos a la construcción de un orden social donde podamos convivir cohesionados pero manteniendo nuestra identidad como diferentes. Para comprender las razones por las cuales ha sido posible y necesario postular estos dos pilares, es preciso tener una visión acerca de las tendencias y las lógicas que actualmente predominan en la dinámica de lo que ha dado el llamarse "sociedad del conocimiento".
2. CAMBIOS SOCIO-ECONÓMICOS
La literatura sobre las nuevas formas que asume la organización social capitalista es abundante y se ha visto enriquecida recientemente por algunos aportes críticos muy significativos . Desde el punto de vista productivo, existe consenso en reconocer que la rápida y profunda transformación tecnológica, así como la globalización y la competencia exacerbada por conquistar mercados, están modificando los patrones de producción y de organización del trabajo. Estaríamos pasando de un sistema de organización del trabajo basado en la división en jerarquías piramidales y destinado a la producción masiva, a un sistema orientado al consumo diversificado y basado en una organización en redes, donde se otorgan amplios poderes de decisión a las unidades locales. Estos cambios se apoyan en la utilización de nuevas tecnologías, que permiten la producción de pequeñas partidas de artículos cada vez más adaptados a los diferentes clientes y facilitan significativamente la comunicación entre las diferentes unidades de producción.
Las ideas de fábrica flexible, adaptable a mercados cambiantes tanto en volúmenes como en especificaciones, de equipos multipropósito, de plantas multiproducto, de innovación y de mejora continua de los productos, de polivalencia del personal, de distribución homogénea de la inteligencia y de formas combinadas de competencia y asociación, son todos conceptos habituales en los análisis actuales sobre la organización del trabajo. Estos conceptos se refieren a un modelo que supera las formas tradicionales del taylorismo y el fordismo, basados en la producción en serie para mercados masivos, a través de grandes organizaciones con estructuras internas jerarquizadas en forma piramidal.
Pero la organización del trabajo basada en la innovación permanente, la flexibilidad interna y la ruptura de las categorías fijas, al mismo tiempo que provoca la eliminación de las jerarquías tradicionales, muestra tendencias que contienen un potencial destructivo muy importante.
En primer lugar, estos cambios están provocando un aumento significativo de la desigualdad social. Los datos globales sobre distribución del ingreso y de la riqueza indican que se ha producido un fuerte proceso de concentración. Esta tendencia a la concentración de la apropiación de los beneficios del crecimiento económico se percibe en el conjunto de los países, aunque su rapidez y su intensidad sean diferentes. Si bien las explicaciones de este fenómeno coinciden en reconocer la complejidad de los factores que están actuando en estos procesos, también son coincidentes en advertir que uno de los factores fundamentales es la transformación en la organización del trabajo.
Al respecto, las informaciones disponibles permiten apreciar que si bien las nuevas tecnologías aumentan significativamente la productividad, suprimen numerosos puestos de trabajo. En este contexto, la mayor parte de los nuevos puestos de trabajo no se crean en los sectores tecnológicamente más avanzados, sino fundamentalmente en los servicios, donde el costo del trabajo representa una proporción importante del precio del producto.
Esta diferencia en el ritmo de creación de puestos de trabajo está asociada a diferencias en los salarios. Mientras que los sectores de alta productividad pueden tener políticas salariales generosas, los sectores de servicios, donde el vínculo entre salarios y empleo es muy alto, están obligados a aumentar muy moderadamente los salarios si quieren que crezca el empleo. Esta dinámica donde el empleo disminuye en los sectores que pueden pagar buenos salarios y aumenta en aquellos que pagan salarios modestos, explica las razones por las cuales la recomposición del empleo en función de la evolución tecnológica aumenta la desigualdad.
En segundo lugar, las transformaciones en la organización del trabajo están provocando no sólo el aumento de la desigualdad sino la aparición de un fenómeno social nuevo: la exclusión de la participación en el ciclo productivo. A partir de la exclusión en el trabajo, se produciría una exclusión social más general o - como prefieren decir algunos autores - una des-afiliación con respecto a las instancias sociales más significativas. En este sentido, los estudios acerca de las posibilidades que ofrecen las nuevas formas de organización del trabajo indican que ellas podrían incorporar de manera estable sólo a una minoría de trabajadores, para los cuales habría garantías de seguridad en el empleo a cambio de una identificación total con la empresa y con sus requerimientos de reconversión permanente. Para el resto, en cambio, se crearían condiciones de extrema precariedad, expresadas a través de formas tales como contratos temporarios, trabajos interinos, trabajos de tiempo parcial y, en el extremo de estas situaciones, el desempleo. El fenómeno de la exclusión social constituye, desde este punto de vista, el principal problema provocado por la evolución de las nuevas modalidades de producción .
El aumento de la desigualdad y la aparición de la exclusión como un fenómeno masivo son procesos particularmente complejos. En primer lugar, es preciso reiterar que el aumento de la desigualdad coexiste con una significativa disminución de la importancia de las jerarquías tradicionales. La organización actual del trabajo tiende a reemplazar las tradicionales pirámides de relaciones de autoridad, por redes de relaciones cooperativas. En este esquema, todas las fases del proceso productivo son importantes y el personal, en cualquier nivel de jerarquía que se ubique, juega un papel crucial. El concepto de "calidad total", que orienta las transformaciones en los actuales modelos de gestión, supone una relación mucho más igualitaria que en el pasado entre los que se incorporan a las unidades productivas. Pero esta mayor igualdad entre los incluídos implica una separación mucho más significativa con respecto a los excluídos.
Los cambios en la organización del trabajo están acompañados por modificaciones igualmente profundas en la dimensión política y cultural de la sociedad. Desde el punto de vista político, una de las características más importantes es la que tiene que ver con los procesos de deslocalización y relocalización de las pertenencias y de las identidades nacionales y culturales. Asociado al proceso de globalización económica, se ha producido una tendencia a construir entidades políticas supranacionales capaces de enfrentar los desafíos que se plantean tanto a nivel planetario como multinacional, tales como los volúmenes crecientes de transacciones financieras internacionales, los problemas derivados del cuidado del medio ambiente (agujero en la capa de ozono, recalentamiento de la corteza terrestre, etc.), la expansión del delito internacional (narcotráfico, prostitución, etc.) y la expansión de Internet como vehículo de circulación de información sin regulación posible a nivel nacional.
Como resultado de estos procesos el concepto de ciudadanía asociado a la Nación , ha comenzado a perder significado. En su reemplazo, aparecen tanto la adhesión a entidades supranacionales como también, al contrario, un repliegue sobre el comunitarismo local, donde la integración se define fundamentalmente como integración cultural y no como integración política. En un ensayo reciente, Guehneno analiza las nuevas formas de particularismo y de universalismo creadas a partir de los procesos de globalización económica y cultural apoyados en las nuevas tecnologías de la información. Su hipótesis es que, al contrario de las comunidades territoriales de ayer, las comunidades virtuales son comunidades de elección, lo cual las hace más homogéneas pero también más cerradas. Un ejemplo de esto se advierte incluso en el urbanismo de las grandes ciudades, donde el encierro de los barrios, protegidos por una red de autopistas, permite reducir al mínimo los riesgos de encuentros entre ricos y pobres. El comercio informático también favorece este proceso de aislamiento y de homogeneización. Esta comunidad virtual que se está creando a partir de las nuevas condiciones sociales carece de una base común, de un espacio común. La elección que hace cada visitante de muchos "sitios" de Internet es siempre precaria e inestable. Un visitante no es un ciudadano.
Este cambio en el concepto de ciudadanía tiene enormes implicaciones. La aparición de lo local y lo supranacional como nuevos espacios de participación social, está asociada a fenómenos de ruptura de la acción política tal como se la concebía hasta ahora . La construcción de un concepto de ciudadanía mundial, de ciudadanía planetaria, exige un concepto de solidaridad vinculado a la pertenencia al género humano y no a alguna de sus formas particulares. Esta construcción, sin embargo, enfrenta enormes dificultades, la mayoría de las cuales está vinculada a las formas a través de las cuales se produce el proceso de globalización.
Desde el punto de vista económico, la globalización no significa sólo que los capitales puedan moverse rápida y libremente por todo el planeta. El fenómeno socialmente más importante es que como las empresas pueden instalarse en cualquier parte del mundo y mantenerse conectadas a través de redes de información, ellas tienden a radicarse allí donde los costes son menores. Este fenómeno produce lo que se ha denominado "una espiral descendente de reducción de costes sociales", que tiende a debilitar la capacidad de los estados-nacionales para mantener los niveles tradicionales de beneficios sociales y de bienestar. La globalización económica, en síntesis, reduce la capacidad del estado para definir su política monetaria, su presupuesto, su recaudación de impuestos y la satisfacción de las necesidades sociales de su población.
Al estar basada fundamentalmente en la lógica económica y en la expansión del mercado, la globalización rompe los compromisos locales y las formas habituales de solidaridad y de cohesión con nuestros semejantes. Las élites que actúan a nivel global tienden a comportarse sin compromisos con los destinos de las personas afectadas por las consecuencias de la globalización. La respuesta a este comportamiento por parte de los que quedan excluídos de la globalización es el refugio en la identidad local, donde la cohesión del grupo se apoya en el rechazo a los "externos".
En este sentido, numerosos diagnósticos de la sociedad actual muestran que la ruptura de los vínculos tradicionales de solidaridad provocada por el proceso de globalización ha generado nuevas formas de exclusión, de soledad y de marginalidad. Las formas de asociación y de expresión de algunos de estos sectores excluídos tienden a apoyarse en valores de intolerancia, de discriminación y de exacerbación de los particularismos. Mientras en la cúpula, las elites que participan de la economía supranacional plantean el riesgo que su desapego a la nación estimule un individualismo a-social, basado en la falta total de solidaridad, en la base se aprecian fenómenos regresivos de rechazo al diferente, de xenofobia y de cohesión autoritaria.
Manuel Castells, en su libro ya citado, explica con claridad este proceso, que da lugar a la aparición del fenómeno actual del fundamentalismo y de estados-fundamentalistas. De acuerdo a su análisis, el estado-nación, para sobrevivir a su crisis de legitimidad, cede poder y recursos a los gobiernos locales y regionales. En este proceso, pierde capacidad para igualar los intereses diferentes y representar el "interés general" representado en el estado-nación. Este proceso des-legitima aun mas al estado, particularmente frente a las minorías discriminadas, que buscan protección en las comunidades locales o en otro tipo de estructuras: "... lo que comenzó como un proceso de relegitimación del estado, mediante el paso del poder nacional al local, puede acabar profundizando la crisis de legitimación del estado-nación y la tribalización de la sociedad en comunidades construidas en torno a identidades primarias".
En síntesis, el optimismo de hace unos pocos años sobre las posibilidades democráticas abiertas por la construcción de entidades políticas supranacionales, se ha diluido rapidamente. Las dificultades, sin embargo, no implican un retorno a la situación anterior. Las experiencias recientes han demostrado que si bien el Estado-Nación no puede ser mantenido en su forma tradicional, tampoco puede ser olvidado tan fácilmente.. En este sentido, el debate europeo acerca de la construcción de un concepto de ciudadanía basado en una comunidad de naciones ha permitido apreciar la importancia de lo que algunos autores han denominado la "ruptura cognitiva" que implica superar el concepto de ciudadanía basado en el Estado-Nación. Para promover una ciudadanía europea o supra-nacional, el problema fundamental consiste en superar el déficit de experiencias que tienen la mayor parte de los ciudadanos en relación a lo que puede constituir una ciudadanía de este tipo. Según estos autores, la construcción de los instrumentos institucionales de la ciudadanía europea estaría mucho más avanzada que la experiencia colectiva de las personas. Esta distancia podría explicar la significativa diferencia que existe actualmente entre las elites y la opinión pública en la manera de percibir el proceso de construcción europea .En este sentido, la integración en una unidad mayor sólo será posible a partir de una sólida y segura identidad cultural propia. La confianza en sí mismo constituye, desde este punto de vista, un punto de partida central de cualquier estrategia de integración y de comprensión del "otro". El miedo, la inseguridad, la subvaloración de lo propio no pueden, en ningún caso, ser la fuente de una nueva cultura ciudadana.
3. CAMBIOS EN EL PAPEL DEL CONOCIMIENTO
Este conjunto de cambios económicos, políticos, sociales y culturales responde a diversos factores, entre los cuales se destaca el papel cada vez más relevante de conocimiento. La denominación de la sociedad actual como "sociedad del conocimiento", o "sociedad de la información", ha ganado muchos adeptos entre los autores que se dedican a los análisis prospectivos. Anthony Giddens conceptualizó este papel del conocimiento a través de la categoría de reflexividad que, según sus análisis, es el rasgo central de la sociedad actual. El proceso de modernización de la sociedad - sostiene Giddens - ha ampliado los ámbitos de reflexión hacia áreas tradicionalmente reguladas por la tradición.
Esta centralidad del conocimiento inspiró inicialmente algunas posturas optimistas acerca del futuro de la sociedad, ya que la idea según la cual el desarrollo cognitivo tiene alguna influencia en las conductas y el comportamiento de las personas ha estado siempre en la base de las propuestas de cambio social. Enseñar a pensar bien, a pensar mejor, ha estado asociado generalmente a la idea de formar un ser más "humano". Las últimas versiones de este enfoque provienen de pensadores vinculados al desarrollo de enfoques interdisciplinarios que permitan comprender adecuadamente la complejidad de los fenómenos. El supuesto básico de este enfoque es que las personas capaces de comprender la complejidad actuarían de manera más responsable y consciente.
En términos de Edgar Morin, por ejemplo, la inteligencia que sólo sabe separar atrofia las facultades de comprehensión y de reflexión, eliminando así las posibilidades de un juicio correcto o de una perspectiva de largo plazo. Una inteligencia incapaz de percibir el contexto y el complejo planetario, convierte a las personas en ciegas, inconscientes e irresponsables .
Pero lo novedoso del análisis de Giddens es la advertencia que la mayor reflexividad no está acompañada por mayores niveles de certidumbre sino, al contrario, por mayor inestabilidad e inseguridad. "Nos encontramos en un mundo totalmente constituido a través del conocimiento aplicado reflexivamente, pero en donde al mismo tiempo nunca podemos estar seguros de que no será revisado algún elemento dado de ese conocimiento." (...) "Bajo las condiciones de modernidad, ningún conocimiento es conocimiento en el antiguo sentido del mismo, donde ’saber’ es tener certeza, y esto se aplica por igual a las ciencias naturales y a las ciencias sociales."(.) "...es falsa la tesis de que a más conocimiento sobre la vida social (incluso si ese conocimiento está tan bien apuntalado empíricamente como sea posible) equivale a un mayor control sobre nuestro destino. Esto es verdad (discutiblemente) en el mundo físico, pero no en el universo de los acontecimientos sociales". Cuanto más conocemos de la vida social, más contribuimos a su carácter inestable. "La cuestión no radica en que no exista un mundo social estable para ser conocido, sino que el conocimiento de ese mundo contribuye a su carácter cambiante e inestable".
Este papel crítico del conocimiento implica también una modificación de las bases sobre las cuales se construyen los niveles de confianza, de fiabilidad, de legitimidad en el funcionamiento del sistema social. Resumiendo muy brevemente los análisis de Giddens al respecto, se puede decir que en las culturas premodernas predominaban cuatro ámbitos de confianza. El primero es el sistema de parentesco donde, independientemente de los afectos o conflictos que se perciban en el seno de la familia, los vínculos ofrecían un tejido de protección y de confianza muy importante. El segundo es la comunidad local, ya que la localización de las relaciones es una condición importante de estabilidad y confianza. El tercero es la cosmología religiosa. Las creencias religiosas constituyen un marco de referencia que da explicaciones a los acontecimientos y, en esa medida, brinda seguridad. El cuarto contexto es la tradición. A diferencia de la religión, la tradición brinda confianza no porque da un marco de referencia sino porque asegura una manera de hacer las cosas con relación al tiempo. La confianza basada en la tradición proviene de la seguridad de que las cosas "siempre se han hecho así".
En las culturas modernas, en cambio, estos cuatro órdenes de confianza han perdido importancia. Las relaciones de parentesco tienden a ser reemplazadas por relaciones de amistad, la comunidad local por sistemas sociales abstractos y la cosmología religiosa y la tradición, por una orientación al futuro, como fuente de legitimidad. A su vez, la relación entre la acción social y el conocimiento es diferente. En los entornos sociales premodernos, las personas podían hacer oídos sordos a los pronunciamientos de sacerdotes, sabios o hechiceros y continuar con las rutinas de la actividad cotidiana. Pero en el mundo moderno no puede suceder lo mismo con respecto al conocimiento experto. Por esta razón, en las sociedades modernas los contactos con expertos o con sus representantes o delegados, son lógicos y necesarios. Pero este contacto, por su propia naturaleza reflexiva, produce una permanente tensión entre fiabilidad y escepticismo, entre confianza e incertidumbre.
En síntesis, el papel de la educación y del conocimiento en la formación del ciudadano implica incorporar en los procesos educativos una mayor orientación hacia la personalización del proceso de aprendizaje, hacia la construcción de la capacidad de construir aprendizajes, de construir valores, de construir la propia identidad. En este sentido, la mayor incertidumbre que genera esta sociedad de alta reflexividad se resuelve - en términos relativos, por supuesto -con mayor reflexividad y no con menos reflexividad.
4. APRENDER A VIVIR JUNTOS
Si bien vivimos un período donde muchas transformaciones pueden tener carácter transitorio, existen suficientes evidencias que hacen posible sostener que, en el nuevo capitalismo, la posibilidad de vivir juntos no constituye una consecuencia "natural" del orden social sino una aspiración que debe ser socialmente construida. Algunos conceptos y debates tradicionales deben, por ello, ser revisados. Así, por ejemplo, reforzar el vínculo entre educación y cohesión ya no puede ser considerado simplemente como una aspiración conservadora y reproductora del orden social dominante. A la inversa, promover estrategias educativas centradas en el desarrollo del individuo no constituye necesariamente un enfoque liberador, alternativo a las tendencias dominantes.
Asistimos a fenómenos de individualismo a-social y de fundamentalismo autoritario que comparten una característica común: la negación de la dimensión política de la sociedad. En el primer caso, las decisiones se toman en función de la lógica del mercado y el ciudadano es reemplazado por el consumidor o el cliente. En el segundo, el ciudadano es reemplazado por el grupo, el clan, la tribu o cualquier otra forma de identidad adscriptiva. Vivir juntos, en cambio, siempre ha implicado la existencia de un compromiso con el otro. La elaboración de este compromiso, a diferencia de la dinámica propia de la sociedad industrial, ya no puede surgir como producto exclusivo de determinaciones económicas o culturales. Debe, en cambio, ser construido de manera más voluntaria y más electiva. Esta es la razón última por la cual el objetivo de vivir juntos constituye un objetivo de aprendizaje y un objetivo de política educativa. Intentar comprender esta situación constituye un paso necesario para brindar un soporte teórico sólido y un sentido organizador a la definición de líneas de acción para todos aquellos que trabajan por una sociedad más justa y solidaria.
A partir de este punto de apoyo teórico, es posible postular algunas líneas de trabajo pedagógico. En primer lugar, obviamente, todo el análisis efectuado hasta aquí pone de relieve la importancia que adquiere la introducción de los objetivos de cohesión social, de respeto al diferente, de solidaridad, de resolución de los conflictos a través del diálogo y la concertación, en las prácticas educativas. En este sentido, es posible analizar el concepto de escuela como ámbito "artificial" de socialización. La apertura de la escuela a las demandas sociales no significa reproducir en la escuela las experiencias que ya existen fuera de ella ni tampoco acomodarse a las tendencias dominantes en las prácticas sociales. La escuela puede, y debe, responder a la demanda social de compensación de los déficit de experiencias de socialización democrática que existe en la sociedad.
Las reflexiones sobre este tema pueden dividirse en dos grandes categorías: las relacionadas con la dimensión institucional de la educación y las relacionadas con el proceso de enseñanza - aprendizaje.
a) La dimensión institucional
En esta dimensión es preciso revisar todo el debate acerca de la descentralización de la educación, la autonomía a las escuelas e, incluso, las propuestas que tienden a fortalecer las alternativas educativas basadas en las nuevas tecnologías e individualizar cada vez mas el proceso pedagógico. La autonomía y la individualización se orientan a fortalecer el polo de la libertad y el reconocimiento de la identidad. Sin embargo, un proceso de autonomía e individualización que no se articule con la pertenencia a entidades más amplias, rompe la cohesión social y, en definitiva, des-socializa. La autonomía y la personalización no son incompatibles con la vinculación con el otro. La escuela debería, desde este punto de vista, promover experiencias masivas de conectividad - favorecidas ahora por las potencialidades de las nuevas tecnologías - con el diferente, con el lejano. En este sentido, un punto muy importante es el que se refiere a la distribución espacial de las escuelas. En la medida que la población tiende a segmentarse, los barrios son cada vez más homogéneos y los contactos entre diferentes sectores de población más difíciles. Las escuelas deberían promover masivos programas de intercambio, de contactos, de programas comunes, interbarriales, intercomunales, transfronterizos, etc.
Por otra parte, la autonomía y la individualización tampoco son incompatibles con la definición de objetivos comunes, de estándares comunes en términos de aprendizaje, cuya responsabilidad le cabe al Estado central, tanto en su definición como en su regulación.
b) La enseñanza-aprendizaje
Desde el punto de vista del aprendizaje, la cuestión que estamos analizando pone de relieve que no se trata sólo de aspectos cognitivos. La formación ética en particular y la formación de la personalidad en general, trascienden lo cognitivo. Al respecto, nos parece pertinente retomar el concepto de escuela total, que ya fuera presentado hace algunos años, como concepto que puede ayudar en la búsqueda de caminos para enfrentar este nuevo desafío .
5. APRENDER A APRENDER
Los pronósticos acerca de la importancia creciente que asumirá la función de aprender a aprender en la educación del futuro, se basan en dos de las características más importantes de la sociedad moderna: (i) la significativa velocidad que ha adquirido la producción de conocimientos y (ii) la posibilidad de acceder a un enorme volumen de información. A diferencia del pasado, los conocimientos e informaciones adquiridos en el período de formación inicial en las escuelas o universidades no permitirán a las personas desempeñarse por un largo período de su vida activa. La obsolescencia será cada vez más rápida, obligando a procesos de reconversión profesional permanente a lo largo de toda la vida. Pero además de la significativa velocidad en la producción de conocimientos, también existe ahora la posibilidad de acceder a una cantidad enorme de informaciones y de datos que nos obligan a seleccionar, a organizar, a procesar la información, para que podamos utilizarla.
En estas condiciones y para decirlo rápidamente, la educación ya no podrá estar dirigida a la transmisión de conocimientos y de informaciones sino a desarrollar la capacidad de producirlos y de utilizarlos. Este cambio de objetivos está en la base de las actuales tendencias pedagógicas, que ponen el acento en los fenómenos meta - curriculares. David Perkins, por ejemplo, nos llama la atención acerca de la necesidad de distinguir dos tipos de conocimientos: los de orden inferior y los de orden superior. Los primeros son los conocimientos sobre determinadas áreas de la realidad. Los de orden superior son conocimientos sobre el conocimiento. El concepto de meta - curriculum se refiere precisamente al conocimiento de orden superior: conocimientos acerca de como obtener conocimientos, acerca de como pensar correctamente, acerca de nociones tales como hipótesis y prueba, etc.
Si el objetivo de la educación consiste en transmitir estos conocimientos de orden superior, el papel de los docentes no puede seguir siendo el mismo que en el pasado. Su función se resume, desde este punto de vista, en la tarea de enseñar el oficio de aprender, lo cual se contrapone al actual modelo de funcionamiento de la relación entre profesor y alumno, donde el alumno no aprende las operaciones cognitivas destinadas a producir más conocimiento sino las operaciones que permiten triunfar en el proceso escolar. En el modelo actual, el oficio de alumno está basado en una dosis muy alta de instrumentalismo, dirigido a obtener los mejores resultados posibles de acuerdo a los criterios de evaluación, muchas veces implícitos, de los profesores.
¿En qué consiste el oficio de aprender? Al respecto, es interesante constatar que los autores que están trabajando sobre este concepto evocan la metáfora del aprendizaje tradicional de los oficios, basado en la relación entre el experto y el novicio. Pero a diferencia de los oficios tradicionales, lo que distingue al experto del novicio en el proceso de aprender a aprender es la manera como encuentran, retienen, comprenden y operan sobre el saber, en el proceso de resolución de un determinado problema.
A partir de esta pareja "experto-novicio", el papel del docente se define como el un "acompañante cognitivo". En el proceso clásico de aprendizaje de determinados oficios, el procedimiento utilizado por el maestro es visible y observable. El maestro muestra cómo se hacen las cosas. En el aprendizaje escolar, en cambio, estos procedimientos están ocultos y el maestro debe ser capaz de exteriorisar un proceso mental generalmente implícito. El "acompañante cognitivo" debe, por ello, desarrollar una batería de actividades destinadas a hacer explícitos los comportamientos implícitos de los expertos, de manera tal que el alumno pueda observarlos, compararlos con sus propios modos de pensar, para luego - poco a poco - ponerlos en práctica con la ayuda del maestro y de los otros alumnos . En síntesis, pasar del estado de novicio al estado de experto consiste en incorporar las operaciones que permiten tener posibilidades y alternativas más amplias de comprensión y solución de problemas.
El concepto de "acompañante cognitivo" permite apreciar los cambios en el rol del maestro o del profesor como modelo. En el esquema clásico de análisis de la profesión docente, el perfil "ideal" del docente era definido a partir de rasgos de personalidad ajenos a la práctica cotidiana de la enseñanza. En este nuevo enfoque, en cambio, el docente puede desempeñar el papel de modelo desde el punto de vista del propio proceso de aprendizaje.
La modelización del docente consistiría, de acuerdo a este enfoque, en poner de manifiesto la forma cómo un experto desarrolla su actividad, de manera tal que los alumnos puedan observar y construir un modelo conceptual de los procesos necesarios para cumplir con una determinada tarea. Se trata, en consecuencia, de exteriorizar aquello que habitualmente es tácito e implícito .
Sobre estas bases, el desempeño docente permitiría, al menos teoricamente, superar algunos de los dilemas típicos de los profesores de enseñanza secundaria, particularmente el dilema producido alrededor de la identidad del profesor como educador o como especialista en su disciplina. Como se sabe, el profesor de secundaria - a diferencia del maestro de escuela básica -, enseña una determinada disciplina. Esta vinculación con el conocimiento produce una doble lógica de intereses, lealtades y pautas de prestigio: las que provienen de la disciplina y las que provienen de la profesión de educador. Los diagnósticos al respecto son elocuentes. José M. Esteve, en un reciente ensayo sobre la formación inicial de los profesores de secundaria, señalaba con claridad que las instituciones de formación de los profesores, generalmente las universidades, ofrecen un modelo de identificación profesional basado en el concepto de investigador - especialista, más que en el concepto de profesor - educador. Tomando el ejemplo de la historia, Esteve señala que "los estudiantes se definen a sí mismos como futuros historiadores y no como futuros profesores de historia" y que "la enseñanza en la secundaria sólo es percibida como una alternativa de segundo orden: un fastidio lamentable para escapar al paro". Este fenómeno se presenta con características más o menos similares para otras áreas como las ciencias y las artes, donde los estudiantes son formados como científicos o como artistas y no como profesores de esas áreas del proceso pedagógico.
Esta dimensión del problema de los profesores de secundaria es una de las cuestiones claves de la actual crisis de este nivel. En la medida que la cobertura se ha universalizado y que una parte importante de la educación secundaria clásica pasa a formar parte de la educación obligatoria, el modelo tradicional del profesor por disciplina que va de un establecimiento a otro, sin tener en cuenta las características individuales de sus alumnos ni el perfil institucional del establecimiento, asume características significativamente disfuncionales con los objetivos perseguidos.
Sin embargo, desde el momento que la tarea de enseñar no se reduce a transmitir conocimientos e informaciones de una disciplina -la historia, por ejemplo- sino las operaciones que definen el trabajo del historiador, la dicotomía entre la enseñanza y el trabajo científico tiende a reducirse. Este enfoque implica, obviamente, un esfuerzo mucho mayor en el proceso de aprendizaje, tanto por parte del profesor como de los alumnos y abre una serie muy importante de problemas para la formación inicial de los profesores, sus modalidades de trabajo pedagógico, sus criterios de evaluación y los materiales didácticos.
Aprender a aprender también modifica la estructura institucional de los sistemas educativos. A partir del momento en el cual dejamos de concebir la educación como una etapa de la vida y aceptamos que debemos aprender a lo largo de todo nuestro ciclo vital, la estructura de los sistemas educativos está sometida a nuevas exigencias. La educación permanente, la articulación estrecha entre educación y trabajo, los mecanismos de acreditación de saberes para la reconversión permanente, etc. son algunos de los nuevos problemas y desafíos que la educación debe enfrentar en términos institucionales.
REFERENCIAS
Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI. La educación encierra un tesoro. Madrid, Santillana-Ediciones UNESCO, 1996.
Ver, por ejemplo, Manuel Castells. La era de la Información. Economía, Sociedad y Cultura. Madrid, Alianza, 1997. También Luc Boltansky y Eve Chiapello Le Nouvel esprit du capitalisme. Gallimard, París, 1999.
André Gorz. Métamorphose du travail. París, Ed. Galilée, 1988. Robert Castel. Les métamorphoses de la question social; Une cronique du salariat. Paris, Fayard, 1995.
Jean-Baptiste de Foucauld et Denis Piveteau. Une société en quête de sens. Paris, Editions Odile Jacob, 1995.
Dominique Schnapper. La communauté des citoyens; Sur l’idée moderne de nation. París, Gallimard, 1994.
Jean-Marie Guéhenno. L’avenir de la liberté; la démocratie dans la mondialisation. París, Flammarion, 1999.
M. Castells, op. cit. vol.II, pág. 304.
Dominique Wolton. La dernière utopie. Naissance de l’Europe démocratique. París, Flammarion, 1993.
Giddens. Consecuencias de la modernidad. Madrid, Alianza, 1997.
Edgar Morin, La tête bien faite; Repenser la réforme, réformer la pensée. Paris, Seuil, 1999.
Giddens, op. cit.
Juan Carlos Tedesco. El Nuevo Pacto Educativo. Madrid, Anaya, 1995, cap. 6.
Ver, por ejemplo, David Perkins. La escuela inteligente; Del adiestramiento de la memoria a la educación de la mente. Barcelona, Gedisa, 1995. Stuart MacLure y Peter Davies. Aprender a pensar, pensar en aprender. Barcelona, Gedisa, 1995.
Goery Delacôte,. Savoir apprendre; Les nouvelles méthodes. Paris, Ed. Odile Jacob, 1996.
Idem, pag 159.
José M. Esteve. La formación inicial de los profesores de secundaria; Una reflexión sobre el curso de cualificación pedagógica. Barcelona, Editorial Ariel, 1997.
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Según el informe Delors, uno de los retos de la educación en la sociedad del conocimiento es aprender a vivir juntos. Este gran objetivo, que conecta plenamente con la misión de Educación para la Ciudadanía, habla de la construcción de un orden social donde podamos convivir cohesionados pero manteniendo nuestra identidad como diferentes.
1.INTRODUCCIÓN
Aprender a aprender y Aprender a vivir juntos han sido postulados como los dos pilares que expresan los nuevos desafíos que debe enfrentar la educación en el marco de las profundas transformaciones que vive la sociedad . El primero de ellos sintetiza los desafíos educativos desde el punto de vista del desarrollo cognitivo, mientras que el segundo sintetiza los desafíos relativos a la construcción de un orden social donde podamos convivir cohesionados pero manteniendo nuestra identidad como diferentes. Para comprender las razones por las cuales ha sido posible y necesario postular estos dos pilares, es preciso tener una visión acerca de las tendencias y las lógicas que actualmente predominan en la dinámica de lo que ha dado el llamarse "sociedad del conocimiento".
2. CAMBIOS SOCIO-ECONÓMICOS
La literatura sobre las nuevas formas que asume la organización social capitalista es abundante y se ha visto enriquecida recientemente por algunos aportes críticos muy significativos . Desde el punto de vista productivo, existe consenso en reconocer que la rápida y profunda transformación tecnológica, así como la globalización y la competencia exacerbada por conquistar mercados, están modificando los patrones de producción y de organización del trabajo. Estaríamos pasando de un sistema de organización del trabajo basado en la división en jerarquías piramidales y destinado a la producción masiva, a un sistema orientado al consumo diversificado y basado en una organización en redes, donde se otorgan amplios poderes de decisión a las unidades locales. Estos cambios se apoyan en la utilización de nuevas tecnologías, que permiten la producción de pequeñas partidas de artículos cada vez más adaptados a los diferentes clientes y facilitan significativamente la comunicación entre las diferentes unidades de producción.
Las ideas de fábrica flexible, adaptable a mercados cambiantes tanto en volúmenes como en especificaciones, de equipos multipropósito, de plantas multiproducto, de innovación y de mejora continua de los productos, de polivalencia del personal, de distribución homogénea de la inteligencia y de formas combinadas de competencia y asociación, son todos conceptos habituales en los análisis actuales sobre la organización del trabajo. Estos conceptos se refieren a un modelo que supera las formas tradicionales del taylorismo y el fordismo, basados en la producción en serie para mercados masivos, a través de grandes organizaciones con estructuras internas jerarquizadas en forma piramidal.
Pero la organización del trabajo basada en la innovación permanente, la flexibilidad interna y la ruptura de las categorías fijas, al mismo tiempo que provoca la eliminación de las jerarquías tradicionales, muestra tendencias que contienen un potencial destructivo muy importante.
En primer lugar, estos cambios están provocando un aumento significativo de la desigualdad social. Los datos globales sobre distribución del ingreso y de la riqueza indican que se ha producido un fuerte proceso de concentración. Esta tendencia a la concentración de la apropiación de los beneficios del crecimiento económico se percibe en el conjunto de los países, aunque su rapidez y su intensidad sean diferentes. Si bien las explicaciones de este fenómeno coinciden en reconocer la complejidad de los factores que están actuando en estos procesos, también son coincidentes en advertir que uno de los factores fundamentales es la transformación en la organización del trabajo.
Al respecto, las informaciones disponibles permiten apreciar que si bien las nuevas tecnologías aumentan significativamente la productividad, suprimen numerosos puestos de trabajo. En este contexto, la mayor parte de los nuevos puestos de trabajo no se crean en los sectores tecnológicamente más avanzados, sino fundamentalmente en los servicios, donde el costo del trabajo representa una proporción importante del precio del producto.
Esta diferencia en el ritmo de creación de puestos de trabajo está asociada a diferencias en los salarios. Mientras que los sectores de alta productividad pueden tener políticas salariales generosas, los sectores de servicios, donde el vínculo entre salarios y empleo es muy alto, están obligados a aumentar muy moderadamente los salarios si quieren que crezca el empleo. Esta dinámica donde el empleo disminuye en los sectores que pueden pagar buenos salarios y aumenta en aquellos que pagan salarios modestos, explica las razones por las cuales la recomposición del empleo en función de la evolución tecnológica aumenta la desigualdad.
En segundo lugar, las transformaciones en la organización del trabajo están provocando no sólo el aumento de la desigualdad sino la aparición de un fenómeno social nuevo: la exclusión de la participación en el ciclo productivo. A partir de la exclusión en el trabajo, se produciría una exclusión social más general o - como prefieren decir algunos autores - una des-afiliación con respecto a las instancias sociales más significativas. En este sentido, los estudios acerca de las posibilidades que ofrecen las nuevas formas de organización del trabajo indican que ellas podrían incorporar de manera estable sólo a una minoría de trabajadores, para los cuales habría garantías de seguridad en el empleo a cambio de una identificación total con la empresa y con sus requerimientos de reconversión permanente. Para el resto, en cambio, se crearían condiciones de extrema precariedad, expresadas a través de formas tales como contratos temporarios, trabajos interinos, trabajos de tiempo parcial y, en el extremo de estas situaciones, el desempleo. El fenómeno de la exclusión social constituye, desde este punto de vista, el principal problema provocado por la evolución de las nuevas modalidades de producción .
El aumento de la desigualdad y la aparición de la exclusión como un fenómeno masivo son procesos particularmente complejos. En primer lugar, es preciso reiterar que el aumento de la desigualdad coexiste con una significativa disminución de la importancia de las jerarquías tradicionales. La organización actual del trabajo tiende a reemplazar las tradicionales pirámides de relaciones de autoridad, por redes de relaciones cooperativas. En este esquema, todas las fases del proceso productivo son importantes y el personal, en cualquier nivel de jerarquía que se ubique, juega un papel crucial. El concepto de "calidad total", que orienta las transformaciones en los actuales modelos de gestión, supone una relación mucho más igualitaria que en el pasado entre los que se incorporan a las unidades productivas. Pero esta mayor igualdad entre los incluídos implica una separación mucho más significativa con respecto a los excluídos.
Los cambios en la organización del trabajo están acompañados por modificaciones igualmente profundas en la dimensión política y cultural de la sociedad. Desde el punto de vista político, una de las características más importantes es la que tiene que ver con los procesos de deslocalización y relocalización de las pertenencias y de las identidades nacionales y culturales. Asociado al proceso de globalización económica, se ha producido una tendencia a construir entidades políticas supranacionales capaces de enfrentar los desafíos que se plantean tanto a nivel planetario como multinacional, tales como los volúmenes crecientes de transacciones financieras internacionales, los problemas derivados del cuidado del medio ambiente (agujero en la capa de ozono, recalentamiento de la corteza terrestre, etc.), la expansión del delito internacional (narcotráfico, prostitución, etc.) y la expansión de Internet como vehículo de circulación de información sin regulación posible a nivel nacional.
Como resultado de estos procesos el concepto de ciudadanía asociado a la Nación , ha comenzado a perder significado. En su reemplazo, aparecen tanto la adhesión a entidades supranacionales como también, al contrario, un repliegue sobre el comunitarismo local, donde la integración se define fundamentalmente como integración cultural y no como integración política. En un ensayo reciente, Guehneno analiza las nuevas formas de particularismo y de universalismo creadas a partir de los procesos de globalización económica y cultural apoyados en las nuevas tecnologías de la información. Su hipótesis es que, al contrario de las comunidades territoriales de ayer, las comunidades virtuales son comunidades de elección, lo cual las hace más homogéneas pero también más cerradas. Un ejemplo de esto se advierte incluso en el urbanismo de las grandes ciudades, donde el encierro de los barrios, protegidos por una red de autopistas, permite reducir al mínimo los riesgos de encuentros entre ricos y pobres. El comercio informático también favorece este proceso de aislamiento y de homogeneización. Esta comunidad virtual que se está creando a partir de las nuevas condiciones sociales carece de una base común, de un espacio común. La elección que hace cada visitante de muchos "sitios" de Internet es siempre precaria e inestable. Un visitante no es un ciudadano.
Este cambio en el concepto de ciudadanía tiene enormes implicaciones. La aparición de lo local y lo supranacional como nuevos espacios de participación social, está asociada a fenómenos de ruptura de la acción política tal como se la concebía hasta ahora . La construcción de un concepto de ciudadanía mundial, de ciudadanía planetaria, exige un concepto de solidaridad vinculado a la pertenencia al género humano y no a alguna de sus formas particulares. Esta construcción, sin embargo, enfrenta enormes dificultades, la mayoría de las cuales está vinculada a las formas a través de las cuales se produce el proceso de globalización.
Desde el punto de vista económico, la globalización no significa sólo que los capitales puedan moverse rápida y libremente por todo el planeta. El fenómeno socialmente más importante es que como las empresas pueden instalarse en cualquier parte del mundo y mantenerse conectadas a través de redes de información, ellas tienden a radicarse allí donde los costes son menores. Este fenómeno produce lo que se ha denominado "una espiral descendente de reducción de costes sociales", que tiende a debilitar la capacidad de los estados-nacionales para mantener los niveles tradicionales de beneficios sociales y de bienestar. La globalización económica, en síntesis, reduce la capacidad del estado para definir su política monetaria, su presupuesto, su recaudación de impuestos y la satisfacción de las necesidades sociales de su población.
Al estar basada fundamentalmente en la lógica económica y en la expansión del mercado, la globalización rompe los compromisos locales y las formas habituales de solidaridad y de cohesión con nuestros semejantes. Las élites que actúan a nivel global tienden a comportarse sin compromisos con los destinos de las personas afectadas por las consecuencias de la globalización. La respuesta a este comportamiento por parte de los que quedan excluídos de la globalización es el refugio en la identidad local, donde la cohesión del grupo se apoya en el rechazo a los "externos".
En este sentido, numerosos diagnósticos de la sociedad actual muestran que la ruptura de los vínculos tradicionales de solidaridad provocada por el proceso de globalización ha generado nuevas formas de exclusión, de soledad y de marginalidad. Las formas de asociación y de expresión de algunos de estos sectores excluídos tienden a apoyarse en valores de intolerancia, de discriminación y de exacerbación de los particularismos. Mientras en la cúpula, las elites que participan de la economía supranacional plantean el riesgo que su desapego a la nación estimule un individualismo a-social, basado en la falta total de solidaridad, en la base se aprecian fenómenos regresivos de rechazo al diferente, de xenofobia y de cohesión autoritaria.
Manuel Castells, en su libro ya citado, explica con claridad este proceso, que da lugar a la aparición del fenómeno actual del fundamentalismo y de estados-fundamentalistas. De acuerdo a su análisis, el estado-nación, para sobrevivir a su crisis de legitimidad, cede poder y recursos a los gobiernos locales y regionales. En este proceso, pierde capacidad para igualar los intereses diferentes y representar el "interés general" representado en el estado-nación. Este proceso des-legitima aun mas al estado, particularmente frente a las minorías discriminadas, que buscan protección en las comunidades locales o en otro tipo de estructuras: "... lo que comenzó como un proceso de relegitimación del estado, mediante el paso del poder nacional al local, puede acabar profundizando la crisis de legitimación del estado-nación y la tribalización de la sociedad en comunidades construidas en torno a identidades primarias".
En síntesis, el optimismo de hace unos pocos años sobre las posibilidades democráticas abiertas por la construcción de entidades políticas supranacionales, se ha diluido rapidamente. Las dificultades, sin embargo, no implican un retorno a la situación anterior. Las experiencias recientes han demostrado que si bien el Estado-Nación no puede ser mantenido en su forma tradicional, tampoco puede ser olvidado tan fácilmente.. En este sentido, el debate europeo acerca de la construcción de un concepto de ciudadanía basado en una comunidad de naciones ha permitido apreciar la importancia de lo que algunos autores han denominado la "ruptura cognitiva" que implica superar el concepto de ciudadanía basado en el Estado-Nación. Para promover una ciudadanía europea o supra-nacional, el problema fundamental consiste en superar el déficit de experiencias que tienen la mayor parte de los ciudadanos en relación a lo que puede constituir una ciudadanía de este tipo. Según estos autores, la construcción de los instrumentos institucionales de la ciudadanía europea estaría mucho más avanzada que la experiencia colectiva de las personas. Esta distancia podría explicar la significativa diferencia que existe actualmente entre las elites y la opinión pública en la manera de percibir el proceso de construcción europea .En este sentido, la integración en una unidad mayor sólo será posible a partir de una sólida y segura identidad cultural propia. La confianza en sí mismo constituye, desde este punto de vista, un punto de partida central de cualquier estrategia de integración y de comprensión del "otro". El miedo, la inseguridad, la subvaloración de lo propio no pueden, en ningún caso, ser la fuente de una nueva cultura ciudadana.
3. CAMBIOS EN EL PAPEL DEL CONOCIMIENTO
Este conjunto de cambios económicos, políticos, sociales y culturales responde a diversos factores, entre los cuales se destaca el papel cada vez más relevante de conocimiento. La denominación de la sociedad actual como "sociedad del conocimiento", o "sociedad de la información", ha ganado muchos adeptos entre los autores que se dedican a los análisis prospectivos. Anthony Giddens conceptualizó este papel del conocimiento a través de la categoría de reflexividad que, según sus análisis, es el rasgo central de la sociedad actual. El proceso de modernización de la sociedad - sostiene Giddens - ha ampliado los ámbitos de reflexión hacia áreas tradicionalmente reguladas por la tradición.
Esta centralidad del conocimiento inspiró inicialmente algunas posturas optimistas acerca del futuro de la sociedad, ya que la idea según la cual el desarrollo cognitivo tiene alguna influencia en las conductas y el comportamiento de las personas ha estado siempre en la base de las propuestas de cambio social. Enseñar a pensar bien, a pensar mejor, ha estado asociado generalmente a la idea de formar un ser más "humano". Las últimas versiones de este enfoque provienen de pensadores vinculados al desarrollo de enfoques interdisciplinarios que permitan comprender adecuadamente la complejidad de los fenómenos. El supuesto básico de este enfoque es que las personas capaces de comprender la complejidad actuarían de manera más responsable y consciente.
En términos de Edgar Morin, por ejemplo, la inteligencia que sólo sabe separar atrofia las facultades de comprehensión y de reflexión, eliminando así las posibilidades de un juicio correcto o de una perspectiva de largo plazo. Una inteligencia incapaz de percibir el contexto y el complejo planetario, convierte a las personas en ciegas, inconscientes e irresponsables .
Pero lo novedoso del análisis de Giddens es la advertencia que la mayor reflexividad no está acompañada por mayores niveles de certidumbre sino, al contrario, por mayor inestabilidad e inseguridad. "Nos encontramos en un mundo totalmente constituido a través del conocimiento aplicado reflexivamente, pero en donde al mismo tiempo nunca podemos estar seguros de que no será revisado algún elemento dado de ese conocimiento." (...) "Bajo las condiciones de modernidad, ningún conocimiento es conocimiento en el antiguo sentido del mismo, donde ’saber’ es tener certeza, y esto se aplica por igual a las ciencias naturales y a las ciencias sociales."(.) "...es falsa la tesis de que a más conocimiento sobre la vida social (incluso si ese conocimiento está tan bien apuntalado empíricamente como sea posible) equivale a un mayor control sobre nuestro destino. Esto es verdad (discutiblemente) en el mundo físico, pero no en el universo de los acontecimientos sociales". Cuanto más conocemos de la vida social, más contribuimos a su carácter inestable. "La cuestión no radica en que no exista un mundo social estable para ser conocido, sino que el conocimiento de ese mundo contribuye a su carácter cambiante e inestable".
Este papel crítico del conocimiento implica también una modificación de las bases sobre las cuales se construyen los niveles de confianza, de fiabilidad, de legitimidad en el funcionamiento del sistema social. Resumiendo muy brevemente los análisis de Giddens al respecto, se puede decir que en las culturas premodernas predominaban cuatro ámbitos de confianza. El primero es el sistema de parentesco donde, independientemente de los afectos o conflictos que se perciban en el seno de la familia, los vínculos ofrecían un tejido de protección y de confianza muy importante. El segundo es la comunidad local, ya que la localización de las relaciones es una condición importante de estabilidad y confianza. El tercero es la cosmología religiosa. Las creencias religiosas constituyen un marco de referencia que da explicaciones a los acontecimientos y, en esa medida, brinda seguridad. El cuarto contexto es la tradición. A diferencia de la religión, la tradición brinda confianza no porque da un marco de referencia sino porque asegura una manera de hacer las cosas con relación al tiempo. La confianza basada en la tradición proviene de la seguridad de que las cosas "siempre se han hecho así".
En las culturas modernas, en cambio, estos cuatro órdenes de confianza han perdido importancia. Las relaciones de parentesco tienden a ser reemplazadas por relaciones de amistad, la comunidad local por sistemas sociales abstractos y la cosmología religiosa y la tradición, por una orientación al futuro, como fuente de legitimidad. A su vez, la relación entre la acción social y el conocimiento es diferente. En los entornos sociales premodernos, las personas podían hacer oídos sordos a los pronunciamientos de sacerdotes, sabios o hechiceros y continuar con las rutinas de la actividad cotidiana. Pero en el mundo moderno no puede suceder lo mismo con respecto al conocimiento experto. Por esta razón, en las sociedades modernas los contactos con expertos o con sus representantes o delegados, son lógicos y necesarios. Pero este contacto, por su propia naturaleza reflexiva, produce una permanente tensión entre fiabilidad y escepticismo, entre confianza e incertidumbre.
En síntesis, el papel de la educación y del conocimiento en la formación del ciudadano implica incorporar en los procesos educativos una mayor orientación hacia la personalización del proceso de aprendizaje, hacia la construcción de la capacidad de construir aprendizajes, de construir valores, de construir la propia identidad. En este sentido, la mayor incertidumbre que genera esta sociedad de alta reflexividad se resuelve - en términos relativos, por supuesto -con mayor reflexividad y no con menos reflexividad.
4. APRENDER A VIVIR JUNTOS
Si bien vivimos un período donde muchas transformaciones pueden tener carácter transitorio, existen suficientes evidencias que hacen posible sostener que, en el nuevo capitalismo, la posibilidad de vivir juntos no constituye una consecuencia "natural" del orden social sino una aspiración que debe ser socialmente construida. Algunos conceptos y debates tradicionales deben, por ello, ser revisados. Así, por ejemplo, reforzar el vínculo entre educación y cohesión ya no puede ser considerado simplemente como una aspiración conservadora y reproductora del orden social dominante. A la inversa, promover estrategias educativas centradas en el desarrollo del individuo no constituye necesariamente un enfoque liberador, alternativo a las tendencias dominantes.
Asistimos a fenómenos de individualismo a-social y de fundamentalismo autoritario que comparten una característica común: la negación de la dimensión política de la sociedad. En el primer caso, las decisiones se toman en función de la lógica del mercado y el ciudadano es reemplazado por el consumidor o el cliente. En el segundo, el ciudadano es reemplazado por el grupo, el clan, la tribu o cualquier otra forma de identidad adscriptiva. Vivir juntos, en cambio, siempre ha implicado la existencia de un compromiso con el otro. La elaboración de este compromiso, a diferencia de la dinámica propia de la sociedad industrial, ya no puede surgir como producto exclusivo de determinaciones económicas o culturales. Debe, en cambio, ser construido de manera más voluntaria y más electiva. Esta es la razón última por la cual el objetivo de vivir juntos constituye un objetivo de aprendizaje y un objetivo de política educativa. Intentar comprender esta situación constituye un paso necesario para brindar un soporte teórico sólido y un sentido organizador a la definición de líneas de acción para todos aquellos que trabajan por una sociedad más justa y solidaria.
A partir de este punto de apoyo teórico, es posible postular algunas líneas de trabajo pedagógico. En primer lugar, obviamente, todo el análisis efectuado hasta aquí pone de relieve la importancia que adquiere la introducción de los objetivos de cohesión social, de respeto al diferente, de solidaridad, de resolución de los conflictos a través del diálogo y la concertación, en las prácticas educativas. En este sentido, es posible analizar el concepto de escuela como ámbito "artificial" de socialización. La apertura de la escuela a las demandas sociales no significa reproducir en la escuela las experiencias que ya existen fuera de ella ni tampoco acomodarse a las tendencias dominantes en las prácticas sociales. La escuela puede, y debe, responder a la demanda social de compensación de los déficit de experiencias de socialización democrática que existe en la sociedad.
Las reflexiones sobre este tema pueden dividirse en dos grandes categorías: las relacionadas con la dimensión institucional de la educación y las relacionadas con el proceso de enseñanza - aprendizaje.
a) La dimensión institucional
En esta dimensión es preciso revisar todo el debate acerca de la descentralización de la educación, la autonomía a las escuelas e, incluso, las propuestas que tienden a fortalecer las alternativas educativas basadas en las nuevas tecnologías e individualizar cada vez mas el proceso pedagógico. La autonomía y la individualización se orientan a fortalecer el polo de la libertad y el reconocimiento de la identidad. Sin embargo, un proceso de autonomía e individualización que no se articule con la pertenencia a entidades más amplias, rompe la cohesión social y, en definitiva, des-socializa. La autonomía y la personalización no son incompatibles con la vinculación con el otro. La escuela debería, desde este punto de vista, promover experiencias masivas de conectividad - favorecidas ahora por las potencialidades de las nuevas tecnologías - con el diferente, con el lejano. En este sentido, un punto muy importante es el que se refiere a la distribución espacial de las escuelas. En la medida que la población tiende a segmentarse, los barrios son cada vez más homogéneos y los contactos entre diferentes sectores de población más difíciles. Las escuelas deberían promover masivos programas de intercambio, de contactos, de programas comunes, interbarriales, intercomunales, transfronterizos, etc.
Por otra parte, la autonomía y la individualización tampoco son incompatibles con la definición de objetivos comunes, de estándares comunes en términos de aprendizaje, cuya responsabilidad le cabe al Estado central, tanto en su definición como en su regulación.
b) La enseñanza-aprendizaje
Desde el punto de vista del aprendizaje, la cuestión que estamos analizando pone de relieve que no se trata sólo de aspectos cognitivos. La formación ética en particular y la formación de la personalidad en general, trascienden lo cognitivo. Al respecto, nos parece pertinente retomar el concepto de escuela total, que ya fuera presentado hace algunos años, como concepto que puede ayudar en la búsqueda de caminos para enfrentar este nuevo desafío .
5. APRENDER A APRENDER
Los pronósticos acerca de la importancia creciente que asumirá la función de aprender a aprender en la educación del futuro, se basan en dos de las características más importantes de la sociedad moderna: (i) la significativa velocidad que ha adquirido la producción de conocimientos y (ii) la posibilidad de acceder a un enorme volumen de información. A diferencia del pasado, los conocimientos e informaciones adquiridos en el período de formación inicial en las escuelas o universidades no permitirán a las personas desempeñarse por un largo período de su vida activa. La obsolescencia será cada vez más rápida, obligando a procesos de reconversión profesional permanente a lo largo de toda la vida. Pero además de la significativa velocidad en la producción de conocimientos, también existe ahora la posibilidad de acceder a una cantidad enorme de informaciones y de datos que nos obligan a seleccionar, a organizar, a procesar la información, para que podamos utilizarla.
En estas condiciones y para decirlo rápidamente, la educación ya no podrá estar dirigida a la transmisión de conocimientos y de informaciones sino a desarrollar la capacidad de producirlos y de utilizarlos. Este cambio de objetivos está en la base de las actuales tendencias pedagógicas, que ponen el acento en los fenómenos meta - curriculares. David Perkins, por ejemplo, nos llama la atención acerca de la necesidad de distinguir dos tipos de conocimientos: los de orden inferior y los de orden superior. Los primeros son los conocimientos sobre determinadas áreas de la realidad. Los de orden superior son conocimientos sobre el conocimiento. El concepto de meta - curriculum se refiere precisamente al conocimiento de orden superior: conocimientos acerca de como obtener conocimientos, acerca de como pensar correctamente, acerca de nociones tales como hipótesis y prueba, etc.
Si el objetivo de la educación consiste en transmitir estos conocimientos de orden superior, el papel de los docentes no puede seguir siendo el mismo que en el pasado. Su función se resume, desde este punto de vista, en la tarea de enseñar el oficio de aprender, lo cual se contrapone al actual modelo de funcionamiento de la relación entre profesor y alumno, donde el alumno no aprende las operaciones cognitivas destinadas a producir más conocimiento sino las operaciones que permiten triunfar en el proceso escolar. En el modelo actual, el oficio de alumno está basado en una dosis muy alta de instrumentalismo, dirigido a obtener los mejores resultados posibles de acuerdo a los criterios de evaluación, muchas veces implícitos, de los profesores.
¿En qué consiste el oficio de aprender? Al respecto, es interesante constatar que los autores que están trabajando sobre este concepto evocan la metáfora del aprendizaje tradicional de los oficios, basado en la relación entre el experto y el novicio. Pero a diferencia de los oficios tradicionales, lo que distingue al experto del novicio en el proceso de aprender a aprender es la manera como encuentran, retienen, comprenden y operan sobre el saber, en el proceso de resolución de un determinado problema.
A partir de esta pareja "experto-novicio", el papel del docente se define como el un "acompañante cognitivo". En el proceso clásico de aprendizaje de determinados oficios, el procedimiento utilizado por el maestro es visible y observable. El maestro muestra cómo se hacen las cosas. En el aprendizaje escolar, en cambio, estos procedimientos están ocultos y el maestro debe ser capaz de exteriorisar un proceso mental generalmente implícito. El "acompañante cognitivo" debe, por ello, desarrollar una batería de actividades destinadas a hacer explícitos los comportamientos implícitos de los expertos, de manera tal que el alumno pueda observarlos, compararlos con sus propios modos de pensar, para luego - poco a poco - ponerlos en práctica con la ayuda del maestro y de los otros alumnos . En síntesis, pasar del estado de novicio al estado de experto consiste en incorporar las operaciones que permiten tener posibilidades y alternativas más amplias de comprensión y solución de problemas.
El concepto de "acompañante cognitivo" permite apreciar los cambios en el rol del maestro o del profesor como modelo. En el esquema clásico de análisis de la profesión docente, el perfil "ideal" del docente era definido a partir de rasgos de personalidad ajenos a la práctica cotidiana de la enseñanza. En este nuevo enfoque, en cambio, el docente puede desempeñar el papel de modelo desde el punto de vista del propio proceso de aprendizaje.
La modelización del docente consistiría, de acuerdo a este enfoque, en poner de manifiesto la forma cómo un experto desarrolla su actividad, de manera tal que los alumnos puedan observar y construir un modelo conceptual de los procesos necesarios para cumplir con una determinada tarea. Se trata, en consecuencia, de exteriorizar aquello que habitualmente es tácito e implícito .
Sobre estas bases, el desempeño docente permitiría, al menos teoricamente, superar algunos de los dilemas típicos de los profesores de enseñanza secundaria, particularmente el dilema producido alrededor de la identidad del profesor como educador o como especialista en su disciplina. Como se sabe, el profesor de secundaria - a diferencia del maestro de escuela básica -, enseña una determinada disciplina. Esta vinculación con el conocimiento produce una doble lógica de intereses, lealtades y pautas de prestigio: las que provienen de la disciplina y las que provienen de la profesión de educador. Los diagnósticos al respecto son elocuentes. José M. Esteve, en un reciente ensayo sobre la formación inicial de los profesores de secundaria, señalaba con claridad que las instituciones de formación de los profesores, generalmente las universidades, ofrecen un modelo de identificación profesional basado en el concepto de investigador - especialista, más que en el concepto de profesor - educador. Tomando el ejemplo de la historia, Esteve señala que "los estudiantes se definen a sí mismos como futuros historiadores y no como futuros profesores de historia" y que "la enseñanza en la secundaria sólo es percibida como una alternativa de segundo orden: un fastidio lamentable para escapar al paro". Este fenómeno se presenta con características más o menos similares para otras áreas como las ciencias y las artes, donde los estudiantes son formados como científicos o como artistas y no como profesores de esas áreas del proceso pedagógico.
Esta dimensión del problema de los profesores de secundaria es una de las cuestiones claves de la actual crisis de este nivel. En la medida que la cobertura se ha universalizado y que una parte importante de la educación secundaria clásica pasa a formar parte de la educación obligatoria, el modelo tradicional del profesor por disciplina que va de un establecimiento a otro, sin tener en cuenta las características individuales de sus alumnos ni el perfil institucional del establecimiento, asume características significativamente disfuncionales con los objetivos perseguidos.
Sin embargo, desde el momento que la tarea de enseñar no se reduce a transmitir conocimientos e informaciones de una disciplina -la historia, por ejemplo- sino las operaciones que definen el trabajo del historiador, la dicotomía entre la enseñanza y el trabajo científico tiende a reducirse. Este enfoque implica, obviamente, un esfuerzo mucho mayor en el proceso de aprendizaje, tanto por parte del profesor como de los alumnos y abre una serie muy importante de problemas para la formación inicial de los profesores, sus modalidades de trabajo pedagógico, sus criterios de evaluación y los materiales didácticos.
Aprender a aprender también modifica la estructura institucional de los sistemas educativos. A partir del momento en el cual dejamos de concebir la educación como una etapa de la vida y aceptamos que debemos aprender a lo largo de todo nuestro ciclo vital, la estructura de los sistemas educativos está sometida a nuevas exigencias. La educación permanente, la articulación estrecha entre educación y trabajo, los mecanismos de acreditación de saberes para la reconversión permanente, etc. son algunos de los nuevos problemas y desafíos que la educación debe enfrentar en términos institucionales.
REFERENCIAS
Comisión Internacional sobre la educación para el siglo XXI. La educación encierra un tesoro. Madrid, Santillana-Ediciones UNESCO, 1996.
Ver, por ejemplo, Manuel Castells. La era de la Información. Economía, Sociedad y Cultura. Madrid, Alianza, 1997. También Luc Boltansky y Eve Chiapello Le Nouvel esprit du capitalisme. Gallimard, París, 1999.
André Gorz. Métamorphose du travail. París, Ed. Galilée, 1988. Robert Castel. Les métamorphoses de la question social; Une cronique du salariat. Paris, Fayard, 1995.
Jean-Baptiste de Foucauld et Denis Piveteau. Une société en quête de sens. Paris, Editions Odile Jacob, 1995.
Dominique Schnapper. La communauté des citoyens; Sur l’idée moderne de nation. París, Gallimard, 1994.
Jean-Marie Guéhenno. L’avenir de la liberté; la démocratie dans la mondialisation. París, Flammarion, 1999.
M. Castells, op. cit. vol.II, pág. 304.
Dominique Wolton. La dernière utopie. Naissance de l’Europe démocratique. París, Flammarion, 1993.
Giddens. Consecuencias de la modernidad. Madrid, Alianza, 1997.
Edgar Morin, La tête bien faite; Repenser la réforme, réformer la pensée. Paris, Seuil, 1999.
Giddens, op. cit.
Juan Carlos Tedesco. El Nuevo Pacto Educativo. Madrid, Anaya, 1995, cap. 6.
Ver, por ejemplo, David Perkins. La escuela inteligente; Del adiestramiento de la memoria a la educación de la mente. Barcelona, Gedisa, 1995. Stuart MacLure y Peter Davies. Aprender a pensar, pensar en aprender. Barcelona, Gedisa, 1995.
Goery Delacôte,. Savoir apprendre; Les nouvelles méthodes. Paris, Ed. Odile Jacob, 1996.
Idem, pag 159.
José M. Esteve. La formación inicial de los profesores de secundaria; Una reflexión sobre el curso de cualificación pedagógica. Barcelona, Editorial Ariel, 1997.
Un artículo de Fernando Trujillo, Profesor de la Universidad de Granada. Especialista en educación y enseñanza de idiomas.
¿Qué sensación ha provocado en ti el título de este texto?¿Estarías de acuerdo con él o en desacuerdo?¿Lo firmarías tú?¿Te imaginas a ti realizando tal afirmación en tu propio centro?¿En una reunión de amigas y amigos?¿Ante unos padres?
Lo cierto es que a pesar de que ahora sea un deporte nacional hablar mal de la escuela, la escuela ha funcionado bien históricamente dadas las expectativas que había depositadas en ellas, que eran, básicamente, la formación y la selección. Por un lado, la escuela debía preparar a los menores para la entrada en la vida adulta mediante la adquisición de una serie de conocimientos atesorados y apreciados por la sociedad: la alfabetización, el gusto artístico, el conocimiento matemático o científico-tecnológico, etc., eran cuestiones que se adquirían de manera fundamental en la escuela o quedaban, sin remedio, fuera del acceso del individuo.
Por otro lado, la escuela ha sido la gran agencia de selección de personal. Antes de que llegaran los departamentos de recursos humanos para cribar a los mejores candidatos para un puesto de trabajo, la escuela ya organizaba a todos los individuos en un ranking competitivo a partir de la superación de cientos de pruebas de evaluación realizadas a lo largo de todo el sistema educativo. Hablamos aquí, obviamente, de eficacia en los procesos de selección pero no de justicia pues el sistema es fundamentalmente injusto en beneficio de quienes más tienen y en perjuicio de quienes tienen menos o peor.
Sin embargo, desde la popularización de Internet la escuela no posee ya el privilegio de la formación ni tampoco la superación de exámenes se estima como una evidencia necesaria del mérito o el conocimiento. Si existe la voluntad de aprender, Internet representa – como estableció Jordi Adell hace algunos años – una biblioteca, una imprenta y un canal de comunicación para dar salida a tus deseos; si estás interesado en aprender (o hacer) algo, es probable que exista ya una comunidad de aprendizaje y práctica en la cual puedes desarrollar tus intereses, satisfacer tus necesidades y demostrar tus conocimientos y competencias sin pasar por la escuela.
¿Significa esto el fin de la escuela? Francamente, no lo creo pero sí implica una revisión en profundidad de su esencia. Hasta hace pocos años la escuela era un espacio centrado en los docentes y en su conocimiento (o en el libro y sus contenidos, como quieras verlo). Sin embargo, la nueva realidad llama a una reconstrucción de la escuela, centrada en los aprendices y su actividad, conectada a nodos de donde puedan tomar información que después es tratada con la ayuda de sus docentes y en compañía y cooperación con sus compañeros y compañeras.
En este sentido, Mizuko Ito llama nuestra atención hacia tres verbos que se retroalimentan: pertenecer, participar y contribuir. ¿Pertenece la escuela realmente a los aprendices?¿Y forman los aprendices realmente parte de la escuela o es para ellas un espacio extraño?¿Está la escuela realmente abierta a su participación?¿Creamos oportunidades de aprendizaje en las cuales los aprendices tengan que contribuir con su trabajo y su conocimiento para la resolución de problemas o retos relevantes? Estas son las preguntas que tendremos que responder si en los próximos años realmente queremos que la escuela siga teniendo un papel que jugar en la formación de los ciudadanos y ciudadanas del siglo XXI.
Obviamente, el paso siguiente es plantearnos qué somos como docentes ante este cambio en profundidad. Si el objetivo fundamental de la escuela ya no es la transmisión de la información, ¿qué papel jugamos los docentes?¿Podemos seguir glosando el libro de texto como si nada hubiera cambiado a nuestro alrededor?¿Hasta cuándo aguantará el engaño al que nos sometemos a nosotros mismos pensando que aprender es superar nuestros exámenes cuando en realidad en nuestros estudiantes no se produce ningún cambio significativo ni perdurable a pesar de nuestros suspensos o aprobados?
Tomando como inspiración las palabras de Francesc Ferrer i Guardia necesitamos educadores “capaces de evolucionar incesantemente; capaces de destruir, de renovar constantemente los medios y de renovarse ellos mismos; personas cuya independencia intelectual sea la fuerza suprema, que no se sujeten jamás a nada; dispuestas siempre a aceptar lo mejor, dichosas por el triunfo de las ideas nuevas y que aspiren a vivir vidas múltiples en una sola vida”.
Ver más
¿Qué sensación ha provocado en ti el título de este texto?¿Estarías de acuerdo con él o en desacuerdo?¿Lo firmarías tú?¿Te imaginas a ti realizando tal afirmación en tu propio centro?¿En una reunión de amigas y amigos?¿Ante unos padres?
Lo cierto es que a pesar de que ahora sea un deporte nacional hablar mal de la escuela, la escuela ha funcionado bien históricamente dadas las expectativas que había depositadas en ellas, que eran, básicamente, la formación y la selección. Por un lado, la escuela debía preparar a los menores para la entrada en la vida adulta mediante la adquisición de una serie de conocimientos atesorados y apreciados por la sociedad: la alfabetización, el gusto artístico, el conocimiento matemático o científico-tecnológico, etc., eran cuestiones que se adquirían de manera fundamental en la escuela o quedaban, sin remedio, fuera del acceso del individuo.
Por otro lado, la escuela ha sido la gran agencia de selección de personal. Antes de que llegaran los departamentos de recursos humanos para cribar a los mejores candidatos para un puesto de trabajo, la escuela ya organizaba a todos los individuos en un ranking competitivo a partir de la superación de cientos de pruebas de evaluación realizadas a lo largo de todo el sistema educativo. Hablamos aquí, obviamente, de eficacia en los procesos de selección pero no de justicia pues el sistema es fundamentalmente injusto en beneficio de quienes más tienen y en perjuicio de quienes tienen menos o peor.
Sin embargo, desde la popularización de Internet la escuela no posee ya el privilegio de la formación ni tampoco la superación de exámenes se estima como una evidencia necesaria del mérito o el conocimiento. Si existe la voluntad de aprender, Internet representa – como estableció Jordi Adell hace algunos años – una biblioteca, una imprenta y un canal de comunicación para dar salida a tus deseos; si estás interesado en aprender (o hacer) algo, es probable que exista ya una comunidad de aprendizaje y práctica en la cual puedes desarrollar tus intereses, satisfacer tus necesidades y demostrar tus conocimientos y competencias sin pasar por la escuela.
¿Significa esto el fin de la escuela? Francamente, no lo creo pero sí implica una revisión en profundidad de su esencia. Hasta hace pocos años la escuela era un espacio centrado en los docentes y en su conocimiento (o en el libro y sus contenidos, como quieras verlo). Sin embargo, la nueva realidad llama a una reconstrucción de la escuela, centrada en los aprendices y su actividad, conectada a nodos de donde puedan tomar información que después es tratada con la ayuda de sus docentes y en compañía y cooperación con sus compañeros y compañeras.
En este sentido, Mizuko Ito llama nuestra atención hacia tres verbos que se retroalimentan: pertenecer, participar y contribuir. ¿Pertenece la escuela realmente a los aprendices?¿Y forman los aprendices realmente parte de la escuela o es para ellas un espacio extraño?¿Está la escuela realmente abierta a su participación?¿Creamos oportunidades de aprendizaje en las cuales los aprendices tengan que contribuir con su trabajo y su conocimiento para la resolución de problemas o retos relevantes? Estas son las preguntas que tendremos que responder si en los próximos años realmente queremos que la escuela siga teniendo un papel que jugar en la formación de los ciudadanos y ciudadanas del siglo XXI.
Obviamente, el paso siguiente es plantearnos qué somos como docentes ante este cambio en profundidad. Si el objetivo fundamental de la escuela ya no es la transmisión de la información, ¿qué papel jugamos los docentes?¿Podemos seguir glosando el libro de texto como si nada hubiera cambiado a nuestro alrededor?¿Hasta cuándo aguantará el engaño al que nos sometemos a nosotros mismos pensando que aprender es superar nuestros exámenes cuando en realidad en nuestros estudiantes no se produce ningún cambio significativo ni perdurable a pesar de nuestros suspensos o aprobados?
Tomando como inspiración las palabras de Francesc Ferrer i Guardia necesitamos educadores “capaces de evolucionar incesantemente; capaces de destruir, de renovar constantemente los medios y de renovarse ellos mismos; personas cuya independencia intelectual sea la fuerza suprema, que no se sujeten jamás a nada; dispuestas siempre a aceptar lo mejor, dichosas por el triunfo de las ideas nuevas y que aspiren a vivir vidas múltiples en una sola vida”.
Un artículo de Rubén Aguilar.
Para 2030, todos los educandos habrán adquirido los conocimientos, las competencias, los valores y las actitudes que se precisan para construir sociedades sustentables y pacíficas, mediante, entre otras, la educación para la ciudadanía mundial y la educación para el desarrollo sostenible: meta 5 de los Objetivos del Desarrollo Sustentable (2016-2030).
La UNESCO, en el marco de los Objetivos del Desarrollo Sustentable (2016-2030), plantea siete metas específicas para la educación. A tres de éstas les falta todavía el porcentaje que debe de alcanzarse para el año 2030. Idealmente sería el 100 por ciento, como se plantea en las otras cuatro metas. A reserva de conocer el porcentaje preciso transcribo aquí la siete metas:
Meta 1
Para 2030, al menos X % de las niñas y los niños estarán preparados para la escuela primaria, previa participación en un sistema de educación y protección de la primera infancia de calidad, con por lo menos un año de enseñanza preescolar gratuita y obligatoria; se prestará especial atención a la igualdad de género y a los más marginados.
Por el efecto positivo inmediato y a largo plazo que la Atención y Educación de la Primera Infancia (AEPI) tiene no sólo en el bienestar y el desarrollo de los niños y su preparación para la escuela, sino también en el desarrollo social y económico de las sociedades, la AEPI debe ampliarse y proporcionar a todas las niñas y niños por lo menos un año de educación preprimaria.
Meta 2
Para 2030, todas las niñas y los niños finalizarán una educación básica de calidad, gratuita y obligatoria, de al menos nueve años de duración y adquirirán las competencias correspondientes; se prestará especial atención a la igualdad de género y a los más marginados.
La futura agenda de la educación debe garantizar que se ofrezca un ciclo completo de educación básica. En consecuencia, debe velarse por que todos los niños -independientemente de sus circunstancias- tengan acceso a una educación básica de calidad, gratuita y obligatoria de nueve años como mínimo y finalizarla; ésta deberá comprender por lo menos la enseñanza primaria y el primer ciclo de enseñanza secundaria, pero puede llegar más lejos en función del contexto del país.
Meta 3
Para 2030, todos los jóvenes y al menos el X % de los adultos sabrán leer, escribir y calcular con el grado de dominio necesario para participar plenamente en la sociedad; se prestará especial atención a los jóvenes y las mujeres y a los más marginados.
La alfabetización es una base indispensable para potenciar las posibilidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida y se entiende como un todo continuo, con diferentes niveles y usos, según el contexto. Todos los jóvenes y adultos deben llegar a un nivel de lectoescritura que les permita funcionar eficazmente en el hogar, en la escuela, en el trabajo y en la sociedad. Habida cuenta de la persistencia y la magnitud del problema de la alfabetización tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados, en la futura agenda de la educación deben preverse más esfuerzos en este terreno.
Meta 4
Para 2030, al menos el X % de los jóvenes y el Y % de los adultos poseerán los conocimientos y las competencias necesarios para tener un trabajo y una vida dignos gracias a la enseñanza y la formación técnica y profesional, el segundo ciclo de secundaria y la educación superior; se prestará especial atención a la igualdad de género y a los más marginados.
Dadas las transformaciones socioeconómicas, hace falta renovar e intensificar los planteamientos relativos a los conocimientos y las competencias que requieren un trabajo y una vida dignos.
Entre otras cosas, deberá dotarse a los jóvenes de conjuntos de competencias útiles por medio de las diversas vías de enseñanza y formación, mejorar la transición del mundo escolar al laboral, y consolidar el reciclaje y el perfeccionamiento para los adultos en una perspectiva de aprendizaje a lo largo de toda la vida.
Meta 5
Para 2030, todos los educandos habrán adquirido los conocimientos, las competencias, los valores y las actitudes que se precisan para construir sociedades sustentables y pacíficas, mediante, entre otras, la educación para la ciudadanía mundial y la educación para el desarrollo sostenible.
Los desafíos del mundo globalizado exigen que las personas de todas las edades posean conocimientos, competencias, valores y actitudes que les permitan contribuir como ciudadanos del mundo responsables a la paz y al desarrollo sostenible. La educación es el principal medio para preparar a las personas para actuar a favor de la integridad del medio ambiente y la viabilidad de la economía, y de un mundo justo, tolerante, inclusivo y seguro para las generaciones presentes y futuras.
Meta 6
Para 2030, los gobiernos lograrán que todos los educandos reciban una enseñanza impartida por docentes cualificados, con capacitación profesional, motivados y debidamente respaldados.
La calidad de la educación depende de la calidad de los docentes. Éstos están a la vanguardia de la educación y la formación, desde la AEPI hasta la educación superior, en entornos formales y no formales. La futura agenda de la educación debe garantizar, en consecuencia, que los gobiernos y las partes interesadas en la educación inviertan para subsanar la insuficiencia de docentes y mejorar su desempeño.
Meta 7
Para 2030, todos los países asignarán a la educación por lo menos el 4% de su Producto Interno Bruto (PIB) o por lo menos el 15 % de su gasto público, dando prioridad a los grupos más necesitados, y reforzarán la cooperación financiera a favor de la educación, dando prioridad a los países más necesitados.
La nueva agenda de la educación no puede cumplirse sin suficiente financiación. Por lo tanto es preciso que los gobiernos renueven de forma clara su compromiso de aportar una financiación equitativa que esté en consonancia con las prioridades nacionales de educación y que todas las partes interesadas, comprendidas las fuentes multilaterales y bilaterales, aumenten la cooperación financiera en beneficio de la educación.
Para el caso de México, pese a todos los problemas que hoy enfrenta la educación, tengo una posición optimista en relación al cumplimiento de las metas. Esto en razón de cinco realidades: la conciencia de la sociedad civil y la presión de la ciudadanía; éste y los próximos dos gobiernos de la República no tienen más opción que seguir el camino del mejoramiento del sistema; en estos próximos años se van a notar los cambios que el actual y los próximos gobiernos realicen; las reformas garantizan el acceso al sistema a mejores maestros; éste o el próximo gobierno habrá una reforma ecuativa a fondo, que se implementará en los próximos años.
Ver más
Para 2030, todos los educandos habrán adquirido los conocimientos, las competencias, los valores y las actitudes que se precisan para construir sociedades sustentables y pacíficas, mediante, entre otras, la educación para la ciudadanía mundial y la educación para el desarrollo sostenible: meta 5 de los Objetivos del Desarrollo Sustentable (2016-2030).
La UNESCO, en el marco de los Objetivos del Desarrollo Sustentable (2016-2030), plantea siete metas específicas para la educación. A tres de éstas les falta todavía el porcentaje que debe de alcanzarse para el año 2030. Idealmente sería el 100 por ciento, como se plantea en las otras cuatro metas. A reserva de conocer el porcentaje preciso transcribo aquí la siete metas:
Meta 1
Para 2030, al menos X % de las niñas y los niños estarán preparados para la escuela primaria, previa participación en un sistema de educación y protección de la primera infancia de calidad, con por lo menos un año de enseñanza preescolar gratuita y obligatoria; se prestará especial atención a la igualdad de género y a los más marginados.
Por el efecto positivo inmediato y a largo plazo que la Atención y Educación de la Primera Infancia (AEPI) tiene no sólo en el bienestar y el desarrollo de los niños y su preparación para la escuela, sino también en el desarrollo social y económico de las sociedades, la AEPI debe ampliarse y proporcionar a todas las niñas y niños por lo menos un año de educación preprimaria.
Meta 2
Para 2030, todas las niñas y los niños finalizarán una educación básica de calidad, gratuita y obligatoria, de al menos nueve años de duración y adquirirán las competencias correspondientes; se prestará especial atención a la igualdad de género y a los más marginados.
La futura agenda de la educación debe garantizar que se ofrezca un ciclo completo de educación básica. En consecuencia, debe velarse por que todos los niños -independientemente de sus circunstancias- tengan acceso a una educación básica de calidad, gratuita y obligatoria de nueve años como mínimo y finalizarla; ésta deberá comprender por lo menos la enseñanza primaria y el primer ciclo de enseñanza secundaria, pero puede llegar más lejos en función del contexto del país.
Meta 3
Para 2030, todos los jóvenes y al menos el X % de los adultos sabrán leer, escribir y calcular con el grado de dominio necesario para participar plenamente en la sociedad; se prestará especial atención a los jóvenes y las mujeres y a los más marginados.
La alfabetización es una base indispensable para potenciar las posibilidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida y se entiende como un todo continuo, con diferentes niveles y usos, según el contexto. Todos los jóvenes y adultos deben llegar a un nivel de lectoescritura que les permita funcionar eficazmente en el hogar, en la escuela, en el trabajo y en la sociedad. Habida cuenta de la persistencia y la magnitud del problema de la alfabetización tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados, en la futura agenda de la educación deben preverse más esfuerzos en este terreno.
Meta 4
Para 2030, al menos el X % de los jóvenes y el Y % de los adultos poseerán los conocimientos y las competencias necesarios para tener un trabajo y una vida dignos gracias a la enseñanza y la formación técnica y profesional, el segundo ciclo de secundaria y la educación superior; se prestará especial atención a la igualdad de género y a los más marginados.
Dadas las transformaciones socioeconómicas, hace falta renovar e intensificar los planteamientos relativos a los conocimientos y las competencias que requieren un trabajo y una vida dignos.
Entre otras cosas, deberá dotarse a los jóvenes de conjuntos de competencias útiles por medio de las diversas vías de enseñanza y formación, mejorar la transición del mundo escolar al laboral, y consolidar el reciclaje y el perfeccionamiento para los adultos en una perspectiva de aprendizaje a lo largo de toda la vida.
Meta 5
Para 2030, todos los educandos habrán adquirido los conocimientos, las competencias, los valores y las actitudes que se precisan para construir sociedades sustentables y pacíficas, mediante, entre otras, la educación para la ciudadanía mundial y la educación para el desarrollo sostenible.
Los desafíos del mundo globalizado exigen que las personas de todas las edades posean conocimientos, competencias, valores y actitudes que les permitan contribuir como ciudadanos del mundo responsables a la paz y al desarrollo sostenible. La educación es el principal medio para preparar a las personas para actuar a favor de la integridad del medio ambiente y la viabilidad de la economía, y de un mundo justo, tolerante, inclusivo y seguro para las generaciones presentes y futuras.
Meta 6
Para 2030, los gobiernos lograrán que todos los educandos reciban una enseñanza impartida por docentes cualificados, con capacitación profesional, motivados y debidamente respaldados.
La calidad de la educación depende de la calidad de los docentes. Éstos están a la vanguardia de la educación y la formación, desde la AEPI hasta la educación superior, en entornos formales y no formales. La futura agenda de la educación debe garantizar, en consecuencia, que los gobiernos y las partes interesadas en la educación inviertan para subsanar la insuficiencia de docentes y mejorar su desempeño.
Meta 7
Para 2030, todos los países asignarán a la educación por lo menos el 4% de su Producto Interno Bruto (PIB) o por lo menos el 15 % de su gasto público, dando prioridad a los grupos más necesitados, y reforzarán la cooperación financiera a favor de la educación, dando prioridad a los países más necesitados.
La nueva agenda de la educación no puede cumplirse sin suficiente financiación. Por lo tanto es preciso que los gobiernos renueven de forma clara su compromiso de aportar una financiación equitativa que esté en consonancia con las prioridades nacionales de educación y que todas las partes interesadas, comprendidas las fuentes multilaterales y bilaterales, aumenten la cooperación financiera en beneficio de la educación.
Para el caso de México, pese a todos los problemas que hoy enfrenta la educación, tengo una posición optimista en relación al cumplimiento de las metas. Esto en razón de cinco realidades: la conciencia de la sociedad civil y la presión de la ciudadanía; éste y los próximos dos gobiernos de la República no tienen más opción que seguir el camino del mejoramiento del sistema; en estos próximos años se van a notar los cambios que el actual y los próximos gobiernos realicen; las reformas garantizan el acceso al sistema a mejores maestros; éste o el próximo gobierno habrá una reforma ecuativa a fondo, que se implementará en los próximos años.
Estos apuntes son una síntesis cercana a lo literal, con algunos comentarios sobre conexiones con Habermas, Peter Senge y Paulo Freire, en las que se identifican las convergencias del paradigma de la complejidad con la escuela crítica sobre la racionalidad y la acción comunicativa, con la visión sistémica de la quinta disciplina y con la pedagogía constructivista o de la liberación. Edgar Morin, pensador francés de gran impacto en la actualidad, propuso en un documento solicitado por la UNESCO fomentar siete saberes necesarios para la educación del futuro, que son:
1. Enfrentar las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión
2. Alimentar los principios de un conocimiento pertinente
3. Enseñar la condición humana
4. Enseñar la identidad terrenal
5. Enfrentar las incertidumbres
6. Enseñar la comprensión
7. Cultivar la ética del género humano
Aqui les dejo el link de la descarga
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1. Enfrentar las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión
2. Alimentar los principios de un conocimiento pertinente
3. Enseñar la condición humana
4. Enseñar la identidad terrenal
5. Enfrentar las incertidumbres
6. Enseñar la comprensión
7. Cultivar la ética del género humano
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Un artículo de Salvador Rodríguez Ojaos, pedagogo, blogger, formador y asesor en innovación educativa, creatividad, educación emocional y educación en valores.
"El dejar ver a un niño que te tomas su pasión en serio y quieres tomar parte en ella es el catalizador más poderoso del mundo." Kristine Barnett: La chispa.
Probablemente os habréis dado cuenta de que he tomado prestado el título del post de una frase de Escuelas Creativas de Ken Robinson, ya que lo que comentaré a continuación está inspirado en buena medida en su forma de entender la educación.
Todas las personas somos distintas, nos motivan cosas muy diversas, nos emocionan cosas muy dispares. Algunos disfrutamos hablando y pensando sobre educación, otros se emocionan con una competición deportiva o con una buena obra de teatro. Hay personas que se enfervorizan resolviendo un problema matemático y personas que se conmueven con los versos de un poema. También hay personas que levantan edificios y otras que prefieren construir castillos en el aire.
Todos tenemos algo que nos apasiona, que mueve nuestra existencia, que nos incita a actuar, que nos anima a levantarnos si caemos, a volver a intentarlo si fracasamos. Por eso, si queremos que la educación cumpla de manera eficaz y exitosa con su función, debemos descubrir cuál es ese "elemento", en palabras de Ken Robinson; cuál es esa "chispa", que así es como la denomina Kristine Barnett en un libro que recientemente se ha publicado en castellano y cuya lectura recomiendo vehementemente.
Cada día estoy más convencido de que es absurdo (e ineficaz) enseñar a todo el mundo de la misma forma. No existe un modelo único de educación, igual que no existe un único tipo de persona. La educación no debe dirigirse a un "yo colectivo" sino a un "yo individual", es decir, debemos adaptar nuestra forma de enseñar a las características, habilidades, destrezas e intereses de cada uno de nuestros alumnos.
Por eso, creo que esa tendencia de estandarizar la educación, que está invadiendo de manera evidente los sistemas educativos de la mayoría de los países, no es el camino correcto.
El terreno de la personalización presenta más complicaciones que el de la estandarización. No da el mismo trabajo aplicar un solo modelo igual para todos, que personalizar el método de enseñanza a las características de cada persona, a su "chispa"... Entonces, ¿por qué querría un docente entrar en ese espacio? Porque es la mejor manera de que sus alumnos aprendan, y eso compensa (o debería compensar) cualquier esfuerzo.
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"El dejar ver a un niño que te tomas su pasión en serio y quieres tomar parte en ella es el catalizador más poderoso del mundo." Kristine Barnett: La chispa.
Probablemente os habréis dado cuenta de que he tomado prestado el título del post de una frase de Escuelas Creativas de Ken Robinson, ya que lo que comentaré a continuación está inspirado en buena medida en su forma de entender la educación.
Todas las personas somos distintas, nos motivan cosas muy diversas, nos emocionan cosas muy dispares. Algunos disfrutamos hablando y pensando sobre educación, otros se emocionan con una competición deportiva o con una buena obra de teatro. Hay personas que se enfervorizan resolviendo un problema matemático y personas que se conmueven con los versos de un poema. También hay personas que levantan edificios y otras que prefieren construir castillos en el aire.
Todos tenemos algo que nos apasiona, que mueve nuestra existencia, que nos incita a actuar, que nos anima a levantarnos si caemos, a volver a intentarlo si fracasamos. Por eso, si queremos que la educación cumpla de manera eficaz y exitosa con su función, debemos descubrir cuál es ese "elemento", en palabras de Ken Robinson; cuál es esa "chispa", que así es como la denomina Kristine Barnett en un libro que recientemente se ha publicado en castellano y cuya lectura recomiendo vehementemente.
Cada día estoy más convencido de que es absurdo (e ineficaz) enseñar a todo el mundo de la misma forma. No existe un modelo único de educación, igual que no existe un único tipo de persona. La educación no debe dirigirse a un "yo colectivo" sino a un "yo individual", es decir, debemos adaptar nuestra forma de enseñar a las características, habilidades, destrezas e intereses de cada uno de nuestros alumnos.
Por eso, creo que esa tendencia de estandarizar la educación, que está invadiendo de manera evidente los sistemas educativos de la mayoría de los países, no es el camino correcto.
El terreno de la personalización presenta más complicaciones que el de la estandarización. No da el mismo trabajo aplicar un solo modelo igual para todos, que personalizar el método de enseñanza a las características de cada persona, a su "chispa"... Entonces, ¿por qué querría un docente entrar en ese espacio? Porque es la mejor manera de que sus alumnos aprendan, y eso compensa (o debería compensar) cualquier esfuerzo.
Esta plataforma se complace en presentar el libro de Javier Pericacho Gómez: Actualidad de la Renovación Pedagógica.
Sinopsis:
La complejidad social actual conlleva que los centros educativos vivan la cotidianidad como algo difícil de abordar desde un modelo pedagógico tradicional. Este, en muchos casos, desmotiva al alumno y desgasta al profesorado de calidad. Corremos el riesgo de haber normalizado el aburrimiento y la desafección de los alumnos. La educación del hombre no puede realizarse adecuadamente sin una nueva reconfiguración de la escuela. Esta debe educar en la vida, no para la vida, ir por delante o al menos paralela al ritmo de las sociedades. Ni educador ni educando deberían sentir jamás que arrojan su tiempo a la nada. Lo que demos a los niños, los niños darán a la sociedad de adultos.
Ver más
Sinopsis:
La complejidad social actual conlleva que los centros educativos vivan la cotidianidad como algo difícil de abordar desde un modelo pedagógico tradicional. Este, en muchos casos, desmotiva al alumno y desgasta al profesorado de calidad. Corremos el riesgo de haber normalizado el aburrimiento y la desafección de los alumnos. La educación del hombre no puede realizarse adecuadamente sin una nueva reconfiguración de la escuela. Esta debe educar en la vida, no para la vida, ir por delante o al menos paralela al ritmo de las sociedades. Ni educador ni educando deberían sentir jamás que arrojan su tiempo a la nada. Lo que demos a los niños, los niños darán a la sociedad de adultos.
Un artículo de Manu Velasco, maestro.
Los maestros somos cocineros que cocinamos para cada alumno aquello que necesita comer. Cocinamos emociones, sentimientos y experiencias que les permiten sentir y descubrir para llegar a tener un conocimiento más profundo de sí mismos.
Antes de ponernos a cocinar tenemos que conocerlos, comprender sus tiempos, sus inquietudes, sus pasiones, sus miedos, sus habilidades y sus dificultades. Luego, debemos plantearnos dos preguntas:
1. ¿Para qué cocinamos?
2. ¿Cómo cocinamos?
1. ¿Para qué cocinamos?
Deberíamos dar más valor al SER que al SABER en todas las etapas educativas. Si conseguimos que nuestros alumnos SEAN, a buen seguro, SABRÁN. De nada vale saber mucho sin ser nada. Por eso debemos cocinar para que nuestros alumnos SEAN:
- Buenos: para que nunca les sirva de excusa lo que otros han hecho mal. Para que su sola presencia alegre a los demás y para que no provoquen lágrimas en los ojos de otras personas.
- Ellos mismos: para que no se dejen llevar por modas y para que estén orgullosos de lo que son, de su personalidad, de sus virtudes y de sus defectos. Para que no tengan miedo a ser diferentes.
- Felices: para que vivan los buenos momentos con intensidad y disfrutando. Para que aprendan de los malos momentos. Para que nadie les impida hacer aquello que les hace dichosos.
- Optimistas y soñadores: para que vean el mundo como un lugar con infinidad de oportunidades. Para que sepan que con esfuerzo e ilusión llegarán a la luna.
- Creativos: para que aprendan a solucionar problemas o llegar a la meta utilizando diferentes caminos. Para que ellos elijan esos caminos, atreviéndose a decidir, sin temor a equivocarse.
- Buenos amantes: para que amen a su familia, a sus amigos, a su ciudad, a su pueblo, a su colegio, a la vida, a lo que hagan y a ellos mismos. Para que descubran que no hay cosa más bella que amar y ser amado.
- Bondadosos: para que aprendan a regalar gestos, miradas, sonrisas, caricias, abrazos...
- Valientes: para que se atrevan a perderse. Para que abran su mente, brazos y corazón a nuevas cosas y a nueva gente.
- Sinceros: para que se den cuenta de que solo la verdad les ayudará a crecer y a enfrentarse a la realidad.
- Luchadores: Never give up! Para que lo intenten hasta el final. Para que pongan todo de su parte, haciéndose fuertes ante las adversidades. Para que persigan siempre sus sueños.
- Generosos: para que regalen abrazos y besos. Para que compartan ideas, sonrían, acompañen y escuchen a quien lo esté pasando mal.
- Curiosos: para que estén atentos y disfruten de la vida sabiendo que cada día es único e irrepetible.
- Buenos amigos: para que puedan interpretar miradas, entender los silencios, perdonar los errores, guardar secretos, prever caídas, secar lágrimas. Para que cuiden sus relaciones sociales. Para que se olviden del teléfono móvil cuando estén con un amigo y para que escuchen de verdad, mirando a los ojos y disfrutando del momento presente.
- Originales: para que busquen otras alternativas. Para que confíen en sus ideas y las hagan realidad.
- Educados: para que nunca se olviden de decir buenos días, por favor, gracias, ¿cómo estás?, me alegro de verte, de nada, perdón, hasta luego... Sea en el idioma que sea.
- Fuertes: para que no lloren por sapos que se creen príncipes. Para que afronten los malos momentos recordando los buenos y dando tiempo al tiempo.
- Activos: para que descubran sus superpoderes. Para que se muevan y piensen con el corazón.
2. ¿Cómo cocinamos para conseguir que SEAN?
- Aprendiendo a no ser un elemento de presión en el aula.
- No generando urgencias.
- Huyendo de los castigos.
- Cuidando nuestro tono de voz y la manera de dirigirnos a los alumnos.
- Olvidándonos de hacer discursos.
- Procurando desarrollar en ellos capacidades diversas.
- Haciendo más rica nuestra oferta de experiencias educativas.
- Sabiendo que cada persona es única y actuando en consecuencia.
- Teniendo claro que los ladrones de infancia (los deberes) no tendrían porque ser necesarios.
- Escuchando y valorando sus opiniones.
- Teniendo en cuenta el papel fundamental del movimiento y del cuerpo en el aprendizaje.
- Sabiendo que no es necesario decir viente veces al día "sshh" para seguir siendo maestros.
- Sembrando alegría con una cara alegre. Sembrando confianza confiando.
- Practicando la mayor innovación atemporal: querer al alumno.
- Buscando cualidades, no defectos. Buscando soluciones, no problemas.
- SIENDO.
Simplemente, se trata de intentar ser el mejor cocinero que podamos ser, el mejor maestro que podamos ser. Este aspecto es muy importante porque un buen maestro es capaz de hacer buena una mala pedagogía y por el contrario, un mal maestro hace mala una buena pedagogía.
Otro aspecto a tener en cuenta es que si somos cocineros enseñaremos a nuestros alumnos a cocinar, no simplemente a memorizar recetas. Es muy sencillo, mis alumnos podrán saber los ingredientes y los pasos para hacer una tortilla, ¡muy bien! Lo tendré en cuenta. Pero no será lo que más valoraré porque lo que me interesa es que sepan hacer una tortilla. ¡Pongamos a nuestros alumnos a cocinar! Es ahí donde tiene lugar el verdadero aprendizaje, aquel que emociona, que engancha, que deja huella y perdura en el tiempo. Ese debería ser el examen, hacer una tortilla, no regurgitar en un papel los ingredientes y los pasos para hacerla.
Cocinemos para dotar a nuestros alumnos de confianza en sus capacidades y posibilidades. Cocinemos juntos, aprendiendo unos de otros, investigando en equipo, confiando y animándolos.
Cocinemos de manera creativa para acabar con el espacio tradicional del aula, con los horarios específicos y encorsetados, con los libros de texto y la metodología asociada al mismo como única fuente de aprendizaje, con la interacción del grupo clase con un solo docente, etc.
Cocinemos a su lado permitiéndoles hablar, hacer y equivocarse, porque es así como aprendemos.
Cocinemos sueños.
Soñemos el mismo sueño: Que nuestros alumnos SEAN.
Ver más
Los maestros somos cocineros que cocinamos para cada alumno aquello que necesita comer. Cocinamos emociones, sentimientos y experiencias que les permiten sentir y descubrir para llegar a tener un conocimiento más profundo de sí mismos.
Antes de ponernos a cocinar tenemos que conocerlos, comprender sus tiempos, sus inquietudes, sus pasiones, sus miedos, sus habilidades y sus dificultades. Luego, debemos plantearnos dos preguntas:
1. ¿Para qué cocinamos?
2. ¿Cómo cocinamos?
1. ¿Para qué cocinamos?
Deberíamos dar más valor al SER que al SABER en todas las etapas educativas. Si conseguimos que nuestros alumnos SEAN, a buen seguro, SABRÁN. De nada vale saber mucho sin ser nada. Por eso debemos cocinar para que nuestros alumnos SEAN:
- Buenos: para que nunca les sirva de excusa lo que otros han hecho mal. Para que su sola presencia alegre a los demás y para que no provoquen lágrimas en los ojos de otras personas.
- Ellos mismos: para que no se dejen llevar por modas y para que estén orgullosos de lo que son, de su personalidad, de sus virtudes y de sus defectos. Para que no tengan miedo a ser diferentes.
- Felices: para que vivan los buenos momentos con intensidad y disfrutando. Para que aprendan de los malos momentos. Para que nadie les impida hacer aquello que les hace dichosos.
- Optimistas y soñadores: para que vean el mundo como un lugar con infinidad de oportunidades. Para que sepan que con esfuerzo e ilusión llegarán a la luna.
- Creativos: para que aprendan a solucionar problemas o llegar a la meta utilizando diferentes caminos. Para que ellos elijan esos caminos, atreviéndose a decidir, sin temor a equivocarse.
- Buenos amantes: para que amen a su familia, a sus amigos, a su ciudad, a su pueblo, a su colegio, a la vida, a lo que hagan y a ellos mismos. Para que descubran que no hay cosa más bella que amar y ser amado.
- Bondadosos: para que aprendan a regalar gestos, miradas, sonrisas, caricias, abrazos...
- Valientes: para que se atrevan a perderse. Para que abran su mente, brazos y corazón a nuevas cosas y a nueva gente.
- Sinceros: para que se den cuenta de que solo la verdad les ayudará a crecer y a enfrentarse a la realidad.
- Luchadores: Never give up! Para que lo intenten hasta el final. Para que pongan todo de su parte, haciéndose fuertes ante las adversidades. Para que persigan siempre sus sueños.
- Generosos: para que regalen abrazos y besos. Para que compartan ideas, sonrían, acompañen y escuchen a quien lo esté pasando mal.
- Curiosos: para que estén atentos y disfruten de la vida sabiendo que cada día es único e irrepetible.
- Buenos amigos: para que puedan interpretar miradas, entender los silencios, perdonar los errores, guardar secretos, prever caídas, secar lágrimas. Para que cuiden sus relaciones sociales. Para que se olviden del teléfono móvil cuando estén con un amigo y para que escuchen de verdad, mirando a los ojos y disfrutando del momento presente.
- Originales: para que busquen otras alternativas. Para que confíen en sus ideas y las hagan realidad.
- Educados: para que nunca se olviden de decir buenos días, por favor, gracias, ¿cómo estás?, me alegro de verte, de nada, perdón, hasta luego... Sea en el idioma que sea.
- Fuertes: para que no lloren por sapos que se creen príncipes. Para que afronten los malos momentos recordando los buenos y dando tiempo al tiempo.
- Activos: para que descubran sus superpoderes. Para que se muevan y piensen con el corazón.
2. ¿Cómo cocinamos para conseguir que SEAN?
- Aprendiendo a no ser un elemento de presión en el aula.
- No generando urgencias.
- Huyendo de los castigos.
- Cuidando nuestro tono de voz y la manera de dirigirnos a los alumnos.
- Olvidándonos de hacer discursos.
- Procurando desarrollar en ellos capacidades diversas.
- Haciendo más rica nuestra oferta de experiencias educativas.
- Sabiendo que cada persona es única y actuando en consecuencia.
- Teniendo claro que los ladrones de infancia (los deberes) no tendrían porque ser necesarios.
- Escuchando y valorando sus opiniones.
- Teniendo en cuenta el papel fundamental del movimiento y del cuerpo en el aprendizaje.
- Sabiendo que no es necesario decir viente veces al día "sshh" para seguir siendo maestros.
- Sembrando alegría con una cara alegre. Sembrando confianza confiando.
- Practicando la mayor innovación atemporal: querer al alumno.
- Buscando cualidades, no defectos. Buscando soluciones, no problemas.
- SIENDO.
Simplemente, se trata de intentar ser el mejor cocinero que podamos ser, el mejor maestro que podamos ser. Este aspecto es muy importante porque un buen maestro es capaz de hacer buena una mala pedagogía y por el contrario, un mal maestro hace mala una buena pedagogía.
Otro aspecto a tener en cuenta es que si somos cocineros enseñaremos a nuestros alumnos a cocinar, no simplemente a memorizar recetas. Es muy sencillo, mis alumnos podrán saber los ingredientes y los pasos para hacer una tortilla, ¡muy bien! Lo tendré en cuenta. Pero no será lo que más valoraré porque lo que me interesa es que sepan hacer una tortilla. ¡Pongamos a nuestros alumnos a cocinar! Es ahí donde tiene lugar el verdadero aprendizaje, aquel que emociona, que engancha, que deja huella y perdura en el tiempo. Ese debería ser el examen, hacer una tortilla, no regurgitar en un papel los ingredientes y los pasos para hacerla.
Cocinemos para dotar a nuestros alumnos de confianza en sus capacidades y posibilidades. Cocinemos juntos, aprendiendo unos de otros, investigando en equipo, confiando y animándolos.
Cocinemos de manera creativa para acabar con el espacio tradicional del aula, con los horarios específicos y encorsetados, con los libros de texto y la metodología asociada al mismo como única fuente de aprendizaje, con la interacción del grupo clase con un solo docente, etc.
Cocinemos a su lado permitiéndoles hablar, hacer y equivocarse, porque es así como aprendemos.
Cocinemos sueños.
Soñemos el mismo sueño: Que nuestros alumnos SEAN.
Artículo escrito por Mel Elices Agudo, fundadora y redactora en Nunca jamás y yo.
Muchos estudiantes se esfuerzan hasta límites insospechados para poder aprobar una carrera. Algunos, consiguen obtener el título pero no con matrículas de honor ni con sobresalientes, sino con un “aprobado por los pelos”. Otros, sin embargo la calificación más baja que tienen en sus expedientes es un 9,2. Si estamos en España, os podéis imaginar qué alumno lo tendrá más sencillo en acceder a un puesto de trabajo. Obviamente, no digo que todas las empresas den importancia a los números que se han conseguido sacar en las asignaturas, pero si una buena parte de ellas.
Pero lo que es cierto, es que el estudiante que ha tenido cinco matrículas de honor en la carrera, no está más capacitado para un empleo que el alumno que ha “aprobado por los pelos”. Pensemos en esta situación: dos amigos, han estudiado Medicina. El primero, ha ido aprobando poco a poco, y en muchos exámenes no ha conseguido obtener más de un seis. El segundo, ha tenido unas calificaciones estupendas. Se sabe absolutamente toda la teoría. Llega el momento de hacer las primeras prácticas en los centros de salud y hospitales. Del primero, los médicos dicen que a parte de diagnosticar de manera adecuada, tiene un genial comportamiento y comunicación con los pacientes, que sabe utilizar la empatía, la sensibilidad y el optimismo con ellos. Del segundo, afirman que es un verdadero fenómeno en la teoría y en diagnosticar las posibles enfermedades de los pacientes, sin embargo, no tiene ninguna habilidad social ni actitud positiva con ellos.
Pero claro, cuando los dos vayan a trabajar en un hospital o centro de salud nuevo, el que tendrá más posibilidades de conseguir el puesto, es el segundo amigo, porque obviamente ha obtenido unas calificaciones impecables. Al primer amigo, tendrán que darle una oportunidad para ver cómo se desenvuelve realmente, si es que quieren darle esa oportunidad. Por lo tanto, lo que premia en España, lo que verdaderamente es importante es que se sea un estudiante excelente. Que no se haya tenido que recurrir a ningún examen de recuperación para aprobar una asignatura. Y que por supuesto, las calificaciones que se han obtenido no sean inferiores a un siete. En muchas ocasiones, no importa que la persona sepa trabajar en equipo, que aplique valores importantes en el día a día, sea solidario, sea comprometido, sensible, creativo, que tenga en cuenta a los compañeros, y sepa gestionar sus propias emociones y sentimientos. Si no se ha sacado más de siete, no eres digno para el puesto de trabajo.
Desgraciadamente, cada vez más estudiantes tienen que leer ofertas de empleo que como primer requisito, se tenga que haber superado con dieces no sé cuántas asignaturas, o que se haya conseguido una calificación mínima en la carrera. Está claro que hay empresas con mucho prestigio y fama que seguir cuidando. Poco a poco, parece que las cosas van cambiando, que vamos avanzando, que los altos cargos buscan a personas con habilidades que puedan aportar algo nuevo a la empresa en vez de dar importancia a los expedientes académicos. Pero todavía queda mucho camino por delante, y lo que es cierto, es que muchas empresas se están perdiendo a personas altamente cualificadas para un puesto de trabajo por no darles una mísera oportunidad y no mirar más allá. Pero a estas alturas, no sé de qué me sorprendo.
FUENTE: Este artículo ha sido remitido por Mel Elices Agudo para su publicacion en esta plataforma. Agradecemos su colaboración.
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Muchos estudiantes se esfuerzan hasta límites insospechados para poder aprobar una carrera. Algunos, consiguen obtener el título pero no con matrículas de honor ni con sobresalientes, sino con un “aprobado por los pelos”. Otros, sin embargo la calificación más baja que tienen en sus expedientes es un 9,2. Si estamos en España, os podéis imaginar qué alumno lo tendrá más sencillo en acceder a un puesto de trabajo. Obviamente, no digo que todas las empresas den importancia a los números que se han conseguido sacar en las asignaturas, pero si una buena parte de ellas.
Pero lo que es cierto, es que el estudiante que ha tenido cinco matrículas de honor en la carrera, no está más capacitado para un empleo que el alumno que ha “aprobado por los pelos”. Pensemos en esta situación: dos amigos, han estudiado Medicina. El primero, ha ido aprobando poco a poco, y en muchos exámenes no ha conseguido obtener más de un seis. El segundo, ha tenido unas calificaciones estupendas. Se sabe absolutamente toda la teoría. Llega el momento de hacer las primeras prácticas en los centros de salud y hospitales. Del primero, los médicos dicen que a parte de diagnosticar de manera adecuada, tiene un genial comportamiento y comunicación con los pacientes, que sabe utilizar la empatía, la sensibilidad y el optimismo con ellos. Del segundo, afirman que es un verdadero fenómeno en la teoría y en diagnosticar las posibles enfermedades de los pacientes, sin embargo, no tiene ninguna habilidad social ni actitud positiva con ellos.
Pero claro, cuando los dos vayan a trabajar en un hospital o centro de salud nuevo, el que tendrá más posibilidades de conseguir el puesto, es el segundo amigo, porque obviamente ha obtenido unas calificaciones impecables. Al primer amigo, tendrán que darle una oportunidad para ver cómo se desenvuelve realmente, si es que quieren darle esa oportunidad. Por lo tanto, lo que premia en España, lo que verdaderamente es importante es que se sea un estudiante excelente. Que no se haya tenido que recurrir a ningún examen de recuperación para aprobar una asignatura. Y que por supuesto, las calificaciones que se han obtenido no sean inferiores a un siete. En muchas ocasiones, no importa que la persona sepa trabajar en equipo, que aplique valores importantes en el día a día, sea solidario, sea comprometido, sensible, creativo, que tenga en cuenta a los compañeros, y sepa gestionar sus propias emociones y sentimientos. Si no se ha sacado más de siete, no eres digno para el puesto de trabajo.
Desgraciadamente, cada vez más estudiantes tienen que leer ofertas de empleo que como primer requisito, se tenga que haber superado con dieces no sé cuántas asignaturas, o que se haya conseguido una calificación mínima en la carrera. Está claro que hay empresas con mucho prestigio y fama que seguir cuidando. Poco a poco, parece que las cosas van cambiando, que vamos avanzando, que los altos cargos buscan a personas con habilidades que puedan aportar algo nuevo a la empresa en vez de dar importancia a los expedientes académicos. Pero todavía queda mucho camino por delante, y lo que es cierto, es que muchas empresas se están perdiendo a personas altamente cualificadas para un puesto de trabajo por no darles una mísera oportunidad y no mirar más allá. Pero a estas alturas, no sé de qué me sorprendo.
FUENTE: Este artículo ha sido remitido por Mel Elices Agudo para su publicacion en esta plataforma. Agradecemos su colaboración.
Un artículo de Salvador Rodríguez Ojaos, pedagogo, blogger, formador y asesor en innovación educativa, creatividad, educación emocional y educación en valores.
La capacidad de aprender es el arma más poderosa que tenemos las personas para alcanzar una vida plena y satisfactoria. Esta capacidad, contrariamente a lo que se creía hace algún tiempo, nos acompaña durante toda nuestra vida.
La capacidad permanente de aprender, la plasticidad de nuestro cerebro, es lo que permite que nos adaptemos a situaciones nuevas, que demos respuesta a problemas y necesidades que antes no existían... y eso, en el mundo en que vivimos, es indispensable e inexcusable.
Tradicionalmente, la educación se ha preocupado esencialmente de mostrar a las nuevas generaciones la visión que se tiene del mundo y a transmitirles los avances y los logros científicos y culturales de la humanidad. Loable función que ha aportado grandes avances a la humanidad, pero ahora ha llegado el momento de ir más allá: la educación debe ocuparse también de dotar a las nuevas generaciones de las herramientas que les permitan cambiar el mundo, transformarlo, mejorarlo.
Si no lo hacemos así, pronto ya no tendremos ningún mundo al que encontrar explicación. Si la educación no se encarga de luchar contra el cambio climático, contra la contaminación y la sobreexplotación de los recursos naturales, contra la desigualdad en el reparto de la riqueza... el mundo (al menos tal y como lo conocemos actualmente) está condenado a desaparecer.
Por tanto, el objetivo de la educación es generar oportunidades, es decir, debe ser generadora de cambio. La educación es acción, es movimiento, es transformación. Para ello, debe partir de lo conocido, de lo culturalmente establecido, del legado de nuestros antepasados, pero con la vocación de no tener un carácter reproductivo sino productivo. La creatividad, en este contexto, se convierte en el motor de la educación.
Tú como docente, ¿qué prefieres, un alumno/a con gran dominio de una materia o un alumno/a que además de tener un gran dominio de la materia sea creativo, tenga espíritu crítico y sepa trabajar colaborativamente? Hay que entender, de una vez por todas, que tener un alto nivel en el conocimiento de los contenidos de una materia no es incompatible con tener una alto dominio de las habilidades no cognitivas.
Para cambiar la educación tenemos que actuar, pero también tenemos que soñar. Debemos ser capaces de salir de nuestra zona de confort, de ir más allá, de imaginar nuevos horizontes. La nueva educación se está construyendo con acciones y con sueños.
Ver más
La capacidad de aprender es el arma más poderosa que tenemos las personas para alcanzar una vida plena y satisfactoria. Esta capacidad, contrariamente a lo que se creía hace algún tiempo, nos acompaña durante toda nuestra vida.
La capacidad permanente de aprender, la plasticidad de nuestro cerebro, es lo que permite que nos adaptemos a situaciones nuevas, que demos respuesta a problemas y necesidades que antes no existían... y eso, en el mundo en que vivimos, es indispensable e inexcusable.
Tradicionalmente, la educación se ha preocupado esencialmente de mostrar a las nuevas generaciones la visión que se tiene del mundo y a transmitirles los avances y los logros científicos y culturales de la humanidad. Loable función que ha aportado grandes avances a la humanidad, pero ahora ha llegado el momento de ir más allá: la educación debe ocuparse también de dotar a las nuevas generaciones de las herramientas que les permitan cambiar el mundo, transformarlo, mejorarlo.
Si no lo hacemos así, pronto ya no tendremos ningún mundo al que encontrar explicación. Si la educación no se encarga de luchar contra el cambio climático, contra la contaminación y la sobreexplotación de los recursos naturales, contra la desigualdad en el reparto de la riqueza... el mundo (al menos tal y como lo conocemos actualmente) está condenado a desaparecer.
Por tanto, el objetivo de la educación es generar oportunidades, es decir, debe ser generadora de cambio. La educación es acción, es movimiento, es transformación. Para ello, debe partir de lo conocido, de lo culturalmente establecido, del legado de nuestros antepasados, pero con la vocación de no tener un carácter reproductivo sino productivo. La creatividad, en este contexto, se convierte en el motor de la educación.
Tú como docente, ¿qué prefieres, un alumno/a con gran dominio de una materia o un alumno/a que además de tener un gran dominio de la materia sea creativo, tenga espíritu crítico y sepa trabajar colaborativamente? Hay que entender, de una vez por todas, que tener un alto nivel en el conocimiento de los contenidos de una materia no es incompatible con tener una alto dominio de las habilidades no cognitivas.
Para cambiar la educación tenemos que actuar, pero también tenemos que soñar. Debemos ser capaces de salir de nuestra zona de confort, de ir más allá, de imaginar nuevos horizontes. La nueva educación se está construyendo con acciones y con sueños.
Un artículo de Fernando Trujillo, Profesor de la Universidad de Granada. Especialista en educación y enseñanza de idiomas.
Ser docente implica ser lector. No contemplo una alternativa; y en el caso de los docentes en formación inicial, leer es como respirar, absolutamente vital. Por un lado, los docentes somos, junto con las familias, los responsables de acercar a nuestros estudiantes a la lectura,como práctica social y cultural y como destreza. Por otro lado, la lectura es una fuente indispensable de (in)formación con la cual construimos nuestro conocimiento profesional y, de manera general, nuestro conocimiento del mundo. En resumen, cuando un docente me dice que no lee o que no le gusta leer, desconfío tan profundamente como me satisface hablar de libros y lecturas con mis muchos compañeros y compañeras lectores.
Para mí leer es, no lo oculto, un placer fundamental. Disfruto leyendo mucho y variado, aunque durante el curso me disciplino eligiendo solo libros profesionales, y relegando la literatura u otras lecturas no directamente relacionadas con la profesión para las fiestas y, especialmente, el mes de agosto.
Puede que estés pensando que leer exclusivamente libros profesionales no es una lectura placentera. Bueno, en ocasiones… tienes razón. Sin embargo, de vez en cuando, uno encuentra libros cuya lectura es un auténtico placer porque están muy bien escrito en todos los sentidos, y ese es el caso de Aprender En Tiempos Revueltos. La Nueva Ciencia Del Aprendizaje (Alianza Ensayo), el último libro de Juan Ignacio Pozo.
Para empezar, permíteme que te cuente, de manera general y en un minuto, qué es lo que más me ha gustado del libro:
El punto de partida del libro es tan real como provocador: “Las necesidades sociales de aprendizaje han evolucionado en estos últimos años mucho más que las formas sociales de organizarlo o gestionarlo”. Es, por ello, necesaria una revisión en profundidad de nuestra manera de aprender y, por tanto, de enseñar.
El comienzo de esa revisión consiste en analizar cuál es nuestra teoría personal de la enseñanza, pues todos tenemos una, y en concreto nuestra definición de aprendizaje. A mí, personalmente, me convence la que propone Juan Ignacio Pozo: “El aprendizaje es un cambio relativamente permanente y transferible en los conocimientos, habilidades, actitudes, emociones, creencias, etc., de una persona como consecuencia de sus prácticas sociales mediadas por ciertos dispositivos culturales”, es decir, “aprender es cambiar lo que ya somos”.
Y he aquí la clave de todo el libro: ¿cómo conseguimos cambiar de manera permanente y transferible?¿Escuchando pasivamente?¿Haciendo ejercicios repetitivos?¿Cambia esto realmente algo de manera duradera? Obviamente, la respuesta es negativa: ese no es el camino.
Para cambiar necesitamos hacer, y hacer con otros. Por ello Juan Ignacio Pozo defiende la búsqueda genuina de motivos para aprender, más allá del miedo al fracaso o al suspenso, y aboga por la práctica significativa en el aula, la resolución de problemas y la ejecución de proyectos que apasionen a los estudiantes (nuestro aprendizaje memorable…), el aprendizaje cooperativo o la educación expandida.
En definitiva, el libro de Juan Ignacio Pozo presenta los argumentos, bien asentados en la reflexión y la investigación, para la revolución que necesita nuestro sistema educativo. Si estás preocupado por encontrar un sendero que te permita transformar tu práctica en beneficio de tus estudiantes y para su satisfacción y la tuya propia, este es tu libro. Y, ya sabes, cuando lo leas, corre la voz porque, como el propio Juan Ignacio Pozo dice, “la información que no se usa se olvida”.
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Ser docente implica ser lector. No contemplo una alternativa; y en el caso de los docentes en formación inicial, leer es como respirar, absolutamente vital. Por un lado, los docentes somos, junto con las familias, los responsables de acercar a nuestros estudiantes a la lectura,como práctica social y cultural y como destreza. Por otro lado, la lectura es una fuente indispensable de (in)formación con la cual construimos nuestro conocimiento profesional y, de manera general, nuestro conocimiento del mundo. En resumen, cuando un docente me dice que no lee o que no le gusta leer, desconfío tan profundamente como me satisface hablar de libros y lecturas con mis muchos compañeros y compañeras lectores.
Para mí leer es, no lo oculto, un placer fundamental. Disfruto leyendo mucho y variado, aunque durante el curso me disciplino eligiendo solo libros profesionales, y relegando la literatura u otras lecturas no directamente relacionadas con la profesión para las fiestas y, especialmente, el mes de agosto.
Puede que estés pensando que leer exclusivamente libros profesionales no es una lectura placentera. Bueno, en ocasiones… tienes razón. Sin embargo, de vez en cuando, uno encuentra libros cuya lectura es un auténtico placer porque están muy bien escrito en todos los sentidos, y ese es el caso de Aprender En Tiempos Revueltos. La Nueva Ciencia Del Aprendizaje (Alianza Ensayo), el último libro de Juan Ignacio Pozo.
Para empezar, permíteme que te cuente, de manera general y en un minuto, qué es lo que más me ha gustado del libro:
El punto de partida del libro es tan real como provocador: “Las necesidades sociales de aprendizaje han evolucionado en estos últimos años mucho más que las formas sociales de organizarlo o gestionarlo”. Es, por ello, necesaria una revisión en profundidad de nuestra manera de aprender y, por tanto, de enseñar.
El comienzo de esa revisión consiste en analizar cuál es nuestra teoría personal de la enseñanza, pues todos tenemos una, y en concreto nuestra definición de aprendizaje. A mí, personalmente, me convence la que propone Juan Ignacio Pozo: “El aprendizaje es un cambio relativamente permanente y transferible en los conocimientos, habilidades, actitudes, emociones, creencias, etc., de una persona como consecuencia de sus prácticas sociales mediadas por ciertos dispositivos culturales”, es decir, “aprender es cambiar lo que ya somos”.
Y he aquí la clave de todo el libro: ¿cómo conseguimos cambiar de manera permanente y transferible?¿Escuchando pasivamente?¿Haciendo ejercicios repetitivos?¿Cambia esto realmente algo de manera duradera? Obviamente, la respuesta es negativa: ese no es el camino.
Para cambiar necesitamos hacer, y hacer con otros. Por ello Juan Ignacio Pozo defiende la búsqueda genuina de motivos para aprender, más allá del miedo al fracaso o al suspenso, y aboga por la práctica significativa en el aula, la resolución de problemas y la ejecución de proyectos que apasionen a los estudiantes (nuestro aprendizaje memorable…), el aprendizaje cooperativo o la educación expandida.
En definitiva, el libro de Juan Ignacio Pozo presenta los argumentos, bien asentados en la reflexión y la investigación, para la revolución que necesita nuestro sistema educativo. Si estás preocupado por encontrar un sendero que te permita transformar tu práctica en beneficio de tus estudiantes y para su satisfacción y la tuya propia, este es tu libro. Y, ya sabes, cuando lo leas, corre la voz porque, como el propio Juan Ignacio Pozo dice, “la información que no se usa se olvida”.
Entrevista de Ángeles López a Mariano Sigman.
Aunque se encuentra ubicado en su país natal, Argentina, donde dirige un centro de investigación en el que trabajan 25 personas, el trabajo de Mariano Sigman se extiende por múltiples continentes, como el europeo donde dirige uno de los equipos que conforman el proyecto Human Brain. Los años de estudio en neurociencia le han dirigido hacia el análisis de cómo la ciencia del cerebro se puede aplicar a la educación y ahora esta faceta es la que le entusiasma y la que centra esta entrevista que ha concedido a su paso por Madrid para presentar su último libro La vida secreta de la mente (Debate).
¿Cómo es el cerebro de los bebés?
La primera cosa que hemos descubierto en el campo de la neurociencia es que los niños tienen muchas más facultades cognitivas de las que cree. Por ejemplo, tienen nociones muy sofisticadas casi desde el día que nacen: de matemáticas, del espacio y tiempo, sociales, morales... El problema es que no pueden comunicarlas. Por eso luego no tienen que aprender tantas cosas sino saber cómo expresar ese conocimiento.
Porque, según su libro, los bebés tienen por desarrollar el control de la función ejecutiva. ¿Conocer la presencia o ausencia de estas funciones podría servir a los padres para entender mejor a sus hijos?
Esa es la razón de ser de este libro: entendernos para relacionarnos un poco mejor. Las funciones ejecutivas tienen que ver con la capacidad de gobernar nuestro propio pensamiento y su ejecución. Si voy a un restaurante y tengo hambre, no tomo la comida de la mesa que está al lado. Los bebés aprenden a ser directores de orquesta de su propio pensamiento lentamente, incluso durante la adolescencia se hace de manera asincrónica. Si un padre intenta que su hijo deje de llorar diciéndole repetidamente que deje de hacerlo, seguramente no lo logrará. Con un bebé, lo que termina funcionando es atrayendo su atención exógena con otro estímulo, es decir, distraerlo con otra cosa. Porque él no puede gobernar su pensamiento.
¿Hasta qué punto el ámbito escolar está al tanto de los avances de la neurociencia?
Hay mucha gente estudiando el cerebro humano pero, ¿sirve para educarnos mejor? Creo que sí, debe servir, pero muchos maestros no conocen estos avances. Yo trabajo mucho en formaciones docentes, con directores de colegios, con ministros de educación, haciendo planes públicos educativos... La medicina se ha beneficiado de los avances científicos y eso que ha funcionado tan bien en ese caso no lo ha hecho igual en la educación, que no se está aprovechando tanto del conocimiento científico.
¿De qué forma puede aprender la educación de la ciencia?
Pongo el ejemplo del sueño que suele tener muy mala prensa. Porque no se reconoce como una necesidad fisiológica. El maestro entiende que un chico tiene que ir al baño pero no que tiene que dormir porque lo vincula a la vaguería y es difícil que piense que si el joven duerme 10 o 15 minutos luego va a funcionar mucho mejor. Por otro lado, se piensa que el sueño es tiempo perdido. Pero hoy se sabe por la ciencia que mientras se duerme se consolidan muchísimos procesos de aprendizaje, como la memoria y el reordenamiento de lo aprendido. Además, el ciclo del sueño se retrasa durante la adolescencia, los chicos se hacen más buhos. Si uno reconoce esto, puede actuar de acuerdo a ello de distintas maneras. Quizás empezando el colegio más tarde (y eso funciona, aunque quizás no es práctico) o no programando asignaturas duras a las ocho de la mañana.
¿Influye más en el aprendizaje el paquete genético o el entorno?
Hay algunas facultades cogniticas que son las que genéricamente se llaman el temperamento que son muy resistentes al cambio. Eso incluye por ejemplo ciertas predisposiciones sociales como ser introvertido o tímido que, aunque luego algunas personas encuentren un lugar donde no lo son, genéricamente es muy difícil que cambien ese rasgo de personalidad. Otra es el tono, hay chicos que se sientan en una silla y lo hacen como con todos los músculos dormidos y con la cabeza baja y otros al revés, que no paran. Como éstas hay varias facetas que son muy constitutivas de lo que somos, casi que definen a una personas, y poco maleables.
Pero no todo es la genética ¿no?
No, claro. El espacio de cambio para el cerebro, y por ende para uno mismo, es permanente, no hay una ventana que se cierre, el cerebro cambia siempre. Hay muchas cosas que hacen que el cerebro cambie, pero la principal es la motivación que se transforma en el cerebro en una molécula que se llama dopamina. Además, ese cambio ocurre con un vigor que no es tan distinto al de la infancia como pensamos. En experimentos controlados en los que una persona adulta se pone a aprender un idioma, un instrumento o un oficio lo logra en tiempos muy parecidos que un niño. Lo que pasa es que uno se olvida del esfuerzo que costó un aprendizaje. Además, de adultos tenemos otro grado de urgencia, porque tenemos niños, trabajo, obligaciones... Es difícil tener la libertad del tiempo, la motivación, de que el cerebro esté en plena forma para poder aprender. Le echamos la culpa a la vejez cuando en realidad es un problema del lugar social que ocupamos hoy con respecto al que ocupamos de niños. Cualquier persona, tenga la edad que tenga, puede aprender aquello que se proponga.
¿No se está perdiendo el valor del esfuerzo en la sociedad?
Sí, y es algo que me preocupa mucho. No hay ninguna transformación importante en el cerebro humano que no sea con esfuerzo. Muchos adolescentes o padres se preguntan para qué estudiar los ríos de España si luego se van a olvidar. Y es importante no por el mero hecho de recordarlos para siempre sino para ejercitar la memoria. Creo que el esfuerzo mental en el colegio es fundamental, y mucha gente olvida que la razón de ser en el colegio no tienen tanto que ver con el conocimiento posterior sino con aprender el procedimiento para adquirir ese conocimiento. Lo importante no es el final del camino sino el camino mismo. Es una responsabilidad de la sociedad entender esto. Ahora hay un montón de métodos educativos que proponen una educación mucho más lúdica. Valoro alguna de estas cosas, porque la motivación es importante para el aprendizaje pero delegar todo en lo lúdico y pensar que no hay que esforzarse para acceder a un mundo mejor, como aprender a desenvolverse por uno mismo, aprender a no sufrir, a hacer algo por otra persona... Creo que no estamos valorando las consecuencias de chicos que crecen sin haberse entrenado esa facultad para el esfuerzo.
Dentro de sus estudios que vinculan ciencia y educación destaca la capacidad que tienen los niños de enseñar. ¿Está aprovechando el entorno escolar esa capacidad?
Es una idea viejísima, ya Séneca el griego tenía una frase muy famosa que era 'Docendo discimus', es decir, enseñando aprendemos, y es la idea de que adquirir conocimientos no es un proceso pasivo sino de orden, que ordena bien lo que sabe y, en el momento que lo necesita, lo agarra y usa. Cada persona lo ordena de una manera distinta. El sistema pedagógico no lo reconoce tanto, porque aunque una clase sea magnífica, cada chico aun prestando atención, reconstruye eso en su propia concepción mental. La vocación por compartir conocimiento y por enseñar es idiosincrásico a aquello que somos y es una especie de ejercicio que utilizamos para aprender no solo conocimiento sino para relacionarnos con el medio. Los chicos cuando aprenden algo lo enseñan compulsivamente. Hemos hechos miles de experitmentos, actividades, con chicos cuando enseñan. En ese proceso cambian su expresión facial y corporal, hay una predisposición emocional para compartir el conocimiento y eso es importante porque emancipar al chico genera motivación en el aula, importante para aprender. También hemos visto otras cosas interesantes como que eligen qué contar y qué no. Y por último, hemos comprobado que un chico cuando cuenta a otro lo aprendido expresa mucho más conocimiento que cuando hace un examen. Puede que para evaluar un conocimiento la situación ideal no sea un examen que es estresante sino mediante la enseñanza entre iguales.
¿Pero entonces hay que darle la vuelta al colegio?
No, eso no funciona, los chicos necesitan un maestro que les diga cómo son las cosas, restringir el camino del conocimiento, y ser un referente de saber. No, no es cambiar tanto el sistema sino que se debería buscar un espacio pequeño, cinco minutos, 10, de la clase donde se da la vuelta al juego. Eso puede funcionar bien.
¿Es necesaria la disciplina dentro de la escuela?
No lo sé. Depende de lo que le pidamos a la escuela. Sí creo que el que un chico aprenda a separarse de su presente hedónico y que sepa que hay momentos de esfuerzo, trabajo, displacer, de cierta frustración, con los que es importante convivir, genera una sociedad más justa, que se parece mucho más a los principios que casi todos compartimos.
¿Prestan los gobiernos suficiente importancia a la educación?
Una parte muy minoritaria de la educación pasa en la escuela, el 90% del tiempo los chicos se educan con los padres, con los hermanos, amigos... Todo eso dicta qué es lo que somos, y por qué unas sociedades son corruptas y otras no, o respetan las reglas. En esa educación, el Estado también tendría que ser responsable, no metiéndose en las casas de cada uno sino facilitando la creación de clubes: deportivos, sociales, de ambientes sanos... Es el ejemplo de Medellín, en Colombia, donde la promoción de espacios públicos, que permiten desarrollar actividades que generan vínculos respetuosos y sanos, ha mejorado enormemente la condición social. En general, salvo los estados nórdicos, ninguno ha sido coherente dedicándole el esfuerzo y tiempo que requiere la educación.
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Aunque se encuentra ubicado en su país natal, Argentina, donde dirige un centro de investigación en el que trabajan 25 personas, el trabajo de Mariano Sigman se extiende por múltiples continentes, como el europeo donde dirige uno de los equipos que conforman el proyecto Human Brain. Los años de estudio en neurociencia le han dirigido hacia el análisis de cómo la ciencia del cerebro se puede aplicar a la educación y ahora esta faceta es la que le entusiasma y la que centra esta entrevista que ha concedido a su paso por Madrid para presentar su último libro La vida secreta de la mente (Debate).
¿Cómo es el cerebro de los bebés?
La primera cosa que hemos descubierto en el campo de la neurociencia es que los niños tienen muchas más facultades cognitivas de las que cree. Por ejemplo, tienen nociones muy sofisticadas casi desde el día que nacen: de matemáticas, del espacio y tiempo, sociales, morales... El problema es que no pueden comunicarlas. Por eso luego no tienen que aprender tantas cosas sino saber cómo expresar ese conocimiento.
Porque, según su libro, los bebés tienen por desarrollar el control de la función ejecutiva. ¿Conocer la presencia o ausencia de estas funciones podría servir a los padres para entender mejor a sus hijos?
Esa es la razón de ser de este libro: entendernos para relacionarnos un poco mejor. Las funciones ejecutivas tienen que ver con la capacidad de gobernar nuestro propio pensamiento y su ejecución. Si voy a un restaurante y tengo hambre, no tomo la comida de la mesa que está al lado. Los bebés aprenden a ser directores de orquesta de su propio pensamiento lentamente, incluso durante la adolescencia se hace de manera asincrónica. Si un padre intenta que su hijo deje de llorar diciéndole repetidamente que deje de hacerlo, seguramente no lo logrará. Con un bebé, lo que termina funcionando es atrayendo su atención exógena con otro estímulo, es decir, distraerlo con otra cosa. Porque él no puede gobernar su pensamiento.
¿Hasta qué punto el ámbito escolar está al tanto de los avances de la neurociencia?
Hay mucha gente estudiando el cerebro humano pero, ¿sirve para educarnos mejor? Creo que sí, debe servir, pero muchos maestros no conocen estos avances. Yo trabajo mucho en formaciones docentes, con directores de colegios, con ministros de educación, haciendo planes públicos educativos... La medicina se ha beneficiado de los avances científicos y eso que ha funcionado tan bien en ese caso no lo ha hecho igual en la educación, que no se está aprovechando tanto del conocimiento científico.
¿De qué forma puede aprender la educación de la ciencia?
Pongo el ejemplo del sueño que suele tener muy mala prensa. Porque no se reconoce como una necesidad fisiológica. El maestro entiende que un chico tiene que ir al baño pero no que tiene que dormir porque lo vincula a la vaguería y es difícil que piense que si el joven duerme 10 o 15 minutos luego va a funcionar mucho mejor. Por otro lado, se piensa que el sueño es tiempo perdido. Pero hoy se sabe por la ciencia que mientras se duerme se consolidan muchísimos procesos de aprendizaje, como la memoria y el reordenamiento de lo aprendido. Además, el ciclo del sueño se retrasa durante la adolescencia, los chicos se hacen más buhos. Si uno reconoce esto, puede actuar de acuerdo a ello de distintas maneras. Quizás empezando el colegio más tarde (y eso funciona, aunque quizás no es práctico) o no programando asignaturas duras a las ocho de la mañana.
¿Influye más en el aprendizaje el paquete genético o el entorno?
Hay algunas facultades cogniticas que son las que genéricamente se llaman el temperamento que son muy resistentes al cambio. Eso incluye por ejemplo ciertas predisposiciones sociales como ser introvertido o tímido que, aunque luego algunas personas encuentren un lugar donde no lo son, genéricamente es muy difícil que cambien ese rasgo de personalidad. Otra es el tono, hay chicos que se sientan en una silla y lo hacen como con todos los músculos dormidos y con la cabeza baja y otros al revés, que no paran. Como éstas hay varias facetas que son muy constitutivas de lo que somos, casi que definen a una personas, y poco maleables.
Pero no todo es la genética ¿no?
No, claro. El espacio de cambio para el cerebro, y por ende para uno mismo, es permanente, no hay una ventana que se cierre, el cerebro cambia siempre. Hay muchas cosas que hacen que el cerebro cambie, pero la principal es la motivación que se transforma en el cerebro en una molécula que se llama dopamina. Además, ese cambio ocurre con un vigor que no es tan distinto al de la infancia como pensamos. En experimentos controlados en los que una persona adulta se pone a aprender un idioma, un instrumento o un oficio lo logra en tiempos muy parecidos que un niño. Lo que pasa es que uno se olvida del esfuerzo que costó un aprendizaje. Además, de adultos tenemos otro grado de urgencia, porque tenemos niños, trabajo, obligaciones... Es difícil tener la libertad del tiempo, la motivación, de que el cerebro esté en plena forma para poder aprender. Le echamos la culpa a la vejez cuando en realidad es un problema del lugar social que ocupamos hoy con respecto al que ocupamos de niños. Cualquier persona, tenga la edad que tenga, puede aprender aquello que se proponga.
¿No se está perdiendo el valor del esfuerzo en la sociedad?
Sí, y es algo que me preocupa mucho. No hay ninguna transformación importante en el cerebro humano que no sea con esfuerzo. Muchos adolescentes o padres se preguntan para qué estudiar los ríos de España si luego se van a olvidar. Y es importante no por el mero hecho de recordarlos para siempre sino para ejercitar la memoria. Creo que el esfuerzo mental en el colegio es fundamental, y mucha gente olvida que la razón de ser en el colegio no tienen tanto que ver con el conocimiento posterior sino con aprender el procedimiento para adquirir ese conocimiento. Lo importante no es el final del camino sino el camino mismo. Es una responsabilidad de la sociedad entender esto. Ahora hay un montón de métodos educativos que proponen una educación mucho más lúdica. Valoro alguna de estas cosas, porque la motivación es importante para el aprendizaje pero delegar todo en lo lúdico y pensar que no hay que esforzarse para acceder a un mundo mejor, como aprender a desenvolverse por uno mismo, aprender a no sufrir, a hacer algo por otra persona... Creo que no estamos valorando las consecuencias de chicos que crecen sin haberse entrenado esa facultad para el esfuerzo.
Dentro de sus estudios que vinculan ciencia y educación destaca la capacidad que tienen los niños de enseñar. ¿Está aprovechando el entorno escolar esa capacidad?
Es una idea viejísima, ya Séneca el griego tenía una frase muy famosa que era 'Docendo discimus', es decir, enseñando aprendemos, y es la idea de que adquirir conocimientos no es un proceso pasivo sino de orden, que ordena bien lo que sabe y, en el momento que lo necesita, lo agarra y usa. Cada persona lo ordena de una manera distinta. El sistema pedagógico no lo reconoce tanto, porque aunque una clase sea magnífica, cada chico aun prestando atención, reconstruye eso en su propia concepción mental. La vocación por compartir conocimiento y por enseñar es idiosincrásico a aquello que somos y es una especie de ejercicio que utilizamos para aprender no solo conocimiento sino para relacionarnos con el medio. Los chicos cuando aprenden algo lo enseñan compulsivamente. Hemos hechos miles de experitmentos, actividades, con chicos cuando enseñan. En ese proceso cambian su expresión facial y corporal, hay una predisposición emocional para compartir el conocimiento y eso es importante porque emancipar al chico genera motivación en el aula, importante para aprender. También hemos visto otras cosas interesantes como que eligen qué contar y qué no. Y por último, hemos comprobado que un chico cuando cuenta a otro lo aprendido expresa mucho más conocimiento que cuando hace un examen. Puede que para evaluar un conocimiento la situación ideal no sea un examen que es estresante sino mediante la enseñanza entre iguales.
¿Pero entonces hay que darle la vuelta al colegio?
No, eso no funciona, los chicos necesitan un maestro que les diga cómo son las cosas, restringir el camino del conocimiento, y ser un referente de saber. No, no es cambiar tanto el sistema sino que se debería buscar un espacio pequeño, cinco minutos, 10, de la clase donde se da la vuelta al juego. Eso puede funcionar bien.
¿Es necesaria la disciplina dentro de la escuela?
No lo sé. Depende de lo que le pidamos a la escuela. Sí creo que el que un chico aprenda a separarse de su presente hedónico y que sepa que hay momentos de esfuerzo, trabajo, displacer, de cierta frustración, con los que es importante convivir, genera una sociedad más justa, que se parece mucho más a los principios que casi todos compartimos.
¿Prestan los gobiernos suficiente importancia a la educación?
Una parte muy minoritaria de la educación pasa en la escuela, el 90% del tiempo los chicos se educan con los padres, con los hermanos, amigos... Todo eso dicta qué es lo que somos, y por qué unas sociedades son corruptas y otras no, o respetan las reglas. En esa educación, el Estado también tendría que ser responsable, no metiéndose en las casas de cada uno sino facilitando la creación de clubes: deportivos, sociales, de ambientes sanos... Es el ejemplo de Medellín, en Colombia, donde la promoción de espacios públicos, que permiten desarrollar actividades que generan vínculos respetuosos y sanos, ha mejorado enormemente la condición social. En general, salvo los estados nórdicos, ninguno ha sido coherente dedicándole el esfuerzo y tiempo que requiere la educación.
Manuel Pérez Andría, Filósofo y Pedagogo.
El pasado 25 de Marzo del 2016, me llegó un correo que incluía un comentario que hizo un catedrático (Sr. Ricardo Moreno) sobre la enseñanza; salió publicado en Madrid 24 marzo del 2016 por la agencia (EFE) . En dicho comentario hace una serie de reflexiones sobre lo que piensa que es la Pedagogía, sobre lo que hacen los Pedagogos, y como él solucionaría la Educación en España, llegando a su reflexión final, diciendo que: “Los Pedagogos han destruido la enseñanza”.
Para las personas que no me conozcan, les puedo decir que nací en el año 1948; soy: Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación (modernamente, Pedagogía) por la UNED (2000-2005); Profesor de las asignaturas comprendidas hasta Bachillerato; Ingeniero Técnico de Telecomunicaciones de Empresa (1965-2013); Profesor de las asignaturas de mi carrera Técnica; Licenciado en Bricolaje (1971-2015); realizando infinidad de trabajos diversos. Autor del libro: Consejos para evitar el fracaso educativo y el fracaso escolar, Guía Práctica (Cádiz 2008); Autor de la presentación de mi enciclopedia de 15 volúmenes: Una educación laica y democrática para el siglo XXI (Cádiz 2012); Autor de otros libros, artículos, cartas, cuentos y poesías.
Y todo, para justificar que lo que se organiza y se da en las Guarderías, en las Escuelas, en las Universidades y en las Escuelas Técnicas “No es Educación”, llamase, Escolarización u Orientación escolar para un fin determinado, y no para todas las personas. La Educación es algo más profundo, que mal se aprende en la Universidad de la Vida, fuera de los recintos escolares, desgraciadamente. Todo lo realizaba de forma altruista, empleando siempre un método Pedagógico, dándome igual, la materia de que se tratara.
Pero, al leer dichos comentarios, me ha provocado la necesidad de buscar el medio de comunicación adecuado para poder replicar a dichas reflexiones, puesto que, estoy convencido que personajes como el Sr. Moreno, han hecho mucho daño al mundo educativo.
Por ello, ruego me permitáis decirle al Sr. Moreno: que se ha cubierto de gloria, al decir públicamente, las siguientes expresiones: La Pedagogía es "un lenguaje sin contenido, una jerga y no una ciencia"; Nadie se convierte en un buen docente leyendo sobre esta materia; "Los Pedagogos han destruido la enseñanza". "La conjura de los ignorantes” “Los Pedagogos usan muchas palabras para decir cosas triviales o que no significan nada”; “Los Pedagogos buscan un lenguaje deliberadamente críptico para tener un aspecto científico que no tienen". Afirma, que todo lo que existe (no sé a qué se refiere) no tiene nada que ver con el discurso de los Pedagogos…
Así, y ante tal cúmulo de aberraciones y despropósitos, es mi intención, aclararle algunos detalles que ha obviado, inconscientemente, o al menos, eso es lo que quisiera pensar.
Por ejemplo, hay otras consideraciones sociales, mal llamadas educativas, que tú conoces, y que practicaste en otros tiempos, con resultado positivo a tus intereses particulares. Pero, hoy, año 2016, te diré que, ya esas ideas no influyen tanto en las distintas clases sociales, porque, afortunadamente, hay muchísimas personas casi educadas, entre ellas, nosotros los Pedagogos, y todo, por el respeto mutuo que mantenemos con las demás personas, y por el empeño que hemos puesto al desempeñar el rol que nos ha tocado vivir.
Quiero recordarte que la ignorancia es la madre del atrevimiento, por lo que, años atrás, los ignorantes y maleducados como tú, teníais vuestro sitio, porque, actuabais como Patriarcas, aunque, algunos respetaban el código ético de la profesión que ejercieran.
Sin embargo, tú, ni siquiera ese código eres capaz de respetar, a tenor de las frases que ha vertido en la entrevista que has concedido a la Agencia EFE, y porque, los títulos de la licenciatura de Matemáticas y del doctorado de Filosofía, que dices que tienes, lo más seguro es que, los haya obtenido en la Universidad que había montada en la selva amazónica, en tus tiempos.
Nosotros, los Pedagogos, por nuestra parte, definimos a la Pedagogía como el método científico que maneja ciertos conocimientos, mediante el proceso enseñanza-aprendizaje, con el fin último, de Educarnos y Educar a las demás personas. Los conocimientos son los que aportan las ciencias existentes, inventadas por algunas personas. Con ellos, y en un principio, pretendemos Formar en todas las facetas, áreas, ámbitos, perspectivas, dimensiones…a las distintas personas que han existido y que existen en la Tierra.
Por ello, puedes deducir que la Pedagogía no es una ciencia, como bien decís, pero, sí, es la que sincroniza al conjunto de ciencias que emanan, de la Universidad de la Vida y de los medios científicos más recónditos del planeta Tierra, necesarias, dichas ciencias, para diseñar el planteamiento y procedimiento más adecuado en pro de esa Educación Permanente que necesitamos todos los seres vivos.
Así, la Pedagogía se compone, de un conjunto de ciencias, entre ellas, están la Lengua Humana, Filosofía, Psicología, Sociología, Biología…y las Matemáticas, Física, Química, Astronomía…y otras muchas más derivadas de las anteriores. O sea, que los conocimientos creados por algunas personas, deben revertir, y no siempre revierten, en la Formación, que necesitamos todas las personas, para llegar a Educarnos, sí, para alcanzar que toda persona logre la optimización integral, la autorrealización e inserción activa en la Naturaleza, Sociedad y Cultura, y así, poder afrontar los cambios rápidos que las distintas Sociedades del siglo XXI, están experimentando.
Pero, por culpa de los Patriarcados que han existido y que existen, o sea, por los condicionamientos religiosos, económicos y políticos, no se vislumbra de manera clara, en dónde poder orientar a los educadores ni tampoco dónde los educadores puedan impartir sus enseñanzas para poder educar. En busca de esas instituciones y métodos a desarrollar, estamos los Pedagogos, constantemente, empeñados en que los educadores eduquen, con el apoyo de toda la Comunidad Educativa.
Para ello, y a modo orientativo, los Pedagogos, recurrimos a la Historia de la Educación, para observar que, desde hace muchos siglos atrás, estaba implantado como medio de organización social y de enseñanza, el Patriarcado, o sea, tener dividida a las distintas Sociedades en clases sociales de forma piramidal, o lo que es lo mismo, en la cúspide, estaría el más rico y poderoso, y en su base, los pobres, marginados, esclavos…Vamos, que la transmisión de los conocimientos sólo llegaba a los niveles intermedios, como mucho.
No existía, por tanto, ni Pedagogía ni Formación ni por ende, Educación, era más bien, una especie de Instrucción, que adoctrinaba a las personas de las clases sociales altas, para mantener ese estatus social de generación en generación, manteniendo en constantes conflictos bélicos al resto de la población. O sea, que existía una Instrucción privada, dependiendo, ésta, de las riquezas que se manejara, simplemente, por haber nacido en una clase social alta. O sea, ello daba lugar a tener, un alto porcentaje, de analfabetos como tú.
Fue a partir del final de la segunda guerra mundial, año 1945, cuando, algunas personas ricas, poderosas, manipuladoras de mentes y aprovechadas de las circunstancias adversas de los pobres, o sea, aquellas que pertenecían a los distintos Patriarcados, sobre todo, en las Sociedades Occidentales consideradas Desarrolladas, inventaron la Escolarización.
Es decir, se dedicaron a seleccionar a las otras personas, de las clases sociales medias-bajas y bajas, en unas determinadas etapas de sus ciclos vitales, para emplearlas en sus cadenas de producción, y así, obtener los suficientes beneficios como para que se convirtieran, cada vez, más ricas y poderosas.
Sin importarles las personas: que no fueron seleccionadas; ni aquellas que no tuvieron la suerte de entrar en la selección; ni las que no pasaron todos los niveles que establecieron; ni las que nunca fueron seleccionadas. Por cierto, para ser seleccionadas, debían aprender una serie de conocimientos, que le enseñaban los profesores que aceptaban el sistema patriarcal implantado, y según los intereses de las personas patriarcales.
Por ello, tampoco debes confundir ni tú, ni los que piensan como tú, la Educación con la Escolarización, ya que, lo que se da en las Guarderías, Escuelas, Institutos, Universidades y Escuelas Técnicas, no es Educación, sino, Escolarización.
Todo ese proceso escolar ni ha tenido ni tiene una base científica, porque ha sido estructurado por algunas personas religiosas, economistas y políticas no educadas, vamos, que a lo más que han llegado ha sido a recibir la meritocracia que les otorgó el Patriarcado al que perteneciera, y por supuesto, no habiendo pisado nunca un aula, en su vida. Sin embargo, si se sumergen en el cinismo más grande, al llamar Sistema Educativo Público a lo que se organiza en las instituciones escolares actuales.
Cuando en realidad, lo que se tiene es un Sistema Escolar emanado de las leyes que las personas gobernantas tienen establecidas, generalmente, aquellas que surgieron en tiempos pasados, ocupando, todavía, un espectro muy amplio en las Distintas Sociedades, y siempre al servicio del poder económico privado que la constituyó. Las instituciones para educar, están por llegar, quizás, puedan ser aquellas, pero, con una estructura y funcionamiento diametralmente opuesto. En conclusión, la Pedagogía, no es la carta de ruta, ordenada por los ricos y poderosos, que han de seguir las personas docentes cuando estén en sus aulas escolares o universitarias, sino, que deba ser, los conocimientos metódicos que ha de adquirir la persona, para mejorar su estado biopsicosocial, o sea, para perfeccionar su educación, en todos los lugares y épocas. Así, Sr. Moreno, como comprenderás, todos somos Pedagogos, buenos o malos, incluso, tú, y los que piensan como tú. Mucho más puedo decirte de la Pedagogía, Formación, Educación, Instrucción, acerca de sus teorías y de sus problemas, aunque no sé si sería capaz de asimilarlas.
FUENTE: Artículo remitido por Manuel Pérez Andría a esta plataforma para expresar su opinión.
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El pasado 25 de Marzo del 2016, me llegó un correo que incluía un comentario que hizo un catedrático (Sr. Ricardo Moreno) sobre la enseñanza; salió publicado en Madrid 24 marzo del 2016 por la agencia (EFE) . En dicho comentario hace una serie de reflexiones sobre lo que piensa que es la Pedagogía, sobre lo que hacen los Pedagogos, y como él solucionaría la Educación en España, llegando a su reflexión final, diciendo que: “Los Pedagogos han destruido la enseñanza”.
Para las personas que no me conozcan, les puedo decir que nací en el año 1948; soy: Licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación (modernamente, Pedagogía) por la UNED (2000-2005); Profesor de las asignaturas comprendidas hasta Bachillerato; Ingeniero Técnico de Telecomunicaciones de Empresa (1965-2013); Profesor de las asignaturas de mi carrera Técnica; Licenciado en Bricolaje (1971-2015); realizando infinidad de trabajos diversos. Autor del libro: Consejos para evitar el fracaso educativo y el fracaso escolar, Guía Práctica (Cádiz 2008); Autor de la presentación de mi enciclopedia de 15 volúmenes: Una educación laica y democrática para el siglo XXI (Cádiz 2012); Autor de otros libros, artículos, cartas, cuentos y poesías.
Y todo, para justificar que lo que se organiza y se da en las Guarderías, en las Escuelas, en las Universidades y en las Escuelas Técnicas “No es Educación”, llamase, Escolarización u Orientación escolar para un fin determinado, y no para todas las personas. La Educación es algo más profundo, que mal se aprende en la Universidad de la Vida, fuera de los recintos escolares, desgraciadamente. Todo lo realizaba de forma altruista, empleando siempre un método Pedagógico, dándome igual, la materia de que se tratara.
Pero, al leer dichos comentarios, me ha provocado la necesidad de buscar el medio de comunicación adecuado para poder replicar a dichas reflexiones, puesto que, estoy convencido que personajes como el Sr. Moreno, han hecho mucho daño al mundo educativo.
Por ello, ruego me permitáis decirle al Sr. Moreno: que se ha cubierto de gloria, al decir públicamente, las siguientes expresiones: La Pedagogía es "un lenguaje sin contenido, una jerga y no una ciencia"; Nadie se convierte en un buen docente leyendo sobre esta materia; "Los Pedagogos han destruido la enseñanza". "La conjura de los ignorantes” “Los Pedagogos usan muchas palabras para decir cosas triviales o que no significan nada”; “Los Pedagogos buscan un lenguaje deliberadamente críptico para tener un aspecto científico que no tienen". Afirma, que todo lo que existe (no sé a qué se refiere) no tiene nada que ver con el discurso de los Pedagogos…
Así, y ante tal cúmulo de aberraciones y despropósitos, es mi intención, aclararle algunos detalles que ha obviado, inconscientemente, o al menos, eso es lo que quisiera pensar.
Por ejemplo, hay otras consideraciones sociales, mal llamadas educativas, que tú conoces, y que practicaste en otros tiempos, con resultado positivo a tus intereses particulares. Pero, hoy, año 2016, te diré que, ya esas ideas no influyen tanto en las distintas clases sociales, porque, afortunadamente, hay muchísimas personas casi educadas, entre ellas, nosotros los Pedagogos, y todo, por el respeto mutuo que mantenemos con las demás personas, y por el empeño que hemos puesto al desempeñar el rol que nos ha tocado vivir.
Quiero recordarte que la ignorancia es la madre del atrevimiento, por lo que, años atrás, los ignorantes y maleducados como tú, teníais vuestro sitio, porque, actuabais como Patriarcas, aunque, algunos respetaban el código ético de la profesión que ejercieran.
Sin embargo, tú, ni siquiera ese código eres capaz de respetar, a tenor de las frases que ha vertido en la entrevista que has concedido a la Agencia EFE, y porque, los títulos de la licenciatura de Matemáticas y del doctorado de Filosofía, que dices que tienes, lo más seguro es que, los haya obtenido en la Universidad que había montada en la selva amazónica, en tus tiempos.
Nosotros, los Pedagogos, por nuestra parte, definimos a la Pedagogía como el método científico que maneja ciertos conocimientos, mediante el proceso enseñanza-aprendizaje, con el fin último, de Educarnos y Educar a las demás personas. Los conocimientos son los que aportan las ciencias existentes, inventadas por algunas personas. Con ellos, y en un principio, pretendemos Formar en todas las facetas, áreas, ámbitos, perspectivas, dimensiones…a las distintas personas que han existido y que existen en la Tierra.
Por ello, puedes deducir que la Pedagogía no es una ciencia, como bien decís, pero, sí, es la que sincroniza al conjunto de ciencias que emanan, de la Universidad de la Vida y de los medios científicos más recónditos del planeta Tierra, necesarias, dichas ciencias, para diseñar el planteamiento y procedimiento más adecuado en pro de esa Educación Permanente que necesitamos todos los seres vivos.
Así, la Pedagogía se compone, de un conjunto de ciencias, entre ellas, están la Lengua Humana, Filosofía, Psicología, Sociología, Biología…y las Matemáticas, Física, Química, Astronomía…y otras muchas más derivadas de las anteriores. O sea, que los conocimientos creados por algunas personas, deben revertir, y no siempre revierten, en la Formación, que necesitamos todas las personas, para llegar a Educarnos, sí, para alcanzar que toda persona logre la optimización integral, la autorrealización e inserción activa en la Naturaleza, Sociedad y Cultura, y así, poder afrontar los cambios rápidos que las distintas Sociedades del siglo XXI, están experimentando.
Pero, por culpa de los Patriarcados que han existido y que existen, o sea, por los condicionamientos religiosos, económicos y políticos, no se vislumbra de manera clara, en dónde poder orientar a los educadores ni tampoco dónde los educadores puedan impartir sus enseñanzas para poder educar. En busca de esas instituciones y métodos a desarrollar, estamos los Pedagogos, constantemente, empeñados en que los educadores eduquen, con el apoyo de toda la Comunidad Educativa.
Para ello, y a modo orientativo, los Pedagogos, recurrimos a la Historia de la Educación, para observar que, desde hace muchos siglos atrás, estaba implantado como medio de organización social y de enseñanza, el Patriarcado, o sea, tener dividida a las distintas Sociedades en clases sociales de forma piramidal, o lo que es lo mismo, en la cúspide, estaría el más rico y poderoso, y en su base, los pobres, marginados, esclavos…Vamos, que la transmisión de los conocimientos sólo llegaba a los niveles intermedios, como mucho.
No existía, por tanto, ni Pedagogía ni Formación ni por ende, Educación, era más bien, una especie de Instrucción, que adoctrinaba a las personas de las clases sociales altas, para mantener ese estatus social de generación en generación, manteniendo en constantes conflictos bélicos al resto de la población. O sea, que existía una Instrucción privada, dependiendo, ésta, de las riquezas que se manejara, simplemente, por haber nacido en una clase social alta. O sea, ello daba lugar a tener, un alto porcentaje, de analfabetos como tú.
Fue a partir del final de la segunda guerra mundial, año 1945, cuando, algunas personas ricas, poderosas, manipuladoras de mentes y aprovechadas de las circunstancias adversas de los pobres, o sea, aquellas que pertenecían a los distintos Patriarcados, sobre todo, en las Sociedades Occidentales consideradas Desarrolladas, inventaron la Escolarización.
Es decir, se dedicaron a seleccionar a las otras personas, de las clases sociales medias-bajas y bajas, en unas determinadas etapas de sus ciclos vitales, para emplearlas en sus cadenas de producción, y así, obtener los suficientes beneficios como para que se convirtieran, cada vez, más ricas y poderosas.
Sin importarles las personas: que no fueron seleccionadas; ni aquellas que no tuvieron la suerte de entrar en la selección; ni las que no pasaron todos los niveles que establecieron; ni las que nunca fueron seleccionadas. Por cierto, para ser seleccionadas, debían aprender una serie de conocimientos, que le enseñaban los profesores que aceptaban el sistema patriarcal implantado, y según los intereses de las personas patriarcales.
Por ello, tampoco debes confundir ni tú, ni los que piensan como tú, la Educación con la Escolarización, ya que, lo que se da en las Guarderías, Escuelas, Institutos, Universidades y Escuelas Técnicas, no es Educación, sino, Escolarización.
Todo ese proceso escolar ni ha tenido ni tiene una base científica, porque ha sido estructurado por algunas personas religiosas, economistas y políticas no educadas, vamos, que a lo más que han llegado ha sido a recibir la meritocracia que les otorgó el Patriarcado al que perteneciera, y por supuesto, no habiendo pisado nunca un aula, en su vida. Sin embargo, si se sumergen en el cinismo más grande, al llamar Sistema Educativo Público a lo que se organiza en las instituciones escolares actuales.
Cuando en realidad, lo que se tiene es un Sistema Escolar emanado de las leyes que las personas gobernantas tienen establecidas, generalmente, aquellas que surgieron en tiempos pasados, ocupando, todavía, un espectro muy amplio en las Distintas Sociedades, y siempre al servicio del poder económico privado que la constituyó. Las instituciones para educar, están por llegar, quizás, puedan ser aquellas, pero, con una estructura y funcionamiento diametralmente opuesto. En conclusión, la Pedagogía, no es la carta de ruta, ordenada por los ricos y poderosos, que han de seguir las personas docentes cuando estén en sus aulas escolares o universitarias, sino, que deba ser, los conocimientos metódicos que ha de adquirir la persona, para mejorar su estado biopsicosocial, o sea, para perfeccionar su educación, en todos los lugares y épocas. Así, Sr. Moreno, como comprenderás, todos somos Pedagogos, buenos o malos, incluso, tú, y los que piensan como tú. Mucho más puedo decirte de la Pedagogía, Formación, Educación, Instrucción, acerca de sus teorías y de sus problemas, aunque no sé si sería capaz de asimilarlas.
FUENTE: Artículo remitido por Manuel Pérez Andría a esta plataforma para expresar su opinión.
Un artículo de Alfonso González Hermoso de Mendoza, presidente de la Asociación Educación Abierta.
El reto de la escuela hoy es de tal envergadura que sólo se puede comprender, y sólo se podrá gestionar, asumiendo que nos enfrentamos a un cambio cultural. Con frecuencia el enfrentamiento partidista oculta esta realidad y dirige el debate público hacía aspectos marginales ignorando los urgentes desafíos a los que nos enfrenta la transformación educativa que estamos presenciando. Las nuevas pedagogías emergen de manera imparable modificando tanto la organización de las aulas, como el funcionamiento de los sistemas educativos. La pregunta clave es el precio que pagarán aquellas sociedades que no sean capaces, o que lo sean de manera limitada, de adaptar sus sistemas educativos a las nuevas demandas de lo que bien podríamos llamar sociedad del aprendizaje.
Precisamente para debatir sobre cómo impulsar este cambio cultural, los miembros de la Asociación Educación Abierta nos reunimos el pasado 25 de noviembre (2015) con el director general de Evaluación y Cooperación Territorial del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, José Luis Blanco López. El debate que tuvo lugar ha propiciado este mini-diccionario con 23 palabras que consideramos unidas al futuro de la educación.
ABIERTA: Vivimos juntos, aprendemos juntos. Vivimos en la escuela, aprendemos en todas los actividades de nuestra vida. Convivimos con la razón, aprendemos desde la emoción. Mentes abiertas, recursos abiertos. Aprendemos mientras compartimos y creamos; creamos mientras aprendemos.
ACUERDO: Un sistema educativo eficaz se construye sobre un meta acuerdo social; con la educación no se juega. La educación debe permanecer al margen de la mercadotecnia electoral. Los efectos de la educación se miden en generaciones. Los marcos educativos deben gozar del consenso que nos permitan visualizar sus resultados a medio largo plazo, valorarlos al margen de los intereses partidistas, e ir adaptándolos de acuerdo a los cambios sociales, tecnológicos o económicos.
ALFABETIZACIÓN: Alfabetización múltiple y compleja, como lo es la sociedad que la soporta. Profesores, familias y alumnos deben buscar desde la escuela cómo eludir las nuevas formas de exclusión y cómo favorecer el pleno desarrollo de cada persona. Una sociedad compleja necesita formar a sus ciudadanos en los lenguajes en los que se escribe la incertidumbre; no hay espacio ni función para los analfabetos.
COMPETENCIA: La sociedad necesita personas competentes. La calidad educativa, lejos de ser un criterio absoluto, está vinculada a la potenciación de las capacidades diversas de cada sujeto. El objetivo es el desarrollo de los talentos personales y sociales de los alumnos de acuerdo con sus capacidades e intereses. La empleabilidad, la promoción social, la participación ciudadana, la búsqueda de la felicidad pasan por la adquisición de las competencias básicas en las etapas iniciales de la vida.
CONFIANZA: Un sistema educativo tiene como techo la ambición de la sociedad en la que se encuentra inmerso. El frentismo partidista socaba las relaciones esenciales entre los profesionales de la educación, las familias, los gestores públicos, las empresas de servicios educativos, y en último término con los alumnos. Sin transparencia y rendición de cuentas no habrá mejora posible de la eficiencia, pero sin la confianza y la implicación de la sociedad en el sistema educativo su futuro es la irrelevancia.
DIÁLOGO: El medio es el fin. Aprendemos en el dialogo. Educar es antes que nada dialogar. Traslademos a la política educativa la esencia de la educación. Hagamos una política educativa educada. Un pacto educativo es un acuerdo por el dialogo. Hacer evidente lo mucho que nos une; huir de la unanimidad. El espacio común entre demócratas en el ámbito educativo es infinitamente superior al de desacuerdo.
DIGNIDAD: La educación es un problema moral, previo a cualquier política partidista, vinculado a la esencia de los sistemas democráticos. La defensa del derecho a aprender lo ha sido siempre, pero ahora todavía más en la sociedad global y abierta en la que vivimos, es una cuestión de respeto a la dignidad de la persona, y como tal debe asumirse y defenderse. Sin educación para todos no hay democracia.
ENTORNO: Es cierto que aprendemos en comunidad, como lo es que las interacciones más determinantes para éxito educativo son las que se producen en el seno de la familia, o como consecuencia del entorno socio económico. Implicar a la familia en el proceso de aprendizaje es una condición esencial para un cambio educativo real. Son muchas las dificultades a las que se enfrenta esta propuesta, algunas seguramente insalvables, pero también es cierto que ignorándolas difícilmente se solucionarán.
ESCUELA: La escuela ha sido y sigue siendo una de las instituciones que más ha promovido la justicia social en los últimos siglos. Hoy en día la desescolarización es un escenario posible dentro un proceso de privatización y desestructuración de los servicios públicos. En los años 60 se condenó a la escuela por su carácter reproductor de la organización social existente; en el siglo XXI la escuela se manifiesta como un nodo vertebrador de una comunidad educativa, con una enorme capacidad de promover y replicar la innovación social.
GESTIÓN: La transformación educativa ha venido sin preverlo y proponérnoslo, al margen de las leyes y enfrentamientos partidistas. La gestión de este proceso convierte a los centros educativos en las unidades básicas del cambio, y al aprendizaje colaborativo de los profesionales en su fuerza impulsora. Sin liderazgo y compromiso en la gestión del cambio difícilmente este podrá producirse.
HUMANIZACIÓN: El entorno construye el aprendizaje. Creemos currículos abiertos, más orientados a un aprendizaje auténtico y significativo. Fijemos el máximo común divisor de un ciudadano competente y responsable, y demos medios y reconocimientos a los profesionales de la educación para que desarrollen su trabajo con cada alumno. Construyamos un currículo sensato, riguroso y flexible, cuyo conocimiento permita vivir aprendiendo y desaprendiendo, y aprender para vivir. La diversidad es la principal riqueza de una organización, el sistema educativo debe promoverla y protegerla.
INFRAESTRUCTURAS: Tenemos que convertir las infraestructuras del barrio o del pueblo en un espacio de aprendizaje; escolarizar el territorio. Los centros educativos deben transformar sus espacios físicos de una manera acorde a las nuevas pedagogías; escolarizar la arquitectura. El acceso universal y de calidad a Internet, hoy, es consustancial al derecho a la educación; escolarizar la tecnología. A las instituciones formales de educación les corresponde el reto de coordinar un aprendizaje expandido y a lo largo de toda la vida.
INTIMIDAD: Los datos son el petróleo del siglo XXI. El expediente académico no es sólo la calificación final, hoy en día el expediente lo conforman todos los datos registrados de un proceso de aprendizaje. El acceso a los datos del proceso de aprendizaje de una persona le deja en una situación de indefensión absoluta frente a posibles manipulaciones de su persona con objetivos económicos o políticos. Los datos agregados sobre como aprende una nación condicionan su soberanía como posiblemente no lo haga ninguna otra fuente de información. La protección de la intimidad de los menores y el severo control de sus datos de aprendizaje son una condición moral y política para cualquier proceso de cambio educativo.
LENGUAS: Una sociedad global deja al margen a aquellos que no dominan la posibilidad de comprender e interactuar con otras culturas. En un país tan rico idiomáticamente como es España esta realidad es todavía más evidente. Cuantos más idiomas se dominen desde la escuela más se abre el abanico de oportunidades profesionales y personales. El dominio del inglés se ha convertido en una exigencia básica de cualquier sistema educativo.
MEDICIÓN: Nuevas políticas educativas demandan nuevas maneras de medir su impacto en las personas y en la sociedad. Las metodologías importadas de la econometría no parece que satisfagan la complejidad de la educación. Más evaluaciones no significan ninguna garantía de un mejor aprendizaje. Conocer la progresión de cada persona en los procesos de aprendizaje es esencial. Igualmente, un sistema educativo tiene que tener información sobre su evolución y sus logros. La evaluación afecta a todos los actores del sistema, y a este en su conjunto, por lo tanto sus resultados deben ser accesibles a los interesados, y su realización sentida por éstos como una herramienta de aprendizaje y mejora. Hay por delante un importante trabajo para identificar las nuevas métricas en los sistemas educativos.
MITO: No caben soluciones simples a problemas complejos. Las políticas educativas, y mucho menos el simple incremento de la inversión pública por grande que sea, no pueden solucionar por si solas los problemas de una sociedad. Atribuir a la educación, y de manera especial a la escuela, este cometido, y acto seguido hacerle responsable de todos los males, es una simplificación tan frecuente como perversa. La manipulación de la educación termina produciendo frustración en la sociedad y hastío en sus profesionales. Sin transformación educativa no habrá cambio social, sin transformación de la sociedad no habrá cambio educativo.
NEGOCIO: La educación es identificada por los fondos de inversión como el ámbito con mayores oportunidades para el desarrollo de negocios en las próximas décadas. Negocios que poco tienen que ver con las tradicionales disputas entre el sector público y el privado en educación. Las principales cuestiones que traen consigo este posicionamiento empresarial son ¿quién lidera el cambio educativo?, y ¿entorno a qué valores se está realizando? La tensión entre los intereses comerciales de las empresas educativas y los intereses los públicos inherentes a un sistema educativo democrático, serán un factor determinante para comprender la evolución de la educación en los próximos años. La irrupción de las empresas tecnológicas como actores clave y su capacidad para configurar la realidad coloca a las administraciones públicas ante un desafío nunca antes visto. El descrédito del profesorado y el solucionismo tecnológico encubren con frecuencia propuestas ideológicas emergentes.
PREGUNTA: En un mundo abierto y en permanente cambio, quien tiene desarrollada la capacidad de preguntar es quien construye la sociedad. En un entorno global e incierto, con una presencia creciente de las máquinas en todos los ámbitos de decisión y trabajo, educar para responder, para repetir lo que otros han sabido y vivido, es importante para conocer los valores y tradiciones. Sin embargo, educar para la creatividad, para dirigir el cambio, es esencial si queremos defenderlos y promoverlos frente a otras culturas con ambiciones hegemónicas.
PROCESO: La transformación de la educación es un proceso cuyas acciones deben ir definiéndose con la participación de los actores del sistema educativo. Un acuerdo educativo pasa por definir un procedimiento acorde a unos objetivos compartidos; un procedimiento para minimizar los desacuerdos. No hay un libro de instrucciones para el cambio cultural en la educación. Las decisiones difícilmente alcanzaran sus objetivos si sólo vienen legitimadas por el criterio de expertos, o en la copia de propuestas exitosas de otros países.
REPUTACIÓN: Los profesionales de la educación lo son de la misma manera y con la misma complejidad en su tarea que lo puedan ser los de la salud, o los del derecho. La reputación es el elemento vertebral del sistema educativo y el valor referencial de los profesionales en este ámbito. Son tópicos aceptados que debemos mejorar la formación inicial y continua de los profesionales de la educación, cambiar el sistema de cualificación y acceso y revisar el cuadro de profesiones docentes, así como asignar a sus asociaciones un papel más allá de la defensa de intereses corporativos. Ahora bien, todas estas propuestas son difícilmente sostenibles si la sociedad no reconoce a los profesionales de la educación el lugar preeminente que les corresponde acorde con su tarea.
RESPONSABILIDAD: Libertad para construir el proyecto propio de cada comunidad educativa. Libertad para participar en el proyecto que mejor encarne nuestra visión del mundo. Autonomía para los centros privados, pero también en los centros públicos. Hoy el sueño de la centralización está demostrado que engendra repetición y abandono escolar; ineficiencia, cuando no adoctrinamiento.
SOBRERREGULACIÓN: Hay que dar estabilidad y coherencia técnica a la regulación educativa. La distancia entre el marco legislativo y las prácticas del aula, motivada por la falta de rigor y el exceso de disposiciones normativas, se ha convertido en una amenaza para la equidad, la calidad y la cohesión del sistema. Los profesores, los padres y los gestores están cansados de la utilización de la regulación educativa para fines distintos de los que le son propios. La falta de calidad técnica de la normativa básica coarta la capacidad de los profesionales y supone una grave amenaza para aquellos centros que han optado por la transformación educativa, así como para la cohesión territorial.
TRANSMEDIA: Vivimos en mundo tan analógico como digital. Nos comunicamos con la palabra escrita y el mensaje oral. Aprendemos con la imagen y el texto. Nos desplazamos de un medio a otro con una aparente espontaneidad y una supuesta capacidad. Suposición que amenaza en ahondar la brecha participativa digital, en especial en relación con los llamados nativos digitales. Salir de esta trampa exige reconsiderar los límites del aprendizaje formal.
Desde la Asociación Educación Abierta esperamos que estas palabras puedan servir de motivo para una reflexión más amplia sobre el reto al que se enfrentan los sistemas educativos en la actualidad, sobre el reto al que nos enfrentamos todos y cada uno de nosotros.
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El reto de la escuela hoy es de tal envergadura que sólo se puede comprender, y sólo se podrá gestionar, asumiendo que nos enfrentamos a un cambio cultural. Con frecuencia el enfrentamiento partidista oculta esta realidad y dirige el debate público hacía aspectos marginales ignorando los urgentes desafíos a los que nos enfrenta la transformación educativa que estamos presenciando. Las nuevas pedagogías emergen de manera imparable modificando tanto la organización de las aulas, como el funcionamiento de los sistemas educativos. La pregunta clave es el precio que pagarán aquellas sociedades que no sean capaces, o que lo sean de manera limitada, de adaptar sus sistemas educativos a las nuevas demandas de lo que bien podríamos llamar sociedad del aprendizaje.
Precisamente para debatir sobre cómo impulsar este cambio cultural, los miembros de la Asociación Educación Abierta nos reunimos el pasado 25 de noviembre (2015) con el director general de Evaluación y Cooperación Territorial del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, José Luis Blanco López. El debate que tuvo lugar ha propiciado este mini-diccionario con 23 palabras que consideramos unidas al futuro de la educación.
ABIERTA: Vivimos juntos, aprendemos juntos. Vivimos en la escuela, aprendemos en todas los actividades de nuestra vida. Convivimos con la razón, aprendemos desde la emoción. Mentes abiertas, recursos abiertos. Aprendemos mientras compartimos y creamos; creamos mientras aprendemos.
ACUERDO: Un sistema educativo eficaz se construye sobre un meta acuerdo social; con la educación no se juega. La educación debe permanecer al margen de la mercadotecnia electoral. Los efectos de la educación se miden en generaciones. Los marcos educativos deben gozar del consenso que nos permitan visualizar sus resultados a medio largo plazo, valorarlos al margen de los intereses partidistas, e ir adaptándolos de acuerdo a los cambios sociales, tecnológicos o económicos.
ALFABETIZACIÓN: Alfabetización múltiple y compleja, como lo es la sociedad que la soporta. Profesores, familias y alumnos deben buscar desde la escuela cómo eludir las nuevas formas de exclusión y cómo favorecer el pleno desarrollo de cada persona. Una sociedad compleja necesita formar a sus ciudadanos en los lenguajes en los que se escribe la incertidumbre; no hay espacio ni función para los analfabetos.
COMPETENCIA: La sociedad necesita personas competentes. La calidad educativa, lejos de ser un criterio absoluto, está vinculada a la potenciación de las capacidades diversas de cada sujeto. El objetivo es el desarrollo de los talentos personales y sociales de los alumnos de acuerdo con sus capacidades e intereses. La empleabilidad, la promoción social, la participación ciudadana, la búsqueda de la felicidad pasan por la adquisición de las competencias básicas en las etapas iniciales de la vida.
CONFIANZA: Un sistema educativo tiene como techo la ambición de la sociedad en la que se encuentra inmerso. El frentismo partidista socaba las relaciones esenciales entre los profesionales de la educación, las familias, los gestores públicos, las empresas de servicios educativos, y en último término con los alumnos. Sin transparencia y rendición de cuentas no habrá mejora posible de la eficiencia, pero sin la confianza y la implicación de la sociedad en el sistema educativo su futuro es la irrelevancia.
DIÁLOGO: El medio es el fin. Aprendemos en el dialogo. Educar es antes que nada dialogar. Traslademos a la política educativa la esencia de la educación. Hagamos una política educativa educada. Un pacto educativo es un acuerdo por el dialogo. Hacer evidente lo mucho que nos une; huir de la unanimidad. El espacio común entre demócratas en el ámbito educativo es infinitamente superior al de desacuerdo.
DIGNIDAD: La educación es un problema moral, previo a cualquier política partidista, vinculado a la esencia de los sistemas democráticos. La defensa del derecho a aprender lo ha sido siempre, pero ahora todavía más en la sociedad global y abierta en la que vivimos, es una cuestión de respeto a la dignidad de la persona, y como tal debe asumirse y defenderse. Sin educación para todos no hay democracia.
ENTORNO: Es cierto que aprendemos en comunidad, como lo es que las interacciones más determinantes para éxito educativo son las que se producen en el seno de la familia, o como consecuencia del entorno socio económico. Implicar a la familia en el proceso de aprendizaje es una condición esencial para un cambio educativo real. Son muchas las dificultades a las que se enfrenta esta propuesta, algunas seguramente insalvables, pero también es cierto que ignorándolas difícilmente se solucionarán.
ESCUELA: La escuela ha sido y sigue siendo una de las instituciones que más ha promovido la justicia social en los últimos siglos. Hoy en día la desescolarización es un escenario posible dentro un proceso de privatización y desestructuración de los servicios públicos. En los años 60 se condenó a la escuela por su carácter reproductor de la organización social existente; en el siglo XXI la escuela se manifiesta como un nodo vertebrador de una comunidad educativa, con una enorme capacidad de promover y replicar la innovación social.
GESTIÓN: La transformación educativa ha venido sin preverlo y proponérnoslo, al margen de las leyes y enfrentamientos partidistas. La gestión de este proceso convierte a los centros educativos en las unidades básicas del cambio, y al aprendizaje colaborativo de los profesionales en su fuerza impulsora. Sin liderazgo y compromiso en la gestión del cambio difícilmente este podrá producirse.
HUMANIZACIÓN: El entorno construye el aprendizaje. Creemos currículos abiertos, más orientados a un aprendizaje auténtico y significativo. Fijemos el máximo común divisor de un ciudadano competente y responsable, y demos medios y reconocimientos a los profesionales de la educación para que desarrollen su trabajo con cada alumno. Construyamos un currículo sensato, riguroso y flexible, cuyo conocimiento permita vivir aprendiendo y desaprendiendo, y aprender para vivir. La diversidad es la principal riqueza de una organización, el sistema educativo debe promoverla y protegerla.
INFRAESTRUCTURAS: Tenemos que convertir las infraestructuras del barrio o del pueblo en un espacio de aprendizaje; escolarizar el territorio. Los centros educativos deben transformar sus espacios físicos de una manera acorde a las nuevas pedagogías; escolarizar la arquitectura. El acceso universal y de calidad a Internet, hoy, es consustancial al derecho a la educación; escolarizar la tecnología. A las instituciones formales de educación les corresponde el reto de coordinar un aprendizaje expandido y a lo largo de toda la vida.
INTIMIDAD: Los datos son el petróleo del siglo XXI. El expediente académico no es sólo la calificación final, hoy en día el expediente lo conforman todos los datos registrados de un proceso de aprendizaje. El acceso a los datos del proceso de aprendizaje de una persona le deja en una situación de indefensión absoluta frente a posibles manipulaciones de su persona con objetivos económicos o políticos. Los datos agregados sobre como aprende una nación condicionan su soberanía como posiblemente no lo haga ninguna otra fuente de información. La protección de la intimidad de los menores y el severo control de sus datos de aprendizaje son una condición moral y política para cualquier proceso de cambio educativo.
LENGUAS: Una sociedad global deja al margen a aquellos que no dominan la posibilidad de comprender e interactuar con otras culturas. En un país tan rico idiomáticamente como es España esta realidad es todavía más evidente. Cuantos más idiomas se dominen desde la escuela más se abre el abanico de oportunidades profesionales y personales. El dominio del inglés se ha convertido en una exigencia básica de cualquier sistema educativo.
MEDICIÓN: Nuevas políticas educativas demandan nuevas maneras de medir su impacto en las personas y en la sociedad. Las metodologías importadas de la econometría no parece que satisfagan la complejidad de la educación. Más evaluaciones no significan ninguna garantía de un mejor aprendizaje. Conocer la progresión de cada persona en los procesos de aprendizaje es esencial. Igualmente, un sistema educativo tiene que tener información sobre su evolución y sus logros. La evaluación afecta a todos los actores del sistema, y a este en su conjunto, por lo tanto sus resultados deben ser accesibles a los interesados, y su realización sentida por éstos como una herramienta de aprendizaje y mejora. Hay por delante un importante trabajo para identificar las nuevas métricas en los sistemas educativos.
MITO: No caben soluciones simples a problemas complejos. Las políticas educativas, y mucho menos el simple incremento de la inversión pública por grande que sea, no pueden solucionar por si solas los problemas de una sociedad. Atribuir a la educación, y de manera especial a la escuela, este cometido, y acto seguido hacerle responsable de todos los males, es una simplificación tan frecuente como perversa. La manipulación de la educación termina produciendo frustración en la sociedad y hastío en sus profesionales. Sin transformación educativa no habrá cambio social, sin transformación de la sociedad no habrá cambio educativo.
NEGOCIO: La educación es identificada por los fondos de inversión como el ámbito con mayores oportunidades para el desarrollo de negocios en las próximas décadas. Negocios que poco tienen que ver con las tradicionales disputas entre el sector público y el privado en educación. Las principales cuestiones que traen consigo este posicionamiento empresarial son ¿quién lidera el cambio educativo?, y ¿entorno a qué valores se está realizando? La tensión entre los intereses comerciales de las empresas educativas y los intereses los públicos inherentes a un sistema educativo democrático, serán un factor determinante para comprender la evolución de la educación en los próximos años. La irrupción de las empresas tecnológicas como actores clave y su capacidad para configurar la realidad coloca a las administraciones públicas ante un desafío nunca antes visto. El descrédito del profesorado y el solucionismo tecnológico encubren con frecuencia propuestas ideológicas emergentes.
PREGUNTA: En un mundo abierto y en permanente cambio, quien tiene desarrollada la capacidad de preguntar es quien construye la sociedad. En un entorno global e incierto, con una presencia creciente de las máquinas en todos los ámbitos de decisión y trabajo, educar para responder, para repetir lo que otros han sabido y vivido, es importante para conocer los valores y tradiciones. Sin embargo, educar para la creatividad, para dirigir el cambio, es esencial si queremos defenderlos y promoverlos frente a otras culturas con ambiciones hegemónicas.
PROCESO: La transformación de la educación es un proceso cuyas acciones deben ir definiéndose con la participación de los actores del sistema educativo. Un acuerdo educativo pasa por definir un procedimiento acorde a unos objetivos compartidos; un procedimiento para minimizar los desacuerdos. No hay un libro de instrucciones para el cambio cultural en la educación. Las decisiones difícilmente alcanzaran sus objetivos si sólo vienen legitimadas por el criterio de expertos, o en la copia de propuestas exitosas de otros países.
REPUTACIÓN: Los profesionales de la educación lo son de la misma manera y con la misma complejidad en su tarea que lo puedan ser los de la salud, o los del derecho. La reputación es el elemento vertebral del sistema educativo y el valor referencial de los profesionales en este ámbito. Son tópicos aceptados que debemos mejorar la formación inicial y continua de los profesionales de la educación, cambiar el sistema de cualificación y acceso y revisar el cuadro de profesiones docentes, así como asignar a sus asociaciones un papel más allá de la defensa de intereses corporativos. Ahora bien, todas estas propuestas son difícilmente sostenibles si la sociedad no reconoce a los profesionales de la educación el lugar preeminente que les corresponde acorde con su tarea.
RESPONSABILIDAD: Libertad para construir el proyecto propio de cada comunidad educativa. Libertad para participar en el proyecto que mejor encarne nuestra visión del mundo. Autonomía para los centros privados, pero también en los centros públicos. Hoy el sueño de la centralización está demostrado que engendra repetición y abandono escolar; ineficiencia, cuando no adoctrinamiento.
SOBRERREGULACIÓN: Hay que dar estabilidad y coherencia técnica a la regulación educativa. La distancia entre el marco legislativo y las prácticas del aula, motivada por la falta de rigor y el exceso de disposiciones normativas, se ha convertido en una amenaza para la equidad, la calidad y la cohesión del sistema. Los profesores, los padres y los gestores están cansados de la utilización de la regulación educativa para fines distintos de los que le son propios. La falta de calidad técnica de la normativa básica coarta la capacidad de los profesionales y supone una grave amenaza para aquellos centros que han optado por la transformación educativa, así como para la cohesión territorial.
TRANSMEDIA: Vivimos en mundo tan analógico como digital. Nos comunicamos con la palabra escrita y el mensaje oral. Aprendemos con la imagen y el texto. Nos desplazamos de un medio a otro con una aparente espontaneidad y una supuesta capacidad. Suposición que amenaza en ahondar la brecha participativa digital, en especial en relación con los llamados nativos digitales. Salir de esta trampa exige reconsiderar los límites del aprendizaje formal.
Desde la Asociación Educación Abierta esperamos que estas palabras puedan servir de motivo para una reflexión más amplia sobre el reto al que se enfrentan los sistemas educativos en la actualidad, sobre el reto al que nos enfrentamos todos y cada uno de nosotros.
Un artículo de Santiago Moll, docente.
Hay que reconocerlo. Los docentes somos los peores vendedores del mundo. Esta afirmación nace de la lectura de un libro que me ha enganchado de principio a fin y del que he extraído la idea para esta entrada. Se trata de un libro que, como otros muchos libros reseñados en Justifica tu respuesta, no guarda ninguna relación con el mundo educativo, o sí. Su autor es Sergio Fernández y el libro se titula Vivir sin miedo.
Lo que quiero enseñarte en este artículo creo que te ayudará, al menos, a replantearte qué enseñas, cómo enseñas y para qué enseñas. Docente, ¿quieres saber por qué se aburren los alumnos en las aulas? Docente, ¿quieres aprender la diferencia entre "vender en el aula" y "evangelizar en el aula"? Si es así, estaré encantado de que me acompañes. Agárrate fuerte porque zarpamos…
¿EN QUÉ SE DIFERENCIAN LOS "DOCENTES QUE ENSEÑAN" Y LOS "DOCENTES QUE EVANGELIZAN"?
El capítulo del libro de Sergio Fernández que ha inspirado este artículo parte de las siguientes preguntas:“¿Le ha molestado alguna vez una llamada a la hora de la siesta con un zumbido como de conferencia? ¿En esa llamada una persona con un acento irreconocible intentaba colocarle un producto de telefonía para su casa? Eso no es vender. Eso es molestar.“
La persona que está al otro lado del teléfono juega exclusivamente con la ley de las probabilidades. ¿Qué significa esto? Pues que sabe que para vender ese producto necesitará hacer 2.000 llamadas. Por tanto, después de que tú le hayas dicho que no, simplemente la persona que está al otro lado hará otra llamada. Ahora sólo le restarán 1.999 llamadas para conseguir una venta.
Pero, ¿por qué no te ha vendido a ti el producto? Muy sencillo. Porque ha intentando vendértelo. Me explico. En el tiempo que le hayas dejado hablar te habrá detallado la oferta, la capacidad de almacenamiento, los planes de financiación, los años de garantía… Pero no le habrá servido de nada. No te has interesado por ese producto. ¿Y sabes por qué no te interesa ese producto? Porque ha intentado vendértelo y, por tanto, se trata de un vendedor.
¿Qué hubiera pasado si en lugar de haberte intentado vender ese producto hubiera ido más allá de ese producto? ¿Qué hubiera pasado si en lugar de venderte ese producto te hubiera ofrecido independencia, mejora en las relaciones sociales o éxito, por citar algunos ejemplos? Entonces, esa persona que te hablaba al otro lado del teléfono no sería un vendedor, sino un evangelizador.
¿Qué hace entonces el evangelizador? El evangelizador no vende un producto. El evangelizador vende experiencias, emociones, necesidades, seguridad, salud, estilo de vida, algo en qué creer, pertenencia a una comunidad o grupo, algo que te hará vibrar, algo que cambiará tu vida para siempre. Como bien dice Sergio Fernández en su libro: “Los seres humanos estamos locos por asignar a nuestro consumo significados que van más allá del producto o servicio propiamente dicho”. Porque…
… Apple no vende iphones, vende diseño.
… Harley-Davidson no vende motos, vende libertad.
… Coco Chanel no vende perfumes, vende esperanzas.
… el frutero no vende fruta, vende salud.
… los seguros no venden pólizas, venden seguridad.
¿Qué significa esto? Pues que primero sentimos, luego pensamos y, por último, compramos. Y lo mejor de todo es que, cuando compramos, lo hacemos pensando no que hemos adquirido un producto o servicio, sino arte, libertad, esperanzas, salud o seguridad. Al hilo de todo esto te preguntarás: ¿qué tiene que ver todo esto con la educación? No es una pregunta fácil de responder en unas líneas, pero lo intentaré.
DOCENTES QUE VENDEN Y DOCENTES QUE EVANGELIZAN
Lo que quiero hacerte ver con esta entrada es la diferencia entre docentes que venden los contenidos como un producto o servicio y docentes que evangelizan los contenidos a partir de tres factores clave: la experiencia de un contenido, la utilidad de un contenido y la emoción asociada a ese contenido. Un ejemplo de docentes que venden y docentes que evangelizan.
El docente vendedor de poesía.
El docente vendedor de poesía explicaría a sus alumnos en clase que la poesía se define como: “la forma poética que expresa tradicionalmente un sentimiento intenso o una profunda reflexión, ambas ideas como manifestaciones de la experiencia del yo” (extraído de un libro de texto).
¿Te acuerdas ahora del vendedor de telefonía móvil que te despertó de tu siesta para venderte un producto? ¿Recuerdas lo que tardaste en colgarle? ¿Recuerdas su nombre? ¿Recuerdas el nombre del producto que te ofreció? Pues ponte en la piel del alumno que escucha de tus labios esta definición. Porque en la definición que has dado acerca de la poesía no hay:
* arte
* libertad
* belleza
* utilidad
* emoción
* experiencia vital
* …
El docente evangelizador de poesía.
El día anterior a la clase que debe enseñar el concepto de poesía el docente evangelizador se hace las siguientes preguntas:
* ¿Cómo lo haré para que se enamoren de la poesía?
* ¿Cómo haré para hacerles ver su utilidad?
* ¿Cómo haré para que la vivan, la experimenten y la sientan en carne propia?
Creo que en este sentido no existe un mejor evangelizador de la poesía que el profesor John Keating. No te pierdas lo que el señor Keating les dice a sus alumnos a propósito de la poesía:
Para el señor Keating, para el docente que evangeliza:
* las palabras e ideas que emanan de la poesía pueden cambiar el mundo.
* la poesía te hace pertenecer a la raza humana.
* la poesía es lo que nos mantiene vivos, como el amor.
* la poesía es un poema de Walt Whitman.
* la poesía es capaz de forjar tu identidad.
* la poesía permite mejorar este mundo con un verso.
Así que, cuando el docente que evangeliza en el aula entre para hablar de poesía, lo primero que hará será preguntar a sus alumnos: ¿qué verso estáis dispuestos a escribir para cambiar el mundo?
Docentes, ¿queréis convertiros en los mejores vendedores del mundo contra el aburrimiento? A modo de conclusión.
Dice en su libro Sergio Fernandez: “actuamos más desde lo emocional que desde lo racional”. Esta frase me parece clave. Y me parece clave porque la escuela racional, es decir, la escuela de las definiciones y características es, precisamente, una escuela pasiva, una escuela exenta de emoción. Es la emoción lo que mueve el mundo, es la emoción lo que hace posible que un alumno se suba encima de su mesa y grite con todas sus fuerza, con todo su corazón…¡Oh, capitán, mi capitán!
Ojalá que muchos docentes entiendan la importancia de enseñar desde la emoción y contra el aburrimiento. Ojalá que muchos docentes tengan la valentía y la determinación de capitanear un barco llamado Educación y llevarlo a buen puerto. Si es así, te doy la bienvenido a bordo.Zarpamos…
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Hay que reconocerlo. Los docentes somos los peores vendedores del mundo. Esta afirmación nace de la lectura de un libro que me ha enganchado de principio a fin y del que he extraído la idea para esta entrada. Se trata de un libro que, como otros muchos libros reseñados en Justifica tu respuesta, no guarda ninguna relación con el mundo educativo, o sí. Su autor es Sergio Fernández y el libro se titula Vivir sin miedo.
Lo que quiero enseñarte en este artículo creo que te ayudará, al menos, a replantearte qué enseñas, cómo enseñas y para qué enseñas. Docente, ¿quieres saber por qué se aburren los alumnos en las aulas? Docente, ¿quieres aprender la diferencia entre "vender en el aula" y "evangelizar en el aula"? Si es así, estaré encantado de que me acompañes. Agárrate fuerte porque zarpamos…
¿EN QUÉ SE DIFERENCIAN LOS "DOCENTES QUE ENSEÑAN" Y LOS "DOCENTES QUE EVANGELIZAN"?
El capítulo del libro de Sergio Fernández que ha inspirado este artículo parte de las siguientes preguntas:“¿Le ha molestado alguna vez una llamada a la hora de la siesta con un zumbido como de conferencia? ¿En esa llamada una persona con un acento irreconocible intentaba colocarle un producto de telefonía para su casa? Eso no es vender. Eso es molestar.“
La persona que está al otro lado del teléfono juega exclusivamente con la ley de las probabilidades. ¿Qué significa esto? Pues que sabe que para vender ese producto necesitará hacer 2.000 llamadas. Por tanto, después de que tú le hayas dicho que no, simplemente la persona que está al otro lado hará otra llamada. Ahora sólo le restarán 1.999 llamadas para conseguir una venta.
Pero, ¿por qué no te ha vendido a ti el producto? Muy sencillo. Porque ha intentando vendértelo. Me explico. En el tiempo que le hayas dejado hablar te habrá detallado la oferta, la capacidad de almacenamiento, los planes de financiación, los años de garantía… Pero no le habrá servido de nada. No te has interesado por ese producto. ¿Y sabes por qué no te interesa ese producto? Porque ha intentado vendértelo y, por tanto, se trata de un vendedor.
¿Qué hubiera pasado si en lugar de haberte intentado vender ese producto hubiera ido más allá de ese producto? ¿Qué hubiera pasado si en lugar de venderte ese producto te hubiera ofrecido independencia, mejora en las relaciones sociales o éxito, por citar algunos ejemplos? Entonces, esa persona que te hablaba al otro lado del teléfono no sería un vendedor, sino un evangelizador.
¿Qué hace entonces el evangelizador? El evangelizador no vende un producto. El evangelizador vende experiencias, emociones, necesidades, seguridad, salud, estilo de vida, algo en qué creer, pertenencia a una comunidad o grupo, algo que te hará vibrar, algo que cambiará tu vida para siempre. Como bien dice Sergio Fernández en su libro: “Los seres humanos estamos locos por asignar a nuestro consumo significados que van más allá del producto o servicio propiamente dicho”. Porque…
… Apple no vende iphones, vende diseño.
… Harley-Davidson no vende motos, vende libertad.
… Coco Chanel no vende perfumes, vende esperanzas.
… el frutero no vende fruta, vende salud.
… los seguros no venden pólizas, venden seguridad.
¿Qué significa esto? Pues que primero sentimos, luego pensamos y, por último, compramos. Y lo mejor de todo es que, cuando compramos, lo hacemos pensando no que hemos adquirido un producto o servicio, sino arte, libertad, esperanzas, salud o seguridad. Al hilo de todo esto te preguntarás: ¿qué tiene que ver todo esto con la educación? No es una pregunta fácil de responder en unas líneas, pero lo intentaré.
DOCENTES QUE VENDEN Y DOCENTES QUE EVANGELIZAN
Lo que quiero hacerte ver con esta entrada es la diferencia entre docentes que venden los contenidos como un producto o servicio y docentes que evangelizan los contenidos a partir de tres factores clave: la experiencia de un contenido, la utilidad de un contenido y la emoción asociada a ese contenido. Un ejemplo de docentes que venden y docentes que evangelizan.
El docente vendedor de poesía.
El docente vendedor de poesía explicaría a sus alumnos en clase que la poesía se define como: “la forma poética que expresa tradicionalmente un sentimiento intenso o una profunda reflexión, ambas ideas como manifestaciones de la experiencia del yo” (extraído de un libro de texto).
¿Te acuerdas ahora del vendedor de telefonía móvil que te despertó de tu siesta para venderte un producto? ¿Recuerdas lo que tardaste en colgarle? ¿Recuerdas su nombre? ¿Recuerdas el nombre del producto que te ofreció? Pues ponte en la piel del alumno que escucha de tus labios esta definición. Porque en la definición que has dado acerca de la poesía no hay:
* arte
* libertad
* belleza
* utilidad
* emoción
* experiencia vital
* …
El docente evangelizador de poesía.
El día anterior a la clase que debe enseñar el concepto de poesía el docente evangelizador se hace las siguientes preguntas:
* ¿Cómo lo haré para que se enamoren de la poesía?
* ¿Cómo haré para hacerles ver su utilidad?
* ¿Cómo haré para que la vivan, la experimenten y la sientan en carne propia?
Creo que en este sentido no existe un mejor evangelizador de la poesía que el profesor John Keating. No te pierdas lo que el señor Keating les dice a sus alumnos a propósito de la poesía:
Para el señor Keating, para el docente que evangeliza:
* las palabras e ideas que emanan de la poesía pueden cambiar el mundo.
* la poesía te hace pertenecer a la raza humana.
* la poesía es lo que nos mantiene vivos, como el amor.
* la poesía es un poema de Walt Whitman.
* la poesía es capaz de forjar tu identidad.
* la poesía permite mejorar este mundo con un verso.
Así que, cuando el docente que evangeliza en el aula entre para hablar de poesía, lo primero que hará será preguntar a sus alumnos: ¿qué verso estáis dispuestos a escribir para cambiar el mundo?
Docentes, ¿queréis convertiros en los mejores vendedores del mundo contra el aburrimiento? A modo de conclusión.
Dice en su libro Sergio Fernandez: “actuamos más desde lo emocional que desde lo racional”. Esta frase me parece clave. Y me parece clave porque la escuela racional, es decir, la escuela de las definiciones y características es, precisamente, una escuela pasiva, una escuela exenta de emoción. Es la emoción lo que mueve el mundo, es la emoción lo que hace posible que un alumno se suba encima de su mesa y grite con todas sus fuerza, con todo su corazón…¡Oh, capitán, mi capitán!
Ojalá que muchos docentes entiendan la importancia de enseñar desde la emoción y contra el aburrimiento. Ojalá que muchos docentes tengan la valentía y la determinación de capitanear un barco llamado Educación y llevarlo a buen puerto. Si es así, te doy la bienvenido a bordo.Zarpamos…
Un artículo de Arturo Torres, sociólogo y psicólogo.
Últimamente tendemos a creer que las mentes sanas son las más eficientes. Las que piensan más rápido, las que se autorregulan mejor, las que saben detectar problemas y planificar estrategias para solucionarlos, las que son capaces de adaptarse bien a las situaciones complicadas sin sucumbir a los estados de ánimo relacionados con la infelicidad.
Son funciones que parecen más bien rasgos útiles para encontrar trabajo o para adaptarse bien al engranaje productivo y que, si bien son positivos, ofrecen una concepción algo limitada de lo que puede hacer el cerebro humano. Casi se podría decir que son capacidades que podrían ser medidas en una escala del 0 al 10 según nuestra habilidad en cada una de estas áreas, y que nos dan un retrato muy plano sobre lo que entendemos como "habilidades cognitivas".
Pero existe una disciplina que nos recuerda que la capacidad para romper los esquemas y los marcos mentales siempre está ahí. Y no, no se trata de la publicidad o el marketing: es la filosofía.
FILOSOFÍA PARA TRANSGREDIR
Tanto la filosofía como el arte se han ido ganando poderosos enemigos por la relativa dificultad con la que se los puede "domesticar", atarlos en fajos y venderlos en paquetes. Es natural, teniendo en cuenta que los dos se fundamentan en la posibilidad de subvertir leyes y de ir más allá de esquemas de pensamiento preestablecidos.
Sin embargo, mientras que el arte puede ser apreciado por su vertiente estética más o menos llamativa, la filosofía no parece tener esa capacidad para materializarse con un resultado tan espectacular. Parece que no cuenta con el trato favorable de la sociedad del espectáculo y de los vídeos virales en Internet, e incluso es cada vez más frecuente que se la desplace en institutos y universidades.
Por supuesto, eso no significa ni mucho menos que la filosofía no importe. He aquí siete razones por los que la filosofía enriquece nuestro modo de pensar no solo en nuestros momentos de reflexión, sino también en nuestro día a día.
LA FILOSOFÍA SIRVE...
1 - Para plantearnos lo que es importante en la vida
Mucha gente suele relacionar la palabra "filosofía" con libros viejos y teorizaciones abstractas que sólo pueden interesar a unos pocos. También se ha dicho muchas veces que la filosofía, como el arte, no sirve para nada. Esta crítica es, a la vez, una evidencia de por qué las necesitamos a ambas: para cuestionarnos los criterios de lo que es útil y lo que no lo es. Un concepto de utilidad que, si no es puesto en duda, será el que sostengas aquellas personas que sólo viven para producir en serie.
2 - Para saber lo que se sabe
Uno de los primeros filósofos, Sócrates, hizo famosa la frase "sólo sé que no sé nada". No se trata sólo de una paradoja: uno de los efectos inmediatos de la filosofía es que nos facilita la tarea de reconocer dónde está el límite entre lo que sabemos y lo que ignoramos, y a la vez permite conjugar áreas de conocimiento con otras de desconocimiento. De este modo podemos reconocer de antemano aspectos de la realidad que no comprendemos y no nos "extralimitamos" en nuestras asunciones.
3 - Para tener un pensamiento consistente
La filosofía ayuda a llegar a la raíz de los problemas y los conceptos. Por ello, permite detectar las fortalezas y las debilidades de un posicionamiento filosófico, ser coherentes en nuestras líneas de pensamiento y evitar las contradicciones teóricas. Esto tiene implicaciones muy palpables tanto en nuestra manera de comunicarnos como en nuestro modo de actuar, ya seamos personas físicas u organizaciones.
4 - Para ser "indies" del pensamiento
Gran parte de nuestra mentalidad y de nuestro modo típico de imaginar las cosas nos viene "de serie" a través del contexto cultural en el que estamos inmersos. Es cómodo dejarse llevar por estas corrientes de ideología predominantes en nuestro país, pero también es algo que nos vuelve más manipulables. A través de la filosofía (y, posiblemente, combinándola con el hábito de viajar) podremos ver hasta qué punto son relativas muchas de aquellas cosas que considerábamos un dogma, y ganamos autonomía para construir nuestra propia visión sobre el mundo. Un ejemplo de esto es Schopenhauer, que en plena Europa del siglo XIX desarrolló un sistema filosófico con influencias del budismo.
5 - Para entender mejor la historia
No se puede entender la historia sin haber comprendido también los fundamentos filosóficos predominantes en cada momento. Cada época viene fuertemente marcada por la superestructura, es decir, por las ideas y valores imperantes en ese momento. Desde la óptica de los que vivimos en el siglo XXI puede que muchas etapas y hechos históricos nos resulten inconcebibles. Una de las causas de esta extrañeza hacia el pasado puede ser el desconocimiento de los esquemas culturales y de pensamiento de cierto contexto histórico.
6 - Para entender mejor al resto de sociedades
Del mismo modo, si no sabemos los supuestos filosóficos en el que se fundamentan otras culturas, las estaremos juzgando, erróneamente desde la que nos es propia. El resultado sería como imaginar una caricatura poco favorecedora de lo que pretendemos llegar a comprender.
7 - Para tener un retrato más claro sobre cómo pensamos
El hecho de reflexionar sobre nuestra manera de entender la vida hace que tengamos una autoimagen más clara, nos conozcamos mejor y sepamos reconocer fácilmente qué personas son más afines con nuestro modo de pensar.
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Últimamente tendemos a creer que las mentes sanas son las más eficientes. Las que piensan más rápido, las que se autorregulan mejor, las que saben detectar problemas y planificar estrategias para solucionarlos, las que son capaces de adaptarse bien a las situaciones complicadas sin sucumbir a los estados de ánimo relacionados con la infelicidad.
Son funciones que parecen más bien rasgos útiles para encontrar trabajo o para adaptarse bien al engranaje productivo y que, si bien son positivos, ofrecen una concepción algo limitada de lo que puede hacer el cerebro humano. Casi se podría decir que son capacidades que podrían ser medidas en una escala del 0 al 10 según nuestra habilidad en cada una de estas áreas, y que nos dan un retrato muy plano sobre lo que entendemos como "habilidades cognitivas".
Pero existe una disciplina que nos recuerda que la capacidad para romper los esquemas y los marcos mentales siempre está ahí. Y no, no se trata de la publicidad o el marketing: es la filosofía.
FILOSOFÍA PARA TRANSGREDIR
Tanto la filosofía como el arte se han ido ganando poderosos enemigos por la relativa dificultad con la que se los puede "domesticar", atarlos en fajos y venderlos en paquetes. Es natural, teniendo en cuenta que los dos se fundamentan en la posibilidad de subvertir leyes y de ir más allá de esquemas de pensamiento preestablecidos.
Sin embargo, mientras que el arte puede ser apreciado por su vertiente estética más o menos llamativa, la filosofía no parece tener esa capacidad para materializarse con un resultado tan espectacular. Parece que no cuenta con el trato favorable de la sociedad del espectáculo y de los vídeos virales en Internet, e incluso es cada vez más frecuente que se la desplace en institutos y universidades.
Por supuesto, eso no significa ni mucho menos que la filosofía no importe. He aquí siete razones por los que la filosofía enriquece nuestro modo de pensar no solo en nuestros momentos de reflexión, sino también en nuestro día a día.
LA FILOSOFÍA SIRVE...
1 - Para plantearnos lo que es importante en la vida
Mucha gente suele relacionar la palabra "filosofía" con libros viejos y teorizaciones abstractas que sólo pueden interesar a unos pocos. También se ha dicho muchas veces que la filosofía, como el arte, no sirve para nada. Esta crítica es, a la vez, una evidencia de por qué las necesitamos a ambas: para cuestionarnos los criterios de lo que es útil y lo que no lo es. Un concepto de utilidad que, si no es puesto en duda, será el que sostengas aquellas personas que sólo viven para producir en serie.
2 - Para saber lo que se sabe
Uno de los primeros filósofos, Sócrates, hizo famosa la frase "sólo sé que no sé nada". No se trata sólo de una paradoja: uno de los efectos inmediatos de la filosofía es que nos facilita la tarea de reconocer dónde está el límite entre lo que sabemos y lo que ignoramos, y a la vez permite conjugar áreas de conocimiento con otras de desconocimiento. De este modo podemos reconocer de antemano aspectos de la realidad que no comprendemos y no nos "extralimitamos" en nuestras asunciones.
3 - Para tener un pensamiento consistente
La filosofía ayuda a llegar a la raíz de los problemas y los conceptos. Por ello, permite detectar las fortalezas y las debilidades de un posicionamiento filosófico, ser coherentes en nuestras líneas de pensamiento y evitar las contradicciones teóricas. Esto tiene implicaciones muy palpables tanto en nuestra manera de comunicarnos como en nuestro modo de actuar, ya seamos personas físicas u organizaciones.
4 - Para ser "indies" del pensamiento
Gran parte de nuestra mentalidad y de nuestro modo típico de imaginar las cosas nos viene "de serie" a través del contexto cultural en el que estamos inmersos. Es cómodo dejarse llevar por estas corrientes de ideología predominantes en nuestro país, pero también es algo que nos vuelve más manipulables. A través de la filosofía (y, posiblemente, combinándola con el hábito de viajar) podremos ver hasta qué punto son relativas muchas de aquellas cosas que considerábamos un dogma, y ganamos autonomía para construir nuestra propia visión sobre el mundo. Un ejemplo de esto es Schopenhauer, que en plena Europa del siglo XIX desarrolló un sistema filosófico con influencias del budismo.
5 - Para entender mejor la historia
No se puede entender la historia sin haber comprendido también los fundamentos filosóficos predominantes en cada momento. Cada época viene fuertemente marcada por la superestructura, es decir, por las ideas y valores imperantes en ese momento. Desde la óptica de los que vivimos en el siglo XXI puede que muchas etapas y hechos históricos nos resulten inconcebibles. Una de las causas de esta extrañeza hacia el pasado puede ser el desconocimiento de los esquemas culturales y de pensamiento de cierto contexto histórico.
6 - Para entender mejor al resto de sociedades
Del mismo modo, si no sabemos los supuestos filosóficos en el que se fundamentan otras culturas, las estaremos juzgando, erróneamente desde la que nos es propia. El resultado sería como imaginar una caricatura poco favorecedora de lo que pretendemos llegar a comprender.
7 - Para tener un retrato más claro sobre cómo pensamos
El hecho de reflexionar sobre nuestra manera de entender la vida hace que tengamos una autoimagen más clara, nos conozcamos mejor y sepamos reconocer fácilmente qué personas son más afines con nuestro modo de pensar.
Tal Ben-Shahar se ha erigido en gurú de la felicidad. En los últimos años ha convertido esta materia en la clase más seguida de Estados Unidos, y ahora triunfa en medio mundo contando cómo ser feliz.
Desde Confucio y Aristóteles, la humanidad anda dándole vueltas a la felicidad: ¿Cómo conseguirla? El primero se conformaba con un poco de arroz, agua y un brazo doblado por almohada, y el segundo la situaba en el centro exacto de dos extremos. Luego vino Groucho Marx y dijo que estaba hecha de pequeñas cosas: “Un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna”… Ahora, el psicólogo y filósofo estadounidense e israelí Tal Ben-Shahar (1970) se ha convertido en el gurú de la felicidad del siglo XXI. El éxito de este profesor nacido en Tel Aviv empezó en la prestigiosa Universidad de Harvard, donde el joven maestro se convirtió en todo un referente educativo impartiendo clases sobre felicidad. Con su psicología positiva, así le llaman ahora académicamente a la felicidad, Ben-Shahar ha atraído a 1.400 alumnos cada semestre. Una estratosférica cifra al alcance de unos pocos.
Hasta hace unos años, el privilegio de impartir la clase con más alumnos recaía siempre en terreno económico, y durante mucho tiempo el placer lo ostentó el reputado profesor de Economía Gregory Mankiw, con su clase de introducción a la economía, también impartida en Harvard. Pero de un tiempo a esta parte la felicidad desbancó a la economía en las preferencias estudiantiles y Ben-Shahar relevó a Mankiw del primer puesto, convirtiéndose así en el profesor de la felicidad en Estados Unidos y en medio mundo, donde imparte aplaudidas conferencias. Ahora, el feliz docente ha vuelto a Israel después de media vida en el exterior para proseguir sus clases sobre La ciencia de la felicidad en IDC-Herzliya, una universidad privada israelí.
Ben-Shahar dejó Israel para irse a los Estados Unidos a los veintidós años, recién completado su servicio militar. Su periplo hacia el éxito empezó con un doctorado en Filosofía en Harvard. Luego trabajó durante dos años en Singapur como conductista organizacional para una compañía israelí y estudió educación durante un año en Inglaterra. Ha viajado por todo el mundo jugando a squash profesionalmente, ganando el campeonato interuniversitario norteamericano y el nacional israelí. Pero su mayor revés lo ha dado en el campo de la felicidad. Ben-Shahar parece haber encontrado su panacea. En resumen, para él la felicidad viene a ser “esa sensación general de placer y significado; una persona feliz disfruta las emociones positivas al mismo tiempo que considera que su vida está llena de significado”. Matiza que la definición no se refiere a un momento particular, sino a un agregado generalizado de nuestras vivencias: “Puede que una persona experimente dolor ocasionalmente, pero que sea feliz en lo global”. El profesor reconoce que su afición a la felicidad parte de su infelicidad: “Me iba bien como estudiante de Harvard, era un atleta de primer nivel, tenía una buena vida social, pero era infeliz”. Para superarlo se metió de lleno a estudiar a los grandes pensadores del pasado y a los investigadores contemporáneos y dio con el elixir: “Esos trabajos me ayudaron a ser más feliz, y luego quise compartir lo que había aprendido con los demás”, y hasta ahora. Ben-Shahar es autor de los best sellers internacionales The pursuit of perfect y Happier, traducidos a 25 idiomas.
Entre sus recetas para la eterna felicidad, Ben-Shahar destaca la necesidad de realizar algún ejercicio físico, “es igual de bueno que tomar un antidepresivo para nuestro estado de ánimo”, y recomienda treinta minutos al día. No olvidarse de desayunar es igualmente básico para insuflar la energía justa para afrontar con fuerzas el día, según indica el maestro. También recomienda listar la gratitud, escribir en un papel cosas que te dan felicidad. Otra de sus recetas es la de ser asertivo: “Pide lo que quieras y di lo que piensas”. Su larga lista también habla de economía y propone gastar el dinero en experiencias y no en cosas. Tira de refrán para prescribir la necesidad de enfrentarse a los retos: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”.
En otro orden de cosas, recomienda pegar recuerdos bonitos, frases y fotos de seres queridos por todas partes: refrigerador, ordenador, escritorio… Sonreír, caminar derecho o arreglarse para sentirse atractivo, forman parte del decálogo de la felicidad que formula Ben-Shahar. Llama la atención la importancia que le da al hecho de ir bien calzado para ser feliz: “Si te duelen los pies es seguro que te pondrás de mal genio”. El recetario termina con una buena alimentación: “Lo que consumes tiene un impacto importante en tu estado de ánimo”.
El maestro confiesa su automedicación para ser feliz: “Paso tiempo con mi familia, escribo y medito”. No varía en exceso del resto de los mortales a la hora de escoger el momento más feliz de su vida: “El nacimiento de mis hijos”. Tampoco se aparta del canon universal cuando se le requiere el momento más infeliz: “La muerte de mi mejor amigo en un accidente de avión camino a Singapur”. Y después del bache de juventud, reconoce que es feliz.
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Desde Confucio y Aristóteles, la humanidad anda dándole vueltas a la felicidad: ¿Cómo conseguirla? El primero se conformaba con un poco de arroz, agua y un brazo doblado por almohada, y el segundo la situaba en el centro exacto de dos extremos. Luego vino Groucho Marx y dijo que estaba hecha de pequeñas cosas: “Un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna”… Ahora, el psicólogo y filósofo estadounidense e israelí Tal Ben-Shahar (1970) se ha convertido en el gurú de la felicidad del siglo XXI. El éxito de este profesor nacido en Tel Aviv empezó en la prestigiosa Universidad de Harvard, donde el joven maestro se convirtió en todo un referente educativo impartiendo clases sobre felicidad. Con su psicología positiva, así le llaman ahora académicamente a la felicidad, Ben-Shahar ha atraído a 1.400 alumnos cada semestre. Una estratosférica cifra al alcance de unos pocos.
Hasta hace unos años, el privilegio de impartir la clase con más alumnos recaía siempre en terreno económico, y durante mucho tiempo el placer lo ostentó el reputado profesor de Economía Gregory Mankiw, con su clase de introducción a la economía, también impartida en Harvard. Pero de un tiempo a esta parte la felicidad desbancó a la economía en las preferencias estudiantiles y Ben-Shahar relevó a Mankiw del primer puesto, convirtiéndose así en el profesor de la felicidad en Estados Unidos y en medio mundo, donde imparte aplaudidas conferencias. Ahora, el feliz docente ha vuelto a Israel después de media vida en el exterior para proseguir sus clases sobre La ciencia de la felicidad en IDC-Herzliya, una universidad privada israelí.
Ben-Shahar dejó Israel para irse a los Estados Unidos a los veintidós años, recién completado su servicio militar. Su periplo hacia el éxito empezó con un doctorado en Filosofía en Harvard. Luego trabajó durante dos años en Singapur como conductista organizacional para una compañía israelí y estudió educación durante un año en Inglaterra. Ha viajado por todo el mundo jugando a squash profesionalmente, ganando el campeonato interuniversitario norteamericano y el nacional israelí. Pero su mayor revés lo ha dado en el campo de la felicidad. Ben-Shahar parece haber encontrado su panacea. En resumen, para él la felicidad viene a ser “esa sensación general de placer y significado; una persona feliz disfruta las emociones positivas al mismo tiempo que considera que su vida está llena de significado”. Matiza que la definición no se refiere a un momento particular, sino a un agregado generalizado de nuestras vivencias: “Puede que una persona experimente dolor ocasionalmente, pero que sea feliz en lo global”. El profesor reconoce que su afición a la felicidad parte de su infelicidad: “Me iba bien como estudiante de Harvard, era un atleta de primer nivel, tenía una buena vida social, pero era infeliz”. Para superarlo se metió de lleno a estudiar a los grandes pensadores del pasado y a los investigadores contemporáneos y dio con el elixir: “Esos trabajos me ayudaron a ser más feliz, y luego quise compartir lo que había aprendido con los demás”, y hasta ahora. Ben-Shahar es autor de los best sellers internacionales The pursuit of perfect y Happier, traducidos a 25 idiomas.
Entre sus recetas para la eterna felicidad, Ben-Shahar destaca la necesidad de realizar algún ejercicio físico, “es igual de bueno que tomar un antidepresivo para nuestro estado de ánimo”, y recomienda treinta minutos al día. No olvidarse de desayunar es igualmente básico para insuflar la energía justa para afrontar con fuerzas el día, según indica el maestro. También recomienda listar la gratitud, escribir en un papel cosas que te dan felicidad. Otra de sus recetas es la de ser asertivo: “Pide lo que quieras y di lo que piensas”. Su larga lista también habla de economía y propone gastar el dinero en experiencias y no en cosas. Tira de refrán para prescribir la necesidad de enfrentarse a los retos: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”.
En otro orden de cosas, recomienda pegar recuerdos bonitos, frases y fotos de seres queridos por todas partes: refrigerador, ordenador, escritorio… Sonreír, caminar derecho o arreglarse para sentirse atractivo, forman parte del decálogo de la felicidad que formula Ben-Shahar. Llama la atención la importancia que le da al hecho de ir bien calzado para ser feliz: “Si te duelen los pies es seguro que te pondrás de mal genio”. El recetario termina con una buena alimentación: “Lo que consumes tiene un impacto importante en tu estado de ánimo”.
El maestro confiesa su automedicación para ser feliz: “Paso tiempo con mi familia, escribo y medito”. No varía en exceso del resto de los mortales a la hora de escoger el momento más feliz de su vida: “El nacimiento de mis hijos”. Tampoco se aparta del canon universal cuando se le requiere el momento más infeliz: “La muerte de mi mejor amigo en un accidente de avión camino a Singapur”. Y después del bache de juventud, reconoce que es feliz.